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José Smith—Historia

SELECCIONES DE LA HISTORIA DE JOSÉ SMITH EL PROFETA

History of the Church, Tomo 1, Capı́tulos 1–5.

José Smith habla de sus ascendien- relacionan, tal como han sucedi-
tes, de los miembros de su familia do, o como en la actualidad exis-
y de los lugares donde habı́an vivido t e n , s i e n d o o c h o , c o n é s t e
anteriormente—En la parte occi- [1838], los años que han transcu-
dental de Nueva York, predomina rrido desde la aorganización de
una agitación extraordinaria en dicha Iglesia.
cuanto a religión—Resuelve buscar 3 aNacı́ en el año de nuestro
sabidurı́a como lo aconseja Santia- Señor mil ochocientos cinco, el
go—El Padre y el Hijo se apare- dı́a veintitrés de diciembre, en el
cen a José Smith y éste es llamado pueblo de Sharon, Condado de
a su ministerio profético. (Versı́- Windsor, Estado de Vermont.
culos 1–20.) Tendrı́a yo unos diez años de
edad, cuando mi padre, que tam-

D EBIDO a las muchas noti-


cias que personas mal dis-
puestas e insidiosas han hecho
bién se llamaba bJosé [Joseph]
Smith, salió del Estado de Ver-
mont y se trasladó a Palmyra,
circular acerca del aorigen y pro- Condado de Ontario (hoy Way-
greso de La bIglesia de Jesucristo ne), Estado de Nueva York. Co-
de los Santos de los Últimos mo a los cuatro años de la llega-
Dı́as, con las cuales sus autores da de mi padre a Palmyra, se
han intentado combatir su re- mudó con su familia a Manches-
putación como Iglesia y su pro- ter, en el mismo Condado de
greso en el mundo, se me ha Ontario.
persuadido a escribir esta his- 4 Once personas integraban
toria para sacar del error a la su familia, a saber, mi padre
a
opinión pública y presentar a Joseph Smith; mi bmadre, Lucy
los que buscan la verdad los Smith (cuyo apellido de soltera
hechos tal como han sucedido, era Mack, hija de Solomon Ma-
tanto en lo concerniente a mı́, ck); mis hermanos cAlvin (falle-
ası́ como a la Iglesia, y lo hago cido el 19 de noviembre de 1823,
hasta donde el conocimiento a los veinticinco años de edad),
d
de estos hechos me lo permite. Hyrum, yo, eSamuel Harrison,
2 En este relato presentaré con William, Don Carlos, y mis her-
verdad y justicia los varios su- manas Sophronia, Catherine y
cesos que con esta Iglesia se Lucy.
1 1a gee Restauración Dı́as, La. Joseph.
del evangelio. 2a DyC 20:1. b gee Smith, Lucy Mack.
b gee Iglesia de 3a gee Smith, hijo, José. c DyC 137:5–6.
Jesucristo de los b 2 Ne. 3:15. d gee Smith, Hyrum.
Santos de los Últimos 4a gee Smith, padre, e gee Smith, Samuel H.
José Smith—Historia 1:5–9 54
5 Durante el segundo año de con el otro, si es que alguna vez
nuestra residencia en Manches- la abrigaron, se habı́a perdido
ter, surgió en la región donde completamente en una alucha
vivı́amos una agitación extraor- de palabras y contienda de opi-
dinaria sobre el tema de la reli- niones.
gión. Empezó entre los metodis- 7 Por esa época tenı́a yo cator-
tas, pero pronto se generalizó ce años de edad. La familia de
entre todas las sectas de la co- mi padre se convirtió a la fe
marca. En verdad, parecı́a re- presbiteriana; y cuatro de ellos
percutir en toda la región, y ingresaron a esa iglesia, a saber,
grandes multitudes se unı́an a mi madre Lucy, mis hermanos
los diferentes partidos religio- Hyrum y Samuel Harrison, y mi
sos, ocasionando no poca agita- hermana Sophronia.
ción y división entre la gente; 8 Durante estos dı́as de tanta
pues unos gritaban: “a¡He aquı́!”; agitación, invadieron mi mente
y otros: “¡He allı́!” Unos conten- una seria reflexión y gran in-
dı́an a favor de la fe metodista, quietud; pero no obstante la
otros a favor de la presbiteriana intensidad de mis sentimientos,
y otros a favor de la bautista. que a menudo eran punzantes,
6 Porque a pesar del gran amor me conservé apartado de todos
expresado por los conversos de estos grupos, aunque concurrı́a
estas distintas creencias en el a sus respectivas reuniones cada
momento de su conversión, y vez que la ocasión me lo permi-
del gran celo manifestado por tı́a. Con el transcurso del tiempo
los clérigos respectivos, que acti- llegué a inclinarme un tanto a
vamente suscitaban y fomenta- la secta metodista, y sentı́ cierto
ban este cuadro singular de sen- deseo de unirme a ella, pero
timientos religiosos —a fin de eran tan grandes la confusión
lograr convertir a todos, como y la contención entre las dife-
se complacı́an en decir, pese a la rentes denominaciones, que era
secta que fuere— sin embargo, imposible que una persona tan
cuando los conversos empeza- joven como yo, y sin ninguna
ron a dividirse, unos con este experiencia en cuanto a los
partido y otros con aquél, se vio hombres y las cosas, llegase a
que los supuestos buenos senti- una determinación precisa so-
mientos, tanto de los sacerdotes bre quién tenı́a razón y quién no.
como de los conversos, eran más 9 Tan grande e incesante eran
fingidos que verdaderos; por- el clamor y el alboroto, que a
que siguió una escena de gran veces mi mente se agitaba en
confusión y malos sentimientos extremo. Los presbiterianos es-
—sacerdote contendiendo con taban decididamente en contra
sacerdote, y converso con con- de los bautistas y de los meto-
verso— de modo que toda esa distas, y se valı́an de toda la
buena voluntad del uno para fuerza del razonamiento, ası́

5a Mateo 24:23. 6a gee Contención, contienda.


