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I

En uno de los distritos mas peligrosos de esta cuidad


donde únicamente proliferaban los ladrones, vagabundos,
y de mas escoria, a demás de alojar a los bares, tabernas
y centros nocturnos mas peligrosos de toda la ciudad,
este distrito es por de mas conocido por ser un lugar sin
ley, donde se realizan toda clase de negocios ilícitos,
apuestas, venta de esclavos, comercios de armas. En una
calle de este distrito, donde las aceras están de llenas de
vagos y malvivientes, una persona que con gran
impaciencia, paseaba frente a la puerta de un centro
nocturno, su rostro mostraba mas molestia que
desasosiego, paseaba de un lado a otro de la acera, con
los brazos cruzados frente al pecho. La noche era tan fría
que calaba hasta los huesos, la bruma cubría todo
disminuyendo la visibilidad, limitándola a no más de unos
cuantos metros de distancia, mientras que la luna
mostraba su perfil izquierdo completamente iluminado y
brillante con un color rojizo casi escarlata, que era
eclipsada poco a poco por un pequeño grupo de nubes,
que se desplazaban con un movimiento despreocupado, y
estas hacían que la luna luciera aun mas su gran
esplendor.

La persona por fin se detuvo frente de la puerta del


bar, pero su rostro mostraba aún más impaciencia.
Después de examinar con la mirada los alrededores,
acomodo el cuello de su camisa, esta era de color negro
con grabados escarlata a lo largo de las mangas, la
camisa estaba desabotonada hasta a la altura de la boca
del estomago, y en el pecho se asomaba visiblemente
una cicatriz bastante grande en forma de rombo alargado
que finalizaba muy cerca de yugular, el hombre sacudió el
polvo de sus botas dando pequeños golpes con la mano.
La luz de la luna por fin dio un poco que claridad
iluminando un poco la calle y el rostro de la persona que
estaba parada frente al bar, se trataba de un chico, de
unos veinticinco años de edad, de piel cobriza, sus ojos
pardos que denotaban un carácter muy fuerte, y que era
ratificado por su seño fruncido.

Cuando parecías que su paciencia llegaba a su límite,


un resplandor hizo aparición al final de la calle, el cual
llamo su atención bajo de la acera y giro su cuerpo en
dirección hacia donde procedía el destello, mientras que
observaba atentamente el origen dela luz, esta a cada
momento se volvía mas intensa, aumentaba cada vez
mas su tamaño, así como un sonido metálico de un motor
también cobraba fuerza, tanto la luz como el sonido del
motor cuales siguieron en aumento, hasta que ambos
estuvieron a unos metros de distancia se extinguieron, dio
unos cuantos pasos para acercarse al lugar donde se
detuvo, en el lugar se encontraba una motocicleta
deportiva negra, el conductor despendio de la motocicleta
con gran elegancia, y al estar de pie al lado de la
motocicleta se retiro el casco, se trataba de una chica de
unos veintitrés años de edad, cabello castaño largo, lo
miro a los ojos y frunció el seño al ver su gesto de
molestia, tomo el casco y se lo dio.
— Llegas tarde. — Dijo el hombre, con la voz llena de
irritación.
— Como siempre, eres tan pedante, recuerda que te
estoy haciendo un favor, ¿Porque tengo que traerte tu
motocicleta cada vez que se te da la gana? — Le dijo,
mientras le arrojaba el casco.
— Y tú como siempre, igual de alzada, pero igual
gracias y para relajar un poco esta atmosfera tan
incomoda, te invito un trago.

— Sabes que yo no bebo. Pero te acompaño, la última


vez que me convenciste de venir a este lugar, las cosas
se pusieron interesantes.

— Quien diría que la señorita era amante de la


violencia. — Le dijo, en un tono sarcástico.

— No es que amé la violencia, solo digo que es muy


divertido ver como un horda de hombres, criaturas
extrañas, y fenómenos, intenta hacerte puré. — Se
observo en le retrovisor de la motocicleta, tras comprobar
que todo estaba en su lugar, giro sobre sus talones y se
dirigió hasta donde estaba él. — Por cierto, ¿Piensas dejar
tu amada motocicleta aquí afuera?

— No te preocupes, en este lugar no hay alguien que


no conozca quien es el dueño de esta motocicleta,
solamente un idiota o un loco se atrevería a poner un
dedo sobre esta belleza.
— Aun así, no entiendo por que insistes en hacer uso
de esta motocicleta, sin ningún problemas podrías
comprarte cualquier carro blindado que quisieras, e
incluso hasta un tanque, el dinero nunca ha significado
problema alguno para tu familia.

— Ese dinero no me corresponde, es de mí a madre y


del abuelo.

— Eres muy raro Fenrir, perteneces a una de las


familias más poderosas del nuevo mundo y aun así vives
como un pandillero.
— Quieres habla de personas extrañas, señorita
Samanta, guardiana de primera clase de los sagrados
conocimientos gnósticos, que por orden de un ser divino
tiene prohibido toda clase de placeres carnales por lo que
no bebe alcohol, no fuma tabaco y mucho menos otras
cosas y bueno con respecto al otro placer carnal no se
diga, y aun sigo sin saber como es que sobre vive tu
secta, ya que de cumplir cabalmente los preceptos de tu
guía espiritual debieron haberse extinto desde la primera
generación.

Samanta lo observo con gran molestia, y le dijo


mientras que lo miraba directamente a los ojos. — En
primera, no es una secta, es una sociedad secreta que
protege y trasmite los conocimientos más importantes del
universo, en cuanto a lo que intentas insinuar, el sexo no
esta prohibido, es permisible entre las parejas que se
aman, así que deja de decir tonterías.

