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Junio, 2003
Este Proyecto de Título fue parcialmente financiado por el Proyecto FDI – CORFO 00C7AT –
12 “Introducción, Caracterización y Evaluación Productiva de Nuevos Portainjertos de
Duraznero y Nectarino para Chile”
AGRADECIMIENTOS
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1. RESUMEN………………………………………………………………………...... 1
2. INTRODUCCIÓN...................................................................................................... 2
3. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA................................................................................. 4
4. MATERIALES Y MÉTODOS……………………………………...……………… 38
5. RESULTADOS Y DISCUSIÓN……………………………………………………. 40
6. CONCLUSIONES………………………………………………...……………..….. 46
7. BIBLIOGRAFÍA…………………………………..………………………………… 47
8. ANEXO......................................................................................................................... 63
INDICE DE TABLAS
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Dentro de los problemas del replante, la acción de los residuos y exudados vegetales
sobre el desarrollo de la nueva plantación, lo que se conoce como Alelopatía, juega un rol
clave. En especies de Prunus la alelopatía es desencadenada principalmente por los glucósidos
cianogénicos amigdalina y prunasina y los productos de su degradación en el suelo, el cianuro
y el benzaldehído. Las teorías que fundamentan su origen establecen un importante potencial
de defensa vegetal contra herbívoros.
Debido a la escasa información local específica, la posibilidad de emplear este
mecanismo para la selección de portainjertos resistentes y disminuir algunos de los costos de
aplicación de compuestos con efecto pesticida, se implementó un ensayo inicial con siete
tratamientos más un testigo para probar la acción del cianoglucósido amigdalina, su producto
derivado el cianuro, extractos de semillas de almendro amargo y raíces de Nemaguard y un
suelo de replante de duraznero sobre el crecimiento de plántulas del portainjerto Nemaguard
(híbrido Prunus persica x Prunus davidiana) (20 plántulas por tratamiento).
Por espacio de cinco meses se midió altura y diámetro en plántulas, además de la
materia seca en hojas, tallos y raíces y la longitud radicular al término del periodo estipulado.
La inhibición en el incremento de estos parámetros presentó una ordenación decreciente,
siendo el testigo el de mayor tasa de crecimiento y secuencialmente los demás tratamientos de
acuerdo a concentración de amigdalina pura y conjugada, composición de compuestos
alelopáticos adicionales a la amigdalina en los distintos extractos y finalmente el suelo con
antecedentes de alelopatía. Los resultados fueron concluyentes y demostraron idénticos
efectos por de acuerdo al tratamiento. Adjuntamente se midió la concentración de cianuro
residual de los suelos que contenían las plántulas y se determinó cantidades proporcionales del
compuesto, dependiendo de la dosis de amigdalina adicionada al tratamiento y de los
porcentajes de absorción vegetal y pérdidas por lixiviación y toxicidad de las concentraciones
extremas menores y mayores, respectivamente comparado con las medias.
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2. INTRODUCCION
Son múltiples los mecanismos y factores causales asociados al conocido “Problema del
Replante” (llamado también Cansancio o Fatiga del suelo). Estos tienen como punto de
partida, por lo general, la sucesión de un cultivo frutal por otro, y más cuando este segundo es
de la misma especie que el precedente (Durán, 1976; Melakeberhan et al., 1993).
Se ha descrito un sindrome característico de las especies aquejadas por dicho
trastorno; este está representado por manifestaciones al follaje (clorosis intervenal, necrosis,
hojas más pequeñas, etc.), al sistema radical (mínima expresión y extensivo decaimiento de
pelos radicales, muerte de meristemas bajo la caliptra, disminución en la absorción,
pardeamiento y acortamiento de raíces gruesas, etc.) y al desarrollo (enanismo, entrenudos
más cortos, menor ramificación y generación de brotes, etc.) (Costante et al., 1991; Dullhide
et al., 1994; Mai y Abawi, 1981).
Como mecanismos causales se han indicado agentes bióticos y abióticos (Inderjit,
1997; Mazzola, 1998; Rabie et al., 2001); entre los bióticos cabe destacar principalmente
microorganismos del suelo como actinomicetes, bacterias, hongos y nematodos, mientras que
los abióticos incluyen desbalance nutricional, cambios en el pH del suelo, deterioro de las
condiciones físicas edáficas, residuos de pesticidas, y elementos fitotóxicos en el suelo
(Inderjit y Dakshini, 1995). Respecto a este último factor biótico incidente, Rice (1974) e
Inderjit et al. (2001) establecen que la mayoría de los ensayos emprendidos con el fin de
alcanzar una aproximación certera hacia los fundamentos del fenómeno de replante, descartan
o simplemente no tienen noción acerca de la importancia de la emisión o liberación desde una
planta (o microorganismo) de compuestos con acción depresora o estimuladora sobre la
estructura o funcionamiento de la especie receptora y del suelo (Sampietro, 2001).
Según la literatura (Inderjit, 1996; Putnam y Tang, 1986; Seigler, 1996), este particular
mecanismo de interferencia conocido como Alelopatía, tiene estrecha relación con los factores
ambientales y las poblaciones vegetales y animales que conviven con la planta (donor),
productora de sustancias con acción alelopática (aleloquímicos), ya que modifican,
seleccionan, estimulan, reprimen o inducen que se exprese la dinámica de producción de estos
compuestos en vegetales (Vetter, 2000). Por ello, es que habitualmente se confunde con la
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3. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
3.4. Cianogénesis
La cianogénesis es el mecanismo biológico de producción del inhibidor respiratorio
HCN, y es sólo uno de los muchos sistemas químicos de defensa usados por las plantas
superiores contra herbívoros. Reconocida en millares de especies, este fenómeno ha causado
numerosos casos de severo y crónico envenenamiento por cianuro (radical CN–, proveniente
de la disociación de HCN) tanto al medioambiente como a plantas y animales, incluyendo al
hombre (Ormeño y Pérez, 1993; Poulton, 1990; Santamour Jr., 1998).
Esta habilidad de las plantas y otros organismos vivos de eliminar ácido cianhídrico, es
conocida desde hace siglos. Desde su primera descripción en plantas en 1803, el fenómeno de
la cianogénesis se reconoce en más de 3000 especies de plantas superiores distribuidas a través
de 110 diferentes familias de helechos, gimnospermas y angiospermas (monocotiledóneas y
dicotiledóneas). Sin embargo, sólo en aproximadamente 300 especies de plantas ha sido
identificada la fuente de HCN (Frehner et al., 1990; Jones, 1988; Laurens, 2000; Zheng y
Poulton, 1995). La cianogénesis es también conocida en animales, pero se restringe a los
artrópodos, notablemente a ciertos centípedos, milípedos e insectos (Poulton, 1990). En
hongos y bacterias, el HCN puede originarse por descarboxilación oxidativa de la glicina
(Hulme, 1970; Stumpf y Conn, 1980).
