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Texto: Proclama de Murat

Orden del día:


Soldados: mal aconsejado el populacho de Madrid, se ha levantado, y ha cometido asesinatos;
bien sé que los españoles que merecen nombre de tales, han lamentado tamaños desórdenes, y
estoy muy distante de confundir con ellos a unos miserables que solo respiran robos y delitos.
Pero la sangre francesa vertida clama venganza. Por tanto mando lo siguiente:
Art. I. Esta noche convocará el General Grouchy la comisión militar.
Art. II. Serán arcabuceados todos cuantos durante la rebelión han sido presos con las armas.
Art. III. La Junta de Gobierno va a mandar desarmar a los vecinos de Madrid. Todos los
moradores de la corte, que pasado el tiempo prescrito para la ejecución de esta resolución,
anden con armas, o las conserven en su casa sin licencia especial, serán arcabuceados.
Art. IV. Todo corrillo que pase de ocho personas, se reputará reunión de sediciosos, y se
disparará a fusilazos.
Art. V. Toda villa o aldea donde sea asesinado un francés será incendiada.
Art. VII. Los autores de libelos impresos o manuscritos que provoquen a la sedición, los que los
distribuyeren o vendieren, se reputarán agentes de la Inglaterra, y como tales serán pasados
por las armas.

Dado en nuestro cuartel general de Madrid a 2 de mayo de 1808


Texto: Bando de la Junta Suprema de Sevilla.
Vamos a pelear en defensa de la Patria y de la Religión, y nuestras obras han de
manifestar que somos verdaderamente españoles y cristianos. Encarga, pues, esta
Junta a los ejércitos, a los pueblos, a las personas de todas las clases, la reforma de las
costumbres, la modestia y que con todo género de virtud, y con oraciones incesantes
a Dios procuren aplacar su justo enojo. Sobre todo encarga y ruega por Nuestro Señor
Jesucristo, que eviten todos emulaciones, discordias y pleitos y que, despreciando
todo su interés personal, se unan, se estrechen y se consagren enteramente a la
defensa del Rey, y haciéndolo así espera y está cierta esta Junta Suprema, que Dios se
aplacará con nosotros, usará de su misericordia, y conseguiremos salvar la Religión, la
Patria y el Rey, cuya ruina intentan y consumarán nuestros vecinos, si nos venciesen,
lo que no teme ni puede temer esta Junta Suprema.

Real Palacio del Alcázar de Sevilla, a 6 de junio de 1808


Texto: La soberanía nacional.
Los diputados que componen este Congreso, y que representan la Nación, se declaran
legítimamente constituidos en Cortes Generales y extraordinarias y que reside en ellas
la soberanía nacional.
La Cortes generales y extraordinarias de la Nación española, congregadas en la Real
Isla de León, conformes en todo con la voluntad general, pronunciada del modo más
enérgico y patente, reconocen, proclaman y juran de nuevo por su único y legítimo
Real al Señor D. Fernando VII de Borbón; y declaran nula, de ningún valor ni
efecto la cesión de la corona que se dice hecha en favor de Napoleón, no sólo por la
violencia que intervino en aquellos actos injustos e ilegales, sino principalmente por
faltarles el consentimiento de la Nación.
No conviniendo que queden reunidos en Poder legislativo, el ejecutivo y el
judicial, declaran las Cortes generales y extraordinarias que se reservan el ejercicio del
poder legislativo en toda su extensión.
El Consejo de Regencia reconocerá la soberanía nacional de las Cortes y jurará
obediencia a la leyes y decretos que de ellas emanaren…

Decreto I de las Cortes de Cádiz, 24 de septiembre de 1810


Texto: La libertad de opinión
Siempre se ha dicho que los Gobiernos y los tribunales tienen sobre sí otro tribunal
más alto que es el de la opinión pública; y en efecto es un contrapeso admirable de su
potestad para contenerla en sus límites, porque todos aprecian su honor y reputación
y ningún hombre deja de tener bastante amor propio para que no tema la censura de
los demás sobre el ejercicio de sus funciones y conducta pública. Luego si se quita este
resorte y se esclaviza la opinión, ¿no se rompe el dique único contra los abusos del
gobierno? ¿No se abre la puerta al despotismo más horroroso? ¿Qué sucedería si se
decretasen por traidores todos los que disienten de las opiniones de otros, aunque
estén adoptadas en la Constitución? No olvidamos lo que sucedió en Francia en
tiempo de sus infames demagogos, los cuales, con sus Constituciones, con sus
juramentos cívicos, con estos mismos decretos o leyes que allí se establecieron,
declarando a su antojo traidores a la patria, condenaron a muerte a la expatriación a
tantos millares de personas y familias por no conformarse con sus ideas.

Discurso del diputado Pedro Inguanzo, 18 de octubre de 1811


Texto: La restauración del absolutismo

Por manera que estas bases pueden servir de seguro anuncio de mis reales
intenciones en el gobierno de que me voy a encargar, y harán conocer a todos no un
déspota ni un tirano, sino un Rey y un padre de sus vasallos. Por tanto, habiendo oído
[…] la repugnancia y disgusto con que así la constitución formada en las Cortes
generales y extraordinarias, como los demás establecimientos políticos de nuevo
introducidos son mirados en las provincias […] declaro que mi real ánimo es no
solamente no jurar ni acceder a dicha constitución ni a decreto alguno de las Cortes
generales y extraordinarias, y de las ordinarias actualmente abiertas, […] sino el
declarar aquella constitución y tales decretos nulos y de ningún valor y efecto, ahora
ni en tiempo alguno, como si no hubieran pasado jamás tales actos, y se quitasen de
en medio del tiempo.

Gaceta extraordinaria de Madrid, jueves 12 de mayo de 1814


Manifiesto de los Persas

Que al Señor Don Fernando VII hacen en 12 de abril del año de 1814 los que suscriben como
diputados en las actuales Cortes ordinarias de su opinión acerca de la soberana autoridad,
ilegitimidad con que se ha eludido la antigua Constitución Española, mérito de esta, nulidad de
la nueva, y de cuantas disposiciones dieron las llamadas Cortes generales y extraordinarias de
Cádiz, violenta opresión con que los legítimos representantes de la Nación están en Madrid
impedidos de manifestar y sostener su voto, defender los derechos del Monarca, y el bien de su
Patria, indicando el remedio que creen oportuno.