55 José Smith—Historia 1:10–15
como de la sofisterı́a, para de- los maestros religiosos de las di-
mostrar los errores de aquéllos, ferentes sectas aentendı́an los
o por lo menos, hacer creer a la mismos pasajes de las Escrituras
gente que estaban en error. Por de un modo tan distinto, que
otra parte los bautistas y los destruı́an toda esperanza de
metodistas, a su vez, se afana- resolver el problema recurrien-
ban con el mismo celo para esta- do a la bBiblia.
blecer sus propias doctrinas y 13 Finalmente llegué a la con-
refutar las demás. clusión de que tendrı́a que per-
10 En medio de esta guerra de manecer en tinieblas y confu-
palabras y tumulto de opinio- sión, o de lo contrario, hacer lo
nes, a menudo me decı́a a mı́ que Santiago aconsejaba, esto
mismo: ¿Qué se puede hacer? es, recurrir a Dios. Al fin tomé
¿Cuál de todos estos grupos tie- la determinación de “apedir a
ne a razón; o están todos en Dios”, habiendo decidido que si
error? Si uno de ellos es verda- él daba sabidurı́a a quienes care-
dero, ¿cuál es, y cómo podré cı́an de ella, y la impartı́a abun-
saberlo? dantemente y sin reprochar, yo
11 Agobiado bajo el peso de las podrı́a intentarlo.
graves dificultades que provo- 14 Por consiguiente, de acuer-
caban las contiendas de estos do con esta resolución mı́a de
grupos religiosos, un dı́a estaba recurrir a Dios, me retiré al bos-
leyendo la Epı́stola de Santiago, que para hacer la prueba. Fue
primer capı́tulo y quinto versı́- por la mañana de un dı́a hermo-
culo, que dice: Y si alguno de so y despejado, a principios de
vosotros tiene falta de sabidurı́a, la primavera de 1820. Era la pri-
pı́dala a Dios, el cual da a todos mera vez en mi vida que hacı́a
abundantemente y sin reproche, y le tal intento, porque en medio de
será dada. toda mi ansiedad, hasta ahora
12 Ningún pasaje de las Escri- no habı́a procurado aorar vocal-
turas jamás penetró el corazón mente.
de un hombre con más fuerza 15 Después de apartarme al
que éste en esta ocasión, el mı́o. lugar que previamente habı́a
Pareció introducirse con inmen- designado, mirando a mi derre-
so poder en cada fibra de mi dor y encontrándome solo, me
corazón. Lo medité repetidas arrodillé y empecé a elevar a
veces, sabiendo que si alguien Dios el deseo de mi corazón.
necesitaba sabidurı́a de Dios, Apenas lo hube hecho, cuando
esa persona era yo; porque no súbitamente se apoderó de mı́
sabı́a qué hacer, y a menos que una fuerza que me dominó por
obtuviera mayor conocimiento completo, y surtió tan asombro-
del que hasta entonces tenı́a, sa influencia en mı́, que se me
jamás llegarı́a a saber; porque trabó la lengua, de modo que no

10a gee Verdad. b gee Biblia. 14a gee Oración.


12a 1 Cor. 2:10–16. 13a gee Oración.
José Smith—Historia 1:16–20 56
pude hablar. Una densa obscu- a fin de saber a cuál unirme. Por
ridad se formó alrededor de mı́, tanto, luego que me hube reco-
y por un momento me pareció brado lo suficiente para poder
que estaba destinado a una des- hablar, pregunté a los Persona-
trucción repentina. jes que estaban en la luz arriba
16 Mas esforzándome con todo de mı́, cuál de todas las sectas
mi aliento por apedirle a Dios era la verdadera (porque hasta
que me librara del poder de este ese momento nunca se me habı́a
enemigo que se habı́a apodera- ocurrido pensar que todas estu-
do de mı́, y en el momento en vieran en error), y a cuál debı́a
que estaba para hundirme en la unirme.
desesperación y entregarme a 19 Se me contestó que no debı́a
la destrucción —no a una ruina unirme a ninguna, porque todas
imaginaria, sino al poder de un estaban en aerror; y el Personaje
ser efectivo del mundo invisible que me habló dijo que todos sus
que ejercı́a una fuerza tan asom- credos eran una abominación
brosa como yo nunca habı́a a su vista; que todos aquellos
sentido en ningún otro ser— profesores se habı́an pervertido;
precisamente en este momento que “con sus labios me bhonran,
de tan grande alarma vi una pero su ccorazón lejos está de
columna de bluz, más brillante mı́; enseñan como doctrinas los
que el csol, directamente arriba d
mandamientos de los hombres,
de mi cabeza; y esta luz gradual- teniendo eapariencia de piedad,
mente descendió hasta descan- mas negando la eficacia de ella”.
sar sobre mı́. 20 De nuevo me mandó que no
17 No bien se apareció, me sen- me uniera a ninguna de ellas; y
tı́ libre del enemigo que me muchas otras cosas me dijo que
habı́a sujetado. Al reposar sobre no puedo escribir en esta oca-
mı́ la luz, avi en el aire arriba sión. Cuando otra vez volvı́ en
de mı́ a bdos Personajes, cuyo mı́, me encontré de espaldas mi-
fulgor y cgloria no admiten des- rando hacia el cielo. Al retirarse
cripción. Uno de ellos me habló, la luz, me quedé sin fuerzas,
llamándome por mi nombre, y pero poco después, habiéndo-
dijo, señalando al otro: Éste es mi me recobrado hasta cierto pun-
d
Hijo eAmado: ¡Escúchalo! to, volvı́ a casa. Al apoyarme
18 Habı́a sido mi objeto arecu- sobre la mesilla de la chimenea,
rrir al Señor para saber cuál de mi madre me preguntó si algo
todas las sectas era la verdadera, m e p a s a b a . Y o l e c o n t e s t é :

16a Moisés 1:20. d gee Jesucristo. Primitiva.


b Hech. 26:13. e Mateo 3:17; 17:5; b Isa. 29:13–14;
c Apoc. 1:16. 3 Ne. 11:7. Ezeq. 33:30–31.
17a gee Visión. 18a DyC 6:11; 46:7. c gee Apostası́a—
b Hech. 7:55–56; 19a Sal. 14. Apostası́a general.
Col. 3:1. gee Apostası́a— d Tito 1:14;
gee Trinidad. Apostası́a de la DyC 45:29.
c gee Gloria. Iglesia Cristiana e 2 Tim. 3:5.
57 José Smith—Historia 1:21–24
“Pierda cuidado, todo está bien; 22 Sin embargo, no tardé en
me siento bastante bien”. En- descubrir que mi relato habı́a
tonces le dije: “He sabido a satis- despertado mucho prejuicio en
facción mı́a que el presbiteria- contra de mı́ entre los profeso-
nismo no es verdadero”. Parece res de religión, y fue la causa de
que desde los años más tiernos una fuerte apersecución, cada
de mi vida el aadversario sabı́a vez mayor; y aunque no era yo
que yo estaba destinado a per- sino un bmuchacho desconoci-
turbar y molestar su reino; de lo do, apenas entre los catorce y
contrario, ¿por qué habı́an de quince años de edad, y tal mi
combinarse en mi contra los posición en la vida que no era
poderes de las tinieblas? ¿Cuál un joven de importancia alguna
era el motivo de la boposición y en el mundo, sin embargo, los
persecución que se desató con- hombres de elevada posición se
tra mı́ casi desde mi infancia? fijaban en mı́ lo suficiente para
agitar el sentimiento público en
Algunos predicadores y otros profe-
mi contra y provocar con ello
sores de religión rechazan el relato
una encarnizada persecución; y
de la Primera Visión—Se desata la
esto fue general entre todas las
persecución contra José Smith—Él
sectas: todas se unieron para
testifica de la realidad de la visión.
perseguirme.
(Versı́culos 21–26.)
23 En aquel tiempo me fue
21 A los pocos dı́as de haber motivo de seria reflexión, y fre-
visto esta avisión, me encontré cuentemente lo ha sido desde
por casualidad en compañı́a de entonces, cuán extraño que un
uno de los ministros metodistas, muchacho desconocido de poco
uno muy activo en la ya mencio- más de catorce años, y además,
nada agitación religiosa; y ha- uno que estaba bajo la necesi-
blando con él de asuntos religio- dad de ganarse un escaso sostén
sos, aproveché la oportunidad con su trabajo diario, fuese con-
para relatarle la visión que yo siderado persona de importan-
habı́a visto. Su conducta me sor- cia suficiente para llamar la aten-
prendió grandemente; no sólo ción de los grandes personajes
trató mi narración livianamente, de las sectas más populares del
sino con mucho desprecio, di- dı́a; y a tal grado, que suscitaba
ciendo que todo aquello era del en ellos un espı́ritu de la más
diablo; que no habı́a tales cosas rencorosa persecución y vili-
como bvisiones ni crevelaciones pendio. Pero, extraño o no, ası́
en estos dı́as; que todo eso habı́a aconteció; y a menudo fue moti-
cesado con los apóstoles, y que vo de mucha tristeza para mı́.
no volverı́a a haber más. 24 Sin embargo, no por esto

