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Cuadernos de Trabajo Social LSSN: 0214-0314

2001, 14: 71-90

Las mediaciones sociales. Nuevas


tendencias en acción social comunitaria
Francese REINA PERAL*

Resumen Abstract
Las mediaciones sociales no son cosa nueva. Social mediation is not something new, it me-
Significan “ponerse en medio”, aproximar facilitar.. ar)s to mediate, lo bring closer, to make easy.. Pie-
Sin embargo, comienza a cobrar auge un sentido vertheless, a strict sense of mediation is coming
estricto de la mediación: la intervención exclusiva into view: Mediation as the constructive comuni-
en el conflicto y la comunicación constructiva pa- cation for conflict andas the constructive comu-
ra la convivencia. Con la aportación de técnicas, nication for living together, with the contribution
procesos y ciencias —pensamiento, acción y re- of technics, processes and sciences —thoughts,
flexión—, la mediación empieza a tener un estatu- action and reflection—, A4ediation stars having its
fo propio en nuestra vida cotidiana, La acción so- own estatus ir our daily uve, Social action, tradi-
cia4 mediadora por tradición, debe incorporar tal tionally mediator, shouldincorporate that metho-
metodología para complementan e incluso ser al- dology lo complemení and even to became anal-
ternativa, en muchos de sus quehaceres, Por otra ternative, ir mosí ofIheir taslrs, Qn the otherhand,
parte, la mediación necesita del componente so- mediation needs the social componen t fo beca-
cial para ser una herramienta útil en el terreno de me a use ful bol on fue field of the human relatioos
las relaciones humanas y comunitarias. and community.

Panorámica tos, este mes de febrero, El propósito


es el mismo que entonces: animar a los

E
n las segundas jornadas de los diferentes colectivos que inciden en la
servicios de atención primaria acción social, en la aproximación a
(estrategias de acción comunita- nuevas formas de intervención. Hemos
ria), que se hicieron en Barcelona en el de sentirnos muy agradecidos por el
año 1999, se presentó un trabajo que apoyo demostrado.
hoy, por fin, ha podido encontrar luz A continuación vamos a hablar de
(más ampliado), gracias a Teresa Za- mediaciones amplias y de mediacio-
manillo ya Leticia G. Villaluenga. El que nes estrictas. Os pedimos un esfuerzo
fue presentado entonces ha sido fiel- para descubrir en vuestras experien-
mente recuperado gracias a Angel cias, la forma y el fondo de esta mo-
Marzo, en su revista “Diálogos”, de cla- dalidad de intervención. De hecho, os
ra orientación en educación de adul- manifestamos nuestro propósito de

Licenciado en Pedagogía y Educador Social, trabaia en los Servicios Sociales de Badalona, Es docer,-
te en el ISEP <Instituto Superior de Estudios Psicológicos>.

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defensa de la mediación estricta, pero por los servicios sociales y persona-


sin perder de vista el modelo socio- les (no olvidemos los temas de pasa-
cultural, difuso y amplio, desorganiza- das escuelas de verano, de congresos
do si queréis, que se resiste a aban- y jornadas, ni la proliferación, afortu-
donar los modelos comunitaristas que nadamente, de literatura, a la postre
están dejando paso a sistemas de in- educativa, que impregna la filosofía y
tervención que priorizan más la gestión la práctica del trabajo social actual).
de recursos que, aunque es una de Más allá del discurso o la clase de mo-
nuestras funciones, deja de lado (no ral, todavia un tic” en muchos de
siempre por gusto) tos itinerarios rela- nuestros servicios y estilos, existen in-
cionales, la vinculación humana al gru- tervenciones que podrían colaborar en
po, las tareas de formación de la per- favor de una nueva cultura ‘coheren-
sona, en definitiva, lo comunitario Y te’, que sigue situando el acento en
Ni mejor ni peor que el terapéutico, una ética en los procedimientos (pro-
el correctivo o el compensatorio, nues- cesos y todas sus variables), al igual
tro planteamiento trata de sumarse a que en la reflexión, más compleja de
la tradicional acción de ayuda, defen- lo aparente, sobre los resultados. (Gil
sa y aportación material hacia el des- Calvo, E.1996: 594).
protegido, para complementarla con Contrastando nuestra experiencia
la ya nada nueva visión de la capaci- con los avances tecnológicos y cientí-
tación y promoción de las personas ficos, vemos que las mediaciones so-
(Costa, M y López, E, 1991>. ciales sitúan al trabajo social en una
Por ntrn nnrte, no podemos olvidar JjJiIII~a k~V a Ciba ue
¡LO.’ ¡JO

en nuestros contextos la contribución las intervenciones y del rigor técnico.


de los municipios y de las ciudades, Por nuestra experiencia, desde el en-
en el desarrollo de comunidades más sayo-error, por las orientaciones teóri-
justas, aquáflas que dedican sus es- cas que iluminan este debate y tras las
fuerzos a demostrar que las normati- constataciones que vamos realizando,
vas sociales deben ser aprendidas ya sugerimos que la implicación tecnoló-
no por simple adaptación-imposición gica y profesional en el conflicto y jun-
(Quintana, 1984;1O1>, sino por la ex- to a las personas protagonistas, cola-
plicación y, si es posible, a partir de la borará en una propuesta factible de
construcción participativa de los cambio de estilos, quizá de percepcio-
miembros del grupo (esto, evidente- nes e, indefectiblemente, de significa-
mente, no puede ser siempre>. ción social. Sugerimos las mediacio-
Creemos que la acción para la con- nes por su novedad, aplicada en los
vivencia debe ser reivindicada también contextos vitales, en los “espacios’,
En el libro Pedagogía de /a inadaptación social, de Carme Orle y Martí March (Nau47, Llibres, valéncia 1996),
quedice: ...nopo-
secita unaaportaciándeAntonio
der conformarnos con un modelo Petrusen
benéfico la
denevistadePedaqogiasocial conpl
los (los servicios sociales) on”3, un modelo asistencial, si-
quiera a aceptar un modelo de recursos. Es más, dinamos que tampoco nos satisface el modelo comuni-
fario sise entiende, exclusivamente, como prevención o intervención antes que aparezca el conflicto social”.
A esta aportación es imprescindible añadir tantas otras de Bueno Abad, Marco Marchioni, Garcia Roca,
Gloria Rubiol, Teresa Montagut, carmen Alemán, Maria José Escario, Teresa Zamanillo, Pelechano, etc.

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pliarse a muchos campos; al nuestro


