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Atravesar lo comunitario: una experiencia desde la Psicología

Comunitaria*.

Omar A. Barrault - omarbarrault@gmail.com

El presente trabajo intenta pensar aportes desde la Psicología Comunitaria al trabajo


con sectores en condiciones de pobreza en contextos cambiantes. En particular se
intentará poder ampliar la noción de “atravesar lo comunitario” articulando con otros
conceptos como “lo construido en común” y en relación a las condiciones actuales. Parece
una obviedad –no lo es en estos tiempos- pero lo que se comenta acá es la manera
particular de expresar pensamiento, reflexiones de prácticas e historias caminadas,
transitadas con muchas otras/os sin las cuales no hubiera sido imposible.

Trabajar desde la Psicología Comunitaria requiere una constante reflexión sobre las
condiciones actuales de producción de la subjetividad 1. Constantemente estamos mirando,
leyendo una determinada realidad y la pregunta insistente de ¿Cuáles son las
características actuales? ¿Este año cuando transitamos por los barrios que visibilizamos y
que se nos vuelve invisible?

Destacamos aquí algunos signos de época que nos parecen relevantes al terreno
del trabajo en las comunidades y demarcan territorios, espacios, visibilidades e
invisibilidades. No se pretende aquí un análisis excautivo de estas, solo son una breve
referencia que intenta disparar pensamientos y reflexiones al respecto. Específicamente
hablamos de (Plaza y otros 2008a y 2008b):

*
Presentado en el III Foro de trabajo Comunitario. Organizado por la Cátedra Estrategias de Intervenciòn
Comunitaria. Facultad de Psicologia. UNC. 2008
1
Entendiendo las producciones de subjetividad en el sentido trabajado por Ana Fernandez(2007 )y en particular
referido a la Psicología Comunitaria según Barrault (2007). El modo de entender la subjetividad acá, refiere a la
constante tramitación entre lo nuevo y lo conocido, entre romper -hendidura- esquemas y ratificación de lo conocido.
Las practicas regulares en su decisión y en su autoimposiciòn nos ponen en la exposición a condiciones cambiantes,
apelantes, hasta inquisidoras en un hacer preocupado pos las condiciones de vida de las personas con quienes
trabajamos

1
- Vulnerabilidad política asociada a una subjetividad debilitada. “Se juega en esto
la limitación en las condiciones de ejercicio de la organización colectiva sobre el eje
de la autonomía; la imposibilidad de pensar los imposibles, la presencia del miedo
ante lo indefinido y la incerteza de las utopías; el miedo como motor y limite de las
acciones políticas”

- El cambio debilitado. El futuro un problema. Se dificulta poder pensar en


cambios en un futuro, la posibilidad de una proyección, de expectativas de
mejoramiento están debilitadas. “El no poder ilusionar futuro no solo ubica el
desarrollo de nuestra existencia en estrategias puntuales de supervivencia sino que
los nuestros son existenciarios grises donde cada vez se puede menos , y por ende
cada vez se imagina, se hace y se anhela menos” (Fernandez 2007:301)

- Los problemas se encuentran anclados en necesidades comunes. Parecería


que se manifiesta la necesidad de reducir los deseos a meras necesidades vitales o
de reproducción

- Condiciones precarias de existencia -vidas precarizadas- y la descalificación


social.”Por un lado podemos decir que la exposición de manera permanente a la
precarización de las condiciones de vida implica impacto y afectaciones en cuerpos,
pensamientos y sentimientos, produciendo limitaciones en sus relaciones con los
otros, en sus capacidades lingüísticas, en su potencia de pensamiento”

Todo esto nos parece que tiene que ver con generar, a modo de condiciones de
producción: la tristeza y la impotencia. También se habla en términos de desesperanza y
falta de libertad como una tonalidad de la época. Un signo de época es el malestar, el
despojamiento de proyecto. Sostenido en el miedo y afectación del deseo mismo, al modo
de condiciones desanimantes (Plaza y otros 2008b).