20a gee Diablo. 21a gee Primera Visión. gee Persecución,


b 2 Ne. 2:11; b gee Visión. perseguir.
DyC 58:2–4. c gee Revelación. b 1 Sam. 16:7;
gee Adversidad. 22a Stg. 5:10–11. Alma 37:35.
José Smith—Historia 1:25–28 58
dejaba de ser un hecho el que visión; yo lo sabı́a, y sabı́a que
yo hubiera visto una visión. He Dios lo sabı́a; y no podı́a bnegar-
pensado desde entonces que me lo, ni osarı́a hacerlo; por lo
sentı́a igual que aPablo, cuando menos, sabı́a que haciéndolo,
presentó su bdefensa ante el rey ofenderı́a a Dios y caerı́a bajo
Agripa y refirió la visión, en la condenación.
cual vio una luz y oyó una voz. 26 Mi mente ya estaba satisfe-
Mas con todo, fueron pocos los cha en lo que concernı́a al mun-
que le creyeron; unos dijeron do sectario: que mi deber era no
que estaba mintiendo; otros, unirme a ninguno de ellos, sino
que estaba loco; y se burlaron de permanecer como estaba hasta
él y lo vituperaron. Pero nada que se me dieran más instruc-
de esto destruyó la realidad de ciones. Habı́a descubierto que el
a
su visión. Habı́a visto una vi- testimonio de Santiago era cier-
sión, y él lo sabı́a, y toda la to: que si el hombre carece de
persecución debajo del cielo no sabidurı́a, puede pedirla a Dios
iba a cambiar ese hecho; y aun- y obtenerla sin reproche.
que lo persiguieran hasta la
Moroni se aparece a José Smith—
muerte, aún ası́ sabı́a, y sabrı́a
El nombre de José se tomará para
hasta su último aliento, que
bien y para mal entre todas las na-
habı́a visto una luz ası́ como
ciones—Moroni le habla del Libro
oı́do una voz que le habló; y el
de Mormón, de los juicios venideros
mundo entero no pudo hacerlo
del Señor y cita muchos pasajes de
pensar ni creer lo contrario.
las Escrituras—Se le revela el lu-
25 Ası́ era conmigo. Yo efecti-
gar donde estaban escondidas las
vamente habı́a visto una luz, y
planchas de oro—Moroni continúa
en medio de la luz vi a dos aPer-
instruyendo al Profeta. (Versı́culos
sonajes, los cuales en realidad
27–54.)
me hablaron; y aunque se me
odiaba y perseguı́a por decir 27 Seguı́ con mis ocupaciones
que habı́a visto una visión, no comunes de la vida hasta el
obstante, era cierto; y mientras veintiuno de septiembre de mil
me perseguı́an, y me vilipendia- ochocientos veintitrés, sufrien-
ban, y decı́an falsamente toda do continuamente severa per-
clase de mal en contra de mı́ por secución de toda clase de indivi-
afirmarlo, yo pensaba en mi co- duos, tanto religiosos como
razón: ¿Por qué me persiguen irreligiosos, por motivo de que
por decir la verdad? En realidad yo seguı́a afirmando que habı́a
he visto una visión, y ¿quién soy visto una visión.
yo para oponerme a Dios?, o 28 Durante el tiempo que
¿por qué piensa el mundo ha- transcurrió entre la ocasión en
cerme negar lo que realmente que vi la visión y el año mil
he visto? Porque habı́a visto una ochocientos veintitrés —habién-

24a gee Pablo. 25a JS—H 1:17. 26a Stg. 1:5–7.


b Hech. 26:1–32. b gee Valor; Integridad.
59 José Smith—Historia 1:29–31
doseme prohibido unirme a las dı́a veintiuno de septiembre,
sectas religiosas del dı́a, cual- después de haberme retirado a
quiera que fuese, teniendo pocos la cama, me puse a aorar, pidién-
años, y perseguido por aquellos dole a Dios Todopoderoso per-
que debieron haber sido mis dón de todos mis pecados e
amigos y haberme tratado con imprudencias; y también una
bondad; y que si me creı́an en- manifestación para saber de mi
gañado, debieron haber procu- condición y posición ante él;
rado de una manera apropiada porque tenı́a la más absoluta
y cariñosa rescatarme— me vi confianza de obtener una mani-
sujeto a toda especie de atenta- festación divina, como previa-
ciones; y, juntándome con toda mente la habı́a tenido.
clase de personas, frecuente- 30 Encontrándome ası́, en el
mente cometı́a muchas im- acto de suplicar a Dios, vi que se
prudencias y manifestaba las aparecı́a una luz en mi cuarto, y
debilidades de la juventud y las que siguió aumentando hasta
flaquezas de la naturaleza hu- que la habitación quedó más ilu-
mana, lo cual, me da pena minada que al mediodı́a; cuan-
decirlo, me condujo a diversas do repentinamente se apareció
tentaciones, ofensivas a la vista un a personaje al lado de mi
de Dios. Esta confesión no es cama, de pie en el aire, porque
motivo para que se me juzgue sus pies no tocaban el suelo.
culpable de cometer pecados 31 Llevaba puesta una túnica
graves o malos, porque jamás suelta de una ablancura exquisi-
hubo en mi naturaleza la dispo- ta. Era una blancura que excedı́a
sición para hacer tal cosa. Pero a cuanta cosa terrenal jamás ha-
sı́ fui culpable de levedad, y en bı́a visto yo; y no creo que exista
ocasiones me asociaba con com- objeto alguno en el mundo que
pañeros joviales, etc., cosa que pueda presentar tan extraordi-
no correspondı́a con la conduc- nario brillo y blancura. Sus ma-
ta que habı́a de guardar uno nos estaban desnudas, y tam-
que habı́a sido b llamado por bién sus brazos, un poco más
Dios como yo. Mas esto no le arriba de las muñecas; y de igual
parecerá muy extraño a cual- manera sus pies, ası́ como sus
quiera que se acuerde de mi piernas, poco más arriba de los
juventud y conozca mi jovial tobillos. También tenı́a descu-
temperamento natural. biertos la cabeza y el cuello, y
29 Como consecuencia de estas pude darme cuenta de que no
cosas, solı́a sentirme censurado llevaba puesta más ropa que
a causa de mis debilidades e esta túnica, porque estaba abier-
imperfecciones. De modo que, ta de tal manera que podı́a verle
por la noche del ya mencionado el pecho.

