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Las proporciones del cuerpo humano

La preocupación por las proporciones del cuerpo humano por unas leyes que regulen
la belleza, en su representación, se remonta a los comienzos de la llamada cultura
occidental. Desde el arte se buscan explicaciones y respuestas; si en la época prehistórica
la representación surge por cuestiones mágicas y de invocación, en épocas posteriores
cuando es el propio placer estético el generador. El intento de representar al hombre ideal,
al modelo de belleza, es el motor de la búsqueda de las proporciones que expresen esa idea.
A esto se le va a sumar el deseo de concretar, describir y, por lo tanto, retratar
identidades concretas, personajes y modelos reales que, a su vez, representen o simbolicen
la idea concebida por los artistas que evoca la armonía universal.

Este concepto de armonía, como fruto de un orden universal, pervive también en el


arte contemporáneo con aplicaciones en muy diversos campos. El arquitecto Le Corbusier se
refiere a esta armonía en un tono ciertamente místico en su obra El Modulor.
A lo largo de la historia el estereotipo de belleza utilizado por los griegos en las
representaciones de la figura humana resurgirá posteriormente. El artista en el
Renacimiento añadirá a esa tendencia idealista, el estudio racional de la anatomía humana,
la aplicación de las normas de la perspectiva y una técnica más perfeccionada.
Para representar el cuerpo humano debemos tener en cuenta que su forma externa
se caracteriza por una simetría con pequeñas irregularidades que son las que dan carácter
personal e individual. Además se ha podido comprobar que presenta una gran regularidad en
las relaciones del tamaño de las distintas partes entre sí y con el todo, es decir, en las
proporciones.
Al realizar el análisis formal de las estructuras naturales, en este caso del cuerpo
humano, se plantea la comparación utilizando figuras geométricas o números y series
numéricas para establecer las relaciones entre las partes.
El primer método es el que se utilizó por los gremios de la Edad Media y que
podemos ver en los famosos dibujos del arquitecto Villard de Honnecourt donde superpone
una norma preestablecida sobre las figuras.

El segundo método, fruto de los estudios de Leonardo da Vinci, tiende a extraer


una norma métrica a partir de observaciones de hechos naturales, midiendo y comparando
individuos. El concepto de trazado regulador quedó consolidado con la formulación teórica
llevada a cabo por Le Corbusier, que el mismo aplicó en sus obras.
Denominamos canon al conjunto de proporciones que hacen que todas las partes
estén en su justa relación entre sí y con el todo. La medida determinante o de referencia
es el módulo, y las relaciones entre las distintas partes serán las proporciones.
Los cánones y módulos han variado a lo largo de la historia, con los distintos
periodos artísticos. El arte egipcio representa las figuras tomando como referencia la
longitud de los dedos: 19 dedos equivalen a unas 7 cabezas; las figuras resultan esbeltas
porque tienen las piernas extremadamente largas y el tronco es especialmente corto. Este
canon es naturalista y corresponde a proporciones frecuentes entre los egipcios.

Los griegos del Periodo Arcaico también representaban sus figuras con las piernas
largas y el tronco corto, unidos a un hieratismo similar al egipcio. Sin embargo, el Periodo
Clásico asume totalmente el ideal de belleza en las representaciones que hacen del cuerpo
humano cuyo canon es dictado de modo ejemplar en el Doríforo de Policleto que emplea una
altura entre 7 cabezas y 7 y3/4 según se tome como modulo la altura de toda la cabeza o
se tome desde el nacimiento de pelo hasta la barbilla.

Doríforo; Policleto, S V a. de C.
De esta obra solamente se conservan copias romanas hechas en mármol, se supone
que el original estaba hecho en bronce lo cual repercute en el tratamiento formal ya que la
percepción de volúmenes es distinta en cada material. La representación de músculos, vasos
sanguíneos y articulaciones es de tal exactitud anatómica que nos permite admitir que el
canon se dedujo por estudios comparativos extraído de modelos naturales de cuerpos de
atletas.
Posteriormente, en el siglo IV a. de C., Praxíteles utilizará un canon algo más
estilizado de 8 cabezas que será el que predomine a partir de entonces. El tratamiento
formal que emplea es más suave y flexible lo que nos acerca a la calidez de los cuerpos
vivos. En la Venus de Cnido encontramos de nuevo aplicado este canon.
Los griegos también tenían en cuenta los puntos de vista y la colocación de la obra,
la iluminación que recibía o el material en que sería hecha son determinantes en el
tratamiento, incluso en el canon aplicado como podemos apreciar en la Venus de Milo que
representa a la diosa de la belleza y sin embargo tiene las medidas del rostro y del tronco
asimétricas y su altura es de 8 cabezas y media ya las piernas son más largas de lo habitual
debido a que debía estar puesta sobre un pedestal.

Canon de Praxíteles.
El Románico las figuras carecen de importancia como tales y su
representación no pasa de ser una figuración esquemática, sin intención naturalista o
realista.

En el periodo gótico las figuras se alargan intencionadamente de manera artificiosa,


aunque se alejen así de las formas reales; intentan reproducir el natural a pesar de que
carecen de conocimientos anatómicos, la observación y le percepción de las formas les
guían en la descripción de las figuras.
Este alargamiento de las figuras es evidente en el San Sebastián de
Boticelli que tiene 9 cabezas, sin embargo el resultado está proporcionado ya que el centro
del cuerpo está situado donde corresponde, mientras que si observamos la Eva de Van Eyck
encontramos una clara desproporción ya que el cuerpo es demasiado largo y las piernas muy
cortas aunque el total mida 8 cabezas y media.