Los glicósidos que generan ácido cianhídrico (HCN) bajo hidrólisis son llamados
cianogénicos o cianofóricos (Selmar et al., 1988). En ciertas semillas de Sapind aceas, el HCN
puede desprenderse de la hidrólisis de cianolípidos, pero más frecuentemente, la producción
de HCN en las plantas superiores resulta del catabolismo de glucósidos cianogénicos, ya que
cuando los tejidos se dañan, estos son degradados a HCN por la acción de enzimas endógenas
que quedan expuestas (Selmar et al., 1988). Los aproximadamente 75 cianoglicósidos
documentados hasta hoy, son todos derivados O – â – glicosídicos de á – hidroxinitrilos
(Laurens, 2000; Swain et al., 1992a).
La cianogénesis no es exclusiva de las especies de plantas que acumulan cianolípidos y
cianoglicósidos. Todas las plantas superiores probablemente forman niveles, aunque bajos, de
HCN como un subproducto de la biosíntesis de etileno. Esto podría explicar el porque las
plantas no cianogénicas contienen niveles significativos de la enzima detoxificante de cianuro,
â – cianoalanina sintasa (Yip y Yang, 1998).
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Entre los tejidos vegetales más altamente cianogénicos conocidos están las semillas de
las rosáceas de carozo (Poulton, 1983; citado por Swain et al., 1992b). Varias especies de
Prunus han sido demostradas como productoras de niveles peligrosos de glucósidos
cianogénicos en hojas y carozos. Las especies de este género incluyen damasco, almendro
amargo, ciruelo, duraznero, y varios cerezos cultivados y silvestres (Gómez et al., 1998;
Kingsbury, 1964; Szabo y Wittenmayer, 2000).
Los glucósidos cianogénicos en varias de ellas son la Amigdalina y la Prunasina.
Mientras que la Prulaurasina, otro glucósido cianogénico relacionado cercanamente a la
amigdalina, ha sido detectado preferentemente en P. laurocerasus y P. serotina (especies de
cerezo silvestres) (Dicenta et al., 2002; Laurens, 2000; Santamour Jr., 1998).
Una visión general de las especies cianogénicas, es que requieren de un daño o una
infección en sus tejidos para iniciar un catabolismo de gran escala de estos glucósidos a HCN,
glucosa y benzaldehído. Por el contrario, se acepta que plantas sin lesiones escapan de una
cianogénesis espontánea por medio de una compartamentalización crítica a nivel de tejidos y
subcelular de los cianoglucósidos y sus enzimas catabólicas (Kojima et al., 1979; Pancoro y
Hughes, 1992; Poulton, 1988; citados por Swain et al., 1994).
Las investigaciones futuras debieran considerar el hecho de que no sólo el HCN, sino
que los cianoglucósidos por sí mismos y otros productos de degradación (por ejemplo,
compuestos carboxílicos y cianoalanina) pueden actuar también como aleloquímicos activos
(Jones, 1988; Nahrstedt, 1985).
frecuentemente. Los glicósidos purificados son usualmente amargos, sin color y sólidos
cristalinos. Muchos no son tóxicos (por ejemplo, varios de los pigmentos no fotosintéticos
comunes en vegetales) (Kingsbury, 1964; Laurens, 2000; Stumpf y Conn, 1980).
La toxicidad es una función del componente aglicona, o de parte de él. Una gran
variedad de compuestos sirven como agliconas en los glicósidos. Los glicósidos tóxicos
incluyen glicósidos cianogénicos, sustancias goitrogénicas, aceites irritantes, glicósidos
cumarilados, y glicósidos esteroides (cardiacos y saponificados) (Kingsbury, 1964; Sampietro,
2001).
Algunos CGs son más conocidos que otros porque las especies vegetales (grupos) que
los poseen tienen mayor importancia práctica. Además varias plantas económicamente
importantes son altamente cianogénicas (la linamarina en Manihot esculenta, Linum
usitatissimum y Trifolium repens, durrina en especies de sorgo, amigdalina en rosáceas,
lotaustralina en Lotus corniculatus, etc.) (Vetter, 2000).
La linamarina y la lotaustralina, las que tienen una distribución relativamente amplia
en el reino vegetal, han sido demostradas en las siguientes familias de plantas: Compositae,
Euphorbiaceae, Linaceae, Papaveraceae y Fabaceae (Leguminosae). Una representación
similarmente vasta ha sido observada para la prunasina en seis familias (Polypodiaceae,
Myrtaceae, Rosaceae, Saxifragaceae, Scrophulariaceae y Myoporaceae). La sambunigrina, la
vicianina y la amigdalina, las cuales se relacionan cercanamente con la prunasina, han sido
encontradas en tres (Caprifoliaceae, Mimosaceae, Oleaceae), en dos (Polypodiaceae,
Fabaceae), y sólo en una (Rosaceae) familias, respectivamente. La conducta más común de
distribución es que un compuesto cianogénico particular aparecerá a lo menos en una o dos
familias y tienen o pueden tener un carácter quimiotaxonómico. La mayoría de estas familias
pertenecen a las Angiospermatophytas, pero hay algunas excepciones (Vetter, 2000).
Como se indicaba previamente, las especies de Prunus explotadas comercialmente
poseen cantidades variables de glucósidos cianogénicos en sus distintos órganos. Estos
corresponden principalmente a amigdalina (D (–) – mandelonitrilo – gentibiósido, un
diglucósido), prunasina (D (–) – mandelonitrilo – glucósido, un monoglucósido), y en algunos
casos, prulaurasina (D – mandelonitrilo – D – glucósido, un monoglucósido) (Laurens, 2000).
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3.6.1. Biosíntesis
Los precursores de la aglicona (mandelonitrilo en Rosaceas) en los cianoglucósidos,
según se ha demostrado, son aminoácidos donde los átomos de carbono á y â, y el átomo de N
se mantienen intactos (Hulme, 1970). Hay ahora evidencia de que los pasos son como sigue:
3.6.2. Catabolismo
Reconocidas largamente como de gran cianogénesis, las semillas de las especies de
Prunus (Rosaceae) son magníficos recursos del diglucósido cianogénico (R) – amigdalina y
sus enzimas catabólicas (Gleadow, 2002).
