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Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”1


Traducción: Rabino Joshua Kullock

Pentateuco: Génesis 12:1-3


Le dijo Ad-nai a Abram: “Vete de tu tierra y de tu familia y de la casa paterna a la tierra que te
señalaré. Y haré de ti un pueblo grande y te bendeciré y engrandeceré tu nombre y serás una
bendición. Y bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan, y en ti serán
bendecidas todas las familias de la tierra.”

Pentateuco: Génesis 17:1-11


Tenía Abram noventa y nueve años cuando se le apareció Ad-nai diciéndole: “Yo soy El Shadai.
Anda ante Mí y sé íntegro. Y Yo estableceré Mi pacto contigo y te multiplicaré sobremanera.”
Entonces se echó Abram rostro a tierra mientras Ds le decía: “Yo te anuncio que Mi pacto es
contigo y serás padre de una multitud de pueblos. Y dejarás de llamarte Abram, pues tu nombre
será Abraham, pues te he convertido en padre de numerosos pueblos. Y haré que seas fructífero y
que de ti surjan pueblos y salgan reyes. Y estableceré Mi pacto contigo y tu simiente después de ti
en todas sus generaciones. Será un pacto eterno: Yo seré Ds para ti y para tu simiente después de
ti. Y te daré a ti y a tu simiente después de ti la tierra de tus peregrinaciones: toda la tierra de
Canaán, como posesión eterna, y Yo seré el Ds de tu descendencia.” Y le dijo Ds a Abraham: “Y tú
guardarás Mi pacto, tú y tu simiente después de ti, para las generaciones. Este es Mi pacto que
vosotros guardaréis, tú y tu simiente después de ti: todo varón de vosotros será circuncidado.
Circuncidaréis pues la carne de vuestro prepucio y esa será la señal del pacto celebrado contigo.”

Sidur: Ata Bejartanu


Nos elegiste entre los pueblos, nos concediste Tu amor. Nos elevaste entre las naciones, nos
santificaste con Tus preceptos y nos acercaste al culto de Tu venerado nombre.

Sidur: Bendiciones de la Tora


Bendito eres Tú, Ad-nai, Ds nuestro Rey del Universo, que nos santificaste con Tus preceptos y nos
prescribiste el estudio y la meditación de la Tora.
Oh Ds nuestro, haz que el contenido de Tu Tora sea el deleite nuestro y el de todo Tu pueblo Israel
y que seamos nosotros y nuestros descendientes y todas las generaciones de Israel, conocedores

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”


de Tu nombre y estudiosos abnegados de Tu Tora. Bendito eres Tú, Ad-nai, que revelaste Tu Tora
al pueblo de Israel.
Bendito eres Tú, Ad-nai, Ds nuestro Rey del Universo, que nos elegiste entre los pueblos para
entregarnos Tu Tora. Bendito eres Tú, Ad-nai, que nos conferiste la Tora.

Sidur: Aleinu
Debemos alabar al Señor de todo, aclamar la grandeza de aquel que creó el mundo. Quien no nos
hizo como las naciones de la tierra, ni nos asignó como a las familias de la tierra. Quien no nos dio
una porción como la de ellos, ni marcó nuestro destino como el del resto de las multitudes. Ya que
ellos se persignan frente a la vanidad y lo vacío “y ruegan a un dios que no los salva” (Is. 45:20).
Mientras que nosotros nos hincamos, nos arrodillamos y rendimos pleitesía frente al Rey de
Reyes, el Santo bendito sea, quien puso los cielos e hizo firme la tierra. El trono de Su gloria es en

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La selección de textos está basada en el libro de M. Walzer, M. Lorberbaum, N. Zohar, A. Ackerman (eds.), The Jewish
Political Tradition, Volume Two: Membership

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las alturas celestiales, y la presencia de Su fuerza en las encumbradas elevaciones. Él es nuestro
Ds, y no hay otro, en verdad Él es nuestro Rey, no hay ninguno más. Como está escrito en Su Tora:
“Aprende, pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Ad-nai es Ds arriba en el cielo y abajo en la
tierra; no hay otro” (Dt. 4:39).
Por tanto confiamos en Ti, Ad-nai nuestro Ds, que prontamente muestres el esplendor de Tu
fuerza, a fin de remover las abominaciones de la tierra y que los ídolos sean totalmente
destruidos. Para reparar el mundo bajo el reinado del Todopoderoso. Y todo ser humano invocará
Tu nombre, para orientar hacia Ti a todos los malvados de la tierra. Te conocerán y reconocerán
todos los habitantes del mundo, ya que toda rodilla ante Ti se inclinará y toda lengua a Ti jurará
[lealtad]. Ante Ti, Ad-nai, nuestro Ds, se hincarán y caerán, y honrarán a Tu glorioso nombre.
Todos ellos recibirán el yugo de Tu reinado, y reinarás sobre ellos prontamente y para siempre. Ya
que el reino a Ti te pertenece y por siempre habrás de reinar con honor. Como está escrito en Tu
Tora: “Ad-nai reinará eternamente y para siempre” (Ex. 15:18). Y también dice: “Ad-nai será rey
sobre toda la tierra; en aquel día, Ad-nai será único, y único será Su nombre” (Za. 14:9).

Sidur: Havdala
Bendito eres Tú, Ad-nai, Ds nuestro Rey del Universo, que estableciste distinción entre lo sagrado
y lo profano, entre la luz y la oscuridad, entre Israel y los demás pueblos, entre el día séptimo y los
seis días de la creación. Bendito eres Tú, Ad-nai, que estableciste distinción entre lo sagrado y lo
profano.

Talmud de Babilonia: Avoda Zara 2a – 3b


Rabi Janina bar Papa – y algunos dicen Rabi Simlai – expuso: En tiempos venideros, el Santo
bendito sea tomará un rollo de la Tora, lo pondrá en su regazo y anunciará: Que todo aquel que se
ocupó de ella (la Tora) venga y reciba su recompensa.
Inmediatamente todas las naciones del mundo se reunirán entremezcladas, como está escrito:
“Todos los pueblos se congregarán juntos” (Is. 43:9). El Santo bendito sea entonces dirá: No
entren frente a mi mezclados, sino que ingrese por separado cada nación con sus sabios, como
está escrito: “Se juntarán *por+ sus naciones” (ibíd.). *…+
El imperio romano ingresará frente a Él en primer lugar *…+ El Santo bendito sea les preguntará:
¿Con qué se han ocupado?
Ellos contestarán: Soberano del Universo, hemos establecido numerosos mercados, hemos
construido numerosos baños y hemos generado abundancia de plata y oro – y todo esto lo hemos

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”


hecho por Israel, para que ellos puedan dedicarse a la Tora.
El Santo bendito sea les responderá: ¡Tontos! Todo lo que hicieron, lo hicieron por sus propios
intereses. Establecieron mercados para instalar en ellos prostitutas; construyeron baños para
consentirse a ustedes mismos. En cuanto al oro y a la plata – son míos, como está escrito: “Mía es
la plata y mío es el oro” (Hag. 2:8). ¿Hay alguno entre ustedes que puede declarar ‘¡Esta!’ *como
está escrito: “¿Quién de ellos dirá ‘esta’?” (Is. 43:9)+? – *ya que+ ‘esta’ significa la Tora, como está
escrito: “Esta es la Tora *que Moisés puso delante de los hijos de Israel+ (Dt. 4:44).
Inmediatamente, ellos saldrán de la presencia de Él, sumamente decepcionados *…+ Una vez que
el imperio romano haya salido, el imperio persa habrá de ingresar *…+ El Santo bendito sea les
preguntará: ¿Con qué se han ocupado?
Ellos contestarán: Soberano del Universo, hemos erigido numerosos puentes, hemos capturado
numerosas ciudades, y hemos librado numerosas guerras – y todo esto lo hemos hecho por Israel,
para que ellos puedan dedicarse a la Tora.
El Santo bendito sea les responderá: ¡Tontos! Todo lo que hicieron, lo hicieron por sus propios
intereses. Erigieron puentes para recolectar impuestos; capturaron ciudades como fuente de

