'ro EL MUNDO l AÑO xx, NúMERo 666 CRÓNICA
'TRADICiÓN I TRIBU EXóTIcA EN PAKISTÁN
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RECLUIDAS. La joven local Mita Gul (a la derecha) muestra a Crónica la «casa de la regla». Ella. cama todas las mujeres de la localidad. se recluye en esta vivienda cada vez que le viene
la menstruación. En esos días no pueden re lacionarse absolutamente con nad ie ni tocar ningún objeto. De hacerlo, los contaminarian. MÓNICA BERNABÉ
ENIACASA
MÓNICABERNABÉ
U
EiMadaesp<daIJOUtmI
DONDEVAN na decena dejóvenes
se asoman para ob-
servar el coche que
llega al pueblo, '«Qué es ese sitiodon-
,lAS MUJERES de haytantas chicasjuntas?»,pregun-
to con cwiasidad al verlas. ,<Es la casa
de la maternidad. donde están las mu-
jeres que tienen la regla».contesta el
ALTENER conductor con indiferencia
Acabo de llegar a la aldea de Gro-
me. en el distrito de Chitral, en el no-
IAREGIA
roeste de Pakistán, tras más de una
hora y media de viaje para recorrer
32 kilómetros. y la respuesta me
desconcierta En esta zona del país.
montañosa y fronteriza can Afganis-
tán, vive la tribu halash. cansidera-
'UNA TRIBU del norte de Pakistán, da descendiente de las antiguas co-
descendiente del griego Alejandro lonias griegas que poblaron el Hin-
dukush en el siglo IVantes de Cristo
'Magno, encierra a las mujeres en casas de la mano de Alejandro Magno. Se
trata de una tribu pagana. de la que
especiales cuando tienen la se ha escrito mucho por sus muje-
menstruación o van a dar a luz. La res. que se pasean a cara descubier-
ta y se acicalan can decenas de co-
periodista logra entrar en una de esas llares y vestidos llamativos. Atuendo
que. en un país islámico. cantrasta
viviendas rese rvadas para las impuras. con la austeridad y discreción de las
musulmanas. Esperaba encantrar
Le ponen una condición: que al salir se exotismosvarios, pero éuna casa pa-
, lave de pies a cabeza y se cambie de ra las mujeres con la menstruación?
«Según nuestra tradición. las mu-
ropa. y un veto: prohibido pisar el j eres somos imp uras cuando rene-
mos la regla». me aclara en cuanto
cementerio donde sepultan a las bajo del vehículo la esposa del líder
'parturientas y neonatos fallecidos de la comunidad. Sahib Bibe-e-Aya.
«N o podemos pasearnos por el pue-
blo ni relacionarnos con nadie. Si
nos quedáramos en casa, tendria-
mos que estar aisladas, sin tocar
ningún objeto ni tener motado con
la familia Para estar así, es mejor ir
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DOMINGO 20 DE JUUO DE 2008
a la casa de la maternidad». añade.
VISIO desde ese prisma. induda-
blemente sí. Pero. <quién sabe
cuándo una mujer tiene la regla?
«Nospodemos esconder de la gente
pero no de Días». responde la líder
kalash. Pongamos por caso, sin em-
bargo. que un mes una mujer no
puede ir a la casa de la maternidad.
Sahib Bibi-e-Aya asiente y admite
que eso ya ocu rre ahora con las jó-
venes halash que estudian , «En épo-
ca de exámenes las chicas no pue-
den faltar a clase». dice. La salución
entonces es que se queden en el ho-
gar. comienda en un lugar apartado
del resto de la familia. can un plato
y un vaso especiales para ellas. y
durmiendo en un rincón. En el sue-
lo. Sin cama.
«Vo paso allí cinco o seis días ca-
da mes» . dice Sahib Bibe-e-Aya ante
mi asombro, «aprovecho para dor-
mir o hablar con otras vecinas». Me
lo presenta como si de una especie
de retiro merecido se tratara, tras un
mes de duro trabajo en el campo,
Los halash viven básicamente de la
agricultura y la ganad eria, y son las
mujeres quienes trabajan las tierra.
Sahib Bibe-e-Aya no es la única
que habla bien de la casa de la ma-
ternidad o boshali. cama se canoce
en la lengua local. La anciana Bibi
Kai, de aspecto aniñado por sus pro-
fundos ojos azules y cabello gris re-
cogido en largas trenzas, conoce
bien la historia del lugar al que acu-
dió mes tras mes mientras fue fértil
Ahora es una de las mujeres más
respetadas de la camunidad.