En semillas maceradas de cerezo negro (Prunus serotina), tres glicoproteínas cooperan
en la cianogénesis (Poulton, 1993). La AH (Amigdalina Hidrolasa) divide el enlace glicosídico
â (1 6) de la amigdalina, generando el monoglucósido (R) – prunasina, la cual es más tarde
hidrolizada a (R) – mandelonitrilo por la PH (Prunasina Hidrolasa). La disociación del
mandelonitrilo, a benzaldehído, glucosa y HCN, puede proceder no enzimáticamente, pero
esta reacción es acelerada enormemente por la MDL (Mandelonitrilo Liasa), la cual constituye
aproximadamente 10% de la proteína soluble de las semillas de cerezo negro (Swain et al,
1992a).
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3.6.3. Transporte
Selmar et al. (1988) propusieron en casava (Hevea brasiliensis) que la linamarina es
transportada vía apoplasto desde el endosperma de semillas a los tejidos jóvenes de plántulas
en crecimiento para posterior catabolismo, esto debido a que los más altos niveles de la
enzima detoxificante de cianuro, â – cianoalanina sintasa, se hallan en dichos tejidos. Lo lábil
de estos glicósidos a la linamarasa apoplástica e intracelular, hace imperioso a la planta contar
con un transporte protegido que los haga resistentes a linamarasa hasta llegar a su destino. Un
candidato conveniente podría ser el disacárido linustatina, derivado de linamarina por
glicosilación. Moviéndose seguramente vía apoplasto y sistema vascular a sus tejidos blanco,
la linustatina podría ser degradada allí a HCN, por una disacaridasa distinta. La detoxificación
del HCN como asparragina por la â – cianoalanina sintasa podría permitir a este nitrógeno
reinsertarse en los pools metabólicos generales. La movilización y utilización de linamarina en
otras especies cianogénicas, vía el denominado “mecanismo metabólico de linustatina”, está
aún bajo investigación (Mkpong et al., 1990; Selmar et al., 1988).
Como la linustatina, el radical azúcar en la amigdalina de los Prunus es la gentibiosa.
La amigdalina puede ser considerada como una prunasina glucosidada. Esta es almacenada en
frutos de variedades amargas de almendro y damasco, durazneros, ciruelos y cerezos
cultivados y silvestres, mientras que su correspondiente monoglucósido prunasina es
observado en las hojas (Selmar et al., 1988).
A primera vista, este almacenaje de diglusidasas en semillas es una contradicción al
“esquema de transporte de diglucósidos”. Sin embargo, puede ser notado que los órganos de
almacenaje en almendros y damascos son los cotiledones, no el endosperma (Femenia et al.,
1995; Dicenta et al., 2002).
En las plantas el endosperma es el tejido de almacenamiento primario, mientras que los
cotiledones órganos de almacenamiento derivados secundarios. De este modo, la ocurrencia
del diglucósido amigdalina en los cotiledones, que funcionan como órganos de
almacenamiento, es totalmente consistente con la existencia de un proceso de modificación de
monoglucósidos cianogénicos en esas plantas que contienen amigdalina y prunasina,
respectivamente. Análogo a la vía de la linustatina encontrada en Hevea, en estas plantas el
monoglucósido prunasina puede ser sintetizado en el endosperma en desarrollo. Por su
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Para evaluar esa posibilidad, los niveles de AH, tanto como las de PH y MDL, fueron
determinadas al inicio del desarrollo de las plántulas. Los niveles cotiledonares de AH y PH
decrecen durante este periodo y hacia la etapa 4 correspondieron a aproximadamente 30% y
20% de los niveles observados en semillas no germinadas, respectivamente (Poulton y Li,
1994; Zhou et al., 2002).
Sin embargo, dada la baja concentración de MDL libre y su gran acumulación en
cuerpos proteicos, es que se sospecha que MDL juega un rol adicional como proteína de
almacenaje, esperando a ser movilizada durante la germinación (Swain et al., 1992b). Sin
embargo, esta movilización ocurre aparentemente después del periodo de medición, y desde
aquí los niveles de MDL cotiledonares (distintos a los niveles de AH y PH) permanecen
esencialmente sin cambios a través de las etapas 1 a 4. La particular conducta mostrada por la
MDL podría reflejar restricciones adicionales impuestas sobre esta enzima dada su
multifuncionalidad. No obstante, las preparaciones de epicotilos e hipocotilos exhiben
actividad de PH y MDL, denotando que ellas inhiben la actividad de la AH (Swain y Poulton,
1994).
La posibilidad de que la MDL exista verdaderamente en tejidos axilares, como la
forma proteica de mayor masa molecular, está bajo investigación. A pesar de repetidos
esfuerzos, una amigdalina diglucosidasa capaz de hidrolizar amigdalina a mandelonitrilo y â –
gentibiosa, no fue detectada en los ensayos de homogenizados de órganos de plántulas, en
distintos estados de desarrollo (Figuras 3.5, 3.6 y 3.7) (Zheng y Poulton, 1995).
A primera vista, la explicación más simple para la aparición de prunasina dentro de los
cotiledones, epicotilos e hipocotilos durante las etapas 3 a 4 es la hidrólisis de la amigdalina a
prunasina, mediada por la AH dentro de los cotiledones. Este monoglucósido podría
secuencialmente sufrir traslocación a los puntos de crecimiento. La amigdalina es restringida
a la base de células parenquimáticas de los cotiledones, mientras que AH y PH son enzimas
procambiales (Poulton y Li, 1994).
Finalmente es probable que exista un degradación completa a HCN por parte de las
enzimas del procambium la cual ocurre concomitantemente con la biosíntesis de novo de la
prunasina desde L – Phe, lo cual fue comprobado paralelamente (Figura 3.5) (Swain y
Poulton, 1994).
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tejido y celulares (Swain et al., 1992b). Las â – glicosidasas (AH y PH) están restringidas a
cuerpos proteínicos de células procambiales específicas, que se ramifican a través del
parénquima cotiledonar de almacenaje. En contraste, la MDL muestra más altos niveles dentro
de cuerpos proteínicos de células del parénquima cotiledonar. Las tres enzimas se encuentran
ausentes del tejido del endosperma y de la capa de la vaina del haz que rodea al procambium
(Zheng y Poulton, 1995) (Figura 3.6 y 3.7).
Es interesante que, no obstante la AH aparece dentro de muchas células procambiales,
la PH es confinada a las capas periféricas de este tejido. En contraste, los más altos niveles de
MDL son observados en cuerpos proteínicos de células parenquimáticas cotiledonares, y sólo
una cantidad menor se halla en células del procambium (Zheng y Poulton, 1995).
La capa de la vaina del haz que rodea al procambium y el endosperma aparentemente
tiene menor concentración de las tres enzimas catabólicas. Como fue establecido previamente
(Swain et al., 1992b), la ausencia de las enzimas hidrolíticas en la vaina del haz, y en células
del parénquima cotiledonar y del endosperma, da a esos tejidos un atractivo particular como
lugar de alojamiento de amigdalina (Figura 3.7) (Swain et al., 1992b).
