: EXP 37605/0 ///dad Autnoma de Buenos Aires, 26 de mayo de 2010.-
VISTOS Y CONSIDERANDO: 1. Que la actora, Rosa Elsa Parrilli, inicia la
presente acción de amparo en los términos del artículo 14 de la Constitución de la Ciudad, 43 de la Nacional y la ley 2145, contra el Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires (en adelante CM) a fin de que se ordene cautelarmente que se continúe abonando a la suscripta el salario, con los respectivos aportes al sistema de salud y previsional; ordenándose la devolución de los salarios cados correspondientes desde el 1 de Febrero de 2010 (cfme. fs. 1). Asimismo, solicita que en su oportunidad se dicte sentencia condenando a que se continúe abonando el salario, hasta tanto se le otorgue el alta médica (cfme. fs. 1). En cuanto a los hechos, menciona el deterioro de su estado de salud debido a diferentes problemas que padeció lo que repercutió en su salud mental y le acarre inconvenientes psicológicos y psiquiátricos. Como consecuencia de esta situación expresa el 19 de octubre de 2009, el CM le otorgó licencia extraordinaria por enfermedad de largo tratamiento desde el 15 de octubre de 2009 y hasta la obtención del alta definitiva (resolución 758-CM-2009, art. 1). Relata que, a fin de acreditar los extremos correspondientes, deba presentar mensualmente al Departamento de Relaciones Laborales los certificados médicos que dieran cuenta fehacientemente su estado de salud (art. 3 de la mencionada resolución), recaudo que manifiesta haber cumplido (fs. 2vta.). Expresa que en paralelo a esta situación se comienza a desarrollar el juicio político en su contra a cargo del Jurado de Enjuiciamiento como consecuencia de la situación que protagonizó ante la Oficina de Control de Tránsito del GCBA. Señala que dicho Jurado como es de público y notorio conocimiento dispuso su destitución como jueza a cargo del Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas de la CABA N 28. Los fundamentos de esta decisión manifiesta fueron dados a conocer el 5 de enero de 2010 y la sentencia fue impugnada por arbitraria el 17 de febrero de 2010 ante el Tribunal Superior de Justicia (en adelante, TSJ), sin que a la fecha de interposición de la acción hubiera sido resuelto. Destaca que durante todo este período en el que se encontraba en uso de licencia, continuó cobrando su salario, pero que a partir del mes de febrero dejó de percibirlo. Expresa que esta actitud de la demandada, llevada adelante en forma unilateral y sin que tuviera en cuenta la licencia otorgada ni que la sentencia del Jurado no se encuentra firme, le ocasiona un gravamen irreparable. Pone de resalto que su salario es su único sustento de vida y que tiene carácter alimentario. Agrega que con dicho ingreso costea además el tratamiento médico, tanto suyo como de su hija. Ante esta situación continúa el 8 de febrero del corriente inició ante el CM un reclamo administrativo a fin de seguir percibiendo su salario hasta que cese su licencia por enfermedad de largo tratamiento, concedida mediante resolución 458-CM-2009. Menciona que no se le dio tratamiento al reclamo que tramita bajo el n 2546 y que el Presidente del Consejo le notificó mediante cédula que de conformidad con la sentencia dictada por el Jurado de Enjuiciamiento contaba con la liquidación final a su disposición a partir del 1 de marzo del corriente. Detalla una serie de misivas enviadas y sus contestaciones y pone de manifiesto que en breve se quedar además sin cobertura médica al igual que su hija. Aclara que la presente acción no debe interpretarse como una de amparo por mora de la Administración ni a los fines de que quede configurado el silencio. Expresa que la finalidad es que se le continúe abonando su salario ya que se encontraba en uso de licencia extraordinaria al momento de la sentencia destitutoria. Entiende que la licencia se encuentra actualmente vigente, lo cual impide efectivizar dicha destitución. Describe el régimen legal que considera aplicable, las características propias del derecho público y sus diferencias con el derecho laboral. Menciona los artículos de la Ley de Contrato de Trabajo (en adelante LCT) y jurisprudencia que entiende aplicable. Se