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Introducción
Las relaciones políticas, guerreras, religiosas y literarias entre Italia y España desde la
mitad del siglo XV, hicieron que existiera un amplio intercambio cultural entre estos
dos países. El papado de dos ilustres valencianos, Calixto III y Alejandro VI, sirvió para
estrechar las relaciones culturales entre Castilla, el Reino de Aragón, Cataluña y Roma.
En Italia se editaban o traducían las obras literarias españolas de mayor relieve, como el
Amadís de Gaula, La Celestina, Cárcel de Amor o las composiciones poéticas de Jorge
Manrique e Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, así como las
compilaciones de producciones populares como los villancicos y los romances. Otro
tanto sucedía en España con obras italianas, como la Jerusalén liberada, de Torcuato
Tasso.
Ideología
El humanismo en España
La situación de España siempre fue muy compleja pero aun así el humanismo logró
mantener su carácter innovador, a pesar de las interferencias que limitaron el estudio de
los clásicos.
Puede hablarse de erudición con los Reyes Católicos, dentro de este período el primer
autor importante es Antonio de Nebrija (1442-1522), con su Grammatica.
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Por otra parte, el gran mecenas durante el humanismo fue el cardenal Gonzalo Jiménez
de Cisneros, lo que contrasta en parte con el resto de su prelado por su origen humilde y
su carácter austero y el haber puesto su mayor empeño en reformar las costumbres de
indisciplina entre las órdenes religiosas. La reforma tenía que ser fruto de una reforma a
la educación, y aunque no fuera erudito fue el máximo protector de los nuevos estudios.
En 1498 fundó la Universidad de Alcalá de Henares, que superó en prestigio e
influencia a todas las demás excepto la de Salamanca, su mayor rival.
También durante la época era común una obra como la de Pedro Mexía, quien recopiló
una miscelánea de información científica. Es un ejemplo de la tendencia renacentista a
la idealización, pues se tenía la convicción de que la sabiduría puede extraerse de la
gente común, cuya pura tradición la ha conservado, porque el pueblo está y siempre
estuvo cerca de la naturaleza.
Dentro del idealismo y el humanismo del Renacimiento están muy bien representadas
las controversias de la actividad colonial de España en el nuevo mundo. El principal
promotor fue el fraile dominico Bartolomé de las Casas (1474-1566), quien tenía como
principios básicos: que la guerra es irracional y contraria a la civilización; que no debe
emplearse fuerza alguna contra los nativos, pues incluso la conversión forzosa al
cristianismo es reprochable; que la irracionalidad y la libertad del hombre exige que la
religión y todo lo demás solo se enseñe mediante una suave y amable persuasión. El
resurgimiento del nuevo espíritu se ve encarnado por Francisco de Vitoria (1483-1546),
teólogo dominico, profesor de Salamanca, que rechazó toda argumentación basada en
puras consideraciones metafísicas por estar a favor del estudio de los problemas reales
que planteaba la vida política y social contemporánea. Fue el primero en establecer los
conceptos básicos del derecho internacional moderno, basándose en la regla del derecho
natural. Afirmaba así las libertades fundamentales como la palabra, de comunicación,
comercio y tránsito por los mares, siempre que las naciones y razas no se perjudicaran
mutuamente. Pero estas libertades eran inherentes a la sociedad humana, dentro de la
cual los indígenas no estaban considerados por pertenecer a comunidades
subdesarrolladas, sin organización política ni medios de comercio. En consecuencia
Vitoria propugnaba un sistema de mandato donde las etnias inferiores debían ser
gobernadas por las superiores, doctrina basada en el servilismo natural, por lo tanto si
las naciones incivilizadas se negaban a someterse voluntariamente, la guerra era
moralmente legítima. Con Erasmo en España muere el espíritu de tolerancia, pues no se
llegó a ninguna reconciliación ni compromiso entre protestantes y católicos, comenzaba
la Contrarreforma; una vez se perseguía la unidad religiosa, solo que ahora dentro del
mismo Cristianismo, había terminado el Renacimiento. Sin embargo la religiosidad
española mantuvo sus propios parámetros gracias a una nueva orden, la Compañía de
Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola (1491-1556). A España llegó procedente de
Italia e`l neoplatonismo. Platón basó su filosofía del amor en la elevación en la cual el
espíritu es trasportado por su amor a la belleza. El humanismo propone como tarea
lograr la pureza auténtica del mensaje cristiano, lograr la unidad de los mejores
pensamientos humanos en torno a una filosofía de Cristo donde el hombre moderno
puede encontrar la alegría y la felicidad, pero Erasmo no pretendió divinizar al hombre
ni poner el Renacimiento al servicio de los hombres. Sí reconoce que el hombre es
razón y lenguaje, por eso su trabajo es el de reconocer la palabra como la mejor parte de
la naturaleza pues constituye el ser del hombre, este estudio le corresponde al
Humanismo.