— Está bien, no te estreses. —La abrazo por la espalda


y la invitó a entrar.
Ambos entraron al bar, al cruzar la puerta el ambiente
del bar se enmudeció y todos los presentes voltearon ver
a los que irrumpieron en el lugar pero al percatarse de
quien se trataba, todo regresaron a sus asuntos,
ignorando a los recién llegados, a excepción un demonio
alcoholizado que se encontraba en una de las mesas
centrales del bar, con un gesto de mal humor profirió una
maldición que Fenrir prefirió ignorar, aun que en otra
ocasión, seguramente el demonio hubiera terminado
besando el suelo. Samanta tomó asiento en la barra del
bar Fenrir se coloco de pie a su lado.
Fenrir se dirigió al barman, y con una sonrisa en los
labios le dijo. —Por favor, me podría servir un tequila solo,
y para la niña, una malteada de chocolate.

— Muy gracioso. — Le dijo a Fenrir mientras que le


profería una mueca de fastidio, después corrigió la orden.
— Para mí que sea un refresco de cola, por favor.

Samanta echo un vistazo al bar, y a los presentes, por


alguna razón estaban demasiado callados al aparecer los
últimos disturbios hechos por Fenrir provocaron que nadie
se atreva ni siquiera a molestarlo, además de que había
menor afluencia de la normal, así que ambos continuaron
bebiendo en silencio sin cruzar palabra, mirándose aun al
otro como esperando que pasara algo, pero algo les hizo
pensar que ese día no ocurriría, ya que el ambiente ahí
parecía muy aburrido, por lo que Fenrir tomo la iniciativa,
llamo al barman.

— Disculpe, me gustaría pasar a la zona VIP. —Le dijo al


barman.

— Desde luego, por aquí síganme.


El barman pasó al lado opuesto de la barra, los dirigió
hasta una puerta localizada al fondo del bar, en la zona
mas vacía del lugar, a los lados de la puerta había unos
pedestales de metal color cobrizo, ambas coronadas con
una vasija blanca de la cual emanaba una llama de
mediana intensidad. El barman abrió la puerta con un
gesto de cortesía, al abrirse la puerta mostro un pasillo de
algunos metros de largo, el cual estaba alumbrado con
luces neón de color morado y sus dos paredes laterales
estaban adonadas con figuras tribales de los cuales
resaltaban algunos vivos debido a las luz neón, Samanta
paso primero, e inmediatamente a atrás de ella Fenrir, la
puerta con un sonido metálico cerró tras ellos, al final del
pasillo se detuvieron, y al cabo de unos segundos se
acerco a ellos, una chica como de nos veintiocho años,
vestida de manera muy elegante, llevaba en la mano
derecha una pequeña carpeta de color negro, tras
acercarse algunos metros, pudo reconocer el rostro de
Fenrir, le sonrió de forma muy amigable y Fenrir de
regreso la cortesía.

— Buenas Noches, señor Vollmond, tengo una mesa


disponible, esta por allá, sígame por favor.

Fenrir solo asistió con la cabeza y la siguió, este salón


era mucho mas amplia que el anterior, además de ser
mucho mas lujoso, y las personas presentes podrían ser
confundidos fácilmente con potentados, o seres de gran
poder, pero la gran peculiaridad del lugar mas allá de lo
lujoso que poda parecer, era que todas las mesa
circundaban al rededor de lo que parecía ser un arena de
pelea, que hasta una mesa, tanto Fenrir como Samanta,
veían con gran insistencia a la arena de pelea, al llegar a
la mesa que les asigno la chica, al ver que observaban al
centro de la arena, abrió la carpeta negra y comenzó a
buscar con parsimoniosa delicadeza, extrajo un folleto y
se lo entregó.

— Veo que están ansiosos por que empiece, no se


preocupen están por comenzar cualquier cosa que
necesiten, no duden en pedirlo. — les dijo, mientras le
colocaba los seguros a la carpeta.
— Si, muchas gracias. — Contesto Fenrir sin mostrar un
gran interés.
Después de eso la chica se retiro en silencio, ambos
tomaron asiento en el sillón con forma de media luna,
Samanta comenzó a examinar el folleto que les
entregaron.

— No te imaginas quien va estar en la primera pelea.


— Dijo Samanta con cierta emoción, Y en ese preciso
segundo, la arena de pelea comenzó a llenarse de una
bruma muy espesa, las bocinas que colgaban del techo
del lugar comenzaron a retumbar con el sonido de
tambores africanos, en el centro de la arena un bloque de
roca comenzó a emerger de entre la bruma, sobresaliendo
por treinta centímetros por encima de la bruma, con un
sonido mecánico y una velocidad casi imperceptible
surgió también un enrejado de alambres con puntas
extremadamente filosas, que rodearon el bloque de roca,
en extremos apuestos del salón se encendieron
reflectores, bajo la luz del reflector de la izquierda
apareció un Skaver1 de lo mas grotesco, tenia las ropas
desgarradas, y de su hocico emergían sus dos grandes
caninos en forma de oz, tenia varias arracadas en varias
partes del rostro, orejas, y cavidades nasales, media
aproximadamente un metro y noventa centímetros, y
poseía una gran musculatura, del otro lado del salón, bajo
de la luz del reflector, hizo aparición lo que parecía un
humano común y corriente, era un chico de unos
veintitrés años, piel bronceada, su cabello era corto
teñido de un color rojizo, y lo tenia peinado forma de
puntas diagonales orientadas hacia atrás, vestía un
pantalón de mezclilla negro y el dorso lo tenia
completamente descubierto, mostrando una musculatura
desarrollada, dos tatuajes uno que le cubría toda la

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Skaver; Criatura mitad hombre, mitad rata, son muy escurridizos, y resistentes, son
conocidos por su sorprendente velocidad.
espalda con forma de un sol color negro, y otro con forma
de reptil de color negro con machas rojas, daba la
impresión de que la cabeza descansaba en la mano, el
cuerpo subía por la muñeca y la cola se enroscaba a lo
largo de su brazo derecho, se mostraba muy seguro y
muy animado lazando puñetazos al aire con gran ímpetu.

