Internalizar
nuestra espiritualidad
La espiritualidad sodálite es un
hermoso don del Espíritu Santo
para nuestro tiempo. Dentro de la
única espiritualidad de la Iglesia,
Camino hacia Dios 196
posee una impostación propia,
un estilo y acentos particulares
que han brotado impulsados por
el soplo amoroso del Espíritu. «El
Espíritu sopla donde quiere»1, y
en los últimos tiempos, ha
soplado con intensidad, como se
ve en la multiplicación de nuevos
carismas que han enriquecido la
vida de la Iglesia. La reciente
experiencia de la III Asamblea
general del Movimiento de Vida
Cristiana realizada en Santiago de
Guayaquil fue una especial toma
de conciencia de la riqueza de
nuestra espiritualidad, así como
del alcance universal que ella
tiene. Los frutos se han multi-
plicado con el tiempo, lo que nos
hace recordar aquellas palabras
del Evangelio: «Todo árbol bueno
da frutos buenos»2.
Sabemos que la vivencia de la fe se
ha plasmado a lo largo de la
historia de la Iglesia en múltiples y
variadas espiritualidades. Todas,
en el marco de la única espi-
ritualidad cristiana —nunca
susceptible de ser agotada por
una espiritualidad particular—
han manifestado en sus expre-
siones la ilimitada riqueza y
belleza de la vida cristiana. La
espiritualidad sodálite se re-
conoce llamada a vivir y a anunciar
el Evangelio desde un estilo
propio, buscando responder a
inquietudes y vacíos de un tiempo
histórico dado, en fidelidad a la
acción del Espíritu en ese propio
tiempo. Se plasma así un modo de
experimentar sin rupturas, armó- Camino de interiorización
nicamente, lo universal del modelo y del Tenemos pues, en nuestra espiri-
mensaje cristiano en lo concreto, tualidad, un hermoso don que acoger,
situado cultural e históricamente. profundizar y compartir. El ejemplo de
Sabemos que sólo el Señor Jesús es la Virgen María, que con reverente
respuesta auténtica, respuesta que hoy cuidado sopesaba las realidades de la
precisa ser proclamada con ardor y vida4, no nos debe ser ajeno. El tomar
convicción, como lo hicieron los conciencia del don lleva al compromiso
primeros discípulos ante el mandato de para hacerlo fructificar. Por eso es
Jesús3, con modos y estilos nuevos que necesario internalizar nuestra espi-
respondan a los desafíos de los tiempos ritualidad. La espiritualidad, recor-
actuales. demos, «es la concreción de la fe en la
vida»5. No es una idea, una teoría acerca
Para quienes tenemos la inmensa de aquello que debe ser vivido. Es
bendición de participar de esta plasmación en la vida cotidiana de la fe,
espiritualidad en la Iglesia, la con unos acentos y notas particulares
constatación de los hermosos frutos no que son vividos día a día. La fe
puede ser ocasión de vanagloria, sino compromete a la persona entera. Es
por el contrario, de humilde acción de creer en la Verdad que Cristo nos revela,
gracias por los dones recibidos. Éstos es acogerla en el corazón y es volcarla en
exigen, en primer lugar, nuestra una vida coherente. La vida cristiana,
decidida cooperación, para que pues, es el desarrollo y maduración de la
fructifiquen al máximo según el Plan de fe en Jesucristo, que nutre la esperanza y
Dios. Sabemos además, que en tantas se hace plena en la caridad.
ocasiones somos débiles y dejamos
derramar inútilmente la gracia que Dios ¿Qué significa internalizar? Viene a la
nos ofrece. Esta primera reflexión nos mente la idea de entrar o ingresar. Hay
debe llevar a una toma de conciencia de una relación directa con el concepto de
lo que tenemos entre manos como penetrar en el interior de una realidad.
regalo del Espíritu Santo y a un En este caso, se trata de la espiritualidad.
compromiso serio por acogerlo, Es decir, en primer lugar, implica
poniendo todo de profundizar y adentrarse en
nuestra parte para que Seguir a Cristo la espiritualidad, conocerla
con la fuerza divina implica una y entenderla. ¿Cómo po-
nunca caigamos en el transformación dríamos vivir bien algo que
integral que alcanza
latente peligro de no lo conocemos? No nos
todas las
acostumbrarnos a dimensiones de basta vivir un cristianismo
aquello que tenemos, y nuestro ser y todos que es solo un barniz
perder así de vista su los ámbitos de exterior, una serie de
nuestra vida.
enorme valor y riqueza. hábitos que tarde o
 Camino hacia Dios 196
temprano pueden resultar vacíos.
Seguir a Cristo implica una trans-
formación integral que alcanza todas las
dimensiones de nuestro ser y todos los
ámbitos de nuestra vida.