pronuncia además respecto de la admisibilidad de la va, destaca las garantas constitucionales que considera afectadas, la innecesariedad de la va administrativa previa y de mayor debate y prueba. Funda los recaudos de procedencia de la medida cautelar que solicita, los cuáles entiende configurados y presta caución juratoria (fs. 11vta.). En cuanto a la verosimilitud expresa que: se encuentra en uso de licencia de enfermedad de largo tratamiento y no puede ser destituida de cargo mientras se encuentre en dicha condición; no se encuentra firme la sentencia de destitución ya que el recurso judicial interpuesto tiene efectos suspensivos en lo que respecta al salario; la licencia fue otorgada hasta la obtención del alta definitiva. En relación al peligro, expresa que la no percepción de su salario le imposibilita: a) continuar llevando una vida digna, más allá de la ayuda económica que brinda a sus hijos; b) continuar con los tratamientos de salud propio y de su hija; c) continuar efectuando sus aportes provisionales a efectos de lograr jubilarse y obtener las correspondientes prestaciones, tal como está garantizado en la CN. Finalmente, ofrece prueba y efectúa reserva del caso federal. A fs. 81, el suscripto se declaró competente para entender en autos, atento lo resuelto por el Tribunal Superior de Justicia en los autos Parrilli, Rosa Elsa c/Consejo de la Magistratura de la CABA s/amparo (art. 14 CCABA), Expte. EXP 37.202/0 el día 29 de abril del corriente. A fs. 83 pasaron los autos a resolver. 2. Que la procedencia de las medidas cautelares, conforme surge del artículo 15 de la ley 2145, se halla condicionada a que se acredite la apariencia o verosimilitud del derecho invocado por quien las solicita (fumus bonis iuris) y el peligro en la demora (periculum in mora), que exige evidenciar que la tutela jurídica que el actor aguarda de la sentencia definitiva pueda llegar a resultar inútil por el transcurso del tiempo. Se exige, asimismo que su dictado no frustre el interés público y que se fije una contracautela a quien las solicite. Por lo demás, el artículo 177 del Código Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires (en adelante, CCAyT, aplicable en virtud de la disposición contenida en el artículo 28 de la ley 2145) prevé la posibilidad de que tal como acontece en el sub examine la medida cautelar coincida con la pretensión de fondo, lo que no importa desconocer que la finalidad de las medidas cautelares es asegurar una eventual sentencia favorable, no ejecutarla anticipadamente (Ver CSJN, Chiodi, Carlos Aníbal y otros c/ Provincia de Salta, Fallos 327:5111). En ese sentido la Sala 1 del fuero ha dicho que si bien se admite el dictado de medidas cautelares de contenido positivo aunque lo peticionado coincida con el objeto sustancial de la acción promovida, en tales supuestos los recaudos que hacen a su admisibilidad deben ser analizados con mayor prudencia, habida cuenta que podrán configurar un anticipo de jurisdicción anterior al dictado del fallo final (Sala I, Publicar SA c/ GCBA s/ otros procesos incidentales 22/06/2005; Triay, Roberto Oscar c/ GCBA s/ Amparo del 24/11/2000; BRD SACIFI c/ GCBA s/ Medida cautelar, 22/05/2006). En otras palabras, la coincidencia entre el objeto de la demanda y el de la medida cautelar no es un obstáculo para su otorgamiento sino, en todo caso, un dato para requerir una verosimilitud del derecho calificada y perjuicios de relevante entidad y difícil reparación. Sentado ello y previo a analizar la presencia en el caso de los requisitos habilitantes para el dictado de las medidas solicitadas, ha de recordarse que la Corte Suprema ha resuelto que la pretensión que constituye el objeto del proceso cautelar no depende de un conocimiento exhaustivo y profundo de la materia controvertida en el proceso principal, sino de un análisis de mera probabilidad acerca de la existencia del derecho discutido. Ello es lo que permite que el juzgador se expida sin necesidad de efectuar un estudio acabado de las distintas circunstancias que rodean toda la relación jurídica (Fallos: 314:711, consid. 2; 306:2060, consid. 