EL RAMÓN
Lleva casi diecisiete años en el Centro de
SAMPEDRO
DE LA
MARIHUANA
UN TETRAPLÉJICO GALLEGO PIDE
PODER CULTIVAR Y CONSUMIR
MARIHUANA PARA ALIVIAR
LOS “INSOPORTABLES” DOLORES
NEUROPÁTICOS
Hace casi 18 años que Juan Manuel Ro-
dríguez se partió la columna al lanzarse
al mar. Después de muchos fármacos ha
encontrado en la marihuana un motivo
para seguir adelante porque asegura
que es lo único que le mitiga el dolor
neuropático. Pero ha sido denunciado
por cultivarla en la habitación 516 del
Centro de Minusválidos Físicos de Ferrol.
[Alberto GAYO] [Fotos: Alberto PEITEAVEL]
50 interviú 28 de enero de 2008
PLANTAS EN LA 516
Atención a Minusválidos Físicos de Ferrol (A
Coruña). Es su casa para siempre. Desde
2005 intenta cultivar plantas de marihuana
para su consumo. Al final siempre lo pillan.
Arriba, en la habitación 516 delante de una
de las plantas que cultivó.
L
a vida de Juan Manuel Rodríguez Gantes,
un coruñés de 36 años, está escrita con
renglones muy torcidos. Separación de
sus padres cuando era muy pequeño; de
crío, muerte de su hermana y su abuela
en un paso a nivel ferroviario; la calle,
como residencia habitual, y la cárcel,
como segunda vivienda. Las drogas es-
taban machacándole el cuerpo, la cabeza
y su futuro. Para colmo, el 8 de junio de
1990 se lanzó al mar desde una roca de la
playa de Lazareto (A Coruña) y despertó
en el hospital. “No sé qué pasó, calculé
mal la profundidad, la altura…, no sé. Me
di con la cabeza en el fondo. Una señora
me recogió, estaba flotando boca abajo.
Lesión completa de la L5, las vértebras
lumbares”, explica postrado en la cama de
la habitación 516 del Centro de Atención a
Minusválidos Físicos (CAMF) de Ferrol,
una habitación de treinta metros cuadrados
donde la imagen del jamaicano Bob Mar-
ley es la única compañía permanente.
Aquí lleva 17 años. Del pecho para abajo
sólo siente “un dolor agudo e intenso como
www.interviu.es interviú 51
 si me hubiesen arrancado medio cuerpo”.
Los dedos de las manos están agarrotados,
come con cubiertos adaptados y bebe por
una larga pajita. Mueve con dificultad los
brazos, suficiente para manejar el mando
a distancia. Ahora lleva tres meses sin mo-
verse de la cama por una úlcera. Antes, se
daba garbeos en la silla de ruedas eléctrica
ayudado por algún amigo.
“A Ramón Sampedro [el tetrapléjico
también coruñés que luchó toda su vida
por morir dignamente y que falleció hace
ahora diez años] le entiendo en todo, he
llegado a pensar como él, que esto no es
vivir; pero la diferencia es que a mí la
marihuana me está ayudando a seguir ti-
rando”. Sí, Juan Manuel está convencido,
después de años de empaparse con toda la
literatura sobre la potencialidad terapéutica
de esta droga ilegal, de que en el cannabis
es parte del remedio para su desesperación.
“Mi cerebro no tiene una buena conexión
EL PSICÓLOGO ADMITE
QUE HAY MUCHOS
MITOS SOBRE EL
CANNABIS, “PERO A
JUAN LE HA SERVIDO
PARA SOBRELLEVAR
EL SUFRIMIENTO”
nerviosa. No tengo sensibilidad en el 90
por ciento del cuerpo, pero los nervios y
las neuronas me provocan dolor. Es como
el síndrome del amputado, al que le cortan
el brazo pero le sigue doliendo. Me han
dado todo tipo de fármacos [ahora toma
casi veinte pastillas] y el dolor sigue ahí.
Incluso lo he intentado con una bomba de
fármacos que va soltando morfina y otros
medicamentos, pero las pruebas fueron
tan mal que no quise seguir. Lo único que
me relaja los músculos, que me alivia los
dolores, es la marihuana. Y no cualquier
marihuana, la variedad índica [autóctona
de zonas de Afganistán, Pakistán e India]
es la que mejor me sienta, la sátiva me
pone nervioso, no me deja dormir”.
Aprender a vivir con el dolor era la única
salida porque ningún médico le iba a recetar
una sustancia ilegal. “Y yo prefería morir-
me”. Decidió empaparse con todo lo que caía
en sus manos sobre el tetrahidrocannabinol
(THC), el principio activo de la marihuana.
Un amigo le regaló unos cogollos. “Me fu-
maba dos o tres porros al día y noté que el
dolor agudo e intenso se transformaba en
una molestia más leve. Se lo comenté a mi
médico de la Unidad de Lesionados Medu-
lares, pero me dijo que la marihuana no era
un medicamento”. Se dedicó a comprar en
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FÁRMACO DE USO COMPASIVO
E n febrero de 2006, la comisión clínica del Plan Nacio-
nal sobre Drogas, compuesta por importantes inves-
tigadores en sustancias de abuso, concluyó que además
de evidencias sobre la acción de los cannabinoides en
la prevención de las náuseas y vómitos provocados por
la quimioterapia, había ensayos clínicos que apuntan a
que el principio activo de la marihuana puede ayudar a
tratar el dolor neuropático y a controlar la espasticidad
muscular. En Cataluña se realizó un estudio con pa-
el mercado negro, pero no podía controlar la
calidad, a veces le engañaban. De ahí pasó
a una depresión. Era el año 2000. Apareció
entonces el psicólogo Manuel Castro, del
Hospital Novoa Santos. Este facultativo ha
trabajado con terminales, con enfermos de
cáncer, con drogodependientes... Fue su ta-
bla de salvación. Le ayudó a olvidarse de las
drogas y le enseñó pautas de actuación.