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trabajos forzados. En cuanto a la guerra – soy Yo quien las he librado, como está escrito: “Ad-nai
es hombre de guerra” (Ex. 15:3). ¿Hay alguno entre ustedes que puede declarar ‘¡Esta!’? *Ds habla
con los persas como con los romanos].
Inmediatamente, ellos saldrán de la presencia de Él, sumamente decepcionados *…+ y lo mismo
ocurre con cada una de las naciones.
Todas ellas habrán entonces de argüir frente a Él: Soberano del Universo, ¿acaso nos la has
ofrecido (la Tora) y nosotros nos hemos negado a aceptarla?
¿Pero de dónde se te ha ocurrido decir esto? ¿Acaso no está escrito: “Y dijo: Ad-nai vino
de Sinaí, de Seir los alumbró” (Dt. 33:2) y también dice: “Ds viene de Temán *el Santo
desde el monte de Parán+” (Hab. 3:3)? ¿Por qué menciona a Seir? ¿Por qué menciona a
Parán? Dijo Rabi Iojanan: Nos enseña que la presentó el Santo bendito sea (la Tora) a
todas las naciones y lenguas y no la recibieron hasta que vino a Israel y la aceptaron *…+
Entonces, así es que dicen [las naciones]: Soberano del Universo, ¿acaso pusiste una
montaña sobre nuestras cabezas y no la aceptamos como hiciste con Israel, como está
escrito: “Ellos se congregaron al pie del monte” (Ex. 19:17). Y dijo Rab Dimi bar Jama: Nos
enseña que puso el Santo bendito sea el monte como una cubeta sobre Israel y les dijo: Si
aceptan la Tora, bien, y si no esta será vuestra tumba.
En ese momento, les dirá el Santo bendito sea: Los primeros me informarán, como está escrito:
“Que nos haga oir las cosas primeras” (Is. 43:9). Los siete preceptos *de Noé+ que aceptaron,
¿cómo los han cumplido? Y les enseñará [el Santo bendito sea] que no los han cumplido. *…+
Las naciones del mundo le contestarán al Santo bendito sea: Soberano del Universo, Israel que
aceptó la Tora, ¿cómo la cumplió? Les responderá el Santo bendito sea: Yo soy testigo que ellos
cumplieron con toda la Tora. Le dirán: Soberano del Universo, ¿acaso un padre puede dar
testimonio de su hijo, como está escrito: “Israel es mi hijo, mi primogénito” (Ex. 4:22)? Les
responderá el Santo bendito sea: Los cielos y la tierra serán testigos de que ellos cumplieron con
toda la Tora. Le dirán: Soberano del Universo, los cielos y la tierra son partes interesadas en
relación a su testimonio, como está escrito: “Si Yo no he establecido mi pacto día y noche
entonces no habré de sostener las leyes del cielo y la tierra” (Je. 33:25) *…+ Les responderá el
Santo bendito sea: De ustedes vendrán y testificarán que Israel cumplió con toda la Tora. Vendrá
Nimrod y dará testimonio de Abraham, quien no sirvió a dioses paganos; vendrá Laban y dará
testimonio de Jacob, quien no pudo ser culpado de robo; vendrá la mujer de Potifera y dará
testimonio de José, quien no pudo ser culpado de adulterio; vendrá Nabucodonosor y dará
testimonio de Janania, Mishael y Azaria, quienes no se arrodillaron frente al ídolo; vendrá Darío y

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dará testimonio de Daniel, quien no dejó de recitar sus plegarias; vendrán Bildad el suhita, Zofar el
naamatita y Elifaz el temanita y darán testimonio de que Israel cumplió con toda la Tora, como
está escrito: “Presenten sus testigos y justifíquense” (Is. 43:9).
Entonces ellos dirán frente a Él: Soberano del Universo, entréganosla (la Tora) nuevamente y
cumpliremos con ella. Les responderá el Santo bendito sea: ¡Tontos! Aquel que se prepara en la
víspera del Shabat, comerá en Shabat, mientras que aquel que no se prepara en la víspera de
Shabat - ¿cómo habrá de comer en Shabat? No obstante, tengo una mitzva sencilla, y Suca es su
nombre – vayan y cumplan con ella *…+ En ese momento, cada una de ellas (las naciones) va y hace
su Suca en el techo, y el Santo bendito sea hace que el sol brille como en la época de Tamuz,
siendo que cada una [de las naciones] desdeña su Suca y sale de ella, como está escrito:
“Rompamos las ligaduras de su yugo, y echemos de nosotros sus cuerdas” (Sa. 2:3). *…+
En ese momento, el Santo bendito sea se sienta *en Su trono+ y se rie, como está escrito: “El que
mora en los cielos se reirá, *el Señor se burlará de ellos+” (ibíd. 4).

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Rabi Iehuda haLevi (Tudela, c. 1075 – Jerusalem, 1141): El Cuzarí 1:31-47
(1:31) Dijo el sabio: Es en virtud del orden físico que la nutrición, el crecimiento y la procreación,
así como sus variados poderes y todas las condiciones pertenecientes a ellos se vuelven
necesarios. En este sentido, plantas y animales se distinguen de la tierra, las piedras, los minerales
y los elementos.
(1:32) Dijo el Cazar: Esta es una observación general que necesita ser trabajada en detalle, pero es
cierta.
(1:33) Dijo el sabio: Es en virtud del orden psíquico que todos los animales son distinguidos, y los
movimientos, las voluntades, los caracteres, los sentidos externos e internos, etc. Necesariamente
surgen de allí.
(1:34) Dijo el Cazar: Esto tampoco puede ser negado.
(1:35) Dijo el sabio: Es en virtud del orden intelectual que el animal racional se distingue de todos
los otros animales. Más aun, el mejoramiento del carácter de la persona, y luego el mejoramiento
de su casa, y finalmente el mejoramiento de la ciudad necesariamente surgen de allí. Por lo tanto,
los regímenes políticos y las leyes políticas comienzan a existir.
(1:36) Dijo el Cazar: También esto es verdad.
(1:37) Dijo el sabio: Entonces, ¿qué nivel se encuentra por sobre este último?
(1:38) Dijo el Cazar: El nivel de los grandes sabios.
(1:39) Dijo el sabio: Yo tengo en mente aquí a nadie más que a los del nivel cuyos representantes
se distinguen del resto gracias a una diferencia esencial, así como las plantas se distinguen de las
cosas inanimadas, y el hombre se distingue de las bestias. Sin embargo, las pequeñas diferencias
dentro de una misma clase son infinitas, ya que son meramente diferencias accidentales y no son
realmente niveles diferentes.
(1:40) Dijo el Cazar: En este caso, entonces, no hay ningún nivel que trascienda al del hombre
entre los varios seres creados que son objeto de la percepción sensorial.
(1:41) Dijo el sabio: Bueno, pero si pudiéramos encontrar a un hombre que ingiere fuego sin
dañarse, que puede vivir sin comida durante un largo período de tiempo sin sentir hambre, cuyo
rostro tiene un resplandor que no puede ser soportado por otras personas, que no se enferma, no
se vuelve senil y no se agota, de forma tal que cuando ha llegado su hora, muere con una muerte
elegida libremente de igual manera que uno sube a su cama para dormir en un determinado día y
en una determinada hora, y sabe asimismo cosas ocultas sobre aquello que ha sido y aquello que
será; ¿no sería este el nivel que te mencione y que es esencialmente diferente del nivel de las
personas ordinarias?

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(1:42) Dijo el Cazar: ¡Más aún! Si este nivel existe, sería realmente divino y celestial; y este tipo de
persona pertenecería al dominio de lo divino y no al de lo intelectual, lo psíquico o lo físico.
(1:43) Dijo el sabio: Estos son algunos de los atributos del profeta genuino sobre el cual no hay
desacuerdo. A través de él, la multitud se hizo consciente de su relación con lo divino, así como del
hecho que ellos tenían a un Señor que los gobernaba a Su antojo, y también de acuerdo a su
obediencia y desobediencia. Él (el profeta) reveló aquello que está oculto y enseñó cómo el
mundo fue creado de la nada y sobre las genealogías de las personas que vivieron antes del diluvio
y cómo ellos estaban relacionados con Adán. Luego, él enseñó sobre el diluvio y sobre las
relaciones de las setenta naciones con Shem, Ham y Jafet, los hijos de Noé, cómo los diversos
lenguajes se diferenciaron, dónde las varias naciones moraron, cómo las artes fueron establecidas
y las ciudades construidas, así como también la cronología de la raza humana desde Adán en
adelante.
(1:44) Dijo el Cazar: Sería extraordinario si tú tuvieras una fecha confiable de cuándo el mundo fue
creado.