definidos por Santi Marsal —buen
mentor de Jean Franqois Six—5, don- por supuesto. Normalmente en la con-
de se da el tan dificil problema, como flictividad en que intervenimos, a me-
diría Durkheim, de tratar “la depen- nudo no reparamos en esta necesidad
dencia del individuo respecto a los de incidir con todas las partes, o bien
hombres que le rodean”. nuestros destinatarios no nos dejan, o
Seguimos destacando el modelo por otro lado no podemos, pues nues-
sociocultural también en la investiga- tros límites no lo permitan o no se
ción y la formación permanente, ya aprecie como importante tal estrate-
que tal fórmula no separa los proce- gia. Quizá desconocemos los circuitos
sos de las ideas y las técnicas, las ac- o el argumento que lo justifique; tal vez
titudes de las habilidades, la informa- no creemos que sea lo más efectivo
ción de la comunicación. Además, pues ya lo hemos probado, es uno más
porque integra a los protagonistas en de nuestros métodos o incluso no dio
la acción y en la reflexión posterior resultado... Lo cierto es que nuestro in-
terés, ahora, está en demostrar que tal
proceso, de hacerlo con dedicación,
Mediaciones sociales. convencimiento y preparación, puede
¿Qué son? comportar grandes ventajas, pues es
en la forma de cómo intervenir en los
La mediación es la intervención de conflictos donde proponemos poner el
una tercera persona que facilita acuer- acento de esta dedicación.
dos entre gentes enfrentadas por un Tres son los matices que quisiéra-
problema al cual no saben o no pue- mos destacar para, de alguna forma,
den por algún motivo (por ejemplo, es- definir nuestro enfoque:
tar demasiado implicadas para que in- a> Lo que entendemos por me-
tervenga la razón), procurar remedio diación social.
por ellas mismas. Esto por si sólo no b) Lo que entendemos por media-
dice gran cosa: en el campo jurídico, ción amplia y estricta.
por e¡emplo, los juzgados son terceras c) Lo que entendemos por media-
partes, pero no facilitan acuerdos sino ción educativa (Reina-Gimeno, 1998).
que los imponen. La abogacía, por otro Las mediaciones, ampliándolas a
lado, también es tercera parte, pero no lo social, no hacen más que abundar
siempre actúa para beneficio de am- en la idea principal de muchas tareas
bas, comúnmente lo hace para servir a de apoyo y estímulo: facilitar el creci-
quien ha contratado. Esto puede am- miento y la autogestión de las perso-

2 Sant i Marsal es secretario de prevención en el Area de via pública del Ayuntamiento de Barcelona, es-
tudioso, traductor e impulsor de las mediaciones sociales municipales. Junto a Jean Frangois Six, <Seulí,
Paris> o Helena cornelius (Gala>, otras autoras y autores nos hacen revisar bibliografia sobre mediacio-
nes: Grover, Floyer, Grasasinger, Suares, Kolb, Folger... Aunque existe más literatura sobre el tema de
conflictos, la colección “mediación’, de la editorial Granica presenta un amplio abanico de ámbitos y sus
reflexiones. Paidós también abrió su colección sobre mediación. Edupaz es la colección que dirige el se-
minario para la Paz, en su editorial La catarata, de Madrid (de ámbito básicamente escolar>. Grijalbo, Ler-
na, o Martinez Roca cuentan con gran tradición de ediciones sobre comunicación social y autoayuda.

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nas para una mejor vida interior y co- diario entre el propietario de unafinca
mún. Sin embargo, no todas las me- y un futuro comprador o arrendatario,
diaciones gozan de este componente o la misma función que realizamos en
social, aún más, la mediación, sin los la atención y orientación desde nues-
matices anteriores, se sitúa primor- tros servicios, cuando informamos, fa-
dialmente en la posición de búsqueda cilitamos, acompañamos. La media-
de una solución ad hoc, por lo que su ción “estricta”, es decir, el acto de
proceso, sí puede resultar tan sólo una “ponerse en medio”, sin dejar de lado
aplicación de técnicas. Mientras, la lo anterior, incorpora algunos matices,
vocación y el estilo social, que com- finalidades que, básicamente podrian
partimos muchos colectivos profesio- caracterizarse, tal como la entende-
nales, ciudadanos o voluntarios, con- mos, por la intervención especifica en
tienen características muy parecidas conflictos y la prevención de éstos;
que, con ayuda de Hall, E. (Saez, .J, dicho de otro forma, para la mejora de
1994: 29> hemos reescrito para nues- las relaciones de convivencia. Dentro
tro propósito de esta forma: de este marco siguen existiendo ma-
El compromiso de muchos en
— tices, puesto que no siempre se actúa
las vidas de las gentes con las que tra- de la misma forma ante las problemá-
bajan. ticas, como ya hemos comentado más
Una crítica del papel y los mé-
— arriba.
todos de las formas de investigación Para completar esta conceptuali-
(y acción) más utilizadas. zación no falta más que intentar aco-
Un interés por la formación <de
— pIar todos los elementos de una forma
agentes) que potencien los movimien- esquemática. La mediación estricta,
tos sociales y fomenten la capacidad social y educativa:
de acción de la gente. a> Atiende el conflicto como uni-
Un interés por contribuir a la
— dad de acción y reflexión;
construcción de conocimiento (y prác- b) Entendiendo que la conflictivi-
tica>, que ponga su atención en la me- dad entre partes puede que tenga que
jora de la sociedad. ver en alguno de sus muchos momen-
PorÁñédíátiób am~lia entendemos los con dificultades de relación por fal:
cualquier intervención de terceros pa- ta de habilidades para una comunica-
ra incidir en la mejora o bienestar de ción positiva y pacífica, amén de
las personas sea en el nivel que sea. intereses, necesidades, posturas o el
Por ejemplo, sería una mediación en problema en cuestión;
un sentido amplio la que realiza un c> Procurando, entonces, con el
profesor o maestro que se coloca co- manejo de técnicas especificas, que
mo intermediario entre los conoci- las partes en desacuerdo tomen algu-
mientos que deben impartirse según na solución autónoma, óptima o sim-
la legislación educativa (curricula) y el plemente tolerada;
alumnado, o el papel que juega un d) Resaltando los intereses co-
agente inmobiliario (a veces llamado lectivos, globales, a pesar de su apa-
mediador> por su función de interme- riencía individual;

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7,1
~LivI, ¡‘*2
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e) Complementando con su apor- construcción de relaciones e incluso


tación un objetivo de formación ciu- reconstrucción de ambientes de reac-
dadana que implica que las personas ción más positivos ante las dificulta-
destinatarias tengan información y ad- des diarias:
quieran habilidades para el manejo de — Canalización ágil de la conflicti-
sus dificultades con comunicación vidad. Redes de atención conciliadora.
efectiva; y — Ambientes constructivos ante la
fi Creando actitudes cívicas co- conflictividad. Cooperación y diálogo.
mo ángulos de lo que pretenderíamos — Aprendizaje-enseñanza comu-
por cultura democrática, crítica, soli- nicativos y estímulo de variables in-
daria y participativa. terno-externas (Sarramona, 199O)~.
Como se puede advertir, existe en Ejemplos de lo que apuntamos
la mediación social, tal como lo vemos serían:
nosotros, un componente pedagógico — La creación, explicación y difu-
(de hacer educativo), de formación del sión de un servicio mediador comple-
carácter cívico, político y de las com- mentario a los existentes, y en con-
petencias sociales. tacto con dependencias y áreas
municipales (policía local, medio am-
Contenidos pedagógicos de la biente, servicios sociales, urbanismo,
acción social defensa del consumidor o de la ciu-
— Conocimientos. dadanía, participación ciudadana)
— Habilidades. juzgados, notarías, colectivos profe-
— Actitudes. sionales, patronales y gremios de em-
presarios, centros educativos y aso-
ciacionismo ciudadano y voluntariado
Para acabar con nuestra justifica- social.
ción sociopedagógica, hemos de in- — Juntas de mediación, consejos
sistir en que la mediación propone un municipales de seguridad y protección
proceso que va más allá de un simple ciudadana, asambleas de convivencia
conjunto de técnicas. Contribuye a es- vecinal, comisiones de diálogo en cen-
tablecer un itinerario de aprendizajes tros escolares, equipos de mediación
para la solución pacífica de conflictos en centros de enseñanza secundaria,
entre las personas y sobre todo en las comisiones de estilo para la convi-
comunidades, dando pautas para la vencia y control de reglamentos de
canalización y derivación de la aten- prevención de la violencia en el de-
ción de los conflictos, para la expre- porte infantil y juvenil.
sión constructiva, el autocontrol de la — Lugares neutrales, aceptación
frustración y la hostilidad, para la de limitaciones personales, aceptación

José Luis castilleio en Teoría de/a educación, Taurus, Madrid, 19890 Jaume Sarramona, en Tecnología
educativa, ceac, 1990, unto con otros tales como Garcia Garrido, Gonzalo vázquez., son claros expo-
nentes de la llamada tecnologia de la acción educativa. Esta concepción de la educación que estrecha
la relación educador-educando, aporta un enfoque práctico basado en las mayores posibilidades del en-
señante que, por preparación, domina más el proceso y las condiciones de aprendizaje.

