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Alfonso Klauer
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TOMO II
Es decir, aquellos “primitivos indios” Los otros tres, José de Armendáriz, José
–como errónea y despectivamente se les Antonio Manso de Velasco –conde de Supe-
denomina en muchos textos–, tenían pues u- runda 8–, y Manuel de Amat y Junyent 9, go-
na actitud y una conducta descentralista si- bernaron más bien entre 1724 y 1776, esto
milar a la que hoy tienen los pueblos más es, durante la peor crisis económica del vi-
desarrollados e incluso los pueblos “primi- rreinato del Perú.
tivos” que hoy mismo hay en el planeta.
Toledo –afirmamos, en mérito a nuestra
El descentralismo andino, sin embargo, intuición y en mérito a la trayectoria del vi-
atentaba contra los intereses de España: difi- rrey–, tenía perfecta conciencia de que go-
cultaba seriamente al poder imperial acceder bernando incondicionalmente al servicio del
a la fuerza de trabajo que le era indispensable rey, al que en ese momento era el Virreinato
Eventualmente, podría ser que, como en No obstante, el cuadro muestra que la re-
el Perú la riqueza más importante venía des- caudación en esas tres primeras décadas cre-
de largas décadas atrás proviniento del oro ce en el Perú de 1.06 a 3.07 % y en México
orfebre, éste quizá no pagaba sino el quinto de 11.07 a 23.31 %. Sin duda, ante la crisis
fiscal, la Corona ordenó a las administracio-
nes virreinales estrujar aún más a las colonias
Gráfico Nº 17 y a los propios mineros españoles–criollos.
Minería e ingresos totales: Perú - México No había otra salida, aparentemente por lo
menos.
70'
A B Las cifras de recaudación por minería en
50' las últimas dos décadas de la serie muestran
México
algo que tendría profundas repercuciones en
40' tota
l el futuro que se avecinaba. En el Perú, cuan-
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ca do la minería de plata producía menos de la
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10' i stór cuarta parte de un siglo atrás, la recaudación
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que realizaban los virreyes era ¡1 230 % más
1'
Tende ncia histór ica de la recaud
ación por miner ía elevada!
Pesos
“La riqueza que manaba de las provincias Ya hemos mostrado cómo, desde la ob-
conquistadas [por el imperio romano] (junto tención misma del Rescate de Atahualpa, la
con los ingresos obtenidos de la explotación inflación fue erosionando el valor de las mo-
estatal de las minas) permitió suprimir total- nedas de Europa, en particular las de España.
mente los impuestos directos a los ciuda- Quizá existan pruebas, incluso, de que la me-
danos romanos” 15. Todos los demás, esto es, trópoli, entre los siglos XVIII y XIX, ante su
sólo los pobres, pagaban impuestos. incapacidad de pagar deudas y otras obliga-
ciones fiscales, empezó a practicar desafora-
Diez siglos después, Isabel y Fernando, damente lo que hoy se conoce como “emi-
los Reyes Católicos, a cuyos intereses re- siones inorgánicas de dinero” –monedas de
sultaba muy grata la antigua y “primitiva” baja ley, dinero sin respaldo–.
política romana, la mantuvieron en sus rei-
nos. Carlos V y Felipe II la harían perdurar Así, mal podemos ya traer a valor pre-
El tributo de los nativos –conforme nos lo No obstante, pues, a pesar de los desoídos
recuerda Klein–, data “desde los comienzos importantes argumentos, se siguió adelante
de la conquista española de América. Ini- con la idea y se amplió el tributo a todos los
cialmente, fue aplicado a los cabezas de fa- nativos, incluso a los campesinos sin tierras.
milia indígenas de 18 a 50 años de edad que
eran propietarios de tierras” 16. Ello permite entender por qué en un pe-
ríodo tan amplio como el que va de 1680 a
Sin embargo, coincidiendo con la agudi- 1809, la recaudación por tributos a los na-
zación de la crisis del imperio, fue extendido tivos fuera de mayor magnitud que la recau-
“a principios del siglo XVIII, a todos los dación por actividades mineras y la de los
indígenas sin tierras” 17. estancos monopólicos, según puede verse en
el siguiente cuadro 18:
Ésta, a todas luces –y por decir lo me-
nos–, era una medida estúpida, absolutamen- Perú: recaudación por rubros
te contraproducente, de graves consecuencias Recaudación
en el mediano o incluso en el corto plazo. Recaudación Recaudación
Período por Tributos
por Estancos por Minas a los nativos
Mucho nos gustaría saber, por ejemplo, 1680–1809 2,857.7 4,118.2 5,367.5
qué encierran los archivos de España sobre
¿Qué ocurriría hoy en cualquiera de nues- Relación entre (x1) y (y1): 0,98 / 0,65 = 1,51;
tros países si a un sector económico cual-
(x1) 51 % > (y1)
quiera se le hace crecer la carga tributaria en
476 %?
Pero si en el cálculo incluimos tanto la
población costeña como la cordillerana, los
del sur (en este caso 48 %) tributaban, siem-
Perú: costa y cordillera, pre proporcionalmente, 68 % más que los del
norte (52 % del total de la población rural de
políticas tributarias distintas la costa más la cordillera) 24.
Veamos, sin embargo antes, otros ele- Perú: discriminación tributaria (II)
mentos de juicio que nos aporta Klein. “El Poblac.
tributo [a los nativos] se encontraba distribui- Región Tributac. Total Relación
do en forma muy irregular. (...) Lima produ- (%) (%)
cía, en promedio, sólo el 18 % del total de [los (A) (C) (A / C)
ingresos de este género], mientras que los
centros serranos del sur, como Puno y Cusco, Sur 50 48 1,04 (x2)
representaban casi la mitad [del total ]” 22. Norte 32 52 0,62 (y2)
Es decir, entre los Andes del norte y las Relación entre (x2) y (y2): 1,04 / 0,62 = 1,68;
ricas tierras agrícolas de la costa norte se cap- (x2) 68 % > (y2)
taba sólo el restante 32 %.
En síntesis, la población campesina del
Si nos atenemos a las cifras que para la sur soportaba una carga más pesada que la
población peruana dio el censo de 1981 23, la del norte. Pero como se recordará, porque lo
población rural de los Andes del sur del país habíamos advertido en páginas anteriores,
representaba el 51 % de la población rural de era también en el sur, particularmente en el
los Andes, y la del norte el 49. No había pues Altiplano –en Oruro y Potosí–, donde se
una diferencia estadísticamente significativa, manifestaba una gravísima crisis económica
y no tenemos razones para presumir que, en y social: la minería soportaba más carga tri-
las proximidades del siglo XIX. ello fuera butaria que en toda su historia, pero, a su vez,
muy distinto. tenía la producción más baja en 130 años.
Véase la lista de los principales levanta- La pesada carga tributaria que soportaban
mientos político–sociales que se dieron en el los campesinos de Perú y México, además de
Perú de esos años 25: lo que hasta aquí se ha dicho, no estuvo re-
partida proporcionalmente por igual entre las
Rebeliones independentistas colonias.
Año
Movimiento de inicio Localización
Por tributos de los nativos, en México se
Revoluc. de Túpac Amaru II 1780 Sur Cusco captó, del total de la recaudación del virrei-
Revoluc. de Túpac Catari 1780 Sur Bolivia nato, entre el 2,39 (en la década 1800–09) y
Levantam. de Aguilar y Ubalde 1805 Sur Cusco
el 7,91 % (en la de 1730–39). En el virreina-
Levantam. de F. de Zela 1811 Sur Tacna
Levant. de JJ. Crespo y Castillo 1812 Norte Huánuco to del Perú, en cambio, el mínimo fue 1,56
Montoneras de C. Quiroz 1812 Sur Ayacucho (1690–99) y el máximo 20,03 % entre 1790
Levantam. de M. Pumacahua 1814 Sur Cusco y 1799.
Tampoco es ninguna simple coincidencia Hacia 1800, sin embargo, México conta-
que la mayoría de los denominados próceres, ba muy probablemente con casi 12,5 millo-
mártires y precursores de la Independencia nes de habitantes 27. Y entre Perú y Bolivia, a
del Perú fueran de origen provinciano, y del lo sumo 3,1 millones. Específicamente en el
sur andino para más señales: J. P. Viscardo y Perú, la cifra más probable es 2 500 000 per-
Guzmán (Sur, Arequipa); T. Rodríguez de sonas 28.
Mendoza (Andes, Chachapoyas); M. Melgar
(Arequipa); M. Bastidas (Sur, Cusco); M. Pa- Asumiendo esas cifras de población, en la
rado de Bellido (Sur, Ayacucho); F. J. de Lu- década 1800–09, la contribución en México
na Pizarro (Arequipa); H. Unanue (Sur, A- era de 0,54 pesos por familia al año (prome-
rica); J.F. Sánchez Carrión (Andes, norte, dio grueso ciertamente). Y en el virreinato
16
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14
razones, fue precisamente por ésa que más
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12
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en Perú–Bolivia.
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El hecho ya indicado de que cuando en
México el 90 % de su población era caste-
6 llano parlante, mientras que en el Perú sólo lo
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era el 70 %, hace sospechar de la mayor pre-
4
sencia de peninsulares en el virreinato de
2
México México que en el del Perú.
Analizar detenidamente este aspecto de la Así, Engel, citando a Céspedes 32, indica
historia peruana reviste, como veremos, mu- que eran 6,8 millones de habitantes. Y de ci-
chísima mayor y trascendental significación fras que proporciona Mörner, se colige que
que la que se le ha concedido. eran 6 millones 33. Mörner asume –según
puede verse en su texto–, “los guarismos de
La omisión del análisis de este aspecto de Humboldt y ajustes posteriores” 34.
la realidad histórica puede haberse debido,
para el caso de cada uno de los diferentes a- La cifra más alta (los 6,8 millones de los
nalistas, a una o más de las siguientes ra- que habla Céspedes, y que Engel no enjui-
zones: indiferencia frente al tema; deficien- cia), no resiste el menor análisis. Menos aún
cias metodológicas con las que se encaró el pues la otra. Veamos porqué.
objeto de estudio (en este caso el pasado del
Perú) y, “complicidad” –conciente o incon- Asumiendo razonablemente –por las ra-
ciente– con la versión oficial –la versión es- zones anteriormente citadas–, que la tasa de
pañola o imperial–. En cualquier caso, por crecimiento anual promedio de la población
sus consecuencias, la omisión viene siendo mexicana , hubiera sido 10 % más baja que la
muy grave. que históricamente ha mostrado la pobla-
ción peruana (1,15 % anual), es decir, que fue
del orden de 1,035 % anual; y asumiento co-
mo año inicial del proceso el del fin del geno-
México y Perú: cidio, que para estos efectos estamos con-
hipótesis de evolución siderando 1720; debe concluirse, entonces:
demográfica
1) Que si la población inicial fue, como
hemos estimado, de 5 500 000 habitantes;
Empecemos sin embargo por el estudio, y si la población final (en 1995) era de 93
aunque fuera parcial, de algunos aspectos de millones –lo cual coincide con la reali-
la evolución del crecimiento de la población dad–; entonces, la población en el año
de México. 1800 había sido de 12,5 millones de habi-
tantes. Es decir, casi el doble de lo que
Más de un autor hemos encontrado que estima Céspedes, y más del doble de lo
estima que la población de ese territorio, en que supone Mörner.
torno a los inicios del siglo XIX, era de 6
millones de habitantes o más. 2) Si se insistiera en que la población en
Caída Curva
Y, por el contrario, muchas pruebas hay 15' de 15 % real
de que, allí donde se dieron grandes deba-
cles demográficas, la población crece re- 10'
Curva
más probable
cuperándose más rápidamente que en los 5'
espacios donde no se dieron descensos po-
blacionales.