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(1:45) Dijo el sabio: Por el contrario, nosotros estimamos toda nuestra genealogía a partir de este
evento. No hay diferencia de opinión entre dos judíos sobre esto, desde la tierra de los Cazares
hasta la tierra de los Etíopes.
(1:46) Dijo el Cazar: ¿Cuál es entonces tu estimación?
(1:47) Dijo el sabio: Cuatro mil quinientos años desde la creación del mundo. Este cálculo puede
ser explicado tomando en cuenta los años de vida de Adán, Seth y Enosh hasta Noé, luego desde
Shem y Eber hasta Abraham, luego desde Isaac y Jacob hasta Moisés, la paz se con ellos. En virtud
de su cercanía con el dominio divino, estos hombres fueron la mejor parte y los más selectos de
los descendientes de Adán, aun cuando cada uno de ellos tuvo hijos tan valiosos como las
cáscaras, quienes no se asemejaron a sus padres, y por tanto el dominio divino no les fue
otorgado. La cronología, entonces, fue determinada por aquellos que eran divinos. Ahora bien,
ellos eran solamente individuos y no grupos, hasta que Jacob engendró a los ancestros de las doce
tribus, quienes fueron todos merecedores del dominio divino. Por lo tanto, la divinidad pasó a
existir dentro de todo un grupo.

Rabi Moshe ben Maimon (Córdoba, 1135 – Fostat, 1204): Mishne Tora, Leyes de Idolatría 1:3
Una vez que se hubo destetado, comenzó [Abraham] a explorar con su mente – aun siendo un
niño – y a pensar de día y de noche. Él se cuestionaba: ¿Cómo es posible que esta esfera sigue
siempre su curso natural con nadie que la dirija? ¿Quién es el que la hace rotar, ya que es
imposible que ella misma cause su propia rotación? Él no tenía a nadie que le enseñe o lo instruya
en nada; más bien, él estaba sumergido en Ur de los Caldeos entre tontos idólatras de deidades
extrañas.
Su padre, madre, y toda la gente eran adoradores de deidades extrañas, y él los servía a esos
dioses junto a ellos. Pero mientras tanto, su corazón buscaba y comprendía, hasta que aprehendió
el verdadero camino y entendió el curso justo de las cosas a partir de su correcto entendimiento:
él se dio cuenta de que hay un solo Ds, quien es el que conduce las esferas, y que creó todo, y que
en todo lo que existe no hay otra deidad salvo Él.
Él entendió también que todas las personas se encontraban en el error y que aquello que los había
llevado a errar era el adorar a estrellas e imágenes por tanto tiempo que la verdad se había
perdido de sus mentes. Fue a la edad de cuarenta años que Abraham reconoció a Su creador.
Tan pronto como él comprendió estas verdades, comenzó a rivalizar con los ciudadanos de Ur de
los Caldeos y a debatir con ellos, diciéndoles: El camino por el cual caminan no es la verdadera
senda. Él rompió los ídolos y comenzó a hacer saber a la gente que nadie excepto el Ds del

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Universo debería ser adorado; que solo Él debería ser objeto de postración, sacrificios y libaciones,
a fin de que los seres futuros lo puedan reconocer; y que todas las imágenes idólatras deberían ser
demolidas y destruidas, a fin de que las personas no continúen errando por su causa, como
aquellos contemporáneos que imaginan que no hay otra deidad que estas imágenes.
Cuando prevaleció con sus pruebas, el rey de Ur lo intentó matar, pero por milagro logró escapar a
Haran. Él comenzó entonces a hablar en voz alta a todo el mundo, haciéndoles saber que todo el
universo tiene un solo Ds, y que solo a Él se lo debe adorar. Él continuó con su camino y su
llamado: reunía a la gente que veía de ciudad en ciudad y de reino en reino, hasta que arribó a la
tierra de Canaán, mientras que continuaba llamándolos, como está escrito: “E invocó allí el
nombre de Ad-nai, Ds eterno” (Ge. 21:33).
Cuando la gente se reunió a su alrededor, preguntándole sobre aquello que decía, él los instruía
individualmente de acuerdo con el entendimiento de cada uno, a fin de que regresaran al camino
de la verdad. Él continuó así hasta que miles y decenas de miles lo siguieron: estos eran “los
hombres de la casa de Abraham” (Ge. 17:23). Él plantó este gran fundamento en sus corazones y
compuso libros sobre esto. Impartió esta enseñanza a su hijo Isaac; e Isaac continuó enseñándola y

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regresando a la gente hacia la verdad. Isaac impartió esta enseñanza a Jacob y le asignó que la
transmita. Jacob continuó enseñando y regresando a todos los que se sumaban a él hacia el
camino de la verdad.
Jacob nuestro patriarca le enseñó esto a todos sus hijos, pero separó a Levi y lo nombró la cabeza
espiritual, instalándolo en una academia para enseñar “el camino de Ad-nai” (Ge. 18:19) y
preservar el mandato de Abraham. Y le ordenó a sus hijos que no dejaran de nombrar en lo
sucesivo a un encargado de los hijos de Levi para que no se olvidara esta enseñanza.
Esta empresa continuó juntando fuerzas entre los descendientes de Jacob y entre los que se
sumaron a ellos: una nación conocedora de Ds estaba emergiendo en el mundo. Esto continuó
hasta que la estancia de Israel en Egipto se prolongó, y entonces los hombres tuvieron una
regresión, aprendiendo de los actos y adoraciones de los egipcios, con la excepción de la tribu de
Levi, quienes permanecieron fieles al mandato de su patriarca; y nunca la tribu de Levi cometió
idolatría.
En poco tiempo, el fundamento que había plantado Abraham fue arrancado y los descendientes
de Jacob volvieron a confundir a las naciones y a hacerlas errar. Pero debido al amor que Ad-nai
nos tiene, y fiel a la promesa que le había hecho a Abraham nuestro patriarca, Él eligió a Moisés –
nuestro maestro y maestro de todos los profetas – y le encargó su misión profética.
Una vez que Moisés comenzó a profetizar, y Ad-nai tomó a Israel como Su heredad, los coronó con
los preceptos y les enseñó el camino para servirle, y cuál habría de ser la ley para aquellos que
sirvan a ídolos, y para aquellos que se desvíen en pos de ellos.

Baruj Spinoza (Amsterdam, 1632 – La Haya, 1677): Tratado Teológico Político


Capítulo III: “De la vocación de los hebreos y de si el don profético fue peculiar a los hebreos”
La verdadera felicidad y beatitud de cada individuo consiste exclusivamente en la fruición del bien
y no en la gloria de ser uno solo, con exclusión de los demás, el que goza del mismo. Pues quien se
considera más feliz, porque es más feliz y más afortunado que ellos, desconoce la verdadera
felicidad y beatitud; ya que la alegría que con ello experimenta, si no es puramente infantil, no se
deriva más que de la envidia o del mal corazón. Por ejemplo, la verdadera felicidad y beatitud del
hombre consiste únicamente en la sabiduría y en el conocimiento de la verdad y no, en absoluto,
en ser más sabio que los demás o en que éstos carezcan del verdadero conocimiento, puesto que
esto no aumenta en nada su sabiduría, es decir, su felicidad. De aquí que, quien disfruta de eso,
disfruta del mal de otro y, por consiguiente, es envidioso y malo y no ha conocido ni la verdadera
sabiduría ni la tranquilidad de la vida verdadera.