28a gee Tentación, tentar. 30a gee Ángeles; Moroni, 1 Ne. 8:5; 3 Ne. 11:8.
b gee Llamado. hijo de Mormón.
29a gee Oración. 31a Hech. 10:30;
José Smith—Historia 1:32–38 60
32 No sólo tenı́a su túnica esta dos piedras, en aros de plata,
blancura singular, sino que toda las cuales, aseguradas a un apec-
su persona abrillaba más de lo toral, formaban lo que se lla-
que se puede describir, y su faz maba el bUrim y Tumim; que la
era como un vivo brelámpago. El posesión y uso de estas piedras
cuarto estaba sumamente ilumi- e r a l o q u e c o n s t i t u ı́ a a l o s
c
nado, pero no con la brillantez “videntes” en los dı́as antiguos,
que habı́a en torno de su perso- o anteriores, y que Dios las ha-
na. Cuando lo vi por primera bı́a preparado para la traduc-
vez, tuve cmiedo; mas el temor ción del libro.
pronto se apartó de mı́. 36 Después de decirme estas
33 Me llamó por mi anombre, y cosas, empezó a citar las profe-
me dijo que era un mensajero cı́as del aAntiguo Testamento.
enviado de la presencia de Dios, Primero citó parte del tercer ca-
y que se llamaba Moroni; que pı́tulo de bMalaquı́as, y también
Dios tenı́a una obra para mı́, y el cuarto y último capı́tulo de la
que entre todas las naciones, misma profecı́a, aunque varian-
tribus y lenguas se tomarı́a mi do un poco de la forma en que
nombre para bien y para mal, o se halla en nuestra Biblia. En
sea, que se iba a hablar bien y lugar de citar el primer versı́culo
mal de mı́ entre todo pueblo. cual se halla en nuestros libros,
34 Dijo que se hallaba depo- lo hizo de esta manera:
sitado un alibro, escrito sobre 37 Porque, he aquı́, viene el adı́a
b
planchas de oro, el cual daba que barderá como un horno, y todos
una relación de los antiguos ha- los soberbios, sı́, todos los que obran
bitantes de este continente, ası́ inicuamente, arderán como crastro-
como del origen de su proce- jo; porque los que vienen los quema-
dencia. También declaró que en rán, dice el Señor de los Ejércitos,
él se encerraba la cplenitud del de modo que no les dejará ni raı́z ni
evangelio eterno cual el Salva- rama.
dor lo habı́a comunicado a los 38 Entonces citó el quinto ver-
antiguos habitantes. sı́culo en esta forma: He aquı́, yo
35 Asimismo, que junto con las os revelaré el asacerdocio por medio
planchas estaban depositadas de bElı́as el profeta, antes de la

32a 3 Ne. 19:25. evangelio. gee Tierra—La


gee Gloria. 35a Lev. 8:8. purificación de la
b Éx. 34:29–35; gee Pectoral. tierra; Mundo—El
Hel. 5:36; b Éx. 28:30. fin del mundo.
DyC 110:3. gee Urim y Tumim. c Nahum 1:8–10;
c Éx. 3:6; c gee Vidente. 1 Ne. 22:15, 23;
Éter 3:6–8, 19. 36a gee Antiguo 2 Ne. 26:4–6;
33a Éx. 33:12, 17; Testamento. DyC 29:9.
Isa. 45:3–4. b gee Malaquı́as. 38a gee Llaves del
34a gee Libro de 37a gee Segunda venida sacerdocio;
Mormón. de Jesucristo. Sacerdocio.
b gee Planchas de oro. b 3 Ne. 25:1–6; b DyC 27:9; 110:13–16.
c gee Restauración del DyC 64:23–24. gee Elı́as el profeta.
61 José Smith—Historia 1:39–45
venida del grande y terrible dı́a del ni el pectoral con el Urim y Tu-
Señor. mim, sino únicamente a aque-
39 También expresó el siguien- llos a quienes se me mandase
te versı́culo de otro modo: Y él que las enseñara; si lo hacı́a,
plantará en el corazón de los hijos serı́a destruido. Mientras habla-
las apromesas hechas a los padres, y ba conmigo acerca de las plan-
el corazón de los hijos se bvolverá a chas, se manifestó a mi amente
sus padres. De no ser ası́, toda la la visión de tal modo que pude
tierra serı́a totalmente asolada a su ver el lugar donde estaban de-
venida. positadas; y con tanta claridad y
40 Aparte de éstos, citó el un- distinción, que reconocı́ el lugar
décimo capı́tulo de Isaı́as, di- cuando lo visité.
ciendo que estaba por cumplir- 43 Después de esta comunica-
se; y también los versı́culos ción, vi que la luz en el cuarto
veintidós y veintitrés del tercer empezaba a juntarse en derre-
capı́tulo de los Hechos, tal como dor del personaje que me habı́a
se hallan en nuestro Nuevo Tes- estado hablando, y ası́ continuó
tamento. Declaró que ese apro- hasta que el cuarto una vez más
feta era Cristo, pero que aún no quedó a obscuras, exceptuando
habı́a llegado el dı́a en que alrededor de su persona inme-
“toda alma que no oiga a aquel diata, cuando repentinamente
profeta, será bdesarraigada del vi abrirse algo como un conduc-
pueblo”, sino que pronto llegarı́a. to que iba directamente hasta el
41 Citó, además, desde el ver- cielo, y él ascendió hasta desa-
sı́culo veintiocho hasta el últi- parecer por completo, y el cuar-
mo, del segundo capı́tulo de to quedó tal como habı́a estado
a
Joel. También indicó que toda- antes de aparecerse esta luz
vı́a no se cumplı́a, pero que se celestial.
realizarı́a en breve; y declaró, 44 Me quedé reflexionando
además, que pronto entrarı́a la sobre la singularidad de la esce-
plenitud de los bgentiles. Citó na, y maravillándome grande-
muchos otros pasajes de las Es- mente de lo que me habı́a dicho
crituras y expuso muchas expli- este mensajero extraordinario,
caciones que no pueden men- cuando en medio de mi amedi-
cionarse aquı́. tación, de pronto descubrı́ que
42 Por otra parte, me manifestó mi cuarto empezaba a iluminar-
que cuando yo recibiera las se de nuevo, y, en lo que me
planchas de que él habı́a habla- pareció un instante, el mismo
do —porque aún no habı́a llega- mensajero celestial apareció una
do el tiempo para obtenerlas— vez más al lado de mi cama.
no habrı́a de enseñarlas a nadie, 45 Empezó, y otra vez me dijo