SEÑOR:

1.- Era costumbre en los antiguos Persas pasar cinco días en anarquía después del fallecimiento
de su Rey, a fin de que la experiencia de los asesinatos, robos y otras desgracias les obligase a
ser más fieles a su sucesor. Para serlo España a V. M. no necesitaba igual ensayo en los seis años
de su cautividad, del número de los Españoles que se complacen al ver restituido a V. M. al
trono de sus mayores, son los que firman esta reverente exposición con el carácter de
representantes de España; mas como en ausencia de V. M. se ha mudado el sistema que regía al
momento de verificarse aquélla, y nos hallamos al frente de la Nación en un Congreso que
decreta lo contrario de lo que sentimos, y de lo que nuestras Provincias desean, creemos un
deber manifestar nuestros votos y circunstancias que los hacen estériles, con la concisión que
permita la complicada historia de seis años de revolución.
Texto: El final del trienio
La Europa entera, conociendo profundamente mi cautiverio y el de toda mi Real
Familia, la mísera situación de mis vasallos fieles y leales, y las máximas perniciosas
que profusamente esparcían a toda costa los agentes Españoles por todas partes,
determinaron poner fin a un estado de cosas que era el escándalo universal, que
caminaba a trastornar todos los Tronos y todas las instituciones antiguas
cambiándolas en la irreligión y en la inmoralidad. […]
Sentado ya otra vez en el trono de S. Fernando por la mano sabía y justa del
Omnipotente, por las generosas resoluciones de mis poderosos Aliados […] he venido
a declarar lo siguiente:
Primero: Son nulos y de ningún valor todos los . actos del gobierno llamado
constitucional (de cualquiera clase y condición que sean) que ha dominado a mis
pueblos desde el día 7 de marzo de 1820 hasta hoy, día 1.º de octubre de 1823,
declarando, como declaro, que en toda esta época he carecido de libertad, obligado a
sancionar las leyes y a expedir las órdenes, decretos y reglamentos que contra mi
voluntad se meditaban y expedían por el mismo gobierno.

Gaceta de Madrid, 7 de octubre de 1823


Texto: Los exiliados en Londres

Los emigrados españoles se emplean además en varias industrias correspondientes a


los conocimientos y disposiciones de cada uno: siendo a la verdad digno de elogio el
que hombres que en su patria desempeñaban empleos honrosos, consuman sus ocios
en hacer zapatos, en coser de sastres, en labrar hoja de lata, en esculpir con la mayor
destreza en barro y recortar papel, en hacer pañuelos de seda, en dar lecciones de
español y francés, en curar con gran maestría los callos, etc.
[…] De este modo procuran los ilustres proscritos, suplir honestamente sus
necesidades a costa de su honesto trabajo, sosteniéndose en él y con el socorro que la
munificencia del gobierno inglés y la filantropía británica les dispensa.

Ocios de españoles emigrados, 1825


Texto: Fernando VII confirma la Pragmática Sanción

Sorprendido mi real ánimo, en los momentos de agonía, a que me condujo la grave


enfermedad, de que me ha salvado prodigiosamente la divina misericordia, firmé un
decreto derogando la pragmática sanción de 29 de marzo de 1830, decretada por mi
augusto padre a petición de las cortes de 1789, para restablecer la sucesión regular en
la corona de España. […] Hombres desleales o ilusos cercaron mi lecho, y abusando de
mi amor y del de mi muy cara Esposa a los españoles aumentaron su aflicción y la
amargura de mi estado, asegurando que el reino entero estaba contra la observancia
de la pragmática, y ponderando los torrentes de sangre y la desolación universal que
habría de producir si no quedaba derogada. […]
DECLARO solemnemente de plena voluntad y propio movimiento, que el decreto
firmado en las angustias de mi enfermedad fue arrancado de Mí por sorpresa: que fue
un efecto de los falsos terrores con que sobrecogieron mi ánimo; y que es nulo y de
ningún valor siendo opuesto a las leyes fundamentales de la Monarquía

Gaceta de Madrid, 1 de enero de 1833


Texto: Propuesta del Estatuto Real
Todos los Próceres del Reino, excepto los Grandes de España, deberán ser de
nombramiento Real; pero con ciertos requisitos […] y declarando vitalicia aquella
dignidad […].
[…] Diferente en su origen y distinto en su organización y en su objeto, el Estamento
de Procuradores del Reino está destinado principalmente a representar los intereses
materiales de la sociedad y a vigilar en su custodia […].
Este estamento es por su misma esencia electivo. Los individuos que lo compongan
deben ser elegidos por la Nación; para que de esta suerte sean sus legítimos
Procuradores.
Mas ¿cómo se verificarán las elecciones? ¿Quiénes deberán tener derecho de ser
electores? ¿Y quiénes actitud legal para ser elegidos? […] Aun en las repúblicas
antiguas, cuyas sabias instituciones nos ha transmitido la historia, los que ningunos
bienes poseían no ejercían derechos políticos; ni puede nación ninguna confiarlos, so
pena de pagar tarde o temprano su temeridad e imprudencia […].

Exposición del Consejo de ministros a la Reina Gobernadora sobre el


restablecimiento del orden constitucional, 4 de abril de 1834
La desamortización

El decreto que voy a tener la honra de someter a la augusta aprobación de V. M. sobre


la venta de esos bienes adquiridos ya para la nación, así como en su resultado
material, ha de producir el beneficio de minorar la fuerte suma de la deuda pública, es
menester que en su tendencia, en su objeto y aun en los medios por donde aspire a
aquel resultado, se enlace, se encadene, se funda en la alta idea de crear una copiosa
familia de propietarios, cuyos goces y cuya existencia se apoye principalmente en el
triunfo completo de nuestras actuales instituciones..
JUAN ÁLVAREZ MENDIZÁBAL,
La Gaceta de Madrid,
19 de febrero de 1836
La Constitución de 1837

Título I. De los españoles […]


Artículo 2.- Todos los españoles pueden imprimir y publicar libremente sus ideas sin
previa censura, con sujeción a las leyes. La calificación de los delitos de imprenta
corresponde exclusivamente a los jurados. […]
Artículo 4.- Unos mismos códigos regirán en toda la Monarquía, y en ellos no se
establecerá más que un solo fuero para todos los españoles en los juicios comunes,
civiles y criminales. […]
Artículo 11.- La Nación se obliga a mantener el culto y los ministros de la Religión
Católica que profesan los españoles.
Título II. De las Cortes
Artículo 12.- La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el Rey.
Artículo 13.- Las Cortes se componen de dos cuerpos colegisladores, iguales en
facultades: el Senado y el Congreso de los Diputados. […]
Título VI. Del Rey […]
Artículo 45.- La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el Rey, y su autoridad se
extiende a todo cuanto conduce a la conservación del orden público en lo interior, y a
la seguridad del Estado en lo exterior […].
Artículo 46.- El Rey sanciona y promulga las leyes.
6 de julio de 1854
Texto: El populismo de Espartero

ESPAÑOLES:
Vivíais hace pocos días en las dulzuras de una paz conquistada con vuestra sangre y
vuestra valentía; gozabais todos los beneficios de una constitución, cuyo triunfo
asegurasteis del modo más firme; bajo los auspicios de un Gobierno celoso,
observante de las leyes, veíais cerrarse poco a poco las llagas abiertas por una guerra
destructora, renacer la industria, fomentarse la agricultura, las artes y el comercio;
abrirse, en fin, mil fuentes de prosperidad, recompensa debida a tan nobles sacrificios.
[…]
A las armas, españoles: resuene, pues que así lo quieren, en toda la Península el grito
de la guerra. Ármese y apróntese la Milicia Nacional, y mantenga la tranquilidad y el
orden público, mientras no sea necesario llamarla al campo del honor, y unida con el
valiente ejército dispute las palmas del combate. Oíd ahora más que nunca la voz de
vuestros jefes, de vuestros magistrados. Vivid más que nunca sumisos a las leyes,
seguros de que ha llegado la hora de vuestra regeneración completa, de ocupar entre
los pueblos libres, entre las Potencias civilizadas de la Europa el puesto que os asignan
vuestro poder, vuestro valor y vuestra gloria.