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”


Así, pues, cuando la Escritura, para exhortar a los hebreos a la obediencia de la ley, dice que Ds los
ha elegido, con preferencia a las demás naciones (Dt. 10:15); que está cerca de ellos y no de los
demás (4:4,7); que sólo a ellos les ha prescripto leyes justas (8); que sólo a ellos, posponiendo a los
demás, se les dio a conocer (32), etc., habla adaptándose a su capacidad. Ahora bien, los hebreos,
como hemos probado en el capítulo precedente y como el mismo Moisés confirma (9:67), no
habían conocido la verdadera felicidad. Porque es evidente que ellos no hubieran sido menos
felices si Ds hubiera llamado a todos por igual a la salvación; ni Ds les hubiera sido menos propicio,
si hubiera estado igualmente cerca de los demás; ni sus leyes hubieran sido menos justas ni ellos
menos sabios, porque hubieran sido prescriptas a todos *…+
Todo cuanto deseamos honestamente, se reduce a estos tres objetos principales, a saber:
entender las cosas por sus primeras causas; dominar las pasiones o adquirir el hábito de la virtud;
y, finalmente vivir en seguridad y con un cuerpo sano. Los medios que sirven directamente para el
primero y el segundo objetivo y que pueden ser considerados como sus causas próximas y
eficientes, residen en la misma naturaleza humana. Por ese motivo, hay que afirmar
categóricamente que estos dones no son peculiares de ninguna nación, sino que han sido siempre

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patrimonio de todo el género humano, a menos que queramos soñar que la naturaleza ha
engendrado desde antiguo diversos géneros de hombres. En cambio, los medios que sirven para
vivir en seguridad y para conservar el cuerpo, residen principalmente en las cosas externas;
precisamente por eso, se llaman bienes de fortuna: porque dependen, sobre todo, del gobierno de
las cosas externas, que nosotros desconocemos; y en este sentido, el necio es casi tan feliz o infeliz
como el sabio.
No obstante, para vivir en seguridad y evitar los ataques de los otros hombres y de los mismos
brutos, nos puede prestar gran ayuda la vigilancia y el gobierno humano. A cuyo fin, la razón y la
experiencia no nos han enseñado nada más seguro, que formar una sociedad regida por leyes fijas,
ocupar una región del mundo y reunir las fuerzas de todos en una especie de cuerpo, que es el de
la sociedad. Ahora bien, para formar y conservar la sociedad, se requiere un ingenio y una
vigilancia no mediocre; y por tanto, la sociedad más segura y estable, y la menos expuesta a los
embates de la fortuna, será aquella que esté fundada y dirigida, en su mayor parte, por hombres
sabios y vigilantes; y a la inversa, aquella que esté formada por hombres torpes, depende, en su
mayor parte, de la fortuna y es menos estable. Y, si acaso permanece largo tiempo, se debe a la
dirección ajena y no a la propia; aún más, si llega a superar grandes peligros y las cosas le resultan
favorables, no podrá menos de admirar el gobierno de Ds y adorarle (en cuanto que Ds actúa a
través de causas externas ocultas, no en cuanto que actúa por la naturaleza y la mente humanas),
puesto que le ha sucedido algo realmente inesperado, que incluso puede ser tenido por un
milagro.
Por consiguiente, lo único por lo que se distinguen las naciones entre sí, es por la forma de su
sociedad y de las leyes bajo las cuales viven y son gobernadas. Y por lo mismo, la nación hebrea no
fue elegida por Ds, antes que las demás, a causa de su inteligencia y de su serenidad de ánimo,
sino a causa de su organización social y de la fortuna, gracias a la cual logró formar un Estado y
conservarlo durante tantos años. La misma Escritura lo hace constar con toda claridad, ya que
basta una lectura superficial para ver claramente que los hebreos sólo superaron a las otras
naciones en que dirigieron con éxito todo cuanto se refiere a la seguridad de la vida y en que
lograron vencer grandes peligros, gracias, sobre todo, al auxilio externo de Ds; en lo demás, fueron
iguales a los otros pueblos, y Ds fue igualmente propicio a todos.
En cuanto al entendimiento, consta (como hemos mostrado en el capítulo precedente) que
tuvieron pensamientos sumamente vulgares sobre Ds y la naturaleza; en este sentido, no fueron,
pues, elegidos por Ds más que los otros. Ni tampoco en cuanto a la virtud y a la vida verdadera;
puesto que en esto también fueron iguales a los demás pueblos, y poquísimos fueron elegidos *…+

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”


Para mi objetivo me basta con haber demostrado que la elección de los judíos no se refería más
que a la felicidad temporal del cuerpo y a la libertad o al Estado, y al modo y los medios con que lo
formaron; y, por consiguiente, también a las leyes, en cuanto que eran necesarias para establecer
aquel Estado particular y, finalmente, al modo como ellas fueron reveladas; pero que, en todo lo
demás, en lo que reside la verdadera felicidad del hombre, los judíos eran iguales a los otros
pueblos.
Por consiguiente, cuando en la Escritura (4:7) se dice que ninguna nación tiene dioses tan cercanos
a ella como los judíos tienen a Ds, hay que entender que eso sólo refiere al Estado y a aquella
época, en que les sucedieron tantos milagros. Pues, en cuanto a la inteligencia y a la virtud, es
decir, en cuanto a la beatitud, Ds es, como ya hemos dicho y hemos probado racionalmente,
igualmente propicio a todos. Y esto consta, además, por la misma Escritura. Dice, por ejemplo, el
salmista: “Ds está cercano a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de verdad” (Sa.
145:18) *…+
Concluimos, pues: dado que Ds es igualmente propicio a todos y que los hebreos sólo han sido
elegidos por Ds en relación a la sociedad y al Estado, ningún judío, considerado exclusivamente

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fuera de la sociedad y del Estado, posee ningún don de Ds por encima de los demás y no se
diferencia en nada de un gentil.
Por consiguiente, como es verdad que Ds es igualmente benigno, misericordioso, etc., con todos y
que el oficio de profeta no consistía tanto en enseñar las leyes peculiares de la patria, cuanto la
verdadera virtud, y en invitar a los hombres a practicarla, no cabe duda que todas las naciones
tuvieron profetas y que el don profético no fue peculiar a los hebreos. Esto lo confirma la historia,
tanto profana como sagrada *…+
Ya sólo nos resta contestar a las razones con que algunos quieren persuadirse de que la elección
de los hebreos no fue temporal y únicamente en orden al Estado, sino eterna. Vemos, dicen, que
los judíos han sobrevivido largos años, después de la pérdida de su Estado, dispersos por todas
partes y separados de todas las naciones, como no ha sucedido con ningún otro pueblo; y que,
además, las Sagradas Escrituras parecen enseñar en muchos lugares que Ds ha elegido para sí a los
judíos para siempre; por consiguiente, aunque perdieron el Estado, siguen siendo los elegidos de
Ds.
Los pasajes que más claramente prueban, según ellos creen, esta eterna elección, son
principalmente los siguientes. En primer lugar, Jeremías (31:36), donde el profeta declara que la
semilla de Israel seguirá siendo por siempre el pueblo de Ds, comparando a los judíos con el orden
fijo de los cielos y de la naturaleza. En segundo lugar, Ezequiel (20:32), donde el profeta parece
querer decir que, aunque los judíos decidieran ex professo abandonar el culto divino, Ds los
reunirá de todas las regiones en que estaban dispersos y los conducirá al desierto de los pueblos,
como condujera a sus padres al desierto de Egipto; y que, tras haberlos segregado de los rebeldes
y de los débiles, los llevará, finalmente, de allí al monte de su santidad, donde le rendirá culto toda
la familia de Israel.
Aparte de estos pasajes, suelen aducir otros, especialmente los fariseos; pero yo creo que habré
dado cumplida respuesta a todos ellos, contestando a estos dos. Lo haré sin dificultad, una vez que
haya mostrado por la misma Escritura que Ds no eligió para siempre a los hebreos, sino en las
mismas condiciones en que había elegido antes a los cananeos; pues también éstos, como hemos
mostrado ya, tuvieron pontífices que veneraban religiosamente a Ds; y, no obstante, a causa de su
molicie, de su pereza, y de su falso culto, Ds los rechazó. Y así, Moisés (Le. 18:27-28) advierte a los
israelitas que no se manchen con los incestos, como los cananeos, para que no los vomite la tierra,
como vomitó a aquellos pueblos que habitaban aquellos lugares. Y en Deuteronomio, les amenaza
en los términos más explícitos con la ruina total, diciendo: “Os aseguro hoy que pereceréis
totalmente; como los pueblos que Ds hace perecer ante vuestra presencia, así pereceréis