39a Gál. 3:8, 19. 40a Deut. 18:15–19. DyC 88:84.


b gee Genealogı́a; b 3 Ne. 20:23; 21:20. gee Gentiles.
Salvación de los 41a Hech. 2:16–21. 42a gee Mente.
muertos. b Rom. 11:11–25; 44a gee Meditar.
José Smith—Historia 1:46–50 62
las mismı́simas cosas que me cuando casi inmediatamente
habı́a relatado en su primera después que el mensajero celes-
visita, sin la menor variación; tial hubo ascendido la tercera
después de lo cual me informó vez, cantó el gallo, y vi que esta-
de grandes juicios que vendrı́an ba amaneciendo; de modo que
sobre la tierra, con gran desola- nuestras conversaciones deben
ción causada por el hambre, la de haber durado toda aquella
espada y las pestilencias; y que noche.
esos penosos juicios vendrı́an 48 Poco después me levanté de
sobre la tierra en esta genera- mi cama y, como de costumbre,
ción. Habiéndome referido estas fui a desempeñar las faenas ne-
cosas, de nuevo ascendió como cesarias del dı́a; pero al querer
lo habı́a hecho anteriormente. trabajar como en otras ocasio-
46 Ya para entonces eran tan nes, hallé que se me habı́an ago-
profundas las impresiones que tado a tal grado las fuerzas, que
se me habı́an grabado en la me sentı́a completamente inca-
mente, que el sueño habı́a hui- pacitado. Mi padre, que estaba
do de mis ojos, y yacı́a domina- trabajando cerca de mı́, vio que
do por el asombro de lo que algo me sucedı́a y me dijo que
habı́a visto y oı́do. Pero cual no me fuera a casa. Partı́ de allı́ con
serı́a mi sorpresa al ver de nue- la intención de volver a casa, pe-
vo al mismo mensajero al lado ro al querer cruzar el cerco para
de mi cama, y oı́rlo repasar y salir del campo en que estába-
repetir las mismas cosas que mos, se me acabaron completa-
antes; y añadió una advertencia, mente las fuerzas, caı́ inerte al
diciéndome que aSatanás procu- suelo y por un tiempo no estuve
rarı́a btentarme (a causa de la consciente de nada.
situación indigente de la familia 49 Lo primero que pude recor-
de mi padre) a que obtuviera las dar fue una voz que me habla-
planchas con el fin de hacerme ba, llamándome por mi nombre.
rico. Esto él me lo prohibió, y Alcé la vista y, a la altura de mi
dijo que, al obtener las planchas, cabeza, vi al mismo mensajero,
no debı́a tener presente más rodeado de luz como antes. En-
c
objeto que el de glorificar a tonces me relató otra vez todo lo
Dios; y que ningún otro motivo que me habı́a referido la noche
habı́a de influir en mı́ sino el de anterior, y me mandó ir a mi
a
edificar su reino; de lo contrario, padre y hablarle acerca de la vi-
no podrı́a obtenerlas. sión y los mandamientos que
47 Después de esta tercera visi- habı́a recibido.
ta, de nuevo ascendió al cielo 50 Obedecı́; regresé a donde
como antes, y otra vez me que- estaba mi padre en el campo, y
dé meditando en lo extraño de le declaré todo el asunto. Me
lo que acababa de experimentar; respondió que era de Dios, y me

46a gee Diablo. c DyC 121:37. Joseph.


b gee Tentación, tentar. 49a gee Smith, padre,
63 José Smith—Historia 1:51–55
dijo que fuera e hiciera lo que el planchas y los otros objetos que
mensajero me habı́a mandado. las acompañaban.
Salı́ del campo y fui al lugar 53 Intenté sacarlas, pero me lo
donde el mensajero me habı́a prohibió el mensajero; y de nue-
dicho que estaban depositadas vo se me informó que aún no
las planchas; y debido a la clari- habı́a llegado la hora de sacar-
dad de la visión que habı́a visto las, ni llegarı́a sino hasta des-
tocante al lugar, en cuanto lle- pués de cuatro años, a partir de
gué allı́, lo reconocı́. esa fecha; pero me dijo que fue-
51 Cerca de la aldea de Man- ra a ese lugar precisamente un
chester, Condado de Ontario, año después, y que él me espe-
Estado de Nueva York, se levan- rarı́a allı́; y que siguiera hacién-
ta una acolina de tamaño regu- dolo ası́ hasta que llegara el mo-
lar, y la más elevada de todas las mento de obtener las planchas.
de la comarca. Por el costado 54 De acuerdo con lo que se me
occidental del cerro, no lejos de habı́a mandado, acudı́a al fin de
la cima, debajo de una piedra de cada año, y en cada ocasión
buen tamaño, yacı́an las plan- encontraba allı́ al mismo mensa-
chas, depositadas en una caja de jero, y en cada una de nuestras
piedra. En el centro, y por la entrevistas recibı́a de él instruc-
parte superior, esta piedra era ciones e ainteligencia concer-
gruesa y redonda, pero más del- nientes a lo que el Señor iba a
gada hacia los extremos; de ma- hacer, y cómo y de qué manera
nera que se podı́a ver la parte se conducirı́a su breino en los úl-
céntrica sobre la superficie del timos dı́as.
suelo, mientras que alrededor de
José Smith contrae matrimonio con
la orilla estaba cubierta de tierra.
Emma Hale—Recibe de Moroni las
52 Habiendo quitado la tierra,
planchas de oro y traduce algunos
conseguı́ una palanca que logré
de los caracteres—Martin Harris
introducir debajo de la orilla
muestra los caracteres y la traduc-
de la piedra, y con un ligero
ción al profesor Anthon, el cual
esfuerzo la levanté. Miré dentro
dice: “No puedo leer un libro sella-
de la caja, y efectivamente vi
do”. (Versı́culos 55–65.)
allı́ las a planchas, el b Urim y
Tumim y el cpectoral, como lo 55 Debido a que las condicio-
habı́a dicho el mensajero. La nes económicas de mi padre se
caja en que se hallaban estaba hallaban sumamente limitadas,
hecha de piedras, colocadas en nos veı́amos obligados a traba-
una especie de cemento. En el jar manualmente, a jornal y de
fondo de la caja habı́a dos pie- otras maneras, según se presen-
dras puestas transversalmente, taba la oportunidad. A veces
y sobre éstas descansaban las estábamos en casa, a veces fuera