En ciruelo europeo se encontró que la AH y la PH poseen una distribución celular
específica dentro del procambium. No se halló ninguna enzima en las células procambiales
más pequeñas, debido a que por su falta de cuerpos proteínicos prominentes son consideradas
más altamente diferenciadas. No obstante, la AH si se localizó en varias de las células
procambiales remanentes, mientras que la PH apareció confinada a células periféricas de
mayor tamaño. En conclusión, la AH y la PH en ciruelo exhiben distribuciones específicas en
el tejido y en la célula que son idénticas a esas previamente descritas para las hidrolasas del
cerezo (Swain et al., 1992b).
el almendro dulce heterocigoto (Ss), puede dar plántulas de variedad dulce (SS o Ss) o de
variedad amarga (ss), tal como ocurre con el cultivar Texas (Ss), utilizado por Usai y
D´hallewin (1976) en sus ensayos.
Los resultados obtenidos al análisis de especies y variedades de almendro, indican que
la producción de prunasina y amigdalina ocurre por diversos procesos. La prunasina está
presente en las partes vegetativas de muchos genotipos de almendro, sin embargo sólo algunos
genotipos son capaces de almacenarla en la semilla (Dicenta et al., 2000). Por ende, los
individuos que se consideran de genotipo amargo, pueden ser aquellos que han sido
tradicionalmente considerados homocigotos recesivos (ss), de este modo el sabor podría estar
relacionado a la posibilidad de transformar la prunasina a amigdalina en la semilla (Dicenta et
al., 2001).
Frehner et al. (1990) observó la acumulación de amigdalina en frutos desarrollados de
almendro, probablemente provenientes de prunasina, pero no encontró una enzima específica
que hiciese tal conversión. Con ello, la concentración de prunasina en las partes vegetativas
parece tener un origen poligénico, mientras que la presencia de amigdalina en las semillas es
monogénica. Si el amargor de semilla fuese regulado por esta enzima, debido al genotipo
recesivo (ss) de los individuos amargos, los genes regulatorios podrían estar involucrados en el
control del amargor (Dicenta et al., 2002; Dicenta et al., 2000; Mulas, 1994).
había una enzima que convertía cisteína a piruvato, pero en la presencia de cianuro se forma L
– â – cianoalanina (Millar y Conn, 1980).
La mayor fuente de cianuro proviene de la hidrólisis de los glicósidos cianogénicos,
pero éstos sólo se forman en un número limitado de plantas (Swain et al., 1992a, b). En
conclusión, existe poca duda de que el cianuro pueda ser convertido a asparragina, y ello
puede asumirse como un mecanismo evolucionado de defensa para prevenir la acumulación de
cianuro, incluso en muy bajas concentraciones. Si la ubicación de la L – â – cianoalanina
sintasa en la mitocondria es correcta, entonces se refuerza la idea de un mecanismo de
protección a la sensibilidad de la cadena transportadora de electrones (Yip y Yang, 1998).
Esta reacción fue más tarde confirmada in vitro, usando la ACC oxidasa purificada de
manzana. Durante la reacción catalítica, se demostró claramente una producción
estequiométrica de etileno y HCN desde ACC, qué también requirió ácido ascórbico, CO2 y
Fe+2 como cofactores (Montaldi, 1995).
En tomate, las auxinas y citoquininas son conocidas por tener efectos sinérgicos en la
producción del etileno vía la inducción de la ACC sintasa. No obstante, se ha encontrado más
de un gen de ACC sintasa relacionado con la elevada producción de etileno. Debido a que
generalmente la ACC oxidasa no es el paso limitante en la ruta de biosíntesis de etileno, la
aplicación exógena de auxinas y ACC normalmente aumenta la producción del etileno y por
ende, la producción de HCN en los tejidos de la planta (Montaldi, 1995; Yip y Yang, 1998).
Se demostró que cuando se incuban hipocotilos de poroto con ACC exógeno (más el
AOA, que actúa como un inhibidor metabólico del cianuro) pueden hacerse cianogénicos, por
ello se pretendió probar que si se trataban con auxinas, también inducirían ACC y con ello la
producción de HCN; sin embargo, los resultados indicaron que realmente no se puede generar
cianogé nesis en poroto agregándole auxinas (más AOA), debido a que la AOA también puede
inhibir la actividad de la ACC sintasa (Yang y Hoffman, 1984; citado por Yip y Yang, 1998).
Evidencia más completa sugiere que algunos herbicidas auxínicos como el quinclorac,
2,4 – D, picloram o clopiralid, ejercerían su efecto vía la inducción de cianuro (de la ruta del
ACC). El quinclorac es un herbicida que controla eficazmente la proliferación de maleza
(monocotiledónea y dicotiledónea). La chépica (monocotiledónea) y el tomate (dicotiledónea)
son sumamente susceptibles a este químico. La aplicación de quinclorac a la raíz de chépica
causó inhibición en el crecimiento de brotes, acompañado por clorosis y necrosis. Además se
demostró que el quinclorac induce la biosíntesis de etileno vía la ruta del ACC y eleva la
concentración de cianuro en el tejido de brotes de chépica a un máximo de 40 µM. Ellos
también observaron un aumento en el contenido de MACC y la actividad L – 3 – cianoalanina
sintasa en el mismo tejido (Yip y Yang, 1998).
Además, la adición exógena de HCN pudo reproducir los efectos fitotóxicos del
quinclorac, pero no lo logró la aplicación a la raíz del ácido 2 – cloroetilfosfónico (un
compuesto que libera etileno); la AVG (un inhibidor de la ACC sintasa) usada antes de la
aplicación de quinclorac, inhibe la acción de herbicidas inductores de la formación del etileno
y el efecto fitotóxico en los brotes. Todos estos datos indican que los efectos fitotóxicos de
quinclorac en la chépica probablemente proceden vía la inducción de la ACC dependiente de
cianuro. El quinclorac también causó reducción de crecimiento de brotes, epinastia de hojas, y
clorosis en plantas jóvenes de tomate cuando se trataron hidropónicamente (Yip y Yang,
1998).
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que el grado de reducción está fuertemente correlacionado con la concentración del compuesto
fenólico utilizado y el área foliar en expansión (Feucht y Treutter, 1999).
pero sólo este último está directamente relacionado a la conducta que presentan los
cianoglucósidos (Figura 3.11).
3.13. Efecto de factores climáticos y del suelo sobre la producción y liberación de CGs
Son múltiples los factores que deben estar asociados a nivel medioambiental con la
producción, transformación y liberación de glucósidos cianogénicos (Poulton, 1990); como se
sabe estos compuestos forman parte del metabolismo secundario de plantas, por ende
cualquier alteración sobre las estructuras vegetales implicará modificaciones hacia el
comportamiento metabólico general y hacia los productos que se generan de él (Inderjit et al.,
1999). Sin embargo, se enuncian como más representativos, y con mayor implicancia en la
dinámica de cianoglucósidos, los factores climáticos y edáficos.