Proclama del general Espartero como Regente del Reino, 18 de octubre de 1841
Texto: El bombardeo de Barcelona

Habitantes de la provincia de Barcelona; escarmentad para siempre con el cuadro de


los lamentables sucesos ocurridos en la Capital; continuad fieles y leales a vuestros
juramentos por la constitución del Estado, por nuestra inocente Reina y por la
Regencia del invicto Duque de la Victoria, durante la menor edad. Vivid apercibidos
contra las asechanzas del partido carlo-cristino republicano, que acaba de causaros
tantas desgracias. Sed obedientes al gobierno y a vuestras autoridades legítimamente
constituidas. Secundad sus esfuerzos para el restablecimiento del orden público en
esta hermosa Capital, cuyo estado excepcional solo durará lo que vuestro bien y la
necesidad dicten, y únicamente será sentido por los enemigos de vuestra felicidad y
reposo; y esto os lo garantiza el patriotismo y la generosidad de las autoridades que se
hallan a vuestro frente.

Declaración del Estado de excepción en Barcelona, Diario de Barcelona,


15 de diciembre de 1842
Texto: Los primeros partidos políticos

Durante el período que va de 1837 a 1840 los partidos políticos progresista y moderado
tuvieron un notable desarrollo. Su creciente fuerza desató al mismo tiempo el antagonismo
entre ellos, manifiesto en enconadas batallas electorales y disputas parlamentarias, a pesar de
que estaban lejos de ser partidos de masas en el sentido moderno. Esencialmente eran partidos
oligárquicos que buscaban afanosamente afianzar su poder y promover los intereses materiales
de los grupos relativamente restringidos que representaban.
La lucha por el poder no se limitaba exclusivamente a la pugna por controlar el parlamento […]
También se extendía al terreno municipal […] los gobiernos municipales controlaban la
organización de la Milicia Nacional, el reclutamiento para el ejército, y tenían amplias facultades
con respecto a la recaudación de impuestos. El objetivo de los moderados era subordinar estos
poderes «democráticos» y «federales» a la autoridad del gobierno central. En cambio, los
progresistas veían en la relativa autonomía municipal un instrumento fundamental para lograr
el apoyo popular necesario para llevar a cabo las reformas todavía pendientes. […] Los
progresistas apoyaron a los sectores de la burguesía comercial y profesional, de la pequeña
burguesía y de los artesanos que reivindicaban sus derechos a participar en el ejercicio del
poder político. Los moderados estaban más identificados con aquellos sectores de las clases
altas que se oponían a las reformas avanzadas.

CARLOS MARICHAL, La revolución liberal y los primeros partidos políticos en España: 1834-
1844, Madrid, 1980
Texto: La Constitución de 1845

Título I. De los Españoles


Art. 11. La Religión de la Nación española es la católica, apostólica, romana. El Estado se obliga a
mantener el culto y sus ministros. […]
Título III. Del Senado.
Art. 14. El número de Senadores es ilimitado: su nombramiento pertenece al Rey.
Título IV. Del Congreso de los Diputados.
Art. 20. El Congreso de los Diputados se compondrá de los que nombren las juntas electorales
en la forma que determine la ley. Se nombrará un Diputado a lo menos por cada cincuenta mil
almas de la población.
Art, 22. Para ser Diputado se requiere ser español del estado seglar, haber cumplido veinticinco
años, disfrutar la renta procedente de bienes raíces, o pagar . por contribuciones directas la
cantidad que la ley electoral exija […]
Título V. De la celebración y facultades de las Cortes.
Art. 35. El Rey y cada uno de los cuerpos colegisladores tienen la iniciativa de las leyes.
Art. 36. Las leyes sobre contribuciones y crédito público se presentarán primero al Congreso de
los Diputados. […]
Título XI. De las Diputaciones provinciales y de los Ayuntamientos.
Art. 72. En cada provincia habrá una Diputación provincial, elegida en la forma que determine la
ley, y compuesta del número de individuos que esta señale. […]
Art. 73. Habrá en los pueblos Alcaldes y Ayuntamientos. Los Ayuntamientos serán nombrados
por los vecinos a quienes la ley confiera este derecho.
23 de mayo de 1845
Texto: La desamortización de Madoz
1. Se declaran en estado de venta […] todos los predios rústicos y urbanos […]
pertenecientes: al Estado, al clero, a las órdenes militares […], a los propios y comunes
de los pueblos, a la beneficencia […], y cualesquiera otros pertenecientes a manos
muertas […].
3. Se procederá a la enajenación de todos y cada uno de los bienes mandados vender
por esta Ley, sacando a pública licitación las fincas o suertes […].
Título III. Inversión de los fondos procedentes de la venta de los bienes […]
12. Los fondos que se recauden a consecuencia de las ventas realizadas […], se
destinan a los siguientes objetos, a saber:
1.º A que el gobierno cubra, por medio de una operación . de crédito, el déficit del
presupuesto del Estado […].
2.º El 50 por 100 de lo restante, y en años sucesivos del total de los ingresos, a la
amortización de la Deuda Pública […].
3.º El 50 por 100 restante a obras públicas de interés y utilidad generales […].
1 de mayo de 1855
Españoles: La entusiasta acogida que va encontrando en los pueblos el Ejército liberal; el
esfuerzo de los soldados que le componen, tan heroicamente mostrado en los campos de
Vicálvaro; el aplauso con que en todas partes ha sido recibida la noticia de nuestro patriótico
alzamiento, aseguran desde ahora el triunfo de la libertad y de las leyes que hemos jurado
defender. Dentro de pocos días, la mayor parte de las provincias habrá sacudido el yugo de los
tiranos; el Ejército entero habrá venido a ponerse bajo nuestras banderas, que son las leales; la
nación disfrutará los beneficios del régimen representativo, por el cual ha derramado hasta
ahora tanta sangre inútil y ha soportado tan costosos sacrificios. Día es, pues, de decir lo que
estamos resueltos a hacer en el de la victoria.
Nosotros queremos la conservación del trono, pero sin camarilla que lo deshonre; queremos la
práctica rigurosa de las leyes fundamentales, mejorándolas, sobre todo la electoral y la de
imprenta; queremos la rebaja de los impuestos, fundada en una estricta economía; queremos
que se respeten en los empleos militares y civiles la antigüedad y los merecimientos; queremos
arrancar los pueblos a la centralización que los devora, dándoles la independencia local
necesaria para que conserven y aumenten sus intereses propios, y como garantía de todo esto
queremos y plantearemos, bajo sólidas bases, la Milicia Nacional. Tales son nuestros intentos,
que expresamos francamente, sin imponerlos por eso a la nación.
Las Juntas de gobierno que deben irse constituyendo en las provincias libres; las Cortes generales
que luego se reúnan; la misma nación, en fin, fijará las bases definitivas de la regeneración
liberal a que aspiramos. Nosotros tenemos consagradas a la voluntad nacional nuestras
espadas, y no las envainaremos hasta que ella esté cumplida.
Cuartel general de Manzanares, a 6 de julio de 1854.
El general en jefe del Ejército constitucional, Leopoldo O'Donnell, conde de Lucena.
Texto: Ley Moyano de educación

