You are on page 1of 3

Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU)

Miércoles, 2 de junio de 2010 • Plaza Universitaria • San Juan

La Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU)


denuncia ante el país que la Administración Universitaria, la Junta de
Síndicos y el gobierno no quieren buscar una solución real que dé fin a
la huelga estudiantil. Los anuncios, tanto del Presidente de la UPR, Dr.
José Ramón de la Torre como del Gobernador Fortuño, apuntan a que
las negociaciones con el Comité Nacional deben culminar para el 4 de
junio y que las clases reiniciarán el día 7 de junio. No son éstas fechas
casuales, sino aquéllas que delimitan un proceso de búsqueda de
soluciones dentro de un clima de sosiego, por tanto, lo que suceda
después del 4 de junio no sería otra acción sino el desalojo y la
confrontación en los recintos. La imposición de un mediador que no
reconoce una de las partes -requisito previo en todo proceso auténtico
de mediación- no es la búsqueda a la solución sino el caldo de cultivo
de un discurso en los medios de comunicación masiva que busca
contar con un cierto apoyo popular al uso de la fuerza represiva contra
los huelguistas. Los universitarios insistimos en la No Confrontación, en
el diálogo y negociación ágil, constante y efectiva en un clima de
respeto; libre de presiones, de discursos que degradan al oponente,
que tergiversan la información y que criminalizan al sector estudiantil.
Mientras la Presidencia de la UPR, la Junta de Síndicos y la Gobernación
planifican un final de la huelga antiuniversitario y confrontacional, han
desatendido y desviado de la atención pública las razones principales
de esta huelga estudiantil: la paulatina pero dramática reducción de
los fondos asignados a la Universidad de Puerto Rico por el Estado, y el
no asignar una cantidad mayor de dinero proveniente de los fondos de
emergencia fiscal para apoyar la educación pública y evitar el aumento
en los costos de matrícula.
La Presidencia de la UPR y la Junta de Síndicos se niegan a resolver los
justos reclamos de los estudiantes y lanzan un campaña publicitaria
costosa para justificar su intransigencia, su abierto discurso de poder
sin razón y que les convierte en cómplices de la agenda
gubernamental que ya ha plasmado las intenciones de quitarle fondos
públicos a la UPR para repartirlo a las universidades privadas, de
privatizar servicios y unidades. Mientras tanto, la Administración
Universitaria y la Junta de Síndicos evaden su responsabilidad de
defender ante la Legislatura un presupuesto que permita cumplir
cabalmente la misión de la universidad. Nos atrevemos asegurar que
todavía no se ha definido la propuesta presupuestaria final de la UPR a
presentarse ante el Senado y la Cámara de Representantes, algo
totalmente inusual, irresponsable y peligroso para nuestra institución.
La factura de esas inacciones se la pasan a las familias
puertorriqueñas quienes, sobre el aumento en costo de vida, el
desempleo, los impuestos y los efectos de la nefasta Ley #7, tendrán
que pagar un doble alza en la matrícula o costos de estudios: el
aumento escalonado de 4% de la Certificación #70 hasta el 2014 y la
nueva carta bajo la manga que es un costo adicional de 1,200 dólares.
Esa es la democracia universitaria: poder mediático, información
pública oculta, decisiones bajo la mesa, conflicto de intereses y
agendas partidistas verdaderamente “extrañas” que se imponen para
saquear el presupuesto que debe dirigirse a una mayor calidad
académica y de servicios al estudiantado. Esta es la justificación de
que los estudiantes se hayan tenido que ir a la huelga: porque los
espacios de diálogo se cierran, no hay acceso a información pública, y
porque los espacios de negociación no existen para los estudiantes ni
para los docentes. El país ha presenciado que hizo falta un mes de
huelga antes de que la Junta de Síndicos accediera a reunirse con el
Comité Negociador de los estudiantes. Ahora, cuando algún avance
parece lograrse en las negociaciones, la Presidenta de la Junta de
Síndicos anuncia el alza en la matrícula que previamente había negado