3.14. Biodegradación
El cianuro puede ser producido, degradado o utilizado por microorganismos en
condiciones aeróbicas y anaeróbicas, pero también es conocido como un inhibidor metabólico
para algunos microorganismos (Chapatwala et al., 1995; Watanabe et al., 1998; citados por
Meehan, 2000).
El cianuro es degradado por microorganismos como fuente de nitrógeno y carbono, los
cuales son requeridos para supervivencia (Raybuck, 1992; citado por Meehan, 2000). En
condiciones aeróbicas, el cianuro puede ser detoxificado por la interacción de
microorganismos, donde es convertido a formato y entonces a dióxido de carbono (por la
formato deshidrogenasa) (Meehan, 2000). La conversión es directa (por una nitrilasa) o
indirecta (vía formamida, por la cianuro hidratasa y la formamidasa) para producir formato.
Bajo esas condiciones el cianuro es convertido a compuestos menos tóxicos como amonio y
dióxido de carbono. Las reacciones enzimáticas pueden ser resumidas a reacciones de
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sustitución y adición, hidrólisis, y óxido – reducción (Watanabe et al., 1998; citados por
Gleadow, 2002).
Numerosas bacterias (Acinetobacter, Corynebacterium, Arthrobacter, Pseudomonas,
Klebsiella, Nocardia, Rhodococcus, etc.) son conocidas por metabolizar cianoglucósidos
(Banerjee et al., 2002; citados por Gleadow, 2002). Los mecanismos por los cuales se lleva a
cabo la degradación bacteriana del cianuro junto con los microorganismos involucrados se
presentan en la Tabla 3.1.
En relación con la acción de hongos, Barclay et al. (1998), citados por Lynch (2002),
demostraron que Fusarium solani y F. oxysporum tienen la capacidad de biodegradar
complejos del cianuro, especialmente metalocianuros. Desafortunadamente muchos strains de
Fusarium pueden ser patogénicos en la rizósfera. Dartnell y Burns (1987), citado por Lynch
(2002), postularon por su parte que concentraciones de cianuro libre de alrededor de 10 mM
pueden ser rápidamente catabolizadas por selectos strains de Trichoderma en el suelo de la
rizósfera (Lynch, 2002).
Los hongos Mucor circinelloides LU M40 y Penicillium aurantiogriseum P 35
producen â – glucosidasas extracelulares que son activas sobre la amigdalina. El estudio del
mecanismo de hidrólisis, con enzimas purificadas desde ambos microorganismos, indica una
posible reacción secuencial (en dos pasos). El primer paso de hidrólisis desde amigdalina a
prunasina es muy rápido, mientras que el segundo desde prunasina a cianohidrina fue mucho
más lento. Finalmente, no hubo actividad de ninguna cianohidrina liasa en las placas de
cultivo de ambos hongos (Brimer et al., 1998).
Microorganismos con actividades enzimáticas capaces de degradar nitrilos (precursores
de cianoglucósidos) son poco frecuentes en la naturaleza. La existencia de esta actividad en un
número limitado de géneros de hongos (Fusarium, Aspergillus, Penicillium, Trichoderma,
etc.) indica la relativa rareza de este mecanismo fisiológico (Harper, 1977a; citado por
Banerjee et al., 2002). Tales actividades están relacionadas con el metabolismo de nutrientes,
particularmente en la degradación de cianoglucósidos y glucosino latos y en la síntesis de ácido
indol acético (Bestwick et al. 1993; Bartel y Fink, 1994; citados por Sampietro, 2001). En
algunas plantas superiores, las actividades nitrilo – degradante son también requeridas para la
detoxificación de cianuro (Piotrowski et al. 2001; citados por Banerjee et al., 2002).
35
3.16.1. Damasco
Femenia et al. (1995) analizaron los contenidos de amigdalina de semillas de 16
cultivares de damasco amargo y encontraron rangos desde 4,5 a 6,5 g de cianuro / 100 g de
materia seca de semilla.
Estos valores son similares a los encontrados en la literatura para las concentraciones
más altas de amigdalina en semillas de damasco (Voldrich et al., 1989; citados por Femenia et
al., 1995), y más altos que los contenidos reportados por Briggs y Yuen (1978), Mandenius et
al. (1983), Stoewsand et al. (1983) y Stosic et al. (1987); citados por Gómez et al. (1998).
Tuncel et al. (1990), citados por Gómez et al. (1998), reportaron que 70 g / 100 g de cianuro
total fueron removidos por los procesos de alza temperatura desde carozos de damasco.
Se ha demostrado que el amargor es debido a cantidades relativamente altas de
amigdalina. El contenido de amigdalina encontrado en cultivares amargos, es equivalente al de
cianuro, con alrededor de 240 – 350 mg /100 g de materia seca (Gómez et al., 1998).
A damascos enlatados enteros se les ha determinado una concentración de 0,13 ppm de
HCN. Sobre 33 ppm de HCN han sido reportados en damascos descarozados y enlatados
(Gierschner y Baumann, 1969; citados por Kingsbury, 1964).
36
3.16.2. Almendro
Hay considerable variabilidad en las concentraciones de compuestos cianogénicos en
los distintos genotipos de almendro. Se observó una distribución específica de cada compuesto
(amigdalina y prunasina) en semillas, hojas y raíces. La prunasina sólo fue encontrada en las
partes vegetativas, mientras que la amigdalina fue localizada principalmente en semillas de
almendro amargo (Dicenta et al., 2002).
Dicenta et al. (2002) determinaron que las concentraciones de CN– para variedades
dulces, semi amargas y amargas variaron desde 0 hasta 411 mg de CN– / 100 g de materia
seca. El coeficiente de correlación entre amigdalina y cianuro total fue de 0,99. En las hojas se
encontró menor diferencia entre variedades, pero en este caso el compuesto representado fue
prunasina con concentraciones desde 6 a 36 mg de CN– / 100 g de materia seca. En las raíces
el único compuesto cianogénico identificado fue la prunasina, la que mostró amplia
variabilidad (desde 41 a 202 mg de CN– / 100 g de materia seca) y una media de 112 (Dicenta
et al., 2002).
Usai y D´hallewin (1990), estudiaron tres cultivares de almendro dulce y uno de
almendro amargo, y hallaron tanto amigdalina como prunasina en las semillas. Mulas (1994)
determinó un coeficiente de correlación de 0,97 entre el contenido de prunasina en brotes y
raíces de plántulas de varias especies de Prunus (plántulas de almendro amargo y dulce
incluidas), pero no estudió las semillas.
