Professional Documents
Culture Documents
1
sino que una es desarrollo de la otra. Sólo existe la “Materia”, pero ésta está en proceso de
“Espiritualización”.
Este texto es muy significativo: está tomado de su libro La Energía Humana y dice así:
“No hay en el Mundo ni Espíritu ni Materia: la “Trama del Universo” es el Espíritu-Materia.
Ninguna sustancia, aparte de ésta, podría producir la molécula humana”.
1
P. TEILHARD DE CHARDIN. El Corazón de la Materia (1950), Editorial Sal Terrae, Santander, 2002, pág. 16. Ver
también L.SEQUEIROS, Teilhard en mi corazón. Bubok publ, 2010, www.metanexus.bubok.com
2
P. TEILHARD DE CHARDIN. El Corazón de la Materia (1950), Editorial Sal Terrae, Santander, 2002, pág. 20.
2
Teilhard, enfrenta, como buen dialéctico, científico y metafísico, nacido en el rigor de
la escolástica, lo Necesario a partir de lo Contingente, lo General a partir de lo particular y lo
Natural a partir de lo Artificial.
Y concluye: “comencé, sin darme cuenta, a acceder verdaderamente al Mundo...3.
Aquello fue cuando él contaba aproximadamente con 9 ó 10 años de edad. Y sigue: “Más
adelante, cuando estudiara Geología (...) lo que me ha llevado irresistiblemente (aún a
expensas de la Paleontología) al estudio de las grandes masas eruptivas y de los zócalos
continentales, no es sino una necesidad de mantener contacto (un contacto de comunión) con
una especie de raíz, o de matriz, universal de los seres”.
Continúa: “Durante cerca de 20 años de mi vida encuentro claramente en mis
recuerdos las huellas ininterrumpidas de esta transformación profunda”. Sigue con
excelentes párrafos, incluso poéticos, en un sentido amplio, de su vida íntima, pero con un
sesgo muy profesional o vocacional: la ciencia como vocación irrenunciable.
Y su reflexión se resume en este texto: “yo siempre había admirado dócilmente hasta
entonces (...) una heterogeneidad de fondo entre Materia y Espíritu, Cuerpo y Alma,
Inconsciente y Consciente: dos ‘sustancias’ de naturaleza distinta, dos ‘especies’ de Ser
incomprensiblemente asociadas en el Compuesto vivo, respecto de las cuales era preciso
mantener a cualquier precio, se me aseguraba, que la primera (mi divina Materia) no era
sino la humilde sierva (por no decir la adversaria) de la segunda, encontrándose ésta (es
decir, el Espíritu) reducida a mis ojos, por este mismo hecho, a no ser más que una Sombra
que había que venerar por principio, pero por la cual (emotiva e intelectualmente hablando)
yo no experimentaba en realidad ningún interés vivo. Júzguese en consecuencia, mi
impresión interior de liberación y júbilo cuando, con mis primeros pasos, aún vacilantes, por
un Universo ‘evolutivo’ constataba que el dualismo en el que se me había mantenido hasta
entonces se disipaba como la niebla ante el sol naciente. Materia y Espíritu, no dos cosas,
sino dos estados, dos rostros de una misma Trama cósmica, según se la vea, o se la
prolongue...”4.
Este texto de Teilhard conviene leerlo despacio, sentirlo dentro e intentar comprender
el sentido universal, más allá de una religión concreta, de la experiencia de sentir el latido del
Espíritu bajo la aparentemente ruda coraza de la Materia.
Leandro Sequeiros lsequeiros@probesi.org
3
P. TEILHARD DE CHARDIN. El Corazón de la Materia (1950), Editorial Sal Terrae, Santander, 2002, pág. 21.
4
P. TEILHARD DE CHARDIN. El Corazón de la Materia (1950), Editorial Sal Terrae, Santander, 2002, pág. 28.