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Fundación Pablo Neruda Santiago Chile nº 8 Diciembre 2009 Director Hernán Loyola
escriben
Abraham Jesús Brito Edmundo Herrera Víctor Pey
Gunther Castanedo P. Pedro Lastra Enrique Robertson
Alejandro Cotera Brenda Müller Inés Rubio Riquelme
Greg Dawes Edmundo Olivares Edith Scandro
Julio Gálvez B. Darío Oses Mario Valdovinos
NERUDIANA – nº 8 – 2009 1
Sumario
DOSSIER: WINNIPEG
Cómo me embarqué en el Winnipeg 7
VÍCTOR PEY
TESTIMONIOS
Con Neruda en 1958 21
EDITH SCANDRO
CRÓNICAS
Santiago Vivanco:
exposición de Neruda en Cáceres 30
ADRIANA VALENZUELA P.
PUBLICACIONES 31
RESEÑAS
Neruda en UDP (Valdovinos)
Jason Wilson (Dawes)
Nicola Bottiglieri (Loyola)
40
nerudiana
nº 8 Diciembre 2009
director y editor
Hernán Loyola
secretaria de edición
Adriana Valenzuela
diseño y diagramación
Juan Alberto Campos
2 NERUDIANA – nº 8 – 2009
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Neruda 1969: AÚN
Un mundo no leído aún en sus totales
BRENDA MÜLLER
Universidad de Chile
4 NERUDIANA – nº 8 – 2009
techo de su infancia y lo fuerza a fragmento (VI): Perdón si cuando quiero /
reencontrarse no sólo con las provincias contar mi vida / es tierra lo que cuento. /
del agua como región de su niñez, sino Ésta es la tierra. / Crece en tu sangre / y
también con aquella agua extensa que todo creces. / Si se apaga en tu sangre / tú te
lo inunda, que todo lo abarca, es decir, con apagas. Pero ¿cuál es la tierra que convo-
la eternidad, ámbito en el que sucede la ca al poeta? El hablante lo resume como
vida y acontece la muerte. Aquella agua un ámbito entrañable al final del fragmen-
que también caía copiosamente en una pro- to (XIV): todo lo que se llama lluvia y se lla-
sa de 19382 , “La copa de sangre”, reflexión ma patria / lo que te ignora y te hiere y te
motivada por uno de sus regresos al sur. acaricia a veces. No sólo el espacio natu-
En este texto el poeta cuenta el cambio de ral, sino también el ser humano y su expe-
tumba de los restos de su padre para re- riencia social, histórica: mi casa, mi Par-
unirlos con los de la mamadre, y la gran tido, en el fuego de cada día, (XIV) pero ade-
impresión que le causó ver el agua de llu- más la experiencia negativa de esa socie-
via que caía profusamente del ataúd mien- dad: Eres también patria plateada y hue-
tras efectuaban el traslado: les mal,/ a rencor, a borrasca, a escalo-
frío (II). Tierra es igualmente la mujer:
Ahora bien, esta agua terrible, esta agua sa- Invierna, Araucanía, Lonquimaya!/
lida de un imposible, insondable, extraordi- Leviathana, Archipiélaga, Oceana! (III).
nario escondite, para mostrarme a mí su Quizás una mujer cifrada en geografía ñala en una crónica escrita para la revista
torrencial secreto, esta agua original y temi- sureña, si se atiende al extratexto, pero Ercilla4 publicada el 26 de marzo de 1969,
ble me advertía otra vez con su misterioso conviene tener presente la imagen de la donde relata también, el magnífico espec-
derrame mi conexión interminable con una mujer en todo el universo nerudiano. La táculo de una puesta de sol en Aysén:
determinada vida, región y muerte. mujer al interior de este imaginario poéti-
co aparece la mayoría de las veces repre- Y el cielo trabajaba su crepúsculo con cen-
El agua permite al Sujeto volver a la sentada en complicidad con la materia, vale dales y metales: centelleaba el amarillo en
región original para renacer, para retornar decir, dotada de una capacidad para enten- las alturas, sostenido como un pájaro in-
a su canto, a la vida, pero también lo insta derse con la naturaleza que escapa al suje- menso por el espacio puro. Todo cambiaba
a asomarse al ámbito de su propia muerte: to masculino que la describe. El hablante de pronto, se transformaba en boca de ba-
Araucanía, rosa mojada, diviso / adentro nerudiano ve en la mujer la misma oque- llena, en leopardo ardiendo, en luminarias
de mí mismo o en las provincias del agua / dad, el mismo silencio, aquella interiori- abstractas.
tus raíces, las copas de los desenterrados, dad velada desde donde emerge la vida. Sentí que la inmensidad se desplegaba so-
/ con los alerces rotos, las araucarias Esta tierra, este mundo representado, bre mi cabeza, nombrándome testigo del
muertas (II). El lugar evocado, con sus se posiciona en el texto como el sur total, Aysén deslumbrante, con sus cerreríos, sus
muertos queridos y bosques devastados3 , espacio que se abre con el paisaje de la in- cascadas, sus millones de árboles muertos y
da cuenta de un temple de ánimo atribula- fancia, es decir, con Temuco y sus alrede- quemados que acusan a sus antiguos homi-
do, donde la energía que dinamiza la vida dores, pero que se prolonga hasta el leja- cidas, con el silencio de un mundo en naci-
se interna ahora en el ciclo de la destruc- no y mítico Polo Sur. El extremo austral miento en que está todo preparado: las cere-
ción, tanto en el hablante mismo como en de Chile es todavía hoy considerado puer- monias del cielo y de la tierra.
la región energética original, como un solo ta de entrada a un espacio remoto y poco
espacio sacralizado, en el cual sujeto y obje- conocido para el habitante de la urbe, de- Paisaje que se visualiza igualmente al
to se confunden, se asimilan, mimetizándose. bido a la dureza de su clima y de su geo- interior del mundo representado en este
grafía. La belleza del paisaje, sin embar- poemario: aquella catarata / que en el sal-
EL PODER DE LA TIERRA: LA TIERRA ME go, no deja indiferente a nadie, lugar de vaje Aysén cae partiendo / una roca en
PROPONE, ME DISPONE Y ME EMBARGA (XIV) vegetación exuberante, de mares tempes- dos senos salpicados (XIV). No sólo el sur
tuosos, bosques nativos con árboles de la infancia, sino todo el sur, el extre-
Para el sujeto poético de Aún el espa- milenarios, agua abundante en forma de mo austral como camino, como umbral
cio que lo reclama y lo obliga a retomar lagos, ríos y glaciares son algunos de los de lo desconocido, después sólo la sole-
su vida y a desafiar a la muerte es la tierra, rasgos que remiten a un escenario natural, dad del Polo abismal5 . Toda esta es la
porque en ella arraiga la energía de la crea- casi primigenio, escasamente poblado. tierra que reclama al Sujeto hablante de
ción, de igual modo como arraiga en él, Neruda visitó esta zona el mismo año que Aún. Geografía silenciosa, pero en la que
acaso por ser tierra también, la energía de escribió este poemario y quedó deslumbra- bulle la energía creadora, la vida en su
su praxis poética, como lo advierte en el do por la grandeza del paisaje, como lo se- dinámica de destrucción y renovación.
NERUDIANA – nº 8 – 2009 5
da también de la tierra. Por lo mismo cuan- titánicos: el roble que se desploma con un soni-
do el hablante estuvo ausente de este es- do de catástrofe sorda, como si golpeara con una
pacio nutricio, recorriendo, andando otros mano colosal a las puertas de la tierra pidiendo
lugares, siempre llevó consigo su princi- sepultura. (OC, V, Nerudiana dispersa II, pp.
206-207).
pio, su final: con mi volcán a cuestas, / con 4
Neruda, Pablo, “Crepúsculo en Aysén” en: Obras
mi nieve, / con fuego austral y noche cal-
Completas V, Nerudiana dispersa II 1922-1973,
cinada (XII).6 ♦
Edición de Hernán Loyola, pp. 212-214.
5
El Polo Sur en el imaginario colectivo universal y
también al parecer en Neruda, ha estado siem-
NOTAS pre rodeado de un aura especial, mágica, como
territorio de lo ignorado y remoto donde todo aca-
1
Neruda, Pablo. Maremoto/Aún/ La espada encen- ba, espacio de la soledad y del silencio total. El
dida/ Las piedras del cielo. Edición y notas de poeta da cuenta de esta circunstancia y advierte
Hernán Loyola. Barcelona, Debolsillo, 2004, respecto a la cercanía del territorio chileno con
p.168. el Polo en uno de sus últimos textos en prosa,
2
Neruda, Pablo, “La copa de sangre” en: Obras com- “Mi casa allí entre las rocas”: Aquí en el sur del
pletas, edición de Hernán Loyola, Barcelona, Pacífico hay que poner atención: la tierra se
Círculo de Lectores & Galaxia Gutenberg, vol. termina…Unas leguas más o menos… y sobre-
IV, pp. 417-418. viene el Polo, sobresalta el Abismo… (OC, V,
3
Neruda se refiere en varias oportunidades en sus Nerudiana dispersa II, p. 384).
escritos en prosa a estos bosques nativos del sur 6
Para la redacción de esta nota he consultado también:
de Chile talados o incendiados por el hombre sin Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano,
piedad, con el fin de darle un nuevo uso al suelo, Barcelona, Labor, 1967.
o bien derribados por la violencia de la propia
naturaleza. Así lo describe en el artículo “La ca-
zadora de raíces”: Allí los grandes árboles fue-
Lugar donde la palabra emerge desde lo ron tumbados a veces por setecientos años de
subterráneo, desde las raíces, desde la in- vida poderosa o desraizados por la turbu-
terioridad enigmática de los volcanes, des- lencia o quemados por la nieve o des-
de la mujer signada en geografía sureña, truidos por el incendio. He sen-
del agua extensa, de los caballos sudando tido caer en la profundidad
del bosque los árboles
en la lluvia, de la historia haciéndose to-
davía como una promesa en las ciudades
inconclusas, en las páginas del bosque no
leídas aún en sus totales. Espacio que con-
voca al poeta para que festeje la vida, pero
que también lo espera para acoger su muer-
te en la soledad absoluta que vislumbra en
la lejanía polar: el amor de la tierra inso-
portable, / con aquellos caminos que me
llevan / al Polo Sur, entre árboles quema-
dos (II). Por eso el Sujeto hablante no pue-
de arraigarse en otro espacio, en otros lu-
gares, donde pareciera que ya todo está
construido, escrito, canonizado: sube has-
ta el Partenón, Racine dirige / los árboles
rimados y Petrarca / sigue siendo de már-
mol y de oro (XIV).
En cambio, en este sur total la historia
todavía está construyéndose; los parques
son aún bosques frondosos y las catedra-
les nacen de debajo de la tierra, son raíces
monumentales volcadas hacia arriba, como
la propia palabra del Sujeto poético naci-
6 NERUDIANA – nº 8 – 2009
DOSSIER
Cómo me embarqué en el Winnipeg
VÍCTOR PEY
Ingeniero
NERUDIANA – nº 8 – 2009 7
Pero a partir de esos primeros dispa-
ros, como si ellos hubieran sido una señal
previamente convenida, el avance de los
efectivos militares fue obstaculizado por
tiroteos que se fueron generalizando y que,
en la Plaza de la Universidad, primero, y
en la de Catalunya después, se transforma-
ron en una batalla frontal. Los militares
tuvieron que refugiarse en el edificio que
en ese tiempo ocupaba el Hotel Colón, en
la Plaza de Catalunya, el que fue tomado
al asalto por las fuerzas de la Guardia Ci-
vil que permanecieron leales al Gobierno
de la República y que al mando del Coro-
nel Escobar subieron desde la zona por-
tuaria, por la Vía Layetana, juntándose a
los civiles de los partidos políticos y de las
centrales sindicales que habían llegado,
también, hasta la misma Plaza para enfren-
tar a los militares insubordinados. Víctor Pey, año 1939.
8 NERUDIANA – nº 8 – 2009
tiempo una gran planta metalúrgica deno- Permanecimos una noche en la casa de sulado general mismo. Prueba de ello es
minada Construcciones Metálicas S.A. Nos nuestro protector, quien al día siguiente nos que como oficina o lugar de trabajo le asig-
ofrecieron llevarnos en el camión en el que pagó el pasaje en tren hasta Lyon, reco- naron una habitación en un cuarto piso,
iban. Tenían el propósito de ir a Puigcerdá, mendándonos a masones de esa ciudad para para dificultar el acceso de los refugiados
lugar que conocían bien, y llegar por la efectos de asilo y protección. Así ocurrió. ancianos o heridos, y habilitado en forma
carretera hasta el paso fronterizo en el que Estuve con mi familia varias semanas bastante precaria. Creo que era el segun-
había una barrera, y, una vez allí, obligar a en Lyon. Los avances del nazismo sobre do o tercer día que Neruda estaba atendien-
la guardia a levantar la barrera y pasar al Europa entera eran cada vez más alarman- do en tal lugar. Cuando llegué no había
lado francés por las buenas o por las ma- tes. Para poder gestionar la salida de Fran- nadie esperándole. Me recibió un español,
las. Llevaban una buena provisión de bom- cia hacia algún país americano se hacía también refugiado como yo, que actuaba a
bas de mano para utilizarlas en caso de no imprescindible ir a París. No obstante es- manera de secretario improvisado de
ser atendidos. Fuimos con ellos hasta tar sin dinero y sin documentación alguna, Neruda. Se trataba de Darío Carmona,
Figueres, donde nos bajamos. partí en un autobús, como adelantado de quien, posteriormente, fue mi amigo en
En el Castillo de Figueres se reunió por la familia, hacia la capital gala. Conseguí Santiago de Chile.