— No me digas, acaso la lagartija esta en la primer


pelea. — Fenrir se acomodo en el sillón, para contemplar
el espectáculo.

— Así es, el fanfarrón Kevin Bernunça esta en la


primera pelea de la noche.

— Espero que no lo eche a perder esta vez, su rival es


un Skaver que tan complicado puede ser.

Ambos reflectores comenzaron a moverse a la vez que


lo hacían los dos combatientes, cuando los dos llegaron al
enrejado, dos edecanes una de cada lado del cuadrilátero,
abrieron las puertas del enrejado ambos combatientes
entraron y se colocaron en esquinas apuestas del bloque
de roca, se escucho un metálico sonido al cerrar las
puertas, un reflector ilumino el montículo de roca, una voz
sintetizada retumbo en los altavoces del lugar.
— “buenas noches humanos, bestias, demonios, y
seres del inframundo, comenzamos la ronda de duelos de
esta noche, en la primera pelea, tenemos en la esquina
roja,” – Se encendió un reflector de luz color roja sobre el
Skaver. – “Al luchador con un record invicto de nueve
peleas, con un peso de ciento cuarenta y seis kilogramos,
¡Yago, el guerrero Skaver!, ahora en la esquina azul.” –
Se encendió un reflector de luz color azul sobre el
humano. – “El retador, con un record negativo de tres
descalabros consecutivos, y un peso de ochenta y seis
kilogramos, ¡Kevin ‘la salamandra’ Bernunça!,
señores hagan sus apuestas.”

Estallo el lugar de repente, todos gritaban y hacían


pujas, para uno y otro lado, cruzaban apuestas con
vehemencia, aunque las tendencias son muy marcadas
hacia el Skaver, nuevamente intervino la voz sintetizada.

— “Todos listos, la única regla existente de esta arena,


y todos la conocen, el que consiga noquear, matar, o
hacer que se rinda su oponente, gana, pueden valerse de
todos los medios que sea para ganar eso es todo ahora a
pelear.”

Sonó una campanada, ambos combatiente se


acercaron al centro del monolito con la guardia en alto, el
Skaver se cuadro frente a Kevin, como invitándolo a dar el
primer golpe, Kevin acepto la invitación, con un rápido
movimiento se coloco frente a Yago y comenzó a golpear
con una serie de impactos certeros en el pecho y
abdomen del Skaver, mismos que no tuvieron efecto
alguno sobre su oponente, el Skaver respondió, con un
golpe certero, que hizo revotar a Kevin en el suelo de
roca, debido al golpe se fue a dar a unos metros de
distancia, a pesar del golpe recibido Kevin se levanto sin
problemas, y volvió a arremeter en contra de su rival, y
Yago le respondió de la misma forma solo que esta
ocasión, Kevin alcanzo a evitar el contacto, pero no pudo
con el segundo impacto el cual dio de lleno en el
abdomen de Kevin, el cual callo de rodillas frente a su
contrincante, Yago lo tomo del cuello y lo levanto a la
altura de su hombro, se rio en su cara con un gesto de
victoria, e inmediatamente lo arrojo contra la malla de
acero, su espalda impacto contra los filosos alambres, los
cuales desgarraron su piel a la vez que daba un grito de
dolor que se escucho en todo el salón, Samanta no pudo
evitar sentir un escalofrió al escuchar el grito, los
presentes estaba eufóricos sobre todo los que apostaron a
favor del Skaver, Kevin se volvió a reincorporar, pero en
esta ocasión no fue con la misma facilidad como lo fue la
vez anterior, observo al Skaver con una mirada de odio,
comenzó a caminar con paso seguro hasta donde se
encontraba el Skaver, ahora Yago ataco primero con dos
puñetazos consecutivos que hicieron fisuras en el
monolito, Kevin por su parte aprovechando que su
contrincante bajo la cabeza a la hora de golpear, para
impactar con un par de patadas circulares en la
mandíbula de Yago, esté perdió el equilibrio y cayó de
costado, Kevin volteo, a ver al publico con los puños en
alto.

— Ese idiota no entiende, como siempre se siente


ganador antes de pelear. — Comento Fenrir con gran
molestia.

Kevin que aun tenía los puños en alto, cuando un fuerte


golpe lo derribo por la espalda y casi instantáneamente
sintió los puños del Skaver golpeando su rostro como
ráfagas de metralla, Samanta solo aparto la mirada de la
arena de combate, mientras que Fenrir apretaba la
mandíbula del coraje, se podía escuchar entre los
presentes los murmullos de “esta muerto”, “se acabo
todo para ese podre diablo”, y otros mas, cuando un
destello ilumino la arena de combate, el destello se
trasformo en una llamarada que cubrió el cuerpo de
Kevin, mientas tomaba del cuello al Skaver y se
reincorporaba lentamente, ahora el que estaba de rodillas
era Yago, un grito de terror salió de su boca al ver como
las llamas que cubrían el cuerpo de Kevin, invadían
lentamente su cuerpo, mientras que experimentaba el
calor del mismo infierno en su cuerpo, y solo hasta que
las llamas cubrieron todo el cuerpo de yago Kevin lo soltó,
Yago comenzó al revolcarse con gran desesperación por
todo el monolito con gran desesperación.