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”


vosotros” (8:19-20). Se hallan en la Ley otros pasajes por el estilo, que indican de forma explícita
que Ds no eligió a la nación hebrea sin condiciones y para siempre *…+ Los judíos hoy no tienen,
pues, absolutamente nada que puedan atribuirse por encima de todas las naciones.
Respecto a que los judíos han subsistido tantos años dispersos y sin Estado, no es nada extraño,
una vez que se separaron de todas las naciones, hasta el punto de concitar contra sí el odio de
todas; y esto no sólo por la práctica de ritos externos contrarios a los de las demás naciones, sino
también por el signo de la circuncisión, que observan con toda religiosidad.
En cuanto a que el odio de las naciones les conserva, la experiencia misma lo ha probado. Cuando,
hace tiempo, el rey de España forzó a los judíos a admitir la religión del reino o irse al exilio,
muchísimos judíos aceptaron la religión de los adictos a los pontífices. Y, como a aquellos que
admitieron su religión, les fueron concedidos todos los privilegios de los españoles de origen, se
mezclaron rápidamente con los españoles, de forma que poco después no quedaba de ellos ni
resto ni recuerdo. Todo lo contrario sucedió a aquellos a quienes el rey de Portugal forzó a admitir
la religión de su Estado; ya que, aunque se convirtieron a su religión, vivieron siempre separados
de todos, porque el rey los declaró indignos de todo cargo honorífico.

8
Por mi parte, además, pienso que el signo de la circuncisión tiene, a este respecto, tanto poder,
que estoy convencido de que él solo basta para conservar eternamente a esta nación. Aún más, si
los fundamentos de su religión no afeminaran sus corazones, creería sin titubeos que algún día los
judíos, cuando se les presente la ocasión (¡tan mudables son las cosas humanas!) reconstruirán su
Estado y Ds los elegirá de nuevo.

Rabi Moshe Jaim Luzzato (Padua, 1707 – Akko, 1746): Derej HaShem II:4
[1] Uno de los temas más profundos en relación a la providencia divina es la relación entre Israel y
las naciones del mundo. Mientras que en términos de la naturaleza humana parecería que ambos
son exactamente iguales, desde el punto de vista de la Tora existe una enorme diferencia, y se
dividen como si fueran especies absolutamente distintas.
Ahora aclararemos este tema, explicando en qué se parecen y en qué se diferencian.
[2] Antes de que Adán pecara, él se encontraba en un nivel muy superior al del hombre
contemporáneo *…+ Cuando Adán pecó, cayó desde su elevado nivel original, y trajo sobre sí una
gran cantidad de oscuridad e insensibilidad de percepción *…+ La humanidad en general también
cayó desde su altura original, y permaneció en un nivel degradado en donde no era merecedora
del nivel de excelencia que estaba originalmente destinado para ella.
El hombre, por lo tanto, podía participar solo en un nivel muy inferior, y en este estado es que
nacieron sus hijos. Todos nacieron, en consecuencia, en este estadio imperfecto.
Sin embargo, aun en el tiempo de su caída, el elevado aspecto que existía en el hombre como
resultado de su verdadera raíz no fue completamente extinguido. Por lo tanto, Adán no fue hecho
a un lado completamente, y podía regresar a su elevado nivel. [Pero por ahora habría de funcionar
bajo una importante desventaja, ya que] él se encontraba en un plano inferior [el cual solo tenía]
el aspecto potencial del nivel superior.
Ds le dio a los descendientes de Adán el libre albedrío en este momento a fin de fortalecerlos y
permitirles elevarse de su estado inferior y recuperar el estado superior.
Sin embargo, la Sabiduría Superior determinó la duración de tiempo que mejor se ajustaba a tales
esfuerzos, y de manera acorde puso un límite de tiempo para estas generaciones. De alguna
forma, esto se asemeja mucho al tiempo limitado que se nos es dado a cada individuo hasta hoy.
Cada individuo tiene un limitado tiempo de vida y es durante el periodo de este tiempo que debe
alcanzar tanto la perfección como su nivel en la Comunidad del Mundo Futuro *…+ La razón en
ambos casos es que todo lo que involucra un esfuerzo debe estar limitado en el tiempo.
[3] La Sabiduría Superior vio correcto que este esfuerzo se divida en lo relativo a la raíz y lo relativo

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”


a las ramas. Es decir, el esfuerzo original sería el de la raíz, mientras que aquel que vendría más
tarde involucraría a las ramas.
La raza humana inicialmente no tenía ninguna chance de recuperar permanentemente su estado
original y rectificar el daño espiritual que había hecho. El procedimiento correcto debería haber
sido que todas las raíces y cabezas de los descendientes de Adán se eleven primero al nivel
rectificado. Una vez que esto se cumplía, tanto las raíces como las ramas quedarían en este estado
eternamente, ya que las ramas siempre siguen a las raíces.
El tiempo que se proveyó a las generaciones para funcionar como raíces, sin embargo, fue
limitado. Durante este período, la puerta fue abierta y la oportunidad existió para cada individuo,
a fin de que pueda prepararse como corresponde, volviéndose permanentemente una rama
buena y preciosa. Entonces podría prepararse para el nivel superior de excelencia, apropiado para
el hombre en su estado original, y no para el hombre en su estado de caída.
Ya que este individuo habría de perfeccionarse a sí mismo como raíz, él habría conseguido [la
excelencia] para todos sus descendientes así como para él. Todos habrían recibido aquello que él

9
alcanzó, y todos habrían permanecido en este nivel y estado alcanzados por él en su calidad de
raíz.
El periodo durante el cual esto fue posible se extendió desde los tiempos de Adán hasta la
generación de la separación [cuando la Torre de Babel fue construida]. Durante este periodo
nunca cesó de haber hombres justos que predicaron con la verdad a las multitudes, advirtiéndoles
a ellos que se arrepientan. Entre estos individuos estaban Enoch, Metusalem, Shem y Eber.
Pero la medida del hombre fue colmada en la generación de la separación. El atributo divino de
justicia entonces decretó que el tiempo en el que los hombres podían ser considerados como
raíces habría de finalizar*…+
Ds entonces hizo un escrutinio de toda la humanidad, percibiendo los niveles que debían hacerse
permanentes en los miembros de aquella generación, de acuerdo con sus actos. Estas cosas luego
se volvieron una parte fija de su naturaleza en sus aspectos de raíz. Así fue decretado que cada
uno debía engendrar futuras generaciones, todas poseyendo las cualidades que fueron
consideradas apropiadas para el primero de sus antecesores.
Los descendientes de cada uno de estos individuos fueron entonces divididos entre grupos
permanentes, cada quien con sus propias características y limitaciones. Ellos fueron destinados a
ser padres de futuras generaciones que habrían de heredar estas características, así como los
miembros de una especie particular heredan las características de sus antepasados.
De acuerdo con la Sabiduría Superior, se vio que ninguno de ellos merecía elevarse por sobre el
degradado nivel al que Adán y sus hijos habían caído como resultado de su transgresión.
No obstante, había una sola excepción: Abraham. Él había tenido éxito al elevarse y, como
resultado de sus acciones, fue elegido por Ds. Abraham fue entonces transformado
permanentemente en un ser superior, Árbol excelente, conforme al más alto de los niveles del
hombre. Fue decretado que él habría de producir ramas [y ser padre de una nación] que posea sus
características.
El mundo entonces fue dividido en setenta naciones, cada una con su lugar particular y con su
esquema genera. Todas ellas, sin embargo, permanecieron en el nivel del hombre en su estado de
caída, mientras que solo Israel accedió al nivel elevado.
Luego de esto, la puerta fue cerrada en la época de las raíces. De ahora en más las cosas habrían
de ser dirigidas y llevadas sobre los individuos en calidad de ramas, cada uno de acuerdo con su
naturaleza.

