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Este es un texto hecho para una conferencia, se origina con la intención de ser una presentación crítica
de la obra del pintor Jorge Oramas, pero termina siendo un ejercicio más íntimo. Al reflexionar sobre el
resultado de éste, nos dice: Quienes hayan llegado esta tarde hasta aquí en busca de realidades objetivas,
de erudición catedrática, de palabras oficiales, de crítica de arte a la manera de un “Juan de la Encina”
o de un Camilo Mauclair, han perdido lastimosamente su tiempo. Vid. A. Espinosa, “Media hora jugando
a los dados”, Crimen y otros textos, Islas Canarias, M. Almeida (ed.), 1990, pp. 83-84. (Biblioteca Básica
Canaria)
2
Miguel Pérez Corrales, “Panorama del Surrealismo en Canarias”, el subrayado es mío.
3
_________________ Agustín Espinosa, entre el mito y el sueño, p. 550. // En el vago misterio de la
noche de luna, / Bajo el denso y amable follaje del jardín, /Llora Pierrot romántico su maldita fortuna ;/
Colombina pasea del brazo de Arlequín […] Por el amplio camino ideal de los cielos/ Ve Pierrot que se
acerca el fantasma infernal/ -el convulso fantasma sin piedad de los celos-/Que le aprieta en sus brazos
con insania brutal.
4
Publicación realizada por Clavijo y Fajardo, la cual se sostenía en “el deseo de mejorar a los hombres”,
pues Lo mismo que se procura mejorar los caminos, las tierras, la raza de los caballos, para el servicio
del hombre, ¿por qué no se ha de procurar el mejoramiento del hombre, objeto de tantas atenciones? //
Vid. Agustín Espinosa, “Influencias en Clavijo” en Don José Clavijo y Fajardo, p. 40
5
Tal vez de esta versión se esboza el proyecto del Pensador, ya que Clavijo fue un notable traductor de la
lengua francesa.
mencionados, sino que, en algunos casos, toma directamente el discurso de éste, como
se muestra en su ensayo “Sobre la pedantería”,6 no obstante, Espinosa nunca degrada la
importancia de Clavijo como difusor de la ideas ilustradas, es más, lo coloca a la altura
de Benito Jerónimo Feijoo y, del mismo modo, de las piezas centrales de la historia del
periodismo español.
Aparte de esta tesis, tras los pasos de su corpus escriptural completo, se debe
destacar dos trabajos más en torno a la literatura de su tierra; un estudio sobre el
romancero de la isla, convirtiéndose, como el mismo decía, en “botánico de la poesía
popular”, y el ensayo Sobre el signo de Viera, en el que retrata al otro Clavijo —José de
Viera y Clavijo—, como un gran fabulador de la historia. La labor de investigación que
emprende con el rescate del romancero, se da de manera incidental, a diferencia de los
otros estudiosos que responden a la convocatoria hecha por Don Ramón Menéndez
Pidal, pero con mucho más aciertos que los demás, gracias, como bien señala
Maximiano Trapero, a sus condiciones profesionales que mejoraban notablemente las
de sus predecesores al momento de enfrentarse al fenómeno […] pues, Su doble
condición de creador y de profesor de literatura le proporcionaba las herramientas
idóneas […]7.
En lo que atañe a crítica literaria y de arte, gran parte de su labor quedó
registrada en los periódicos El Heraldo de Madrid, El País y La tarde, así como en la
Gaceta Literaria y la Gaceta de Arte. Es de especial importancia el prólogo que realiza
para el libro La obra de Maruja Mallo, publicado como el volumen 4 de ediciones
ALFA en un momento en que la pintora gallega disfrutaba del reconocimiento de la
elite intelectual: José Ortega y Gasset había patrocinado su primera exposición
individual; mantenía una intensa colaboración con el poeta, pintor y grabador Rafael
Alberti; Paul Eluard y Federico García Lorca la tenían en un nicho; sin embargo, es a
Espinosa a quien se le deja la tarea de presentar los 40 dibujos reunidos en dicha
publicación.