— ¡Me rindo! — Se escucho ese doloroso grito en todo


el lugar, de inmediato el personal a la arena, entro a dar
atención a Yago. Por su parte Kevin volvió a levantar los
puños al cielo en señal de victoria, salió de la jaula de
púas de acero con el mismo gesto de presunción, y al salir
de la arena, en una de las mesas cercanas al monolito
pudo distinguir a un par de personas, eran Fenrir que aun
se veía molesto por su forma casi suicida de pelear, y
Samanta, que ya había superado el trauma de la paliza
que le estaban dando a Kevin, se dirigió directamente
hacia esa mesa, mientras que los apostadores de
resultado negativo lo insultaban y maldecían a su paso,
mientas que él seguía disfrutando su victoria, una escena
que prefería cien veces mas que cuando perdía, eran
mucho mas molesto los insultos y reclamos de los que le
apostaron a su favor, que por su culpa perdieron, al llegar
a la mesa de Fenrir y Samanta fue recibido por un silencio
sepulcral, sin prestar mucha atención a este detalle tomó
asiento en medio de los dos.

Fenrir y Kevin se conocen desde hace un par de años,


y ambos poseen una fama que los antecede como los
peores busca pleitos de la cuidad, son conocidos en todo
los distritos de esta ciudad, desde los pudientes hasta los
mas marginados y ambos son catalogados por ser
personas muy conflictivas y peligrosas, se conocieron al
frecuentarse en lugares de apuestas y peleas
clandestinas, pero por muy constantes que fueran sus
encuentros nunca le ha tocado enfrentarse entre ellos, por
su parte Samanta conoce a Fenrir de toda la vida sido
amigos desde la infancia, mientras que a Kevin lo conoce
de unas semanas atrás y esta era la tercer pelea de él,
que observo. Kevin trato de romper el frio silencio que
imperaba en el lugar;

— Contemplaron todo el esplendor de mi fuerza. —


Alardeo.

— Eres un idiota, un día vas a conseguir que te maten.


— Le dijo Fenrir con gran molestia.

— Huy, como siempre tan pedante. — acomodo su


llamativo cabello hacia tras con suave movimiento de si
mano derecha. — Gané, que lo que cuenta.

— Da gracias que tu rival fue un Skaver, que si no


hubiera sido así, habrías terminado igual como en tus
ultimas tres peleas. — Dijo Fenrir, a la vez que hojeaba el
folleto de peleas.

— Ya no me fastidies — Dijo con un tono de


exasperación, al ver a una chica vestida de azafata, le
hizo una seña para que se acercará. — Me podría traer
una botella de Ron. ¡Esto hay que Festejarlo!

— Kevin, ¿Que rayos fue eso? — pregunto Samanta


con cierto desconcierto.

— A es cierto, siempre lo habían noqueado antes de


que pudiera hacer algo en defensa propia, es lamentable
que hayas contemplado como era derrotado en dos
ocasiones seguidas, sin poder contemplar las inútiles
habilidades de esta lagartija. — El tono sarcástico era
evidente en la voz de Fenrir.

— No vuelvas a llamarme así perro, si no quieres


terminar a las brazas como ese Skaver. — le dijo con gran
molestia, después se dirigió a Samanta con una suave
voz, casi confidencial. — Bueno eso que viste son las
habilidades de un hombre salamandra, cuando nos
presentaron no te mencioné de estas habilidades por que
no quería que pensaras que soy un fanfarrón o algo por el
estilo, pero ya que tocamos el tema te platico un poco de
mi; Soy el último sobreviviente de los legados de los
elementales fuego, gracias a mí los hombres salamandra,
aun están en la lista de seres sobrenaturales en vías de
extinción, todos los otros legados de los elementales
fuego dejaron de existir hace décadas, fénix, zorros de
fuego, piro-hidras, basiliscos, liminiades2, todos ellos
fueron exterminados uno a uno, primero los fénix y los
liminiades, que eran cazados por su belleza, después
siguieron los demás, todos cazados furtivamente por
causas que aun desconozco, bueno mi raza tiene orígenes
de un lugar que llevaba por nombre Brasil, ahí mi linaje
era temido y respetado por todos los nativos del lugar,
recibíamos adoración como si fuéramos dioses, nos
conocían como “Amazon Bernunça”, pero eso es historia
vieja, ahora en esta nueva era, solo somos llamados
hombres salamandra.

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Consultar el índice de criaturas al final de texto.
— Así que eso es lo que significan tus tatuajes. —
Samanta, cada vez mostraba más interés.

— Bueno el sol negro, representa nuestro contrato


como elementales fuego, y la salamandra, es el símbolo
de mi casi extinta familia. — Dijo Kevin con gran orgullo.

— No puedes negar que ese tatuaje parece una


lagartija. — Comento Fenrir con gran impertinencia, como
intentando provocar Kevin, este solo se limito a servirse
una copa de la botella de ron que había ordenado minutos
atrás.

— A decir verdad, por la fisonomía no cabe duda que es


una salamandra. — Contradijo Samanta, el comentario
hizo que Kevin se sonriera con un gesto victorioso,
mientras que Fenrir refunfuñara a la vez que se llenaba el
vaso con ron.

— Bueno lo más importante, es que estamos aquí


presentes para festejar la gran victoria del asombroso
Kevin la salamandra Bernunça. — Se puso de pie,
mientras que Kevin lo miraba con extrañeza. — Así que,
¡salud! — Fingiendo un movimiento torpe dejo caer todo
el contenido de su vaso sobre Kevin y sus heridas que
tenía en la espalda, Kevin se puso de pie con una mirada
centellante lo tomo de camisa, pero antes de que pasara
mayores Samanta intervino.

— Ya niños, dejen de pelear por favor. — sugirió


Samanta, con una voz conciliadora.
— Tienes suerte de que una chica linda te defienda
perro, sino fuera así, ya te hubiera convertido en carbón y
cenizas. — Kevin amenazó a Fenrir, mientras que le
apuntaba con el dedo.