Art. 1. Se autoriza al Gobierno para formar y promulgar una ley de instrucción pública con
arreglo a las siguientes bases:
Primera: La enseñanza puede ser pública o privada. El gobierno dirigirá la enseñanza pública y
tendrá en la privada la intervención que determine la ley.
Segunda: La enseñanza se divide en tres períodos, denominándose en el primero, primera; en el
segundo, segunda, y en el tercero, superior.
La primera enseñanza comprende las nociones rudimentarias de más general aplicación a los
usos de la vida.
La segunda enseñanza comprende los conocimientos que amplíen la primera y también
preparen para el ingreso al estudio de las carreras superiores.
La enseñanza superior comprende las que habilitan para el ejercicio de determinadas
profesiones.
Tercera: La primera enseñanza podrá adquirirse en las escuelas públicas y privadas de primeras
letras, y en el hogar […].
La segunda enseñanza se dará en los establecimientos públicos y privados. La ley determinará
qué partes o materias de este período de instrucción pueden cursarse en el hogar doméstico
[…].
La enseñanza superior solo se dará en establecimientos públicos.
Son establecimientos públicos de enseñanza aquellos cuyos jefes y profesores son nombrados
por el Gobierno […].
Proyecto de Ley de Instrucción Pública, 1857
Texto: Acuerdo contra Isabel II (Pacto de Ostende)

[…] después de una breve discusión […] se acordó por unanimidad lo siguiente:
1.º Que el objeto y bandera de la revolución en España es la caída de los Borbones.
2.° Que siendo para los demócratas un principio esencial de su dogma político el
sufragio universal y admitiendo los progresistas el derecho moderno constituyente del
plebiscito, la base de la inteligencia de los dos partidos fuera que por un plebiscito […]
o por unas Cortes Constituyentes elegidas por el sufragio universal, se decidiría la
forma de gobierno que se había de establecer en España, y siendo la monarquía, la
dinastía que debía reemplazar a la actual; en la inteligencia de que, hasta que así se
decidiese, había de ser absoluta la libertad de imprenta y sin ninguna limitación el
derecho de reunión, para que la opinión nacional pudiese ilustrarse y organizarse
convenientemente.
[…] que se reconocía como jefe y director militar del movimiento al general Prim.
5 de julio de 1867
Los que suscriben, ciudadanos pertenecientes a la Junta revolucionaria y provisional de
Málaga, proponen a la misma lo siguiente:
1.º Que inmediatamente se redacte y publique un manifiesto cuyas principales bases
sean:
– La destitución de la monarquía reinante.
– El sufragio universal y libre.
– Unidad de fueros.
– Abolición de las quintas y de las matrículas de mar.
– Una sola cámara.
– El desestanco de todo lo estancado.
– Jurado para toda clase de delitos.
– Libertad de imprenta sin depósito, fianza ni editor responsable.
– Inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia.
– Libertad de enseñanza.
– Inamovilidad judicial.
– Libertad de cultos, de comercio y de asociación.
– Abolición de la pena de muerte.
– Seguridad individual garantizada por el habeas corpus.
– Una sola contribución directa, única, individual.
2º. Proponen igualmente los mismos ciudadanos que después de publicado este
programa que entraña sus aspiraciones, se proceda a la convocación del pueblo para
que, por medio de unas elecciones generales, quede constituida definitivamente la
Junta revolucionaria de gobierno, que deberá componerse de presidente,
vicepresidente, ocho vocales y dos secretarios.
La nación española y en su nombre las Cortes Constituyentes, elegidas por
sufragio universal […] sancionan la siguiente Constitución:
Art. 2. Ningún español ni extranjero podrá ser detenido ni preso sino por causa
de delito. […].
Art. 16. Ningún español que se halle en el pleno goce de sus derechos civiles
podrá ser privado del derecho a votar en las elecciones de Senadores,
Diputados a Cortes, Diputados provinciales y concejales.
Art. 17. Tampoco podrá ser privado ningún español: del derecho a emitir
libremente sus ideas y opiniones [...].
Art. 21. La nación se obliga a mantener el culto y los ministros de la religión
católica. El ejercicio público o privado de cualquier culto queda garantizado
[…].
Art. 32. La soberanía reside esencialmente en la Nación […].
Art. 35. El poder ejecutivo reside en el Rey, que lo ejerce por medio de sus
ministros […].
1 de junio de 1869
EL GRITO DE YARA
Al levantarnos armados contra la opresión del tiránico gobierno español,
siguiendo la costumbre establecida en todos los países civilizados, manifestamos al
mundo las causas que nos han obligado a dar este paso, que en demanda de mayores
bienes, siempre produce trastornos inevitables, y los principios que queremos cimentar
sobre las ruinas de lo presente para felicidad del porvenir.
Nadie ignora que España gobierna la isla de Cuba con un brazo de hierro
ensangrentado; no solo no la deja seguridad en sus propiedades, arrogándose la
facultad de imponerla tributos y contribuciones a su antojo, sino que teniéndola privada
de toda libertad política, civil y religiosa, sus desgraciados hijos se ven expulsados de su
suelo a remotos climas o ejecutados sin forma de proceso, por comisiones militares
establecidas en plena paz, con mengua del poder civil. La tiene privada del derecho de
reunión, como no sea bajo la presidencia de un jefe militar; no puede pedir el remedio a
sus males, sin que se le trate como rebelde, y no se le concede otro recurso que callar y
obedecer. […]
Así pues, los cubanos no pueden hablar, no pueden escribir, no pueden
siquiera pensar y recibir con agasajo a los huéspedes que sus hermanos de otros
puntos les envían. Innumerables han sido las veces que España ha ofrecido respetarles
sus derechos; pero hasta ahora no han visto el cumplimiento de su palabra […]
Viéndonos expuestos a perder nuestras haciendas, nuestras vidas y hasta nuestras
honras, me obliga a exponer esas mismas adoradas prendas, para reconquistar
nuestros derechos de hombres, ya que no podemos con la fuerza de la palabra en la
discusión, con la fuerza de nuestros brazos en los campos de batalla.
Proclama del general en jefe, Carlos Manuel de Céspedes, Manzanillo, 10 de octubre de 1868
PROTESTAS OBRERAS