Todo ello hace evidente que el tinerfeño se había ganado un lugar entre la
intelectualidad de la vanguardia interior española y, asimismo, que su estancia en la
famosa Residencia de Estudiantes le hubo impulsado a actuar más a contrapelo de la
6
Vid. Don José... pp. 47-49
7
Vid. Maximiano Trapero, “Agustín espinosa, primer investigador del romancero canario” p. 4 de 26
[433].
cultura conservadora madrileña, siendo esto fundamental para llegar a desarrollar una
estética surrealista y una creación excéntrica en su ya descentrada isla.
Aunque censurado y desterrado de la memoria literaria por el franquismo, hoy
sabemos de la estrecha relación que mantuvo con los más relevantes escritores de la
generación del ’27, quienes también publicaban en La Gaceta Literaria de Ernesto
Giménez Caballero y en el Heraldo de Madrid. Se sabe que con quien más coincidió
fue con Federico García Lorca, sin embargo, sería pertinente indagar si estableció algún
tipo de contacto con otro andaluz, José María Hinojosa —un olvidado más—. Hinojosa
escribió la primera novela surrealista española, La flor de California, en 1928, y
Agustín Espinosa, la primera de esta corriente registrada por la literatura canaria:
Crimen, editada en 1934 por el grupo de Gaceta de Arte. Hasta ahora no existe
referencia de una relación de camaradería entre estos dos personajes, lo que es de llamar
la atención, pues bien podría formularse la hipótesis de la apertura de un diálogo
intelectual entre ellos. Parece que Hinojosa nunca fue tomado en serio por sus
compañeros de generación, pues lo tildaban de señorito caprichoso que sólo escribía
poemas por pasar el tiempo, tal vez el alejamiento que fue marcando con respecto a su
grupo, a raíz de sentirse menospreciado, haya sido el factor que le permitiera desarrollar
una obra inclinada más hacia la vanguardia francesa, eliminando paulatinamente los
elementos provenientes de la tradición literaria de su tierra8. Su primer libro, Poemas
del campo, todavía mezcla poesía pura con neopopulismo, pero a partir de su segundo
libro, Poesía de perfil, es más evidente la búsqueda de una voz dentro de las tendencias
internacionales en boga. Antes de la flor de California escribe dos poemarios Orillas de
la luz (1927) y La rosa de los vientos (1925), el último publicado por Litoral en 1927 y
del cual es parte el poema “29º 27'6" lat. N - 5º 48'3" long. E”:
De todos los horizontes
brotaron poemas nuevos,
que vinieron a juntarse
en la Rosa de los Vientos,
y cada poema trajo
el recuerdo de su cielo. 9
Por su parte, Agustín Espinosa, a su regreso a las Canarias en 1927, funda junto
con Manuel Trujillo y Ernesto Pestana la primera revista de vanguardia en su terruño
8
Quizá, su sentir queda aclarado en “Elegía posible”: Yo solo me embarqué, /¿adónde llegaré? / Si el
globo se perdiera, /¿caería, en qué tierra?/ Si el barco naufragara,/¿me hundiría, en qué agua?/ Yo solo
me embarqué,/ nadie sabe porqué./¡Pero yo sí lo sé! Vid. José María Hinojosa, Obras Completas, 1974,
p.85
9
Ibid. 147.
—loada desde la península por Ramón Gómez de la Serna—, abriendo, de tal suerte,
una nueva reflexión sobre la cultura insular; ésta se llamó La rosa de los vientos. Es,
también, en ese año que escribe Lancelot, 28º ‘7º, poema en prosa cuyo nombre refiere
a las cartografiadas latitud y longitud que hallan emergiendo, oceánicas, sal y arena de
Lanzarote, ¿alguna coincidencia con Hinojosa? Además de apuntar hacia el poema
nuevo —que con su rosa de los vientos ya advirtiera el poeta malagueño citado—, esta
obra se escribe, siguiendo el Signo de Viera, tratando de fabular ese pedazo insularizado
de África puesto que Lanzarote ha sido explicado de manera anecdótica, inafectiva,
10
Agustín Espinosa, "Lancelot y Lanzarote" en Lancelot 28˚ 7, pp. 11-12.
11
Ibid. p.12.