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goria. Se trata de cuantas personas


de otros puntos de vista, respeto y
han sufrido perjuicio físico, psicológi-
confianza en el proceso y en la perso-
co o material a partir de una agresión,
na que lo conduce, aceptación de unas
mínimas reglas, posibilidad de expre- accidente o situación que se escapa
sarse, posibilidad de autoobservarse4. de sus marcos habituales de relación
En los escenarios sociales existen (violaciones, robos, personas sin pa-
múltiples dificultades cotidianas que peles) quedando en muchas ocasio-
vienen generalmente propiciadas a) nes apartadas de una intervención de
por necesidades en cuanto a recursos apoyo ante el problema de la supera-
que no se tienen, oque no se atienden ción de su situación, que a menudo se
o que cabe compartirlos; b) También olvida por focalizar el esfuerzo en la
por necesidades personales (aunque búsqueda de culpables5. Ejemplos pa-
normalmente se ocultan tras las pri- ra ilustrar la clasificación que hemos
meras o las últimas), como el deseo de propuesto están al orden del día y no
alguien de ser protagonista exclusiva necesariamente hay que acudir a las
de una actividad, o de ostentar poder poblaciones infantiles para aumentar
ante las demás y ejercerlo de forma el grado de comprensión, sobre todo
que provoca deterioros en la relacio- cuando sabemos, por las teorías del
nes o perjuicio en alguna persona; o la aprendizaje social, la de los lazos so-
necesidad de ser tenida en cuenta y, ciales o los enfoques de la acción ra-
por tanto, de llamar la atención aun- zonada, que los comportamientos in-
que ello signifique —con más o menos fantiles se mantienen o extinguen
conciencia—, dañar la convivencia del según las aportaciones y refuerzos so-
grupo; c> finalmente, los conflictos de- ciales adultos (Reina, 1999, Pérez,
rivados por un choque de valores, la 1999)6, ya sean personales o institu-
percepción de daño en nuestras cre- cionales, como plantean los ensayos
encias, patrones culturales que orien- sociológicos de Dahrendorf, Coser o
tan nuestras conductas. Pero no todas Touzard, este último de corte más psi-
las necesidades pasan por este pa- cológico, o como bien apuntan los en-
trón, la posibilidad de ser víctima de foques sobre violencia estructural de
aiyui Id Lidí iayieaiui dii Ip3id eolo urna- GaltungoLederach. ,su,t, u ¡a¡,,~ao ¡Ja

En el ler congreso de Mediación Comunitaria realizado en Prat de Llobregat el pasado año, las inter-
venciones de la alcaldesa Maite Arqué Ferrer, del Ayuntamiento de Badalona y de Angel Merino Benito,
alcalde de San Feliu de Llobregat, (ciudades, ambas, próximas a Barcelona>, se caracterizan por el com-
promiso de impulsar las mediaciones municipales. Xavier Jiménez, es educador social, responsable del
Servicio de Mediación en Seguridad ciudadana del Ayuntamiento del Prat deLlobregat, verdadero artifi-
cede! congreso. En Sendra, .1 encontramos un repertorio de experiencias municipales (Fundació Pi i Sun-
yer, document n’ 8, Barcelona>.
Hemos encontrado temas de victimismo reflelados en la revista Prevenció, cuaderno de estudios y do-
cumentación, concretamente sun’ 5. Ayuntamiento de Barcelona, Ares de vis Pública, 1990, a partir de
una experiencia. También en Martin González, A (1998> en la editorial Sintesis Psicología comon/tana, o
en Garcia Hoz, Iniciativas soc/ales en educac/ón informal, Rialp, Madrid, con un articulo de vicente Ca-
rndo Genovés, p. 232.
‘En esta linea, ver Reina,E Las mediaciones familiares desde una perspectiva socioeducativa’. ler con-
greso de Mediación familiar, Valencia, 1999 (actas>. Pérez Montiel, J ‘via contenciosa y mediación en los
conflictos coparentales’, en ler. congreso Internacional de Mediación Familiar, Barcelona 1999 (actas>.

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fijarnos en los modos de hablar que tado puede ser pasado por alto o no
utilizamos cuando estamos tensos, con el fin de evitar males mayores. La
preocupados o cansados, en los me- conducta de evitación puede ser tan-
canismos de desconfianza y agresivi- to un indicador de sumisión frente al
dad a los que llegamos cuando al- otro, como de madurez.
guien realiza o dice algo que no es de
nuestro agrado, a las posturas que
Las mediaciones, ¿cómo se hacen?
adoptamos cuando vemos en peligro
alguna costumbre o hábito arraigado Tenemos delante una nueva fórmu-
(Quintana, JM. 1992). la, aún tierna, de manejar las dudas me-
todológicas que surgen al operar alre-
Causas de los conflictos7 dedor de fenómenos de violencia,
1. Recursos. agresividad, prejuicios, aislamientos, in-
2. Necesidades personales. diferencias o descalificaciones, que se
3. Valores. dan en los núcleos de convivencia (ciu-
dades, comunidades>, allá en las fami-
has, en las instituciones, en los servicios,
El conflicto encuentra variables entre las personas, y que muestran la va-
que, al ser identificadas, cobran ca- riedad de fenómenos y consecuencias
pacidad para su mejora y solución. Tal que la acción social ha de tener en cuen-
como nos indica Paco Cascón (2000), ta para seguir jugando su papel prota-
un conflicto encierra a su vez proble- gonista en las politicas sociales8.
mas derivados de la forma en cómo se El papel mediador es de una gran
han tratado éstos y aquellas implica- relevancia puesto que no es nada fá-
ciones personales, sentimentales o cH devolver el protagonismo a quien
emocionales (no es lo mismo inducir a por cultura institucional lo delega a ter-
la prevención de un conflicto que se ceros para que muchas veces decidan
da entre personas que han estado muy por ellos (Solaños, 1998). Además, nos
unidas que entre aquéllas que se han parece lógico que la responsabilidad
visto en una discoteca, en la calle o en resolver la conflictividad generada
campo de deportes, y de forma ca- entre partes tenga en éstas a sus má-
sual>. También se hace necesario ca- ximos protagonistas. Aquéllas, y sólo
librar el grado del problema, es decir, aquéllas, saben o han percibido la si-
discriminar si aquéllo que nos ha afec- tuación de la cual forman parte.

Éstas ydeotras definiciones cursos y con


ornadas que protagonizan entidades como el
porseladan
Paz,en los tantos
centro investigación Guernica Gogoratuz, sede en Guernica <Pais Vasco> o The com-
munity Board Program de St. Francisco <california>. Los apuntes sobre mediación de Thelma Butts, los
Seminarios de Educación para la Paz de la Asociación Pro Derechos Humanos. lsep <Instituto Superior
de Estudios Psicológicos>, AcDMA <Asociación para el desarrollo de la mediación en cataluña), y un lar-
go etcétera.
Antonio Petrus amplia el campo funcional <y reflexivo> de la acción social educativa al entender las nuevas
necesidades generadas por el estado del bienestar como un problema cognitivo: las distintas realida-
des sociales ... tendrán un soporte u otro, dispondrán o nc de recursos, serán objeto de un tratamiento u
otro por parte de las politicas sociales, en func/ón de cómo se defina cada una de etas’ <1997; 13>.