1300 1400 1500 1600 1700 1800 1900 2000
Elaboración propia Únicos datos fidedignos
Es decir, es más probable que la tasa de
Así, pues, en este complejo cuadro de racismo, un En tal virtud, el costo que ha tenido que
gran número de peruanos, y quizá también muchos pagar el Perú por el genocidio de la conquista
extranjeros, deben haber pensado que ha resultado
ha sido extraordinariamente grande. No sólo
mejor que seamos sólo 23 millones y no 40, 60 o más
millones, como bien pudo ocurrir si no se daba el en términos del inmensurable valor de las
genocidio de la conquista. vidas humanas que se perdió. Sino además en
términos económicos. Veamos porqué y
Olvidan que una de las mayores riquezas de un cuánto.
pueblo es su población, en términos cuantitativos. Sí,
en efecto, en términos cuantitativos –y no es que este- Asumamos, en primer lugar, que con un
mos olvidando lo cualitativo, que ya lo veremos más crecimiento poblacional como el que muestra
adelante–.
nuestra “curva hipotética” hubiésemos sido
La India de Gandhi, que los especialistas recono-
además capaces de alcanzar el mismo ingre-
cen como una potencia mundial en más de un aspecto so por habitante que tenemos hoy (1 700 dó-
–incluyendo el nuclear–, pero que entre nosotros aso- lares). En todo caso, la experiencia de Co-
ma siempre como un país muy pobre, es 3 veces más lombia nos muestra que tenemos perfecto de-
rica en producción anual que el Perú (luego de hacerse recho a esa presunción.
los ajustes por diferencia de extensión territorial). Esa
diferencia de riqueza se explica fundamentalmente en
Asumamos, en segundo lugar, que, en
términos de riqueza poblacional: tiene 920 millones
de habitantes. promedio, el país hubiera invertido anual-
mente el equivalente del 15 % de su produc-
Irán, por su parte, con un territorio ligeramente to bruto interno. El asombroso resultado es
más grande que el peruano, es, en términos de produc- que, simplemente por la pérdida de po-
ción anual, también 3 veces más rico que el Perú. ¿Có- blación, a valores actuales, el Perú ha sido
mo se explica la diferencia? Pues también por su po- impedido de invertir en su territorio 1 803
blación: Irán tiene casi 60 millones de habitantes.
000 millones de dólares.
Finalmente, y para no ir muy lejos de las fronteras
del Perú, Colombia, por ejemplo, es hoy también un
Esta cifra es, muy probablemente, la dife-
país significativamente más rico que el Perú. El valor rencia de riqueza infraestructural con la que
anual de su producción es casi 1,5 veces la del Perú. Colombia supera al Perú: en carreteras, infra-
Ambos países, sin embargo, tienen prácticamente la estructura urbana, telecomunicaciones, etc.
Gráfico Nº 21
Estimado de ingresos virreinales: Perú - México
A B
70' –10 % anual –5 % anual
60'
50'
40'
TOTAL
30'
20'
Perú
México
10'
Pesos
1550 1570 1590 1610 1630 1650 1670 1690 1710 1730 1750 1770 1790
1559 1579 1599 1619 1639 1659 1679 1699 1719 1739 1759 1779 1799
Elaboración propia.
(*) Fuente: Tepaske y Klein, Royal Treasuries; en Herbert S. Klein, Las economías de Nueva España y Perú, 1680-
1809: La visión a partir de las Cajas Reales.
Gráfico Nº 22
Pérdidas económicas del genocidio
70'
Pérdidas
60' más probables
50'
40' Pérdidas
en estimado conservador
30'
20'
Pérdidas
mínimas
10'
Pesos
1550 1570 1590 1610 1630 1650 1670 1690 1710 1730 1750 1770 1790
1559 1579 1599 1619 1639 1659 1679 1699 1719 1739 1759 1779 1799
Elaboración propia.
(*) Fuente: Tepaske y Klein, Royal Treasuries; en Herbert S. Klein, Las economías de Nueva España y Perú, 1680-
1809: La visión a partir de las Cajas Reales.
Pizarro, en cambio, tras conocer la altura Las diferencias son saltantes. La ciudad
de Cajamarca –similar a la de la capital me- de México está ubicada en una meseta a poco
xicana–, y las desafiantes alturas de Huan- más de 2 234 msnm. En cambio, para llegar
cayo, Ayacucho y Cusco, optó, finalmente, a Huancayo, la ciudad andina más próxima a
por radicarse en Lima, en la misma costa, Lima, debe pasarse el abra de Ticlio a 4 815
cómodamente a nivel del mar. msnm.
Territorios y castellanización
Población actual
Altitud con idioma
Área Ciudad Departamento ciudad castellano
(msnm) Ciudad Depto. #
Elaboración propia
Así –en palabras de Flores Galindo– no
40 2, % de población les “quedaba otra posibilidad que asimilarse
con idioma castellano
en el departamento [a la cultura de] los nuevos amos...” 46.
20 1,
m.s.n.m.
Sin la menor duda, éstos fueron muy se- Pero los nativos simultáneamente perci-
lectivos y obviamente, en su inmensa mayo- bieron que su idioma era motivo de estigma-
ría, rechazaron asentarse en los territorios de tización y desprecio por parte de los conquis-
mayor altitud, que les resultaban sumamente tadores que, salvo Pizarro frente a Atahualpa,
hostiles e inhabitables. Así, en muchos terri- nunca estuvieron dispuestos a perder su tiem-
torios, en presencia de pocos conquistadores po con intérpretes.
españoles, la población no se sintió obligada
–en la práctica– a castellanizarse. En ese contexto de violencia lingüística y
en general cultural, los nativos supieron que
Decimos obligada a castellanizarse por- aprendiendo el idioma del conquistador au-
que muchos nativos, respecto del castellano y mentaban significativamente sus posibilida-
de los conquistadores, sin duda en contra de des de supervivencia y, sobre todo, y aunque
su voluntad, pronto descubrieron que su pro- fuera en lo más mínimo, de ascenso social.
pio idioma, era una “rémora”, un “estorbo”:
les limitaba seriamente a acceder a la infor-
Pero no todos los nativos peruanos se asi-
mación y a la posibilidad de un mínimo de
milaron o terminaron asimilándose a la cul-
beneficios, incluido el ascenso social.
tura hegemónica. Este es un hecho absoluta-
mente verificable y contundente en el que,
sin embargo, muchos estudiosos –incluyendo
Economía y lingüística al propio Flores Galindo– no han sido sufi-
cientemente enfáticos y claros.
El segundo virrey del Perú, Andrés Hur- ¿No es un sólido argumento el hecho de
tado de Mendoza, había dado, en ese sentido, que, a pesar de la inevitablemente creciente
una señal muy clara. En efecto –conforme castellanización del Perú, en 1980 todavía
consigna Hemming 45–, dispuso que podían había más de un millón de adultos hablando
Cor
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condiciones que “facilitaron” enormemente
e
ra O
la asimilación cultural y, como parte de ella,
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enta
la castellanización de la población. Lima economía
l
minera
En primer lugar, por cierto, una presencia Huancavelica
Carabaya
(mercurio)
numérica proporcionalmente más alta de con- (oro)
De allí que, para efectos de “dramatizar” De allí que, iglesias aparte –sobre las que
la idea desarrollada, hemos dejado de presen- nos extenderemos más adelante–, los más
tar en el mapa los territorios que, como Hua- grandes gastos en infraestructura urbana los
raz, Huancayo y Cerro de Pasco, se nos pre- materializaron en la costa, donde residían.
sentan hoy como excepciones a la regla, dado
que el significativo incremento de la caste- Y en particular en Lima, donde largamen-
llanización en esas ciudades es de este siglo. te se gastó más que en cualquier otra ciudad
Cuando Pizarro fundó Lima, tenía ya más La razón de mayor peso, entonces, no es
de tres años recorriendo el Perú. Había ingre- que Jauja estuviera lejos de la costa, porque
sado por el extremo norte de la costa (en abril la ciudad de México también lo estaba, y aún
de 1532). Llegó a Cajamarca (en los Andes más lejos. Si el de Pizarro hubiera sido el cri-
septentrionales del Perú) en noviembre del terio unánime de los conquistadores, Cortés
mismo año. Estando allí envió a Hernando de habría fundado la capital de sus conquistas
Soto hasta Pachacámac (Costa central, Lima, también en la Costa, en Veracruz, por ejem-
1533). plo. Pero no.
Estas cifras, sin embargo, son también ¿Y cuán dispersa se encontraba la po-
harto discutibles. Con las curvas de creci- blación de conquistadores y sus descendien-
miento, tanto de la población mexicana como tes los “criollos”? Nunca hemos visto las ci-
de la peruana –Gráfico N° 12, pág. 81, en el fras correspondientes.
Tomo I–, se puede estimar, por el contrario,
que hacia 1800, la población de México esta- Mas del esquema general expuesto hasta
ba en el orden de 15 millones de habitantes, aquí, podemos asumir que el 90 % de ellos
y la del Perú era de aproximadamente 2,5 mi- estaba concentrado en la costa y, específica-
llones de personas. mente, en seis localidades: cinco pueblos de
la época, Tumbes, Piura, Lambayeque, Tru-
Si la población de las capitales era la que jillo e Ica; y una ciudad, Lima.
nos ha presentado Magnus Mörner, las res-
pectivas ciudades concentraban, entonces, El resto de la población de conquistado-
sólo el 1,2 y el 2,4 % del total correspon- res y “criollos” estaba concentrado en tres
diente de cada uno de los territorios. Lima, medianos poblados de la época, en los tres
Si así hubiese ocurrido, necesaria e ine- ¿Por qué los conquistadores hablaban en
xorablemente la difusión del castellano habría castellano y consecuentemente obligaban a
sido allí realmente significativa –como de he- los nativos de su entorno a aprenderlo; y por
cho ocurrió en el norte del país, hasta el ex- qué, a la inversa, los sacerdotes optaron por
tremo que se desplazó y erradicó totalmente aprender quechua y aymara, inhibiendo así
el idioma muchik–; y la profusión de nom- en la práctica a los pobladores de su entorno
bres y apellidos españoles hubiese sido tam- a castellanizarse? Veámoslo detenidamente.
bién alta.
En el norte, tanto en la costa como en la
El hecho incontrovertible de que en el cordillera, los nativos chimú, tallanes y caja-
surcordillerano no se generalizó el castellano marcas, y en especial los niños alentados por
ni la presencia de nombres y apellidos espa- sus padres, en presencia de numerosos con-
ñoles, es una prueba palmaria de que allí la quistadores y “criollos”, definitivamente a-
presencia de conquistadores residentes fue fincados, tuvieron que aprender el castellano
mínima, y sin ninguna correspondencia con para tener alguna posibilidad de mejorar su
el número de iglesias. situación social y económica.
Así, para la inaudita cantidad de iglesias Significó pues una decisión tanto prag-
en esos pueblos debe buscarse otra explica- mática como dramática, sin alternativas e
ción. Y no es otra que la significativa presen- inexorable. Mas tenemos la obligación de
cia de sacerdotes españoles. poner énfasis en algo que hasta el día de hoy
viene siendo minimizado cuando no obviado
Pero éstos, contra lo que podría esperarse, en los textos de Historia del Perú: así empezó
muy sorprendente –y sospechosamente– no a perderse, para siempre, el tercer idioma más
contribuyeron en lo más mínimo a la caste- hablado del Perú precolombino: el muchik, el
llanización del preponderantemente minero idioma de los chimú, que varios millones de
territorio surcordillerano. personas hablaban desde Tumbes hasta el va-
lle del río Santa.
