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Comunitaria*.
Trabajar desde la Psicología Comunitaria requiere una constante reflexión sobre las
condiciones actuales de producción de la subjetividad 1. Constantemente estamos mirando,
leyendo una determinada realidad y la pregunta insistente de ¿Cuáles son las
características actuales? ¿Este año cuando transitamos por los barrios que visibilizamos y
que se nos vuelve invisible?
Destacamos aquí algunos signos de época que nos parecen relevantes al terreno
del trabajo en las comunidades y demarcan territorios, espacios, visibilidades e
invisibilidades. No se pretende aquí un análisis excautivo de estas, solo son una breve
referencia que intenta disparar pensamientos y reflexiones al respecto. Específicamente
hablamos de (Plaza y otros 2008a y 2008b):
*
Presentado en el III Foro de trabajo Comunitario. Organizado por la Cátedra Estrategias de Intervenciòn
Comunitaria. Facultad de Psicologia. UNC. 2008
1
Entendiendo las producciones de subjetividad en el sentido trabajado por Ana Fernandez(2007 )y en particular
referido a la Psicología Comunitaria según Barrault (2007). El modo de entender la subjetividad acá, refiere a la
constante tramitación entre lo nuevo y lo conocido, entre romper -hendidura- esquemas y ratificación de lo conocido.
Las practicas regulares en su decisión y en su autoimposiciòn nos ponen en la exposición a condiciones cambiantes,
apelantes, hasta inquisidoras en un hacer preocupado pos las condiciones de vida de las personas con quienes
trabajamos
1
- Vulnerabilidad política asociada a una subjetividad debilitada. “Se juega en esto
la limitación en las condiciones de ejercicio de la organización colectiva sobre el eje
de la autonomía; la imposibilidad de pensar los imposibles, la presencia del miedo
ante lo indefinido y la incerteza de las utopías; el miedo como motor y limite de las
acciones políticas”
Todo esto nos parece que tiene que ver con generar, a modo de condiciones de
producción: la tristeza y la impotencia. También se habla en términos de desesperanza y
falta de libertad como una tonalidad de la época. Un signo de época es el malestar, el
despojamiento de proyecto. Sostenido en el miedo y afectación del deseo mismo, al modo
de condiciones desanimantes (Plaza y otros 2008b).
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apela ya no al disciplinamiento -extensamente desarrollado por Foucault-, sino a lo que
Lazzarato refiere como modulación de los deseos mismos. Las condiciones de vida
difíciles en cuanto a sus posibilidades de cambio estructural y sostenido constantemente
por el sentido hegemónico de la individualidad y el logro sostiene el autocumplimiento de la
fatalidad del no cambio y mas aún del “no poder”. El reaseguro del encerramiento en
círculos mas estrechos genera la imaginaria ilusión de un bienestar accesible. A costa tal
vez, de la posibilidad de un futuro –y por ende del presente- diferente. A parece el “no
podemos”, “sí, es importante, pero yo no puedo, ella si puede…”, “si fueran otras las
condiciones sería distinto…”. Aparece la necesidad vital de sobrevivencia en su enclave
mas biológica o la múltiple pertenencia laboral (precarizada) como modos de ajustar las
necesidades y deseos a la reproducción mínima.
La inmediatez, nada nuevo, pero aun vigente del discurso -entre otros- consumista2
nos lleva a pensar en la fuerza de un sentido terriblemente presente: La desvalorización
de la experiencia como reflexión crítica. ¿Cómo las condiciones de vidas precarias, al
limite de la existencia, apuradas en sobrevivir, en la inmediatez, en la urgencia afectan la
posibilidad de “hacer experiencia”, de permitirse fracasos y desilusiones? ¿De transitar sin
rumbo fijo? ¿De optar por lo mas inverosímil?.
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Yago franco (2003) nos recuerda que en esto Castoriadis planteaba que el sujeto en estos tiempos “a pasado
de ser un ciudadano y un productor a ser un consumidor“(p.90)
3
inexistencia de los sujetos como potencia transformadora en un sentido emancipador. Se
ha metarmofoseado en difusas y sutiles maneras de dominación de los afectos y
motivación misma con un insistente borramiento de la historia colectiva de las resistencias
y puntos de ruptura de este modo de organizar la sociedad. Nos ha preparado poco para
tramitar las urgencias, rotar liderazgos, valorar y hacer respetar saberes disímiles.
Atravesar lo comunitario
Transitrar, ir…
Dos palabras similares pero no iguales. Muchas veces hablamos del ir a los barrios. Es
una manera de decir que nuestra vida, nuestro hacer profesional atraviesa lo comunitario
en una acción de ir a. En parte discute la identificación irreflexiva con los sectores con que
trabajamos produciendo un grado de confusión y pérdida de la riqueza de los encuentros
que se pueden producir.