Los firmantes, delegados por las federaciones locales de la región


española de la Asociación Internacional de Trabajadores para constituir en
Zaragoza el segundo Congreso obrero de la región.
Protestan solemnemente, en nombre de todos los trabajadores
asociados en España y a la faz del mundo, del brutal y escandaloso atropello
de que han sido víctimas.
Dos días después de celebrarse con toda libertad las elecciones para
el Congreso burgués, donde han de debatirse las contiendas de nuestros
explotadores, no contentos con el despojo, apelan a la represión y a la
violencia, atropellando esas mismas leyes que ellos mismos han hecho, y
disuelven por la fuerza bruta el Congreso obrero donde debían tratarse las
cuestiones relativas al trabajo y la organización de los trabajadores.
En el primero, es decir, en las Cortes o Congreso de los Diputados, va
a organizarse la expoliación y reglamentarse la injusticia. En el segundo,
además de los asuntos de la Asociación, tenían que estudiarse los problemas
económico-sociales que agitan y preocupan a todos los hombres de
conciencia […].
Zaragoza, 8 de abril de 1872
DIMISIÓN DE AMADEO I
Dos años largos ha que ciño la corona de España, y la España
vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz
y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fueran extranjeros
los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados
tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos; pero
todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan
y perpetúan los males de la nación son españoles; todos invocan
el dulce nombre de la patria; todos pelean y se agitan por su bien,
y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y
contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas
manifestaciones de la opinión pública, es imposible afirmar cuál
es la verdadera, y más imposible todavía hallar remedio para
tamaños males. Los he buscado ávidamente dentro de la ley y no
lo he hallado. Fuera de la ley no ha de buscarlo quien ha
prometido observarla.
PROCLAMACIÓN DE LA I REPÚBLICA
Vacante el trono por renuncia de don Amadeo de Saboya, el Congreso
y el Senado, constituidos en las Cortes soberanas, han reasumido todos los
poderes y proclamado la República […]. Se ha establecido sin sangre, sin
convulsiones, sin la más pequeña alteración del orden: y sin disturbios
conviene que se la sostenga, para que acaben de desengañarse los que la
consideraban como inseparable de la anarquía. ORDEN, LIBERTAD Y
JUSTICIA: este es el lema de la República […]. Conviene recordar que la
insurrección deja de ser un derecho, desde el momento en que, universal el
sufragio, sin condiciones la libertad, y sin el límite de la autoridad real, la
soberanía del pueblo, toda idea puede difundirse y realizarse sin necesidad de
apelar al bárbaro recurso de las armas (…). Sin un gran respeto a la Ley, sería
la República un desengaño más para los pueblos; y los que componen el
Comité Ejecutivo no hemos de defraudarles ni consentir que se les defraude la
última esperanza.
FRANCISCO PI I MARGALL, Madrid, 14 de febrero de 1873
CONSTITUCIÓN FEDERAL DE 1873

Artículo 1.° Componen la Nación española los Estados de Andalucía Alta,


Andalucía Baja, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla la Nueva,
Castilla la Vieja, Cataluña, Cuba, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra,
Puerto Rico, Valencia, Regiones Vascongadas.
Los Estados podrán conservar las actuales provincias o modificarlas, según
sus necesidades territoriales. […]
Art. 39. La forma de gobierno de la Nación española es la República federal.
Art. 40. En la organización política de la Nación española todo lo individual es
de la pura competencia del individuo; todo lo municipal es del Municipio; todo
lo regional es del Estado, y todo lo Nacional, de la Federación […].
Art. 92. Los Estados tienen completa autonomía económico-administrativa y
toda la autonomía política compatible con la existencia de la Nación.
Art. 93. Los Estados tienen la facultad de darse una Constitución política que
no podrá en ningún caso contradecir a la presente Constitución.
Art. 94. Los Estados nombran sus Gobiernos respectivos y sus Asambleas
legislativas por sufragio universal.
17 de julio de 1873
La insurrección cantonal de Cartagena, secundada en varias provincias
andaluzas, fue la causa determinante de la caída de Pi i Margall. En su lugar fue elegido
Salmerón. Este combatió a los cantonales con la mayor energía, logrando, al fin,
dejarlos reducidos a Cartagena y sus fuertes.
Pero allí se mantuvieron firmes hasta enero del siguiente año. Los cantonales
han cargado con las culpas de todos los federales y de todos los republicanos. Se les
achaca la muerte de la Iª República, y no digo yo que la favorecieran; lo que afirmo es
que muchos de nosotros vimos en aquella insurrección una consecuencia natural de la
mansedumbre y la apatía de la Asamblea Constituyente, una Constituyente que nada
constituyó. Se componía de hombres honrados, pero harto sometidos a la autoridad de
los prohombres. No discutió siquiera la constitución, obra de Castelar; su mismo autor y
otros muchos, poniendo trabas a toda iniciativa, lograron enterrarla desde antes que
naciera. Los diputados de la derecha decían que no era ocasión de discutir, sino de
someter a los rebeldes; y estos se habían rebelado porque la Asamblea disentía el
proyecto de constitución, un verdadero círculo vicioso […].
Si la insurrección de Cartagena perjudicó a la República, no se puede decir
que la matara. En realidad, no fue otra cosa que la última convulsión de la moribunda
revolución de septiembre.
Opinión sobre los cantonales del general
Nicolás Estévanez Murphy, ministro de Guerra
del 11 al 28 de junio de 1873
Demanda de protección estatal a la industria española

Sin citar los ejemplos vivos de Holanda e Inglaterra, que sin suelo la una, y con mal
suelo y clima la otra, prosperan prodigiosamente a favor del incremento que tomó su industria,
bastará recordar que esta centuplica a veces el valor de las materias primeras, y que empleando y
ocupando al mismo tiempo la infancia tierna, el sexo débil, la vejez cansada, difunde y generaliza
la abundancia, fuente de todos los bienes sociales.
Considerada bajo este punto de vista, la industria reclama una protección más eficaz
todavía que la agricultura, puesto que es mucho más útil que se compre cáñamo en rama en los
mercados del Báltico o en los del Adriático, que después, convertido en lonas, se venda en las
costas de Berbería o en las escalas de Levante, que no coger el lino en nuestro suelo, y tener que
ir en busca de lienzos a las bocas del Escalda o del Elba. Las medidas generales de protección de
la industria pertenecen al gobierno superior […].
Entre tanto que con presencia de aquellos datos se dictan [normas de protección para la
industria], deben los subdelegados de Fomento generalizar el conocimiento de las máquinas y
métodos que se hayan inventado e inventen en toda Europa, y de que el Diario de la
Administración los instruirá oportunamente, deben promover la enseñanza de la geometría y el
dibujo con aplicación a las artes; deben visitar las manufacturas, y sembrar en una esperanzas,
derramar en otra consuelos, alentar aquí con el elogio, estimular allí con la censura, halagar más
allá con la remoción de todas las trabas; deben, en fin, popularizar la industria, como el medio más
expedito y seguro de generalizar sus beneficios […].
JAVIER DE BURGOS,
Real decreto para el establecimiento
de Subdelegaciones de Fomento, 1833
La dependencia del carbón