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”


Aun cuando puede parecer que el hombre fue originalmente como es ahora, hay en realidad una
gran diferencia. Antes de la generación de la separación, el hombre existía en la era de las raíces, y
era tratado de manera acorde. Cuando este período concluyó, las cosas fueron juzgadas y hechas
permanentes, y una nueva era comenzó. Esta es la era de las ramas, la cual todavía existe hasta
hoy.
[4] El gran amor y bondad de Ds decretaron que a todas las ramas de las demás naciones se les
diera una chance. Si ellos tanto lo deseaban, ellos podrían contar con el libre albedrío para
desprenderse de sus propias raíces, y a través de sus propias acciones incluirse entre las ramas de
la familia de Abraham.
Esto es lo que Ds quería plantear cuando le dijo a Abraham: “En ti serán bendecidas todas las
familias de la tierra” (Ge. 12:3). Abraham fue entonces transformado en el padre de todos los
conversos.
[Esto, sin embargo, requeriría de esfuerzo por parte de los individuos interesados.] Sin este
esfuerzo, ellos continuarían siendo parte de sus propias raíces y retendrían sus características
naturales.

1
0
*5+ *…+ En aquel tiempo, Ds les dio a las naciones una última oportunidad. En Su merced, Él
suspendió el juicio final hasta el tiempo en que la Tora fue entregada [en el Sinaí]. En ese
momento, Él le ofreció la Tora a cada nación, otorgándoles la oportunidad de aceptarla.
Si cualquier nación hubiera aceptado la Tora, ese hecho los habría elevado de su estado inferior.
Pero lo que ocurrió fue que ninguno de ellos deseaba la Tora, y su juicio fue completamente
sellado. La puerta fue cerrada de forma permanente, sin la posibilidad de volver a abrirla jamás.
No obstante, todavía fue posible para todo individuo convertirse al judaísmo. En este sentido, la
persona podría incluirse a sí misma en el árbol de Abraham por su propia y libre voluntad.
[6] El decreto, sin embargo, no contemplaba que las otras naciones debían ser destruidas.
Simplemente significó que ellas habrían de permanecer en el nivel inferior que antes explicamos.
Este estado inferior nunca habría sido pensado para el hombre si Adán no hubiese pecado. Solo
comenzó a existir en primer lugar como consecuencia del pecado.
Estas naciones todavía tienen aspecto humano, aun si se encuentra manchado, y Ds desea que al
menos tengan una contraparte de lo que debería haber sido para toda la humanidad. Por lo tanto,
Él les entregó un alma divina de alguna manera similar a la del judío, aun cuando se encuentra en
un nivel muy inferior. Asimismo, les fueron entregados mandamientos, a través de los cuales
podían alcanzar beneficios materiales y espirituales apropiados para su naturaleza. Estos son los
siete mandamientos otorgados a los hijos de Noé *…+
[7] En el mundo por venir, sin embargo, no habrá otra nación más que Israel.
Las almas de los gentiles justos tendrán permiso de existir en el mundo futuro, pero solo como una
adición y anexo a Israel. Ellos serán por lo tanto secundarios a los judíos, así como las ropas son
secundarias a aquel que las usa. Todo lo que habrán de alcanzar del bien final tendrá que ser
alcanzado de esta manera, ya que por virtud de su propia naturaleza, ellos no pueden recibir nada
más.
[8] Cuando el mundo fue dividido en setenta naciones, Ds eligió setenta ángeles como oficiales a
cargo de estas naciones, a fin de supervisar lo que hacían y estar atento a sus necesidades.
Por lo tanto, Ds no ve que pasa con estas naciones sino de manera general. Es cada uno de estos
ángeles quien se preocupa por los detalles, a través del poder que Ds les otorgó para este
propósito. Ds por tanto le dijo a Israel: “A vosotros solamente he conocido de todas las familias de
la tierra” (Am. 3:2).
Esto no significa, sin embargo, que los detalles están alejados del conocimiento divino. Esto no

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”


puede ser cierto, ya que todo dentro de la creación es percibido por Ds y revelado ante Él. Lo que
significa, no obstante, es que Ds no supervisa ni influye directamente en los detalles [de las
naciones del mundo+ *…+
[9] Ds hizo entonces totalmente depender la rectificación y elevación de toda la creación en los
judíos. El punto de lo que puede ser expresado, nosotros podemos decir que Él ha subyugado Su
providencia a ellos. A través de sus actos, ellos pueden causar [que Su luz] ilumine y tenga
influencia, o que se restrinja y oculte.
Los actos de las otras naciones, por el contrario, no suman ni sustraen nada del estado de la
creación, ni causan que Ds se revele a sí mismo o se retire. Todo lo que pueden hacer es traer su
propia ganancia o pérdida, y fortalecer o debilitar a su propio ángel guardian.

Rabino Leo Baeck (Lissa, 1873 – Londres, 1956): “Revelación y la religión del mundo”2
La idea de elección necesariamente implica un cierto grado de exclusividad. El ir por el propio
camino significa rechazar los caminos de los demás; el reconocer la verdad significa evitar el error.
Israel entendió su creencia con creciente claridad y firmeza al contrastarla con las creencias de

2
The Essence of Judaism (1905), pp. 65-68
1
1
otros pueblos. Al encontrar en ellos mismos suficiente fuerza como para sostenerse
independientemente y en oposición a todos los demás, pudo crear su propia vida y volverse “el
pueblo.” “Es un pueblo que había solo y no se cuenta entre las naciones” (Nu. 23:9).
El judaísmo siempre ha enfatizado su unicidad; las enseñanzas proféticas demandaban
segregación de los pueblos vecinos y la tradición oral debía erigir “una valla alrededor de la Tora”
(Avot 1:1). El exclusivismo, como se ha dicho, es el “lado negativo del deber de sostener la propia
fe.” Debemos agregar que también es consecuencia necesaria del mandamiento: “No tendrás
otros dioses delante de Mí” (Ex. 20:3). El exclusivismo se corresponde con este mandato
precisamente de la misma manera que la confesión de la fe se corresponde con la primera oración
de los Diez Mandamientos – lo cual explica por qué el exclusivismo está enteramente ausente de
las religiones politeístas. El exclusivismo tiene el mismo significado para la comunidad que el
mandato de separar la santidad tiene para los individuos; para ambos, la veracidad religiosa no se
hinca ni subyuga frente a ninguna deidad extraña. Donde el ideal exclusivista falta, siempre ocurre,
como la historia nos ha demostrado en muchas oportunidades, que sobreviene el sincretismo = la
intrusión de influencias espirituales de todos los planos inferiores. El hecho de que este
particularismo adquirió prontamente su énfasis ético fue una expresión de la genialidad del
judaísmo, el cual vio cada hecho como una tarea y cada realidad de la vida humana como una
fuerza que moldea. La exclusividad nacional fue transformada en exclusividad ética, y la unicidad
de la posición histórica de Israel en la unicidad de la obligación religiosa. El pacto entre el pueblo y
Ds fue transformado en mandamiento, en el enlace que dio a Israel su sentido de dignidad y
conciencia. Israel es elegido si se elige a sí mismo. “Te confirmará Ad-nai como su pueblo santo,
como te lo ha jurado, si guardas los mandamientos de Ad-nai tu Ds y sigues sus caminos” (Dt.
28:9). “Habéis pues de serme santos porque yo, Ad-nai, soy santo, y os he apartado de entre los
pueblos para que seáis míos” (Le. 20:26) *…+
Israel ha sido elegido por Ds; por lo tanto, Ds es su juez – esta es la idea central de las enseñanzas
proféticas. Israel, aun cuando ha sido elegido por Ds, puede permanecer en este estado solo si
practica la justicia; el pecado lo separa de Ds. Su única posible existencia es religiosa: o bien vive
como Ds ha comandado o no vivirá en lo absoluto. Desde esta convicción se eleva la idea de la
misión histórica y mundial de Israel, y su responsabilidad frente a Ds y el hombre. La elección es un
llamado divino a todo un pueblo. Esta misión va más allá de Israel; es una elección por el bien de
los otros. Todo Israel es mensajero del Señor, el “siervo de Ds,” que debe cuidar su religión en

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”


todas las tierras y debe irradiar luz a todas las naciones. “Yo, Ad-nai, te he llamado en justicia y te
sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones; para
que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos y de casas de prisión a
los que moran en tinieblas” (Is. 42:6-7). Esta idea clásica, de la cual su núcleo esencial ha sido
conservado, solo podría haber surgido del conocimiento de la elección. Solo desde creer en sí
mismos podría haber surgido la creencia en la responsabilidad que tiene Israel frente al resto del
mundo.

