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Introducción

¡Dios Está Trabajando!


“Yo profeticé, tal como el Señor me lo había ordenado, y el aliento de vida entró
en ellos; entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie.
¡Era un ejército numeroso!”
Ezequiel 37:10

¡AL LLEGAR EL NUEVO DÍA, escuchando los sonidos de un ejército que


avanza! No es la marcha de una congregación que continúa jugando “a ser iglesia” como
siempre lo ha hecho antes. Los sonidos que percibo son los de aquellas personas que
marchan al redoble de un tambor diferente. Son las personas innovadoras, la que están
dispuestas a asumir riesgos, aquellas que ansían la aventura. Comprenden que han sido
llamadas, que se les han impartido dones espirituales y que son guiadas por Dios. Estas
personas son los clérigos y los líderes laicos. Es un grupo creciente de nuevas personas
inmersas en un nuevo movimiento. Son un ejército nuevo de líderes de NuevoInicio,
ReInicio, ReEnfoque e Iglesias Madre y los líderes de judicatura que les sirven.
Los líderes de este nuevo ejército son diferentes de los demás. En muchos
aspectos son de una clase distinta. No son de los que se consiguen a peso la docena, sino
que son un grupo creciente de personas importantes para la salud y multiplicación a largo
plazo de la iglesia de Cristo. Tienen un conjunto de dones espirituales que Dios les ha
otorgado exclusivamente con el propósito de multiplicar los puntos de entrada al Reino
de Cristo a través de fundar, reenfocar, patrocinar y crear el ambiente propicio para la
salud y multiplicación de la iglesia.
Estas personas, descontentas con el status quo y la rutina tradicional de la iglesia,
sienten la misma urgencia que ardía en el corazón del apóstol Pablo: “En efecto, mi
propósito ha sido predicar el evangelio donde Cristo no sea conocido, para no edificar
sobre fundamento ajeno” (Ro. 15:20). Cuando se funda, reenfoca o patrocina una nueva
iglesia, la misma motivación del apóstol Pablo está presente: alcanzar a las personas que
no conocen a Cristo.
Otra característica de este nuevo ejército es que entienden que muchas veces su
obra pasa desapercibida. Cuando el evangelio hizo su gran avance en le libro de los
Hechos, unos gentiles (hombres de Chipre y Cirene) fueron a Antioquía a hablar con los
griegos acerca de Jesús (Hechos 11:20). Todos hemos escuchado acerca de Pablo y
Bernabé que fueron enviados desde Antioquía como los primeros líderes fundadores de
iglesias (Hechos 13:2-3). Antioquía fue la primera iglesia madre en el Nuevo Testamento
y fue la que originó el movimiento de fundar iglesias de la fe cristiana. ¿Pero se ha
preguntado quién empezó la iglesia en Antioquía? En la Biblia, ni siquiera se nos dan sus
nombres. Pero sabemos que “el poder del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó
y se convirtió al Señor”, de tal modo que la iglesia en Jerusalén envió a Bernabé a
indagar qué estaba ocurriendo (Hechos 11:21-22).
Siempre que empieza un movimiento de salud y multiplicación de la iglesia,
siempre hay un grupo de personas que trabajan tras bastidores. No reciben mucho crédito
ni reconocimiento por su labor. pero cuando estén en el cielo escucharán a nuestro
Salvador decirles: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel!” (Mt. 25:21). Para estas personas,
eso será más que suficiente porque el propósito principal en sus vidas es dar la gloria a
Dios y no a sí mismas.
Sea que hablemos cara a cara con una persona o que leamos un libro de alguien,
después de que pasamos un tiempo con esa persona y entendemos su manera de pensar,
descubriremos sus actitudes, su espíritu y su corazón. Pablo nos instruye: “En
conclusión...háganlo todo para la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus
manos” (Sal. 19:1). Cuando una persona exalta su propia gloria, comete pecado. Pablo
escribió: “pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios” (Ro. 3:23).
Buscar nuestra propia gloria antes que la gloria de Dios es algo que puede ocurrir
fácilmente, aún a los líderes en la iglesia de Dios. Esto sucede cuando nuestro deseo de
ser admirados o de recibir reconocimiento se torna más fuerte que nuestra pasión de
ofrecer la gloria a Dios. Somos librados de “pecar a sabiendas” para estar “libres de
culpa” (Sal. 19:13) cuando avivamos “la llama” (2 Ti. 1:6) de nuestro deseo de que solo
Dios sea glorificado.
El anhelo más profundo de Jesús era el de dar la gloria a Dios. La noche antes de
que Jesús muriera, El oró a su Padre: “Yo te he glorificado en la tierra, y he llevado a
cabo la obra que me encomendaste” (Juan 17:4). Pablo reafirma este enfoque cuando
escribe: “Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o
pedir... ¡a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por
los siglos de los siglos! Amén.” (Ef. 3:20-21). En nuestro trabajo como líderes
denominacionales o de judicatura en iglesias de NuevoInicio, ReInicio, ReEnfoque o
Iglesias Madre, debemos recordar que es la obra de Dios y no la nuestra. ¡El propósito
esencial de la vida y de la iglesia es dar la gloria a Dios!
Este es un libro acerca de la salud y multiplicación de la iglesia. Hablaremos
frecuentemente de judicaturas y fraternidades, así que permítanme definir estos
conceptos.