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Cuando la ciudadanía pone en ma- de las claves de éxito o, por el contra-


nos de sus gobernantes gran parte de rio, susceptibles de error
sus dificultades, ya sean sociales o in- Las características básicas de la
cluso, y cada vez más, las íntimas (co- mediación social son:
bra especial relevancia hoy por hoy las — Hacer pensar en el problema;
políticas de apoyo a la familia), esta repensar la necesidad personal, dife-
delegación no sólo hemos de enten- renciar el problema del proceso, cómo
derla como un acto egoísta: “resuél- se ha llevado a cabo éste, cómo ha es-
velo tú que para eso te pagamos’; se tallado.
trata a nuestro modo de ver de una — Invitación para un posible en-
confianza depositada en quien tiene cuentro.
mayor capacidad para la gestión de — Cuidados —detalles— de la ci-
asuntos y, además, en quien hemos ta, lugar, horarios.
considerado que puede administrar — Clima constructivo, reglas del
mejor nuestros deseos de calidad de juego autocontroladoras, propuesta
vida. Para ello, será preciso atender de fórmulas para negociar
las necesidades bajo criterios de igual- La mediación admite e incorpora, en
dad y justicia (Montagut,1994>. Los lo social, a la comediación, es decir, la
métodos de atención demasiado rígi- intervención de dos papeles en un mis-
dos, poco humanos, muy comparti- mo caso: a> uno cercano y reconocido,
mentados, generan, a la larga, insatis- personal o institucionalmente por las
facción y malestar El trabajo social partes que están en dificultad (un veci-
conoce muy bien estilos que combi- no. un familiar, un técnico del munici-
nan el trato humano con el rigor pio, una vocal de la asociación de pa-
Un proceso de reconstrucción del dres, etc); con ésto damos seguridad y
conflicto goza de dos caracteristicas tranquilidad a quien más escepticismo
funcionales interesantes, una, la de demuestra por desconfianzade sus po-
reunir a las partes para que conversen sibilidades, y b) la persona mediadora,
sobre las dificultades a las que han lle- personaje imparcial o que va ajugar ese
gado, la otra, el propio proceso de tal papel en ese momento, no es conoci-
encuentro~ia-rnanaraerr-q-ua-Son rau- do- y puede dar tranquilidad, también,
nidas, la invitación a encontrarse, el es- al escepticimo que pesa sobre la bon-
tilo para buscar soluciones, sin dejar dad de la neutralidad. Entre uno y otro
por un momento de mantener un clima rol juegan determinadas tácticas. En la
confiado, sin secretos ni privación de primera, la facilitación para el encuen-
participación. A menudo, las mismas tro, la habilidad para proponer nuestra
partes desmerecen nuestro intento ob- medida, posiblemente el canal para ob-
servándonos que “ya lo han intentado servar y advertir del proceso que está
todo”, sin embargo pensamos que, jus- llevando al acuerdo. En la segunda, las
toen la aceptación del espacio neutral técnicas de comunicación, las habili-
y en sus formas coherentes de expli- dades para el negocio de significados
cación y demostración de la imparcia- y de hechos, la garantía del respeto a
lidad, es donde se encuentran muchas través de la escucha y la propuesta Ii-

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bre de las partes, aquella persona no éstos no viven juntos. Es ya conocida


implicada. Al menos ésta es nuestra va- la necesidad de orientación y ayuda en
oración tras algunos años de expe- la relación padres-madres-hijos ado-
riencia. No obstante, sabemos que el lescentes, y más en nuestra época no
uso de la comediación tiene otros mé- autoritaria que, a pesar de sus venta-
todos según modelos de intervención. jas, puede dejar sin recursos aparen-
tes (poco percibidos) a unos u otros.
Roles mediadores (énfaéis> y 2) Hemos visto muy de cerca có-
comediación: mo día tras día los enfrentamientos en-
— Conciliador o facilitador de tre vecinos, por ruidos, por disputas
la comunicación y el encuentro. sobre impagos, por la suciedad en las
Derivador u orientador hacia la calles, por estilos de vida diferentes (in-
mediación. cluso inapropiados>, acaban en juzga-
— Mediador o facilitador de dos con intervención anterior y poste-
los acuerdos. Derivador u orienta- rior de la policía. Hemos comprobado
dor hacia los facilitadores u otros la falta de tacto jurídico en procesos
servicios. conflictivos que pueden provocar el in-
cremento y ascendencia de gravedad
De los ámbitos que en mediación de la situación, donde el inicio no se
social pueden tratarse no cabe duda corresponde lo más mínimo con el fi-
que algunos son fácilmente reconoci- nal, donde la falta de escrúpulos de los
bIes. Dejando a un lado los conflictos intermediarios es digna de denuncia.
macrosociales, como las guerras o el Esta última reflexión nos recuerda la
terrorismo, la hambruna, etc., en la vi- ayuda que prestamos para que una
da cotidiana aparecen problemáticas asociación de vecinos y un grupo de
de relación que pueden ser resueltas jóvenes resolvieran sus diferencias tras
o sencillamente aparcadas por impo- no pocas detenciones de los últimos
tencia o evitación, pero existen los que por perjuicios materiales (concreta-
estallan: mente en sus coches y viviendas) pa-
1) Cada vez más estamos tratan- decidos por los otros.
do de colaborar con hijos que deben 3) Existen centros educativos
superar la dificultad que conlíeva vivir donde la sanción ante comportamien-
o dejar de hacerlo, con sus padres an- tos inadecuados de alumnos, aunque
cianos (residencias, gestión de pen- justificable, esconden otros malesta-
siones, viudedad, reparto de bienes, res que de llevarse con criterios con-
posibles herencias). No podemos ol- ciliadores pudieran tomar otro rumbo;
vidar temas preocupantes tras ruptu- una advertencia correcta, bien expre-
ras, que aumentan la sensación de te- sada y conducida —dialogado y com-
mor por el trato a hijos o al otro prendido— sobre las consecuencias
miembro de la pareja y que se saldan institucionales de una conducta no de-
con el aislamiento forzoso de uno ne- seada han mejorado situaciones que
gando así, por ejemplo, el derecho al acaban con la prevención de itinerarios
encuentro de hijos y padres cuando complejos y punitivos <VVAA, 1998),