Ahora bien, no se trata solo de
profundizar en una realidad que es en
un sentido externa a nosotros. Por el
contrario, se trata de lograr que esa
realidad entre en nosotros. Internalizar,
desde esta perspectiva, significa el que
algo que en un principio es externo a
nosotros, pase a formar parte de
nosotros. Ese “algo”, no cabe duda, es en
realidad Alguien, es decir, el Señor Jesús,
cuyos criterios y actitudes asumimos
desde nuestra libertad y en cola-
boración con la gracia. Así, vivir una
espiritualidad no es sólo seguir una serie
de formas o modos de aproximación a la
realidad. Desde un encuentro personal
con Cristo, significa dejarnos tocar por el
Señor y emprender un camino de
configuración con Él, para poder
exclamar con el Apóstol: «es Cristo quien
vive en mí»6.
Entonces, si el Señor nos ha invitado a
participar de una espiritualidad
particular, que nos señala un camino
claro para avanzar hacia la santidad y
conformarnos con Él, debemos
internalizar esa espiritualidad. Como
hemos señalado, la espiritualidad
sodálite tiene acentos y estilo propios.
Conocerlos, acogerlos, interiorizarlos,
desde nuestra libertad, no significa
forzar algo en nuestro modo de ser, sino
todo lo contrario. La espiritualidad
Internalizar
nuestra espiritualidad
propia permite pre-
cisamente un segui- Si vivimos con
fidelidad nuestra
miento más cercano espiritualidad, que
de Cristo en fidelidad es respuesta
a nuestro ser autén- suscitada por el
tico. Con sus acentos y Espíritu para
nuestro tiempo,
estilo, nos lleva a
recorreremos un
conocer más nuestra camino de plenitud
identidad como hijos y de gran alcance
de la Iglesia y avanzar evangelizador.
hacia la plenitud, por
un camino de desarrollo integral.
¿Cómo hacer?
¿Qué podemos hacer para internalizar
nuestra espiritualidad? En primer lugar,
conocerla mejor. Es decir, estudiar,
ahondar en aquellos libros que nos
ayuden a entender los acentos que
dentro de la única espiritualidad
cristiana caracterizan la espiritualidad
sodálite. Hay un énfasis en la formación
de la fe en la mente que es muy
importante. Pero ese es sólo un primer
paso. Puede parecer redundante, pero
para internalizar la espiritualidad, lo que
hay que hacer es ¡vivirla! Y para ello el
camino de la profundización en la
propia vida espiritual es esencial. La
participación en grupos de diálogo y
oración de los que formamos parte, la
participación en la liturgia, los medios
personales que nos propongamos para
avanzar en nuestra vida cristiana, son
todas ocasiones de internalizar la
espiritualidad y vivirla con mayor
fidelidad, haciendo nuestros los acentos
y el estilo propios. Así, poco a poco, con
un serio esfuerzo de colaboración con la
gracia, sin la cual nada se puede obtener,
 Camino hacia Dios 196
se va avanzando en el propio camino
espiritual, y dando un testimonio más
convincente de una vida cristiana intensa
y comprometida. Si vivimos con fidelidad
nuestra espiritualidad, que es respuesta
suscitada por el Espíritu para nuestro
tiempo, recorreremos un camino de
plenitud y de gran alcance evan-
gelizador.
GUÍA PARA LA ORACIÓN
1. Invocación inicial:
En el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo. Amén.
2. Preparación:
a. Acto de fe en la presencia de Dios.
b. Acto de esperanza en la misericordia
de Dios.
c. Acto de amor al Señor Jesús
y a Santa María.
3. Cuerpo:
a. Mente:
- Medito en el en sí del texto.
- Medito en el en sí-en mí del texto.
b. Corazón:
- Elevo una plegaria buscando
adherirme cordialmente a aquello
que he descubierto con la mente
y abriéndole mi corazón al Señor.
c. Acción:
- Resoluciones concretas.
4. Conclusión:
- Breve acto de agradecimiento
y súplica:
al Señor Jesús y a Santa María.
- Rezo de la Salve u otra
oración mariana.
5. Invocación final:
En el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo. Amén.
Internalizar
nuestra espiritualidad
PREGUNTAS PARA EL DIÁLOGO
1. ¿Qué es para ti la espiritualidad sodálite?
2. ¿Qué tanto conoces las características de
nuestra espiritualidad?
3. ¿Cuánto valoras la espiritualidad de la que
participas?
4. ¿Qué puedes hacer para internalizar mejor la
propia espiritualidad?
CITAS
1
Ver Jn 3,8.
2
Mt 7,17
3
Mt 28,19.
4
Ver Lc 2,19.51.
5
Luis Fernando Figari, Características de una
espiritualidad para nuestro tiempo desde
América Latina, VE, Lima 1995, p. 7
6
Gál 2,20
CITAS PARA LA ORACIÓN
Diversidad y unidad de carismas: 1Cor 12,4-7
Tomar conciencia de los frutos buenos:
Mt 7,17.20; Jn 15,5.8.
Seguir el ejemplo de Santa María,
reverente ante la realidad: Lc 2,19.51.
La espiritualidad propia nos conduce a la santidad:
Gál 2,20; 1Pe 1,16; Lev 19,2.
La espiritualidad propia nos lleva a vivir
una vida cristiana cotidiana: Hech 2,42-47
www.caminohaciadios.com