En el Renacimiento la revolución cultural afecta a todos los sectores, el arte se


libera e independiza de las ataduras religiosas, la representación del cuerpo desnudo va
unida a los temas profanos y mitológicos que resurgen. Los estudios sobre las proporciones
en el hombre, unido al afán dictar normas que permitan explicar racionalmente estas
relaciones las encontramos por doquier. Durero, en sus dibujos y esquemas sobre la
estructura corporal precisó que no existía un solo canon al aplicar cálculos teóricos a las
proporciones y generalmente representa el tronco corto y brazos y piernas largos, en un
canon de 8 cabezas de altura. En su grabado de Adán y Eva quiso establecer las
proporciones normales que había estado buscando, a pesar de ello empequeñeció la cabeza
por lo que las figuras tienen una altura de 9 cabezas, lo que las aparta de lo natural.

De entre los grandes artistas italianos a Miguel Ángel se le atribuye el


hecho de partir en sus obras del tronco al que después añade brazos y piernas por lo que el
resultado final no suele responder a un canon.

No sucede lo mismo con Leonardo da Vinci que presenta en su Tratado de la Pintura


una figura modelo que dice haber calculado expresamente sobre 8 cabezas de altura.
En esta reproducción de la copia de una obra perdida de Leonardo, la figura de Leda
se ajusta exactamente a este canon y se adapta perfectamente al contraposto clásico,
mientras que su anatomía responde perfectamente a la de una modelo viviente, con lo que
responde al espíritu predominante renacentista en el que la una figura se idealiza dentro
del espíritu clásico, utilizando conocimientos científicos de anatomía.
El ideal de belleza se adapta a los cambios sociales, de manera que en épocas
posteriores vemos la exhuberancia de los desnudos de Rubens, el naturalismo de
Rembrandt y de Goya, la influencia de la moda en las figuras del rococó de Boucher, el
nacionalismo que impregna las figuras del neoclasicista Thorwaldsen para llegar al soberbio
naturalismo de Rodin muestra su profundo conocimiento de la anatomía del cuerpo humano a
pesar de mostrar menosprecio hacia formas y proporciones clásicas
Sabios y artistas han inventado numerosos sistemas según los cuales debe ser
construido el canon; como módulo suele utilizarse, como hemos visto, la cabeza. Estos
sistemas de proporción se fundan en especulaciones teóricas. Tienen ante todo un valor
histórico, porque representan la figura ideal a la que ha llegado determinado artista o
determinada época artística, e incluso puede juzgarse hasta qué punto la representación de
la figura humana ideal se aproxima a la figura humana real.
Algunos estudios basados en mediciones de individuos reales dan como resultado
cánones que se aproximan a los de uso tradicional.

Canon de Richer para un individuo de tipo normal o medio.

Canon de Richer para un individuo de tipo heroico.


Se puede también encontrar cánones distintos a éstos a los que se suele denominar
como “occidentales” y que constituyen nuestro soporte estructural para la representación
de la figura humana. Así en el arte hindú, incluso en la actualidad, toda representación de
carácter religioso debe someterse a unos cánones de medida estrictos -tal como sucedía en
el arte egipcio-, no sucede lo mismo con otro tipo de representaciones más frívolas en las
cuales se permiten todo tipo de licencias.

En la iconografía hindú existen diferentes medidas, una


de ellas seria aquélla en la que una figura se divide en nueve
partes iguales que se llaman talas. Un cuarto de la tala se
denomina amsa, por lo tanto la figura tendría treinta y seis
amsas.
Algunas de las medidas serían, en sentido vertical:
Del centro de la frente a la barbilla ……… 1 tala
De la clavícula al pecho………………………………. 1 tala
Del pecho al ombligo……………………………………. 1 tala
Del ombligo a la cadera……………………………….. 1 tala
De la cadera a las rodillas………………………….. 2 talas
De las rodillas al tarso…………………………………. 2 talas
El cuello…………………………………………………………… 1 amsa
La rótula…………………………………………………………… 1 amsa
Los pies………………………………………….…………………. 1 amsa

En sentido horizontal:
La cabeza…………………………………………………………. 1 tala
El cuello……………………………………………………….. 2 ½ amsas
De un hombro a otro……………………………………… 3 talas
El pecho…………………………………………………………… 6 amsas
La cintura………………………………………………………… 5 amsas
La cadera………………………………………………………….. 2 talas
Las rodillas……………………………………………………….. 2 amsas
Los tobillos……………………………………………………….. 1 amsa
Los pies……………………………………………………………. 5 amsas

Todos los aspectos relativos a las proporciones


empleadas para representar el cuerpo humano, están
sujetos a leyes y cánones codificados, más estrictos en
el caso de la representación de divinidades, y más laxo
en otras ocasiones.

En cualquier caso, “Al igual que la obediencia a los dogmas no hace al


creyente, del mismo modo ningún hombre llega a ser artista sirviendo
servilmente el código de su arte” (Abanindra Nath Tagore; Arte y Anatomía
hindú)

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