6 y 7) y que en ciertas ocasiones, tal como ocurre con las medidas de no innovar y en las cautelares innovativas, existen fundamentos de hecho y de derecho que imponen al Tribunal expedirse provisionalmente sobre la índole de la petición formulada, sin que quepa desentenderse del tratamiento de tales alegaciones so color de incurrir en prejuzgamiento (Fallos: 320:1633, considerando 91, citado por la Sala 2 de la Cámara del fuero al resolver en autos Asociación Civil Casa Amarilla 2005 contra GCBA y otros sobre recusación [ART. 16 CCAYT], Expte. 29.564/1, el 13 de junio de 2008). 3. Que la actora funda principalmente la verosimilitud en el derecho de su pretensión en dos ejes argumentales. En primer término, destaca la ausencia de firmeza del pronunciamiento del Jurado de Enjuiciamiento del cinco de enero ppdo. por el que se dispuso su destitución como Jueza de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas del Poder Judicial de esta Ciudad, en virtud de que manifiesta haber deducido recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad. Al respecto cabe señalar, con la provisionalidad inherente a este estadio procesal, que los efectos de la interposición de dicho remedio procesal se encuentran expresamente previstos en la normativa que lo informa. En efecto, el artículo 29 de la ley 54 destaca que dentro de los diez (10) das de notificados los fundamentos del fallo dictado por el Jurado de Enjuiciamiento, éste puede ser recurrido fundado en manifiesta arbitrariedad ante el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad. Aclara, asimismo, que el recurso es con efecto devolutivo. Sabido es que de acuerdo a la terminología que utilizan numerosos códigos procesales vigentes en nuestro país (no as el CCAyT), los recursos pueden tener efecto suspensivo o devolutivo según que, respectivamente, su interposición obste o no al cumplimiento o ejecución de la resolución impugnada (en este sentido, Palacio, Lino Enrique, Derecho Procesal Civil Tomo V Actos Procesales, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 2005, 2 ed. Actualizada, p. 89). As, la expresa regulación que el legislador ha previsto respecto de los efectos de la interposición del recurso incoado por la actora contra la sentencia del Jurado de Enjuiciamiento, contradira su razonamiento por el cual sostiene que tal remedio procesal posee un efecto suspensivo en lo que respecta al salario (fs. 10 vta.). De este modo, en tanto la ley 54 prevé el efecto devolutivo del recurso sin efectuar ninguna otra salvedad o distinción, estimo que no se presentara en autos con los elementos de juicio presentes hasta el momento en el legajo la verosimilitud en el derecho respecto de este extremo. 4. Que en otro orden, la actora funda su pretensión en las disposiciones constitucionales por las que [e]l tratamiento y la interpretación de las leyes laborales debe efectuarse conforme a los principios del derecho del trabajo (art. 43 in fine, CCABA). En esa inteligencia postula la aplicación a su caso de las normas comunes que rigen el derecho del trabajo, puntualmente los artículos 208 y 213 de la Ley de Contrato de Trabajo (20.744 y modificatorias, en adelante LCT), por las que se consagra el derecho del trabajador a continuar percibiendo su remuneración en caso de suspensión o despido acaecido mientras goce de licencia por enfermedad inculpable, en los términos allá reglados. A tal fin, invoca entre otra jurisprudencia que considera procedente los autos Lanza, Marta Susana resueltos por la Sala 1 de la Cámara del fuero el 8 de octubre de 2009 con un criterio similar al que predica. En primer lugar ha de tenerse presente en forma primordial que la actora, como resulta de público y notorio conocimiento, se desempeñaba como Jueza a cargo del Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas N28 del Poder Judicial de la Ciudad. En consecuencia, en su carácter de titular de un Tribunal de Justicia el régimen jurídico que rodea su actuación se regula principalmente por las normas constitucionales pertinentes. En efecto, señala Marienhoff que el régimen jurídico de los funcionarios públicos vara según se trate o no de los que integran específicamente, como órganos individuos u órganos personas, los tres órganos institución esenciales del