A diferencia de los conquistadores, los
sacerdotes católicos, en lugar de difundir el Hacia 1644, aunque ya en declinación,
castellano, rápida y eficientemente aprendie- era todavía tan importante que fray Fernando
ron el quechua y el aymara, cumpliendo en de la Carrera publicó su texto de “Gramática
estos idiomas y no el aquél su presunta tarea de la lengua mochica” 52, equivalente a los
evangelizadora. ¿Fue –podemos preguntar- que del mismo género se habían hecho antes
nos– por un escrupuloso respeto etnológico? para el quechua y para el aymara.
1730
1739
1740
1749
1750
1759
1760
1769
1770
1779
En 1746 la Lima colonial fue sacudida
por un devastador terremoto, “quizá el peor
de toda su historia sísmica conocida”. Y, por
Elaboración propia.
Fuente: Scarlett O´phelan y Jurgen Golte en, Flores Galindo, último, en 1779–80 graves transtornos climá-
ob. cit., p. 111 ticos –¿una vez más El Niño, al cabo de casi
60 años del anterior?– produjeron intensas
de las deficiencias de información, se ha lo- lluvias e inundaciones que afectaron la ciu-
grado establecer que fueron crecientemente dad del Cusco y Arequipa 62. Por extraño que
produciéndose más y más graves rebeliones parezca, aún la historiografía no ha estableci-
en los Andes: 10, 5, 11, 20 y 66, respectiva- do una relación entre ese último estrago de la
mente, para cada una de las décadas que re- naturaleza y las rebeliones de Túpac Amaru
gistra el gráfico. II y Túpac Catari, cuyo vínculo nos parece
tan evidente.
De ellas, las que lideraron en 1780 Túpac
Amaru II, en el Perú, y Túpac Catari, en ¿Qué tan lento o rápido fue el proceso
Bolivia, fueron las más grandes y trascen- desmitificador en torno a la verdadera natu-
dentes. raleza de los conquistadores?
De 128 alzamientos en el área andina, ca- Sin duda en torno a las “casas o torres flo-
si el 60 % se concentró en cuatro departa- tantes” que navegaron explorando frente a las
mentos del sur andino del Perú: Cusco, Are- costas, en 1526, debieron tejerse las ver-
quipa, Apurímac y Ayacucho 61, en coheren- siones más fantásticas –por cierto cuando se
cia, como habíamos visto extensamente an- las veía por primera vez–
tes, con el hecho de que el sur cordillerano e-
ra el área más intensa y brutalmente explota- Porque debe tenerse presente que mu-
da y que más padecía los estragos del geno- chos comerciantes marítimos chimú, tallanes
cidio. y chinchas las habían avistado en innumera-
bles ocasiones en sus viajes a Centroamérica
Una vez más en la historia, habría sin em- y las costas de Ecuador y Colombia. Y de-
bargo de corresponder a la naturaleza jugar bieron difundir el dato al resto de sus conna-
un rol catalizador en la conducta de los hom- cionales, y, a través de los comerciantes te-
bres. En efecto, en 1720 se desató en parte rrestres, la información debió circular por to-
del departamento del Cusco “una de las ma- do el territorio andino.
En referencia a esto último, Flores Ga- Se dio también entonces en el norte una
lindo constata que, en el conjunto del inmen- alianza implícita entre conquistadores y na-
so virreinato, la “epidemia idolátrica” ex- tivos: aquéllos protegían a éstos, y éstos –por
trañamente se concentró sólo en las inmedia- lo menos en los asuntos divinos– trabajaban
ciones rurales de Lima. tranquilos para aquéllos. Otro tanto, y no por
casualidad, ocurrió en Jauja, en las mismas
Dice entonces: “no llega al norte (...), el narices del Arzobispado de Lima.
valle de Jauja se mantiene indemne y [la epi-
demia idolátrica] decrece a medida que se ¿Por qué también allí? Pues porque era –y
marcha hacia el sur” 74. “¿No existían idóla- es– el valle más extenso y fértil de la cor-
tras en Ayacucho o Cusco?” –se pregunta dillera peruana. Allí los corregidores, pues, a
Flores Galindo–. Y responde: “Quizá en esos brazo partido, tenían que luchar para que los
lugares el cristianismo tenía menos ansias “cazadores” no reclutaran a “sus indios” para
hegemónicas que en el Arzobispado y en pa- el trabajo en las minas, y para que los extir-
rajes cercanos a la capital” 75. padores de idolatrías y la Santa Inquisición
dejaran trabajar tranquilos a “sus indios” en
¿Es que la hegemonía está a expensas de “sus tierras”.
las ansias veleidosas de los dominadores? ¿Y
no era la Iglesia Católica virreinal una e-
norme y notoria estructura de poder –Inqui-
sición incluida–, que cuando quiso –y “en
medio del estupor de las gentes” 76 –pudo, por
ejemplo hacer expulsar a la poderosa congre-
gación jesuita del Perú en 1767, cuando go-
bernaba el enamoradizo virrey Amat y Ju-
nyent?
Si bien no se dispone hasta ahora de las table. Pero además, era el territorio en el que
cifras que lo prueben, hay fundadas sospe- mejor podían sacarle partido a su experiencia
chas –con lo que reiteradamente se ha venido profesional anterior, en España: la agricul-
mostrando hasta aquí– de un mayor asen- tura.
tamiento poblacional de conquistadores que
de sacerdotes en la costa norte. Y, a la inver- En efecto, siempre se ha hablado de la
sa, en el sur cordillerano, una mayor propor- procedencia geográfica de los conquistado-
ción de sacerdotes que de conquistadores. res: que si eran andaluces o extremeños, etc.
O de su religión: que si eran cristianos o
¿Puede encontrarse alguna racionalidad judíos. O si eran vagabundos, o cosechadores
en tan extraña división demográfico–territo- de bellotas para cerdos. Pero nunca se ha en-
rial de parte de las huestes civiles y religiosas fatizado que, en coherencia con el hecho de
del imperio? ¿Fue acaso una simple casuali- que a fines del siglo XV más del 90 % de los
dad? ¿Fue acaso un resultado inercial, sin españoles eran agricultores o con alguna ex-
que mediara en ello planificación o directivas periencia en agricultura, era altamente pro-
de ningún género? bable que, en proporción semejante, los hu-
biera entre los que se embarcaron al Nuevo
¿Cuáles son, en todo caso, las evidencias Mundo.
incontrovertibles? En cuanto a la costa norte:
1) corresponde a un territorio a nivel del mar; Pues bien, las dos últimas evidencias co-
2) corresponde a los valles agrícolas más rroborarían que efectivamente más conquis-
grandes y ancestral y agronómicamente más tadores que sacerdotes se afincaron en la
ricos; 3) hay muy pocas iglesias coloniales; costa norte, cálida y agrícolamente rica.
4) subsisten –sin incluir a Lima– magníficas
residencias coloniales de carácter no reli- En la ciudad de Lima, la capital del vi-
gioso. rreinato, en la costa central del territorio
–véase el Gráfico Nº 25 (pág. 157)–, el pro-
Las dos primeras razones –insistimos– ceso de castellanización debió ser aún más
son coherentes con nuestra hipótesis de que acusado, más notorio y, finalmente, de resul-
los conquistadores, ante la agresividad tan tados más acelerados.
marcada del territorio andino, habrían pre-
ferido asentarse en la costa que, para aque- En 1614 sobre un total de 25 154 habi-
llos que no formaban parte de la burocracia tantes, 9 630 eran españoles y 10 386 es-
virreinal, era, sin duda, el territorio más ren- clavos africanos 77. Podemos entender que la
En 1534, cuando los conquistadores es- Es decir, la inmensa mayoría de los es-
pañoles aún fundían toneladas de joyas y u- pañoles en el Perú estaba disponible para des-
tensilios de oro en el Perú, se descubrieron en terrarse en las alturas a cambio de honorarios
México dos minas de plata, una cerca de la que lo justificaran. Y eran, sin duda, aquellas
ciudad de México y otra en Taxco. La noticia gentes “sin oficio y que [carecían] de cuali-
sin duda muy pronto llegó al Perú. dades morales recomendables”, a las que a-
ludió también el citado virrey. Cuán distintas
Más aún, puede presumirse que desde la las calificaciones de esos facinerosos –que
metrópoli se dispuso que los conquistadores llegaron a hacerse riquísimos–, de las virtu-
del Perú rastrearan similares posibilidades, des que se exigía a los nativos para llegar a
aunque, como veremos más adelante, ello no ser humildes alcaldes.
era precisamente necesario. Aparentemente
el primer hallazgo se produjo en 1545, al des- Pues bien, coincidiendo en el tiempo con
cubrirse la riquísima mina de Potosí. Tam- el descubrimiento de las minas de plata, los
bién aparentemente, el segundo descubri- dos primeros obispos de Lima recomendaron
¿Pero aprender quechua o aymara para Cuando en 1556 Felipe II accede al trono
predicar en quechua o aymara dónde? ¿En en España, el imperio se debatía en bancarro-
las iglesias de Lima acaso, ante una feligresía ta. Debió entonces saberle a miel al empe-
de conquistadores españoles? No, sin duda rador la oferta de los encomenderos del Perú,
no. ¿Acaso en el norte, donde la mayor parte que en el año anterior había dejado sin res-
de los nativos hablaba el idioma chimú? No, ponder Carlos V, según la que, si se les con-
tampoco. Lo más probable, pues, es que fue- cedía a perpetuidad el usufructo de las en-
ra en algún retirado rincón del sur cordillera- comiendas, entregarían al rey 7 600 000 pe-
no, próximo a las minas de mercurio y de sos 81.
plata.
Tanto como 33 mil millones de dólares de
Hacia 1560, a la luz de los objetivos del hoy. O el valor de seis años de los ingresos
imperio –y de sus insaciables exigencias de que legalmente percibían los 467 encomen-
dinero–, controlar y someter eficientemente deros del virreinato, cada uno de los cuales,
la población del rico territorio surcordillera- en promedio, estaba pues dispuesto a entre-
no era sobremanera importante. gar a la Corona algo más de 70 millones de
dólares.
Habiendo sido descubiertas las ricas mi-
nas de plata en Potosí, y la importantísima Qué duda pueda caber que los ingresos
mina de mercurio de Huancavelica, no po- reales de cada encomendero eran muy supe-
dían sin embargo entrar en producción inten- riores a dicha cifra. El rey ordenó estudiar la
siva mientras en el Cusco no se doblegara to- propuesta.
tal y definitivamente la resistencia guerrera
que lideraba Manco Inca.
Gráfico Nº 27
El pesadísimo mercurio sólo tenía valor Mercurio - Resistencia inka - plata
si, atravesando el territorio del Cusco y las
orillas del Titicaca, llegaba a la mina de Po- Plata a
tosí para el procesamiento de la plata. Pero la España
¿Interés público o interés imperial? ¿In- Se suscitó entonces, por la sucesión, una
terés de los nativos o interés de los conquis- confusa y nefasta pugna entre Titu Cusi, Say-
tadores? En definitiva, en función de los in- ri Túpac y Túpac Amaru, y sus respectivos
tereses del imperio y de los conquistadores, seguidores. Muerto también Titu Cusi –cuyo
“tranquilizada su conciencia por esa unani- deceso también ha sido atribuido a sacer-
midad, Toledo legalizó el uso del trabajo for- dotes y españoles 100–, Túpac Amaru I asu-
zado en servicio público” 96. O mejor, “en mió finalmente el liderazgo del “núcleo más
bien de la madre patria, al otro lado del mun- belicoso de Vilcabamba” 101, esto es, el último
do”, como por fin atina a decir Hemming 97. reducto de la resistencia inka.