12
Paul Dermée, cit. pos., Agustín Espinosa, Ibid., p.6
los bus míticos de Lanzarote: el bu rojo o cósmico, dragón lancelótico de una altura de
367m sobre el nivel del mar, quien hará de la isla una llama granada; el bu azul o
atlántico, fauce azul que se traga el caramelo rojo y que a la hora brava se disfraza de
brocha gorda pintando toda la isla, pero con otro tono de azul al de aquel prelancelótico
de la musicalidad y el ensueño; el bu negro o africano, pista pretérita en el que su
meridional cardinalidad se enfrenta a la septentrional; el bu acromo o meteorológico, el
jardinero, el arquitecto 13 . Los bus juntos obsequian un paisaje en el que nacen
personajes de lo más diversos, sin embargo, una percepción tuerta ha excluido a uno
especial, el camello, por lo que Espinosa se encarga de destacarlo. Con este artiodáctilo
rumiante, el más feo de todos los animales, se celebra una nueva estética, la de la
sublime fealdad, de pronto encontramos en esa bestia de andares despaciosos de
coronel retirado con gestos de incomprendido una gracia tan triste que únicamente
Charlot podría llamarlo su maestro; así, el camello se sitúa como el gran actor de la
estepa, maestro de los actores del devenir, participando de un filme para minorías, 14
Con su novela Crimen, el texto español hermano menor del francés Los cantos
de Maldoror, Espinosa llevará todavía más lejos su capacidad poética, ejercitándola
sobre elementos vulgares y horrorosos. La inspiración Lutréamontana estará de lado de
él.
Para el surrealismo los cantos de Maldoror representa el modelo de esa otra
visión que hay que revelar ante el mundo entero, en cambio para la sensibilidad de un
modernista como Rubén Darío, la obra de Isidore Ducasse, si bien puede ser
considerada como un devocionario simbólico, sólo debe leerse por iniciados, y nos dice,
Pero, en una época convulsa, Espinosa se atrevió a juzgar al espectro y creó una
novela cuyas páginas se dedican desde el prólogo a manchar el blanco de rojo,
13
Vid. Ibid.., “Mapa buico” pp.113-116
14
Vid., Ibid., “Elogio del camello con arado”, pp. 29-30
15
Rubén Darío, “El conde de Lautréamont” crítica escrita en 1893 y publicada en 1896. Consultado en
http://www.osiazul.com/sección/Ducasseindex html. Fecha de recuperación: 9/10/2006
Los que no habéis tenido nunca una mujer de la belleza y juventud
de la mía, estáis desautorizados para ningún juicio feliz sobre un
caso, ni tan insólito ni tan extraordinario como a primera vista
parece. [...] una noche la arrojé por el balcón de nuestra alcoba al
paso de un tren, y me pasé hasta el alba llorando entre el cortejo
elemental de los vecinos, aquel suicidio inexplicable e inexplicado.
No fue posible que la autopsia dijera nada útil ante el informe
montón de carne roja. El suicidio pareció lo más cómodo a
todo el mundo. Yo, que era el único que hubiera podido
denunciar al asesino, no lo hice [...] Hoy me parece todo como
un cuento escuchado en la niñez, y, a veces, hasta dudo de que
fuese yo mismo quien arrojó una noche por el balcón de su alcoba,
bajo las ruedas de un expreso, a una muchacha de dieciséis años,
frágil y blanca como una fina hoja de azucena.16
Ésta escena violenta marcará la tónica de la novela con el eco del Conde
sentenciando: sobre mis lectores caigan desde hoy mis futuras maldiciones y
persecuciones, la miseria actual y las pústulas pretéritas de mi cuerpo senectuoso de
narrador emocionado del asesinato propio y de los crímenes ajenos17. A partir de allí,
el narrador personaje nos hará oír los gemidos del Dolor y los siniestros cascabeles de
la Locura18, sonidos inquietantes producidos en las pesadillas de aquél único hombre
que pudo haber denunciado al asesino. En uno de sus delirios, el uxoricida busca
liberar a su alma del peso impuesto por un acto monstruoso y reúne a camaradas de la
contravención impune para que frente a todos los crímenes anónimos el suyo
permanezca en su sitio propio de sensacional, único y gran asesinato pasional. De
crimen tipo. De crimen de novela más que de crimen ocurrido.19
Los albos y azures tintes del amor puro y la mar pincelados por los poetas
Tomás Morales, Alonso Quesada y Saulo Torón, que perpetuaban el modernismo a
través de una imagen idílica del ser insular y, en sus mejores momentos, emulaban la
melancolía de Juan Ramón Jiménez 20 , fueron cubiertos por el tinte orchilla 21
16
Agustín Espinosa, Crimen, editorial Interinsular Canaria, pp.53-54
17
Ibid. p. 55
18
Rubén Darío, vid.supra.