Ahad haAm (Kiev, 1856 – Tel Aviv, 1927): “Esclavitud en libertad,” “Moral Nacional”
“Esclavitud en libertad” (1891)3
Habiendo acordado, por el bien de la emancipación, el negar la existencia del *…+ pueblo *de
Israel], considerando el judaísmo simple y solamente como una religión, los judíos occidentales se
han comprometido a sí mismos y a su posteridad a guardar con el mayor de los cuidados la unidad
religiosa de Israel. Pero la emancipación demandaba ciertos cambios prácticos en temas religiosos;
y no todo el mundo podía hacer este sacrificio. Por lo tanto, los “dueños de la fe judía” se han

3
Selected Essays of Ahad Ha’Am, pp. 182-194
1
2
dividido en varias sectas; la unidad de la religión, en su lado práctico, se ha desvanecido. No
queda, entonces, otra ligazón más que la religión en términos teóricos – es decir, ciertas creencias
abstractas que son compartidas por todos los judíos. Este lazo, además de la debilidad inherente
que tiene en común con todo concepto espiritual que no se cristaliza en la práctica *…+ se está
volviendo cada día más débil *…+ ¿Qué deberán hacer estos judíos que no tienen nada más que
esta religión teórica, la cual también se encuentra perdiendo injerencia en ellos? ¿Habrán de
renunciar al judaísmo en conjunto y *simplemente+ volverse *ciudadanos+ *…+? Algunos de ellos
han hecho esto: pero, ¿por qué no todos adoptan el mismo camino? ¿Por qué la mayoría siente
que no pueden hacerlo? ¿Dónde se encuentra la cadena *…+ que los retiene en su judaísmo y no
les permite liberarse? ¿Es acaso el sentimiento nacional instintivo que han heredado, y el cual es
independiente de las creencias o prácticas religiosas? ¡Ds no lo permita! ¿Acaso no renunciaron a
este sentimiento hace cientos de años a cambio de la emancipación? Sin embargo, es un hecho
que no pueden desarraigar este sentimiento. Aun cuando lo intenten ocultar *…+ este vive de
todas formas; por más resentimiento que les cause, es una fuerza que anida en el centro del ser.
Pero esta respuesta, incluso cuando nos satisface a nosotros, no los satisface a ellos. Ellos han
renunciado a su *…+ nacionalidad *hebrea+, y no pueden volver atrás la palabra empeñada; no
pueden confesar que han vendido aquello que no estaba en sus manos poder vender. No
obstante, y siendo esto así, ¿cómo es que pueden justificar su obstinado apego al nombre “judío”
– nombre que no les trae ni honor ni provecho – en aras de ciertas creencias teóricas que ya no
sostienen, o, aun si las siguen sosteniendo con sinceridad, bien podrían creer en ellas sin un
nombre especial, como ocurre con todos los deístas no judíos?
Por mucho tiempo esta pregunta ha *…+ incomodado a los pensadores judíos de Europa
occidental; y es la pregunta que los ha llevado, en las últimas generaciones, a proponer el nuevo y
extraño evangelio al cual se aferran tenazmente hasta este mismo día – me refiero a la famosa
enseñanza de “la misión de Israel entre las naciones.” Esta teoría está basada en una idea
anticuada *…+ que se contrapone con todos los principios de la ciencia moderna: como si toda
nación haya sido creada desde un inicio con un propósito particular, y por tanto tiene una
“misión” que debe cumplir, viviendo incluso en contra de su voluntad hasta que se complete la
tarea impuesta desde las alturas. Consecuentemente, por ejemplo, los griegos fueron creados
para pulir y perfeccionar la belleza externa; los romanos para exaltar y ensalzar la fuerza física.
Según esta hipótesis, no es difícil encontrar una respuesta a nuestra propia pregunta – una

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”


respuesta que, por un lado, no es inconsistente con la emancipación, ni lo es, por otro lado, con la
unidad del judaísmo. La respuesta es esta: Israel como pueblo está muerto; pero la Ecclesia Judía
[kneset Israel] sigue viva y deberá seguir viviendo ya que la misión de Israel no se ha realizado
completamente, hasta tanto un monoteísmo absoluto, con todas sus consecuencias, no triunfe
sobre todo el mundo. Hasta que esa victoria sea conquistada, Israel deberá vivir incluso en contra
de su voluntad, sufriendo y luchando: para este fin ha sido creado *…+ Si realmente quisiéramos
cumplir con nuestra función, ¿no sería nuestro deber como apóstoles de Ds el consagrar todas
nuestras fuerzas a la difusión de este conocimiento en nombre de aquello por lo cual vivimos?
“¡Ds no lo permita!” responden nuestros “misioneros” – y su actitud no necesita de ninguna
explicación – “no somos nosotros los que debemos apresurar el final. Ds nos ha confiado la verdad
para que la guardemos; pero no nos ha impuesto la tarea de propagar la verdad.” *…+
En sí misma, por lo tanto, nuestra misión es sencilla y confortable. Al menos no hay nada
desgraciado en ser los maestros de todo el mundo, considerando a toda la raza humana, hasta el
final de los días, como pupilos que apagan su sed en la fuente de nuestra inspiración: más aun
cuando esta tarea honorable no involucra ninguna labor o preocupación de nuestra parte.
[Nosotros somos como los israelitas en el mar rojo:] El progreso mismo, el cual emana de nuestras
Escrituras, luchará por nuestra misión, mientras nosotros miramos y nos regocijamos. Ahora bien,
1
3
esto sería muy bueno si los pupilos fuesen amables y dóciles, y dieran el respeto merecido a su
maestro. Pero el hecho es que son impertinentes estos pupilos. Patean a su maestro y lo maldicen,
mancillando por siempre su nombre, al punto de que termina odiando su propia existencia. Y por
tanto, nos volvemos a encontrar con la misma pregunta original. Nosotros ya no hacemos nada
útil en relación al cumplimiento de nuestra misión; las Escrituras, y consecuentemente el progreso
religioso, son independientes de nosotros y harán su trabajo sin nuestra ayuda; no somos más que
un monumento en el camino del progreso religioso *…+ ¿Por qué, entonces, toda esta vida de
problemas? *…+
Estos hombres (los “misioneros”), quienes conocen y admiten que “la herejía científica que lleva el
nombre de Darwin está ganando terreno,” es decir, que el mundo está aceptando gradualmente la
teoría científica que no admite la existencia de un propósito o finalidad aun en los casos en los que
parecería obvio - ¿cómo pueden estos hombre continuar aferrándose a una doctrina que demanda
una creencia en las misiones de las naciones en general, y en la misión de Israel en particular, y por
sobre todo, en lo maravillosa que esta misión es? No puede haber más que una respuesta. Ellos
están obligados a hacer esto porque no encuentran otra manera de reconciliar al judaísmo con la
emancipación. En primer lugar, Israel no tiene más derecho que el de ser una Ecclesia consagrada
al cielo; en segundo lugar, este lazo celestial se ha debilitado mucho; y en tercer lugar – y este es
el más importante de todos – ellos sienten, más allá de todo, que *…+ *hebreos+ son, y *…+
[hebreos] quieren ser. Y, por lo tanto, a fin de ocultar la contradicción entre estas “verdades,” ellos
se ven forzados a refugiarse en esta anticuada teoría *…+
Pero la verdad es que si los judíos occidentales no hubieran sido esclavos de su emancipación,
nunca habría ingresado en sus cabezas el consagrar a su pueblo a misiones u objetivos espirituales
antes de cumplir con la “misión” física, natural, que pertenece a cada organismo –antes de haber
creado condiciones adecuadas para sus propias particularidades, en las cuales poder desarrollar
sus poderes y aptitudes latentes, su propia forma de vida, de manera normal, y la obediencia a las
demandas de su naturaleza. Entonces, y solo entonces, luego de que esto ha sido logrado *…+ su
desarrollo puede llevarlo, con el correr del tiempo, hacia algún campo de trabajo para el cual esté
especialmente equipado para fungir como maestro, y por tanto contribuir nuevamente al bien
general de la humanidad, de manera acorde con el espíritu del mundo moderno. Y si luego los
filósofos nos dicen que en ese campo de trabajo radica la “misión” de nuestro pueblo, para la cual
ha sido creado, yo no podré suscribir a su visión; pero no habré de pelearme con ellos *…+

