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1.1. Debemos conocer en qué van a consistir los cambios de una etapa a otra. Para eso
compararemos de manera general las dos etapas.
1.3. Qué recursos se establecen desde el centro para facilitar la adaptación a la etapa nueva.
1.4. Qué capacidades poseerán nuestros hijos, por su desarrollo evolutivo, para superar los
nuevos objetivos.(Características de la tercera infancia: de los 5 a los 11)
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2.1. Relación sistemática con el centro, a través del tutor, para actuar en común, en la
misma línea, o de manera complementaria para conseguir lo que pretendemos.
2.2. Mantener una relación estrecha con nuestros hijos, dedicando un tiempo diario a
dialogar con ellos, escucharles, para conocer sus temores y darles seguridad y apoyo.
2.3. Preocuparnos de sus necesidades emocionales, para que reconozcan y controlen sus
sentimientos de manera positiva y tengan la estabilidad necesaria para rendir en el
trabajo e integrarse adecuadamente en el grupo.
2.5. Dosificar el uso de la videoconsola y la TV. Les hace pasivos y no les ayuda a pensar.
2.6. En su lugar, ofrecerles juegos deportivos de equipo, para que ensayen estratategias,
juegos con los que ejerciten su creatividad (tipo Lego) representándose situaciones de
la vida y su manera de enfrentarse a ellas. Juegos cooperativos, de relación con otros
niños y niñas para que aprendan habilidades sociales para la vida.
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- Inseguridad: Unos niños muestran más inseguridad ante el cambio que otros, lo
que hace que lo afronten con miedo. Nuestro estilo educativo como padres debe
favorecer la autonomía responsable acorde con la madurez de nuestro hijo. Así
se asegura que sepa en cada momento lo que tiene que hacer, que tenga
experiencias positivas de éxito, que le den seguridad para todas sus acciones.
Posiciones sobreproteccionistas, o de excesiva autoridad o abandono son causa
de inseguridad en nuestros hijos.
- Lenta adaptación a los ritmos que exige el nivel: No todos tenemos los mismos
ritmos de aprendizaje. Entre los 7 y los 11 años estaremos maduros para
adquirir determinados conocimientos, pero no sabemos el momento en el que
cada uno podrá adquirirlos. Lo más normal es que no haya mucha diferencia de
tiempo y que no haya más de dos años cronológicos y de nivel entre unos y
otros. Hay que respetar el ritmo de aprendizaje de cada uno, al mismo tiempo
que se fomenta el desarrollo de estrategias cognitivas que permita salvar esa
lentitud. Es muy importante animar en la consecución de objetivos y fomentar
la autoestima para evitar la desmotivación y el abandono.
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