Professional Documents
Culture Documents
“Le puedo contar un caso que a mí me sucedió porque yo estaba en la casa, tenía trece años y
compartía con unas amigas que me visitaban nada más para Semana Santa. En esa época, en
--Semana Santa- uno no cocinaba, sino que todo lo tenían hecho y los mayores se iban al lado
de la calle, a conversar en la noche. Una noche de esas, nosotros –mis amigas y yo- nos
quedamos jugando dominó en la mesa, cuando oímos ese pájaro que le dicen “pollo de
tierra”, que hacía pía, pía, y entonces dice una amiga que se llamaba Marcelina Castillo: “Oí el
pollo, oí el pollo de tierra”. Había con nosotros otras amigas, Cirila, María Mendoza y
comenzamos a llamarlo, a hacerle pía, pía, pía, pía y se ha venido y entonces comenzamos a
mentarle la madre. Nosotras estábamos en la mesa, -en ese tiempo no había luz eléctrica en
Puerto Jiménez, sino lámparas de canfín- jugando dominó cuando sentimos debajo de ella que
chillaba el animal, agarramos un foco y unos garrotes, comenzamos a buscar y a buscar y a
mentarle la madre, sentíamos como que la tierra temblaba y el animal seguía pía, pía. Nos
fuimos corriendo al cuarto de mi madrina y nos metimos a la cama y nos envolvimos en las
cobijas, el bicho chillaba entonces debajo de la cama y nosotros sentíamos como que nos
tocaba, como que nos tocaba la cama, cuando escuché a mi madrina que estaba afuera
conversando con unos amigos, se vino, y dice Ethelbina: “¿A dónde estás?” “Aquí estoy”, le
dije. Es el pájaro, es el pájaro, espíritu, alma –le dijo yo- está debajo de la cama. Mi tía dijo:
“Hay que decirle: en el nombre de Jesucristo se larga, se va” y de verdad se fue”.
Nota: Esta narración forma parte del proyecto de investigación del curso Identidad y Cuento
Tradicional del Centro de Estudios Generales. Universidad Nacional. Heredia. Costa Rica. 2001