Este alto coeficiente de correlación es muy diferente del encontrado en el trabajo de
Dicenta et al. (2000) entre hojas y raíces, no obstante ellos analizaron órganos diferentes
(brotes en lugar de hojas) y las plantas fueron de una muy disímil edad (18 meses en vez de 10
años).
3.16.3. Cerezo
Luh y Pinochet (1959), citados por Kingsbury (1964), sostuvieron que en variedades de
cerezo enlatadas enteras se ha encontrado contenidos de 0,048 ppm de HCN, considerando
que el jugo de cerezo enla tado contiene 0,44 ppm y que las muestras de jugo comercial poseen
alrededor de 14,7 mg de HCN/ L.
37
3.16.4. Duraznero
Todas las estructuras de la planta contienen cianuro, pero los carozos son
particularmente ricos en él. Kingsbury (1964) cita una concentración de 164 mg de cianuro
por 100 g de materia seca en EE.UU., mientras que en Australia se determinó que las hojas de
duraznero contienen alrededor de 66 mg de cianuro por 100 g de materia seca. Según Ward y
Durkee (1956), citados por Rice (1974), las concentraciones de amigdalina en hojas fueron de
alrededor de 7,1 a 18,3 mg/g de materia seca; en tallos, brotes y ramillas, fueron de 4,7 a 9,3
mg/g de materia seca; en pelos radicales y raíces gruesas se encontraron concentraciones
aproximadas de entre 15,5 a 37,8 mg/g de materia seca.
38
4. MATERIALES Y MÉTODOS
4.1 Materiales
Se utilizó para el montaje de los tratamientos del ensayo:
• 160 plántulas de duraznero Nemaguard.
• 5 grs de amigdalina (D-amigdalina = D-Mandelonitrilo 6-O-â–glucósido – â–glucósido),
aproximadamente 99% pureza química, de semillas de damasco. Sigma Chemical Co.
• Semillas de almendro amargo (Prunus amygdalus).
• Raíces de duraznero Nemaguard.
• Suelo proveniente de un huerto de avanzada edad de durazneros (Alto Jahuel).
• Suelo del mismo huerto, pero de un lugar sin plantación previa de durazneros (Alto
Jahuel).
• Spectroquant MERCK S.A. kit para determinación de cianuro.
• 5 grs de cianuro de potasio 1M (patrón).
4.2 Montaje
El ensayo se montó con plántulas de Nemaguard en bolsas llenas con un volumen de suelo
de aproximadamente 4,5 lts, proveniente de un huerto localizado en la zona de Alto Jahuel. De
este huerto se extrajo suelo plantado con duraznero por muchos años para uno de los
tratamientos y sue lo de iguales características, pero sin plantación previa, de modo de tener un
sustrato para el tratamiento testigo y la adición de las soluciones de todos los demás
tratamientos.
Se estructuraron 7 tratamientos más un tratamiento control, aplicándoles distintas
soluciones disueltas en agua destilada. El diseño estadístico fue “Completamente al Azar”,
cada tratamiento contó con 20 repeticiones y fueron designados con la siguiente nomenclatura:
3. Tratamiento (T2): 20 plántulas dispuestas en un suelo sano al que se adicionó una dosis de
500 ppm de amigdalina.
4. Tratamiento (T3): plántulas establecidas en un suelo sano al que se adicionó una dosis de
1000 ppm de amigdalina.
5. Tratamiento (T4): plántulas establecidas en un suelo sano al que se adicionó una dosis de
2000 ppm de amigdalina.
6. Tratamiento (T5): plántulas establecidas en un suelo sano al que se agregó una solución
con extracto de 25 grs de semillas de almendro amargo.
7. Tratamiento (T6): plántulas establecidas en un suelo sano al que se agregó una solución
con extracto de 50 grs de raíces de Nemaguard.
8. Tratamiento (T7): plántulas establecidas en un suelo sano al que se agregó una solución
con extracto de 25 grs de raíces de Nemaguard y 12,5 grs de semillas de almendro amargo.
Se midió mensualmente, desde octubre a febrero, altura y diáme tro de plántulas a todos
los tratamientos desde la plantación hasta el arranque de las mismas. En este momento se
midió materia seca en hojas, tallos, raíces y total, a través del secado de las estructuras
vegetales en estufa a 105°C, hasta que el peso de las mismas no experimentara variaciones (en
promedio 3 hrs). Además se determinó el largo aproximado de las raíces.
Se midió las concentraciones relativas de cianuro en extractos de semillas de almendro
amargo y raíces de Nemaguard, esto tras el secado a 65°C y posterior molienda de dichos
elementos y se determinó empíricamente una concentración de 72,4 mg de amigdalina/g de
m.s. y de 31,9 mg amigdalina/g de m.s., respectivamente y con ello la composición en el
contenido aplicado en los tratamientos 5, 6 y 7.
Los suelos que quedaron tras el retiro de las plántulas fueron procesados y filtrados a
alta presión de modo de obtener extractos de pasta de saturación (45% p/v) y determinar por
espectrofotometría la cantidad de cianuro, subproducto resultante de la degradación en el suelo
de cianoglucósidos. Esto se llevó a cabo con los reactivos del kit Spectroquant de Merck y el
uso de un espectrofotómetro UV visible a 585 nm.
Finalmente, todos los datos obtenidos fueron trabajados con el programa estadístico
SAS para realizar análisis de varianza y comparación múltiple entre las medias de los
resultados por parámetro de los distintos tratamientos.
40
5. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Lo anterior, puede asociarse a las condiciones derivadas de replante del suelo (T0) y
posiblemente otros factores desencadenantes de alelopatía que no fueron determinados en este
ensayo, pero que son ampliamente establecidos en la literatura (Mai y Abawi, 1981;
Melakeberhan et al., 1993). Estos factores bióticos y abióticos preexistentes (por ejemplo
microorganismos, plagas y estado del suelo), cuya presencia es favorecida por las condiciones
indicadas, tendrían directa incidencia en el comportamiento resultante (Melakeberhan et al.,
1993).
Por otro lado, los tratamientos con 2000 ppm de amigdalina pura (T4), extracto de
semillas (T5) y extracto de semillas y raíces (T7), presentaron idéntica posición a la mostrada
aquí, ordenados en forma decreciente, en la tasa de incremento de altura en el tiempo debido
probablemente a las altas concentraciones potenciales de cianuro que pudieron desprender,
como a la posibilidad de que los dos últimos contuviesen además otros principios activos con
acción alelopática sobre plántulas (Figuras 5.1 y 5.2).
Ello concordaría con lo establecido por Inderjit et al. (1999) que establece la
existencia de ciertos compuestos, distintos a los cianoglucósidos, involucrados también en lo
problemas de replante, ellos son monofenoles preferentemente.