Estado: Legislativo, Judicial y Ejecutivo. Esos funcionarios agrega, que algunos autores denominan gobernantes, no se rigen sólo por el derecho administrativo, sino principalmente por el derecho constitucional (Marienhoff, Miguel S., Tratado de Derecho Administrativo, Tomo III-B, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1998, p. 18/19). En la misma línea, citando a Jze señala Villegas Basavilbaso que todos los gobernantes, fuera de las reglas generales, gozan de un régimen jurídico especial. La noción política en la que se fundamentan estas reglas especiales, es la voluntad de asegurarles un independencia tan completa como sea posible. El legislador no ha vacilado en formular excepciones al régimen de derecho común al que se hallan sometidos los demás agentes públicos, relativas a la libertad de palabra, del sufragio, protección contra la presión y corrupción, control especial de sus actos (Villegas Basavilbaso, Benjamín, Derecho Administrativo Tomo III, Buenos Aires, TEA, 1951, p.232). Sentado lo expuesto, ha de recordarse que en lo relativo al régimen de licencias y demás aspectos de la relación laboral de la actora, se encuentra regida por las disposiciones del Reglamento Interno del Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (resolución 302-CM-2002 y modificatorias). En tal sentido, el artículo 68 de la resolución 504-CM-2005 (integrada a la resolución 302-CM-2002 en lo que hace al régimen de licencias), que se ubica en el capítulo general sobre licencias de dicho reglamento, dispone que [t]odas las licencias no gozadas caducan automáticamente con el cese del o de la agente, salvo lo establecido en el artículo anterior. El artículo 67 refiere a las licencias ordinarias no gozadas y subsistentes y a la licencia ordinaria proporcional al tiempo trabajado en el año en que cesa en sus funciones. Dicho reglamento no contiene ninguna remisión o alusión expresa a la aplicación supletoria de ningún otro régimen de empleo público o de derecho laboral. De allí que, por expresa decisión del legislador nacional, se encontrara excluida en principio la aplicación al caso de la ley 20.744. Es que, el artículo 2 de dicha norma prevé que sus disposiciones no serán aplicables a los dependientes de la Administración Pública Nacional, Provincial o Municipal, excepto que por acto expreso se los incluya en la misma o en el régimen de las convenciones colectivas de trabajo. En el mismo sentido, resalta Balbn que en principio, no debe aplicarse la ley [de contrato de trabajo] a los agentes públicos, sin perjuicio de las excepciones, por mandato legal o por va de los convenios colectivos del trabajo (Balbn, Carlos F., Curso de Derecho Administrativo Tomo I, Buenos Aires, La Ley, 2007, p. 713). También la CSJN ha resuelto recientemente que para resolver conflictos laborales en el marco de la Administración que puedan haberse originado por la conducta ilegítima de un organismo estatal, la solución debe buscarse en el ámbito del derecho público y administrativo (CSJN, autos Ramos, José Luis c/Estado Nacional (Min. De Defensa A.R.A.) s/indemnización por despido, resueltos el 6 de abril de 2010). Lo expuesto no resultara prima facie apartado del precepto contenido en el artículo 43 in fine de la CCABA, en tanto allí se consagra la aplicación de los principios del derecho del trabajo a la interpretación de las leyes laborales y no la importación o asimilación automática de los institutos específicos que rigen las relaciones privadas de empleo a las vigentes en el ámbito público. En orden a las consideraciones que anteceden, estimo que no se encuentra configurado el requisito de verosimilitud en el derecho que exige el artículo 15 de la ley 2145 para acceder a la tutela requerida. Todo ello con el grado de provisionalidad inherente a este estado procesal y sin perjuicio de, por un lado, la decisión que se adopte en sede administrativa respecto del reclamo incoado por la actora y, por otro lado, la resolución que en definitiva se adopte sobre el fondo en el sub lite al cabo de la sustanciación de la presente y la incorporación de nuevos elementos de juicio. 