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Husserl, Edmund (1859-1938) HIST.

Filósofo alemán, nacido en Prossnitz, Moravia, provincia


entonces del imperio austrohúngaro. Estudia en Leipzig; se interesa
primero por las matemáticas, que estudia en Berlín con Karl Th.
Weierstrass, y luego por la filosofía, convirtiéndose en discípulo de
Franz Brentano, en Viena; de él heredará el concepto fundamental de
intencionalidad, base de su filosofía. Enseña en Halle, Gotinga y
Friburgo y con su docencia y sus publicaciones crea una escuela de
fenomenólogos, base de la fenomenología, una de las dos
orientaciones filosóficas que, junto con el neopositivismo del Círculo
de Viena, llena el panorama filosófico de buena parte del s. XX. En
1891 publica, bajo la influencia directa de las ideas de Brentano,
Filosofía de la aritmética, obra criticada por G. Frege por su
orientación psicologista. En sus Investigaciones lógicas (2 vols., 1900-
1901), influido ahora por Bernhard Bolzano, rechaza el psicologismo
inicial y se orienta hacia la valoración objetiva de las formas lógicas y
de las esencias, delineando las líneas maestras del método
fenomenológico, que desarrollará más plenamente en Ideas relativas
a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica (1913).Su
docencia en Gotinga señala el comienzo del desarrollo de la escuela
fenomenológica, y de allí surgen algunos de sus discípulos
importantes, como Max Scheler y Dietrich von Hildebrand, igual como
surgirán luego, en el período de docencia en Friburgo, Eugen Fink,
Ludwig Landgrewe y Martin Heidegger. En este último período publica
Filosofía como ciencia estricta (1910-1911) y en 1913 funda el
anuario «Jahrbuch für Philosophie und phänomenologische Forshung»
[Anuario para la filosofia y la investigación fenomenológica] (1913-
1930), donde los fenomenólogos publican sus estudios e
investigaciones (en él aparecerá, por ejemplo, Ser y tiempo, de
Heidegger). En 1916, sucediendo al neokantiano Heinrich Rickert,
obtiene la cátedra de filosofía de Friburgo de Brisgovia, que
mantendrá hasta 1929. A este periodo pertenecen las obras
Lecciones sobre la fenomenología de la conciencia interna del tiempo
(obra publicada por Heidegger en 1928), Lógica formal y
trascendental (1929) y Meditaciones cartesianas (1931), que marcan
la última evolución de su pensamiento. Escribe también La crisis de
las ciencias europeas y la fenomenología trascendental (Belgrado,
1936), cuando ya ha tenido que abandonar la universidad, expulsado
de ella por los nazis a causa de su origen judío; la obra es como su
testamento intelectual y en ella -en la vigilia de los grandes desastres
de la Segunda Guerra Mundial- culpa de la pérdida del objetivo
colectivo de la racionalidad, nacida en Europa, a la crisis de la ciencia
que ha olvidado el «mundo de la vida» (Lebenswelt). Las 40.000
páginas escritas que dejó al morir fueron recogidas por Hermann L.
van Breda, que las cedió al archivo del Instituto Superior de Filosofía
de la Universidad de Lovaina (Archivo «Husserl»).

La fenomenología de Investigaciones lógicas (desechado ya el


primitivo psicologismo) es denominada fenomenología descriptiva: se
caracteriza como un análisis psicológico de los fenómenos de
conciencia vistos desde su intencionalidad, esto es, su característica
fundamental de señalar hacia un objeto de conciencia, que se intuye
por su medio. No se trata, sin embargo, de un análisis interesado en
la intuición empírica del objeto, sino en la intuición que llama
categorial, que atiende no al hecho psíquico del fenómeno, sino a su
contenido significativo, o a la forma o esencia del objeto. La
descripción de estas formas, esencias o ideas es el objeto propio de la
fenomenología (ver cita).

Lo que es psicología descriptiva en las Investigaciones es, en las


Ideas, propiamente fenomenología. Los objetos de conciencia sobre
los que se ejerce la reflexión fenomenológica no son los simples
hechos de conciencia, sino los hechos de conciencia tal como
aparecen después de una reducción fenomenológica, esto es, tras
una suspensión del juicio, o una epokhé, por la que se pone entre
paréntesis -a modo de duda universal cartesiana- la «actitud natural»,
es decir, se suspende lo que denomina «la tesis inherente a la actitud
natural» (la conciencia de la «realidad» del mundo y de nosotros
mismos, con todos los presupuestos que lo explican; ver texto ). Lo
que queda, después de esta reducción, es un «residuo
fenomenológico», la «conciencia pura», o la «conciencia
trascendental»: todo ha quedado convertido en un ser de conciencia
y, por lo mismo, todo es una vivencia intencional. Porque la
conciencia es siempre «conciencia de algo», en toda vivencia cabe
distinguir dos componentes: el nóema, el objeto conocido, el
«sentido», y la nóesis, el acto de conciencia. Todo queda reducido al
«ser como conciencia y al ser que se da a conocer en la conciencia»,
al ser trascendental y al ser trascendente, respectivamente (ver
texto ). La indagación del contenido de los nóemas, reducidos a
hechos de conciencia, no del mundo, lleva al conocimiento eidético
(reducción eidética), por esencias, por «sentidos» del contenido de
conciencia, captados a través de la intuición intelectual, que llama a
veces metafóricamente «la mirada del espíritu» o el «rayo visual». La
tarea de la fenomenología es, propiamente, la descripción de estas
esencias.El conocimiento de los nóemas nos lleva, vueltos como
estamos a comprender su «sentido», a la reconstrucción del mundo.
La fenomenología constituye el mundo puesto inicialmente entre
paréntesis, por tres pasos sucesivos: la constitución del mundo
material, del mundo animal y del mundo espiritual, o lo que es lo
mismo, por la constitución de la cosa, del cuerpo y del espíritu. Se
constituye así un mundo circundante (Umwelt), subjetivo, pero como
la constitución del mundo lleva a suponer la de los otros «yoes», la de
otras idénticas estructuras noéticas que tienen la propiedad de
referirse con idéntico sentido que el mío a las cosas, los diversos
mundos circundantes subjetivos entran en contacto para conformar
un mundo objetivo. En Meditaciones cartesianas y La crisis de las
ciencias europeas, desarrolla de modo más completo la
transformación del yo trascendental en un nosotros intersubjetivo, o
comunidad de sujetos que determina la «objetividad» de la
experiencia y del mundo (ver texto ).

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