La poesía renacentista
La poesía de este período se dividió en dos escuelas: la Salmantina (Fray Luis de León)
y la Sevillana (Fernando de Herrera).
Concisión en el lenguaje;
Llaneza en la expresión;
Realismo en el pensamiento;
Preferencia por la estrofa corta;
La naturalidad y la sencillez.
Grandilocuente;
Pule en extremo la forma;
Su obra es más de meditación que de sentimiento, más de documentación que de
observación de la naturaleza y de la vida;
Prefiere la estrofa larga y la composición extensa
Usa abundantemente los adjetivos y el ornato retórico.
No obstante, esta escuela sirvió de base inmediata y de puente necesario para enlazar
con los movimientos poéticos que en el siglo XVII se englobaron bajo la denominación
general de Barroco.
Orígenes
Esta poesía tradicional está ligada al empleo del verso corto, especialmente el
octosílabo.
La corriente innovadora de raíz petrarquista y, por tanto, italianizante, que
madurará gracias a Boscán y a Garcilaso. Esta corriente bebe en realidad de las
mismas fuentes que la anterior: la lírica provenzal. Manejan por tanto una misma
concepción del amor como servicio que dignifica al enamorado.
Características
El poeta renacentista se servía de los modelos de la Naturaleza, sobre esta base no ponía
en duda la necesidad de imitar pues estos procedimientos se justificaban por proceder
no de la reproducción de modelos, sino que del mismo espíritu que ha recogido otros
pensamientos y se ha nutrido de ellos. Si lo ajeno, forzosamente disperso al ser múltiple,
se vértebra y refunde en un organismo único, y si en este resplandece el espíritu del
escritor, nadie podrá negarle el dictado de original. Dentro del esfuerzo por establecer
influencias, traducciones o adaptaciones hay un componente de autocomplacencia ya
que daba prestigio a quien las descubría. Esas rudezas eran en su mayor parte un rastreo
que significó una pugna entre antiguos y modernos, para exhibir la propia cultura. El
escritor de esa época asume la imitación como centro de su actividad. La originalidad
absoluta constituye un ideal remoto que no se niega, pero no se postula exigentemente,
porque es un privilegio concedido a poquísimos, y existe además, la posibilidad de
alcanzarla con el medio imitativo. En la imitación se debe acudir a varias fuentes que
deben trasformarse y reducirse a unidad, es decir convertirse al sentimiento personal
que permite obtener el resultado patentemente original (no es la expresión pura del
sentimiento, antes es un rodeo la memoria lectora)
Poesía amorosa
En la poesía lírica de la primera mitad del siglo XVI, la crítica reconoce varias
corrientes paralelas que confluyen en dos grandes líneas.
Garcilaso de la Vega
Castillejo
Juan Boscán
Artículo principal: Juan Boscán
Literatura religiosa
El Renacimiento impone una división entre lo natural y lo sobrenatural, frente a la Edad
Media en que se mezclaban de una forma que Dios, la Virgen y los Santos intervenían
en todo tipo de asuntos mundanos con apariciones y milagros. En esta nueva época, hay
escritores mundanos, como Garcilaso de la Vega, y autores que únicamente expresan
sentimientos religiosos, tanto en verso como en prosa. En el Renacimiento se
desarrollan y manifiestan ampliamente estos sentimientos, fuertemente impulsados por
la Contrarreforma, lucha contra la Reforma protestante, en la que se empeñaron la
Iglesia y la Corona españolas.
Ascética y mística
La prosa renacentista
Como es lógico, buena parte de los subgéneros narrativos del siglo XV siguen vivos a lo
largo del XVI; sin embargo, hay tres que merecen especial atención:
La Novela Pastoril
Durante el reinado de Felipe II, que abarca los años de 1557 a 1597, la Literatura
Religiosa en España tuvo su mayor auge. La religiosidad del monarca, el espíritu de la
Contrarreforma y las costumbres de la época fueron parte en la extraordinaria
importancia que ésta alcanzó. La Literatura Didáctica y Religiosa es muy vasta, pues
incluye:
Portada de la edición de Medina del Campo de 1554, impresa por Mateo y Francisco del
Canto.
Artículo principal: Lazarillo de Tormes
1. El relato es autobiográfico con una narración dirigida a una tercera persona que
se encuentra en una posición social superior a la del narrador.
2. La narración sigue un orden cronológico.
3. La ironía y el diálogo son dos de los recursos más empleados para desarrollar el
argumento y expresar la crítica en el libro.
4. El protagonista es un pícaro; es decir:
El siglo XVI es un periodo de la mayor importancia para el teatro español, por cuanto
supone un auténtico renacimiento artístico de aquél frente a los espectáculos rituales de
la Edad Media.
Desde esa perspectiva, puede apreciarse mejor cómo se gestan y transforman los
géneros dramáticos, qué lugar y situación ocupan los distintos autores o cómo va
cambiando en sucesivos momentos la vida y espectáculo teatral. Todo ello resulta del
mayor interés en este capítulo inicial de la historia del teatro español