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4) A propósito, un proceso bien tilos de promoción: promoción del


llevado da muchas garantías para legi- comportamiento, promoción de ideas,
timar la toma de decisión institucional de colaboración, promoción de parti-
o técnica; esto ocurría en un “affaire” cipación, de autogestión, en resumen,
que al final se resolvió con el cierre de de competencias (Petrus, 1997, Gar-
un pub musical por las reiteradas faltas cíaS. 1991). No todo lo que llega a lo
de compromisos adquiridos por el pro- especializado es susceptible de una
pietario tras una mediación (aún pen- atención tal, además conlíeva el per-
samos que nos faltó experiencia para juicio de ser estigmatizado, tal vez por
orientar mejor el proceso; por ejemplo, falta de atenciones intermedias (Mora,
el propietario se veía con cinco vecinos, R-Cabezón, .1>. No es la primera vez
lo cual incrementaba, a nuestro pare- que derivamos o simplemente nega-
cer, la actitud de “prepotencia’ —pos- mos, sea por falta de tiempo, por otras
tura defensiva— de un parte. prioridades, porque sencillamente no
5> Pudimos intervenir sin necesi- es nuestro cometido, aquellas dificul-
dad de pruebas (ya que no pudo ser tades que implican sencillamente in-
atendida eficazmente por ninguna ins- tervenir de forma intencionada y rigu-
tancia) en el caso donde una señora rosa en situaciones que luego si
fue arrollada por una persona en mo- pueden llegarnos con más crudeza.
nopatín y que se dio a la fuga. La clase media, cada vez más, nos
empuja a trabajar en sus problemáticas
— Ámbitos de atención con- porque es, amén de las situaciones mi-
ciliadora: familiar, escolar, vecinal, noritarias, el gran sector al que pertene-
penal, institucional: jurídico, sani- cemos la mayoría y el cual se encarga,
tario, compensatorio, ya no sólo de apoyar con sus iniciativas
— Protagonistas y roles: Jó- nuestro propio trabajo (voluntariado,
yenes, personas mayores, pare- miembros de asociaciones, quienes pa-
jas, niños; padres y madres, otros gamos impuestos>, sino de ser parte, o
familiares, profesores, presiden- la otra parte, allá donde intervenimos:
tes de comunidades, cargos mu- ¿quién está al otro lado de un robo, de
nicipales;técnicos. ¡J¡¡ auHut’eI’ItJHaMa¡J±.J,’.Ja,JI’aIa

— Situaciones: de abuso o fal- necesidades o que desatiende sus res-


ta de autoridad, victimismo, des- ponsabilidades, quien forma parte de un
conocimiento de procesos me- conflicto entre jóvenes por el uso des-
diadores, falta de intervención o medido de sus motocicletas?
consentimiento, miedo a conse- La coacción y la persuasión son
cuencias del infractor. empresas válidas, como aquellas que
insisten en presentar las ventajas de
Entre los sistemas de acción social una redefinición de las relaciones hu-
son comunes los de prestación y el de manas a partir de un buen trabajo de
protección. Será positivo empezar a preparación del contexto adecuado
pensar en cómo, sin separarnos de para encontrarse o reencontrarse o es-
aquéllos, hacerlos compatibles con es- cucharse, para hablar sin desprecio,

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Francesc Reina Las mediaciones sociales. Nuevas tendencias en acción social comunitaria

respetando y tolerando la visión del ciones. Se ha posibilitado recuperar


otro. Ahí creemos que debe de existir discursos críticos de intención creati-
una especialización; para ser más co- va. La comunidad democrática debe
rrectos preferimos hablar de lo espe- ser, también, comunidad justa (Kohl-
cUico. Los servicios específicos, aun- berg, Li 987) lugar de entrenamientos
que especializados, tienen otras participativos, favorecedores de espa-
características: a> son ágiles y prácti- cios valientes donde todo el mundo
cos, actúan para colaborar en el caso tenga la oportunidad de abrir y cerrar
concreto, en la situación problemáti- discursos, de hacer locuciones y répli-
ca, b> lo pueden hacer desde lo co- cas, de preguntar y responder, de te-
munitario, desde lo normalizante, lo no ner el derecho a interpretar y explicar-
estigmatizador, lo cotidiano, c> no ol- se como uno quiera, de oponerse o
vidan el bien común llamando a las permitir, de pedir o dar la razón, sin an-
responsabilidades personales. Aunque gustia, en espacios amables donde
resulte contradictorio con lo anterior, apoyar el oficio de ciudadanía (Barce-
buena parte de las actividades reali- na, E 1997>, con la quietud responsa-
zadas por el equipo de mediación de ble que representa que la ciudadanía
la Conselleria de Justicia Juvenil (Di- pueda disfrutar de diferentes opciones,
rección Gral de Medidas Alternativas, muestra de pluralismo y alternancia pa-
Generalitat de Catalunya), han tenido ra gestionar sus necesidades (Hirs-
como premisa contextualizar sus in- chman, A. 1996, Dahí, R. 1992).
tervenciones alejándolas en lo posible La participación social es conflicti-
de efectos culpabilizadores e impli- va porque es integradora. En la acción
cando a personas próximas: familia- social, la mediación es normalizadora
res, técnicos, autoridades del propio porque no hace distinción entre las par-
municipio (Gimeno-Reina, 1996). tes, no sale a la “defensa de” —de ma-
nera inmediata—, sino que dibuja su
Municipio, civismo estrategia capacitadora buscando la
y participación. igualdad en el encuentro —real o sim-
El problema del control bólico— de las partes y no desde la su-
social plencia que a veces se efectúa.
La mediación, revisando la ética de
Wolton escribía que la democracia los procedimientos, legitima la demo-
es la última utopía. Pensamos que to- cracia. No siempre ‘todos” quiere de-
davia no existe en los grupos sociales cir todos y cada uno de nosotros. En
una rotunda percepción de total justi- las viejas democracias las mujeres eran
cia, y menos todavía en los sectores marginadas; en las nuevas, determina-
más deprivados. La cultura del cambio das participaciones se miden por la ma-
nos emplaza a una acción hacia las yoría de edad. Necesitamos seguir in-
personas y la madurez política, técni- ventando artefactos sociales para una
ca y ciudadana; por ejemplo, ha per- verdadera participación infantil más allá
mitido ir abriendo espacios de debate de algunos shows televisivos, todavía
(no de lucha) en las propias organiza- necesitamos identificar para poder au-

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Franceso Reina Las mediaciones sociales. Nuevas tendencias en acción social comunitaria

xiliar a las pseudo-democracias que se nes, que forman parte de una realidad
ocultan en las familias, las escuelas, las reconocida (Borja, J 1990). A pesar de
entidades, las empresas. Todos sabe- todo, la conflictividad urbana, el en-
mos que la igualdad no quiere decir uni- frentamiento entre tradición y moder-
formidad de trato sino atención discri- nidad (ahora más que pos-moderni-
minada según las capacidades de los dad>, el choque entre intereses y
grupos humanos (Ion, .11991, Pindado, poderes, todo ello nos da la oportuni-
F 1999, García, A 1991>. dad de penetrar en la otra cara de la
¿Tiene responsabilidades el munici- ciudad, aquella creativa, autónoma y cí-
pio y concretamente los Servicios a las vica y cada vez menos distante de
Personas en la tarea de capacitar para nuestras acciones (Botella, J 1997).
tomar decisiones, para resolver conflic- Asistimos, en palabras de Toifler (1990>,
tos, para trabajar en la promoción de la a un nuevo resurgir municipalista, pues
solidaridad? Pensamos que sí, y por es- son en aquellos donde más se obser-
te motivo estamos convencidos de que va la distribución y el desplazamiento
es necesario dotar de contenidos edu- de las diferentes autoridades. No obs-
cativos las acciones dirigidas a las per- tante, la ciudad debe permanecer en
sonas destinatarias de nuestra atención, alerta permanente para que la ciuda-
que lo son todas (no necesariamente danía no se aleje de la cosa pública. Te-
aquellas pobres, toxicómanas, delin- nemos presente el reto: a> no dar la es-
cuentes sino ciudadanas). Queremos palda al conflicto, b) aprovechar esos
decir que las políticas sociales que se momentos para introducir otras formas
llevan a cabo en las ciudades tienen la de atención, y c) ser conscientes de
responsabilidad de unir esfuerzos con que el aprendizaje de las conductas cí-
las clásicas instancias educativas, en vicas es consecuencia de las enseñan-
estos momentos en bajaforma, aunque zas sociales de nuestro entorno.
aún imprescindibles. De hecho la edu- La comunidad justa, siguiendo con
cación se politizó desde el mismo mo- el término de Kholberg, es el modelo
mento que dejó el estricto ámbito fami- de enseñanza y aprendizaje que pro-
liar para pasar al social y en este último, picia que las personas de cualquier
también ámbito educativo, es donde en- edad tomen el compromiso
cuentra lugar de ser el trabajo social car, observar e imitar formas alterna-
(Colom, AJ 1987,1995) tivas a la sanción, al aislamiento, a la
Nosotros damos a las comunida- descalificación, al victimismo, este úl-
des, grandes o pequeñas, pero sobre timo tan extendido en los sectores
todo a los municipios, el papel de ver- más minusvalorados, los cuales pen-
daderos agentes de transformación ac- samos que tienen derecho a estímu-
tiva. Más allá de las necesidades pri- los de otra índole. Proponemos que los
manas y, por lo tanto, de respuestas municipios laboren los conflictos con
reactivas a situaciones marginales, en entusiasmo y actitud cooperativa con
la ciudad se producen transgresiones la sociedad civil que es la que, en re-
no “delictivas”: insolidaridades, si se sumidas cuentas, detecta antes que
prefiere, individualismos, explotacio- nadie las necesidades sociales y la