Por fin Toledo llegó a Potosí en febrero El centro minero –cuando su producción
de 1574, casi un año y medio después de que todavía era magra, e incluso había estado ca-
yendo en picada, como claramente se obser-
va en el gráfico– celebró la llegada del virrey
Gráfico Nº 28 con cinco días de aparatosas fiestas.
Producción de plata: Bolivia-Perú
En medio de ellas, liquidada la resistencia
inka, despejado el camino de Huancavelica a
Marcos
Plata
de
a sus hijas y mujeres (...) por verse libres Ya nada, sin embargo, podía inquietar la
de la mina... conciencia del virrey. Menos aún cuando,
agradecido, Felipe II había mandado agregar
El “inteligente y organizador” virrey, sin en el escudo de Potosí el lema 109:
embargo, no vio nativos encadenados camino
a las minas, no vio chantajes ni vejámenes de Para un emperador poderoso o un rey
ninguna especie, ni vio siniestros e insalubres prudente, esta alta montaña de plata po-
socavones. dría conquistar el mundo.
Vio, en cambio, que los nativos no utili- Potosí no conquistó el mundo, pero el
zaban monedas, y decidió imponerlo. Y vio mineral de sus entrañas permitió el despegue
¿Pero qué tenían que decirle en quechua Y también acertada cuando inmediata-
o aymara los sacerdotes a los nativos que mente agrega: “Esta trágica conclusión lleva
encadenados iban a ser llevados a las minas? incluso a que los indios pensasen que las cru-
Toledo tuvo la fortuna de arribar al Perú para conquistar y gobernar sobre un espacio
cuando la inmensa mayor parte del territorio hasta de 200 leguas al sur del río Santiago (en
y sus distintas poblaciones experimentaban el norte del actual territorio de Ecuador).
lo que más de uno habrá denominado “pax
ibérica”. Él, como se ha visto, terminó im- Almagro pretendía hacerse gobernador
poniéndola del todo. del territorio que resultara al sur del de Pi-
zarro. Entretanto, uno y otro pretendían que
Muy distintas, sin embargo, habían sido en su gobernación estaba incluido el territo-
las casi cuatro décadas anteriores. En efecto, rio del Cusco y la ciudad del mismo nombre.
durante ellas, buena parte del territorio y de El Cusco era pues la manzana de la discordia
los pueblos habían sido conmocionados con y, para entonces, estaba controlada y gober-
lo que se ha dado en llamar –y que con reser- nada por los Pizarro.
vas repetimos– “las guerras civiles”. Sobre
éstas se conocen tanto los perfiles bélicos co- Regresando de conocer gran parte del te-
mo se desconoce los verdaderos trasfondos. rritorio de Chile, y desilucionado por la po-
breza agrícola y minera del mismo, Almagro
tuvo aún mayores razones para exigir que el
Cusco le perteneciera. Tomó pues por sorpre-
La guerra por el Cusco sa, “con las armas en la mano la noche del 8
de abril de 1537” 117, la ciudad que había sido
capital del Imperio Inka, haciendo prisionero
A un lustro de haberse dado muerte al a Hernando Pizarro, Teniente Gobernador de
Inka Atahualpa, Almagro y Pizarro, dos de la ciudad y hermano de Francisco.
los socios de la conquista del Perú, apoyados
por sus respectivos seguidores, ingresaron a Sin embargo, y a fin de no prolongar el
un cruento enfrentamiento, la “primera de las fratricida derramamiento de sangre, los so-
guerras civiles”. cios de la conquista convinieron, en tanto no
se conociera la opinión de los peritos náuti-
Ambos venían reclamando a la Corona cos que iban a definir los alcances geográfi-
de España que definiera, con exactitud, los cos exactos del mandato de Carlos V 118, en
territorios en los que cada uno tendría gober- designar al Superior de la congregación Mer-
nación autónoma. En la denominada “Capi- cedaria, fray Francisco de Bobadilla, para
tulación de Toledo”, del 26 de julio de 1529, que dirima a quién de ellos correspondía el
el rey había concedido a Pizarro autorización Cusco.
En julio de 1546, con las facultades de Hasta aquí pues –como también se pre-
pacificador y gobernador llegó a Lima el clé- senta en el cuadro sinóptico de la página si-
rigo Pedro de la Gasca, “sin más armas que guiente–, una síntesis historiográfica en la
su breviario” 125. Poco a poco fue quebrando que, salvo la disputa del Cusco y la oposición
la unidad de los encomenderos, logrando ha- de los conquistadores encomenderos a acatar
cerse de fuerzas cada vez más considerables. la caducidad de sus encomiendas, y a acatar
la “prohibición de los trabajos obligatorios
A fines de 1547 las fuerzas que coman- de los indios”, es poco lo que puede enten-
daba el clérigo iniciaron la persecusión de derse. Trataremos pues de hacer breve la re-
Gonzalo Pizarro y los encomenderos aún re- visión de esos mismos acontecimientos.
beldes. El encuentro se produjo en abril de
1548 en Jaquijaguana. Pizarro fue vencido, En primer lugar, obsérvese que, salvo el
capturado y decapitado. viaje de Gonzalo Pizarro hasta Quito –persi-
guiendo hasta ajusticiar al primer virrey, Blas-
En 1551, casi iniciando su mandato, el se- co Núñez de Vela–, todos los demás aconte-
gundo virrey del Perú, Antonio de Mendoza, cimientos tienen como escenario el sur del
decretó “que prohibía expresamente el traba- Perú, como en el caso de Villacurí (Ica), pero
jo forzado de los indios” 126, dando con ello sobre todo el sur cordillerano, sea que se ha-
origen a la “cuarta y última de las denomi- ble del Cusco, Salinas, Charcas, Jaquijagua-
nadas guerras civiles”. na, Chuquinga o Pucará.
Sin embargo, la pronta muerte del virrey Y es que eran, recuérdese, los primeros
creó un compás de espera. Éste se quebró en años de la conquista. Aquéllos en los que se
noviembre de 1553 con la rebelión de Fran- buscaba el oro a flor de tierra, las piezas de
cisco Hernández Girón que, desde el Cusco, oro trabajadas durante milenios que una vez
decidió enfrentar a la Audiencia de Lima que encontradas eran fundidas, y que habían per-
gobernaba en ausencia de otra autoridad. mitido a los principales conquistadores con-
vertirse en hombres muy acaudalados 128.
La presencia de las huestes de Hernández
Girón a las puertas de Lima obligó a la Au- El sur cordillerano era la principal fuente
diencia a derogar el decreto del fallecido vi- de riqueza fácil. En ella estaban asentados los
rrey y “restablecer el trabajo obligatorio de primeros, ya muy ricos y más fuertes de los
los indios” 127. conquistadores. De modo tal que cuando se
Y para meses más tarde, en la toma del Pues bien, Almagro, de común acuerdo
Cusco, ¿no recordemos que el historiador Del con Pizarro, a fines de junio de 1535, partió
Busto –relatando la algarabía de los soldados en expedición hacia Chile. Salió del Cusco,
españoles al dar inicio al saqueo de la capital pasó por el lago Titicaca, por los pueblos de
imperial–, nos dijo que uno de ellos cargaba Paria, Tupiza, Jujuy, atravesó la cordillera y
con un ídolo de argentífero metal 129. llegó a Copiapó, ya en Chile. La travesía por
la cordillera fue infernal. “A unos se les con-
Cómo dudar que frente a esas evidencias, geló la nariz, a otros los dedos de la mano.
los conquistadores inquirían constantemente Hubo conquistador que [por el frío] perdió
por el origen de la misma. Pronto sin embar- los dedos de los pies” 132.
go se vería satisfecha su impaciencia, porque
sin duda los nativos, unos con más certeza Casi dos años después estuvo de regreso,
que otros, sistemáticamente señalaban al sur pero por el camino de la costa. Pasó por Ari-
como la fuente de la riqueza argentífera. ca, Tacna y Moquegua y subió hacia Arequi-
pa. En ésta, Almagro, “débil como un niño”
Así, con la información recibida, y una –según nos apunta meticulosamente el histo-
vez tomado y dominado el Cusco, el conquis- riador Del Busto– fue presionado por sus
tador Pizarro ordenó a un grupo de sus hom- hombres para capturar el Cusco dado que no
bres que salieran hacia el sur “a indagar por se “resignaron a la frustración que había sido
el Gran Lago Sagrado” –dice Del Busto–, y Chile” 133. ¿Debemos colegir de esto que todo
agrega: “el capitán Diego de Agüero (...) y Pe- el viaje fue frustrante? No. Sin duda, no.
ro Martín (...), como Don Quijote y Sancho
en busca del Lago Encantado, partieron...” 130 De ida a Chile pasaron también por donde
y fueron en busca del milenario territorio de antes habían estado, en 1533, Agüero y Mar-
los kollas, pero además de la plata –agrega- tín, los enviados de Pizarro. Si estos vieron
mos nosotros–. “plateros” kollas, ¿por qué no habrían de ver-
los también Almagro y sus hombres? Pero
Casi inmediatamente después, nuestro más aún, obsérvese un mapa de la frontera de
historiador recogerá una larga cita, de casi Bolivia y Argentina y se verá que, para llegar
dos páginas, del cronista Pedro Pizarro, en la desde el lago Titicaca a Tupiza y Jujuy, resul-
que se exponen las impresiones que los expe- ta prácticamente inevitable cruzar Oruro y
dicionarios habían tenido de la zona recién pasar muy cerca de Potosí.
explorada. Cuando la cita está terminando,
en la penúltima línea, puede leerse: “En esta Es decir, de ida a Chile, Almagro y sus
tierra había muchos plateros...” 131. hombres necesariamente tuvieron que ver aun
más “plateros” kollas que los que vieron los
El cronista por cierto no se refiere a as- emisarios de Pizarro. Y en el retorno al Perú
nos o burros, que nunca los hubo en los An- por la costa, y hasta llegar a Arequipa, atra-
des sino desde cuando los trajeron los con- vesaron por territorios ancestralmente ocupa-
quistadores. El cronista, pues, se refiere a or- dos y colonizados por los mismos kollas. Es
febres, a artesanos que trabajaban en plata. decir, también debieron ver en ellos a más
“Esto que narramos –ha dicho antes Del Bus- “plateros” kollas, o a hombres y mujeres ata-
to– sucedió en la primera mitad de diciembre viados con objetos de plata.
En definitiva, a nuestro juicio, los con- El portugués –dicho sea de paso–, casi no
quistadores no sólo se disputaban el Cusco, tenía cómo saber del enorme yerro que había
sino también los territorios al sur de él, y no cometido. Porque, en efecto, ese emporio a-
Obsérvese que entre 1551 (en que se estu- Del mismo modo queda claro que en la
dia topográficamente el área minera) y la lle- llamada “cuarta guerra civil”, no estuvo en
gada al Perú del virrey Toledo median toda- juego la convicción de la Audiencia y los en-
vía 18 años. Pues bien, en 1562, ocho años comenderos agrícolas de que se apliquen las
antes del arribo de Toledo, el virrey Diego de Nuevas Leyes de Indias que prohibían los
Zúñiga y Velasco, conde de Nieva, ordenó al trabajos forzados de los nativos, que no fue
licenciado y cronista Polo de Ondegardo 142... sino un vulgar pretexto, sino su ambición de
arrebatar a los encomenderos del surcordi-
recorrer los Andes entre [Ayacucho] y Po- llerano las riquísimas minas de las que eran
tosí, visitando fundamentalmente los cen- posesionarios. Y se las arrebataron.
tros mineros...