51a gee Cumorah, Cerro gee Planchas de oro. 54a Véase DyC 93:36.
de. b gee Urim y Tumim. b gee Reino de Dios o
52a Morm. 6:6. c gee Pectoral. de los Cielos.
José Smith—Historia 1:56–60 64
de casa; y trabajando continua- nuaba afirmando que habı́a vis-
mente podı́amos ganarnos un to una visión, la apersecución
sostén más o menos cómodo. me seguı́a acechando, y la fami-
56 En el año 1823 sobrevino a lia del padre de mi esposa se
la familia de mi padre una opuso muchı́simo a que nos
aflicción muy grande con la casáramos. Por tanto, me vi obli-
muerte de mi hermano aAlvin, gado a llevarla a otra parte, de
el mayor de la familia. En el mes modo que nos fuimos y nos
de octubre de 1825 me empleó casamos en la casa del señor
un señor de edad llamado Jo- Tarbill, en South Bainbridge,
siah Stoal, del Condado de Che- Condado de Chenango, en
nango, Estado de Nueva York. Nueva York. Inmediatamente
Él habı́a oı́do algo acerca de una después de mi matrimonio dejé
mina de plata que los españoles el trabajo del señor Stoal, me
habı́an explotado en Harmony, trasladé a la casa de mi padre
Condado de Susquehanna, Es- y con él labré la tierra esa tem-
tado de Pensilvania; y antes de porada.
ocuparme ya habı́a hecho algu- 59 Por fin llegó el momento de
nas excavaciones para ver si le obtener las planchas, el Urim y
era posible descubrir la mina. Tumim y el pectoral. El dı́a vein-
Después que fui a vivir a la casa tidós de septiembre de mil ocho-
de él, me llevó con el resto de cientos veintisiete, habiendo ido
sus trabajadores a excavar en al fin de otro año, como de cos-
busca de la mina de plata, en lo tumbre, al lugar donde estaban
cual estuve trabajando cerca de depositados, el mismo mensaje-
un mes sin lograr el éxito en ro celestial me los entregó, con
nuestra empresa; y por fin con- esta advertencia: que yo serı́a
vencı́ al anciano señor que deja- responsable de ellos; que si per-
se de excavar. Ası́ fue como se mitı́a que se extraviaran por al-
originó el tan común rumor de gún adescuido o negligencia mı́a,
que yo habı́a sido buscador de serı́a desarraigado; pero que si
dinero. me esforzaba con todo mi empe-
57 Durante el tiempo que estu- ño por bpreservarlos hasta que
ve en ese trabajo, me hospedé él (el mensajero) viniera por ellos,
con el señor Isaac Hale, de ese entonces serı́an protegidos.
lugar. Fue allı́ donde por prime- 60 Pronto supe por qué habı́a
ra vez vi a mi esposa (su hija), recibido tan estrictos mandatos
a
Emma Hale. Nos casamos el 18 de guardarlos, y por qué me
de enero de 1827 mientras yo habı́a dicho el mensajero que
todavı́a estaba al servicio del cuando yo terminara lo que se
señor Stoal. requerı́a de mı́, él vendrı́a por
58 Por motivo de que conti- ellos. Porque no bien se supo

56a DyC 137:5–8. 58a gee Persecución, b gee Escrituras—Las


57a gee Smith, Emma perseguir. Escrituras deben
Hale. 59a JS—H 1:42. preservarse.
65 José Smith—Historia 1:61–64
que yo los tenı́a, comenzaron a dio cincuenta dólares para ayu-
hacerse los más tenaces esfuer- darnos a hacer nuestro viaje. El
zos por privarme de ellos. Se re- señor Harris era vecino del mu-
currió a cuanta estratagema se nicipio de Palmyra, Condado de
pudo inventar para realizar ese Wayne, en el Estado de Nueva
propósito. La persecución llegó York, y un agricultor respetable.
a ser más severa y enconada que 62 Mediante esta ayuda tan
antes, y grandes números de per- oportuna, pude llegar a mi des-
sonas andaban continuamente tino en Pensilvania, e inmedia-
al acecho para quitármelos, de tamente después de llegar allı́,
ser posible. Pero mediante la sa- comencé a copiar los caracteres
bidurı́a de Dios permanecieron de las planchas. Copié un nú-
seguros en mis manos hasta que mero considerable de ellos, y
cumplı́ con ellos lo que se requi- traduje algunos por medio del
a
rió de mı́. Cuando el mensajero, Urim y Tumim, obra que efec-
de conformidad con el acuerdo, tué entre los meses de diciembre
llegó por ellos, se los entregué; y —fecha en que llegué a la casa
él los tiene a su cargo hasta el del padre de mi esposa— y fe-
dı́a de hoy, dos de mayo de mil brero del año siguiente.
ochocientos treinta y ocho. 63 En este mismo mes de febre-
61 Sin embargo, la agitación ro, el antedicho señor Martin
continuaba, y el rumor con sus Harris vino a nuestra casa, tomó
mil lenguas no cesaba de hacer los caracteres que yo habı́a co-
circular calumnias acerca de la piado de las planchas, y con
familia de mi padre y de mı́. Si ellos partió rumbo a la ciudad
me pusiera a contar la milésima de Nueva York. En cuanto a lo
parte de ellas, llenarı́a varios to- que aconteció, respecto de él y
mos. Sin embargo, la persecu- los caracteres, deseo referirme a
ción llegó a ser tan intolerable su propio relato de las circuns-
que me vi obligado a salir de tancias, cual él me lo comunicó a
Manchester y partir con mi su regreso, y que es el siguiente:
esposa al Condado de Susque- 64 “Fui a la ciudad de Nueva
hanna, Estado de Pensilvania. York y presenté los caracteres
Mientras nos preparábamos pa- que habı́an sido traducidos, ası́
ra salir —siendo muy pobres, y como su traducción, al profesor
agobiándonos de tal manera la Charles Anthon, célebre caballe-
persecución que no habı́a pro- ro por motivo de sus conoci-
babilidad de que se mejorase mientos literarios. El profesor
nuestra situación— en medio de Anthon manifestó que la tra-
nuestras aflicciones hallamos a ducción era correcta y más exac-
un amigo en la persona de ta que cualquiera otra que hasta
un caballero llamado aMartin entonces habı́a visto del idioma
Harris, que vino a nosotros y me egipcio. Luego le enseñé los que