19
Agustín Espinosa, Crimen, p.55
20
Para muestra, estos botones: Yo quisiera que mi alma fuera como esta tarde, / Y a mi pensar se hiciera
tan impalpable y mudo/ como el humo azulado de algún lugar lejano / que se cierne en la calma solemne
del crepúsculo (T.M) ; La tarde entera tiene / El color de la infancia de mi sueño; / Hay una golondrina
misteriosa / que ha tendido en azul su vuelo… (A.Q); Yo al mar le debo entera/mi vida que es una
mar:/un mar de sentimiento/ y de serenidad. En cambio, Agustín Espinosa, que admira profundamente a
Juan Ramón Jiménez, prefiere poner punto y aparte a esta emulación, y en un respetuoso y último
acercamiento al poeta de Moguer, escribe un texto cuyo título nos hace esperar una parodia: Diario
espectral de un poeta recién casado, pero aquí, el autor canario, más que desarrollar la trasgresión del
tópico de Jiménez, lo que hace es aceptarle la invitación de ir más allá de la forma de versificación clásica
y lo induce a experimentar con la prosa. Esta prosa diarística se vuelve un ensayo de los recursos formales
impregnado en las rocas del volcánico paisaje canario. Crimen cimbró a una sociedad,
porque Agustín Espinosa puso en práctica lo dicho por André Breton en el Primer
Manifiesto Surrealista: No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la
bandera de la imaginación. Ciertamente la sombra maldita de Gilles de Rais, al igual
que en Maldoror, se plasma en las páginas más inquietantes de ésta novela, Yo hice lo
que otros hombres sueñan, yo soy su pesadilla22.
La violencia que emana la novela es utilizada como un medio que bien justifica
su fin. Dentro de la obra establece un juego de oposición binaria declarada en el
manifiesto rojo del escritor:23 la vanguardia frente a un modelo asimilado, la vanguardia
frente a la simulación. No pretende escandalizar porque sí, sino romper el estatismo
creativo de la literatura canaria y señalar, también, la descomposición social de la
España en la década del 30.
utilizados en la escritura de Crimen; el diario, cuya expresión lógica es lineal y presume una escritura
confesional se retoma desde una perspectiva cíclica de conciencia mítica.
21
Acerca del rojo, Espinosa comenta durante la conferencia dada en el Radio Club de Tenerife, Todos, y
cada uno, hemos vivido vigilando un color, esclavos de una zona, y con ella —con él— hemos intentado
salvarnos. yo voy a intentar salvarme esta noche en un rojo, no porque sea éste primer peldaño de una
altiva y policroma escala, porque como con él —con el rojo— tiene antigua y no olvidada deuda mi alma.
Ya veréis después cómo si algún color late, vivo y ardiente, en mi obra, si con algún pedazo de arco iris
tiene que contar quien intente, con responsabilidad, mi psicoanálisis, es, precisamente, con el rojo.
(Sangre de España, Tenerife 5, XII, 35, cit. pos., Miguel Pérez Corrales, “Algunas notas en torno a
Crimen” en Boletín Millares Carlo, Núm. 1, vol. 1, junio 1980, p. 164).
22
Palabras pronunciadas por Gilles de Rais en su juicio, tras haber sido sentenciado a muerte como
castigo por haber cometido más de cien asesinatos, como dato, todas sus víctimas fueron niños y
jovencitos.
23
Vid. A. Espinosa, “Manifiesto rojo de una era en Aries. Adiós al ballet “ en Proa, Núm. 1, Tenerife, 4
de abril de 1931: En cada azucena asoman su hoja cien puñales. Una mano virgen aprieta gargantas
virtuosas y un pie apresurado despierta albas de sangre y una bandera alta invita a otras hazañas o
pregona otros nombres/ Se ha acabado el reino del “ballet”./Comienza el imperio de la antirrosa.