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Francesc Re/na Las mediaciones sociales. Nuevas tendencias en acción social comunitaria

que pone en marcha mecanismos de nes, por ejemplo), a la necesidad de


acción improvisada (Colom, 1994). comprender (explicándola), intentan-
Si nuestros actos condicionan las cre- do la posibilidad de construirla (con-
encias, los sentimientos, los pensa- sensuando las reglas>.
mientos y las acciones de los otros, Las mediaciones pudieran formar
convendrá que instrumentalicemos re- parte de lo que, en boca de Condor-
aciones que sean tolerantes (sin mo- cet, serían las propuestas consagra-
ralismos), que respeten las opiniones das a la “verdad” y por lo tanto, exen-
(sin hacer juicios), invitando a seguir tas de presión —neutrales—. Aunque
las mismas actitudes (sin adoctrina- con ésto no pretendemos esquivar
mientos). Ya no toca mantener el vie- ningún compromiso. La perspectiva
jo concepto de ciudadanía formalista que presentamos trata de hacer pa-
e instruida, una urbanidad de “pan y tente la necesidad de introducir ac-
manteca”. Definitivamente, ser ciuda- ciones rápidas a dificultades que en la
dano no es tarea fácil. actualidad pueden no satisfacer e in-
Sabemos que el control social es cluso estar enfrentadas por la lentitud
necesario para mantener el equilibrio de las respuestas, o por ser punitivas,
—neguentropia—-, entre los grupos y o por pasar impunes, repertorio que
sus relaciones personales, materiales, favorece o amplía la sensación de ma-
espirituales, culturales, etc. La mecá- lestar por indefensión. Parece como si
nica que proponemos es aportación después de épocas totalitarias se hu-
autorreguladora, flexibiliza su respues- biera tejido con tanto cuidado la nor-
ta de tal manera que se suma a la ri- mativa democrática, que la ciudada-
queza de propuestas productivas de nía y las instituciones nos hemos
orden social generoso. Contribuye tan- olvidado de dar paso a ejercicios de
to a la sociabilidad o capacidad de con- autorresponsabilidad y autonomía en
vivir, como a la sociabilidad que, en pa- las decisiones.
labras de García Garrido (1971>, sería ‘La violencia no es capaz de hacer
la capacidad para convivir La media- desaparecer la violencia” diría Ghandi.
ción, como otros servicios de ayuda, es Los movimientos pacifistas, injusta-
un medio de comunicación al igual que mente catalogados en otras épocas
lo es la educación. Ofrece espacios, su- por la cultura de la guerra y por sus
giere mensajes de control, facilita, mas sub-productos —quejas, escepticis-
no es control sensus estrictu. La so- mo, masculinismo, violencia— volve-
ciedad tiene medios de control más rán a situarse con fuerza en el escena-
convincentes y ágiles que otros. rio social, en los diferentes espacios
Sumergirnos en la aventura de los del paisaje social. La mediación es un
aprendizajes cooperativos y no auto- acto de pacifismo que contribuye al
ritarios (no sólo escolares), como los control de la violencia. Control exter-
democráticos, significa asumir el reto no, básicamente, porque se trata de
de pasar de la exigencia para adap- una herramienta que invita al autocon-
tamos a la normativa social (lo cual no trol interno. No es necesario un gran
siempre provoca aceptación; los jóve- esfuerzo para seguir siendo conserva-

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Francesc Reina Las mediaciones sociales. Nuevas tendencias en acción social comunitaria

dores, pero necesitamos mantener sentido pedagógico a sus prácticas y


ciertos grados de creatividad para tra- en sus escenarios más comunes (Ucar,
bajar en la construcción de mayores X 1992, García, A 1991) Asi, la poli-
.

cotas de democracia (Laporta, 2000). cia, el magisterio, las oficinas de in-


Hemos detectado nuevas formas de formación, la participación ciudadana,
dificultad normalizada. No se trata só- los planes de inmigración, los depor-
lo de diferencias de raza, o sexo, o re- tes, son espacios de canalización de
ligiones. Sin alarma, pero seguro que demandas y de abordaje de la con-
no nos inventamos nada caprichoso, flictividad como lo son también las
pensamos que estamos ya en condi- asociaciones de vecinos, las conceja-
ciones para trabajar en la mejora de los has delegadas en distritos (cuando las
ejercicios de autoridad, a partir de la poblaciones son grandes) y los defen-
identificación y el reconocimiento de no sores de la ciudadania, entre otros.
pocas buenas prácticas que existen. Mientras tanto, hemos de ir consi-
Ante los retos que tenemos delante, ca- guiendo la expresión del conflicto, que
be indicar la migración, el envejeci- es una forma inseparable de la demo-
miento, los diversos perfiles de para- cracia auténtica. Después deberemos
dos, el cuarto mundo, la incidencia de propiciar la discusión libre junto a las
las ONGs, la información tecnológica innovaciones El desarrollo de progra-
y humana, la crisis de valores, el medio mas comunitarios, de estilos concien-
ambiente. Las organizaciones sociales ciados en la convivencia debe traba-
han de conservar un ritmo que acerque jar paralelamente en tres aspectos
o mantenga los aparatos instituciona- básicos (Costa, M-López, E. 1989):
les con las costumbres, tradiciones, 1. La acción sobre las personas.
creencias y sistemas de valores, com- 2. La acción sobre el territorio in-
plejos ya por la pluralidad. Estos espa- mediato y sus organizaciones socia-
cios pueden tener, con la aportación les más próximas que trabajan de ma-
conciliadora, elementos que contribu- nera informal sobre las personas y los
yan a profundizar en las políticas sobre grupos, unas más sensibles y cola-
diversidad, urbanismo, ecología, salud boradoras, organizadas, que pueden
auxual escol diI¡Jd¡J juve’ III, FJdUIIIbIlIU,
~“ generar programas ~

civismo (Reina-Valero, 2000). acción comunicativa incorporando


Hablar en términos preventivos medidas conciliadoras.
significa tanto hablar de estímulos 3. La acción sobre las políticas
como de compensaciones, como de sociales. Sobre la estructura e idea
otras formas de abordar o entender la que produce estrategias concretas,
acción social. Pero prevención, pen- transversales y no aisladas.
samos sobre todo, que significa co- El diálogo es la forma humana que
munitarismo (Ordinas, 1988). Poner el nos da sentido. Esta comunicación, no
acento en el civismo y la comunicación sólo gramatical, es la que da forma y
comunitaria es dar auténtica luz verde fondo a nuestra identidad a partir de la
a muchas agencias y agentes sociales relación con los otros. A pesar de ello,
para que en su esfuerzo incorporen seguimos con dificultades para acep-