,<Allí murieron dos de mis 10 hi-
jos». cuenta, «entonces no había ro-
madronas que nos ayudaran». Las
mujeres también dan a luz en la casa
,-------
de la maternidad porque a las partu-
rientas se las cansidera igualmente
impuras. Y tiene su lógica, si es que
hay lógica en tado esto. La sangre
fluye por su entrepierna en el mo-
mento del alumbramiento. «Tras el
parto. la mujer debe quedarse en el
boshali durante dos semanas. hasta
que es purificada con un ritual reli-
gioso en el ¡es!ah han. un lugar sa-
grado», relata la vieja. Hasta enton-
ees el marido no puede encontrarse
can la esposa. y al recién nacido
puede verlo pero no tocarlo,
¿PUEDO VERlA?
Con sus explicaciones. me imagino
el boshali como una especie de clíni -
ca impoluta, ¿Puedo verla? Mi pre-
gunta desconcierta a la anciana y al
restode mujeres. que se miran unas
a otras sin saber qué contestar, Yono
soy halash. ni impura, ¿Para qué
quieroentrar allí? La hospitalidad ha-
cia el extranjero . sin embargo. pesa
más que las tradiciones. y Bibi Kai
me da su consentimiento para la visi-
ta con una candición: cuando salga,
debo lavarme de pies a cabezay cam-
biarme la ropa. incluido el calzado,
porque entonces yo también me ha-
bré convertidoen una mujer impura,
tras el contacto con aquellas que tie-
nen la regla, Su nieta. la joven Mita
Gul, que estudia en el instituto y de
mayor dice que quiere ser psicóloga.
me acompañará, será mi guia y debo
hacer todo lo que ella me diga
La primera bofetada me la llevo
tan sólo entrar y ver desde fuera la
casa de la maternidad. Es una vi-
vienda de una sala planta can por-
che. y fachada sucia y mugrienta. El
interior es aún peor. Sólo hay dos

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Siglos de tradición
La costumbre de que las mujeres se encierren en una casa
aparte durante la menstruac ión siempre ha acompai"iado a los
kalash. La tribu. asentada en el no rte de Pakistán , es conslde- ,
rada descendient e de las antiguas colonias griegas Que
poblaron el Hindukush de la ma no de Alejand ro Magn o en el
siglo IV e.e.
Aprovechan
el rfo para su
hig iene personal
y lavar la ropa
Rro Rumbu r ----....;;-''i"'-
Las 12 casas
Los kalash cuantan con una
docena de casas como esta. Ad emás
de las mujeres con la menstruac ión , en
ella se recluyen las parturientas, también
consideradas impuras.
Valles de Ru mbur. -----:0
Bu mburet y Blri r
Provincia de la
Frontera Noroeste ~
AFGANISTÁN
IRÁN
Ma r de Arabi a
estancias oscuras, cochambrosas y
con poca ventilación, donde se dis-
tribuyen nueve camastros destarta-
lados. En este momento hay hasta
20 personas, contando mujeres y
criaturas de pecho. Duennen de dos
en dosen un mismo camastro, o di-
rectamente en el suelo.
Tampoco hay ningún lugar para
dejar la ropa, ni aparentemente para
asearse, ni tan sólo algo tan neeesa-
rio como una cocina para hacer la
comida. las mujeres la preparan
dentro de la misma habitación, don-
de prenden fuego en dos estufas de
leña O en verano lo hacen en el por-
che, donde hay unos cuantos utensi-
lios de cocina tirados por el sue lo.
Los ingredientes (arroz y patatas,
básicamente) se los traen sus fami-
liares. Pasar allíun solo día con la re-
gla, sin embargo, debe de ser una
tortura. Dar a luz, un infierno.
«Tiene cuatro días y es un niño»,
dice una mujer que acaba de ser ma-
dre, mientras me enseña un recién
nacidoque duerme en uno de los ca-
mastros. Explica que parió con la
ayuda de las otras jóvenes que esta-
EL MUN DO l AÑO xx, NÚMERO 666
Como ellas no pueden
tocar a los muertos por
considerarlos impuros.
son musulmanes los
encargados de enterrar a
las parturientas y a los
recié n naci dos mu ert os .
ban en la casa. Al no haber compli -
caciones, las comadronas conside-
raron innecesario entrar en la casa
de las mujeres impuras.