última vez, ese día, el Congreso de la Re- un trabajo nocturno en el SERE (Servicio Al poco rato llegó Neruda. Me recibió
pública. El gobierno francés no permitía de Evacuación de los Refugiados Españo- en su improvisada oficina. Le conté mi his-
el paso masivo de los fugitivos. Una masa les), organismo creado por el Gobierno toria y mi deseo de ir, con mi familia, a
de unas 400 o 500 mil personas se agolpa- Español en Exilio para ayudar a los refu- Chile. Neruda iba tomando notas de lo que
ban en los pasos fronterizos protagonizan- giados que habían sido recluidos en los le decía. Me preguntó especialmente por
do escenas de un dramatismo extremo: campos de concentración habilitados en el mi profesión y la de de mi grupo familiar
enfermos, heridos de guerra, niños y mu- sur de Francia. que, como dije, había quedado en Lyon
jeres, ancianos se agolpaban en las carre- bajo el amparo de la masonería local. La
teras que llevaban a la frontera. La avia- A l poco tiempo, y por casualidad, supe entrevista fue corta y por el tono y la bre-
ción franquista se dedicó, en esas circuns- que el gobierno de Chile había nombrado vedad de la misma colegí que las posibili-
tancias, a peinar a esas multitudes con rá- a Pablo Neruda en calidad de Cónsul Es- dades que tenía de ser seleccionado para
fagas de ametralladora. pecial en París para seleccionar a refugia- viajar a Chile eran escasas, escasísimas. Le
dos españoles con destino a Chile. Supe dejé una dirección en París para el even-
D ecidimos con mi hermano cruzar la de la llegada de Neruda a París. Fui al Con- tual caso de que mi percepción estuviera
cordillera a pie. Llevábamos una brújula… sulado de Chile, que a la sazón funcionaba errada y fuéramos, todo el grupo familiar,
y el paquete de terrones de azúcar que en- en el mismo edificio en el que estaba la escogidos para viajar a Chile en el
contramos en Olot. Al atardecer partimos Embajada, y solicité hablar con el poeta- Winnipeg, barco que, tras ser acondicio-
hacia el Norte. cónsul. nado en Burdeos para tal fin, se encontra-
Dejo de lado, para abreviar, las peripe- Neruda era persona poco grata para el ba ya surto en el atracadero de Paulliac,
cias que sufrimos durante el paso de los personal estable de la embajada y del con- Trompeloup.
Pirineos. El caso es que llegamos a territo-
rio francés. Tras ser detenidos por guar-
dias franceses cuando íbamos andando por
una carretera, sin rumbo, y llevados a un
campo de concentración en el pueblo de
Le Bolou, fuimos trasladados a otro cam-
po que se encontraba en las afueras de la
ciudad de Perpignan. Logramos, por un sin
fin de casualidades, contactar a nuestra
madre y a nuestra hermana. Ambas perte-
necían a la rama femenina de la masonería
española. Con la ayuda que mi hermana
consiguió de la masonería francesa logra-
mos salir del campo de concentración y ser
llevados a la casa de un masón francés, que
se hizo responsable de nosotros ante las
autoridades militares del campo de concen-
tración en el que nos encontrábamos dete-
nidos. Fotografía gentileza de Gunther Castanedo P.
NERUDIANA – nº 8 – 2009 9
Yo compartía una habitación alquilada
con un amigo español con el que había via- El conflicto que amenazó
jado desde Lyon y que se encontraba en
condiciones similares a las mías. Era un
la misión del Winnipeg
abogado madrileño, Julio Simal, que se
había desempeñado como fiscal en los tri- JULIO GÁLVEZ BARRAZA
bunales de la República. Simal trabajaba Escritor-Investigador
también en el SERE, en un turno de día,
de suerte que cuando yo llegaba tras cum-
plir el mío, nocturno, ocupaba la pequeña
cama de la que disponíamos en la habita-
S e sabe que el Winnipeg zarpó de
Pauillac la mañana del 4 de agosto
de 1939, con más de 2.350 pasajeros, casi
ción para poder dormir unas horas. 150 integrantes de la tripulación, médicos,
Ocurrió lo que me había parecido al- enfermeras y otros, que sumaban aproxi-
tamente improbable: un día recibí un madamente 2.500 personas a bordo. Entre
pneumatique urgente de Neruda comunicán- estos últimos se contaba Emile Sellon, de-
dome que había sido seleccionado, junto con legado de la France-Navigation, empresa
mi familia, para viajar en el Winnipeg, y propietaria del barco.
que debíamos embarcarnos en ese buque en De lo que poco se sabe es que durante
forma perentoria. Partí inmediatamente ha- el viaje a Chile los pasajeros enfrentaron
cia la estación y tomé el primer tren que diversos conflictos. Entre ellos las acalo-
salía hacia Lyon. Al día siguiente, desde radas discusiones sobre el grado de respon-
Lyon, estábamos ya toda la familia viajan- sabilidad que tenía cada una de las frac-
do en el tren que nos llevaba a Burdeos. ciones políticas que formaban el pasaje; entre el capitán y algunos oficiales, por un
Abordamos el Winnipeg pocas horas otro fue el causado por la firma del pacto lado, y por otro el comisario de la compa-
antes de que el barco zarpara hacia la le- germano-soviético. Sin embargo, un con- ñía de navegación, el contramaestre y un
yenda. A punto de embarcar volví a ver, flicto mucho más comprometedor y casi matrimonio de médicos franceses, Paul
fugazmente, al cónsul-poeta que hizo po- desconocido por los pasajeros se produjo Hertzog y Marcelle Hertzog-Cachin (am-
sible mi segunda vida. debido a la profunda molestia del Gobierno bos comunistas).
de Edouard Daladier por la existencia de la Oltra supo así que la tripulación, du-
A ños más tarde en Chile, Pablo Compañía France-Navigation, creada con rante la guerra civil española, había nave-
Neruda, senador por el Partido Comunista, capital de los comunistas franceses. gado con este vapor por todos los mares
al inicio de 1948 era desaforado y encarga- Aunque gran parte del capital de la que circundan Europa, desde el Ártico has-
da su detención a toda la policía de Chile. France Navegation pertenecía al Partido ta el Mar Negro, transportando tanques,
Tuve la satisfacción de poder devolverle la Comunista Francés (PCF), no toda la tri- aviones, toda clase de armas, municiones
mano que él me había tendido al seleccio- pulación del Winnipeg estaba integrada por y pertrechos de guerra, así como alimen-
narme, dentro del cupo personal de 100 comunistas. De hecho, la tripulación se tos que importaba el Gobierno republica-
nombres que él se había reservado para in- dividía en dos bandos; los marineros y par- no, a pesar de los esfuerzos contrarios del
tegrar la nómina de refugiados españoles, te de la oficialidad. Durante el viaje a Chi- Comité de No Intervención. Supo también
dándole ahora yo asilo, a él y a su mujer, la le, con la inminente guerra y los peligros de la participación del vapor en la evacua-
Hormiguita, en mi departamento 606 de de posibles ataques submarinos, ambos ción de militares y civiles de la zona Cen-
Vicuña Mackenna 47, en Santiago. bandos radicalizaron sus posturas. Unos tro-Levantina al finalizar la guerra.
Y logré hacer algo más para pagar en pretendían regresar inmediatamente a Alertados por estos amigos —recuerda
parte mi deuda de gratitud. Al cabo del año Francia y otros querían cumplir su come- Oltra—, empecé a mirar las cosas que pa-
clandestino de Neruda, en 1949, organicé tido y llegar con su carga humana a saban en el buque de otra manera. En
su salida de Chile a través de un fundo o Valparaíso. efecto, se veía un trato distinto para no-
hacienda maderera lindante con la Repúbli- sotros en cierta oficialidad y el resto de
ca Argentina, cuyo administrador era un E xisten testimonios que recogen esta la tripulación, siempre activa y dispuesta
gran amigo mío, Jorge Bellet. Con Bellet y silenciosa batalla, entre ellos el de Ovidio a que no nos faltara nada que ellos pu-
con el Dr. Raúl Bulnes, médico funcionario Oltra, uno de los refugiados republicanos dieran proporcionarnos.1
de Carabineros y amigo del poeta, salimos que viajaban a bordo. Oltra señala que unos Oltra recuerda también otro aconte-
con Neruda de Santiago hacia el Sur del país, días antes de llegar a la Isla de Guadalupe cimiento, ocurrido durante el cruce del
rompiendo el cerco policial dispuesto por se enteró por miembros de la tripulación, Atlántico, el día que notaron que el bar-
González Videla para impedir su fuga.♦ que en el barco se libraba una guerra sorda co estaba detenido y en cierta forma gira-
10 NERUDIANA – nº 8 – 2009
ba sobre sí mismo, porque el sol unas ve- tán de hacer volver el barco a Francia. los cables de Pupin a París se limitaban al
ces quedaba a babor y otras a estribor. Se Oltra, quien participaba como delegado de consabido TVB (Todo va bien).
informó que era una avería que reparaban Izquierda Republicana, fue actor y testigo
en los motores de las máquinas. Al cabo de la posterior reunión sostenida con E l testimonio de Oltra sobre las ma-
de unas horas, el vapor reanudó su andar. Gabriel Pupin. El diálogo fue áspero y en niobras del capitán, lo encontré tiempo
Días después de dejar atrás el Canal, ocu- duros términos. Después de declarar abier- después confirmado en un libro publica-
rrió otro hecho que llamó la atención a los tamente sus intenciones, Pupin quiso apli- do en Francia: Les Brigadas de la Mer
que en la noche del Pacífico observaban car la premisa «donde manda capitán, no (Paris, B. Grasset, 1979). Está escrito a
las estrellas del hemisferio Sur. Parecía que manda marinero». Sin embargo, no eran dos voces, una de ellas es la de Gilles
el barco cambiaba de rumbo. Lo hicieron los marineros los más afectados por la Hertzog, hijo de Paul Hertzog y de
notar al contramaestre y poco después vie- medida. El Comité de a Bordo no consin- Marcelle Hertzog-Cachin, el matrimonio
ron que tomaban la primitiva dirección, de- tió su vuelta a Francia, donde a los refu- de médicos que viajaban con los espa-
cididamente hacia el Polo Sur. Según su- giados los esperaban nuevamente los cam- ñoles a bordo del Winnipeg. Marcelle, a
pimos después –señala Ovidio Oltra–, fue pos de concentración, con la amenaza de su vez, era hija de Marcel Cachin, sena-
el propio capitán el que había dado la or- una repatriación a la España de Franco, dor y fundador del Partido Comunista
den de hacer tal desviación, quien no supo donde se jugaban la vida. Francés. El otro autor del libro es
explicar claramente cuándo, ante la ob- Por ello la respuesta dada al capitán por Dominique Grisoni.
servación que se le hizo al timonel de tur- los tripulantes y por el Comité fue rotun- Señalan los autores que antes de lle-
no, fue rectificado dicho rumbo.2 da: —Usted se podría caer al mar y noso- gar a la costa peruana, el capitán había
El primer incidente señalado, el giro tros podemos llevar el barco a Valparaíso. desarrollado una última maniobra para
sobre sí mismo, podría tener alguna expli- Según el relato de Oltra, al atracar en volver a Francia. Al caer la noche, el bar-
cación. Víctor Pey, también pasajero, re- Arica, primer puerto chileno que tocaba el co cambió de rumbo y se dirigió a las Is-
cuerda que a bordo del barco murió un Winnipeg, el capitán desembarcó. Buscó las Galápagos. Al amanecer, los marinos
niño. El barco se detuvo para sepultarlo: un teléfono y se comunicó con el Consu- se dieron cuenta de la maniobra. ¿Fue ésa
No recuerdo dónde fue. Pero recuerdo que lado de Francia en Santiago. No lo había la maniobra que, según Oltra, no supo ex-
se hizo una especie de ritual de los bar- hecho por la radio del barco, seguramente plicar el capitán? Probablemente sí, ya
cos, dio tres vueltas al lugar donde se echó para mantener en secreto su informe. El que el único rumbo que debía tomar el
el ataúd. oficial de radio, Couedon, era militante del barco para enmendar su ruta era enfilar al
El segundo incidente señalado por Partido Comunista. Hasta ese momento, Polo Sur.
Oltra en el rumbo del barco, el que no supo
explicar Gabriel Pupin, capitán del
Winnipeg, tiene relación en cambio con el
desencuentro que se producía entre la tri-
pulación y la oficialidad.
NERUDIANA – nº 8 – 2009 11
El otro incidente narrado en el libro,
coincidente con el testimonio de Ovidio El Winnipeg
Oltra, es la bajada del capitán en Arica,
luego de no saber explicar su extraña ma-
sin Neruda
niobra. Salvando posibles errores de tra-
GUNTHER CASTANEDO PFEIFFER
ducción, señala lo siguiente: El Winnipeg Odontólogo / Investigador literario
llegó a Arica y se quedó en la bahía. El Santander, España
capitán, en seguida hizo bajar su bote per-
sonal y abandonó el barco. Una vez en tie-
rra, se dirigió a la Oficina de Correos, sin
presentarse, como debía, en la Dirección
Marítima del puerto, y pidió una comuni-
cación urgente con Santiago.
—¿Qué número? —le preguntó la
D e los barcos que después de la gue-
rra civil llevaron españoles exiliados
de Francia a otros destinos, el Sinaia, el
operadora. Alsina, el Ipanema, etc., se destaca como
—La Legación de Francia. un faro el Winnipeg. Los otros barcos que
Alertando a la embajada de su país en cumplieron la misma función humanitaria de Delia del Carril, La Hormiga (Santia-
Chile, el capitán Pupin reconocía en cierto no tuvieron un poeta que los cantara. Neruda go, Catalonia, 2004, pág. 131), pero preci-
modo sus intenciones de poner fin al viaje hizo crecer la leyenda del Winnipeg, que sando que el Jacques Cartier era un barco
de forma anticipada. en este año 2009 ha celebrado el 70º ani- canadiense dedicado al transporte de ba-
Sabemos que el pasaje del Winnipeg versario de su viaje con amplia repercu- calao. Error explicable porque en Canadá
desembarcó felizmente en Valparaíso el 3 sión en la prensa española y actos en el efectivamente hay otros muchos barcos
de septiembre. Sin embargo, es poco co- panorama nacional, sin recordar para nada con este nombre, debido a que Jacques
nocida la gesta de parte de la tripulación. el resto de travesías y buques. Quiero ad- Cartier (1491-1557) fue el primer navegan-
Su osadía la pagaron con cárcel en vertir que en este artículo —es el sentido te francés en explorar América y el funda-
Valparaíso y, al volver a su patria, en de su título— dejaré de lado los conocidos dor de la ciudad de Quebec.