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Francesc Reina Las mediaciones sociales. Nuevas tendencias en acción social comunitaria

Vale en comunidad la voluntad de


tar la pluralidad de ideas, de creencias
cooperar y participar, aún teniendo en
y formas de vida. La presencia de nor-
cuenta las diferencias. No bastan só-
mas es justificable en la medida en que
lo las reglas del juego para llegar a una
son la base del comportamiento. La
sociedad más justa. Además de tácti-
democracia es hoy por hoy la forma
cas, nos hacen falta más esfuerzos por
normativa que permite la convivencia
plural no exenta, sin embargo, de mí- descubrir los problemas y los intere-
ses comunes, ideas y modelos para
nimos aceptables y respetuosos con
reglas básicas y fundamentales0. hacer frente a los retos, porque las dis-
Pero para que la norma sea acep- tancias siguen existiendo. En efecto,
table cabe el diálogo. La acción co- unos saben más que otros, tienen más
municativa y la comunidad dialogante que otros, los diálogos están llenos de
han de ir estrechamente ligadas, pues desigualdades y asimetrías de poder
las politicas sociales pretenden que el o de conocimiento, de posibilidades
diálogo sea simétrico e imparcial en la económicas, etc. La desigualdad si-
medida de lo posible (Habermas,J. gue siendo aún una realidad, por eso
1984>. El sentido comunitario y la ac- seguimos trabajando en esta empre-
ción comunicativa garantizan la con- sa. Dar la voz a quien no la tiene pue-
vivencia ciudadana o por lo menos nos de representar uno de los resortes más
recuerda que en este espacio es don- importantes en los servicios de ayuda,
de se hace más necesario indagar, de- más cuando sabemos que los argu-
fender y promover puesto que aquí se- mentos no siempre son necesarios pa-
guimos teniendo déficit. ra llegar a acuerdos, pero más aún,
La buena acción social precisa par- porque no siempre satisfacen a las
tir de la premisa de que nadie tiene la gentes (Camps, 1991).
razón absoluta, que es conveniente el
contraste de opiniones para llegar a al-
gunaverdad (Luhman,1990). Que tal vez La formación permanente
no se trate de imponer normas a todo, como garantía de calidad
como se hacía en nuestro pasado re-
ciente o se hace en países vecinos o en La calidad total debe buscar la ex-
nuestras pequeñas democracias fami- celencia y las posibilidades persona-
liares, laborales, escolares. Lo impor- les y perfectivas a pesar de las turbu-
tante en nuestro espacio comunitario, lencias organizativas (Demo, 1988). La
amplio o reducido, es garantizar la dig- calidad de la atención social depende,
nidad y la seguridad de las gentes, par- aparte de las aplicaciones tecnológi-
tiendo eso sí, de su responsabilidad y cas, de niveles de comodidad, satis-
teniendo confianza en sus capacidades. facción, calidad de ambiente y clima

victoria camps propone en el articulo citado “comunicación, democracia y conflicto” una revisión de las
ideas de Júrgen Habermas y John Rawls: “Por ello, creo que deberian corregirse tres supuestos que con-
vierten a la razón dialógica en algo demasiado alejado de nuestros diálogos habituales”. Se referirá a
la imposibilidad de simetria entrelos hablantes, la fragilidad del consenso o la escasa credibilidad de lo
legitimo. p. 245,249

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Francesc Reina Las mediaciones sociales. Nuevas tendencias en acción social comunitaria

comunicativo. La calidad es la inci- tivas, cognitivas y de actitud de todas


dencia sobre el producto y también las personas que trabajan en las or-
sobre los recursos humanos. Los tra- ganizaciones sociales (Pumpin,C-Gar-
bajadores de la cosa pública son pro- cia, 5. 1988).
ductores y generadores de ideas, tam- La acción social triangula entre la
bién morales y políticas. teoría, la investigación y la práctica, un
Tenemos ahora el reto de trasla- triángulo atractivo que introduce di-
darnos de las organizaciones en de- námicas de creación de grupos de dis-
mocracia para crear organizaciones cusión y opinión sin discriminar a los
democráticas, adaptándonos a la in- verdaderos implicados, destinatarios
tegración de modelos y opiniones. Un de nuestra intervención. Será éste un
ejemplo: para instrumentalizar la tole- acto de verdadera democratización de
rancia será necesario adecuamos al la investigación (investigación-acción-
ritmo de las personas, tolerar tanto las participación> entre personas, sin ex-
equivocaciones de unos como las im- cepción, comprometidas en la calidad
paciencias de los otros. La nueva cul- de las intervenciones y los resulta-
tura de empresa debe girar alrededor dos10. No debe existir distancia entre
el saber popular (saludable, a pesar de
de la innovación y del personal. El aná-
lisis shumpeteriano, el productivo (con sus contradicciones) y el saber técni-
muchas criticas humanistas), recobra co. Como dice López Herrerías, debe-
el énfasis en las costumbres, relacio- mos escuchar para poder responder,
nes e interacciones y nos plantea las y por este motivo, debemos aprender
a escuchar Nuestra fórmula de for-
contingencias como nuevas situacio-
nes que requieren abordar las cues- mación permanente da a los espacios
tiones en términos de posibilidades y de planificación un lugar de perspec-
no tanto de soluciones perfectas. La tivas comunicativas, estéticas, rela-
formación es un vehículo de autodes- cionales, internas y externas a la es-
tructura (Walker, R 1982)11. Nuestra
cubrimiento de las capacidades crea-
La enseñanza-aprendizaie en la educación permanente es un proceso interactivo, activo y participati-
yo. donde emisor y receptor intercambian y reconstruyen significados. Tal es uno de los puntos fuertes
rlnntr

0onfnn,,or¡~ntif¡rr, ~ &II ,. a4,,.a.’4+¡......,4a¡.. amada investi~ació-ñ -acción


propuesto por diversos autores, será una nueva ocasión para mencionar a Freire y Fais Borda, Postman,
Saez, Hall. Schbn, carr, Kemmis. Gloria Pérez Serrano, Tomás R. villasante, López de ceballos, Sien-
house, Elliott, etc, creemos imprescindible la consulta de AFS <Asociación para la Formación social) en
Documentación Técnica n’ 20-21. Madrid, 1986.
La labor de las universidades en su complic/dad con las mediaciones es cada vez mayen conocemos los
trabajos de mediación que, tanto en el laboratorio como en la práctica, realiza el Servicio de Mediación
Intercultural del Ayuntamiento de Madrid en colaboración con la universidad Autónoma, del cual uno de
los responsables es el profesor del departamento de antropologia, carlos Giménez. También vale men-
cionar los convenios entre la Universidad Autónoma y la Diputación de Barcelona (Patronato Flor de Maig).
en materia de mediaciones y participación ciudadana. No podemos olvidar el esfuerzo impulsor de Eduard
‘.linyamata que, además de mediador con larga experiencia en conflictos macrosociales, coordinó el mo-
nográfico sobre mediación y resolución de conflictos en la Revista de Educación social , n’ 8 (universi-
dad Ramon Llulí> de Barcelona, y coordina los postqrados en la misma; merece especial atención su li-
bro Adanual de reso/ución y prevención de conflictos, Ariel, Barcelona, 1998. Tampoco debemos dejar
atrás el postgrado sobre mediación que dirige Leticia Garcia villaluenga en la Escuela Universitaria de
Trabajo Social de la complutense de Madrid, el propio de les Heures, en la Universidad Central de Bar-
celona o el que seda en la Autónoma de la ciudad catalana, concretamente en el Hospital de San Pablo.