El carbón de piedra, esa materia que con notoria puntualidad ha sido


llamado oro negro de nuestro siglo, ese pan de la industria sin el cual no se
alimenta el vapor, que es el agente de la fabricación y de la locomoción
terrestre y marítima, nos viene de Inglaterra avalorado como artículo que no
tiene competencia en el mercado.
Hasta hace muy pocos años nadie se había apercibido de que un
pueblo que no explote fácilmente carbones propios, carece de la
independencia necesaria para asegurar la vida de su industria y de su
comercio. El día en que la nación que nos surte de ese precioso mineral se
indisponga con España, o no pueda desprenderse como ahora del sobrante de
su riqueza carbonífera, nuestras fábricas tendrán que paralizar sus trabajos,
nuestros buques se verán precisados a permanecer dentro de los puertos, y
millares innumerables de familias se verán en la mayor miseria, amenazando a
la nación con uno de esos cataclismos terribles promovidos por la necesidad
irremediable de pan y de trabajo.
MANUEL ANGELÓN,
Isabel II. Historia de la reina de España, 1860
Texto: La Ley General de Ferrocarriles

Art. 1.° Los ferrocarriles se dividirán en líneas de servicio general y de servicio particular.
Art. 2.° Entre las líneas de servicio general se clasificarán como de primer orden las que, partiendo
de Madrid, terminen en las costas o fronteras del reino.
Art. 3.° Todas las líneas de ferrocarriles destinadas al servicio general son del dominio público, y
serán consideradas como obras de utilidad general. […]
Art. 6.° Los particulares o compañías no podrán construir línea alguna, bien sea de servicio
general, bien de servicio particular, si no han obtenido previamente la concesión de ella.
Art. 7.° Esta concesión se otorgará siempre por una ley. […]
Art. 19.° Los capitales extranjeros que se empleen en la construcción de ferrocarriles o en
empréstitos para este objeto, quedan bajo la salvaguardia del Estado, y están exentos de
represalias, confiscaciones o embargos por causa de guerra.
Art. 20.° Se conceden desde luego a todas las empresas de ferrocarriles:
I. Los terrenos de dominio público que hayan de ocupar el camino y sus dependencias.
II. El beneficio de vecindad para el aprovechamiento de leña, pastos y demás de que disfrutan los
vecinos de los pueblos cuyos términos abrazare la línea para los dependientes y trabajadores de
las empresas, y para la manutención de los ganados […].
III. La facultad de abrir canteras, recoger piedra suelta, construir hornos de cal, yeso y ladrillo,
depositar materiales y establecer talleres para elaborarlos en los terrenos contiguos a la línea […].
IV. La facultad exclusiva de percibir mientras dure la concesión, […] los derechos de peaje y los de
transporte, sin perjuicio de los que puedan corresponder a otras empresas.
Art. 46.° Podrá el Gobierno autorizar provisionalmente la constitución de compañías por acciones
que tengan por objeto la construcción y explotación de los ferrocarriles […].
3 de junio de 1855
Texto: El Manifiesto de Sandhurst
Huérfana la nación ahora de todo derecho público e indefinidamente privada de sus
libertades, natural es que vuelva los ojos a su acostumbrado derecho constitucional y
a aquellas libres instituciones que ni en 1812 le impidieron defender su independencia
ni acabar en 1840 otra empeñada guerra civil. Les debió, además, muchos años de
progreso constante, de prosperidad, de crédito y aun de alguna honra […] Por todo
esto, sin duda, lo único que inspira ya confianza en España es una monarquía
hereditaria y representativa, mirándola como irreemplazable garantía de sus derechos
e intereses desde las clases obreras hasta las más elevadas. […]
No hay que esperar que decida yo nada de plano y arbitrariamente: sin Cortes no
resolvieron negocios arduos los príncipes españoles allá en los antiguos tiempos de la
monarquía, y esta justísima regla de conducta no he de olvidarla yo en mi condición
presente, y cuando todos los españoles están ya habituados a los procedimientos
parlamentarios. Llegado el caso, fácil será que se entiendan y concierten las
cuestiones por resolver un príncipe leal y un pueblo libre. Nada deseo tanto como que
nuestra patria lo sea de verdad. A ello ha de contribuir poderosamente la dura lección
de estos tiempos.
Sea la que quiera mi propia suerte ni dejaré de ser buen español ni, como todos mis
antepasados, buen católico, ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal.
Manifiesto de don Alfonso de Borbón,
Sandhurst, 1 de diciembre de 1874
La Constitución de 1876
SOBRE
SOBRE LA LA RELIGIÓN.-
RELIGIÓN.- Art. 11.º La religión Católica, Apostólica, Romana, es la del
Estado. La Nación se obliga a mantener el culto y sus ministros. Nadie será molestado
en territorio español por sus opiniones religiosas (libertad de confesión).No se
permitirán, sin embargo, otras ceremonias ni manifestaciones públicas que las de la
religión del Estado […].
LIBERTADES.-
LIBERTADES.- Art. 13.º Todo español tiene derecho: De emitir libremente sus ideas y
opiniones, ya de palabra, ya por escrito, valiéndose de la imprenta o de otro
procedimiento semejante, sin sujeción a la censura previa. De reunirse pacíficamente.
De asociarse para los fines de la vida humana. De dirigir peticiones individual o
colectivamente al Rey, a las Cortes y a las autoridades. El derecho de petición no podrá
ejercerse por ninguna clase de fuerza armada.
PODER
PODER LEGISLATIVO.-
LEGISLATIVO.- Art. 18.º La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes
con el Rey.
Art. 19.º Las Cortes se componen de dos Cuerpos Colegisladores, iguales en
facultades: el Senado y el Congreso de los Diputados. [...]
PODER
PODER EJECUTIVO.-
EJECUTIVO.- Art. 50.º La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el
Rey, y su autoridad se extiende a todo cuanto conduce a la conservación del orden
público en el interior y a la seguridad del Estado en la exterior, conforme a la
Constitución y a las leyes.
Art. 51.º El Rey sanciona y promulga las leyes.
30 de junio de 1876
Texto: El fraude electoral
Si no fuera por las grandes desgracias que causan al país, nuestras elecciones
serían uno de los espectáculos más divertidos que podrían verse en Europa. [...]. Entre
nosotros reina la farsa en toda su desnudez, una farsa completa, especial y exclusiva
de las elecciones españolas; tanto si el sufragio es universal como si es restringido
nunca hay más que un solo y único elector: el ministro de Gobernación. Este con sus
gobernadores de provincia y el innumerable ejército de empleados de todas clases, sin
excluir a los altos dignatarios de la magistratura y el profesorado, prepara, ejecuta y
consuma las elecciones […].
Se confeccionan las listas de electores poniendo algunos nombres reales entre
una serie de nombres imaginarios, y sobre todo nombres de difuntos que en el acto de
votación están representados por empleados subalternos vestidos con trajes civiles para
ir a votar.
[…] los últimos restos de legalidad y de pudor electoral fueron destruidos
precisamente por el partido del señor Sagasta, quien tiene la pretensión de representar
el matiz más liberal de los monárquicos. […] A este partido liberal se debe, sin lugar a
duda, la creación de la Partida de la Porra, que salpicó de sangre las calles de muchas
ciudades que se atrevieron a oponer resistencia a la voluntad de los que dirigían las
elecciones. [...] Desde entonces lo grotesco llegó al extremo de instalar colegios
electorales en el local del Círculo, propiedad del partido dominante, local cuyo acceso
estaba prohibido a los que no eran socios del mismo.