Judicatura: es un término genérico usado para describir las estructuras organizacionales


de varias denominaciones (v.g., conferencias, distritos, sínodos, presbiterios,
convenciones, diócesis, asociaciones, regiones, etc.) Aún cuando las políticas son
diferentes entre las familias denominacionales, todas las denominaciones se componen de
una colección de judicaturas.

Fraternidades: es un término usado para describir los cientos de grupos eclesiásticos


informales y adenominacionales que están unidos en el ministerio a través de relaciones
más que de políticas eclesiásticas.

La salud de la iglesia y la multiplicación de la iglesia son la prioridad principal de


numerosas judicaturas, denominaciones y fraternidades a través de Norteamérica.
Cuantiosos libros se han escrito acerca de la estrategia y estructura de la salud de la
iglesia. Se ha desarrollado también un abundante número de programas que resaltan el
empezar nuevas iglesias, reiniciar iglesias, reenfocar congregaciones locales y patrocinar
nuevas iglesias. Estas son “especialidades” de la nueva iglesia que han emergido mientras
que la iglesia continúa encontrando mejores formas de cumplir la misión de Dios en el
mundo.
Debemos proveer entrenamiento especializado de alta calidad a los líderes
eclesiásticos que cumplen asignaciones especializadas. La premisa de este libro, sin
embargo, es que para lograr todo esto, para lograr la salud y la multiplicación de la
iglesia en las judicaturas, denominaciones y fraternidades, necesitamos asumir un
enfoque diferente.
Cualquier movimiento de salud y multiplicación de la iglesia que sea iniciado
dentro de una judicatura o fraternidad requiere de líderes eclesiásticos que trabajen mano
a mano. También es importante el deseo de que se inicie un movimiento, los recursos
requeridos y el ambiente apropiado que se fomenta entre las iglesias existentes. Cómo
lograr esto es el asunto principal que debemos tratar.
Hemos aprendido que todo se inicia con la manera en que piensa una judicatura o
fraternidad y con lo que creen colectivamente acerca de la iglesia. Muchos cristianos de
los Estados Unidos y aún los líderes de las iglesias actúan con un entendimiento bíblico
impreciso acerca de la iglesia. Muchos no aman la iglesia como Jesús la ama. Insistimos
en que se debe asumir una actitud diferente si queremos que se inicie y se mantenga a
largo plazo cualquier movimiento de salud y multiplicación de la iglesia. Todo empieza
con una clara enseñanza acerca de la naturaleza de la iglesia.
Dios es glorificado y Su misión en el mundo avanza grandemente cuando los
grupos de cristianos unen sus esfuerzos en el nombre del Señor para cumplir con la tarea
de expandir Su iglesia. cuando la iglesia de Dios disfruta estar en unidad y con una
agenda en armonía ¡se vuelve imparable! David escribe: “Mirad cuán bueno y cuán
agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía” (Sal. 133:1, LBLA). “El Señor
concede bendición y vida eterna” (Sal. 133:3). Un asunto clave relacionado a la salud y la
multiplicación de la iglesia es poder elaborar una agenda en armonía. ¿Qué significa
agenda en armonía? Permítanme explicarles el significado de estas dos palabras.

Agenda: “es un plan o bosquejo de las cosas que deben realizarse.”

Armonía: “es una disposición unificada de las partes que produce paz interna.”