— Calla lagartija, no me fastidies. Ahora entiendo, si


todos los de tu especie eran igual de estúpidos como tú,
no me extraña que estén al borde de la extinción. —
respondió Fenrir, esto enfureció a Kevin pero antes de que
pidiera pronunciar palabra alguna, Samanta los abrazo
por el cuello, y les tapo la boca con las palmas de sus
manos.

— Niños silencio, esta por comenzar la otra pelea.

Fenrir y Kevin voltearon a ver a la plataforma, los


participantes ya estaban sobre el monolito, en la esquina
roja, estaba una arpía3 de cuerpo corpulento, su cabello
era de color morado, y vestía ropas medievales, armada
únicamente con sus afiladas garras, por el lado azul,
estaba un hombre de unos treinta y cinco años edad, y
empuñaba dos espadas cortas, que manejaba con gran
agilidad, por lo menos así lo hacia ver cuando las movía al
aire, la pelea comenzó, la arpía comenzó a atacar, con sus
afiladas garras, tomando ventaja de los ataques aéreos, el
espadachín con su gran agilidad y haciendo uso de las
espadas, repelía todos los ataques de la arpía, chispas
azules salía al entrar en contactó las garras de la arpía y
las espadas del hombre, con una fuerte estocada el
espadachín hirió a la arpía en uno de sus muslos, la arpía
3
Una arpía; es una mezcla entre mujer y buitre
dio un estridente gruñido de dolor, vatio con fuerza sus
alas para alegarse del espadachín, tras recuperarse de la
herida recibida, tomo impulso y se dejo ir en vuelo de
picada contra del espadachín, embistiéndolo de un fuerte
golpe, el espadachín cayó al suelo impactando contra el
suelo de roca con un sonido sordo, soltando las dos
espadas, este intento alcanzarlas pero sin éxito, bastaron
un par de segundos para la arpía atacara de nuevo,
tomando al espadachín del la cabeza, batiendo sus alas
enérgicamente, se elevo con el cuerpo del espadachín a
una altura de cinco metros, las garras de la arpía se
hundían cada vez mas en el cuello y rostro del hombre,
mientras que este se retorcía del dolor y gritaba con gran
desesperación, pero esta tortura no duro mucho, la arpía
apoyando su otra garra en el hombro del espadachín,
separo sin ningún problema su cabeza del resto del
cuerpo, el cual cayó sobre la malla de con púas de acero,
Samanta retiro sus manos de las bocas de sus dos
acompañantes, y las uso para evitar ver tan cruel escena,
la arpía descendió al monolito aun con la cabeza de su
oponente en su garra, cuando sus garras pisaron la roca
del monolito, extendió la alas y luego las cruzó frente al
pecho formado una enorme “V” en símbolo de su victoria,
toda la gente presente, se quedo expectante a la espera
del gran final, la arpía no los hizo esperar mucho, con un
movimiento casi mecánico elevo la garra en la que tenia
el cráneo, flexionando la rodilla hacia adelante, y con un
rápido movimiento impacto el cráneo contra el suelo de
roca haciéndolo estallar como si se tratara de un tomate
maduro, una gran ovación se escucho del publico,
Samanta aun tenia las manos cubriéndose el rostro,
mientras que Fenrir y Kevin veían la escena con completa
indiferencia.

— Que aburrido. — Menciono Kevin con cierta


desilusión.

— Pobre sujeto, no pudo dar ni un poco de pelea. —


Samanta comentó contra tristeza.

— El idiota debió haberse rendido desde el momento


que perdió sus armas. —Concluyo Fenrir.

— Señor Bernunça, — Interrumpió la chica que recibió a


Fenrir y Samanta en la entrada del salón. — El jefe me
envío a entregarle esto. — en su mano tenia un sobre,
Kevin lo recibió, y comprobó su contenido, e hizo una
señal a la chica que se retirara.

— Y de cuanto es el botín esta vez. — Fenrir, hizo un


movimiento como queriendo ver el contenido del sobre.

— Solo trescientos mil créditos, pero lo que me encanta


de este lugar es que pagan con créditos universales, ya
estaba harto de las monedas no compatibles en algunas
ciudades, esto me servirá para vivir bien por unas
semanas, a donde quiera que sea que vaya.

Unas décadas atrás, cuando se instauraban los


primeros cimientos del nuevo régimen, lo que hora es
conocido como la nueva era, cada raza manejaba su tipo
de cambio, los licántropos usaban la luna; monedas de
paladio grabadas con los perfiles de los licántropos mas
destacados de su historia, de la misma forma lo hacían los
vampiros; con su tipo de cambio el strigoi, monedas de
plata que representaba una burla y declaración de guerra
a sus rivales los licántropos, así cada raza manejaba su
moneda, pero el problema, se hizo presente cuando una
raza tomaba el control de de una ciudad é imponía su
moneda haciendo invalida las demás, esto congelaba la
economía de las otras razas, esto provocó que existieran
encarnizadas luchas por el control de las ciudades, tras
hacer varias tratados entre las razas mas importantes, se
determino la división de los territorios, acaparando las
ciudades mas importantes los demonios, los licántropos, y
los vampiros, además de la creación de de una moneda
universal, la cual no dependía del valor de las demás ya
existentes, esta tomaba como único valor de referencia, el
valor de un esclavo humano, que no eran precisamente
costosos, así quedo marcado el valor del crédito universal
.

— Pero dime, esperas participar en la pelea del reto,


por lo visto eres muy ambicioso esta noche el premio es
de un millón de créditos. — Dijo Kevin a Fenrir con una
voz neutra para no sonar amistoso, solo por romper el
silencio que se había vuelto demasiado incomodo.

— No, no vine a pelear hoy, solo pasé a ver, a que


idiota apaleaban esta vez en la arena. Y como ya vi tu
pelea con eso me basta. —dijo Fenrir con poco
entusiasmo, pero su apatía se esfumo cuando se presento
la pelea del reto.