61a DyC 5:1. gee Harris, Martin. 62a gee Urim y Tumim.
José Smith—Historia 1:65–68 66
aún no estaban traducidos, y me món—José y Oliver reciben el Sa-
dijo que eran egipcios, caldeos, cerdocio Aarónico de manos de Juan
asirios y árabes, y que eran ca- el Bautista—Son bautizados y or-
racteres genuinos. Me dio un denados, y reciben el espı́ritu de
certificado en el cual hacı́a cons- profecı́a. (Versı́culos 66–75.)
tar a los ciudadanos de Palmyra
66 El dı́a 5 de abril de 1829,
que eran auténticos, y que la
vino a mi casa aOliver Cowdery,
traducción de los que se habı́an
a quien yo jamás habı́a visto
traducido también era exacta.
hasta entonces. Me dijo que ha-
Tomé el certificado, me lo eché
bı́a estado enseñando en una
en el bolsillo, y estaba para salir
escuela que se hallaba cerca de
de la casa cuando el Sr. Anthon
donde vivı́a mi padre y, siendo
me llamó, y me preguntó cómo
é s t e u n o d e l o s q u e t e n ı́ a n
llegó a saber el joven que habı́a
niños en la escuela, habı́a ido a
planchas de oro en el lugar don-
hospedarse por un tiempo en
de las encontró. Yo le contesté
su casa; y que mientras estuvo
que un ángel de Dios se lo habı́a
allı́, la familia le comunicó el
revelado.
hecho de que yo habı́a recibido
65 “Él entonces me dijo: ‘Per-
las planchas y, por consiguien-
mı́tame ver el certificado’. De
te, habı́a venido para interro-
acuerdo con la indicación, lo
garme.
saqué del bolsillo y se lo entre-
67 Dos dı́as después de la lle-
gué; y él, tomándolo, lo hizo
gada del señor Cowdery (sien-
pedazos, diciendo que ya no
do el dı́a 7 de abril), empecé a
habı́a tales cosas como la minis-
traducir el Libro de Mormón, y
tración de a ángeles, y que si
él comenzó a escribir por mı́.
yo le llevaba las planchas, él las
traducirı́a. Yo le informé que 䳦 䳦 䳦 䳦
parte de las planchas estaban
b
selladas, y que me era prohibi- 68 El mes siguiente (mayo de
do llevarlas. Entonces me re 1829), encontrándonos todavı́a
pondió: ◊No puedo leer un libro realizando el trabajo de la tra-
sellado’. Salı́ de allı́, y fui a ver ducción, nos retiramos al bos-
al Dr. Mitchell, el cual confirmó que un cierto dı́a para orar y
todo lo que el profesor Anthon preguntar al Señor acerca del
a
habı́a dicho, respecto de los bautismo para la bremisión de
caracteres, ası́ como de la tra- los pecados, del cual vimos que
ducción.” se hablaba en la traducción de
las planchas. Mientras en esto
䳦 䳦 䳦 䳦 nos hallábamos, orando e im-
Oliver Cowdery sirve de escribiente plorando al Señor, descendió
en la traducción del Libro de Mor- un cmensajero del cielo en una

65a gee Ángeles. Éter 4:4–7. b gee Remisión de


b Isa. 29:11–12; 66a gee Cowdery, Oliver. pecados.
2 Ne. 27:10; 68a gee Bautismo. c gee Juan el Bautista.
67 José Smith—Historia 1:69–72
d
nube de luz y, habiendo puesto primero, y luego me bautizó él a
sus emanos sobre nosotros, nos mı́ —después de lo cual puse
f
ordenó, diciendo: mis manos sobre su cabeza y lo
69 Sobre vosotros, mis consiervos, ordené al Sacerdocio de Aarón,
en el nombre del Mesı́as, confiero el y luego él puso sus manos sobre
a
Sacerdocio de Aarón, el cual tiene mı́ y me ordenó al mismo sacer-
las llaves del ministerio de ángeles, docio— porque ası́ se nos habı́a
y del evangelio de arrepentimiento, mandado.*
y del bautismo por inmersión para 72 El mensajero que en esta
la remisión de pecados; y este sacer- ocasión nos visitó y nos confirió
docio nunca más será quitado de la este sacerdocio dijo que se lla-
tierra, hasta que los hijos de bLevı́ maba aJuan, el mismo que es
de nuevo ofrezcan al Señor un sa- conocido como Juan el Bautista
crificio en rectitud. en el Nuevo Testamento, y que
70 Declaró que este Sacerdo- obraba bajo la dirección de
b
cio Aarónico no tenı́a el poder Pedro, cSantiago y dJuan, quie-
de imponer las manos para co- nes poseı́an las ellaves del Sa-
municar el a don del Espı́ritu cerdocio de fMelquisedec, sacer-
Santo, pero que se nos conferi- docio que nos serı́a conferido,
rı́a más adelante; y nos mandó dijo él, en el momento oportu-
bautizarnos, indicándonos que no; y que yo serı́a llamado el
yo bautizara a Oliver Cowdery, primer gÉlder de la Iglesia, y él
y que después me bautizara él a (Oliver Cowdery) el segundo.
mı́. Fue el dı́a quince de mayo de
71 Por consiguiente, fuimos y 1829 cuando este mensajero nos
nos bautizamos. Yo lo bauticé ordenó, y nos bautizamos.

*Oliver Cowdery describe estos acontecimientos de la siguiente manera: “Estos


fueron dı́as inolvidables: ¡Estar sentado oyendo el son de una voz dictada por la
inspiración del cielo despertó la más profunda gratitud en este pecho! Dı́a tras dı́a
yo continuaba escribiendo las palabras de su boca, sin interrupción, según él tradu-
cı́a con el Urim y Tumim o ’Intérpretes’, como los nefitas habrı́an dicho, la historia
o relato llamado ’El Libro de Mormón’.
“Mencionar, aun cuando brevemente, el interesante relato hecho por Mormón y
su fiel hijo Moroni acerca de un pueblo que en un tiempo fue amado y favorecido del
cielo, serı́a desviarme de mi presente intención. Dejaré, por tanto, este asunto para
un tiempo futuro y, como ya he dicho en la introducción, pasaré más directamente
a un corto número de sucesos que se relacionan ı́ntimamente con la fundación

68d Núm. 11:25; b Deut. 10:8; Zebedeo.


Éter 2:4–5, 14; DyC 13; 124:39. d gee Juan, hijo de
DyC 34:7. gee Levı́—La tribu Zebedeo.
e AdeF 5. de Levı́. e gee Llaves del
gee Manos, 70a gee Don del Espı́ritu sacerdocio.
Imposición de. Santo. f gee Sacerdocio de
f gee Autoridad; 72a gee Juan el Bautista. Melquisedec.
Ordenación, ordenar. b DyC 27:12–13. g gee Élder.
69a gee Sacerdocio gee Pedro.
Aarónico. c gee Jacobo, hijo de
José Smith—Historia 1:73–75 68
73 Inmediatamente después de de una manera que hasta enton-
salir del agua, tras haber sido ces no habı́amos logrado, ni si-
bautizados, sentimos grandes y quiera pensado. Mientras tanto,
gloriosas bendiciones de nues- nos vimos obligados a guardar
tro Padre Celestial. No bien hu- en secreto las circunstancias re-
be bautizado a Oliver Cowdery, lativas al haber recibido el sacer-
cuando el aEspı́ritu Santo des- docio y el habernos bautizado,
cendió sobre él, y se puso de pie por motivo del espı́ritu de per-
y bprofetizó muchas cosas que secución que ya se habı́a mani-
habı́an de acontecer en breve. festado en la región.
Igualmente, en cuanto él me 75 De cuando en cuando ha-
hubo bautizado, recibı́ también bı́an amenazado golpearnos, y
el espı́ritu de profecı́a y, po- esto por parte de los profesores
niéndome de pie, profeticé con- de religión; y lo único que con-
cerniente al desarrollo de esta trarrestó sus intenciones de
Iglesia, y muchas otras cosas atropellarnos fue la influencia
que se relacionaban con ella y de los familiares de mi esposa
con esta generación de los hijos (mediante la divina Providen-
de los hombres. Fuimos llenos cia), los cuales se habı́an vuelto
del Espı́ritu Santo, y nos rego- muy amigables conmigo, y se
cijamos en el Dios de nuestra oponı́an a los populachos, y de-
salvación. seaban que se me permitiera
74 Encontrándose ahora ilumi- continuar sin interrupción la
nadas nuestras mentes, empe- obra de la traducción. Por consi-
zamos a acomprender las Escri- guiente, nos ofrecieron y pro-
turas, y nos fue revelado el bver- metieron protección, hasta don-
dadero significado e intención de les fuera posible, de cual-
de sus pasajes más misteriosos quier acto ilı́cito.