Burdeos, los esperaba un consejo de gue- hechos de Neruda en su humanitaria labor Nuestro Jacques Cartier fue termina-
rra por amotinamiento.♦ de rescate de españoles derrotados y do en octubre de 1918, un mes antes de
desesperanzados, y me ocuparé sólo del que se firmara el armisticio que puso fin a
— Adaptación de un fragmento del ensayo barco mismo y de su historia. la primera guerra mundial. Originalmente
“¿Qué fue del Winnipeg?”, El Winnipeg fue construido en 1918 en fue creado para transporte de pasajeros, y
Cuadernos Hispanoamericanos nº 711, Francia, en los astilleros de Dunquerque. no de mercancías. Este dato debería can-
Madrid, septiembre 2009, 109-122. Nació con otro nombre: el Jacques Cartier. celar la leyenda de que el barco sufrió
Lo señala Fernando Sáez en su biografía unas reformas en profundidad para adap-
NOTAS
1
Ovidio Oltra. Recuerdos insistentes. Santiago de
Chile, 2001. Inédito.
2
Ibíd.
3
Sergio Tarín. “Valencianos en el Winnipeg”. Levante,
Valencia, suplemento “En Domingo”, 8 de agosto
de 2004, pp. 1-3.
12 NERUDIANA – nº 8 – 2009
tarlo al transporte de los refugiados espa-
ñoles. Hubo, sí, modificaciones, pero ellas
se debieron al número de personas por
transportar.
En el astillero figura con el número de
construcción número 100, aunque estas
numeraciones se dan de forma un tanto
aleatoria. Era un vapor de 9.717 tonela-
das. Sus dimensiones eran 143,9 metros de
eslora entre perpendiculares y 18,2 metros
de manga. Navegaba bajo bandera france-
sa. Su maquinaria constaba de 2 hélices y
motores de dos tiempos capaces de confe-
rir al barco una velocidad de 14 nudos.
Su primer propietario fue la Compagnie
Générale Transatlantique de Le Havre.
Hubo una corta etapa en la que el bu-
que fue utilizado por la compañía como Fotografía gentileza de Gunther Castanedo P.
buque escuela para los oficiales de la pro-
pia compañía.
En 1930 el Jacques Cartier es
rebautizado pasando a llamarse Winnipeg.
En el año 1938 la nave es comprada propietarios vuelven a cambiarle nombre cesa, pero del gobierno colaboracionista
por una nueva naviera, la Compagnie (por cuarta vez) para rebautizarlo con el más de Vichy, fue apresado por un buque de
France-Navigation, que vuelve a cambiar famoso: Winnipeg. guerra holandés: el HNMS Van
el nombre del barco, pasando a llamarse En este momento es cuando aparece Kingsbergen (U-93). Fue transportado a
Paimpol. Pablo Neruda como Cónsul para la Inmi- Port of Spain, en la isla de Trinidad.
La France-Navigation era una compa- gración española, misión que le había en- Se le rebautizó una vez más con el
ñía que se había creado en 1937 en plena cargado el gobierno chileno del Frente Po- nombre de Winnipeg II, formando parte
guerra de España y con apoyo financiero pular, cuyo presidente era Pedro Aguirre de la Company British MoWT (Ministe-
oculto de la Unión Soviética. Esta socie- Cerda y su ministro de Asuntos Exteriores, rio de Guerra y Transportes). Los aliados
dad tenía su sede en 21, rue de l’Arcade, Abraham Ortega. Como ya advertí, en el lo usaron como barco para el transporte
París, y su consejo de administración esta- presente artículo no entraré a analizar ni si- de armamento.
ba formado entre otros por J. Fritsch, R. quiera someramente la abundante informa- El 15 de octubre de 1942 salió de
Legrand, J. Piquemal, P. Dauzier y M. ción que otros biógrafos excelentes Liverpool con destino a St. John - New
Delauguerre. La compañía compró 23 bar- (Volodia Teitelboim, Hernán Loyola, Brunswick (Canadá). Por la peligrosidad
cos viejos. Edmundo Olivares –que tan bien ha trata- de los mares, los barcos navegaban en
El Paimpol fue modificado para trans- do el tema–, David Schidlowsky, Julio convoyes. Esta travesía el Winnipeg II la
portar un mayor número de pasajeros en Gálvez …) han puesto a disposición. hacía integrado en el convoy ON-139. El
astilleros de Alemania. Después de aquella misión de amor el 22 de octubre el submarino alemán U-443
En 1939 Ildefonso de Irala, que era barco regresó a Francia y en plena segunda —Konstantin von Putkamer— se cruza
el director técnico de la sección de Fle- guerra mundial, con los océanos surcados con nuestro barco y le lanza dos torpedos
tamento del Servicio de Emigración de por los peligrosos submarinos alemanes le a las 21 horas 45 minutos. Aunque los tor-
Republicanos Españoles (SERE), trami- ocurren las siguientes peripecias al pedos alcanzan al buque, no estallan, y
ta documentos y condiciones para el fle- Winnipeg. apenas causan desperfectos. A las 21 ho-
tamento del Paimpol con el objeto de El 19 de mayo de 1941 (aunque otra ras 48 minutos, otros dos nuevos torpe-
trasladar españoles a México. Se llega- información señala el atardecer del 26 de dos alcanzan y esta vez sí cumplen su fun-
ron a firmar contratos de hasta tres via- mayo) el barco, procedente de Marsella y ción destructora, comenzando a hundirse
jes a México con este barco. con destino a las Antillas, a la altura de el Winnipeg. El submarino alemán, en la
Pero en ese mismo año 1939 fue com- Casablanca fue apresado con 750 pasaje- misma acción alcanzó a otro barco perte-
prado de nuevo por la Compagnie Générale ros a bordo (compárese la cifra con los neciente al convoy, el Donax. Los tripu-
Transatlantique, pues la France-Navigation 2.200 españoles que llevó Neruda) y 1.600 lantes del Winnipeg, el capitán, 113 tripu-
se había disuelto. Los nuevos y antiguos toneladas de mercancías. Bajo bandera fran- lantes, 10 artilleros y 68 pasajeros, fueron
NERUDIANA – nº 8 – 2009 13
La hazaña del Winnipeg:
furiosos ecos en Madrid
14 NERUDIANA – nº 8 – 2009
Algo sobre la naturaleza
y su representación en Pablo Neruda
DARÍO OSES
Escritor / Fundación Pablo Neruda
Este texto fue leído en el coloquio “Pablo Neruda, poesía y naturaleza”, Madrid, en el
marco de la exposición Amor al mar, en el que participaron también el profesor José Car-
los Rovira de la Universidad de Alicante, nuestro escritor Carlos Franz y el comisario de la
muestra, Pedro Núñez.
La exposición fue organizada por el Instituto Cervantes de Madrid, la Embajada de Chile en
España y la Universidad de Chile, con la colaboración de la Fundación Pablo Neruda y el
E ntre las grandes historias naturales
que tuvo el poeta, quiero destacar la de
auspicio de Fundación Endesa. Estuvo abierta entre el 12 de diciembre de 2009 y el 24 de
Ulises Aldrovandi (1522–1605). Su obra,
enero de 2010, con gran asistencia de público. En ella se expusieron 366 caracolas y algunos
pretendía comprender todo cuanto se sa-
libros de las colecciones que el poeta donó a la Universidad de Chile en 1954, así como una
bía en su época acerca del mundo natural.
selección de poemas de Neruda relacionados con la naturaleza.
Empezó a publicarse en 1599, y represen-
ta, en cierto modo, una transición entre la
observación científica y los bestiarios fan-
NERUDIANA – nº 8 – 2009 15
Aldrovandi fundó el primer Museo rio de nuestro paisaje austral que muchas El libro más reciente de Umberto Eco,
Público de Bolonia, aportando piezas que descripciones literarias? Parece a ratos un Vértigo de la lista, es una especie de in-
él mismo había recolectado. Fue un co- fragmento del gran poeta Juvencio Valle, ventario razonado de las enumeraciones
leccionista, lo mismo que Neruda. Ase- que ha dado a nuestra geografía vegetal una que se encuentran en la literatura occiden-
guró que no había descrito “cosa alguna nueva dimensión mitológica y radiante.» 7 tal, desde Homero en adelante, incluyen-
sin haberla tocado con su propia mano y Una apreciación parecida se encuentra do un poema de Neruda, la “Oda a Federi-
sin haber estudiado su anatomía”. Es de- en una carta de Neruda al escritor Joaquín co García Lorca”. Eco escribió también
cir, trató de reducir la distancia entre la Edwards Bello, de 26 de enero de 1953. para este libro un capítulo sobre la
naturaleza y su representación, garanti- En ella el poeta cuenta que hace 15 años Wunderkammer, es decir el gabinete de los
zando la correspondencia entre ambas. subrayó en la geografía de Pissis la siguien- sabios del Renacimiento. En estas cáma-
Aldrovandi no sólo representó la natura- te consideración sobre la condición volcá- ras se reunía desde maravillas anatómi-
leza a través de la palabra. Sus libros fue- nica de nuestro territorio: «Desde esta épo- cas, caracolas marinas, fósiles y esquele-
ron enriquecidos con gran cantidad de ca aparece el suelo de Chile como uno de tos de animales extraños, hasta esferas
ilustraciones, preparadas por artistas fa- los anchos respiraderos que ponen en rela- armilares, libros y catálogos ilustrados,
mosos de la época. Al recorrer las pági- ción el interior del globo con su superfi- mapas y atlas. Nuevamente, la naturaleza
nas de la obra de Aldrovandi, especial- cie». Neruda comenta: «Increíble cómo y su representación.
mente de su ornitología, no puede dejar estos – al parecer – resecos naturalistas son La Wunderkammer es, entre otras co-
de recordarse algunas magníficas edicio- nuestros próximos parientes. Nosotros tra- sas, una manifestación de la fascinación del
nes de la poesía de Neruda, como Arte de tamos de adivinar lo que ellos averiguaron hombre renacentista por la diversidad del
pájaros, que también fue ilustrada por con disciplinada modestia.» 8 mundo natural. También simboliza el sue-
grandes artistas chilenos contemporáneos Como lo advirtió Saúl Yurkiévich, uno ño del conocimiento total que describe
y en donde el poeta incluye a especies de los proyectos literarios de Neruda fue Bacon en su utopía La nueva Atlántida.
reales y a otras imaginarias. realizar un «inventario poético del mun- Neruda creó sus propias Wunderkammer
La Bolonia donde Aldrovandi nace, do». Neruda tuvo predilección también por y sus bibliotecas, para desde ahí construir
vive y muere, y donde sus colecciones per- las obras de taxonomía. Estos libros son su representación poética de la naturaleza
manecen, remite a otro gran naturalista que producto de una de las primeras tareas del y el mundo.
trabajó en esa ciudad: el abate Juan Igna- Chile republicano: el inventario natural del
cio Molina (1740–1829). Enrico Mario país. Su lectura parece haberle entregado E n la cultura occidental, la fascina-
Santí lo califica como un «extraño precur- al poeta ciertos modelos para realizar su ción por la riqueza de las formas de los
sor» de Neruda, que «reconstruyó en va- propio inventario poético. seres vivos se vincula con la complejidad
rias obras escritas, en un minucioso italia-
no, la lejana fauna y flora chilenas durante
un largo y nostálgico exilio boloñés».
16 NERUDIANA – nº 8 – 2009
de la vida, que se resiste a ser explicada
por los modelos racionales que se aplican
al mundo físico, como el mecanicismo car-
tesiano, por ejemplo.
Me parece que frente a la irreductibi-
lidad del misterio de la vida y de la materia,
Neruda introduce la poesía en este espacio
entre la naturaleza y su representación.
En 1939, Neruda se autodefinió como
«el poeta más ensimismado en la contem-
plación de la tierra», y dijo: «yo he queri-
do romper con mi pequeña y desordenada
poesía el cerco de misterio que rodea al
cristal, a la madera, a la piedra».
Así, Neruda intentó, con su poesía, dar
cuenta de la totalidad del mundo material
y del misterio que rodea a la materia, in-
tento desde luego, utópico pero que gene-
ró magníficos productos como sus cuatro
libros de las odas, entre otros. Que esto nos
sirva para reivindicar la utopía.♦
NOTAS
1
Escritor inglés y doctor en Medicina (1605 –
1682). Borges lo califica como “el mayor
prosista de la lengua inglesa”.
2
Neruda, Pablo, “Mariano Latorre, Pedro Prado y
mi propia sombra”, en Obras Completas,
edición de Hernán Loyola, T IV, Nerudiana
dispersa I, p. 1096.
3
Ibid. p. 1097.
4
Neruda, Pablo, Navegaciones y regresos, en
Obras completas, edición de Hernán Loyola,
t. II, .p. 769.
5
Neruda, Pablo, Canto general, en Obras comple-
tas, edición de Hernán Loyola, t. I. p. 790.
6
Ibid., pp. 945–949.
7
Neruda, Pablo, “Viaje por las costas del mundo”,
en Obras Completas, edición de Hernán
Loyola, t. IV, Nerudiana dispersa I, p. 507.
8
Carta a Joaquín Edwards Bello, en Biblioteca Caracolas en Isla Negra. Fotografía gentileza de Claudio Pino.
Nacional de Chile. Archivo del Escritor. Citado
en David Schidlowsky, Las furias y las penas.
Pablo Neruda y su tiempo, Santiago, RIL,
2008, p. 771.
