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Supersticiones de un día mágico,

Escrito por Iñaki Amestoy

Son las 7:30 de la mañana y suena el despertador. No me cuesta levantarme porque en


mi mente suena como un martilleo un nombre, un sentimiento, un carácter, un EQUIPO,
sí, EQUIPO con mayúsculas, no es otro que mi querido BASKONIA.

Empiezo a pensar que quizás por alguna circunstancia rara de esas que hay en la vida y
por la cuadratura del circulo y la alineación de diferentes planetas en el universo infinito
tengo que repetir cada uno de los pasos que hice el jueves pasado ,cuando empezó
todo ,porque si salió todo bien ese día ¿Por qué no hacer lo mismo hoy para que salga
todo perfecto?,así que me pongo a recordar… ¿qué me puse? los calzoncillos azules, los
verdes, los morados…? Joder, no me acuerdo, esta memoria… Cojo unos esperando
acertar. Lo que sí que sé es que llevé unos vaqueros y una camisa blanca de manga
larga, la diferencia es que el jueves hizo 22 grados y hoy tiene pinta de hacer 32, es lo
que tiene vivir en Málaga. Me pongo los vaqueros, busco la camisa en el armario y
respiro tranquilo, ¡¡¡ Ahí está!!! me la pongo y me dispongo a llevar a la niña al cole.
Ella que es un poco cabezona, como el padre, se empeña en ir por otro sitio, hago
memoria… ¡¡¡No ,no ,el otro día fuimos por la otra acera!!! se lo intento explicar pero
ella, lógicamente, no lo entiende, aunque acaba cediendo a cambio de unas chuches
cuando salga del cole.

Voy a desayunar al sitio de siempre ¡¡¡No, la mesa donde me senté el jueves está
ocupada!!! El camarero me mira incrédulo, estoy de pie esperando a que esa mesa
quede libre, hay otras, sí, pero yo quiero esa mesa.
Después de 1 minuto, que parece toda una vida, el hombre que estaba allí desayunando
se levanta y se va. Me siento y pido lo de siempre.

Salgo del bar y me dirijo a hacer las compras. Empieza a subir la temperatura y la
camisa de manga larga empieza a sobrar, pero aguanto como un campeón, como mi
equipo del alma. La mañana sigue tranquila, voy a comprar el pan y debido al calor
tengo unos coloretes que parezco Heidi, la panadera no me dice nada porque tengo cara
de estar totalmente concentrado para un acontecimiento de gran magnitud, pero se
queda con las ganas de decir que estoy chalado por llevar una camisa de manga larga
con 30 grados a la sombra, seguro que no se lo calla y se lo dice a mi vecina...

Llega la hora de comer y como si fuese una poción mágica hago la misma comida que
el otro día, Garbanzos. ¡¡¡ Leches!!!, ¡¡¡ entre la temperatura, la camisa de manga larga
y los garbanzos me va a dar un “jamakuko”!!!, sarna con gusto no pica. Después,
debido a la pesada comida y al calorcito, me entra sueño, no le doy más importancia, el
jueves me pasó lo mismo, eso sí, media hora justa, ni 29 ni 31 minutos, 30 justos. Me
pongo hasta el despertador, para que todo vaya milimetrado.

Entre una cosa y otra, siempre midiendo mis movimientos para que todo sea
exactamente como el jueves y ante las miradas incrédulas de mi mujer (que en el fondo
estoy seguro de que esta pensando que es mejor llamar a los loqueros y terminar con
esto cuanto antes) y mi hija, empieza el partido.

Voy derecho al sofá, ¿Dónde me senté exactamente? ¿Aquí?¿allí?, un juguete de la niña


amenaza mi sitio, le miro desafiante, ¿pero qué hago? ¡¡¡ Es un juguete !!,¡¡¡ no se va a
mover solo !!!, lo cojo y lo dejo cuidadosamente en su sitio, no vaya a ser como Chuky
el muñeco diabólico y a mitad del partido le dé por comerse la tele o atacarme.
Tengo cuatro anillos de plata, siempre los llevo puestos aunque a veces me los quito
para hacer algunas cosas, una pregunta ronda por mi cabeza, ¿Los llevaba puestos el
jueves?,creo que sí ,me los pongo y… canasta de Fran Vázquez, igual no los llevaba…
me los quito… y canasta de Navarro, pienso, igual los llevaba y me los he puesto en
dedos diferentes ,me los cambio de dedos y…..canasta de Splitter,¡¡¡¡ he acertado !!!.
Muevo la lata de cocacola, ahora aquí, canasta de Morris, ahora allí, canasta de
Teletovic, parezco un antenista buscando la posición adecuada para pillar los canales de
la tele.

Acaba el partido, las lagrimas caen sobre mis mejillas, mi mujer me da un beso y me
dice al oído ¡¡¡ felicidades campeón !!!,yo no tengo palabras ni para decirle gracias,
empiezo a llamar a todo el mundo, mi padre es el primero, el jugó en el Vitoria y en el
Baskonia cuando empezó todo y estoy seguro que habrá disfrutado, desde el sufrimiento
como el que más. Luego un toque a mis amigos. Una sonrisa ilumina mi cara
acordándome cuando era pequeño, jugaba al baloncesto y los sábados a la tarde iba con
mis padres al viejo Mendizorroza a ver a mi querido Baskonia … ¡¡¡ Como me gustaría
teletransportarme y aparecer en Vitoria!!! Pero eso es imposible, así que me resigno,
pero disfruto de este momento, que aunque sea en la lejanía, sigue siendo mágico.

También, mas fríamente, me pongo a pensar y llego a la conclusión de que el jueves no


me puse esta camisa blanca que a estas horas esta para tirar debido al sudor de los
nervios y al calorazo malagueño, que ni siquiera me puse los calzoncillos azules de hoy
sino los de colorines y que dudo mucho que comiéramos los malditos garbanzos que me
han estado repitiendo toda la tarde-noche, pero no me arrepiento de haber hecho todas
estas locuras, ya que hacer locuras por algo que quieres y algo en lo que crees, es menos
locura, es más, creo que es un placer haberlo hecho por ti, BASKONIA.
Por último pienso que lo que mueve montañas no es la superstición, sino la FE, la FE
que ha demostrado este equipo por el que ningún “entendido” de baloncesto de este país
daba un duro en esta final.

Por eso para finalizar solo quiero decir GRACIAS BASKONIA, no por haberme hecho
feliz a mí, sino por hacer feliz a toda la gente que durante años te llevamos en el
corazón y por haber demostrado que lo imposible, puede ser posible .GRACIAS.

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