La misma voz sintética que presento las peleas


anteriores se hizo escuchar nuevamente.

— “Esta por comenzar la ultima pelea de esta noche.


La pelea del reto esta noche con un premio un millón de
créditos; les presento al gladiador invitado.” — Se
encendió el reflector de la esquina roja, de inmediato
Fenrir se puso de pie, Samanta lo observó con
desconcierto. — “El es un guerrero muy famoso por haber
participado en la toma ciudades vecinas, además de
pertenecer en a la unidad de pacificadores, uno de los
mas importante mercenario en las fuerzas del capitán del
infierno Malfas, el es Kingu ‘el demonio’. Y el que pueda
vencerlo se llevará a casa el premio ya mencionado de un
millón de créditos.” — Fenrir, libero los botones restantes
de su camisa, y se despojo de ella, y se la entrego a
Samanta.

— Cuida de ella, no quiero que se maltrate. — su


semblante lucia serio y decidido, las luces del lugar lo
iluminaban tímidamente, mostrando su fisonomía atlética,
una marca en forma de luna en cuarto menguante, del
tamaño de una naranja situada en la parte posterior del
hombro, y la cicatriz que tenia en el pecho, la cual a pesar
de tener el pecho descubierto, no se podía ver donde
concluía, solo se veía como el otro extremo de la cicatriz
se perdía por debajo del pantalón, en el lado derecho de
su abdomen.
— Fenrir, no vayas, yo se que el pasado es doloroso
pero ahora tienes una nueva vida, una buena vida,
regresar al pasado solo te traerá el dolor de vuelta. —
Samanta parecía muy angustiada, mientras que Kevin los
veía confundió.

— Eso es imposible, nunca perdonaré lo que hicieron, a


mí y a mi hermana, si es necesario los destruiré a todos,
hasta que recupere lo que me arrebataron. — comenzó a
caminar hacia la plataforma, pero Samanta trato de
detenerlo tomándolo la mano, pero él se libero y continuo
su camino hacia la plataforma.

— “Señores este millón quiere un dueño, y se los podrá


llevar el retador que venza a nuestro peleador invitado.”
— Se escucho en los altavoces de lugar, es escucho el
sonido metálico de una de las puertas de la reja de acero.
— “Bien, tenemos un retador” — la luz del reflector azul
se encendió. — “Que sorpresa, nuestro retador no
necesita mas presentación, en la esquina azul, Fenrir ‘El
Devorador De Demonios’ Vollmond.”

Frente a Fenrir, se encontraba un hombre de unos


treinta años de edad, de complexión media, su cabello de
color castaño claro, del que relucían algunas canas, vestía
formal con una gabardina gris, sus facciones afiladas no
mostraban ningún titubeo, su postura era firme y
refinada, su mirada quedaba oculta bajo la sombra del
sombrero que portaba, tomó con sus dedos la ala del
sobrero e hizo una seña de cortesía.
— Buenos noches, joven Vollmond. — En su boca se
dibujo una sonrisa maliciosa. —Vaya que placer el mío,
enfrentar al mismísimo devorador de demonios.

— Veo que mi fama me precede. — Cruzó lo brazos


frente al pecho. — Y no sorprende que haya oído de mi, lo
que realmente me sorprende, es que este frete a mí, sin
salir corriendo, gritando y llorando como los han hecho
todos los demonios que he destruido.

— Por favor. No me subestime joven Vollmond, no sabe


quien soy en realidad. — Se retiro el sombrero y lo arrojo
a la orilla del monolito de roca, en el momento que el
sobrero tocó el suelo, se escucho, la campanada que
señalaba el inicio de la pelea.

— Aunque no lo creas, si te conozco y te conozco muy


bien. — Fenrir, se dirigió al centro de la arena de pelea,
con un paso seguro, los puños listos para el combate, y
con la mirada bien clavada en su contrincante.

Kingu se dirigió hacia donde se encontraba Fenrir, este


comenzó con una ofensiva directa, antes de que se
acercara, se abalanzó sobre su oponente con una serie de
puñetazos que buscaban la cara de Kingu, este solo se
limito a bloquearlos con los brazos, Kingu respondió con
una patada a las costillas, Fenrir la eludió dando un paso
hacia su derecha, la punta del pie de Kingu, paso a unos
cuantos milímetros de las costillas de Fenrir, Kingu
continuo con su ofensiva tratando de abrumar a Fenrir a
base de puñetazos y patadas, Fenrir empleó movimientos
rápidos para lograr eludir los ataques de su oponente,
esperando un hueco en la defensa de su contrincante
continúo esquinado todos los golpes que le enviaba,
siempre con la guardia en alto y los ojos fijos en su presa,
y su paciencia a tuvo recompensa muy pronto Fenrir
localizó la abertura en el la zona de las costillas, la cual
atacó sin miramientos son dos fuertes puñetazos en
ambos costados y rematándolo con otro directo a la
mandíbula, Kingu cayó de espaldas con un golpe seco,
pero no tardo mucho en recuperarse, de inmediato se
puso de pie, y con una mirada de odio se dirigió a Fenrir.