NERUDIANA – nº 8 – 2009 17
Neruda y la resistencia a los antibióticos
PROF. DR. ALEJANDRO COTERA
Hospital Clínico de la Universidad de Chile
18 NERUDIANA – nº 8 – 2009
está, me interesa desmenuzar el notable Werner Bustamante reporta en la Revista fermos mentales, pero antes fue médico
fragmento de la interrogación a los médi- Chilena de Pediatría su experiencia en infectólogo. También es un hombre sensi-
cos, que en estas materias se supone pue- dos casos de coqueluche tratados con ble, profesor de historia del arte, ha escri-
dan tener opinión. aureomicina. En aquellos tiempos el uso to varios libros sobre Neruda (Neruda a
de un fármaco en Chile dos años después través de sus metáforas, publicado en
Los médicos me recibieron, de su introducción a nivel mundial debe 1984; Neruda, el gran amigo, en 1986, y
haber sido todo un acontecimiento, entre Los rostros de Neruda en 1988). Así
entre una consulta y otra,
otros motivos por las limitaciones econó- cumple con las condiciones de poder
con un bisturí en cada mano, micas. Así se deduce del reporte del Dr. haber estado informado y captar el valor
saturados de aureomicina, Bustamante, quien así refiere uno de los de aureomicina como material poético.
más ocupados cada día. casos: «En un comienzo recibe sedantes y Hemos conversado con el Dr. Velasco re-
vitamina C, pero en vista de que los pa- cientemente (julio 2009, entrevista per-
Neruda primero describe el ambiente dres cuentan con las facilidades del caso sonal) y nos ha señalado que es posible
típicamente médico, entre una consulta y para adquirir aureomicina, se suspende pero no seguro. En su infinita curiosi-
otra, más ocupados cada día. Es poco pro- todo tratamiento y se le instituye, a los 12 dad Neruda lo interrogó muchas veces
bable que él mismo haya sido atendido por días aproximadamente de enfermedad, un sobre muchos temas.
los médicos con prisa, pues a la fecha era tratamiento con este nuevo antibiótico».
ya un hombre famoso y de muchos con- Dos años más tarde el Dr. Julio Mene- Hasta aquí hemos visto como Neruda
tactos, pero acierta al describir una actitud ghello, padre de la pediatría en Chile, pu- usa como material poético el nombre co-
frecuente, por todos conocida, y que ha lle- blica su experiencia con el uso de mercial de un antibiótico de muy reciente
gado a ser parte de la personalidad misma aureomicina oral en la meningitis aguda introducción. Lo cual ya es curioso en sí
de los médicos. Talvez conoció esta situa- purulenta del niño. En este caso se trata de mismo, pero lo realmente sorprendente
ción en su infancia de niño enfermizo. 16 niños con infección meníngea. En 9 de viene en los versos sucesivos:
Acierta también al describir a los mé- ellos el tratamiento con el nuevo antibióti-
dicos provistos de su armamento terapéu- co fue exitoso y en 7 fracasó, lo que sugie- Según supe por lo que hablaban
tico, «con un bisturí en cada mano», dis- re que para entonces ya había surgido la
el problema era como sigue:
puestos a curarlo todo, incluso aquello que resistencia de los gérmenes a la clortetra-
ciclina. De aquí proviene otra de las sor- nunca murió tanto microbio,
no tiene remedio. El furor curandi de un
oficio que es más llevadero cuando el mé- presas que nos brinda el poema. toneladas de ellos caían,
dico se concentra en sus grandes capaci- Quien haya mencionado a Neruda la pero los pocos que quedaron
dades para aliviar al prójimo, olvidando su existencia de tal antibiótico debe haber sido se manifestaban perversos.
pequeñez ante la enfermedad. alguien muy bien informado o haber cap-
tado el valor del nombre aureomicina como La descripción del problema no puede
Al paso, como parte de la ambientación material poético. Ya hemos visto que la ser más acertada. Desde la aparición de los
hay un éter que lo envuelve densamente vida del antibiótico fue más bien corta al antibióticos en la práctica clínica hemos
todo: saturados de aureomicina. Aureo- ser reemplazado por otro derivado. Por vivido este paradigma: al surgir un nuevo
micina, desliza esta palabra como que no Chile su paso fue fugaz, entre 1950 y 1952
quiere la cosa, la pasa ante los ojos del (Estravagario comenzó a escribirse en
lector como un bello neologismo. Pero no: 1957 y se publicó en 1958), todo en un pla-
la aureomicina es la clortetraciclina, el zo muy corto en relación a la velocidad con
primer antibiótico de la familia de las que la información fluía a mediados del
tetraciclinas. Obtenido a partir del siglo pasado. Si bien Neruda viajó mucho
Streptomyces aureofaciens, resultado de en esos años, es poco probable que en via-
una búsqueda a nivel mundial de jes llenos de actividades literarias y políti-
microorganismos del suelo productores de cas se haya informado de la existencia del
antibióticos. Fue introducido en el uso clí- novel antibiótico.
nico en 1948 y su vida fue más bien corta Es posible que su fuente haya sido el
al ser reemplazado por la oxitetraciclina, Dr. Francisco Velasco, su amigo desde
su derivado inmediato dos años más tarde. 1952, después vecino en La Sebastiana y
En Chile su uso no fue muy amplio, consejero en asuntos médicos. El Dr.
sólo se encuentran dos referencias en la Velasco, fue director del hospital Salvador
bibliografía nacional. En 1950, el Dr. de Valparaíso, un hospital dedicado a en-
NERUDIANA – nº 8 – 2009 19
antibiótico surge también la resistencia de resistencia a los antibióticos. Posiblemen- ¿De qué pudo asustarse tanto el poe-
las bacterias y éste se hace inútil, pero ya te recibió información de parte de algún ta? Al momento de escribir los versos se
aparece otro nuevo antibiótico que salva experto, pero esta vez puedo estar seguro conocía la capacidad de los gérmenes de
la situación. Nada han logrado los exper- de que no fue el Dr. Velasco, su amigo desarrollar resistencia, pero ni remotamen-
tos que durante muchos años han señalado infectólogo. En 1986 conversé con él y te se visualizaba la importancia que llega-
los riesgos del uso indiscriminado de es- me hizo un comentario que recuerdo has- ría a tener, la que de verdad produce susto.
tos medicamentos. Por ser tan útiles, y ta hoy y que descarta que haya valorado
su efecto tan espectacular cuando están la importancia de la resistencia a los La primera referencia en Chile a este
bien indicados, la tentación de usarlos antibióticos. Dijo, en ese entonces, que los fenómeno como un problema lo encon-
indiscriminadamente ha sido irresistible infectólogos habían hecho tan bien su tra- tramos en una conferencia del Dr. Pare-
por muchos años. Uno de los títu- des titulada “El Problema de la Re-
los de conferencia más frecuente sistencia de los Gérmenes a los
por años ha sido: Uso y Abuso de Antibióticos” (en C. Larraín, His-
Antibióticos y se escuchan frases toria de la Sociedad Médica de
tan ingeniosas como: «Deja que Santiago), que obtuvo un premio
el antibiótico busque la infec- de la Sociedad Médica de Santia-
ción». No cabe duda que nunca go en 1957. Sin embargo solo
murió tanto microbio, toneladas emergió como un problema de
de ellos han caído. cierta importancia clínica a prin-
La consecuencia ha sido la per- cipios de los setenta con la apari-
versión de los gérmenes. Muy poco ción de resistencia a las penicili-
después de que los antibióticos fue- nas semisintéticas. Con el tiempo
ron introducidos como parte del ar- ha llegado a ser una dramática rea-
senal terapéutico de la medicina se lidad de la medicina actual.
observó un curioso fenómeno. En Un reciente artículo del prestigio-
un tiempo variable después del co- so New England Journal of Medici-
mienzo de uso de una de estas sus- ne comenta el «súper desafío» que re-
tancias las bacterias que antes mo- presenta la resistencia de los gérme-
rían se hacen resistentes al efecto nes a los antibióticos para la medici-
antibiótico. Los mecanismos por los na del siglo XXI. Para ilustrar la si-
cuales las bacterias logran hacerse tuación comienza describiendo dos
resistentes a los antibióticos son de casos que me permito resumir.
lo más ingeniosas que uno pudiera imagi- bajo que se habían quedado sin trabajo. Me El primero data de 1942, en un hospi-
nar. Van desde el desarrollo de enzimas ha repetido recientemente su afirmación, tal en New Haven una mujer de 33 años
capaces de degradar la sustancia, modifi- echando por tierra mi ilusión de que se tra- estaba muriendo a causa de una septice-
caciones genéticas para modificar los si- tara de una metáfora por descifrar. Nada mia por estreptococo. A pesar de todos los
tios en que el antibiótico necesita unirse más equivocado que la apreciación de esfuerzos de los médicos, que habían apli-
para penetrar la bacteria o engrosar su pa- nuestro querido Dr. Velasco: con el tiem- cado todos los conocimientos de la cien-
red como quien adquiere una coraza. Más po, y en gran medida debido a la resisten- cia médica, no habían podido erradicar al
aún, en algunas ocasiones estos mecanis- cia de los gérmenes a los antibióticos, la germen de su sangre. Entonces consiguie-
mos se traspasan de bacterias de una espe- infectología ha aumentado su importancia ron pequeñas cantidades de una sustancia
cie a las de otra. Con algo de razón el asun- en la medicina llegando a ser una especiali- recientemente descubierta llamada penici-
to ha sido visto por algunos como una ba- dad muy preciada y con mucho trabajo. lina, la que inyectaron cuidadosamente a
talla en que nosotros desarrollamos nue- la paciente. Después de varias dosis la pa-
vas armas y nuestro enemigo nuevas de- Me dejaron tan asustado ciente se recobró completamente y vivió
fensas ante estas, una batalla que lleva 70 hasta los noventa años. El segundo data de
que busqué a los enterradores.
años y en la que parece llevamos las de 2008 y describe el caso de un hombre de
perder. No cabe duda entonces: nunca Me fui a los ríos donde queman
77 años afectado de una endocarditis in-
murió tanto microbio, / toneladas de ellos grandes cadáveres pintados, fecciosa (infección de la capa más interna
caían, / pero los pocos que quedaron / pequeños muertos huesudos, del corazón) por Enterococcus faecium
se manifestaban perversos. emperadores recubiertos resistente a la vancomicina (el antibiótico
Es difícil especular acerca de cómo indicado en este tipo de infecciones). A
por escamas aterradoras
Neruda llegó a entender el fenómeno de la pesar de la administración por muchos días
20 NERUDIANA – nº 8 – 2009
de los mejores antibióticos, fue imposible TESTIMONIOS
erradicar el germen resistente a todos ellos
y el paciente falleció con el germen circu-
lando en su sangre.
Los dos ejemplos muestran cómo des-
Con Neruda en 1958
pués de 66 años hemos recorrido un ca-
EDITH SCANDRO
mino circular que nos ha dejado en el Cantante argentina
punto de partida, la era previa a los
antibióticos. Más aún, en los últimos años
la investigación de nuevas sustancias Edith Scandro es una cantante argentina nacida en Río Negro. Cursó sus estudios de
antibióticas por parte de la industria far- canto y guitarra en el Conservatorio Nacional de Música “López Buchardo”, para
macéutica ha decaído enormemente, po- luego perfeccionarse en la Escuela de Solistas de Ópera del Teatro Colón de Buenos
niéndonos en riesgo de quedar sin armas Aires. Sus maestros de canto fueron: Enrique Susini e Isabel Marengo.
efectivas contra el enemigo. Luego de protagonizar zarzuelas y operetas como Marina, Molinos de Viento,
Otra mirada posible es desde la salud Luisa Fernanda (en el Teatro Colón, en el Avenida, en el Astral) realizó numerosas
pública, donde el problema es igualmente presentaciones en conciertos de música de cámara (Teatro Cervantes, Auditórium
alarmante y se puede ilustrar con la situa- de Caja de Ahorro), inclinándose por último hacia el canto internacional y popular.
ción de una vieja amiga de la humanidad, También Santiago de Chile fue testigo de su música en 1958 con actuaciones en
la tuberculosis. A pesar de haberse estabi- El Escorial, en el Hotel Carrera Hilton, en la naciente TV chilena y en Radio Mine-
lizado su frecuencia en los últimos años, ría. Aquí tuvo la oportunidad de conocer a una especial pareja de admiradores y
la tuberculosis sigue afectando a 10 millo- posteriores amigos: Pablo Neruda y su mujer, Matilde. El punto más alto de su
nes de individuos en el mundo cada año popularidad en Chile lo alcanzó su actuación en el Teatro Caupolicán ante más de
(el 80% en países pobres), de los cuales 5000 personas, interpretando temas que, como “La picaronera”, provocaron gran
500.000 son causados por gérmenes resis- entusiasmo en el público.
tentes a múltiples antibióticos. Se estima —Dante Luchetti
que el plan global para detener la tubercu-
losis requerirá entre el 2009 y el 2015 tra-
tar 1.400.000 casos de tuberculosis causa-
da por este tipo de gérmenes con un costo
de 16.9 mil millones de dólares, 61 veces Mi encuentro con Neruda
lo disponible actualmente para este plan.
Estos versos son un buen ejemplo del
oficio de Neruda, un poeta íntimamente
ligado a la naturaleza, un científico de alto
M is canciones me llevaron por leja-
nos y hermosos países. Así fue que
entre tanta gente, un día de 1958 me invi-
nivel, poseedor de infinita curiosidad y tan a un almuerzo que se realizó en las Vi-
dotado de la intuición propia de los gran- ñas de Rancagua, en plena Cordillera de
des maestros. Hemos buscado sin éxito sus los Andes. Era un paisaje de ensueño, las
fuentes de información. Para entender viñas de extensión enorme, estaban rodea-
cómo llegó a conocer, entender profunda- das de altísimas montañas con sus picos
mente y proyectar de forma tan acertada el nevados.
asunto, sólo podemos recurrir a la segun- Esta propiedad pertenecía al escritor
da acepción de Vate: adivino.♦ Baltazar Castro. Allí entre tantas figuras
del teatro y de las letras, conocí a Pablo
Neruda, que llegó desde Isla Negra con su
inseparable Matilde.