Buena cantidad de plata llegó entonces a
A este respecto, pues, un cuarto y com- España durante el gobierno de los virreyes
plementario dato es también muy preciso y que antecedieron a Toledo. La Corona, sin
certero. En efecto, si nos retrotraemos al Grá- embargo, pronto apreció que, en vez de cre-
fico Nº 28 (pág. 178), en él se muestra que, a cer la producción, ésta disminuía, en tanto
pesar de estar aún viva la resistencia inka, se que las urgencias económicas del imperio
produjo en Potosí, y aunque gravemente de- crecían.
clinante, una importante cantidad de plata en-
tre 1550 y 1568, antes de la llegada del virrey Sin la menor duda, el virrey, la Audiencia
Toledo. de Lima, los encomenderos mineros y los ad-
ministradores de las minas, se las ingeniaron
Habiendo sido derrotado y ajusticiado Her- para hacer llegar a la Corte del recién coro-
nández Girón en 1554, ¿quién tuvo en sus nado Felipe II (1556), las verdaderas razones
manos a partir de allí la explotación de las de la caída de la producción de plata. Hacién-
ricas minas de Potosí? dole llegar asimismo sus sugerencias de có-
mo hacer crecer nuevamente esa producción,
Ahora sí, sin la más mínima duda, nos quebrando la barrera más importante: la re-
atrevemos a afirmar que los encomenderos sistencia inka.
costeños que lo derrotaron, administradores
de por medio, se habían lanzado pues a ex- En la metrópoli imperial, entre tanto, de-
plotar el territorio de los “plateros” que por batían con ardor quienes exigían la lealtad y
primera vez habían sido avistados en 1533. Y consecuencia de la Corona hacia sus restric-
que, guerras y crímenes de por medio, habían tivas y humanistas “Nuevas Leyes de Indias”
“heredado” de Gonzalo Pizarro y Francisco –que estaban por cumplir quince años de bien
Hernández Girón. promulgadas y mal cumplidas–, y quienes a-
valaban un pragmático “hacerse de la vista
Asoma pues absolutamente obvio que las gorda”. Lánguida, pero cargada de gran ci-
mal denominadas “guerras civiles” no fueron nismo la Corona titubeaba.
tanto por las lealtades de unos con Almagro y
otros con Pizarro; o de unos con Gonzalo Pi- Mas habrían de ser los turcos desde el
zarro y Hernández Girón, y otros con la Au- este del Mediterráneo quienes, arreciando los
diencia de Lima y la Corona en Madrid. No, ataques que habían iniciado durante la ges-
Así, apremiado por Felipe II, Toledo ace- Retomemos sin embargo el tema que nos
leró la formación de las “reducciones de in- traía. Como se ha visto, las últimas de las
dios”, así como el cumplimiento de las otras “guerras civiles” las desataron los conquista-
no menos apremiantes tareas recibidas. dores encomenderos contra la Corona y con-
tra quienes la representaban en el Perú y en el
Y mientras en Europa se daba forma a la resto de América Meridional.
“Santa Liga” contra los herejes turco–oto-
manos –como lo recuerda Carl Grimberg–,
en el Perú el oscuro ex-burócrata y virrey se ¿Rebeliones anti imperialistas?
vio precisado a tomar en sus férreas pero mi-
litarmente inexpertas manos, y precipitada-
mente, la tarea de dar caza a Manco Inca. No Mucho se ha especulado en la historio-
cabía esperar un segundo más, y en febrero de grafía tradicional en torno al planteamiento
1571 se trasladó al Cusco. de qué hubiera pasado si triunfaban los mo-
Pues bien, no hay absolutamente ningún Las mujeres de los encomenderos agrí-
indicio que nos permita asumir que pudiera colas y mineros, y de los grandes burócratas
cumplirse la segunda condición, esto es, que del virreinato lucían “muy adornadas con ca-
Gonzalo Pizarro, Francisco Hernández Gi- denas de oro, gruesas perlas, sortijas, gan-
rón, y el resto de los grandes encomenderos gantillas y cintillas de diamantes, rubíes, es-
mineros, tuvieran alguna, siquiera mínima meraldas y amatistas”, pero además “todos
proclividad a la inversión. Eran, por el con- los meses jugaban toros (...), de continuo ha-
trario, absolutamente fatuos y derrochadores. bía comedias y músicas (...), meriendas y ban-
quetes...” 145.
No pudiéndose cumplir esa exigencia in-
dispensable quedaban asimismo frustradas las Y, las pocas veces que manifestaron algu-
dos restantes, igualmente indispensables e in- na vocación de inversionistas –si es que a eso
sustituibles. y no a actividades esencialmente rentistas se
¿A título de qué presuponer que Gonzalo Por igual, pues, habrían canalizado la ri-
Pizarro y Hernández Girón habrían actuado queza de los Andes hacia otros confines, para
de distinta manera que sus “herederos”? ¿Y a contribuir al desarrollo de otros rincones del
su vez éstos, en el Perú y Bolivia, fueron la planeta. Y, por añadidura –como también hi-
excepción a la regla del tipo de los conquis- cieron sus “herederos”–, por igual y por do-
tadores de la América colonial? quier habrían sembrado los lastres del ulterior
subdesarrollo de los pueblos del riquísimo te-
¿No es una sólida evidencia de que todos rritorio andino.
los conquistadores estaban hechos de la “mis-
ma madera”, el hecho de que quienes derro- ¿Hubiera impedido acaso ese proyecto la
taron los movimientos rebeldes en Guate- presencia masiva en los centros mineros de
mala, Nicaragua, Paraguay y México fueron aventureros ambiciosos, bandoleros timado-
igualmente dispendiosos y fatuos como los res, tratantes de blancas, y de toda la canalla
de los Andes? ¿Y que como éstos tampoco que, una vez hecha su fortuna, salía con ella
realizaron en ninguno de esos territorios in- de los Andes sin dejar un ápice aquí? No, ni
versiones de ningún género? Gonzalo Pizarro y Hernández Girón, ni nadie,
habría siquiera intentado impedirlo, porque
Se ha idealizado pues las potenciales re- los habría ahuyentado y, entonces, no habría
percusiones económico–sociales de las rebe- habido quién administre y explote las minas.
liones de Gonzalo Pizarro y Hernández Girón.
También el idealismo lleva –en este caso
Y es que si bien sus propósitos económi- a Fernando Iwasaki–, a una conclusión en la
co–militares de corto plazo eran coyuntural y que, además de no tener ningún fundamento,
circunstancialmente independentistas, y de y de contener un gravísimo error de concepto
hecho atentatorios contra los intereses impe- y perspectiva histórica, hay una flagrante au-
rialistas de España, no por ello incluían obje- sencia de rigor.
tivos nacionalistas, y menos todavía peruano-
bolivianos. Dice en efecto Fernando Iwasaki 146a: “pa-
ra nosotros, los encomenderos rebeldes fue-
No nos engañemos, era un proyecto colo- ron los primeros peruanos”.
nial, tan nefasto y perverso como aquel con-
tra el cual empuñaron sus armas. Porque en Iwasaki, a este respecto –y erróneamente
el supuesto –que también nos negamos a ad- en nuestro concepto–, razona como los histo-
mitir–, de que militarmente hubieran triunfa- riadores españoles Américo Castro y Pedro
do, habrían instaurado un imperio que, aun- Laín Entralgo (ver Nota 75 del Tomo I), pero
que independiente y hasta rival del de Es- incurriendo en otro gravísimo error. Y es que
paña, habría sido igualmente nefasto para los ni Gonzalo Pizarro ni Hernández Girón lu-
pueblos de Perú y Bolivia. charon por el Perú, en función de los intere-
Y ni en sus manos ni es las de Toledo Resulta muy claro que, en razón del cam-
–como de hecho ocurrió–, dicha política po- bio de las circunstancias, pero siempre en
día beneficiar en nada a los peruanos ni a los función de los intereses –implícitos y/o ex-
bolivianos. Mas Iwasaki ni Macera han re- plícitos– del poder imperial hegemónico, y
pararado en ello. de quienes como aliados de turno medraban
Gráfico Nº 29
Los actores de la historia
1542–54 1568 ➙
En 1515, meses antes de que Carlos ac- ¿Podía negarle Carlos V al Vaticano, el
cediera al trono de España, Bartolomé de las único aliado que le quedaba, un gesto de con-
Casas había iniciado ya su combativa prédica secuencia, aunque fuera simbólico, sabiendo
antiesclavista, en abierta defensa de los como sabía que muchas de las autocríticas de
nativos de América. Por extraña casualidad, la jerarquía católica se referían a la conducta
ese mismo año estalló en su Alemania natal de príncipes, prelados y curas españoles? No.
la violenta protesta de Lutero que condujo al
profundo y grave cisma de la Iglesia Católi- Menos aún ante la agravante circunstan-
ca que dio inicio al Protestantismo. cia de que, ese mismo año, Francia –en tácti-
Pues bien, mientras todo ello ocurría en Todos a una, pues, consiguieron su pro-
Europa, en el Perú los encomenderos no mi- pósito. Así, las Nuevas Leyes de Indias san-
neros, y en general todos aquellos conquista- cionaron la caducidad de las encomiendas
dores y aventureros que llegaron después de perpetuas, y la prohibición del trabajo gratui-
la conquista militar del territorio, sólo atina- to y forzoso. Casi puede decirse que, a estos
ban a roer su creciente envidia ante la incon- respectos, eran leyes con nombre propio:
mensurable riqueza de la que se estaban ha- Gonzalo Pizarro. ¿Y quién reaccionó contra
ciendo aquéllos, a costa de las “encomiendas ellas? Pues Gonzalo Pizarro, que no paró
perpetuas” y del trabajo forzado y ni no pa- hasta Quito persiguiendo, hasta ajusticiarlo,
gado a los nativos. al primer virrey del Perú que, con poder po-
lítico, había venido a aplicarlas.
El territorio mejor conocido y más pobla-
do de nativos, ya había sido íntegramente re- A partir de allí, todo el poder político y
partido entre los primeros conquistadores. Ya todo el poder militar de la Corona, y todo el
no quedaba tajada para los de la segunda o- poder de la Iglesia, pelearon hasta darle caza
leada. Y, según creían, menos aún tajada que y a su vez ajusticiarlo. No se puede conside-
pudiera redituar una riqueza como la que cie- rar una simple coincidencia que fuera un
gamente ambicionaban. clérigo, La Gasca, quien recibiera el encargo
de liquidar tan duro hueso de roer. Corría el
Asesinado Francisco Pizarro, ajusticiados año 1544. Y sólo casi una década más tarde
Diego de Almagro y su hijo, acusado y preso se acabaría de remontar el último escollo:
en España desde 1541 su hermano Hernando, Hernández Girón.
Inter–élites nacionales 1
Inter–facciones nacionales (polít. / económ.) 2
Intra–naciones / países Étnicas, Inter–étnicas, Religiosas 3
Guerrillas (urbanas, rurales), foquismo 4
Terrorismo (político, étnico, religioso) 5
Internas Inter–imperiales hegemónicas 6
Inter–imperiales autonomistas 7
Intra–imperios
Anti–imperialistas de liberación social 8
Anti–imperialistas de liberación nacional 9
Económico – territoriales 10
Inter–nacionales Político – religiosas 11
Externas Anti–expansión imperialista 12
Conquistas imperiales 13
Abiertas (incluso las “frías”) 14
Inter–imperios
Encubiertas (o instrumentalizadas) 15
Franciscanos y mercedarios, desde 1493; sociedad de acuerdo con los patrones euro-
dominicos, en 1510; agustinos, en 1532; y peos 151. Y –bien podemos ya decirlo–, orga-
jesuitas, a partir de 1568, se cuentan como nizar a los pueblos de América Meridional en
las primeras órdenes religiosas en arribar al función de las exigencias económicas del im-
Nuevo Mundo 149. perio.