VALENTÍ ALMIRALL, España tal como es, 1886


DECRETO DE ABOLICIÓN DE LOS FUEROS VASCOS
(21 DE JULIO DE 1876)

Art. 1.- Los deberes que la Constitución política ha impuesto siempre a todos los españoles de
acudir al servicio de las armas cuando la ley los llama, y de contribuir en la proporción de sus
haberes a los gastos del Estado, se extenderán, como los derechos constitucionales se
extienden, a los habitantes de las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava del mismo modo que
a los demás de la Nación.

Art. 2.- Por virtud de lo expuesto en el artículo anterior, las tres provincias referidas quedan
obligadas desde la publicación de esta ley a presentar, en los casos de quintas o reemplazos
ordinarios y extraordinarios del ejército, el cupo de hombres que les corresponda con arreglo a
las leyes.

Art. 3.- Quedan igualmente obligadas desde la publicación de esta ley las provincias de Vizcaya,
Guipúzcoa y Álava a pagar, en la proporción que les corresponda y con destino a los gastos
públicos, las contribuciones, rentas e impuestos ordinarios y extraordinarios que se consignen
en los presupuestos generales del Estado. (…)
CIRCULAR DEL MINISTRO DE FOMENTO (OROVIO)
26 DE FEBRERO DE 1875

La libertad de enseñanza de que hoy disfruta el país, y que el Gobierno


respeta, abre a la ciencia ancho campo (…), y a todos los ciudadanos los medios de
educar a sus hijos según sus deseos y hasta sus capricho; pero cuando la mayoría y
casi la totalidad de los españoles es católica y el Estado es católico, la enseñanza oficial
debe obedecer a este principio, sujetándose a todas sus consecuencias. Partiendo de
esta base, el Gobierno no puede consentir que en las cátedras sostenidas por el
Estado se explique contra un dogma que es la verdad social de nuestra patria.

Es, pues, preciso que vigile V. S. con el mayor cuidado para que en los
establecimientos que dependen de su autoridad no se enseñe nada contrario al
dogma católico ni a la sana moral, procurando que los Profesores se atengan
estrictamente a la explicación de las asignaturas que les están confiadas, (…).
Texto: La opinión de Cánovas sobre el sufragio universal
El sufragio universal, que es en sí mismo una malísima institución política,
una institución incompatible con todo ordenado régimen político, y más si ese régimen
es el monárquico, el sufragio universal, aun cuando sea verdad (y sobre todo ha de ser
verdad), es incompatible a la larga con la propiedad individual, con la desigualdad de
las fortunas y con todo lo que no sea un socialismo desatentado y anárquico. El
sufragio universal no puede ser más que un instrumento de socialismo o una farsa vil,
y, en estos últimos tiempos, es, bajo ese título postrero, como he juzgado conveniente
calificarlo. Cualesquiera que sean los peligros y los inconvenientes del sufragio
universal, es inútil discutirlo ahora. ¿Quién piensa, quién ha dicho siquiera que,
después de que en España se haya votado una Iey de sufragio universal, las opiniones
de las muchedumbres, de los pobres, de los que nada tienen, estarán representadas en
las urnas electorales? ¿Hay alguien que sospeche esto siquiera? ¿A qué, pues, discutir
el sufragio universal? Ya he indicado brevemente a qué consecuencias puede llegar ese
sufragio. En otras ocasiones lo he discutido; y, si llegara el caso, como simple tema
académico, podría discutirlo de nuevo.
A.CÁNOVAS DEL CASTILLO, 8 de noviembre de 1888
LAS BASES DE MANRESA

Poder central
- Las relaciones internacionales.
- El ejército (…)
- Las relaciones económicas (…)
- La formación del presupuesto anual de gastos.

Poder regional
-La lengua catalana será la única que, con carácter oficial, podrá utilizarse en Cataluña
(…)

-Sólo los catalanes, lo sean por nacimiento o por virtud de naturalización, podrán
desempeñar en Cataluña cargos públicos, (…)

-Cataluña será la única soberana de su gobierno interior. (…)

- La enseñanza pública, en sus diferentes ramas y grados, tendrá que organizarse de


una manera adecuada a las necesidades y carácter de la civilización de Cataluña.