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agentes “eternos” con esquemas previos que puedan obturar el encuentro. Habla de la
apertura a lo distinto. Alude, hoy en día, a un desafío, a una experimentación. Una lógica
en contextos estables, de afirmación del respeto del otro/a, de reaseguro de mi existencia
en el reconocimiento de mi particularidad permite las certezas y seguridades. No es el caso
que vivimos quienes transitamos por las comunidades de los barrios en condiciones de
pobreza e la ciudad de Córdoba donde la incertezas son el día a día.
El contexto nos “habla”, nos dice, nos visibiliza en nuestra impotencia. Atravesar lo
comunitario a la vez expresa el proceso de transitar la potencia de lo cotidiano. En el
mismo reverso de la impotencia instalada –signo insistente de época- se encuentra la
potencia de lo visto, sentido, escuchado. Pero no es la dialéctica de dos caras, sino la de
una cara, un vacio -y por tanto posibilidad- de y la posibilidad del proceso-de.
Atravesar refiere a pasar través-de o desde-hacia. Un movimiento que hace pie en más
de un lado:
una decisión
una reflexión
Estos aspectos, entre varios otros, marcan un hacer mientras-tanto. Un devenir. Una
trayectoria.
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Hablamos de la vivencia colectiva. La autonomía de pasiones aunadas en una
construcción-proyecto en común3. La figuras del presente son tanto de la unidad –aunque
ese es el modelo hegemónico-, como también de los múltiples encuentros, resonancias,
expansiones que no se rigen por la unidad pero que están en consonancia, suenan en
algún punto en la misma sintonía sin ser una unidad. ¿Cuál es esa sintonía, eso común sin
ser unidad hoy en día?
Se produce así una relación con una lógica extensiva. El transitar, vivencia en parte
solo estable, marca, deja huellas en tanto es en el modo de establecer relaciones
significativas en lo cotidiano de la comunidad. Sostener un transitar por relaciones,
encuentros y espacios de encuentros con las vecinas y vecinos de las comunidades se
vuelve sostén e interpelador de nuestra subjetividad.
3
Castoriadis también nos marca en esto lo significativo de la ausencia de los proyectos colectivos, del avance de
la insgnificancia en tanto desvalorización de objetivos colectivos y un perdida de señales orientadoras en la vida. (Yago
2003)
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El transitar por la comunidad se vuelve experiencia necesaria de vivencias y
pensamientos. La desafectación progresiva, efecto de insensibilidad aprendida y
tendencias cada vez más vigentes de distanciamiento social, requiere de un
posicionamiento político. La exposición a vivencias que nos “despabilen”, nos interpelen,
nos saquen del letargo -o tendencia a-, es decir, experiencias que “nos ponen en el lugar
de” un extra, requieren de un plus, de un mas allá, de un excedente no reglado, un exceso
no previsto.
Son dos modos posibles en tanto imposibilidades del sistema actual. En parte
diferentes, distantes, pero coexistentes, lógica ambigua. Los resquicios de suspensión de
las lógicas imperantes, Zibechi diría “formas de vida no mercantiles, no colonizadas por el
capital” (2008:134). Los puntos de fuga aún remiten a la totalidad imperante, pero a la vez
posibilitan el sostenimiento de “nudos de expansión colectivos”. Ya no es la idea de
centralizar, sino la de intensificar las experiencias que puedan –sin certezas- resonar en
otros y expandirse (Zibechi 2008:146). No es el esquema previo de la unidad sino la
apertura, la lógica de la afirmación de la igualdad, lo hecho para cualquiera y no solo para
algunos (Badiou).
“un construido que es posible para todas/os, no solo para algunos. Es decir, en esto
hay una afirmación política, de igualdad (…), lo construido en común alude a un proceso,
a un transitar, una experiencia, a un encuentro a partir de un vacio, al reconocimiento de la
diferencia y a una afirmación de igualdad, al tránsito por lo colectivo, lo entre-muchos
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(Fernandez 2007). Un trabajo de tramitación de diferencias y construcción de nuevas
espacios y territorios” (Plaza, Diaz, Barrault 2008)
Bibliografìa
Lazzarato M. (2006) Políticas del acontecimiento. Ed. Tinta y Limon. Bs. As.
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Plaza, Barrault, Diaz, Berra, Alderete (2008b) La política como estrategia de
sobrevivencia. Presentado en el II Congreso de la Facultad de
Psicología. UNC. Cba.