Su figura era imponente, con un gran
poncho que le cubría hasta los pies y su
rostro apacible y sonriente. Estreché fuer-
te su cálida mano y surgió una corriente
de simpatía. Hablamos de mi país, Argen-
tina, que él quería mucho, y en esa oca-
sión me regaló un ejemplar de sus Veinte
poemas de amor, con dedicatoria que dice:
NERUDIANA – nº 8 – 2009 21
«Para Edith Scandro, su nuevo amigo: Pa-
blo Neruda. 1958 / En las Viñas de Con Neruda
Rancagua».
Volví a hablar con él en varias oportu- en Budapest (1965)
nidades en casas de amigos comunes. Co-
nocer a Pablo Neruda fue para mí algo Dra. INÉS RUBIO RIQUELME
que estará siempre en mi memoria y en Médico veterinario
mi corazón.♦
– Edith Scandro
22 NERUDIANA – nº 8 – 2009
Neruda 1969:
un viaje al corazón de
Isla Negra
FERNANDO BARRAZA
Periodista
NERUDIANA – nº 8 – 2009 23
nas del gran poeta, era un privilegio y un
sueño, más que una exigencia laboral.
Pero el destino me tenía reservadas sor-
presas aún mayores…
UN BARMAN FAMOSO…
24 NERUDIANA – nº 8 – 2009
tancia, y que se salvó por milagro cuando fui
detenido y allanada mi casa, en el barrio 1972:
Bellavista, el 18 de septiembre de 1973.
Después almorzamos en el comedor, pa- Neruda y María
sadas las dos de la tarde, en la famosa mesa
redonda, donde compartimos un caldillo de PEDRO LASTRA
vieja, pescado favorito de Neruda, luego Universidad Católica de Chile
corvina a la plancha, ensaladas, frutas natu-
rales de postre, todo acompañado de exqui-
sitos mostos, culminando con el bajativo, que
lo tomamos en el amplio estar, con vista a
las olas encabritadas de Isla Negra que, como
es habitual, se estrellan incesantemente con-
cual me asombró su conocimiento de los
tra las rocas de la playa.
Después, una sabrosa charla de sobreme- A l referirme al aprecio de Pablo
Neruda por la novela de Isaacs, em-
pezaré resumiendo un testimonio que fue
escritores del siglo XIX. Sabía que yo esta-
ba interesado en el cuento hispanoamerica-
sa, donde Neruda llevó la voz cantante, ani-
revelación y sorpresa para quienes tuvi- no de aquel siglo, y como un rasgo de su
mado y entretenido, contando entretelones
mos una conversación con él durante un carácter era la atención que le suscitaba el
de sus viajes y algunas anécdotas sobre Vi-
encuentro —fue el último— ocurrido en quehacer de los escritores más jóvenes, él y
cente Huidobro que, aunque inocentes, no lo
abril de 1972. Neruda estaba en Nueva Carpentier me hablaron y me ilustraron en
dejaban muy bien parado. Matilde, quizás
York como invitado del PEN CLUB para aquella oportunidad, para mí memorable,
preocupada porque había periodistas, le de-
dar una conferencia sobre Walt Whitman sobre libros y autores de esa época.
cía reiteradamente: «No, Pablito, si no es así,
y, después de ese acto, asistir a un home- Diez años después Neruda no había ol-
usted está equivocado…».
naje de escritores y amigos en una recep- vidado nuestro diálogo y en algún momen-
Como a las cuatro de la tarde, intempes-
ción organizada por el Embajador de to me preguntó si seguían preocupándome
tivamente y con la mayor naturalidad, nos
Chile ante las Naciones Unidas, su viejo las viejas lecturas. Le dije que ésa era, aho-
comunicó: «Queden en su casa, yo no per-
compañero, el poeta Humberto Díaz ra mismo, la materia de uno de mis cursos
dono la siesta…». Reapareció una hora des-
Casanueva. en Stony Brook y quiso saber si estaba
pués, nos invitó a dar una caminata, para co-
Recibí una invitación del poeta Díaz María [1867] en mi programa, porque le
nocer Cantalao, su proyecto de una ciudad
Casanueva y fui a ese homenaje (a la con- parecía que los jóvenes de este tiempo, na-
de artistas, que lo tenía muy entusiasmado, y
después lo acompañamos a la Hostería, para ferencia no pudimos entrar) con dos cole-
que hiciera algunas llamadas telefónicas, ya gas del Departamento de Estudios Hispá-
que, en ese tiempo, esa era la única forma de nicos de la Universidad de Nueva York en
comunicarse fuera del pueblo. Stony Brook. Uno de ellos era el
Ya cayendo el crepúsculo, nos despedi- hispanoamericanista estadounidense Ivan
mos, dando por terminado el intenso día Schulman, reconocido estudioso de la obra
nerudiano. Se han cumplido cuarenta años y de José Martí.
las imágenes permanecen imborrables, tan Neruda y Matilde llegaron guiados por
nítidas como su voz y la forma original y Fernando Alegría, quien poco después se
poética de su lenguaje. Lo percibí natural, acercó a decirme que el asediado poeta y su
relajado, sencillo, sin poses ni aspavientos, esposa nos invitaban a visitarlo esa noche
deliciosamente autorreferente, repleto de en el Hotel Algonquin, donde se hospeda-
anécdotas, alejado de toda grandilocuencia, ban. Allá fuimos, a la hora indicada. Mis
quizás porque no la necesitaba: transforma- colegas iban a conocer finalmente al poeta
ba en poesía todo lo que tocaba…♦ que leían y estudiaban desde hacía mucho
tiempo. Los entusiasmaba esta circunstan-
cia, y sobre todo porque les había adelanta-
do que las conversaciones con Neruda po-
dían ser muy animadas y sorprendentes, y
no sólo cuando se trataba de temas poéti-
cos: les había contado, por ejemplo, un diá-
logo con Alejo Carpentier y con él en su Portada María de Jorge Isaacs, Barcelona, 1882.
casa de Santiago, en enero de 1962, en el De la biblioteca del poeta (FPN).
NERUDIANA – nº 8 – 2009 25
turalmente más sensibles a la recepción de Cuando por muchos años y por He aquí el poema:
obras de actualidad, no estimaban mucho muchas regiones mi pensamiento se
esa novela, por lo mismo que no la fre- detenía en Colombia, se me apare- LOS LIBROS
cuentaban o porque la desconocían del cía tu vasta tierra verde y forestal,
todo. Nosotros teníamos, sin embargo, una el río Cauca hinchado por las lágri- Libros sagrados y sobados, libros
impresión más positiva, y creo que fue a mas de María y planeando sobre devorados, devoradores,
esa altura de la conversación que recorda- todas las tierras y los ríos, como secretos,
mos el interés de José Martí por Isaacs: pañuelos de terciopelo celestial, las en las faltriqueras:
Neruda celebró que anduviéramos en tan extraordinarias mariposas Nietzsche, con olor a membrillos,
buena compañía. amazónicas... y subrepticio y subterráneo
Al regresar a Stony Brook comentamos Gorki caminaba conmigo.
el encuentro con un Neruda ya agobiado El poema de Sumario, o Donde nace Oh aquel momento mortal
por la enfermedad, pero siempre comuni- la lluvia, tiene, por cierto, un significa- en las rocas de Víctor Hugo
cativo, y nos dimos cuenta de que la ma- do mayor que el de ese fragmento: es una cuando el pastor casa a su novia
yor parte del tiempo habíamos hablado de expresión reveladora de aquellas expe- después de derrotar al pulpo,
María. Estuvimos de acuerdo en que para riencias de germinación poética que el y el Jorobado de París
el poeta del amor que nunca dejó de ser propio Neruda declaró en su Discurso de sobre circulando en las venas
Neruda, la novela de Isaacs significaba Incorporación a la Facultad de Filoso- de la gótica anatomía.
algo más que una vivencia de lectura: la fía y Educación de la Universidad de Oh María de Jorge Isaacs,
entendía como una experiencia de vida. La Chile, el 30 de marzo de 1962: beso blanco en el día rojo
habría leído, sin duda, muchas veces, por- de las haciendas celestes
que en aquella ocasión se refirió a edicio- ...es por orgullo y no por modestia que que allí se inmovilizaron
nes y a prólogos que juzgaba valiosos, proclamo a todos los poetas mis con el azúcar mentiroso
como el de Enrique Anderson Imbert a la maestros, pues, qué sería de mí sin que nos hizo llorar de puros.
edición del Fondo de Cultura Económica. mis largas lecturas de cuanto se es-
Años más tarde, al evocar aquel en- cribió en mi patria y en todos los uni- Los libros tejieron, cavaron,
cuentro recordé otras pruebas de su soste- versos de la poesía? deslizaron su serpentina
nido y constante fervor por María. Por y poco a poco, detrás
ejemplo, el poema «Los libros», que apa- de las cosas, de los trabajos,
rece en una de sus obras queridas pues se surgió como un olor amargo
trata, como dice el colofón, de «veinte poe- con la claridad de la sal
mas inéditos y autobiográficos» escritos el árbol del conocimiento.
hacia 1962 y editados de manera especial
(para bibliófilos) en Alpignano, Italia, en El poema se desarrolla como proceso
la Imprenta de Alberto Tallone, 1963, con de búsqueda del «árbol del conocimiento»
el título Sumario. Libro donde nace la llu- y su lección remite —como las otras die-
via. Al año siguiente ese mismo libro ini- cinueve piezas del volumen— a momen-
cia, como se sabe —y ahora sólo con el tos formativos esenciales: aquí, fundamen-
título Donde nace la lluvia—, la serie de talmente a la adolescencia: obsérvese la
cinco volúmenes de su Memorial de Isla continuidad y la intención de las mencio-
Negra, verdadero despliegue poético de su nes: un libro de Nietzsche oculto en el bol-
historia personal y política. sillo, junto a la aromática fruta invernal que
En el poema «Los libros» culmina la impregna las páginas con su olor; el amar-
manifestación apreciativa por la novela de go mundo de Gorki, que debe haber sido
Isaacs; pero antes de llegar a ese poema lectura aún más sospechosa y culpable, si
hubo también un fugaz antecedente en el cabe, para los mayores que rodeaban al
artículo-discurso «A Eduardo Carranza», adolescente; la fascinación de las narracio-
datado el 1 de junio de 1946 y leído en el nes de Víctor Hugo —aún no su poesía
homenaje de un grupo de escritores chi- que lo conquistará después— y, finalmen-
lenos al poeta colombiano que desempe- te, la ya ensoñada y dolorosa vivencia de
ñaba en Santiago tareas diplomáticas, lo sentimental en el ámbito de la novela de
como Jorge Isaacs en el siglo anterior. Isaacs, tensada entre los motivos de amor,
Empieza así: Portadilla de la edición 1882. naturaleza y muerte. Se trata en este con-
26 NERUDIANA – nº 8 – 2009
texto de una significativa y meditada
seleción de indicios en la cual la figura Septiembre de 1973:
emblemática de María adquiere singular re-
levancia al estar situada al término de la una primavera
enumeración: he aquí una historia, dice el
hablante, «que nos hizo llorar de puros».
dolorosa
Y uno se siente inclinado a decir algo más:
que acaso contribuyó a cristalizar en él esa EDMUNDO HERRERA
condición que Amado Alonso reconoció Escritor
más tarde en su poesía: «romántica por la
exacerbación del sentimiento».
Por eso pienso que la «Vindicación de
la María...» escrita en 1937 por Borges se
puede acercar en más de un sentido a las
apreciaciones de Neruda que he señalado:
C uando supimos que habían in-
ternado a Pablo Neruda en la
Clínica Santa María una congoja os-
una dignidad que deben ser la lección para
un pueblo. Las dictaduras saben que la
poesía es peligrosa para los que quieren
tal vez él hubiera suscrito el juicio de cura voló a nuestro corazón. sojuzgar al hombre libre.
Borges, para quien Isaacs «no era más El día 23 de septiembre de 1973, como Al otro día sería el funeral y quedamos
romántico que nosotros» y estimar tam- a la una de la mañana, me llama Ester de acuerdo con Ester Matte Alessandri que
bién como un mérito literario su capaci- Matte Alessandri para decirme, llorosa, la iría a buscar a su casa. Cuando llegué
dad «de deplorar que el amor de dos bellas que había muerto Pablo. Vinieron algunas también estaba Luis Alberto Mansilla. Nos
personas quedara insatisfecho». Ya sabe- lágrimas a poblar nuestros ojos. fuimos a la casa de Pablo y vimos por to-
mos que el ensayo de Borges intenta de- Cuando supe que Neruda había muer- dos los alrededores a espías de la siniestra
mostrar esas aserciones y no serán escasos to, llamé a Francisco Coloane para que CNI, soldados, carabineros. Estaban vigi-
los lectores que compartan su lectura. Des- hablara a nombre de la SECh [Sociedad lando la casa del poeta.
de luego, yo me declaro uno de ellos. de Escritores de Chile], que había dirigido Nos costó mucho sacar a la calle el
Por otra parte, es oportuno recordar que tantos años, pero me dijo que estaba muy féretro. Mucha gente se había reunido
Neruda había reivindicado polémicamente afectado y no podría hablar. Entonces es- afuera. Era la primavera que quería des-
esa constante romántica en su artículo «So- cribí mi discurso. pedir a su poeta, al Hombre que nunca
bre una poesía sin pureza», prólogo o de- Al otro día, temprano, ya estaba en La dejó de cantar.
claración de principios con que presentó Chascona. Destrucción, todo hecho añicos,
en octubre de 1935 su revista Caballo Ver- ventanales rotos, porcelanas en el suelo,
de para la Poesía: caracolas quebradas, el agua inundando el
patio. Las cosas que amó el poeta estaban
Y no olvidemos nunca la melancolía, el esparcidas por todos lados.
gastado sentimentalismo, perfectos frutos Un reloj grande, de esos de campana,
impuros de maravillosa calidad olvidada, también caído. Habían sucumbido frente
dejados atrás por el frenético libresco: la a las fuerzas armadas de la dictadura que
luz de la luna, el cisne en el anochecer, instalaba en Chile su reinado del terror.