e intenta desviar la discusión de los dos asuntos medulares que faltan
por resolver: la transparencia fiscal y el no imponer sanciones por
haber participado en una huelga de quienes defienden el derecho a la
educación superior pública de los hijos de este país y el patrimonio que
es la UPR de forma íntegra.
El reclamo de la transparencia en el manejo de las finanzas de la
Universidad Pública es un reclamo de toda la comunidad universitaria.
En diversas ocasiones el Presidente de la UPR, Dr. José Ramón De La
Torre ha anunciado en los medios de comunicación su disposición a
abrir los libros y proveer a la comunidad universitaria la información
presupuestaria, sin embargo, la campaña mediática va por un lado y
los hechos van por otro. Ni al Comité de Eficiencia Fiscal creado por el
Presidente, ni a los estudiantes en el Comité Negociador Nacional, ni a
la APPU, le han entregado los documentos solicitados. La realidad es
que esconden información. ¿A qué le temen? ¿Qué información ocultan
sobre el manejo de las finanzas antes y después de declarada la crisis
fiscal de la UPR? ¿Qué gastos esconden al pueblo, cuáles contratos,
con cuáles empresas, asesores y bufetes? Insistimos que estos son los
verdaderos “elementos extraños” en la UPR y los enemigos de este
proyecto-país que es la Universidad del Estado porque mueven sus
intereses y no los del pueblo puertorriqueño. Esta censura de la
información sucede a la otra…la censura al que cuestiona y ejerce su
derecho a la libre expresión y asociación.
La Junta de Síndicos y la administración universitaria, en su deseo de
acabar con la huelga y no atender los reclamos de la comunidad
académica, recurre a atacar la imagen de los huelguistas,
pretendiendo convertirlos en “criminales” llamándolos “revoltosos” y
“pelús”. Pretenden criminalizar la lucha estudiantil utilizando el
Reglamento General de Estudiantes que en la práctica prohíbe la
libertad de expresión o cualquier actividad relacionada. Este
reglamento, la Certificación 60 (2007-2008) de la Junta de Síndicos,
impulsado durante la administración anterior y aprobado bajo ésta,
atenta contra derechos constitucionales básicos. Por ejemplo, el
Artículo 6.25 – Suspensión sumaria — le permite a “El Presidente o el
Rector podrán suspender a cualquier estudiante sin vista previa, si
dicho funcionario entiende que la presencia del estudiante en las
instalaciones de la unidad constituye un peligro inminente contra el
orden, la seguridad de las personas o propiedad dentro de la misma”.
El estudiante recibe un castigo sin vista previa ni descubrimiento de
prueba. El rector es fiscal, juez y jurado. Un rector o el Presidente
pueden prohibir cualquier actividad sin consultar a nadie (Artículo
2.19). Esta es otra faceta de ausencia de democracia en la UPR y todo
apunta al poder que ejerce una Junta de Síndicos que confecciona
reglamentos a la medida de las necesidades de sus acciones presentes
y futura, anticipando las reacciones que generen tales acciones y sus
penalidades.
La Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios reclama al
gobierno de Puerto Rico que:
• Finalice este proceso huelgario de buena fe, sin confrontación ni
dilaciones, y realice las enmiendas de ley correspondientes para que
NO se excluyan del cómputo para la asignación presupuestaria a la
UPR las rentas, recaudos o ingresos percibidos por los impuestos
aprobados por la Legislatura.
• Exigimos mayor participación en los fondos ARRA en este momento
de crisis fiscal en la institución.
Reclamamos que la Junta de Síndicos certifique que no habrá aumento
de matrícula o cuotas, que las exenciones no estarán atadas a la beca,
que la UPR provea la información financiera contable de carácter
público, que se no aplique el Reglamento General de Estudiantes para
castigar a los estudiantes en huelga, que se retiren las demandas que
pesan contra los estudiantes, y que no se privaticen -en cualquiera de
sus formas- los recintos, unidades ni servicios.

Profa. María Gisela Rosado Almedina


Presidenta APPU-Nacional

You might also like