Manresa, 27 de marzo 1892. - El Presidente,


El bizkaino es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el español es
corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos. Preguntádselo a
cualquier contratista de obras y sabréis que un bizkaino hace en igual tiempo tanto
como tres maketos juntos. El bizkaino es laborioso (ved labradas sus montañas hasta la
cumbre); el español, perezoso y vago (contemplad sus inmensas llanuras desprovistas
en absoluto de vegetación). […]
El bizkaino no vale para servir, ha nacido para ser señor («etxejaun»); el
español no ha nacido más que para ser vasallo y siervo […].
El bizkaino degenera el carácter si roza con el extraño; el español necesita de
cuando en cuando una invasión extranjera que le civilice. […]
El bizkaino es digno, a veces con exceso, y si cae en la indigencia, capaz de
dejarse morir de hambre antes de pedir limosna [...]; el español es bajo hasta el colmo,
y aunque se encuentre sano, prefiere vivir a cuenta del prójimo antes que trabajar […].
El aseo del bizkaino es proverbial (recordad que, cuando en la última guerra
andaban hasta por Nabarra, ninguna semana les faltaba la muda interior completa que
sus madres y hermanas les llevaban recorriendo a pie la distancia); el español apenas
se lava una vez en su vida y se muda una vez al año. […]
Oídle hablar a un bizkaino y escucharéis la más eufónica, moral y culta de las
lenguas; oídle a un español y si solo le oís rebuznar podéis estar satisfechos, pues el
asno no profiere voces indecentes ni blasfemias. […]
Por último, según la estadística, el noventa y cinco por ciento de los crímenes
que se perpetran en Bizkaya se deben a mano española, y de cuatro de los cinco
restantes son autores bizkainos españolizados.
SABINO ARANA, ¿Qué somos?
Texto: Tratado de paz entre España y Estados Unidos de América
S. M. la Reina Regente de España, en nombre de su augusto hijo D.
Alfonso XIII, y los Estados Unidos de América, deseando poner término al
estado de guerra hoy existente entre ambas naciones […] Previa discusión de
las materias pendientes han convenido en los siguientes artículos:
1.º España renuncia a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba. En
atención a que dicha isla, cuando sea evacuada por España, va a ser ocupada
por los Estados Unidos […].
2.º España cede a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y las demás que
ahora están bajo su soberanía en las islas Occidentales y la isla de Guam en
el archipiélago de las Marianas o Ladrones.
3.º España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido por Islas
Filipinas […] los Estados Unidos pagarán a España la suma de veinte millones
de dólares dentro de los tres meses después del canje de ratificaciones del
presente Tratado.
4.º Los Estados Unidos, durante el término de diez años a contar desde el
canje de ratificación del presente Tratado, admitirán en los puertos de las Islas
Filipinas los buques y mercancías españolas, bajo las mismas condiciones que
los buques y mercancías de los Estados Unidos […].
1898
No es, no es nuestra forma de gobierno un régimen parlamentario, viciado por
corruptelas y abusos, según es uso entender, sino, al contrario, un régimen oligárquico,
servido, que no moderado, por instituciones aparentemente parlamentarias. O, dicho de
otro modo, no es el régimen parlamentario la regla, y excepción de ella los vicios y las
corruptelas denunciadas en la prensa y en el Parlamento mismo durante sesenta años;
al revés, eso que llamamos desviaciones y corruptelas constituyen el régimen, son la
misma regla […]
Nos enseña, en primer lugar, que el problema de la libertad, que el problema
de la reforma política no es el problema ordinario de un régimen ya existente, falseado
en la práctica, pero susceptible de sanearse con depurativos igualmente ordinarios, sino
que es un hecho, y positivamente, todo un problema constitucional de cambio de forma
de gobierno; que se trata nada menos que de una revisión del movimiento
revolucionario de 1868, y, más aún, de la revolución misma de todo el siglo XIX,
respuesta al estado del problema.
Nos enseña, en segundo lugar, que mientras esa revolución no se haga, que
mientras soportemos la actual forma de gobierno, será inútil que tomemos las leyes en
serio, buscando en ellas garantía o defensa para el derecho. […]
Oligarcas y caciques constituyen lo que solemos denominar clase directora o
gobernante, distribuida o encasillada en «partidos». Pero aunque se lo llamemos, no lo
es; si lo fuese, formaría parte integrante de la Nación, sería orgánica representación de
ella, y no es sino un cuerpo extraño.
Joaquín Costa, Oligarquía y caciquismo, 1901
Texto: Tras el desastre
Monárquicos, republicanos, conservadores, liberales, todos los que tengan algún interés en
que este cuerpo nacional viva, es fuerza se alarmen y preocupen con tal suceso. Las turbulencias se
encauzan; las rebeldías se reprimen; hasta las locuras se reducen a la razón por la pena o por el
acertado régimen; pero el corazón que cesa de latir y va dejando frías e insensibles todas las regiones
del cuerpo, anuncia la descomposición y la muerte al más lego.
La guerra con los ingratos hijos de Cuba no movió una sola fibra del sentimiento popular.
Hablaban con elocuencia los oradores en las Cámaras de sacrificar la última peseta y derramar la
postrer gota de sangre... de los demás; obsequiaban los Ayuntamientos a los soldados, que saludaban y
marchaban sumisos, trayendo a la memoria el Ave César de los gladiadores romanos; sonaba Ia marcha
de Cádiz; aplaudía la prensa, y el país, inerte, dejaba hacer. Era, decíamos, que no interesaba su alma
en una lucha civil, una guerra contra la naturaleza y el clima, sin triunfos y sin derrotas.
Se descubre más tarde nuestro verdadero enemigo; lanza un reto brutal; vamos a la guerra
extranjera; se acumulan en pocos días, en breves horas, las excitaciones más vivas de la esperanza, de
la ilusión, de la victoria, de las decepciones crueles, de los desencantos más amargos, y apenas si se
intenta en las arterías del Suizo y de las Cuatro Calles una leve agitación por el gastado procedimiento
de las antiguas recepciones y despedidas de andén de los tiempos heroicos del Sr. Romero Robledo.
Se hace la paz, la razón la aconseja, los hombres de sereno juicio no la discuten; pero ella
significa nuestro vencimiento, la expulsión de nuestra bandera de las tierras que descubrimos y
conquistamos; todos ven que alguna diligencia más en los caudillos, mayor previsión en los Gobiernos
hubieran bastado para arrancar algún momento de gloria para nosotros, una fecha o una victoria en la
que descansar de tan universal decadencia y posar los ojos y los de nuestros hijos con fe en nuestra
raza; todos esperaban o temían algún estremecimiento de la conciencia popular; solo se advierte una
nube general de silenciosa tristeza que presta como un fondo gris al cuadro, pero sin alterar vidas, ni
costumbres, ni diversiones, ni sumisión al que, sin saber por qué ni para qué, Ie toque ocupar el
Gobierno.
FRANCISCO SILVELA, «Sin pulso», El Tiempo, 16 de agosto de 1898
Si el ejército ha tenido culpabilidad, ha sido en tan corto grado, que si
esa culpabilidad ha existido, realmente, no ha sido de los jefes y oficiales que
allí, [en Cuba y Filipinas] se han batido, sino de los que han dirigido al ejército
allí o aquí […].

Las elecciones de Diputados y Senadores se hacen con coacciones,


como se han hecho esta última vez [se refiere a los comicios a Cortes de abril
de 1899, celebrados a raíz de la formación del gobierno conservador de Silvela
y Polavieja], y se han hecho siempre desde que existe sufragio universal,
realmente no se trae aquí [a las Cortes] la genuina expresión del país; y en
prueba de ello, obsérvense las palpitaciones de la opinión pública, por lo que
han expuesto las Cámaras de Comercio, las Cámaras Agrícolas y lo que los
pueblos han venido pidiendo a voz en grito, es decir, economías.

Intervención del general Valeriano Weyler.


Diario de Sesiones de las Cortes, Senado, 26 de julio de 1899

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