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”


[Mientras tanto,] ¿envidio yo la emancipación de mis compañeros judíos? Les contesto, con toda
verdad y sinceridad: ¡No! ¡Mil veces, no! ¡Los privilegios no valen el precio! Puedo no estar
emancipado; pero al menos no he vendido mi alma por la emancipación. Yo, por lo menos, puedo
proclamar desde los terrados que mis parientes y amigos me son queridos estén donde estén *…+
Yo, por lo menos, no tengo la necesidad de exaltar a mi pueblo hasta el cielo, vociferar su
superioridad por sobre todas las otras naciones, a fin de encontrar la justificación para su
existencia. Yo, por lo menos, sé “por qué permanezco judío” – o, mejor aún, yo no encuentro
ningún sentido en esta pregunta, como no le encontraría sentido si me preguntaran por qué sigo
siendo el padre de mi hijo *…+

“Moral Nacional” (1899)4


*…+ Posiblemente más que ninguna otra forma cultural, la moral – esto es, el método de distinguir
entre el bien y el mal en todas las facetas de la vida de un individuo y de la sociedad – es una
adquisición nacional que contiene la huella de la vida nacional y sus circunstancias a través de la
historia. En ella aparece el espíritu nacional y las formas de relacionarse con el mundo circundante

4
Kol Kitve Ahad Ha’Am, pp. 162-163
1
4
y las condiciones cambiantes de la vida. Si este es el caso con todas las otras naciones iluminadas
cuyas características, circunstancias e historia son similares, también es cierto a fortiori para el
pueblo de Israel. Desde su concepción, Israel ha sido una “nación que reside sola” (Nu. 23:19),
separada de todas las otras naciones en su desarrollo y su historia única *…+ Por lo tanto,
ciertamente debe de tener una moralidad nacional distintiva fundada en su carácter espiritual, su
vida histórica y sus circunstancias y necesidades actuales.
En consecuencia, la pregunta sobre las obligaciones nacionales [de cada uno] toma una nueva
forma. [En defensa de] la orientación negativa hacia la religión nacional, los nacionalistas pueden
ofrecer un argumento legítimo: la fe no depende de la voluntad, y no debemos hacer de ella un
fundamento de nuestra vida nacional. Sin embargo, una vez que reconocemos que el aspecto más
significativo de la vida nacional – esto es, la moralidad nacional – descansa en el formato religioso
*…+ ¿no estamos en condiciones de demandar de todos aquellos que elevan la bandera nacional
que busquen el conocimiento de la verdadera moralidad nacional e intenten hacer sus vidas
congruentes con esto?
Por ejemplo, nadie disputa el hecho de que el conocimiento y uso del lenguaje nacional es uno de
los métodos más efectivos para reforzar el espíritu nacional en los corazones de la gente. Esto es
cierto aun con la gran dificultad de identificar claramente los signos de un espíritu distintivo en
cada lenguaje nacional. Académicos determinados han intentado encontrar estos signos en
diferentes idiomas y han sido capaces de encontrar – con mucha dificultad – una relación general
e indefinida entre el lenguaje y el espíritu de la nación que lo utiliza. Al designar un idioma como
medio de afiliarse con el espíritu nacional, sin dudas confiamos en el siguiente argumento: El
espíritu de la nación crea y desarrolla su lenguaje. Y así como la esencia de cada creado pasa a sus
creaciones – como el jasidismo declara: “El poder de una causa reside en su efecto” – cada
lenguaje debe poseer las propiedades del espíritu nacional del cual ha sido creado. En
consecuencia, aun cuando no podemos designar cuál de esas propiedades está en el lenguaje,
estamos seguros de que el usar el idioma nacional acerca a la gente al espíritu nacional. Y si este
es el caso con el lenguaje, es ciertamente verdad para la moral. Después de todo, el lenguaje es
solo una reflexión de la vida y del desarrollo del espíritu, mientras que la moral es el vínculo
directo entre el espíritu interno y la vida externa. Y si uno se acostumbra a hacer consistentes
todos los ámbitos de su vida con los principios de la moral nacional, aun si inicialmente esto se
hace de manera artificial, uno terminará finalmente sintiendo en su corazón la fuente viviente, el

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”


“espíritu interno,” desde el cual la moral fluye. En ese tiempo, esta relación se volverá natural,
algo que surge automáticamente desde la interioridad de la propia alma.
Creo que un ejemplo – uno entre muchos ejemplos posibles – nos asistirá mejor que el discurso
abstracto para aclarar esta cuestión.
Ciertamente, mucha gente, particularmente entre los sionistas, han tomado conciencia de este
extraño espectáculo: Herzl y Nordau, dos autores considerados ampliamente como los líderes del
movimiento sionista, han publicado recientemente dramas “judíos.” Herzl publicó primero El
nuevo gueto, mientras que Nordau publicó luego Dr. Kohen. Del contenido de estos dos dramas, es
evidente que la intención de ambos autores ha sido la de explorar la base del nacionalismo judío
de acuerdo con sus propias visiones del mundo. Ellos nos presentan dos judíos educados en el
espíritu alemán quienes, habiendo visto que todos sus esfuerzos por ser aceptados
completamente como alemanes por los ciudadanos alemanes fueron en vano, regresaron a la
nación de Israel. Ambos “héroes,” el Dr. Samuel de Herzl y el Dr. Kohen de Nordau, se baten
finalmente en sendos duelos para rescatar el “honor” mancillado y son muertos; esto es, son
asesinados porque no les quieren permitir a sus amigos alemanes declarar que los judíos son
cobardes que aceptan insultos sin responder con la espada y la sangre. El héroe de Herzl es un
hombre cuyos pensamientos no están ordenados correctamente. Nosotros no sabemos – y al
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5
parecer tampoco sabe él – quién es; cuáles son sus deseos; y dónde quiere ir cuando antes de
morir pronuncia: “Salgamos del gueto.” En oposición, el Dr. Kohen de Nordau es un hombre sabio
que busca en el mundo circundante con los ojos abiertos y se provee a sí mismo de una
justificación para todas sus opiniones y acciones. No tiene miedo de declarar abierta y claramente
que su nación no es la alemana sino la judía. Y cuando se le pregunta cómo uno puede establecer
una nación sin tierra ni lenguaje, él responde inmediatamente (un claro signo de que su respuesta
estaba preparada previamente a través de una búsqueda interior): “Intentaremos adquirir una
tierra, y es obligatorio para nosotros el recuperar nuestro olvidado lenguaje.” El Dr. Kohen no es
solamente un nacionalista judío sino un correcto “sionista político” aun cuando no dirá nunca la
palabra “Sión.” Este sionista declara la guerra en contra de un estúpido oficial alemán, un
aristócrata, y es asesinado, porque *el alemán+ le dijo: “Te considero un cobarde y te desprecio.”
No es necesario para mí explicar cómo mucho de esta acción entra en conflicto con los principios
de nuestra moral nacional. Es decir, es contrario no solo a los mandamientos de nuestra religión
sino también a la esencia del sentimiento moral que vive en nuestros corazones. En general, las
naciones europeas – con la excepción de literatos e intelectuales aislados – no pueden liberarse de
la noción básica de que un insulto dirigido en contra de una persona la obliga a esta a borrar la
ofensa con sangre. Pero el verdadero judío, cuyo corazón se mueve por la moral nacional, percibe
y siente en su alma que una cultura de miles de años lo eleva muy por encima de este acto
barbárico, esta primitiva y cruel reliquia de tiempos antiguos. Su “sentido de honor” permanecerá
intacto, totalmente inmutable por este insulto primitivo. Él contestará con una mirada de
desprecio y continuará con su camino.

Conceptos centrales en el Judaísmo: “Elección”

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