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Poesia de La Posguerra
Poesia de La Posguerra
LOS AÑOS 40
Dámaso Alonso estableció la distinción entre las dos corrientes de la poesía de los años 40, una
poesía dividida por la visión que los autores tenían de la España del momento.
Poesía arraigada era la de quienes se veían satisfechos con la España vencedora y que ofrecían
una visión armónica del mundo.
Estos autores se agrupaban alrededor de dos revistas: Escorial y Garcilaso. Nombres que serán,
al mismo tiempo, símbolos para estos poetas.
La revista Escorial consideraba el monasterio de El Escorial “un estado de piedra”, “religioso de
oficio y militar de estructura” y la revista Garcilaso consideraba al poeta un símbolo de poeta-
soldado del imperio y, además, un modelo poético a seguir por la armonía y perfección de su
obra. Esta influencia hizo que a los poetas arraigados se lo denominase Garcilasistas.
El estilo de estos poetas va a ser muy clásico, prácticamente renacentista. Buscan una expresión
ordenada y armónica donde destaca el culto a la belleza y la perfección formal. De ahí el uso
habitual del soneto de verso muy cuidado y con sobrios recursos expresivos.
Los temas se movían entre el sentimiento amoroso y el religioso, que inspira subtemas
cotidianos como la Navidad, la Pasión,… Todo ello centrado en España, tomando como tema el
paisaje castellano, su historia y destacando las gestas antiguas y recientes del imperio que
exaltan la “raza”.
Autores destacados de esta tendencia serán Luis Rosales, Dionisio Ridruejo o Leopoldo Panero.
Poesía desarraigada Dámaso Alonso dijo que el centro de la poesía desarraigada se hallaba en la
doble angustia que tenían los poetas: “la permanente y esencial en todo hombre y la peculiar de
estos tristes años de derrumbamiento”. Esta corriente se agrupa alrededor de la revista
Espadaña.
En su obra los hijos de la ira (1944) muestra una visión monstruosa del mundo, una visión de
angustioso existencialismo que va a ser la idea central sobre la que tratarán los demás poetas
(en paralelo con la novela de esta época).
La otra angustia trata de angustias concretas propias de la situación de España: la represión, la
injusticia, el hambre,… y acabaría desembocando en la poesía social.
El estilo será muy diferente a la poesía arraigada, más áspero, gimiente, bronco. Más sencillo en
la expresión y la forma. Menos conservador en la forma, permitiendo métricas y rimas libres,
usando giros coloquiales e imágenes surrealistas que busquen la fuerza expresiva y la intensidad
emocional por encima de la belleza.
Poetas destacados de este movimiento son: Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre (ambos
provenientes del grupo del 27), Blas de Otero en su primera etapa, Ángela Figuera.