Aparece en relación a lo social y comunitario una serie de discursos y acciones


ligadas a las limitaciones de lo que se no puede hacer, un complejo estado de las
relaciones estatales, un sentido ligado a la imposibilidad del cambio (muy cercana a la
resignación). Creemos que la manera de nombrar esto es: impotencia. De cual uno de sus
efectos es la dificultad de poder ver lo potente, lo creador, lo que genera un cambio y mas
aún cuando ese cambio está ligado a generar y sostener la igualdad. Lógica terrible porque

2
apela ya no al disciplinamiento -extensamente desarrollado por Foucault-, sino a lo que
Lazzarato refiere como modulación de los deseos mismos. Las condiciones de vida
difíciles en cuanto a sus posibilidades de cambio estructural y sostenido constantemente
por el sentido hegemónico de la individualidad y el logro sostiene el autocumplimiento de la
fatalidad del no cambio y mas aún del “no poder”. El reaseguro del encerramiento en
círculos mas estrechos genera la imaginaria ilusión de un bienestar accesible. A costa tal
vez, de la posibilidad de un futuro –y por ende del presente- diferente. A parece el “no
podemos”, “sí, es importante, pero yo no puedo, ella si puede…”, “si fueran otras las
condiciones sería distinto…”. Aparece la necesidad vital de sobrevivencia en su enclave
mas biológica o la múltiple pertenencia laboral (precarizada) como modos de ajustar las
necesidades y deseos a la reproducción mínima.

En este sentido hegemónico, se coadyudan –a modo de maquinas o dispositivos- la


impunidad en la desigual distribución del poder y modos vigentes de ratificación
personalista del poder, la constante exposición obscena de las desiguales oportunidades
de acceso a beneficios y placeres. Y en particular una sistemática insistencia en que la
temporalidad de nuestra existencia no tiene relación con un proyecto, con un pasado y un
futuro.

La inmediatez, nada nuevo, pero aun vigente del discurso -entre otros- consumista2
nos lleva a pensar en la fuerza de un sentido terriblemente presente: La desvalorización
de la experiencia como reflexión crítica. ¿Cómo las condiciones de vidas precarias, al
limite de la existencia, apuradas en sobrevivir, en la inmediatez, en la urgencia afectan la
posibilidad de “hacer experiencia”, de permitirse fracasos y desilusiones? ¿De transitar sin
rumbo fijo? ¿De optar por lo mas inverosímil?.

El no reconocimiento de la propia voz en un valor en si mismo como irremplazable


en el conjunto o disparidad de voces hace mella en la subjetividad actual. O dicho mejor
hace a una subjetividad. El personalismo, la urgencia, las vanguardias han hecho trizas la
construcción de una subjetividad anclada en la potencia de la experiencia colectiva. Es
decir no son un ente que maliciosamente busco esto. Es un conjunto de prácticas,
discursos y sentimientos que sostienen a una subjetividad dada. Las condiciones actuales
en este sistema capitalista no se corrió mucho en su orientación de afirmación de la

2
Yago franco (2003) nos recuerda que en esto Castoriadis planteaba que el sujeto en estos tiempos “a pasado
de ser un ciudadano y un productor a ser un consumidor“(p.90)

3
inexistencia de los sujetos como potencia transformadora en un sentido emancipador. Se
ha metarmofoseado en difusas y sutiles maneras de dominación de los afectos y
motivación misma con un insistente borramiento de la historia colectiva de las resistencias
y puntos de ruptura de este modo de organizar la sociedad. Nos ha preparado poco para
tramitar las urgencias, rotar liderazgos, valorar y hacer respetar saberes disímiles.

Nos referimos a la experiencia crítica como momento difícil de revisión de nuestro


transitar en los barrios pero de aprendizaje y transformación de nuestra subjetividad en
modos de sostenimientos colectivos, creativos y expansivos. El círculo de la llamada
individualidad se cierra en una retracción mortal que se orienta a la anulación del sujeto
mismo.