espontánea que en el suelo de España se haya
pronunciado este año.24
Pero no se crea que Crimen, representa la visión de un hombre solo; Espinosa es parte
de la llamada Facción Surrealista de Tenerife, la cual generó un proyecto cuyo mayor
acierto fue el perder el miedo a lo otro, a lo que está más allá de los bordes ásperos de la
geografía insular, consolidado con la aparición de La Gaceta de Arte, empresa editorial
que, a partir de febrero de 1932 hasta junio de 1936, difundió una creación de carácter
universal, labor particularmente ardua si consideramos el ambiente político que
imperaba. El fundador y director de la gaceta fue Eduardo Westerdahl quien logró
reunir a Domingo Peréz Minik, Oscar Pastrana, Domingo López Torres, Emeterio
Gutiérrez Albelo, y Pedro García Cabrera en un esfuerzo que dio a luz 38 números.
Agustín Espinosa, Juan Antonio de la Rosa y el pintor Oscar Domínguez participaron
como colaboradores especiales. A raíz de esta empresa se conformó un círculo muy
cohesionado, el cual entre otras cosas se dedicó a organizar conferencias y exposiciones,
además ampliaron el proyecto creando la editorial GdA para publicar sus propios libros,
instaurando, así, un sistema cultural al margen del institucional.
Aunque GdA edita Crimen a finales de 1934, ya desde 1927, Espinosa había
publicado nueve de los once fragmentos que componen el corpus de su obra en el
Heraldo de Madrid, la Gaceta Literaria, La Tarde y por supuesto en la Gaceta del
Arte 25 . Esta novela se caracteriza por su experimentación formal; inicialmente, fue
presentada al público como relato surrealista, el mismo Espinosa declara en una
entrevista concedida al Heraldo de Madrid, [...] terminaré en breve un libro que no es
precisamente novela, aunque lo parece.26 Si Espinosa hubiese vivido unos cuantos años
más, seguramente corregiría su declaración diciendo “es un libro que no es
precisamente una novela tradicional, aunque lo parece”.
24
Domingo López Torres, Crítica de Crimen, publicada en Gaceta de Arte, Núm. 32, año 3, diciembre de
1934, p.4
25
Los fragmentos de crimen que aparecen en los periódicos citados son: “Hazaña del sombrero”, “La
nochebuena de Larra” y “¿Era yo un caballo ?”, bajo el título de “Triálogo del muerto”, además del
“Epílogo en la isla de las maldiciones”, editado como “Elegía a Ernesto Pestana”, en La Gaceta Literaria,
en los números 86 (1930) y 111 (1931) respectivamente; “Retornos” en El Heraldo de Madrid, 4 de
diciembre de 1930, mismo que aparece, con el título en singular, en La Tarde, el 13 de diciembre de
1930, ese diario también presenta “¡No,no!” el 3 de diciembre de 1931 con el nombre de “Crímenes
blancos, birretes negros y rodelas azules”; igualmente, Gaceta de arte se encargará de difundir “Diario
entre dos cruces”, Núm. 7, año 1, 1932 , “Luna de miel” y “ la mano muerta”, Núm. 8, año 1,
septiembre de 1932 y “Parade”, Núm. 20, año 2, octubre de 1933.
26
A. Espinosa cit. pos., Miguel Pérez Corrales, “Algunas notas ” p.150.
El concepto de novela se amplió considerablemente en el siglo XX, ¿qué es lo
que la hace tal? Actualmente, en su estructura se pueden fundir varios géneros. Crimen
es un paradigma de la novela híbrida producida por un tipo de escritor que juega con los
horizontes de expectativas de su público; cada parte que la integra puede ser leída por
separado; unas funcionan como cuento, otras como diario, otras como poesía, pero todas
juntas constituyen una novela experimental que, en primera instancia, aparenta ser del
tipo tradicional, pues está compuesta de un prólogo, un corpus dividido en cuatro partes
y un epílogo.
27
Vid. Georges Bataille, el erotismo , p.13
28
Claramente “Oda a María Ana, primer premio de axilas sin depilar de 1930”publicada en Extremos a
que ha llegado la poesía española, Núm. 1, Madrid, marzo de 1931: Hablemos de María Ana y de sus
axilas sin depilar. / Hablemos también del Destino. /Agustín Espinosa, alcantarillero de sueños adversos.