Ordenar su vida
“Había que ordenar su actividad en medio
de la confusión –explica Castro–. Si no se
ocupaba en algo que para él tuviera senti- Esquejes de marihuana que Juan Manuel tenía el pasado
do, se dedicaría a sus temores y angustias, y mes de noviembre en un armario portátil en su habitación.
había que ver con qué recursos contaba, una
cientes que sufren dolor neuropático como el de Juan
Manuel. Usaron Sativex, un fármaco comercializado que
se extrae de la planta. Lo importante era ver su potencial
terapéutico y, sobre todo, la dosis que debe aplicarse.
Hubo pacientes que abandonaron por efectos no desea-
dos (alteración de la percepción, mareos, pesadillas…) y
otros que vieron mitigados sus dolores. Desde entonces,
la Generalitat utiliza el fármaco como medicamento de
uso compasivo cuando no hay otra alternativa.
silla de ruedas eléctrica de por vida. Está
claro que hay muchos mitos sobre los usos
terapéuticos del cannabis, que su potencia-
lidad no es superior a la de otros fármacos,
pero la planta le ha ayudado a centrar su
vida, y consumir le relaja y le hace tener una
percepción diferente del dolor. Puede sobre-
llevar mejor la ansiedad y el sufrimiento. Se
debe estudiar cada caso de forma indivi-
dual. A Juan Manuel le compensa”. Este
psicólogo habla sin pelos en la lengua: “El
cannabis no es algo inocuo, si se consume
reiteradamente en la adolescencia, puede
ser un factor de riesgo que lleve a la esqui-
zofrenia, pero hablamos de Juan Manuel y
había que sopesar los problemas”.
algo mejor. Ahora sé que en Cataluña o
País Vasco se puede conseguir un permiso
para cultivar en determinados supuestos,
o se puede participar en programas de dis-
pensación de marihuana. Aquí me hinchan
a pastillas, a opiáceos muy fuertes, que me
APOYO FAMILIAR provocan vómitos, problemas estomacales,
de hígado y síndrome de abstinencia”.
Juan Manuel
Rodríguez
ha recibido el
Armario de cultivo con focos
apoyo de grupos En la penúltima intentona se lió gorda.
prolegalización y Después del pasado verano Juan Manuel
de asociaciones de se compró todos los artilugios necesarios
enfermos que usan para cultivar en el interior de un armario
la marihuana para portátil. Focos de luz, filtros de olor y un
evitar los vómitos de candado en la puerta. En noviembre de
la quimioterapia. A 2007 una inspección del servicio de pre-
la izquierda, Elena
vención de riesgos laborales lo delató. El
Gantes, su madre,
quien sostiene que director del centro, Fernando López, que
ve a su hijo más sólo llevaba un par de días en el cargo,
calmado cuando le obligó a abrir el armario. No quiso y
consume cannabis. vino la policía. Ahora tiene una denuncia
Abajo, el psicólogo en el juzgado. López explica que no tiene
del Hospital Novoa
Santos, Manuel
capacidad de actuación, que se rige por
el principio de legalidad y que el cultivo
Castro, y entrada
al Centro de Ayuda
a los MInusválidos
para consumo no es legal. Consciente del
problema, el director aseguró que no tiene
Físicos (CAMF) de
Ferrol.
inconveniente en elevar un escrito con el
problema de Juan Manuel y sus peticiones,
“pero por ahora lo único que ha hecho
Juan Manuel es una reivindicación de su
derecho a consumir y a autocultivar”.
A escasos 50 kilómetros, en el extrarra-
dio de A Coruña, malvive su madre, Elena
Gantes. En una casucha recogida y limpia
junto a una refinería, Elena confiesa que
su hijo “tiene muy buen corazón. Yo sé
que la droga es mala, pero a él le anima,
“A RAMÓN SAMPEDRO
LE HE ENTENDIDO
MUCHAS VECES, HE
LLEGADO A PENSAR
COMO ÉL. LA ‘MARÍA’
ME HA HECHO SEGUIR”
En 2005, Rodríguez Gantes decidió le cambia el carácter para bien y encima
tener su propio cultivo. “Esta habitación tiene menos dolores”.
es mi vivienda. De la puerta para dentro Sin graduado escolar y con antecedentes,
mando yo”. Era su argumento. La planta Juan Manuel no pudo cumplir su sueño de
era pequeñita. Un año después, su proyec- ser soldado profesional. Hoy su campo de
to agrario varió. Unas plantas enormes batalla es otro. “No defiendo el porro lúdico,
crecieron en la terraza acristalada de su pero hay que avanzar en su potencial tera-
habitación. En la época de la floración péutico. Es curioso, muchos hablan de que
alguien se chivó del olor, y cuando entró se empieza con un porro y se acaba en la
el director del centro, dijo: “Esto no es heroína. En mi caso ha sido al revés. Me he
una planta, es un árbol”. Tuvo que tirarla. metido de todo, pastillas, pegamento, heroí-
Volvió a la Unidad del Dolor y explicó que na, coca… luego el accidente, y ahora he
había unos medicamentos fabricados con acabado fumando marihuana para quitarme
derivados cannábicos (Sativex) que ya es- el dolor. Probablemente no legalicen la plan-
taban aprobados. Pero nada. “Decidí que ta, pero está claro que su uso en laboratorio
iba a ser mi lucha mientras no me diesen y su aplicación terapéutica llegará”.
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