«corazón mío» son sin duda lo poético Una pena inmensa vino a mi vida.
elemental e imprescindible. Quien huye Subí a donde tenían a Pablo, sin ataúd
del mal gusto cae en el hielo. aún. Una corona de los Reyes de Suecia
a los pies del poeta. Era el homenaje de
La conversación de 1972 sobre María un pueblo a la Cultura, a la Creación.
que he resumido en las páginas anteriores Estábamos ahí cuando llegó el edecán
me ha llevado como de la mano a ese pá- del dictador, venía con un general
rrafo de 1935.♦ desagradable, vestido con uniforme de
guerrero, pistolas en la cintura y ametra-
lladora en mano. Un insulto hecho uni-
forme en esa casa.
El edecán Morel pidió hablar con
Matilde que venía bajando la escalera y al
verlos se devolvió y no los recibió. Enton-
ces entendí que la poesía tiene un rostro,
NERUDIANA – nº 8 – 2009 27
Se sentían canciones y gritos cerca- Era morir llegar al Cementerio. Ejérci- Poesía cruzaron el cielo y el Poeta entró a
nos. Nos fuimos en la citroneta de Ester, tos completos estaban al acecho. Unidos la eternidad.
con ella, Fanny Fischer y Teruca Hamel. brazo a brazo entramos cantando la Inter- Hubo cantos, otros discursos, poemas.
La dejamos cerca del cementerio, en un nacional. Conmovido mi corazón saltaba. Cuando estábamos entrando el féretro al
lugar estratégico, y nos sumamos a la Días atrás los amigos diplomáticos de mausoleo, alguien me tocó el brazo y me dijo:
enorme caravana que avanzaba lentamen- la República Democrática Alemana me «Vamos, vamos, compañero». Salí hacia la
te por las calles. habían llamado para que me refugiara en puerta del cementerio. Divisé a muchas per-
Mi compañera me había dicho tempra- la Embajada con mi familia. Tres veces sonalidades de la cultura. Habíamos queda-
no que no fuera, que era muy peligroso y repitieron el ofrecimiento, día a día. Al fi- do de juntarnos en la citroneta de Ester.
que, a lo mejor, no podría volver. Le dije nal, desistí. No pensé en mi seguridad, me Al poco rato que salgo se cierran las
que tenía un discurso escrito para despe- había hecho el propósito de luchar contra puertas del cementerio y quedan miles de
dirlo a nombre de los escritores chilenos. la dictadura. personas prisioneras. La trampa de la dic-
Yo era el presidente de la Sociedad de Es- Avanzamos con el féretro hasta el mau- tadura había funcionado. A algunos nunca
critores de Chile y no iba a claudicar en soleo de los Dittborn. más los volvimos a ver.
ese instante. Tengo una conciencia moral Periodistas de todo el mundo nos ase- Silenciosos, con lágrimas, emprendi-
responsable y si había que pagar con la vida diaban. Creo que mi discurso lo entregué mos la marcha a casa de Fanny. Pasamos a
por un ideal, no iba yo a retroceder. a algunos. Aún guardo copia de él. comprar algunos alimentos y ahí me que-
Dolor en los rostros, los puños en Horas negras, oscuras para el país. Se dé hasta que llegó la noche. No había que-
alto, desafiantes a tanta arma apuntan- instaló la muerte y la persecución. Se que- rido llamar a mi casa.
do. Y canciones para decirle al poeta que ría asesinar la alegría y la esperanza. Desde ese día soy un hombre con mu-
el pueblo estaba presente en su hora pos- Una vez que hablé (lo hice como pre- cho más fervor por el ser humano, porque
trera. La Armada le había quitado su de- sidente de la SECh), Coloane, que al fi- merece la vida y merece el cielo en la tie-
recho a seguir poniéndose bombas de nal pudo concurrir, se acercó e improvisó rra. Aún mi corazón llora y se hace fuerte
cobalto en el Hospital de la Marina. Por su despedida al gran amigo. y sigo creyendo en la Esperanza, en la Be-
eso Neruda se agravó. Entonces los caballos blancos de la lleza y en la Libertad.♦
28 NERUDIANA – nº 8 – 2009
CRÓNICAS
Neruda 1959:
ventura y desventura de una carta
NERUDIANA – nº 8 – 2009 29
Santiago Vivanco:
exposición de Neruda en Cáceres
— Adriana Valenzuela P.
tos de Neruda “Oda al gato” de Navegaciones y regresos y
“Desaparición o muerte de un gato” de Anillos; Juan Manuel Sil-
va, “Tango del viudo” de Residencia; Sara Reinoso, “Vamos sa-
liendo” de Estravagario y “Tierra austral” de Memorial de Isla
Negra; Juan Santander leyó “Eternidad” de Canto general, y
Marcela Saldaño “Canto a Stalingrado” de Tercera residencia.
La presentación estuvo a cargo del profesor Manuel Jofré,
Coordinador de la Cátedra Neruda en la Universidad de Chile y
director de la Fundación, quien también participó leyendo “Escrito
en el año 2000”, de Canción de gesta.
«Estamos aquí no para saludar al Neruda del pasado sino que
a la poesía de Neruda que no hemos leído aún, aquella que está en
nuestro futuro. Él nos escribió a todos textos remitidos hace tiempo
y que no hemos recibido todavía, y por tanto no hemos respondido
aún a su palabra. Allí está, pues, como Neruda mismo dijo, él y su
palabra, hoy día hechos uno, como ‘el río que durando se
destruye’», expuso el profesor Jofré.♦
30 NERUDIANA – nº 8 – 2009
Biblioteca FPN
Publicaciones recibidas
OBRA DE NERUDA
TRADUCCIONES
UNIVERSO NERUDIANO
Bottiglieri, Nicola, Las casas de Neruda. Punta Arenas, Fantástico Sur Editorial, 2009.
Castanedo Pfeiffer, Gunther, ed., Pablo Neruda en Santander / Primer encuentro.
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Emar, Juan, Cartas a Pépèche, edición de Alejandro Canseco-Jerez. Paris, Artextos-
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Loyola, Hernán. «Lorca y Neruda en Buenos Aires (1933-1934)» en Margherita
Bernard, Ivana Rota & Marina Bianchi, eds., Vivir es ver volver / Studi in onore
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Gonzalo Rojas: “Winnipeg y más Winnipeg”, pp. 7-10
Raúl Zurita: “El poema imperecedero”, pp. 11-16
Carlos Marzal: “Neruda, el poema de lo real”, pp. 17-34
Teresa Rosenvinge: “El barco de los pintores”, pp. 35-39
Benjamín Prado: “Pablo Neruda, el habitante de la casa inventada”, pp. 47-63
Manel Risques y Ricard Vinyes: “El exilio circular”, pp. 65-68
Jaime Ferrer: “La misión de amor de Pablo Neruda”, pp. 69-74
María Campillo: “Chile en el corazón”, pp. 77-85
Mercedes Serna Arnaiz: “Martí y Neruda unidos por la República española”, pp. 87-96
José Ramón López García: “Las travesías del exilio en Arturo Serrano Plaja”, pp. 97-107
Julio Gálvez Barraza: “¿Qué fue del Winnipeg?”, pp. 109-122.♦
— Adriana Valenzuela P.
32 NERUDIANA – nº 8 – 2009
RESEÑAS de Cumming con Alameda. El neoclásico
edificio era la estación terminal de los es-
tudiantes provincianos y periféricos que
llegaban en tranvías, en góndolas. Las
pablo muchachas usaban boinas grises y los jó-
neruda venes, ternos, corbatas y sombreros. Un
look conservador. Nadie tenía aún el cora-
Pablo NERUDA, Veinte poemas de zón en calma. Todos se retiraban en las
amor y una canción desesperada. San- noches por las calles de adoquines, alum-
tiago, Ediciones Universidad Diego Por- bradas por faroles de gas. Santiago tenía
tales, 2008. medio millón de habitantes y un fuerte cor-
dón de arrabales. Allí estaba, al otro lado
del río, en el barrio La Chimba, la invernal
A ochenta y cinco años de su primera y calle Maruri, por donde se precipitaban
problemática edición, sorprende la vitali- hacia el poniente los crepúsculos, los que
dad de las palabras depositadas en un bre- el mismo poeta juvenil había atesorado en
ve volumen, Veinte poemas de amor…, su primer libro, Crepusculario.
pero aún más el hecho de comprobar que Se reunían, tras las clases de latín, de
la sensibilidad que lo animó ha transitado gramática, de estilística, los estudiantes
por varias generaciones y sobrevivió a con- anarquistas. Anhelaba y repudiaba el po-
cepciones del mundo y a miradas sobre las der el gran demagogo, Arturo Alessandri
cosas, a veces pendulares: una que negaba Palma. El delirante tribuno prometió
por completo a la anterior. Los espacios acabar con la pobreza, pero no podrá
geográficos que constituyen el entorno del ración previa que el adolescente venía acu- erradicarla en tanto parte de los materiales
libro, cambiaron, pero no las palabras que mulando en su abundante papelería. Para del autor de los Veinte poemas; esa pobre-
los mentaban. El oleaje del mar no es el ello debió esquivar al padre brusco, la so- za tiene un traje: el anhelo del poeta por
mismo, tampoco los bosques, ni siquiera ledad y el aislamiento; era, y lo sabía, el dejar un testimonio de su pasión. El joven,
los atardeceres, pero sí los versos que los poeta más solitario del mundo y su ciudad ceremonioso y enlutado, que se protege del
expresaron. Las palabras que Neruda es- de adopción fue Temuco, no la de naci- frío invernal con la capa de ferroviario de
cribió, y las que calló, no cambiaron de sen- miento, puesto que vino al mundo en Pa- su padre, está redactando la Constitución
tido. Así, Veinte poemas aparece como una rral. En Temuco estaban la casa familiar y Poética de Chile, como hará por esos años
biografía sentimental escrita bajo la for- el liceo, los dos polos de su vida. Hasta el León de Tarapacá con la Constitución
ma de un manifiesto de amor y desamor, allí había llegado su padre tras fracasar en Política de 1925. Dos formas de moldear
desbordante de imágenes y sensaciones dos oficios, agricultor y obrero del dique el alma de un país.
con las que su autor, tal vez sin proponér- de Talcahuano. Temuco, the middle of Huelgas estudiantiles, periódicos lite-
selo, contribuyó a cambiar la vida, el ero- nowhere, a pesar de sus arrebatos de ciu- rarios, solidaridad con la clase obrera y la
tismo, el modo de amar y olvidar y la dad en expansión, perla de La Frontera, y revolución rusa, atentados dinamiteros que,
manera de exaltar y no de inhibir el cuer- de su arrogancia progresista. Un pueblo sin cuando se disipa el olor a pólvora, dejan el
po. Cuando se mete el cuerpo y se encar- más, de calles oscuras, barriales lóbregos aroma de las enredaderas en flor.
na en el Eros, no hay vuelta atrás. No pue- y poco más de diez mil habitantes, cada En medio de los versos, aparecen las
de ni debe haberla. uno, eso sí, con su esperanza. musas que los suscitaron, fantasmas con-
Dentro de la azarosa biografía del li- Por los meandros de sus versos y por jurados por el poder de la poesía a vivir, al
bro, tal vez el más bello libro de poemas los espacios vacíos que dejan las emocio- parecer eternamente, dentro de las pági-
jamás escrito, como pensaba Jorge Teillier, nadas palabras, se infiltran tanto los ám- nas de un libro: Albertina Azócar. Teresa
en el plano literario están las deudas que bitos de la aldea fronteriza que era el Vásquez, María Parodi, Laura Arrué. Tam-
el joven Neruda tenía con los simbolistas Temuco de esos años y el balneario de bién los barrios sin luz, las pensiones
franceses, a quienes había traducido y Puerto Saavedra —si bien el frío y el vien- mortecinas, las sopas de fideos, las ca-
antologado para diversas publicaciones es- to polar estropeaban los días veraniegos— mas vencidas, los atardeceres donde se
tudiantiles, y con los modernistas latinoa- como también los barrios capitalinos has- sumergían los criminales del barrio chi-
mericanos. Fusionó ambas corrientes y lo- ta donde el poeta adolescente se trasladó no de Mapocho, de la calle Bandera, los
gró una voz propia, gestada en embriona- en el interminable tren nocturno para se- borrachos del restaurant Hércules, la bo-
rios proyectos de libros, como Los cuader- guir estudios universitarios, pedagogía en hemia santiaguina que devoró a Alberto
nos de Neftalí Reyes, más toda la prepa- francés, en el viejo Instituto Pedagógico Rojas Giménez y a tantos otros y las aguas
NERUDIANA – nº 8 – 2009 33
sucias del río que arrastraban muertos ama- origen, los estudiosos de la poesía
rrados con alambres. nerudiana ven tanto atisbos como raíces del
Están en los Veinte poemas y en el la- volumen inmediatamente después de sus
mento final de la Canción desesperada las dos primeras publicaciones, Crepusculario
propuestas para nuevas formas de mirar- y Veinte poemas. Están en los libros que
se, no sólo los enamorados, de tocarse las aparecen a continuación: Tentativa del
manos, de besarse los párpados. En la ciu- hombre infinito, El habitante y su esperan-
dad hay olor a miseria, a asfalto mojado. za, su única novela, y Anillos, en coautoría
En los tranvías que detienen su tráfico por con Tomás Lago, todos vieron la luz el
las noches, quedan abandonados cuader- mismo año, 1926. Si bien en Residencia
nos, cartas. Huellas de los amores de estu- en la tierra, su máximo hit, y para quien
diantes. Son flores de un día, lo dice por suscribe este comentario un libro decisivo
esos años un tango. en la historia de la lírica universal de to-
A propósito de las diversas conmemo- dos los tiempos, además del esplendor del
raciones relativas a los aniversarios del li- lenguaje en cualquier idioma, abandona el
bro, los cincuenta, en breve los cien y qui- tono grandilocuente y tremendista de Ten-
zás mañana los ciento cincuenta años, tativa del hombre infinito, pero no así el
Neruda escribió en la contratapa de una temple melancólico de Anillos, ni la atmós-
edición de lujo: «Sobreviven los versos que fera transgresora y amenazada de su nove-
se quedaron escritos en el aire. Se hicieron la El habitante y su esperanza.