de esta Iglesia, los cuales serán de interés para los miles que, en medio de la
desaprobación de fanáticos y las calumnias de hipócritas, se han adelantado para
abrazar el evangelio de Cristo.
“Ningún hombre, en su estado natural, podrı́a traducir y escribir las instrucciones
que de los labios del Salvador recibieron los nefitas, referentes a la forma precisa en
que los hombres deberı́an edificar su Iglesia —y particularmente cuando la corrup-
ción habı́a cubierto de incertidumbre todas las formas y sistemas que se practicaban
entre los hombres— sin anhelar el privilegio de mostrar la disposición de su cora-
zón mediante la inmersión en la sepultura lı́quida ’como la aspiración de una bue-
na conciencia hacia Dios por la resurrección de Jesucristo’.
“Después de escribir el relato del ministerio del Salvador entre el resto de la
posteridad de Jacob sobre este continente, fue fácil ver, tal como el profeta dijo que
sucederı́a, que las tinieblas cubrieron la tierra, y densa obscuridad la mente de los
pueblos. Reflexionando un poco más, fue igualmente fácil ver que en la gran con-
tienda y clamor en cuanto a religión, ninguno tenı́a la autoridad de Dios para
administrar las ordenanzas del evangelio. Pues se podrı́a preguntar: ¿Tienen los

73a gee Espı́ritu Santo. 74a gee Entender, b Juan 16:13.


b gee Profecı́a. entendimiento.
69 José Smith–Historia
hombres que niegan las revelaciones la autoridad para obrar en el nombre de Cris-
to, dado que el testimonio de Jesús no es ni más ni menos que el espı́ritu de la
profecı́a, y que su religión está basada en revelaciones directas, y por ellas es edifi-
cada y sostenida en cualquier época del mundo en que ha tenido un pueblo sobre
la tierra? Si se escondieron estas cosas y cuidadosamente las ocultaron hombres
cuyos artificios habrı́an estado en peligro si se hubiera permitido que estos hechos
alumbrasen la faz de los hombres, para nosotros ya no lo estaban; y solamente
esperábamos que se diera el mandamiento: ’Levantaos y bautizaos’.
“No tardó mucho este deseo en realizarse. El Señor, grande en misericordia, y
siempre dispuesto a contestar la oración constante de los humildes, condescendió
a manifestarnos su bondad, después que lo hubimos invocado fervientemente,
apartados de las habitaciones de los hombres. Repentinamente, cual si hubiera sali-
do desde el centro de la eternidad, la voz del Redentor nos habló paz, y se partió el
velo y un ángel de Dios descendió, revestido de gloria, y dejó el anhelado mensaje
y las llaves del evangelio de arrepentimiento. ¡Qué gozo! ¡Qué admiración! ¡Qué
asombro! Mientras el mundo se hacı́a pedazos confundido; mientras millones
buscaban palpando la pared como ciegos, y mientras todos los hombres se basaban
en la incertidumbre, como masa general, nuestros ojos vieron, nuestros oı́dos
oyeron, como en el fulgor del dı́a; sı́, más aún, ¡mayor que el resplandor del sol de
mayo que en esos momentos bañaba con su brillo la faz de la naturaleza! ¡Entonces
su voz, aunque apacible, penetró hasta el centro, y sus palabras, ’Soy vuestro
consiervo’, desvaneció todo temor. ¡Escuchamos! ¡Contemplamos! ¡Admiramos!
¡Era la voz de un ángel de la gloria, un mensaje del Altı́simo! ¡Y al oı́r nos llenamos
de gozo mientras su amor encendı́a nuestras almas, y fuimos envueltos en la visión
del Omnipotente! ¿Qué lugar habı́a para dudas? Ninguno; ¡la incertidumbre habı́a
desaparecido; la duda se habı́a sumergido para no levantarse jamás, mientras que
la ficción y el engaño se habı́an desvanecido para siempre!
“Pero, querido hermano, piensa, piensa un poco más en el gozo que llenó
nuestros corazones, y en el asombro con que nos habremos arrodillado (porque
¿quién no se habrı́a arrodillado para recibir tal bendición?) cuando recibimos de
sus manos el Santo Sacerdocio, al decirnos: ’Sobre vosotros, mis consiervos, en el
nombre del Mesı́as confiero este sacerdocio y esta autoridad, que permanecerán
sobre la tierra, a fin de que los hijos de Levı́ todavı́a puedan hacer una ofrenda al
Señor en rectitud’.
“No procuraré describirte los sentimientos de este corazón, ni la majestuosa
belleza y gloria que nos rodeó en esta ocasión; pero sı́ me has de creer cuando te
digo que ni la tierra, ni los hombres, con la elocuencia del tiempo, pueden siquiera
empezar a adornar el lenguaje de tan interesante y sublime manera como este
santo personaje. ¡No! ¡Ni tiene esta tierra el poder para comunicar el gozo, conferir
la paz o comprender la sabidurı́a contenida en cada frase declarada por el poder
del Espı́ritu Santo! Los hombres podrán engañar a sus semejantes, las decepciones
podrán venir una tras otra, y los hijos del inicuo podrán tener el poder para
seducir a los incautos e ignorantes al grado de que las multitudes sólo vivan de la
ficción, y el fruto de la falsedad arrastre en su corriente a los frı́volos hasta la
tumba; pero un toque del dedo de su amor, sı́, un rayo de gloria del mundo celes-
tial o una palabra de la boca del Salvador, desde el seno de la eternidad, lo reduce
todo a una insignificancia y lo borra para siempre de la mente. La seguridad de
que nos hallábamos en presencia de un ángel, la certeza de que oı́mos la voz de
Jesús y la verdad inmaculada que emanaba de un personaje puro, dictada por la
voluntad de Dios, es para mı́ indescriptible y para siempre estimaré esta expresión
de la bondad del Salvador con asombro y gratitud mientras se me permita perma-
necer sobre esta tierra; y en esas mansiones donde la perfección mora y el pecado
nunca llega, espero adorar en aquel dı́a que jamás cesará.”–Messenger and Advocate,
tomo I (octubre de 1834), págs. 14–16.

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