La lógica que aludimos aquí es la lógica de los colectivo en el marco de un


movimiento constate de emancipación o si se quiere de insistencia y afirmación de la
igualdad. Es un movimiento expansivo. No se duplica, multiplica, ni copia, ni tampoco es la
extensión de los mismo. Es una afirmación que produce resonancias y se expande en
“mundos otros” (Zibechi 2008). No produce “lo mismo”.

Atravesar lo comunitario

Dentro de estas condiciones de producción de la subjetividad nos encontramos


transitando por las comunidades los barrios, las villas, los lugares y territorios.

Transito que no es de cualquier manera, afecta, impacta, produce encuentros u


obtura potencias.

Transitrar, ir…

Dos palabras similares pero no iguales. Muchas veces hablamos del ir a los barrios. Es
una manera de decir que nuestra vida, nuestro hacer profesional atraviesa lo comunitario
en una acción de ir a. En parte discute la identificación irreflexiva con los sectores con que
trabajamos produciendo un grado de confusión y pérdida de la riqueza de los encuentros
que se pueden producir.

El transitar no alude al origen si no a la vivencia de tramitar las múltiples exigencias que


nuestro andar por los territorios nos exige. No pone el hincapié en lo que denominamos

4
agentes “eternos” con esquemas previos que puedan obturar el encuentro. Habla de la
apertura a lo distinto. Alude, hoy en día, a un desafío, a una experimentación. Una lógica
en contextos estables, de afirmación del respeto del otro/a, de reaseguro de mi existencia
en el reconocimiento de mi particularidad permite las certezas y seguridades. No es el caso
que vivimos quienes transitamos por las comunidades de los barrios en condiciones de
pobreza e la ciudad de Córdoba donde la incertezas son el día a día.

El contexto nos “habla”, nos dice, nos visibiliza en nuestra impotencia. Atravesar lo
comunitario a la vez expresa el proceso de transitar la potencia de lo cotidiano. En el
mismo reverso de la impotencia instalada –signo insistente de época- se encuentra la
potencia de lo visto, sentido, escuchado. Pero no es la dialéctica de dos caras, sino la de
una cara, un vacio -y por tanto posibilidad- de y la posibilidad del proceso-de.

Asi es que atravesar lo comunitario es el modo de expresar la distancia construida


entre lo personal y lo comunitario. Distancia sustentada por prácticas, discursos y acciones
que al modo de socialización y habitus demarca prácticas, haceres cotidianos. Distancia en
cuanto referencia a un hacer en común. ¿Por qué lo habitual , lo regular, es la distancia y
hasta diríamos la indiferencia?. Que marcas en el pensamiento, en los “posibles” han
sostenido tanta distancia? ¿Porqué es tan difícil pensarse, en esto tiempos en un proyecto
en común? Que sentimientos, pensamientos y prácticas hay que desandar, transitar?

Atravesar refiere a pasar través-de o desde-hacia. Un movimiento que hace pie en más
de un lado:

una decisión

una vivencia colectiva

una reflexión

Estos aspectos, entre varios otros, marcan un hacer mientras-tanto. Un devenir. Una
trayectoria.

Decisión en ir hacia determinadas prácticas, exponernos a determinadas


situaciones, sabernos en confrontación con discursos hegemónicos.

5
Hablamos de la vivencia colectiva. La autonomía de pasiones aunadas en una
construcción-proyecto en común3. La figuras del presente son tanto de la unidad –aunque
ese es el modelo hegemónico-, como también de los múltiples encuentros, resonancias,
expansiones que no se rigen por la unidad pero que están en consonancia, suenan en
algún punto en la misma sintonía sin ser una unidad. ¿Cuál es esa sintonía, eso común sin
ser unidad hoy en día?

Implica una reflexión, en la autonomía del pensamiento. Este pensamiento en


permanente discusión entre-muchos. Una suspensión –no anulación- de lógicas
imperantes.