Agenda en armonía ocurre cuando los miembros de una congregación local,


judicatura, denominación o fraternidad trabajan juntos por un objetivo común, con un
propósito en común y en un mismo espíritu.
El apóstol Pablo sabía de la importancia de la agenda en armonía dentro de la
iglesia y escribió: “Si sienten... algún compañerismo en el Espíritu... llénenme de alegría
teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento” (Fil. 2:1-2).
Cuán bueno y cuán delicioso es que una iglesia local, judicatura o fraternidad tenga
cuatro características:
1) que tengan un mismo parecer,
2) que tengan un mismo amor,
3) que sean uno en espíritu y
4) que tengan un mismo propósito.
Sostenemos que de parte de Dios esto no es una sugerencia o una opción. “El
Señor concede bendición y vida eterna” (Sal. 133:3), solo donde hay unidad y agenda en
armonía, Veremos a las personas perdidas y lastimadas llegar a Jesucristo solo en la
iglesia cuyos miembros tengan un mismo espíritu y un mismo amor. Solo cuando las
iglesias locales, judicaturas o fraternidades “lleguen a esta unidad perfecta es que el
mundo conocerá” (Juan 17:23) a la iglesia de Cristo tal como Él quiso que fuéramos. Más
importante que la unidad estructural es la unidad espiritual.
Por causa de la iglesia que Jesús ama, instamos a todo líder de la iglesia a que se
esfuerce “por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.” (Ef. 4:2).
Unidad en el Espíritu no quiere decir que voy a actuar en independencia práctica y hacer
las cosas a mi manera. La salud y la misión de la iglesia de Dios empiezan en mi propia
iglesia local. Pero al mismo tiempo, es mucho más grande que mi iglesia local. Lo que
está en juego es la salvación de nuestro planeta. No se trata solo de nosotros mismos.
Dios dice que una combinación de unidad y de agenda en armonía es la única manera de
crear un ambiente espiritual que consistentemente guíe a muchas personas a la fe y a la
vida eterna. Una multiplicación saludable de la iglesia requiere de agenda en armonía
entre las congregaciones locales y las judicaturas o fraternidades de las que forman parte.
Deseo que las siguientes cuatro ideas moldeen el espíritu de este libro: 1) Dios
está trabajando en la formación de un nuevo ejército de líderes eclesiásticos. 2) Gran
parte de la obra de estos líderes pasará desapercibida. 3) Su propósito principal es dar la
gloria a Dios. 4) Se requiere de una agenda en armonía para que las bendiciones de Dios
sean derramadas sobre una iglesia local, una judicatura, denominación o fraternidad.
Las discusiones sobre salud y multiplicación de la iglesia conducen
inmediatamente a una discusión sobre estrategias. Este libro presentará algunas lecciones
claves que hemos aprendido en cuanto a la estrategia efectiva. Necesitamos estrategia
efectiva. Necesitamos estrategias sólidas para comenzar nuevas iglesias, reiniciar
iglesias, reenfocar iglesias o patrocinar nuevas iglesias. Pero estamos aprendiendo que no
importa cuan buena sea la estrategia, esta nunca producirá el impacto que esperamos a
menos que cultivemos agenda en armonía.
Una iglesia saludable, sea nueva, reiniciada, reenfocada o patrocinada, nunca
llegará a serlo a menos que los líderes de esa iglesia sean capaces de crear una agenda en
armonía. Obtener una agenda en armonía bíblica es en lo que fallan muchos líderes de
iglesias locales y de judicaturas. Una agenda en armonía notable nunca se logra por el
uso de estrategias. Esta solo se obtiene al usar y al aplicar las Escrituras. Se obtiene a
través de la obra del Espíritu Santo quien es el que crea y sostiene la iglesia. Requiere de
personas que tengan un claro entendimiento espiritual de la iglesia. Los líderes de la
iglesia deben recordar siempre que el poder y los resultados espirituales que necesitamos
para realizar la obra de Dios nunca tendrán su fundamento en la estrategia, aunque esta
sea muy importante. El poder espiritual y los resultados espirituales vienen a través del
Espíritu Santo y del uso de las Escrituras. Es la Escritura, no la estrategia, lo que suaviza
el corazón de las personas, permite elaborar la agenda en armonía y produce la
transformación en las vidas de las personas.
Este libro ha sido estructurado en cuatro partes. En la primera parte hablamos de
los fundamentos bíblicos y prácticos del movimiento de salud y multiplicación de la
iglesia. Lo que creemos impacta profundamente nuestras conductas. La segunda parte
detalla las lecciones que estamos aprendiendo para ayudar en el lanzamiento y
preservación de los movimientos de salud y multiplicación de la iglesia. La tercera parte
describe los detalles de la Multiplicación Integral y Saludable de la Iglesia y la realidad
de que no es solo una cosa, sino la elaboración de sistemas saludables lo que guía a la
salud de la iglesia local, judicatura o denominación. La parte cuatro explica cómo
podemos avivar el movimiento de salud y multiplicación de la iglesia en el lugar en que
sirvamos.
Mi oración es que después de que usted haya leído Enamórese de la Iglesia,
aprenda a ver y a amar la iglesia como Jesús lo hace. Él literalmente “se entregó a sí
mismo por ella” (Ef. 5:25). Él espera que hagamos lo mismo. Compartan con nosotros lo
que empiece a suceder en sus esfuerzos por lograr la salud y multiplicación de la iglesia.
Envíennos un correo electrónico con la historia de lo que Dios está haciendo a través de
usted a KCOffice@NewChurchSpecialties.org Nuestro deseo es que Dios tome estas
páginas y las use para la salud y multiplicación de su iglesia, hasta que “así como las
aguas cubren los mares, así también se [llene] la tierra del conocimiento de la gloria del
Señor” (Hab. 2:14) y “El reino del mundo [haya] pasado a ser de nuestro Señor y de su
Cristo, y él [reine] por los siglos de los siglos” (Ap. 11:15). Nuestras oraciones están con
ustedes.

---- Larry McKain, Director Ejecutivo


Especialidades Iglesia Nueva

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