El tratamiento con 500 ppm de amigdalina pura mostró resultados parecidos al
tratamiento testigo probablemente por su menor concentración y porque las plántulas a este
nivel aún fueran capaces de absorber y neutralizar el cianuro o los compuestos asociados en su
metabolismo.
Del mismo modo, en los tratamientos con 1000 ppm de amigdalina pura y extractos de
raíces se obtuvo tasas de crecimiento en altura menores que los tratamientos T0 y T2 a causa
de su mayor concentración del cianoglucósido (Figura 5.1).
Al respecto, Oh y Carlson (1976) llegaron a conclusiones similares a las encontradas
en este ensayo producto de la aplicación de amigdalina pura y extractos de elementos de
plantas de Prunus. Por otro lado, Kogan (1983) determinó, en ensayos con plantas de
almendro, manzano, ciruelo y duraznero sometidas a lixiviados de duraznero, una inhibición
marcada en el crecimiento de las especies sometidas, en especial duraznero, producto de la
acció n alelopática de los compuestos segregados. Díaz et al. (1985) indicaron también
interferencia evidente de los restos vegetales sobre el desarrollo de especies de Prunus.
42
60.0
50.0
40.0
Altura (cms)
Lineal (Trat.0)
30.0
Lineal (Trat.2)
Lineal (Trat.3)
20.0
Lineal (Trat.4)
10.0
0.0
01-Oct 21-Oct 10-Nov 30-Nov 20-Dic 09-Ene 29-Ene 18-Feb
Fecha
Figura 5.1. Expresión del crecimiento de plántulas en altura (cms) en el tiempo para los
tratamientos testigo, con aplicación de 500 ppm de amigdalina (T2), de 1000 ppm
de amigdalina (T3) y 2000 ppm de amigdalina (T4).
60.0
50.0
40.0
Altura (cms)
0.0
01-Oct 21-Oct 10-Nov 30-Nov 20-Dic 09-Ene 29-Ene 18-Feb
Fecha
Figura 5.2. Expresión del crecimiento de plántulas en altura (cms) en el tiempo para los
tratamientos testigo, con aplicación de extracto de raíces (T6), de extracto de
semillas y raíces (T7) y extracto de semillas (T5).
43
4.0
3.0
Diámetro (mm)
0.0
01-Oct 21-Oct 10-Nov 30-Nov 20-Dic 09-Ene 29-Ene 18-Feb
Fecha
Figura 5.3. Expresión del crecimiento de plántulas en diámetro (mm) en el tiempo para los
tratamientos testigo, con aplicación de 500 ppm de amigdalina (T2), de 1000 ppm
de amigdalina (T3) y 2000 ppm de amigdalina (T4).
5,0
4,0
Diámetro (mm)
3,0
Lineal (Trat.0)
2,0
Lineal (Trat.6)
Lineal (Trat.5)
1,0 Lineal (Trat.7)
0,0
01-Oct 21-Oct 10-Nov 30-Nov 20-Dic 09-Ene 29-Ene 18-Feb
Fecha
Figura 5.4. Expresión del crecimiento de plántulas en diámetro (mm) en el tiempo para los
tratamientos testigo, con aplicación de extracto de raíces (T6), de extracto de
semillas y raíces (T7) y extracto de semillas (T5).
46
Tabla 5.5. Análisis de varianza de materia seca de hojas en plá ntulas (grs).
Tabla 5.6. Comparación múltiple de medias de materia seca de hojas de plántulas (grs) a
través de la Prueba de t de Student (medias derivadas de 10 plántulas por
tratamiento).
Tabla 5.8. Comparación múltiple de medias de materia seca de tallos de plántulas (grs) a
través de la Prueba de t de Student (medias derivadas de 10 plántulas por
tratamiento).
Como fue establecido previamente, la materia seca en raíces (Tabla 5.10) mostró
efectos más diferenciados conforme varió la concentración de amigdalina aplicada que su
similar en hojas y tallos. Consistentemente con esto, el tratamiento de mayor influencia en el
incremento de este índice como era esperable fue T0, alcanzado cercanamente por T2.
Por su lado T3, T6 y T4 no presentan diferencias significativas entre sí y siguen a los
tratamientos anteriores, mientras que T7 y T5 en un mismo grupo constituyen dosis con menor
48
efecto sobre este parámetro. Finalmente, el suelo de replante es el con menores tasas de
aumento de materia seca radicular.
Tabla 5.10. Comparación múltiple de medias de materia seca de raíces de plántulas (grs) a
través de la Prueba de t de Student (medias desde 10 plántulas).
Esto es acorde a lo establecido por Mai y Abawi (1981) que indican que un suelo con
antecedentes de antiguas plantaciones pueden tener condiciones creadas más propicias para
generar inhibición en el crecimiento de una nue va plantación producto de la selección artificial
aplicada al iniciar el establecimiento con monocultivos.
Tabla 5.12. Comparación múltiple de medias de materia seca total de plántulas (grs) a través
de la Prueba de t de Student (medias desde 10 plántulas).
MS hojas
7.00
MS tallos
6.00 MS raíces
MSTotal
5.00
4.00
Materia Seca
(grs)
3.00
2.00
1.00
0.00
T0 T1 T2 T3 T4 T5 T6 T7
Tratamientos
Figura 5.5. Efecto de la concentración de los distintos tratamientos sobre el peso de la materia
seca final (grs) en hojas, tallos, raíces y total.
con suelo alelopático (T1) era su contraparte en la manifestación de los resultados más
inhibidores al crecimiento radicular. Los tratamientos restantes T3 y T6, T4 y T7, y finalmente
T5, en esta agrupación, se situaron en forma intermedia a los tratamientos previamente
presentados, en relación con su efecto sobre el largo final de raíces. Esto es T3 y T6 se
ubicaron en segunda posición de acuerdo con su relativa inhibición al crecimiento radicular y
T5, superando estrechamente a T1 (Tabla 5.14 y Figura 5.6).
La explicación a estos hechos yace en los mismos supuestos, bases y apreciaciones
establecidos para los parámetros de crecimiento medidos previamente. Si bien Oh y Carlson
(1976) sólo mostraron resultados respecto de la materia seca en raíces y no en relación con la
longitud radicular, ellos demuestran que este parámetro se ve afectado en gran medida por los
factores alelopáticos indicados.
Puede postularse además, con base en lo predicho por Díaz et al. (1985), que el sistema
radicular es el órgano vegetal directamente enfrentado a las condiciones impuestas por los
tratamientos y por ende es esperable que manifieste evidentemente el efecto, para el caso de
este ensayo, en materia seca y longitud.