— No se como has conseguido derrotar a tantos de


demonio, pero te demostraré lo que es un demonio de
verdad. — Después de decir esto, Kingu se quito la
gabardina, y lo arrojo al mismo lugar donde se encontraba
su sombrero, sus ojos se tornaron de color carmesí, y su
masa muscular comenzó a aumentar, bajo sus pies
aparecieron unas líneas de luz color purpura, que al unirse
comenzaron a formar un pentagrama. — Við hleifi mic
seldo ne viþ hornigi. — A la vez que pronunciaba cada una
de estas palabra, comenzaron a aparecer varias runas
alrededor de pentagrama, de su frete brotaron unos
cuernos de carnero que se enrollaron al lado de sus
sienes, su piel tomo una tonalidad rojiza, incremento su
altura hasta medir cerca de dos metros, su mandíbula se
ensancho, haciendo que sobresaliera del resto de su cara,
dejando ver sus enormes colmillos que llegaban a la
altura de sus pómulos, cabello cambio de castaño claro
canoso, a un tono de color completamente blanco.
Fenrir no se inmuto ante la nueva apariencia de su
contrincante, Kingu por su parte sin mas preámbulos se
abalanzo sobre Fenrir, y a pesar de sus nuevas
dimensiones su agilidad, no se vio disminuida en lo mas
mínimo, pero con la fuerza que golpeaba ahora era
enormemente superior, Fenrir continuaba esquivando sin
mayor problema, pero por cada golpe de Kingu que
esquivaba significaba un impactó al monolito, creando
irregularidades en la superficie, además de que a cada
puñetazo que impactaba sobre el monolito creaba un
efecto de terremoto, que dificultaba el caminar, esto no
parecía incomodarle a Fenrir, hasta que al intenta
esquivar un derechazo su pie se atorro en una de las
irregularidades del monolito, haciendo lo tropezar y caer,
intento reincorporarse pero antes de lograrlo Kingu asestó
dos golpes consecutivos donde se encontraba, Fenrir se
vio obligado a rodarse hacia un costado para poder evitar
los impactos, el agobio de Kingu continuo, Fenrir por fin se
logro poder de pie, pero instantáneamente Kingu se lo
festejo con un golpe frontal el cual Fenrir no pudo
esquivar, por lo que solo pudo defenderse metiendo los
brazos como protección, el impacto fue seco, y por la
inercia del impacto Fenrir salió proyectado un par de
metros de distancia, de inmediato Kingu aprovecho para
remarlo, dirigiéndose al punto en el que había caído
Fenrir, llego al lugar con el puño en alto ya preparado
para asestar el golpe final, pero cuando parecía que el
piso retumbaría por el tremendo impacto, Kingu salió
disparado en sentido opuesto, al caer levanto una gran
nube de polvo, que obstruyó la visibilidad de todos los
presentes, entre la cortina de polvo se alcanzaba a ver
como una silueta se ponía de pie.

— No creas que eres el único que se sabe algunos


trucos. — Poco a poco la nube de polvo se fue disipando,
la silueta se fue definiendo, hasta que se pudo ver a un
lobo gris, erguido en dos pies, vestía las mismas ropas de
Fenrir, además de que tenía la misma marca en el pecho
y el hombro, pero con la diferencia de que su cabello
había crecido ahora era una larga melena lacia peinada
hacia atrás, de sus patillas salían dos porciones de cabello
lacio que bajaban hasta el pecho, este dio un fuerte
aullido que retumbo en todo el salón.

Kingu se reincorporó, no parecía sorprendido, al ver a


un licántropo frente a él, se sacudo el polvo, le clavo la
mirada y su boca se torció en una mueca que parecía de
satisfacción. — Parece que por fin me estas tomando en
serio. — Coloco los puños en posición de guardia alta. —
Esta bien, terminemos con esto de una buena vez.

Fenrir sin esperar invitación se lanzó sobre Kingu, su


velocidad fue demasiada para el demonio, que no pudo
hacer cosa alguna para evitar el golpe que le suministró,
Kingu se doblo por el dolor del impacto, de inmediato le
asesto una mordida en el cuello, hundiendo fuertemente
sus colmillos en la rugosa piel del demonio, Kingu trato de
liberarse de de el zangoloteándolo, con toda su fuerza
hasta que por fin lo consiguió, Fenrir salió impulsado hacia
atrás con gran fuerza, pero evito el impacto cayendo
hábilmente en cuatro patas, sin perder tiempo lo volvió a
embestir, ahora ataco con sus garras la zona del rostro,
dejando grandes surcos es la mandíbula y los pómulos de
su adversario, el demonio lleno de ira atacó a Fenrir con
golpes desesperados que no estaban ni siquiera cerca de
acertar, Fenrir los esquivo uno a uno, sin ninguna
complicación, espero el momento adecuado y dio un
golpe contundente; salto sobre su presa con las garras
por delante, Kingu cayó de espaldas, Fenrir estaba sobre
el son las garras incrustadas sobre el pecho de su
contrincante e intento morder en zonas vitales en varias
ocasiones pero Kingu forcejeo con gran desesperación
para evitarlo, pero las agobiantes arremetidas de Fenrir
parecían nunca acabar, Kingu parecía desesperado, en su
rostro se veía claramente el terror, mientras que seguía
metiendo los brazos con desesperación, la cual se veía
incrementada cada ves que Fenrir aumentaba los gruñido
cada vez que trataba de asestar una mordida, pero esta
defensa no duro mucho, la mordida fulminante por fin
llego, Fenrir hundió sus colmillos en yugular del demonio,
y con un fuerte movimiento de cuello la arranco, a la vez
que las garras terminaron por desgarrar el pecho,
después de esto por fin Fenrir se separo del cuerpo del
demonio, poco a poco el cuerpo de Kingu regreso a su
forma original.

Del cuerpo inerte, que estaba tendido sobre el monolito


de roca, comenzó a surgir una luz purpura con forma de
esfera de unos diez centímetros de diámetro, la cual
emitía un resplandor segador, Fenrir al ver esto, Fenrir
regresó de inmediato a su forma humana, se dirigió hasta
donde estaba la esfera de luz, la tomó con su mano
derecha, y sin ningún miramiento la aplasto al cerrar el
puño, convirtiéndola en pequeños cristales que salieron
disparados en todos sentido, y así como se dispersaban
se esfumaban en el aire.