El bashali de Grome se encuentra
a la entrada del pueblo, en una calle
estrecha con abundantes tiendas. El
parto fue en plena luz del día. Los
tenderos tuvieron que oir gritar por
fuerza a la parturienta «No, porque
cerramos puertas y ventanas», con-
testa ella. El ambiente seria, pues,
aún más agobiante e irrespirable, y
en la estancia, más allá de una olla y
...................................................................................:.-
IAS PARTURIENTAS
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)"
AQUI. SI MUEREN EN EL PARTO, SON
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ENTERRADAS EN UNA ZONA ALEJADA
«NO METOQUES», ME DICE UN HOMBRE
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EN CUANTO SALGO DE lA CASA DE
......................................................................................................................
lA REGIA AHORA SOYIMPURA
CRÓNICA
una palangana, no se ve utensilio al-
guno para atender un parto.
Una atmósfera de tedio envuelve
la casa. Las mujeres casi ni reparan
en mi visita. La mayoria descansan
estiradas con posado perezoso.
Otras duennen o fuman. «Esto es
un auténtico aburrimiento», confie-
sa Mita Gul, que por prim era dice lo
que piensa. Si por ella fuera, añade,
no pisaría el bas hali. «A veces me
traigo los libros del instituto para
matar el tie mpo , o aprovecho para
hacer collares y ornamentos».
Al menos los alrededores de la ví-
vienda parecen agradables. Es un
paraje verde, cercano al rio. Cuan-
do me dispongo a inspeccionarlo,
Mita Gul me detiene con nerviosis-
mo. «No. Alli están las mujeres y los
niños muertos», advierte. ¿Cómo?
401, las mujeres que mueren en el
parto o los bebés que nacen muer-
tos>, insiste. «No los podemos llevar
al cementerio porque son impuros,
y los enterramos al lado del basholi.
TAMBIEN VIENEN
DOMING020DEJUUO DE2008
Muro que rodea el
perfmetro de la casa
CoberUzoy
letrina en desuso
Pagan os en un
pafs musulm én
Las mujeres llaman la
at8l'lci6n por su vistosa
vestimenta, sus coloridos
collares Y porque llevan la
cara descubierta pese a
vivir en un estado
Islámico . Los kaIash soo
paganos.
FUENTE: MónIca Bemabé
Rata Estrada I El NUNDO
o mejor dicho, les dan sepultura
nuestros vecinos musulmanes, por-
que nosotras ni los podemos tocar».
La reacción del padre de Mita
Gul, que nos espera al lado del río
con ropas limpias para que noscam-
biemos antes de regresar a casa, es
tan sorprendente como lo que acabo
de escuchar, «No me toques», dice
con cara de pánico cuando me acero
co a recoger la ropa. Mita Gul se es -
mera durante más de media hora la -
vando su ropa y la mía en el rio.
Aunque no lo dice, está claro que no
deja que lo haga yo po rque no se fia
que la deje suficientemente limpia.
. El agua está he lada, y me lavo lige-
ramente para pasar el expediente.
Mita Gul me recrimina. Quiera o no,
me tengo que mojar de pies a cabe-
za porque ahora yo también soy una
impura. Ella se lo enjabona todo, in-
cluso los collares y los ornamentos
de la cabeza.
Los kalash -una comunidad de
unas 4.000 personas, aunque a prin-
cipios del siglo XX eran unas
IOO.QOO- habitan a unos 40 1d16-
metros de la capital de ChitraJ, dis-
11'
Puerta de
entrada
(da a una calle
con tiendas)
trib uidos en tres valles: Rumbu r,
Bumbure t y Birír,Allí se calcula que
hay una docena de casas de la ma-
ternidad, todas en con diciones hi-
giénicas pésimas, excepto un par
que una ONG, Voluntarios Griegos.
ha edificado recientemente.
Otra asociación, Programa para
la Supervivencia de los Indígenas
KaIash, liderada por una mujer ka-
lash, Lakshan Bibi, también preten-
de construir nuevos bashalis. «Tra -
dicionalmente no había agua en las
casas,y los bashalis se construían al
lado de los ríos para facilitar la hi-
giene personal a las mujeres du ran-
te la menstruación y el parto», cue n-
ta Lakshan, qu ien defiend e la exis -
tencia de estas casas como parte de
las costumbres de su tribu aunque
reconoce que ella no va allí cada
mes. «Tengo otras tareas más im-
portantes que hacer, como buscar
dinero para ayudar a mi gente».
La asociación de Bibi ha solicita-
do que los kalash y sus tradiciones
sean declarados patrimonio de la
humanidad, incluidas las controver-
tidas casas de la maternidad