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MANIFIESTO PROGRESISTA

Toda victoria se convierte en derrota, si no es el comienzo de una nueva lucha.

Hace poco lo arriesgamos todo por un Chile más moderno, justo y próspero, e hicimos historia reuniendo
a cientos de miles de mujeres y hombres de todas las edades y condición social, en torno al proyecto
programático más progresista y audaz desde el regreso de la democracia, liderados por un grupo de
personas que cree que un mundo mejor es posible y que el futuro comienza ahora. Convencidos que sólo
el trabajo permanente y cotidiano permitirá alcanzar nuestros objetivos y la convicción que toda victoria se
convierte en derrota si no es en el inicio de una nueva lucha por la transformación de nuestro país en una
sociedad de iguales en derechos, responsabilidades y oportunidades.

Chile requiere una profunda y significativa renovación cultural, económica, social y política. Nos duele
nuestro país que se haya vuelto cada vez más un fragmentado mapa de discriminaciones sociales,
culturales, sexuales, etarias, entre otras. Donde los intereses de los menos se imponen sobre las
mayorías, en un diseño evidente que se muestra sin rostro, sin tonos y sin reflexión.

Queremos con este Manifiesto invitar a todas y todos quienes se sientan convocados por él, a crear y
ampliar y difundir los espacios donde la ciudadanía pueda efectivamente expresarse libre, individual, y
colectivamente, sin miedos generar un proceso de transformación de nuestra sociedad, que nos permita
conducir a Chile por caminos más tolerantes, justos y modernos.

Buscamos acercar el quehacer político a las realidades de la vida cotidiana de los ciudadanos y superar
definitivamente el binomio Concertación-Alianza. Invitamos sin exclusiones a todos y todas a realizar
juntos ese tránsito, donde la libertad no se transforme en una apariencia que sea aprovechada sólo para
los hábitos de consumo. Donde la igualdad deje de ser un mero slogan para mantener las cosas como
están, y donde la fraternidad y el cariño, tan necesarios en las relaciones humanas, sean la base de todos
nuestros proyectos políticos.

Nuestro país, luego de una elección donde triunfó una mirada conservadora, conocida y estática de la
sociedad Chilena, se ve cada día más amenazada por el aumento de la influencia e injerencia política de
los grandes grupos económicos. Sin embargo, al mismo tiempo, cuando recorremos Chile constatamos el
surgimiento de un nuevo tipo de liderazgo en los ciudadanos que demandan una fuerza política que
tenga voluntad real, que tenga el coraje necesario, la audacia y el compromiso de asumir los temas
pendientes y los de futuro de nuestra joven democracia, renovando nuestra capacidad dormida y tantas
veces acallada de soñar y conseguir un Chile generosamente progresista.
Promoveremos un nuevo lenguaje y nuevas formas. Y a diferencia de las dos coaliciones que han
gobernado los últimos 20 años, lucharemos sin reposo, porque los chilenos nos hemos ganado el
derecho a navegar sobre un mar de amplias libertades. Sin embargo, sabemos que nuestro país necesita
una mayor democracia, más prosperidad para todos, más igualdad y solidaridad, más integración con los
pueblos del mundo y particularmente con nuestra región. Necesitamos un país de todos y para todos,
construido con la imaginación y el esfuerzo de cada uno de las chilenas y chilenos, y comunidad
organizada, fiscalizadora, que sospeche de los discursos del poder sin abandonar nunca el optimismo y la
voluntad de cambio.

Muchos pensaron erróneamente que todo lo anterior ya se había conseguido, pero el terremoto de fines
de febrero dejó nuevamente al descubierto nuestra gran fractura social: la precariedad en la que viven
miles de chilenos, la desigualdad en su cara más dura y cruda. Fue misión de los gobiernos de la
Concertación -antes denominados progresistas- enfrentar dicha fractura. Lo intentaron, con éxitos y
fracasos, durante veinte años y, sin embargo, esa tarea es más urgente todavía. La equidad tan anhelada
por todos es aún un tema pendiente.

Nuestro movimiento, nuestro ideario, nuestro naciente Partido, será quien enfrente esta tarea inconclusa
que dejaron los gobiernos de la Concertación porque, difícilmente, será ésa la hoja de ruta del gobierno
de derecha. Nada en sus planteamientos por ahora los conduce a aquello.

El 13 de diciembre de 2009, la candidatura de Marco Enríquez-Ominami obtuvo una victoria histórica,


removiendo la camisa de fuerza de las dos coaliciones que han monopolizado el poder por décadas.
Junto a él surgió un nuevo movimiento capaz de interpretar los anhelos de cambio de mucho más que el
20% de chilenos que votaron por él, al estar inscritos en los registros electorales.

Junto a Marco, emergió una nueva fuerza social y política sustentada en un progresismo amplio, basada
en un verdadero esfuerzo programático y, apoyado en la audacia y autenticidad de su ideario que recorrió
el país. Pero una candidatura y un comando no son un liderazgo ni una fuerza política suficiente. El fin de
la campaña presidencial del 2009 es solo el comienzo de una nueva épica, de una ética de la convicción
junto a una ética de la responsabilidad. No le tenemos miedo a los errores, ni a las contradicciones, sí le
tememos a la inercia y a las lógicas patrimoniales que inspiran a los políticos del pasado que hoy copan
la agenda pública.

Es cierto, no tenemos poder institucional representado en el parlamento ni en el gobierno, pero en cambio


tenemos sueños, convicciones, vocación de mayoría y voluntad de poder. Entendemos la política como
una acción ética y no como una técnica del poder y, justamente por eso, tenemos ideas y un programa
que realizar.
Estamos todas y todos invitados a construir una fuerza progresista, fraterna y libertaria para seguir
cambiando Chile. La invitación es perentoria porque estamos convencidos de que el futuro se decide hoy.
Por eso ya hemos comenzado a recorrer este nuevo camino multiplicando este texto, nuestras
convicciones y nuestros sueños.

¡¡ Adelante, adelante, con todas las fuerzas de la historia!!

Comité iniciativa pro partido.

www.chilecambio.cl

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