— “Y el ganador es el retador, Fenrir ‘el devorador de


demonios’ Vollmond”. — una ovación se hizo escuchar en
el lugar, Fenrir permaneció sereno, estático al centro de la
arena de pelea, y con un gesto de asco se limpio la sangre
de su oponente aun le escurría de la boca. — “Y en este
momento le hacemos entrega se su premio, un millón de
créditos universales.” — una chica entro a la jaula y subió
al monolito, en sus manos llevaba un sobre similar al que
le entregaron a Kevin, Fenrir lo recibió y emprendió el
camino de regreso a su mesa. — “Por favor un aplauso a
nuestro ganador”.

Un mar de aplausos inundó el lugar, mientras que se


pasaba entre las mesas los presentes lo miraba con
admiración, sin dejar de aplaudir ni por un segundo. Por
fin llego a su mesa y Samanta lo recibió con una
expresión de alivio.

— Muy bien perro ahora si me has sorprendido, has


derrotado a un demonio de categoría tres y sin ningún
problema. — Kevin tenía un vaso lleno de ron y con gran
discreción comenzó a buscar posibles heridas en busca de
una revancha, pero se llevo una gran desilusión al ver que
apenas tenia el pómulo izquierdo un poco inflamado. —
Además en esta ocasión no fue necesario invocar a la
bestia que todo lo destruye sin miramiento.

— Toma, es un donativo para las obras de caridad de


los gnósticos. — Le entrego el sobre a Samanta, ella lo
recibió con una mirada indecisión, lo sostuvo en sus
manos por nos segundos hasta que reaccionó e intento
regresárselo pero Fenrir no le presto atención, el solo se
limito a tomar su camisa que se encontraba en el regazo
de Samanta se la coloco y abotono justo como estaba
antes de la pelea.

— Pero este dinero es tuyo, no aceptas el dinero que te


ofrece tu familia, ni conservas el que ganas en las pelea
¿Como se supe que sobrevives? —Samanta todavía
sostenía el sobre, a la espera de que Fenrir lo aceptara.

— Tu solo entrégaselo a tu padre, y dile que es


donativo para sus actos de caridad, que hacen en las
fronteras de esta ciudad. — Se sirvió otro vaso de ron y lo
vacio de un sorbo. — Créeme, la persona las que ayudan
necesitan mas este dinero que yo.

— Lo que creo que nunca podrás omitir, es tu acto final


de sadismo, ¿Por que destrozar la crisálida de cada
demonio que derrotas? La verdad yo lo creo tan
innecesario ya lo derrotaste y lo humillaste ¿No crees que
eso es suficiente? — Kevin expresó su inquietud,
mientras que Samanta observo a Fenrir con tristeza.
— Detesto a esos paracitos, toman la posesión de un
humano y no solo toman la posesión de su cuerpo sino
que devoran el alma original del cuerpo, y cuando el
cuerpo muere ó simplemente ya no les sirve lo
abandonan y buscan otro, hasta el momento es el único
método efectivo que conozco para evitar que continúen
haciéndolo.

— Siendo un licántropo, no creí que te interesará lo que


los pasa a los humanos. — Kevin parecía realmente
sorprendido pero no trato de profundizar en el tema.

— Creo que es hora de que me retire. — Fenrir se


sirvió un último vaso, y lo bebió con la misma rapidez que
los anteriores.

— Yo también me retiro, creo que la diversión se


termino por hoy. — Kevin por su parte, se bebió todo el
ron restante directamente de la botella.

— Lagartija, te puedo pedir un favor. — Kevin aun tenía


la botella pegada a la boca, por lo que no pudo protestar.
— Puedes llevar a Samanta a su casa.

— Pero… — por su expresión parecía que Kevin se


negaría, pero al voltear a ver Samanta que la miraba con
cierta pena, Samanta al ver que la observaba solo se
encogió de hombros y desvió la mirada. — Si esta bien,
los veo en la entrada, tengo que irme a cambiar. —
Camino hacia los vestidores de los competidores, pero al
pasar al lado de Fenrir le dijo al oído. — Te detesto maldito
perro.

Era obvio que si Kevin tenía un punto débil, ese eran


las chicas lindas, y aun más si se trataba de Samanta, por
su parte Fenrir disfrutaba fastidiar a Kevin haciendo uso
de esa debilidad.

Fenrir y Samanta salieron del bar y esperaron a Kevin


frente a la fachada de bar, no tardo mucho en
estacionarse frente a ellos un carro deportivo de color
rojo, con marcas tribales negras a lo largo de toda la
carrocería, Kevin descendió del vehículo con gran
presunción, como esperando que los flashes de cientos de
cámaras fotográficas empezaran a centellar en el
momento que descendía del carro, ya estando fuera de su
automóvil se acomodo el saco del traje negro ahora
portaba, rodeo al carro y abrió la puerta del lado del
copiloto.

— Muchas gracias. — dijo Samanta, muy apenada por


la molestia que significaba desviar a Kevin de su trayecto
original por mas de tres horas de diferencia, además de
que aun no comprendía por que en esta ocasión Fenrir no
se ofreció para llevarla a su casa, subió al vehículo, y
Kevin cerro la puerta con delicadeza, casi
instantáneamente una moto se estaciono al lado de la
puerta de Samanta.

— ¿Te diriges a tu casa? —pregunto Samanta.


— No, tengo asuntos pendientes en el distrito
veintiuno, por favor le entregas el sobre a tu padre, te
llamo mañana. Cuídate. — Fenrir comenzó a revolucionar
el motor de su motocicleta.

— Fenrir no vayas… —gritó Samanta pero Fenrir ya


estaba en camino, Samanta solo vio como el faro trasero
de la motocicleta se perdía en el horizonte.

— ¿Nos vamos? — pregunto Kevin, Samanta por fin


salió de su estado de shock.

— Si, cuando quieras. —Kevin encendió el carro, y se


dirigió en sentido opuesto al que se había marchado
Fenrir.

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