Para 1600 “habían pasado a la América Ello pudo darse porque, con gran eficien-
española 5 428 religiosos” 150. Posteriormente cia en relación con sus objetivos, la organi-
llegaron capuchinos, carmelitas, jerónimos, zación de la Iglesia siguió el compás de las
trinitarios, oratorianos y benedictinos. Pero conquistas militares. En 1504, en Santo Do-
también los hermanos hospitalarios de San mingo, se constituyó el primer obispado de
Juan de Dios, desde 1602, y los betlemitas, América. Y cuando ya casi existían 22 obis-
desde 1655. Y, entre las órdenes religiosas pados, “con objeto de emancipar a la Iglesia
femeninas, llegaron clarisas, agustinas, car- americana de la tutela del arzobispado de Se-
melitas y franciscanas, entre otras. villa (del que dependían orgánicamente las
primeras diócesis de Indias), se fundan en
Se cree que en algún momento habían en 1546 las archidiócesis de Santo Domingo,
el Nuevo Mundo más sacerdotes que en la México y Lima...” 152.
misma península. Ya en Cajamarca, en el mo-
mento del reparto del restate de Atahualpa, En lo sucesivo, específicamente a partir
estaba en evidencia la desproporción: un sa- de 1564, cuando se funda la archidiócesis de
cerdote por cada 90 conquistadores. En efec- Santa Fe de Bogotá –Colombia–, y luego en
to, recuérdese que estuvieron presentes el 1605 la de Charcas –Bolivia–, la Iglesia se
clérigo Juan de Sosa y Fray Vicente Valver- adelantará notoriamente, en lo que a control
de. En la península, en cambio, había un sa- del territorio y manejo más descentralizado
cerdote por cada mil habitantes, aproximada- se refiere, a la organización burocrática im-
mente. perial que, ciento cincuenta años después, en
1719, recién forma por ejemplo el Virreinato
La evangelización –o mejor, la Iglesia– de Nueva Granada –con sede en Bogotá–.
“fue –como afirma M.L. Laviana– el aliado
indispensable de la conquista y la coloniza- A fines del período colonial existían en la
ción; proporcionaba el marco ideológico ne- América española 45 obispados 153, en tanto
cesario para justificar el papel dominante de que sólo llegaron a formarse 4 Virreinatos y
los españoles y a la vez permitía ordenar la 13 Audiencias 154.
Veremos sin embargo cómo, además de Asumiendo que a este respecto, entre la
razones evangélicas, razones más mundanas Iglesia en México y la Iglesia en el Perú,
pueden haber contribuido también a ese e- había también la relación 7 a 1 que anterior-
norme despliegue descentralizador de la Igle- mente vimos para las economías de ambos
sia Católica. virreinatos, la Iglesia en el Perú, entonces,
recibía –siempre sólo para culto– el equiva-
Por de pronto, es difícil prescindir de la lente actual de 200 millones de dólares –que
consideración de que, en presencia de tantas ciertamente hoy apreciaría mucho Juan Luis
congregaciones, no se suscitara en ellas el Cipriani, el Arzobispado de Lima–.
celo y vehemente deseo de controlar una dió-
cesis, “su propia diócesis”, tanto por el enor- ¿Resultará muy grotesco multiplicar la
me poder que ello representaba, cuanto por la suma por un mínimo de 250 años de período
riqueza que reportaba. Colonial? Da ciertamente una cifra extraordi-
naria. Asumamos entonces que la Iglesia sólo
En efecto, desde 1519 en que se estable- fue capaz de captar el 50% de los diezmos
ció la Inquisición en América, y durante los que legalmente le correspondían y, además,
siguientes cincuenta años, los “poderes in- que el promedio en ese período fue a su vez
quisitoriales correspondieron a los obispos o el 50% de lo que se habría captado en el siglo
a provinciales de las órdenes religiosas” 155. XVIII.
Mas a través de sus provinciales las órdenes
religiosas controlaron también gigantescos La resultante, si bien es la cuarta parte de
recursos económicos. Veamos. la que daría sin estos ajustes, no deja de ser
sorprendente. Mas habremos de castigarla en
Diversas bulas papales garantizaron a la un tercio –como veremos, porque la Iglesia
Iglesia el control sobre los “diezmos” ecle- mal podía pagarse a sí misma los diezmos
siásticos, esto es, la “décima parte de la pro- correspondientes al tercio de la producción
ducción agrícola y ganadera, que los fieles que controlaba–. Así, la Iglesia habría con-
debía pagar para sostener el culto” 156. sumido, durante la Colonia, el equivalente de
70 000 millones de dólares, sólo en gastos de
No se conoce cifras del valor de la pro- culto.
ducción agropecuaria en el Virreinato del Pe-
rú. Para México, en cambio, como ya hemos Porque deberá tenerse presente que un
visto, Humboldt estimó que, por lo menos en presupuesto aparte asignaba la Corona, a tra-
el siglo XVIII, podía calcularse en 23 mi- vés de los virreyes, para costear los salarios
llones de pesos el valor de la producción a- del clero y para la edificación y equipamien-
gropecuaria anual de la época. to de catedrales e iglesias que, como vere-
mos, alcanzó también cifras extraordinarias.
Los diezmos, entonces, estaban, para la
época, en el orden de 2,3 millones de pesos Además de esos privilegios, la Corona,
por año. Esto es, como si hoy la Iglesia en disponiendo de las mejores tierras de las co-
México recibiera una subvención –sólo para munidades campesinas, cedió gratuitamente
gastos de culto: hostias, vino, flores, velas, muchas de ellas a la Iglesia. Así –como re-
vestimenta sacerdotal y otros elementos de la conoce Laviana 157–, además del enorme pa-
Si asumimos, conservadoramente, con ci- En todo caso, he ahí una cifra, y sus su-
fras muy distantes de las que proporcional- puestos de base, que, sometidos a juicio y
mente corresponderían –si nos atenemos a contrastación, pueden dar pie para acceder a
los datos que ofrece Jorge Abelardo Ramos–: mejores luces.
1) Que el número y valor actual de las igle- Mal haríamos, sin embargo, en creer que
sias construidas, entre 1550 y 1750 fue: la conciencia de estos increíbles derroches, o,
si se prefiere, la conciencia de que a la cons-
Número Valor unitario trucción de iglesias durante la Colonia se des-
(US $)
tinaron enormes sumas es sólo preocupación
20 5 000 000 de los tiempos modernos.
50 1 000 000
100 500 000 Ya en una fecha tan temprana como 1733,
500 100 000
un eminente historiador y cosmógrafo como
1 000 50 000
Pedro de Peralta y Barnuevo, para más señas
Porque, conforme a los incontrovertibles Afirma M. L. Laviana que “el primer ob-
resultados que se obtuvo, no consiguieron ni jetivo cultural de la Corona española en A-
catequizar a las poblaciones nativas del sur mérica fue la asimilación de los indios, y ésta
cordillerano, ni menos aún castellanizarlas. fue encomendada a los religiosos, conver-
tidos así en educadores que junto con la doc-
Esos objetivos, con proporcionalmente trina enseñaban instrucción primaria” 171.
muchos menos sacerdotes, sí los consiguie-
ron los conquistadores asentados en el área Esa trillada afirmación no pasa de ser una
norte del territorio peruano. declaración lírica que, una vez más, deforma
la verdad. Veamos.
En el sur cordillerano, en cambio, los
conquistadores y los sacerdotes consiguieron En el Virreinato del Perú, en 1617, du-
una montaña de plata a costa de la casi extin- rante la gestión del virrey Francisco de Borja
ción de la población, de la no castellaniza- y Aragón, Príncipe de Esquilache 172, se fundó
ción de los pocos supervivientes, y del “sin- la primera escuela a la que podían asistir na-
cretismo religioso”, cristiano–pagano, que és- tivos peruanos. Su sede fue Lima –por su-
tos, a pesar de su insignificancia poblacio- puesto–, y su organización y dirección fue
nal, lograron transaccionalmente conseguir. encargada a la congregación jesuita 173.
A fines de 1996, una prestigiosa universidad pe-
ruana –la Universidad de Lima–, fue anfitriona del II El año de inauguración –1617, insisti-
Congreso Internacional de Peruanistas. Así llegaron mos– resulta muy revelador de la verdadera
invitados al Perú más de cien prestigiosos científicos política educativa que, en función de sus in-
sociales de diversas partes del mundo, entre cuyas tereses hegemónicos, implantó el poder es-
principales inquietudes intelectuales está pues la his- pañol en el territorio andino. Éste, para en-
toria del Perú.
tonces, seguía siendo ampliamente su mayor
fuente de riqueza –téngase presente que sólo
No obstante, poco, muy poco de lo que aquí ve-
nimos diciendo se escuchó en el evento. ¿Es que lo cincuenta años más tarde México pasará a ser
que estamos presentando no es relevante en la pro- mayor productor de plata que Perú–Bolivia–.
blemática histórica del Perú? ¿Ni relevante para en-
tender la deplorable pobreza del Perú de hoy? De manera muy significativa, esa primera
escuela para nativos se fundó en el Perú tan
Todavía tenemos bien presente la disertación en- postergadamente como 85 años después de
jundiosa y erudita de un sacerdote que, transparencias
iniciada la conquista de los Andes. Porque en
de por medio, mostró las similitudes y diferencias en-
tre la arquitectura de las iglesias del Perú y Bolivia. México la primera escuela para nativos se
Pero, del valor de dichas monumentales obras, y, críti- había fundado apenas 16 años después de ini-
camente, de lo que dejó de hacerse con esa misma ciada la conquista de ese territorio.
Con esas cifras, es probable que el cole- La gráfica muestra que en el Perú, superado
gio de Lima terminara desapareciendo como el “boom” de las dos primeras décadas –en
también había ocurrido, en 1560, con el de que el número de estudiantes admitidos cre-
México, que fue clausurado a sólo 24 años de ció a un ritmo de 17% anual–, si se hubiera
haberse fundado. Y es obvio, por la enorme continuado creciendo, cuando menos a un
población escolar que ha referido la propia ritmo de 5 % anual, habrían podido ser edu-
historiadora española, que no fue precisa- cados 1 780 caciques más de los que fueron
mente por falta de estudiantes. admitidos.
45 3
30
25
20
15
10
1620 1625 1630 1635 1640 1645 1650 1655 1660 1665 1670 1675
¿Qué precipita hacia 1661 (también des- La fábricas, ni pueden subsistir, ni con-
tacado en el gráfico) la repentina y brusca viene en buena política que las haya, ni
caída en las matrículas del colegio de ca- aun en aquellos géneros que no se fabri-
ciques de Lima? ¿Quizá el hecho de que ya can o traen de España (...) No debe per-
se había alcanzado el número de obrajes tex- derse de vista que esto es una colonia que
tiles suficientes para garantizar el autoabas- debe depender de su matriz, la España...
tecimiento del virreinato del Perú? Es proba-
ble. He ahí pues otra hipótesis. Y un buen ¿Se concretaron los consejos del conde de
indicio de su pertinencia lo ofrece el hecho Revillagigedo, haciéndose así prevalecer los
de que el número de licencias concedidas pa- intereses de la aristocracia española de la pe-
ra obrajes textiles en Quito –que pertenecía al nínsula, y específicamente los de los comer-
virreinato del Perú– había crecido significati- ciantes; en contra de los de la aristocracia in-
vamente 182. dustrial criolla de las colonias?