5. Que si bien los dos presupuestos de las medidas cautelares mencionados ms arriba se relacionan de tal modo que, a mayor verosimilitud del derecho, corresponde no ser tan riguroso en la apreciación del peligro del daño y viceversa (cuando existe el riesgo de un daño extremo e irreparable la exigencia respecto del fumus se puede atemperar (en este sentido, Sala 2 del fuero, in re Banque Nationale de Pars c/GCBA s/amparo [art. 14 CCBA], expte. EXP-6, del 21/11/2000 y Sala 1 del fuero, en autos Ticketec Argentina S.A. c/GCBA del 17/7/2001), lo cierto es que ambos extremos deben hallarse aun en grado mínimo presentes en el caso. De este modo, atento a lo concluido en el considerando precedente respecto a la falta de concurrencia del requisito de la verosimilitud en el derecho, no resulta necesario expedirse respecto del peligro en la demora (cfme. Cámara del fuero, Sala 1, in re Eg3 Red S.A. c/ GCBA s/ medida cautelar, exp. 5467/0; Sala 2, in re Angelini, Luis Alfonso c/ GCBA s/ Revisión de cesantías o exoneraciones, Exp.: RDC 693/0, del 16/03/04). 6. Que sin perjuicio de lo expuesto hasta aquí, ha de recordarse que el artículo 184 del CCAyT faculta al Tribunal a disponer una medida precautoria distinta de la solicitada, teniendo en cuenta la importancia del derecho o interés a proteger, a fin de evitar perjuicios o gravámenes innecesarios. Tal como ya se ha señalado el artículo 15, tercer párrafo, de la ley 2145 establece que para la adopción de medidas cautelares es necesario que se encuentre acreditado el peligro en la demora. En este sentido, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha señalado que "el examen de la concurrencia del peligro en la demora pide una apreciación atenta a la realidad comprometida con el objeto de establecer cabalmente si las secuelas que lleguen a producir los hechos que se pretenden evitar puedan restar eficacia al reconocimiento del derecho en juego, operado por una posterior sentencia (autos "Milano c/ Estado Nacional - Ministerio del Trabajo y Seguridad Social s/recurso extraordinario", del 11-7-96, en Revista de Derecho Procesal, 1, Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni, 1999, pg. 410). En el presente caso, el rechazo de la medida cautelar implicara dejar sin cobertura médica a la actora y a familiares su cargo. En este aspecto, no puede perderse de vista que toda persona tiene reconocido su derecho a la salud de rango constitucional y que es deber del Estado garantizarlo (conf. art. 20 y conc. de la CCABA). En estas condiciones, puede sostenerse que la presente medida tiende a evitar los mayores daos que podrán producirse si no fuera otorgada (art. 189 inc. 2 in fine del CCAyT). Ms aún si se tiene en cuenta que, tal como consta acreditado prima facie en autos, a la afección psiquiátrica que dio origen a la licencia concedida por el Consejo de la Magistratura se habrá agregado un dolencia cardíaca (fs. 72/78). Frente a tal situación, habrá de disponerse que de modo cautelar, y hasta tanto se resuelvan estos actuados en forma definitiva, se arbitren los medios para mantener la cobertura de Obra Social para la actora y su grupo familiar a cargo. 7. Que al encontrarse reunidas las condiciones necesarias para conceder la cautelar detallada en el considerando anterior, cabe referirse al requisito de la contracautela, previsto en el inciso d) del artículo 15 de la Ley 2145. Al respecto vale remarcar que, si bien es cierto que la contracautela debe ser en principio de carácter real o personal, no lo es menos que la aplicación de una contracautela juratoria resulta adecuada dadas las circunstancias del caso y la naturaleza del derecho en juego. En consecuencia, considero que corresponde imponer la contracautela juratoria que considero prestada con el escrito de inicio (ver fs. 11 vta.). En mérito a lo expuesto, RESUELVO: I. RECHAZAR la medida cautelar solicitada, sin costas (art. 14 CCABA). II. DISPONER CAUTELARMENTE que el Consejo de la Magistratura arbitre los medios necesarios para que la actora, Rosa Elsa Parrilli y su grupo familiar a cargo mantenga la cobertura de Obra Social tal como lo ha hecho hasta el cese de sus funciones, hasta tanto se dicte sentencia definitiva en autos. Regístrese y notifíquese a la actora por SECRETARIA.