/ Agustín Espinosa, coleccionador de azucenas innumerables. / Enamorados de María Ana. / Jinetes de
para seguir jugando con el lector, la imagen que se construye del sujeto que nos habla
en primera persona, tanto por medio de una descripción física —es prematuramente
calvo, igual que Espinosa— como una simbólica —en el fragmento ¿Era yo un
caballo?, el animal es bautizado como Agustín—, provoca que el lector en cierto punto
no pueda desasociar al autor real de autor implícito.
Para crear mayor complejidad en la obra, se hace uso de intermimotextos como
la alusión, la parodia y la alegoría, esto se puede constatar en “La noche buena del
Figaro”29, fragmento tercero de la estación de primavera que aparece por primera vez
publicado en la Gaceta Literaria con el título más explícito de “La nochebuena de
Larra”. Cualquiera de los títulos —aún más los dos— refiere a la estilística del
romanticismo que se subraya con el suicidio de José Mariano Larra, y, por otro lado,
parodia la elegía “Los funerales de Larra”: Si José Zorrilla revive al poeta romántico,
Espinosa asesina al arquetipo de éste. El pasaje referido escenifica una pesadilla,
inquietante alegoresis en la que en un banquete navideño el narrador ofrece como plato
fuerte un cadáver de un hombre enfundado en un abrigo largo de mujer que lleva
grabadas las iniciales Ma. A. Con un estilo a la Buñuel, el narrador tratará de cortarle la
cabeza al muerto para trocarla por la de una mujer pelirroja sin que ello rompa con lo
dispuesto por la etiqueta de una reunión burguesa, sin embargo esta tarea se torna
complicada porque no tiene cubiertos suficientemente afilados30. Otro fragmento, “La
mano muerta”, perteneciente a la estación de otoño, es una glosa intertextual de la
su sexo único. / María Ana, vacilante entre los dos Agustines. […] Al borde de tus dos fuentes negras se
asomarán todos los nuevos hombres de Europa. / Beberán, únicamente, los que deban beber: los
iniciados en la caricia indeclinable; los verdaderos catadores de axilas sin depilar […] ; y “El traje de
novio” publicado en el diario La Tarde el 21 de junio de 1929, la referencia a este texto en la novela en
cuestión cita: Para salvarla de mi crimen –de la presión del tren sobre ella y del pánico de la caída- he
escrito el relato titulado “Revenant o el traje de novio” (Crime p.54) , el texto aludido reinventa una
transgresión: Braulio detuvo un día sus ojos frente a la peluca rubia y los ojos azules de Miss X. Aquel
día apuntó en su diario, regocijadamente : “ 12 de abril de 1929. Miss X aparece en mi vida. Desde hoy
iré más seguro por el mundo. […] Tengo una novia, novia de un metro doce centímetros, que podré
guardar en el baúl de camarote cuando quiera viajar solo. O vestir de alsaciana, para regalo de Reyes
de los hijos futuros, que no sabrán que es su mamá disfrazada hasta el día en que yo les diga casi
conmovido: queridos hijitos míos, se perdió la muñeca de los Reye”s.
29
Recuérdese que Fígaro era uno de los seudónimos de José Mariano Larra.
30
Emeterio Gutiérrez Albelo, otro de los integrantes de la facción surrealista de Tenerife, escribe dos
poemarios representativos de la corriente surrealista editados por GdA; uno es Romanticismo y cuenta
nueva (1933) y el otro Enigma del invitado (1936), este último se relaciona estrechamente con la
Nochebuena del Fígaro” porque en la escritura de ambas piezas se abre el surrealismo para deplorar la
falsa moral, asunto que en 1961 quedará magistralmente plasmado en esa última cena de Viridiana. //
Me arrastran /y me sientan/a comer/ en una larga mesa./Me ordenan /que adopte/ posiciones forzadas
/inútiles, /molestas. /Que escancie sin repulsas, / en empolvadas calaveras /largos sorbos/ de absenta./
que utilice mil veces/ la almidonada servilleta / Que trague, / sin romperla/ una lunar oblea /Que trinche
sin dolor /un sexo de doncella. / Que parta con cautela /un pastelón de tierra,/ en ya no sé cuántas
fronteras./ (Y que reprima sordamente /estas ansias tremendas / de tirar del mantel / y derramar toda la
cena) en Emeterio Gutiérrez Albelo et alt., Los libros de la vanguardia, p.155.