Más tarde, a mediados del siglo XVIII, ¿Se afectó el funcionamiento de los obra-
los obrajes en todas las colonias entrarían en jes, acicateando así el fermento independen-
colapso. Bien vale la pena entonces recordar tista que cada vez más insistentemente toca-
las razones presentadas en el Tomo I. ba las puertas de las colonias?
Es decir, como habíamos asumido para el Casi con seguridad, por el contrario, el
caso de la construcción de las iglesias en el arzobispo–virrey ocupó buena parte de su
sur del Perú, hay más de un serio indicio de tiempo en visitas eclesiásticas a muchos de
la tremenda competencia en la que estaban los 159 grupos de catecismo “regentados por
sumidas entre sí las órdenes religiosas. 111 clérigos y 78 religiosos” 195 que había en
la Ciudad de los Reyes.
En el recuento que recientemente hemos
presentado de los monasterios construidos Es decir, había “niños indios” para el ca-
antes de 1550 en el Perú, esas tres congrega- tecismo, pero no había “niños indios” para la
ciones estaban presentes en todas y cada una escuela. Las incongruencias, pues, son osten-
de las ciudades no mineras más importantes sibles. Peor aún, son vergonzantes.
a esa fecha: Cusco, Lima, Trujillo.
Entre tanto, en Lima, cuando en 1620 el Pues bien, no obstante el sesgo grotesca-
“colegio para caciques” estaba en su tercer mente excluyente, no obstante que muy pro-
año de funcionamiento, y acababa de admitir bablemente más del 95 % de los niños na-
a 9 estudiantes nativos, con lo que su po- tivos no tuvo nunca acceso a ningún nivel e-
blación escolar apenas superaba 45 alumnos; ducativo, se sigue repitiendo en la historio-
ya la cárcel de la ciudad estaba poblada de 40 grafía tradicional –y aquí una vez más en la
presidiarios 194. O mejor –decimos nosotros–, pluma de M.L. Laviana– que “el primer obje-
había 40 nativos presos en ella. ¿Alguien po- tivo cultural de la Corona española en A-
dría ponerlo en duda? mérica fue la asimilación de los indios...” 197.
Para comprender el Perú de hoy, a cuyo tancia racional y efectiva de los líderes, aquéllos que
estudio nos estamos acercando lenta y cuida- ocupan el vértice superior de las pirámides organiza-
cionales.
dosamente, es necesario revisar todas las ne-
fastas herencias coloniales de las que el país
Ayer esa posición la ocuparon en las sociedades
no ha podido desembarazarse. de su tiempo, los faraones, los césares, los empera-
dores y los reyes. Y, en las colonias, los sátrapas, vi-
Entre ellas, ciertamente, hemos estado rreyes, comendadores, encomenderos, oidores, etc.
dejando hasta el final una, que pasaremos a
analizar apretadamente, porque sobre ella no Sin duda, actualmente, con el desarrollo de la de-
se han preocupado en entregarnos mucho mocratización en el mundo, los gobernantes no pue-
den hacer impunemente todo cuanto les viene en gana.
material los historiadores: la corrupción, en
Aunque también es verdad que algunos antidemocrá-
sus más variadas modalidades. ticos y corruptos tiranejos –en particular en las socie-
dades subdesarrolladas–, no sólo logran imponerse de
cualquier modo, sino diferir significativamente la san-
ción que les corresponde. Mas estamos aquí precisa-
¿Quién da el ejemplo? mente para entender por qué sucede ello.
Para empezar, no nos cansaremos de re- Uno de los grandes progresos de la civilización
actual es que los líderes han aprendido que deben estar
petir un principio básico de funcionamiento
al servicio de los ciudadanos, y no éstos al servicio de
de las sociedades humanas, y que hoy reco- aquéllos, como ha ocurrido durante miles de años –y
gen en sus textos, en distintas versiones, las como sigue ocurriendo en buena parte de los países
“ciencias de la administración”: los grupos subdesarrollados–.
humanos, grandes o pequeños, se organizan
y funcionan “a imagen y semejanza” de sus En particular, desde el imperio romano para acá,
líderes. Máxime cuando la conducta de los las normas –las leyes– con las que explicitamente fun-
líderes –la de los primeros y la de los que los cionan los grupos humanos, y a las que se deben ceñir
tanto los subgrupos que los integran como los indivi-
suceden– se perenniza y repite en el tiempo, duos, no sólo están escritas, sino que son cada vez más
quedando casi como una huella profunda e y mejor comprendidas por todos los ciudadanos.
indeleble por la que deben transitar los que
vienen atrás. Mientras más homogéneas socialmente son las or-
ganizaciones, y mientras más vitalmente están com-
El capitalismo, con más empeño y explicitamente prometidas con la democracia las personas, los líderes
que ninguna otra de las formas de sociedad humana tienen menos autonomía para lanzarse a la práctica de
que lo precedió, se ha encargado de exaltar la impor- su libre albedrío. Ello es más evidente en las socie-
¿Puede alguien creer que la demora fue ¿Cuándo solicitó el jugosísimo préstamo
producto de un proceso complicado y labo- el virrey? Pues el mismo año en que llegó a
rioso? No, el oidor Villela sabía que el virrey Lima, y cuando apenas había terminado de
García Sarmiento tenía ya seis años en el car- desempacar sus bártulos. Es decir, o el virrey
go y que, por consiguiente, le faltaba muy llegó con las suficientes referencias financie-
poco para su relevo. ras sobre el oidor, o éste se aprestó a prestar
para que el prestado a su vez se preste al si-
El oidor Villela sabía también que cual- lencio cómplice –aunque el precio fuera no
quiera que viniera como virrey tendría pre- cobrar nunca la acreencia–.
ocupaciones nuevas y más grandes que saber
y sancionar las causas del naufragio del Jesús ¿Y qué podía urgir tanto al virrey? ¿Qui-
María de la Limpia Concepción –además de zá reembolsar a su vez la coima que habría
que entre tanto, muy probablemente, naufra- pagado en Madrid para alcanzar a ser nom-
garían otros galeones, echando oportunas y brado virrey? ¿Eventualmente para tener
encubridoras cortinas de humo–. “capital de trabajo” para negociados con ba-
rras de plata? ¿O sería tan inescrupuloso que
Pero, más allá de ésas, que seguramente le cobró a Villela por adelantado su silencio?
fueron sus acertadas presunciones, mal podía
ser firme y exhaustivo el oidor de marras, ¿Quiénes y por qué razones tenían que
cuando cientos de personas en la Colonia pagar las caprichosas y nada insignificantes
sabían que él, contraviniendo leyes expresas, coimas que enriquecieron al doctor Villela,
embarcaba ilegales cantidades de dinero con hasta convertirlo en grandísimo prestamista?
destino a España y que era usurero presta-
mista. Sin duda otros muchos que estaban in-
volucrados en mil formas de corruptela, crí-
menes y grandes negociados. De éstos –se-
gún leemos en Riva Agüero 205–:
El precio del silencio
...los había que de provechos ilícitos da-
ban en tres años 100 000 pesos.
Trece años después del naufragio en
cuestión, el virrey Pedro Fernández de Cas- Razonablemente –por lo menos a la luz
tro, Conde de Lemos, habría de ser uno de los de los intereses de los involucrados–, eran
que buscó los servicios del oidor: le pidió menos costosos los extorsionadores cobros
prestados 40 000 pesos (como 57 millones de del doctor Villela, que las sanciones oficiales
dólares de hoy). Un contemporáneo del oidor que prescribía la ley y que, eventualmente,
declararía en una ocasión 204: podían concretarse.
es mucha la hacienda adquirida que tiene Ésa pues, y aunque por ahora sólo la pri-
y no puede ser del salario. mera, fue una de las consecuencias de lo que
quizá muchos, para el caso anterior, habrían
Había quedado atado de manos el virrey considerado un “hecho aislado”, anecdótico
conde de Lemos, para ser él quien pidiera san- e intrascendente.
¿Por qué tan flagrante contradicción? ¿A- No obstante, todo hace pensar que casi
caso sólo porque Martín no protagonizó es- unánimemente consideraron que esa retribu-
cándalos? ción era exigua. Sus expectativas –según pue-
de colegirse–, eran más altas. De allí que
No, sino porque la beata, en su cada vez –según anota también la propia M. L. Lavia-
más creciente medio de influencia, sistemáti- na 207– “reaparecieron enseguida las viejas
camente repetía a sus oyentes que el sistema corruptelas que habían hecho odiosos a los
virreinal era inmensamente injusto y gro- corregidores”.
tescamente corrupto. El fraile, en cambio,
nunca tuvo una voz disonante, menos aún so- Pero como el 5% de comisión y las com-
liviantadora. Así pues, con la beata y el fraile, plementarias coimas por la evasión tributa-
se cumplía: para los amigos, todo; para los ria no eran suficientes, los subdelegados hi-
enemigos, la ley. cieron reaparecer el demoníaco negocio del
reparto obligatorio de mercancías europeas
–del que hemos hablado antes–, y cínicamen-
Coimas y comisiones te pasó a llamársele “socorros” 208.
Así, y para dar fin con ella, a mediados Respecto del contrabando no hay tantos
del siglo XVIII se suprimieron las antiguas registros como debiera, por lo menos si se les
gobernaciones, los corregimientos y las lla- compara con el enorme volumen que dicha
madas alcaldías mayores. Fueron sustituidas práctica alcanzó a tener. Pero algunos, como
por 42 intendencias siguiendo el modelo di- el que vamos a citar, son muy elocuentes.
Una de las mayores debilidades del esta- Ante las autoridades de migración de la
tismo –ampliamente reconocida hoy– es que, península sin duda no les resultó difícil apa-
al margen de la voluntad de los líderes y de la recer como cristianos viejos y de buenas cos-
burocracia misma, genera corrupción. Ello tumbres 225. Y obtener así las correspondien-
–es iluso no reconocerlo–, ocurría necesaria e tes autorizaciones de embarque, para regar en
invariablemente también antes. América cuanto habían aprendido en España.
¿Se puede con desfachatez –cual nuevo Recien haciendo eso estaremos presen-
Jehová de las ciencias sociales–, acuñar tando a los estudiantes una historia que real y
–como lo acaba de hacer Montaner–, diez efectivamente les permita entender el pre-
mandamientos para alcanzar el éxito de las sente. Y conocer las claves de la historia: qué
naciones, en los que los cuatro primeros es lo bueno que hay que mantener y repetir;
sostengan que es necesario “vivir en paz”, y qué es lo malo que hay que impedir que
“tener estabilidad política”, “gozar de liber- siga dándose o evitar que se dé.
tad política y económica” y “construir Es-
tados de Derecho”, y ninguno de los diez A este respecto, recogiendo una de las
sostenga: “no haber sido sometido a ningún más felices ideas de Viviane Forrester 247, po-
tipo de dominación militar extranjera” –me- demos decir que basta ya de plantearnos pro-
Gráfico Nº 33
Caminos precolombinos vs. coloniales Y todo ello,
Guayaquil Cuenca
Principales caminos andinos encontra- ¿a cambio de qué?
dos por los conquistadores españoles.
Tumbes Facilitaron la conquista y fueron aban-
donados durante la Colonia.
