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La investigación fortalece el progreso social de Bogotá

Cuando me fueron presentados los resultados básicos del V Censo de habitantes de la calle en
Bogotá durante uno de los Consejos de Gobierno del mes de agosto de 2008, me llamaron la
atención tanto los hallazgos como los esquemas de trabajo que permitieron su obtención.
Quiero por consiguiente prologar la publicación de estos resultados con unos breves
comentarios al respecto, considerando que la realización de estudios innovadores, por un
lado, y el compromiso político e institucional de la Alcaldía Mayor y de las demás entidades
del Distrito con la promoción y facilitación de la investigación académica, por otro lado, son
fundamentales para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.

En relación con los habitantes de la calle de la ciudad, los resultados del censo nos revelan uno
de los efectos más indeseables de la deuda social acumulada que tiene la ciudad. La gran
mayoría de estas personas que hoy residen en la calle provienen de contextos sociales de
pobreza y exclusión, han desertado del sistema educativo tempranamente y los hogares de los
que hacen parte han padecido frecuentemente rupturas y experimentado violencia
intrafamiliar.

Esto ratifica que la senda del reconocimiento, restablecimiento y garantía de los derechos
individuales y colectivos por la cual está transitando la ciudad bajo mi administración es
necesaria e indispensable para prevenir, entre otras cosas, que más personas lleguen a la calle
y se queden a vivir en ella. Bogotá requiere continuar trabajando en la dimensión social,
realizando las inversiones que afectan las experiencias cotidianas de las personas, de lo
contrario, el desarrollo económico y los nuevos horizontes de progreso y modernidad seguirán
al alcance de unos pocos y provocarán que otros tantos caigan en el extremo de la indigencia.

Los hallazgos también nos ayudan a entender mucho mejor lo que ocurre con estos
ciudadanos, por lo que debemos estar dispuestos a rediseñar y ajustar permanentemente los
modelos de atención e inclusión social que les ofrecemos. Así, por ejemplo, el censo logró
determinar que quienes hacen parte de esta población llevan habitando las calles más de la
mitad de sus vidas o por lo menos proporciones muy significativas de ésta.

Comprobó también una tendencia de envejecimiento de la población durante los últimos diez
años y logró exponer una compleja gama de razones para que estas personas inicien su vida en
calle y “decidan” en parte continuar en ella. Existen otros datos muy interesantes, como los
que exponen la vida solitaria que llevan la mayoría, las relaciones complejas que sostienen en
su actual condición con familiares e instituciones –si acaso las tienen– y, por primera vez, una
serie de datos muy reveladores sobre las experiencias de victimización y de compromiso en
actos delictivos, así como una información muy completa sobre las prácticas de consumo de
sustancias psicoactivas y sobre su probable estado de salud física y mental.

Este conjunto de conocimientos, como pudimos discutirlo en su momento con el investigador


principal, no serían del todo útiles si al mismo tiempo no pudiésemos crear unas categorías
generales de la población que a su vez nos permitieran determinar métodos y terapias
específicas para cada categoría de habitante de la calle. Al fin y al cabo, nada más alejado de
los hechos que creer que el problema de los habitantes de la calle está exclusivamente
relacionado con el abuso de sustancias psicoactivas, la indigencia o la violencia. De ahí que
considere que estos resultados cumplen con el objetivo primordial de crear nuevas
perspectivas, despejar dudas y suscitar nuevos interrogantes.

Por otro lado, me sorprendió gratamente saber que el diseño y ejecución del censo fue el
resultado del trabajo entre dos entidades de la Administración Distrital, como que recibió
además un premio internacional en un evento académico en Brasil por la calidad de su
propuesta y ejecución metodológica. Los anteriores censos de esta población habían sido
liderados por entidades como el Dane y la Universidad Nacional con el acompañamiento
técnico del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON), pero en
esta ocasión, la responsabilidad de su realización recayó exclusivamente en la Secretaría
Distrital de Integración Social y el IDIPRON, bajo la conducción académica del Centro de
Investigación del mismo IDIPRON.

Nuestro Plan de Desarrollo: “Bogotá Positiva: para vivir mejor”, contempla el programa
“Bogotá sociedad del conocimiento”, mediante el cual mi administración busca: “Consolidar
una sociedad del conocimiento en la que las capacidades científicas, el avance tecnológico, la
investigación y la innovación contribuyan al desarrollo social y económico del territorio, con
criterios de inclusión y equidad”. El esquema de trabajo y de coordinación institucional que
dio lugar al V Censo de habitantes de la calle demuestran que el gobierno distrital se
encuentra trabajando para materializar las metas que nos ayudarán a transformar a Bogotá en
una sociedad productora y consumidora de conocimientos, gracias a nuestro compromiso con
el fortalecimiento de las capacidades de producción científica de la propia administración de
la ciudad, el impulso de la investigación académica y la búsqueda de soluciones a las
dificultades que nos estén impidiendo por ahora contar con conocimientos de calidad y
orientados hacia la generación de ideas innovadoras en todos los campos.

No tenemos duda pues que podemos conseguir con mayor celeridad las metas de inclusión y
equidad cuando nuestras decisiones se basan en conocimientos, producidas por nuestros
investigadores y discutidas y enriquecidas con pares académicos del plano nacional e
internacional.

SAMUEL MORENO ROJAS


Alcalde Mayor de Bogotá D.C.

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