Tabla 5.14. Comparación múltiple de medias de largo radicular de plántulas (cms) a través de
la Prueba de t de Student (medias derivadas de 10 plántulas por tratamiento).
20.0
16.0
14.0
12.0
10.0
alelopatía
Testigo
Am.1000ppm
Am.2000ppm
Am.500ppm
Raíces
raíces
semillas+raíces
Tratamiento
Figura 5.6. Expresión del crecimiento en longitud radicular final (cms) para los distintos
tratamientos.
Ello puede deberse a causas ya descritas anteriormente y que tienen que ver con las
concentraciones relativas de amigdalina, la presencia de otros compuestos con acción
alelopática sobre la materia vegetal y la existencia de factores directamente relacionados con
antecedentes de replante.
Al graficar las concentraciones de cianuro por tratamiento, los datos representaron una
curva logarítmica que indica, a su confrontación con su homóloga de concentración inicial de
amigdalina, que existen ciertas dosis (tratamientos) de cianoglucósidos que persisten en el
suelo y no sufren lixiviación, volatilización (como ácido cianhídrico) y/o adsorción por las
partículas y minerales del suelo (Figura 5.7).
Además que esas concentraciones se corresponden adecuadamente con las dosis
medias de cianoglucósidos aplicados, puesto que en las dosis más altas y más bajas existe
gran pérdida proporcional (respecto de la dosis inicial aplicada) de cianuro desde el suelo,
mientras que en las dosis medias el porcentaje de persistencia de cianuro en el suelo es mucho
mayor.
Esto pudiera ser debido a que la amigdalina en concentraciones menores, descontando
la parte que naturalmente pueda ser absorbida por la planta, tendería a ser mayormente
degradada y sus subproductos ser altamente lixiviados o percolados desde la solución del
suelo. Por otro lado, las concentraciones en su rango mayor podrían causar un efecto tóxico o
competitivo sobre los factores bióticos y/ó abióticos, respectivamente, que ejercen
degradación sobre la amigdalina, impidiendo una activa transformación de la misma (Tabla
5.16) (Gleadow, 2002).
No obstante lo anterior y conforme a los resultados obtenidos, gran parte de los
subproductos derivados de la amigdalina (entre ellos el cianuro) tienen comprobada
implicancia en el crecimiento de las plántulas expuestas a su efecto, dado que se han obtenido
datos que confirman tal apreciación (inhibición en altura, diámetro, materia seca total y
longitud radicular) y a lo establecido respecto a ello por Rice (1974) e Inderjit et al. (1999).
Con respecto a este parámetro de medición, no se encontró en la literatura bases
comprobatorias directas que permitiesen fundamentar de manera adecuada los resultados
54
Para el caso de este índice, si bien la comparación múltiple de medias ind icó un
ordenamiento significativo respecto de los tratamientos, o sea las menores dosis de amigdalina
entregaron finalmente una menor concentración de cianuro final en el suelo y las mayores
dosis determinaron concentraciones mayores, esto no se condice con la relación porcentual
entre la dosis potencial de cianuro aplicada inicialmente y la concentración detectada
finalmente que ha juicio de este trabajo parece más pertinente e indicativa para su examen.
Debido a esto el análisis más representativo lo constituye visualizar la relación porcentual
previamente establecida (Tabla 5.16).
55
2500.0 4.000
suelo (ppm)
1500.0 2.000
1000.0 1.000
0.500
Dosis Amigdalina
500.0 inicial (ppm) 0.000
Concentración
cianuro (ppm) -0.500
0.0 -1.000
T0 T1 T2 T3 T6 T7 T5 T4
Tratamiento
6. CONCLUSIONES
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8. ANEXO
64
Tabla 3.1. Algunos mecanismos postulados para la biodegradación de compuestos del cianuro, los organismos bacterianos
responsables de la degradación y las ecuaciones relevantes. Citado por Meehan (2000).
Compuesto
Condiciones Microbio Reacción Referencia*
degradado
Stemphylium loli
HCN HCN + H2 O HCONH 2 Knowles, 1988
Alcalygenes
xyloxidans Subs.
HCN No establecida en la literatura Ingvorsen et al., 1991
denitrificans
Aeróbicas
P. putida
NaCN No establecida en la literatura Chapatwala et al., 1995
P. slutzeri AK61
KCN No establecida en la literatura Watanabe et al., 1998
FOTOSÍNTESIS TANINOS
HIDROLIZABLES
piruvato carbohidratos
ÁCIDO
DIGÁLICO
ácido
dehidroshikímico ÁCIDO GALICO y
ÁCIDO PROTOCATECHUICO
acetato aminoácidos
PURINAS Y NUCLEÓSIDOS
Figura 3.1. Rutas Biosintéticas Generales más probables para la producción de las varias categorías de agentes alelopáticos
presentes en plantas. Extraído de Kingsbury (1964).
66
Figura 3.8. Contenido de glucósidos cianogénicos en frutos enteros (A), semillas (B) y
pericarpio (C) durante el desarrollo de frutos en árboles de Prunus serotina. La
prunasina (o) y la amigdalina ( ) fueron extraídas de tejidos macerados e
hidrolizados enzimáticamente. Cada punto representa la media de dos
replicaciones, cuya variabilidad no excede las dimensiones del símbolo mostrado.
Obtenido de Swain et al. (1992a).
72
Figura 3.9. Niveles de actividad relativa de hormonas catabólicas (AH, PH y MDL) durante la
maduración de frutos en árboles de Prunus serotina. Las actividades enzimáticas
son expresadas por fruto (o) ó por gramo de peso fresco ( ). Cada punto representa
la media de tres replicaciones, cuya variabilidad no excede las dimensiones del
símbolo mostrado. Extraído de Swain et al. (1992a).
73
Figura 3.10. Vista general de los procesos intervenidos y afectados por la acción de
aleloquímicos (en especial fenoles) en plantas receptoras (de acuerdo a
Sampietro, 2001).
Figura 3.12. El ciclo del nitrógeno incorpora cianuro como HCN. Este ácido es degradado a
la forma más reducida de nitrógeno, amonio, la cual es entonces susceptible a
cambios en el potencial redox de la solución. i: fijación de nitrógeno; ii:
oxidación de amonio a nitrato; iii: oxidación de nitrito a nitrato; iv: reducción
asimilatoria de nitrato a nitrito; v: reducción de nitrito a óxido nítrico; vi:
reducción de óxido nítrico a óxido nitroso; vii: reducción de óxido nitroso a
nitrógeno; balance de la reducción asimilatoria y la fermentación de nitrito a
amonio; ix: asimilación de amonio. La desnitrificación puede ocurrir vía v, vi,
vii o en a través de desnitrificación directa desde nitrato a nitrógeno Extraído de
Meehan (2000).