azules, invisibles como campanadas, se lle- pablo El poeta neorromántico se ocupará en
naron de nubes, conversaciones, polvare- neruda él de la descomposición de los elemen-
da. Aquí están mis primeros versos de aire tos naturales, de días que nacen de las
y amor: ni yo mismo los pude borrar: no Pablo NERUDA, Residencia en la tie- tinieblas, de las materias que palpitan al
soy dueño del viento.» rra. Santiago, Ediciones Universidad fondo de la vida, de las fuerzas y energías
Diego Portales, 2009. ontológicas, de la sombra de lo onírico, de
— Mario Valdovinos los barcos desmantelados que surcan océa-
nos, de los monzones lustrales que devas-
tan y purifican, renovando incesantemen-
En 1927 Neruda inicia su viaje al Orien- te geografías, ciudades, seres; de amantes
te, en busca del sol, con su amigo el miste- homicidas a las que teme, pero con las que
rioso Álvaro Hinojosa. Una travesía gi- establece alianzas, de su aislamiento y de
gantesca hasta llegar a Rangoon, ca- la soledad sin fisuras. El propio autor lo
pital de la ex Birmania. Territorio entendía como un diccionario atormenta-
colonizado por los ingleses, a do de sus indagaciones personales, quizás
quienes odiará por colonialis- una exageración individualista, y habló
tas y opresores de una nación extensamente de su génesis y composición
pacífica, no en tanto la pa- en el insoslayable epistolario mantenido
tria de Shakespeare, ni la por años con el escritor argentino Héctor
cultura que le otorgará, en Eandi, contándole que escribía unos poe-
1965, el doctorado honoris mas con carácter ritual, al estilo de los vie-
causa de la Universidad de jos vates, y, al mismo tiempo, relatándole
Oxford. amargamente acerca de su manera de vi-
Como inexperto diplo- vir y habitar esas tierras, llena de innobles
mático tendrá un salario me- conflictos, compartiendo la ceniza y las
nesteroso, no logrará salir du- ruinas con la que llamaría, años después
rante lustros de su precariedad, en la evaluación retrospectiva de esa eta-
pero nunca decae su vocación ni su pa: “Una desventurada familia humana”.
tenacidad para escribir. Birmanos, budistas, ahítos de divinidades
El libro se gesta de una manera gra- inescrutables, arbitrarias, castigadoras; el
dual, como ocurre con todas las etapas de opio no estaba sólo en los fumaderos, que
su poesía, y para lograr publicarse experi- el inverosímil cónsul visita, sino en los tem-
menta un difícil recorrido. En el plano del plos y en la atmósfera caliente y húmeda.
34 NERUDIANA – nº 8 – 2009
En Residencia en la tierra aparecen fundamente humanas, intransables, a la de gran poeta y progenitor lejano, de mari-
almirantes, muertes, espectros, materias vez que ofrecen una manera de profundi- do efímero y compañero evasivo. Son as-
nupciales, aguas erotizadas, los cantos a zar en los temores, en las incertidumbres pectos controversiales de la biografía de un
la celebración de la materia, madera, y en las emociones. hombre imperfecto, un escritor arrebatado
apio, vino; las elegías a los amigos La experiencia biográfica que sirvió de y de una fuerza creadora sin par. ¿Lo dis-
desaparecidos, Alberto Rojas Giménez, cimiento al volumen duró un lustro, de no minuyen como artista? ¿Son aspectos pres-
Federico García Lorca; una fusión ma- pocos padecimientos, de ocios insufribles, cindibles y tarea exclusiva de los rigurosos
gistral de prosa, poesía, reflexiones, sím- de vagabundeos, de largas contemplacio- biógrafos? En cualquier caso, si bien for-
bolos, mandalas y órbitas axiológicas nes, de experimentos existenciales, de rup- man parte del tinglado del libro, no consti-
que expanden los círculos establecidos turas amorosas. Durante ese lapso ocurrió tuyen su arquitectura expresiva que es ver-
por el libro. En sus páginas surgen, cons- su primer matrimonio. Son los tiempos en bal, repleta de palabras y de sentimientos.
tituyendo un código, una crónica y un que se alimenta de arena y de sardinas, No es difícil suscribir esto que escri-
testamento anticipado, sonatas, donce- en que se marchó a descubrir el mundo, bió Julio Cortázar hace 30 años, en 1979:
llas, el refugio en el cuerpo como efíme- en que arranca de la demoníaca nativa, «Cuando bebo, cuando amo, cuando
ra tabla de salvación. La voz que regis- Josie Bliss, en que se casa también; los miro algo que me parece bello o bueno,
tra es la de un contemplativo que absor- días en que se autoconsidera un idiota tengo siempre un gesto de complicidad
be el influjo de la revuelta del surrealis- puro y errante; los de sus primeras nup- para él; sus grandes ojos lentos me de-
mo, la fragmentación de la mirada sobre cias, del nacimiento de su única hija. Tan- vuelven esa connivencia, algún verso salta
el mundo del cubismo, la sensibilidad de to el matrimonio como la desposada, desde el trampolín de la memoria para res-
las vanguardias, asumida por el poeta Maryka, o Marietje, Antonia Hagenaar, y ponderme, para acompañarme. Nada pue-
chileno sin vasallaje, potenciando sus la niña, Malva Marina, son hasta hoy mo- de cambiar, nada ha cambiado allí donde
rupturas auténticas y esquivando los ele- tivo de diatribas y recelos a causa de su todo fue dicho en su justo lugar y en su
mentos que fácilmente pasarán a cons- condición de mal padre y amante infiel, hora justa.»♦
tituir un pasado, una tradición no artísti-
ca sino artrítica, una retórica. — Mario Valdovinos
La reflexión crítica provocada por el
libro, desde su aparición, no ha cesado y
sigue siendo motivo de investigaciones y
nexos con otras corrientes de la estética,
del pensamiento, de la filosofía, de la bús-
queda de la belleza. Allí está el erudito
ensayo que escribió el filólogo español
Amado Alonso, Poesía y estilo de Pablo
Neruda, donde examina la alienación y el
ensimismamiento, la angustia y la desin-
tegración, el ritmo y la sintaxis, a la vez
que entrega claves para acceder a lo que él
llama “una poesía hermética”.
Neruda escribió el libro prácticamente
en los años adolescentes, o recién salien-
do de ellos; en todo caso, era un hombre
que frisaba recién los treinta años, y refle-
ja en sus páginas una madurez incuestio-
nable. Está en posesión de un estilo, de un
registro auditivo y visual, the Neruda
sound, de una estética y de una vehemen-
cia en la que no naufragó, porque venían
otras mareas, otras banderas que levantar,
otros senderos por recorrer.
Lo prueban las dos ediciones que Uni-
versidad Diego Portales ha hecho, bajo la
dirección de Matías Rivas, en 2008 y
2009. Ambos libros revelan verdades pro-
NERUDIANA – nº 8 – 2009 35
los críticos de la estilística o los llamados renta páginas, y la obra desde los años 40
new critics —que dejaron de ser ‘nuevos en adelante se comprime en cincuenta y
críticos’ años y décadas atrás— que sue- cuatro páginas. El resultado es previsible:
len exaltar la forma poética y considerar el autor dedica harto espacio al análisis de
que el contenido tiene que ver con ese en- la poesía de Neruda de 1921 a 1935, y re-
tretejido formal, Neruda brinda la síntesis corre las treinta y cuatro obras que se pu-
del brillo estilístico y del compromiso po- blican a partir de Residencia en la tierra
lítico. Como se diría en filosofía, rehúsa con una velocidad insatisfactoria. Impo-
aceptar la división entre el hecho y el valor. sible, entonces, apreciar la riqueza de las
El nuevo libro de Jason Wilson, A etapas, los libros como eslabones en una
Companion to Pablo Neruda: Evaluating cadena con la especificidad y atención que
Neruda’s Poetry (Londres: Támesis, 2008), se merecen. Se pierden los detalles y frag-
vuelve a la tradición de las lecturas aten- mentos que forman una sola unidad con-
tas (close readings) —de corte formalista tradictoria tanto en los poemarios como en
o posestructuralista— que se encuentran las Obras completas.
en la crítica nerudiana de Amado Alonso, ¿Por qué no dedicar más páginas a la
René de Costa, Enrico Mario Santí, Ma- obra posterior a las Residencias? En la
nuel Durán y Margery Safir. Ahora bien, introducción Wilson aclara que la poesía
como indica el mismo Neruda, trabajar la a partir de los años 40 es defectuosa por
forma tanto como analizarla es indispen- la presencia de las convicciones políticas
sable, es parte del deber del crítico, pero del vate (2). De los años 40 en adelante,
jason pasar por alto o tachar el contenido del que dice Wilson, el lector no puede confiar en
wilson se nutre el poema y el poemario, es incu- el punto de vista de Neruda porque éste
rrir en el dualismo (sobrevalorar el estilo a acató las normas estalinistas del partido,
Jason WILSON. A Companion to expensas del fondo). «evitando así las indagaciones y una cu-
Pablo Neruda: Evaluating Neruda’s Y eso es precisamente lo que sucede riosidad más profunda» (5); «Gran parte
Poetry. London: Támesis, 2008. en este estudio de Wilson. Podemos infe- de lo que escribió [Neruda] de la guerra
rir por el título que se trata de un análisis civil española en adelante,» argumenta
Piden algunos que este asunto humano de toda la obra de Neruda, pero la misma Wilson, «cuando su poesía venía ‘carga-
con nombres, apellidos y lamentos distribución del libro milita contra ese ob- da’, se politiza, [es] una polémica de la
no lo trate en las hojas de mis libros, jetivo. La introducción abarca las páginas Guerra Fría y estalinista» (6). Antes de
no le dé la escritura de mis versos: 1 a 26; la poesía nerudiana desde su ju- 1936, en cambio, Neruda era “uno de los
dicen que aquí murió la poesía, ventud en Temuco hasta la publicación de grandes escritores vanguardistas en len-
dicen algunos que no debo hacerlo: las Residencias se presenta en ciento cua- gua castellana” (7).
la verdad es que siento no agradarles, Al estudio de Wilson interesa sobre
los saludo y les saco mi sombrero todo ese primer Neruda, ese «proto-filó-
y los dejo viajando en el Parnaso sofo o al menos un pensador» que aborda
como ratas alegres en el queso. «angustias existencialistas, explora el so-
Yo pertenezco a otra categoría nido como pulso de la vida y crea un lugar
y sólo un hombre soy de carne y hueso, ameno en sus palabras parecido al de
por eso si apalean a mi hermano Heidegger, y lamenta de forma insistente
con lo que tengo a mano lo defiendo e insidiosa la pérdida de su Beatrice» (10-
11); ese pensador instintivo e impulsivo
—“No me lo pidan”, Canción de gesta (1960) que explora el mundo de los sueños en su
obra y busca imágenes insólitas para ex-
Este poema de Neruda, escrito cuando presarse, valiéndose de su gran talento
busca y halla la inspiración del compro- creador (11). Así discriminando, Wilson
miso político en la revolución cubana puede dedicarse a la tarea de analizar al
—ya no siguiendo la modalidad ‘moder- poeta “auténtico” que se manifiesta en los
na’ sino ‘posmoderna’ al decir de Hernán versos nerudianos “sólo” hasta los años 40.
Loyola— termina así: «tengo un pacto de Pero aun en esta parte del libro, que,
amor con la hermosura: / tengo un pacto como decíamos, es donde vemos más los
de sangre con mi pueblo». Así es que ante esfuerzos del crítico por entender la obra
36 NERUDIANA – nº 8 – 2009
nerudiana, hay lagunas inexplicables. Al desaparecen casi por completo los análisis
clásico “Poema 20” Wilson dedica sólo detenidos de los textos —de la forma de
dos páginas (66-68). Por consiguiente, sus versos— y ocupan su lugar las ideas
el lector pierde todas las sutilezas tan contradictorias del crítico: «Los dictáme-
ricas —aun desde una perspectiva for- nes del Partido Comunista —sentencia
mal— que pueblan esos versos. Hay, sí, Wilson— resolvían los problemas indivi-
comentarios buenos y ligeros sobre los poe- duales, trabajando así como censor inter-
mas que le podrían servir a un estudiante no… Neruda sofoca el diálogo poético
de pre- o postgrado que quiera enterarse entre él y sus lectores» (173); «el partido
de algunos temas de amor que se destacan ha reemplazado al individuo» (175), pero
en Veinte poemas, pero no hay el tipo de a la vez sostiene que en el Canto general
análisis profundo que se esperaría incluso el antiguo ‘yo’ de Neruda regresa en esa
del método formalista (como lo logrado por versión de América Latina durante la Gue-
Amado Alonso). rra Fría, «porque es su experiencia perso-
Esa flaqueza teórica se ve incluso en el nal la que hace de la historia algo vivo» y
capítulo 3, dedicado a las Residencias. porque «se esfuerza por hacer de su histo-
Wilson sostiene que en esta etapa de su ria personal algo arquetípico y representa-
producción poética Neruda llega a ser un tivo” (177). Estas contradicciones inheren-
surrealista consumado (96). Se sabe que tes al libro de Wilson nunca se resuelven,
Neruda mantuvo una relación problemáti- y se vuelven, a veces, esquemáticas.