Moyobamba
Piura
Jaén
Más de una vez hemos tenido una expre-
Únicos caminos razonablemente man- sión como “la conquista y el saqueo, a cam-
Chachapoyas
Lambayeque tenidos durante la Colonia: “La ruta de
Cajamarca la plata”. bio de nada...”. ¿Significa eso que estemos
Trujillo Cordillera de los Andes despreciando o menospreciando la cultura
Huánuco Territorios agrícolas occidental traída por los conquistadores, y de
Huaraz
Casma Territorios agrícolas importantes la que incuestionable e irreversiblemente for-
Huarmey
Chancay-Huaral
La Merced Territorios mineros mamos parte? No. Categóricamente no.
LIMA–Callao
Mala Huancayo La cultura occidental –y cristiana– de la
Lunahuaná Huancavelica
Ayacucho Cusco que formamos parte incluye, entre otras mu-
Chincha
Pisco Castrovirreina
Andahuaylas
chas cosas: el idioma, la religión, las comi-
Ica
das, los vestidos, el arte, la manera de ver el
Nazca mundo, etc.
Arequipa Puno
Moquegua
Tacna
Pues bien, categóricamente también, di-
Oruro / Potosí remos que el castellano no es superior a nin-
¿Y por que –como también hemos dicho b) Los inkas eran la nación imperial que he-
en el Tomo I– ningún pueblo fue capaz de gemonizaba y mantenía sojuzgadas al res-
responder coherentemente a la agresión del to de las naciones, situación que se pro-
Imperio Romano, y etc., etc.? No, la historia longaba ya un período que, en promedio,
es inapelable e inexorable: hay casos, como puede considerarse de cincuenta años.
los que estamos mencionando, y muchos
más, en que no hay alternativa frente a una c) Los pueblos dominados odiaban a sus
fuerza avasalladoramente superior. conquistadores, y muchos de ellos habían
¿Dónde desembarcaron los españoles? ¿A- Las audiencias familiares escucharon se-
caso en las costas del sur del Perú, que des- guramente atónitas las descripciones de la
conocían? No, en el norte que ya habían ins- hermosa ciudad de Sevilla. Otro tanto y con
peccionado hasta en dos ocasiones en años mayor detalle harían de la hermosa ciudad
anteriores. ¿Y en el norte precisamente dón- sobre el Tajo, Toledo. También dirían que en
de? ¿En las costas donde desemboca el cau- ella habían escuchado a Pizarro que el rey lo
Lo que sí sabemos, es que, en ausencia de 7) sin duda después van a bajar a conquistar
escritura, los nativos peruanos –como los toda la costa;
griegos de la antigüedad– habían desarrolla- 8) están locos por oro y plata;
do una memoria prodigiosa. Y, como aqué-
llos, podían repetir una, dos y diez veces, sin 9) sólo hay hombres, están también locos
errores, con puntos y comas, lo que habían por mujeres;
escuchado en una reunión, de boca de un a- 10)vienen con ellos unos tipos raros: unos
migo o de boca del cacique. hechiceros a los que les dicen “frailes”, y
que para todo mueven las manos en la
También sabemos que por amistad, leal- cara; y otros a los que les dicen “cro-
tad y reciprocidad, los comerciantes tallanes, nistas”, que con cosas raras sobre cosas
fingiendo estar dentro de su normal rutina, más raras, registran con garabatos hasta
salieron en todas direcciones a repetir todo lo los más mínimos detalles de casi todo,
Uno tras otro todos los pueblos, conforme ¿Y acaso –como vimos en el Tomo I–, no
habían acordado, fueron saliendo con oro en habían hecho lo propio los mismos españoles
las manos a recibir a los que llegaban como frente a la invasión cartaginesa, y, siglos más
vencedores, y ofreciéndoles la inevitable tarde, frente a la invasión de los moros? ¿Y
aunque fingida alianza contra el “enemigo no es cierto también que muchas veces los
común”. espartanos se aliaron con los persas en contra
de los atenienses, y los atenienses con los
persas contra los espartanos?
Una constante histórica
Basta por lo demás leer a Julio César en
sus Comentarios de la guerra de las galias,
para que quede claro que cada vez que él se
Para Pizarro, con tres décadas ya en el encontró con pueblos sometidos por otros, le
Nuevo Mundo, eso ya no era una sorpresa. salían al paso ofreciéndole alianza para de-
Todos los pueblos, sin excepción le de- rrotar a los sojuzgadores. Ese comportamien-
mostraban que una de las más sólidas leyes to, harto comprensible y explicable, parece
militares se cumplía inexorablemente. Él, de ser pues una constante en la historia.
una u otra manera sabía que, desde la más
remota antigüedad, y en todos lados, cada En todos estos casos específicos, sin em-
hombre y cada pueblo ha hecho siempre lo bargo, hay otro común denominador: los na-
imposible por librarse de sus más odiados tivos del Perú, de México, del sur de Estados
enemigos. Unidos, sin excepción, terminaron mal para-
Y por eso no se puede pedirle peras al Juan José Vega, a su turno, más proximo
olmo: ¡“conciencia imperial”! ¿Se pretende en las palabras al marxismo de Mariátegui,
que los conquistados debían sentirse identifi- que a Garcilaso y Riva Agüero, habla de la
cados con sus conquistadores? ¿Que debían “cerrada aristocracia” cusqueña, de las “nu-
sentir y saber que tenían los mismos intereses merosas noblezas de las etnías provincianas”
y los mismos objetivos? y, de la gran masa plebeya que “sostenía” a
esos dos “grupos dominantes”.
¿Ha habido uno, siquiera un imperio en la
historia de la humanidad, que haya tenido ¿Dos grupos dominantes? ¿No había en-
conciencia imperial? No, los imperios no tie- tonces un grupo hegemónico que, a fin de
nen conciencia imperial. Los que la tienen son cuentas, imponía todos sus criterios? Y, ¿po-
las élites imperiales y, para el caso, parece demos decir que “la gran masa plebeya sos-
que también algunos historiadores. Los pue- tenía” a esos dos grupos? ¿”Sostenía”, así co-
blos conquistados no tienen conciencia impe- mo sostiene un trapecista a otro? Si la ana-
rial, tienen, más bien, y legítimamente, con- logía es válida, no se dude un instante que a
ciencia anti-imperial. los inkas se los habría soltado al vacío cui-
dando muy bien que no estuviera la red.
Para el historiador Franklin Pease las co-
sas no son distintas a como las plantea Del No, no sostenían a nadie. Eran brutalmen-
Busto. Es sólo un asunto de matices. Mien- te explotados por los inkas, que es cosa dis-
tras Del Busto afirma, Pease se debate en una tinta. Habla también Vega de la “desintegra-
crisis intelectual –y existencial–. Dice Pease: ción imperial”. Y la atribuye a “sus propias
“El problema más difícil sigue siendo esta- contradicciones internas”. ¿Cúales? ¿Por qué
blecer las relaciones de los grupos étnicos del no lo dice? ¿Por qué no las enumera? ¿Y por
área andina con el Tawantinsuyu” 264. qué no las desarrolla, sistemática, pedagógi-
ca y tan largamente como describe y enumera
¿O sea que es difícil entender porqué to- fechas, nombres y batallas?
dos los pueblos conquistados por los inkas,
sin excepción, se aliaron con los conquista- ¿Es que las contradicciones internas tie-
dores españoles? Ciertamente es difícil com- nen menos valor pedagógico que las bata-
prender eso cuando, por ejemplo, se cree que llas? ¿Cómo entender que quienes con más
aquello fue una estupidez. Y sobre todo cuan- ahínco se han dedicado a las campañas mi-
do no se quiere –o se tiene vergüenza o te- litares de la conquista española y a las cam-
mor– de admitir que los pueblos andinos, sin pañas militares de la resistencia inka –Vega y
excepción, fueron, entonces, estúpidos. Del Busto–, no hayan tenido tiempo de, aun-
que fuera por empatía, colocarse en los za-
Pero, por el contrario, si se reconoce que patos de los pueblos conquistados por los in-
todos los grupos étnicos sojuzgados en el Ta- kas y ensayar los análisis estratégicos que
1 Herbert S. Klein, Las economías de Nueva España y Perú, 1680–1809: la visión a partir de las Cajas
Reales, en H. Bonilla (Edit.), El sistema colonial en la América española, Crítica, Barcelona, 1991, p.
155. La cursiva es nuestra.
2 Ruggiero Romano, Fundamentos del funcionamiento del sistema económico colonial, en H. Bonilla
(Edit.), El sistema..., p. 243.
3 Francisco Carrillo, Cronistas el Perú Antiguo, Editorial Horizonte, Lima, 1989, p. 14.
4 Carrillo, Cronistas el Perú..., p. 14.
5 Carrillo, Cronistas el Perú..., p. 14.
6 Carrillo, Cronistas el Perú..., p. 14. La cursiva es nuestra.
7 John Hemming, La conquista de los incas, FCE, México, 1982, p. 486.
8 El conde de Superunda, tras 16 años en el cargo, terminó dando su título honorífico como nombre de la
calle que, nada menos, separa hoy al Palacio de Gobierno del Perú y el de la Municipalidad Metropolitana
de Lima.
9 Amat y Junyent, el catalán que se volvió loco por la Perricholi, por cuyos devaneos mandó construir el
más grande y costoso paseo urbano en Lima, quizá el más frívolo y derrochador de los virreyes, regresó a
Barcelona con una gran fortuna.
10 Manuel Miño Grijalva, La manufactura colonial: aspectos comparativos entre el obraje andino y el
novohispano, en H. Bonilla (Edit.), El sistema..., p. 114.
11 Jürgen Golte, El impacto del reparto de mercancías en la economía colonial de México y Perú a partir
de las diferencias de sus sociedades prehispánicas, en H. Bonilla (Edit.), El sistema..., p. 51.
12 Golte, El impacto del reparto..., p. 51.
13 Geoffrey Barraclough y otros, Atlas de la Historia Universal, The Times, Edit. El Comercio, Lima 1996,
p. 68.
14 Barraclough, Atlas de la Historia..., p. 68.
15 Barraclough, Atlas de la Historia..., p. 64.
16 Klein, Las economías..., p. 193.
17 Klein, Las economías..., p. 193. La cursiva es nuestra.
18 Klein, Las economías..., p. 215.
19 Antoni Simón Tarrés, La Monarquía de los Reyes Católicos, Hacia un Estado hispánico Plural,
Colección Historia de España, Tomo 13, Edit. Temas de Hoy SA, Madrid, 1996, p. 68.
20 Frederic André Engel, España, del Oriente hacia el Occidente, Edit. El Virrey, Lima 1987, p. 196.
21 Klein, Las economías..., p. 173.
22 Klein, Las economías..., p. 197.
23 Instituto Nacional de Estadística, Perú: Compendio estadístico 1984, Lima, INE, 1985, p. 26 y p. 28
24 En el Perú, al territorio de la cordillera de los Andes se le denomina comúnmente “Sierra”, y a sus habi-
tantes “serranos” –como en rigor corresponde–. Sin embargo,durante los tres siglos de la Colonia, y du-
rante los primeros 150 años de la República, primero los conquistadores y luego “señores” de la República
Aristocrática, se encargaron de cargar al gentilicio “serrano” de una connotación inocultablemente des-
preciativa, despectiva. Después de 450 años, encontramos imposible que, en el corto plazo, ello pueda
superarse. Entre tanto, pues, nos negamos a usarlo. De allí que, con insistencia, usamos “los Andes”, o
“territorio cordillerano” en sustitución de “Sierra”, y “pobladores andinos” o “poblaciones cordilleranas”
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