Cuadernos de Trabajo Social


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Francesc Reina Las mediaciones sociales. Nuevas tendencias en acción social comunitaria

convierten en necesarias cuando son


experiencia en formación acción está
conocidas y, además, pueden formar
explicada en Reina-Valero (obr cifr).
parte de contextos normalizados en
Trabajar en mediación es autofor-
las ciudades, como es el caso de los
mación de los propios agentes, un
Servicios Personales en general y de-
reto que exige desarrollo de la autoa-
bería serlo en el concreto de los Ser-
firmación, sensibilidad creativa, capa-
vicios Sociales. Al referirnos a forma-
cidad comunicativa. No todo el mundo
lizar, estamos haciendo alusión a la
puede ser eficaz en este requisito, bien
difusión, enclavamiento y capacidad
por el rol o función social, bien por el
estructurante, que a su vez reportará
perfil humano o instructivo. Precisamos
credibilidad y autonomía a las gestio-
una formación que, en palabras de
nes y ante las personas. De no existir
Piaget, practique una filosofia juvenil:
servicios de mediación las personas
de promoción del pensamiento diver-
seguirán acudiendo a los juzgados
gente que facilite fluidez, expresión es-
cuando necesiten ayuda.
pontánea, protagonismo individual y
La creación de los servicios de me-
colectivo, que modere habilidades y au-
diación seguirá diferentes criterios se-
tocontroles. La mediación pretende ser
gún el enfoque de partida: ¿Qué polí-
un espacio de aprendizajes no con-
tica social motivará este servicio?
vencionales ni rígidos que tiene pre-
¿Qué metodología impregnará la ac-
sentes el saber hacer y el saber estar
de sus recursos humanos12. ción? ¿Cuáles serán los indicadores de
eficacia? ¿Quién marcará sus criterios?
Hemos hablado algo de todo ésto.
Final. Practicabilidad y La estructura que acoja lo que su-
posibilidades de servicios gerimos precisará entre otras, metas
de mediaciones sociales como: a) mejorar los servicios de aten-
municipales ción ala ciudadania —información—;
b) promover la circulación institucio-
Somos conscientes de que el ob- nal de las personas, —orientación—;
jetivo final de la propuesta debe su- c> producir didácticas para innovar en
poner la utilidad de las mediaciones el terreno de la cultura democrática —

estrictas, es decir, de la actuación con anticipación—; d) ampliar el criterio de


ánimo de recomponer o tolerar rela- atención a poblaciones; e> modificar
ciones. La formalización de las me- los principios de intervención, univer-
diaciones es imprescindible porque se salizando más nuestra atención.
2 No quisiéramos pasar por alto la estrecha relación entre la formación permanente y el desarrollo comu-
nitario, dos campos de acc/ón y pensamiento que son necesarios para la nueva acción social. Son clá-
sicos los apuntes de Ander-Egg, E Metodo/ogía ypráctica de/ desarro//o de la comunidad, Ateneo, Me-
x¡co, 1986. Freire, P. ¿Extensidnocomunicac/dn?, sxxí, BuenosAires, 1973. kisnerman, UN comunidad,
Humanitas, Buenos Aires, 1986. Porzecanski,T Desarro//o de comun/dades y subcu/turas, Humanifas,
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Cuadernos de Trabajo Social


87 2001, 14: 71-90
Francesc Reina Las mediaciones sociales. Nuevas tendencias en acción social comunitaria

Sin investigar las conductas ciuda- a la que podemos llegar de no tener


danas e institucionales, el impacto en una respuesta. Muchos conflictos no
las gentes, aquellas protagonistas di- llegan ni llegarán a ser tratados profe-
rectas e indirectas, será difícil tener un sionalmente pero tampoco es justo
convencimiento total de la bondad de que dejen de ser tenidos en cuenta. Lo
nuestras intenciones. Por esto hemos más importante será que los grupos y
considerado adecuado una valoración las personas incorporen en sus es-
conjunta y participativa de todos los ni- tructuras mentales y hábitos, herra-
veles implicados en el proyecto, pues mientas y conocimientos que faciliten
sospechamos que es más correcto que la superación pacífica de los proble-
la gestión diaria de la cosa pública pa- mas diarios y la canalización de éstos.
se por procesos de negociación y valo- Para ello, la formalización a la que nos
ración de percepciones y satisfaccio- referíamos favorecerá nuestras apli-
nes de los protagonistas. Suponemos caciones; los estilos comunitarios ha-
oportuno contar con más de una razón, rán el resto.
pues el pluralismo nos obliga a hablar Dicho ésto, tanto es que sea una u
de razones. otra área (cultural, de protección, de
El problema de las conciliaciones enseñanza, de participación, com-
comunitarias, aquello que hará peligrar pensación y asistencia, de formación.)
su pragmatismo humanista (Dewey, quien soporte y suministre profesio-
1963), será el utilitarismo posmoder- nales, programas, servicios especifi-
no, tergiversar los medios por los fines, cos, gabinetes de planificación, pla-
sentenciar que “lo que no son cuentas nes de formación o convenios con
son cuentos” (López Herrerías, JA, organizaciones de voluntarios. Lo im-
1995). Sabemos que el “todo vale’ portante es partir de la convicción de
hunde no pocas utopias <los produc- que las conciliaciones deben ser com-
tos sociales tienen un alto coste no ne- plementarias de otras, no deben sus-
cesariamente económico), al igual que tituir sino acompañar
lo hará quien piense que las media- Lo que pronosticamos hace seis
ciones sociales son un invento que exi- años con cierto rigor prospectivo —a
ge pocas eriergias, una nueva “maría” aMatada los-resultados— fue que los
que cambia el nombre para decir lo paisajes urbanos y sus comunidades
mismo. Tampoco nos sirve oír “que ya se llenarian, de la mano de municipios
lo hacemos”, pues si bien realizamos progresistas, de contextos de aplica-
mediaciones amplias por tradición, ción y de modalidades mediadoras a
bueno será indagar e incorporar más manera de una gran red de aprendiza-
conocimientos, sobre todo especifi- jes como indica Coombs en su libro La
cos. Esta intervención interesa a los Crisis mundial de la educación, o lo
municipios porque permite identificar que dice Fiorenzo Alfierí, cuando ha-
el grado de permisividad, muy dife- bla de los contextos comunitarios co-
rente al término de tolerancia que sub- mo fábricas de cultura.
yace en la dificultades sociales. Iden- Ya tenemos servicios de media-
tificar la insatisfacción ola impotencia ción comunitaria (proyectos y pro-

Cuadernos de Trabajo Soc/al


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Francesc Reina Las mediaciones sociales. Nuevas tendencias en acción social comunitaria

Bolaños .1. <1998>. “Disolución de disputas lega-


gramas como los de Madrid, Barce- les en mediación familiar’, en Revista de Edu-
lona, Badalona, Prat.>. Hay programas cación Social n 8. Barcelona.
de mediación intercultural; guías pa- Borja, J. <1990>. “La ciudad conquistada”. La
ciudad educadora. Ayuntamiento de Barce-
ra la solución de problemas de co-
lona.
municación y convivencia; juntas de Botella. J. <1997>. La ciutat democrática. Eds. del
mediación laboral; núcleos de inves- serbal. Dipufació de Barcelona.
tigación participativa; mediadores o /Jamps, V <1991>. comunicación. democracia y
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