pluma de Gustavo Adolfo Bécquer 31 , esta vez, la iteración del crimen se cuenta a
manera de una leyenda desafortunada, sin embargo, se podrá notar que aun cuando
sigue un modelo bécqueriano, su objeto es el de clausurarlo de una vez por todas,
porque la mano que el amante busca desesperanzadamente sólo existe imitada sin
fortuna en mármoles, ceras y bronces; y la que encuentra, aunque físicamente es pálida,
fina y trágica, 32 es la mano burladora de una joven que, incluso, después de quedar
desprendida de su cuerpo tras un crimen pasional, sigue mofándose de él , y no la de la
burlada niña de la cantiga de “La promesa”.
[…] mano recién mutilada. Aún anillados sus dedos y rojas aún y
espejeantes sus uñas. Una mano de novia que se ha querido hace ya
mucho tiempo. Una mano que ha olvidado ya la caricia del guante.
La que me cierre un día los ojos que no podrá la muerte cerrarme;
ni mis amigos más fieles, ni mis padres, ni mis hijos, ni mis
hermanos. Sino sólo tú, mano de muerta, errante; mano de mis
sueños del alba, mano que espera, como una estrella de mi alma,
mi cuerpo.33
Por eso renuncia a la poética que crea esa imagen de mujer y sentencia: "Usted únicamente,
Gustavo Adolfo Bécquer, novio de todas las muertas bonitas. Ningún otro que usted ha
podido ser el inspirador de ese crimen"35
La mano de la mujer fatal del imaginario surrealista, la María Ana, la del primer
premio de axilas sin depilar, merece ser protagonista del Crimen de 1934, y, asimismo,
ser luego representada como la mujer niña —muñeca de ojos abiertos que guardan el
misterio de Nadja— de la “hazaña de sombrero”, 36 y de “El traje de novio”; ella, la
Miss X, se revela coincidentemente, en sus dos tipos: es la gélida Condesa en la
31
Cfr. Gustavo Adolfo Bécquer, “La promesa” en Rimas y leyendas: Muerta la llevan al soto, / la han enterrado en la
umbría; / por más tierra que le echaban, / la mano no se cubría: / la mano donde un anillo/ que le dio el conde tenía. /
De noche sobre la tumba, / diz que el viento repetía: /¡Mal haya quien en promesas / de hombre fía.
32
A. Espinosa, Crimen p.57
33
Id.
34
Id.
35
ib. “Invierno. Parade”, p.88
36
Existen dos tipos de mujer surrealista: la mujer fatal, sexualmente insaciable; y la mujer niña, instintiva
y espontánea.
“Nadadora sumergida” de Federico García Lorca y la niña libre enterrada en el viento
del oeste de Rafael Alberti 37
Agustín Espinosa, encontró la vía de la renovación a través de la vanguardia
surrealista, cuyo entusiasmo hacia esta tendencia se vio fortalecido con la visita de la
delegación ortodoxa surrealista, representada por André Breton, Benjamín Peret y
Jacqueline Lamba, teniendo como embajadores a los pintores Oscar Domínguez y Juan
Ismael, con el motivo de montar la Exposición Internacional Surrealista en el Ateneo de
Santa Cruz de Tenerife, del cual Espinosa era Director, está experiencia reafirmo los
vínculos entre los creadores de las Canarias y el movimiento Internacional. Eduardo
Westerdahl declaró, [...] queríamos llegar a Madrid después de un recorrido por todas
las capitales europeas, muy especialmente a través del arte, la literatura y la
conducta.38 , por otro lado, Domingo Pérez Minik nos cuenta que la relación entre los
tinerfeños y los peninsulares estuvo caracterizada por el menosprecio por parte de los
segundos que con su “pedantería madrileña” trataban de manejar la conducta de los
españoles insulares. Para los peninsulares —agrega— éramos esos otros españoles de
cierta manera deteriorados por el aislamiento, la emigración inevitable, el contacto
insolente con lo extranjero.39
En el sistema literario español del siglo XX, por poco más de medio siglo, se
agudiza el conflicto generado por la centralización de la cultura bajo el sello de la
España castellana. A la España periférica, aquella conformada por las autonomías, no le
quedaba más que dos caminos: mantener una conducta ancilar o una transgresora, pero
el precio que se tuvo que pagar por disentir fue muy alto; a Agustín Espinosa, no se le
37
Federico García Lorca, “Nadadora sumergida” (1929) en Antología, p.95: Ahora sé lo que es
despedirse para siempre. El abrazo diario tiene brisa de molusco. /Este último abrazo de mi amor fue
tan perfecto, que la gente cerró los balcones con sigilo. No me haga usted hablar, condesa. Yo estoy
enamorado de una mujer que tiene medio cuerpo en la nieve del Norte. Una mujer amiga de los perros y
fundamentalmente enemiga mía. /Nunca pude besarla a gusto. Se apagaba la luz. O ella se disolvía en el
frasco de whisky. Yo entonces no era aficionado a la ginebra inglesa. Imagine usted, amiga mía, la
calidad de mi dolor. / Una noche, el demonio puso horribles mis zapatos. Eran las tres de la madrugada.