ca con el vanguardismo: nunca se afilió a En sus apuntes sobre los años 50 y Los
ningún movimiento y nunca escribió ma- versos del capitán, por ejemplo, afirma
nifiestos que lo definieran a las claras como y la «libertad» que Wilson cree ver en que este libro es «una traición a sus ante-
vanguardista. Según Wilson, sin embargo, “Walking around”. Si el poema tiene que riores poemas de amor». ¿Por qué? Se-
«se podría argumentar que Neruda es el ver con algo es con la profunda alienación guramente porque Neruda incluye poemas
mejor de los surrealistas» justo porque no que siente de su ambiente (Buenos Aires), de índole política unidos a poemas de
tiene lazos estrechos con el surrealismo. la gente a su alrededor, y de sí mismo (“Su- amor, por lo cual el amor del poeta es
Si bien es cierto que Wilson se refiere cede que me canso de mis pies y mis uñas «menos sexual» que en otras obras ante-
de forma pasajera a los datos biográficos y mi pelo y mi sombra. / Sucede que me riores (195). ¿Y “En ti la tierra”, “El ti-
harto conocidos de Neruda en el Oriente canso de ser hombre”). Lo que se propo- gre”, “El insecto”, y “El alfarero”? ¿No
—su pobreza, la angustia que le produce su ne como solución estética —la idea van- son estos poemas eróticos por excelencia?
trabajo diplomático, su distancia respecto a guardista de la libertad ilimitada del artis- ¿Y por qué está vedado incluir poemas de
las culturas oriundas, su antipatía por los ta— se enfrenta con una realidad aplas- amor con poemas políticos? ¿No tendría
colonizadores ingleses y su relación con tante: el poeta atrapado en la capital ar- el crítico que tratar de entender la obra de
Josie Bliss—, esos factores no inciden en gentina por su trabajo de oficinista, la to- Neruda sea cual sea la ideología?
su lectura de los poemas en Residencia en tal desilusión respecto a su matrimonio, El resto del capítulo 6 —sobre los años
la tierra. Wilson dice, por ejemplo, que la crisis económica del sistema mundial, 50— aborda Las uvas y el viento en una
Neruda «aborrecía a los ingleses», pero no la industrialización desatada, entre otras página y media, las Odas en tres páginas y
explica por qué asumió esa postura. cosas. Los factores extratextuales inter- media, Estravagario en tres páginas, y
De hecho, la elusión de los factores vienen y le otorgan sentido al poema en Cien sonetos de amor en una página y
sociales, económicos, políticos y cultura- que el hablante “marchito, impenetrable” media. Aun un estudio formalista requeri-
les determina una lectura aventurada, por está desgastándose y “muriéndo[se] de ría muchas páginas más. ¿Por qué este afán
ejemplo, de “Walking around”, donde pena”. de cubrir la obra así? ¿Se trata de una
Wilson identifica un hablante que tiene En su capítulo sobre los años 40 Wilson manera algo torpe de comprobar que la
«confianza, es agresivo y surrealista, cuan- confiesa: “Si, como lector latinoamerica- mejor de Neruda la escribió en los años 20
do se enfrenta con la vida urbana [en Bue- no, se comparte su postura comunista de y 30? ¿O se trata de la imposibilidad de
nos Aires] y el trabajo» (145). Según la Guerra Fría, se admira y se disfruta de Wilson de encarar los temas políticos abor-
Wilson, el hablante se siente libre, se ve su poesía” (169). Si no, como es el caso dados en esta época?
como una amenaza, y busca provocar a las de Wilson, analizar la obra de Neruda a El último capítulo, sobre los años 60 y
autoridades (146); melancólico y román- partir de esas fechas se torna más comple- 70, enfoca en particular Memorial de Isla
tico, siente inquietudes que se encauzan en jo, imposibilitando prácticamente el estu- Negra y La rosa separada y, sin entrar en
su rebeldía surrealista (148-9). Sería difí- dio del pensamiento político del poeta. En detalles, sigue con el mismo método: por
cil encontrar la «confianza», la satisfacción esta parte del libro se da una inversión: un lado hace una denuncia de Stalin como
NERUDIANA – nº 8 – 2009 37
persona (213 a 215) y, por otro, culpa a del autor que conoce un poco la historia
Neruda por seguir la política del Partido de la casa; luego los cabellos de Matilde
Comunista. No existe el XX Congreso del en el retrato bifronte que le hizo Diego Ri-
PCUS ni su impacto sobre Estravagario vera; y por la tarde los cabellos del Cristo
en adelante. No intenta ningún análisis de Chilote en el convento de San Francisco.
las obras, ni siquiera desde un punto de De modo similar muestra Isla Negra a tra-
vista formal. Ni una palabra sobre la críti- vés de una larga conversación con el ar-
ca a los excesos de la época staliniana en quitecto Antonio Mendizábal y más ade-
“El episodio” de Memorial. Ni hablar de lante con Rafita, el carpintero que ayudó a
cómo Neruda intenta una rearticulación de Neruda a ampliar y remodelar la casa.
su individualidad y de su cosmovisión co- En suma, se trata de un extenso, deta-
munista a partir de 1956. La triste verdad llado y ameno reportaje a los espacios de
es que la «política dogmática» no emana la residencia de Neruda en Chile, combi-
tanto del sujeto investigado, sino del mé- nando descripciones y conversaciones con
todo del crítico, situado en una tradición ágil andadura. El libro por ello se deja leer
anticomunista que ha tenido mucho peso con agrado. Y con provecho, por lo que se
en el mundo anglosajón. ♦ refiere a los aspectos que advierte el visi-
tante extranjero (con mucha experiencia en
— Greg Dawes viajes por el mundo) y que suelen escapar
al observador local.
Pero en cambio hay que leer con cau-
nicola tela a nuestro viajero-profesor-periodista
bottiglieri en el plano de la información, equivocada
a veces en los datos (en página 184, hace
Nicola BOTTIGLIERI, Las casas de nacer a Neruda el 4 en vez del 12 de julio
Neruda.Trad. Patricio Álvarez Rabié. de 1904, y en páginas 187-188 llama Ri-
Punta Arenas, Fantástico Sur Edito- cardo, en vez de Rodolfo, al hermano ma-
rial, 2009. yor del poeta) y otras veces en sus obser-
vaciones o juicios. Por ejemplo en pági-
Nicola BOTTIGLIERI, Le case di nas 31 y 40 muestra desinformación al re-
Neruda. Milano, Ugo Mursia Editore, petir con desenvoltura una acusación fre-
2004. cuente e infundada: «Digo: ‘Neruda era un
egoísta, un egocéntrico, un niño mimado
de cien kilos [esto en parte es verdad].
El mayor interés de este libro consiste en Abandonó a Delia cuando ya no le servía
ser el testimonio de un viajero italiano, más’ [esto es falso]».
profesor en la Universidad de Cassino, na- Sólo algunas reservas de poca monta,
rrando su recorrido por las casas en que entonces, hacia la edición original italia-
vivió Neruda y las conexas peripecias con na de un interesante y vivaz reportaje.
personajes, lugares y conversaciones. La Desgraciadamente, la versión chilena del
extraña ausencia de fotografías, mapas e libro adolece de muchos descuidos edito-
ilustraciones (tanto en la edición original riales (por ejemplo, erratas del tipo
como en la traducción), aparece en efecto «quizo» por quiso en página 143,
compensada por la vivacidad del relato y «Cosiña» en vez de Cociña en página 51,
por los ángulos novedosos que nos descu- «Menidizábal» por Mendizábal en pági-
bre la perspectiva de un extranjero más o na 133, «mascarón» sin tilde varias ve-
menos informado pero atento a los detalles. ces, 152-154), pero sobre todo adolece de
Y también por las experiencias y evocacio- una muy deficiente traducción. Pase que
nes personales intercaladas, ajenas sólo en por distracción el original bambino resulte
apariencia al tema de las casas del poeta. «niña» (p. 30), pero no que due camini
Así, la visita a La Chascona alcanza un devengan «dos caminos» (p. 162) en lu-
desarrollo entretejido por cabellos: el pelo gar de las dos chimeneas que pide el «fue-
blanco de Carlo Cociña, amigo ítalo-chileno go» precedente, ni que ese «me exhorta»
38 NERUDIANA – nº 8 – 2009
(p.90) haga incomprensible el original mi rra? «Ésa está en Temuco», responde
sgrida (me regaña, me reprende). Rafita, aludiendo a la antigua casa del pa-
Es verdad que la expresión italiana che dre junto a la estación, que ya no existe, y
casino! corresponde literalmente a «¡Qué agregando: «No hay casa en Temuco, sólo
casa de putas!» (p. 188), pero en el habla recuerdos de infancia. Sus raíces, los bos-
coloquial no se la suele usar con esa acep- ques, la tierra.» Entonces Bottiglieri con-
ción literal, y además en el contexto de cluye así el episodio:
ese particular pasaje del libro la fórmula «Cuando me despedí de Rafita le agra-
«¡Qué casa de putas!» no sólo queda pé- decí haberme hecho comprender que
simo sino que traiciona la intención del Neruda no tenía sótanos en sus casas, pero
autor, sin duda menos fuerte, sólo fami- sí en la vida. La infancia de un hombre se
liar, equivalente a algo así como cuando puede comparar al sótano de su casa, así
los argentinos dicen «esto es un quilom- Temuco era el verdadero sótano del poeta.»
bo» sin pensar necesariamente en un bur- No está mal como cierre del episo-
del. Reconozco que la solución no era fá- dio, que además transita con garbo
cil, pero sí era necesaria por el contexto cronístico hacia otro episodio en el que
en que se sitúa la expresión. la figura de Rafita atrae a la memoria del
Y sin embargo nuestro traductor va más viajero la figura del pescador Gregorio,
allá, hasta alcanzar un momento verdade- el anciano amigo de Hemingway en Cuba
ramente sublime. En la edición original que le inspiró el personaje de El viejo y
(p. 177) Bottiglieri traduce al italiano, para el mar, y que Bottiglieri había conocido
lectores italianos, la célebre octava real que personalmente en 1988. Notable conjun-
Ercilla insertó en el canto XXXVI de La ción de dos humildes amigos y colabo-
Araucana: «Aquí llegó, donde otro no ha radores de dos importantes escritores, a
llegado, / don Alonso de Ercilla, que el su vez acomunados por el Premio Nobel
primero, / en un pequeño barco deslastrado, de Literatura.♦
/ con sólo diez pasó el desaguadero…»,
etcétera. Pues bien, a nuestro traductor no — Hernán Loyola
se le ocurrió nada mejor que retraducir al
castellano (p. 168), y mal, la traducción ita-
liana de Bottiglieri, en lugar de darse el
obvio trabajo de buscar y copiar el texto
original de Ercilla. Imperdonable.
Para no cerrar esta nota con tan la-
mentable reparo, reitero que el libro de
Bottiglieri es un reportaje de veras nove-
doso dentro de la bibliografía nerudológica,
y su lectura resulta además útil y amena,
salpicada de observaciones y episodios de
mucho interés. Valga como ejemplo la con-
versación en que Bottiglieri pregunta al
carpintero Rafita algo generalmente inad-
vertido: por qué la casa de Isla Negra no
tiene sótanos. Explica Rafita: «Nada que
esconder. Todo a la luz del sol, no había
necesidad de sótanos, porque todos los ob-
jetos tenían la misma dignidad.» (p. 162).
Bottiglieri observa entonces que las
casas de Neruda están originalmente mar-
cadas por signos diversos: el agua de una
cascada marcó a La Chascona; el viento,
el aire, a La Sebastiana; el fuego de las dos
chimeneas a Isla Negra. ¿Y la casa de tie-
NERUDIANA – nº 8 – 2009 39
Décimas para recibir a Pablo Neruda (1943)
ABRAHAM JESÚS BRITO
Poeta Popular
E n noviembre de 1943 regresó Neruda a Chile después de tres años en México como cónsul general en la ciudad
capital, donde había sido despedido con multitudinarias manifestaciones de afecto. Al cabo de un largo viaje de
retorno que partió a fines de agosto (con escalas más o menos prolongadas en Panamá, Colombia y Perú), el poeta
reapareció en Santiago a comienzos de noviembre. El día 7 de ese mes, recién llegado, Neruda participó en la
celebración de los 26 años de la Revolución Soviética, y allí fue recibido con el “Saludo a mi colega Pablo Neruda”
del poeta popular Abraham Jesús Brito.
Un mes más tarde, el 8 de diciembre, el Comité de Recepción y la Alianza de Intelectuales de Chile realizaron un
imponente acto de homenaje a Neruda en el Teatro Municipal de Santiago, que se abrió con palabras del escritor
Alberto Romero, presidente de la Alianza, y siguió con discursos del musicólogo Vicente Salas Viú, del dirigente
comunista Salvador Ocampo a nombre de la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH), y del Prof. Dr. Alejan-
dro Lipschütz. A estos discursos se sumaron las décimas de Abraham Jesús Brito que —como el “Saludo” de no-
viembre— aquí reproducimos desde el libro Brito / Poeta Popular Nortino, de Diego Muñoz (1947). — H.L.
Diciembre, miércoles ocho, Escritores, con esmero, El sin par hombre de ciencia, Al fin el Subsecretario,
A las diez de la mañana, De fama e intelectuales El gran profesor Lipschütz Señor Salvador Ocampo,
Con esta fiesta lozana Tributaron como tales Que es cual un faro de luz, De la CTCH por cuanto
Se le rindió un homenaje Homenaje verdadero. Les encantó su experiencia: Saluda al poeta nombrado:
A Neruda sin ambages Lo apreció el señor Romero, Total que de preferencia Lo estiman trabajadores
Poeta de América neto Don Alberto, Presidente, Hizo una entrega solemne: Con alma y cien mil amores,
Muy ilustre y muy concreto, Escritor muy eminente, Insignia de oro perenne Lo saluda hasta catete:
En sus temas muy versado, De la Alianza muy nombrado, De la entidad de la Alianza Después se le dio un banquete
Es más que poeta laureado, Por consiguiente afamado, Y a Neruda sin tardanza Como poeta coronado.
Es perfecto y muy discreto. De talento prominente. Se la dio con parabienes.
40 NERUDIANA – nº 8 – 2009
DISCURSO DE INCORPORACIÓN
a la Academia Chilena de la Lengua
como miembro correspondiente en Cerdeña (Italia)*
el 30 de noviembre de 2009
Hernán Loyola
Santiago de Chile
2009