yo tenía un bisturí atravesado en mi garganta y ella un largo pañuelo de seda. Miento. Era la cola de un
caballo. La cola del invisible caballo que me había de arrastrar. Condesa: hace usted bien en apretarme
la mano. / Empezamos a discutir. Yo me hice un arañazo en la frente y ella con gran destreza partió el
cristal de su mejilla. Entonces nos abrazamos. / Ya sabe usted lo demás. […] A la mañana siguiente fue
encontrada en la playa la condesa de X con un tenedor de ajenjo clavado en la nuca. Su muerte debió de
ser instantánea. En la arena se encontró un papelito manchado de sangre que decía: "Puesto que no te
puedes convertir en paloma, bien muerta estás". // Rafael Alberti, “A MissX, enterrada en el viento del
oeste” (1927, Cal y canto) en Antología comentada, p. 208 ¡Ah, Miss X, Miss X sin sombrero, /alba sin
colorete, / sola, / tan libre ,/ tú ,/ en el viento!
38
Citado por Domingo Pérez Minik Facción española surrealista de Tenerife, Barcelona, Tusquets, 1975
39
Id.
perdonó nunca el haber realizado el acto subversivo de su escritura; su Crimen fue su
Crimen. Pérez Minik asegura que: Le cortaron las alas en Gran Canaria, lo sometieron
a la tortura intelectual, hasta tenderle las más afrentosas coartadas40. El mismo autor
también ve venir su condena que dejar ver entre líneas: Hasta mi escondite de la calle
inmediata llegaba su caricia fría de plaza trágica. Su sombra desgraciada. La sutileza
repugnante de un ala de pájaro adverso […]41 Yo, el hijastro de la isla. El aislado.
Asisto a la apertura del naufragio más largo de los siglos.42
Concluyo este trabajo esperando haber logrado mis objetivos; por un lado
introducir la obra de un escritor poco estudiado, Agustín Espinosa, y por el otro sembrar
la inquietud por estudiar más a fondo la producción literaria de sistemas satelitales, los
cuales, inconformes por la coacción que suelen sufrir, generan, en determinado
momento, la necesidad darle fuerza a su excentricidad.
Fuentes de consulta
Básicas
ESPINOSA, Agustín, Crimen, Santa Cruz de Tenerife, Interinsular Canaria, Miguel Pérez
Corrales (ed.), 1985.
Complementarias
40
Perez Minik cit, pos., Olegario Negrín Fajardo, en Veinticinco ensayos de historia de la educación
española moderna y contemporánea, p. 398
41
Espinosa, Crimen, “Primavera. Ángelus”, p. 67
42
Ib. “Invierno. Epílogo en la isla de las maldiciones”, p.93
BATAILLE, Georges, El erotismo , Buenos Aires, Sur, 1960.
DARÍO, Rubén “El conde de Lautréamont” crítica escrita en 1893 y publicada en 1896.
Consultado en http://www.osiazul.com/sección/Ducasseindex html. Fecha de
recuperación: 9/10/2006
HINOJOSA, José María, Obras Completas, Alfonso Canales (prol.), Málaga, Instituto
de Cultura de la Excma. Diputación Provincial de Málaga, 1974.
LÓPEZ TORRES, Domingo, Crítica de Crimen, publicada en Gaceta de Arte, Núm. 32,
año 3, diciembre de 1934, p.4