Atravesar lo comunitario es develar, en parte, la negatividad social a reconocer nuestra


pertenencia social. Trama fatal alimentada por mecanismos psicosociales como son el
fatalismo, la impotencia, la desexistencia, la injusticia social necesaria, la indiferencia, entre
otros. Invisibilizaciòn del otro como “posibilitante de mi existencia” (Plaza 2005)

Se produce así una relación con una lógica extensiva. El transitar, vivencia en parte
solo estable, marca, deja huellas en tanto es en el modo de establecer relaciones
significativas en lo cotidiano de la comunidad. Sostener un transitar por relaciones,
encuentros y espacios de encuentros con las vecinas y vecinos de las comunidades se
vuelve sostén e interpelador de nuestra subjetividad.

Atravesar lo comunitario alude así a esa experiencia de transformación constante de la


subjetividad. Nos indignamos y nos da bronca lo injusto de la detención del joven
“morocho” y en un barrio “terrible” del que te dicen en el colectivo: “¿seguro vas ahí?” y
donde las condiciones sociales y de perspectiva de futuro requieren de mucho mas
esfuerzo que lo que le pasa a otros jóvenes en sectores sociales con más posibilidades
económicas.

3
Castoriadis también nos marca en esto lo significativo de la ausencia de los proyectos colectivos, del avance de
la insgnificancia en tanto desvalorización de objetivos colectivos y un perdida de señales orientadoras en la vida. (Yago
2003)

6
El transitar por la comunidad se vuelve experiencia necesaria de vivencias y
pensamientos. La desafectación progresiva, efecto de insensibilidad aprendida y
tendencias cada vez más vigentes de distanciamiento social, requiere de un
posicionamiento político. La exposición a vivencias que nos “despabilen”, nos interpelen,
nos saquen del letargo -o tendencia a-, es decir, experiencias que “nos ponen en el lugar
de” un extra, requieren de un plus, de un mas allá, de un excedente no reglado, un exceso
no previsto.

En tiempos de deseo disminuido, desesperanza, de proyectos colectivos


“amenazados”, cobra vigencia reconocer, identificar:

* los puntos de fuga de un sistema que intenta confirmar, controlar todo;

* y a la vez los nudos de expansión colectivos. Es decir que implica el reconocimiento


de singularidades y no su negación. Que implica el establecimiento de relaciones
alternativas, y “crear espacios temporales y horizontales de intercambio e
interreconocimineto de las experiencias alternativas” (Zibechi 2008:147).

Son dos modos posibles en tanto imposibilidades del sistema actual. En parte
diferentes, distantes, pero coexistentes, lógica ambigua. Los resquicios de suspensión de
las lógicas imperantes, Zibechi diría “formas de vida no mercantiles, no colonizadas por el
capital” (2008:134). Los puntos de fuga aún remiten a la totalidad imperante, pero a la vez
posibilitan el sostenimiento de “nudos de expansión colectivos”. Ya no es la idea de
centralizar, sino la de intensificar las experiencias que puedan –sin certezas- resonar en
otros y expandirse (Zibechi 2008:146). No es el esquema previo de la unidad sino la
apertura, la lógica de la afirmación de la igualdad, lo hecho para cualquiera y no solo para
algunos (Badiou).

Por eso hablamos en la Psicología comunitaria de lo construido en común:

“un construido que es posible para todas/os, no solo para algunos. Es decir, en esto
hay una afirmación política, de igualdad (…), lo construido en común alude a un proceso,
a un transitar, una experiencia, a un encuentro a partir de un vacio, al reconocimiento de la
diferencia y a una afirmación de igualdad, al tránsito por lo colectivo, lo entre-muchos

7
(Fernandez 2007). Un trabajo de tramitación de diferencias y construcción de nuevas
espacios y territorios” (Plaza, Diaz, Barrault 2008)

En estos contextos de complejidad creciente, de turbulencia social, implicarse en


aportar como psicólogos comunitarios a condiciones de tramitación de situaciones de
injusticia, despojo e inexistencia en clave de transformación, empoderamiento y
visibilización de las potencias comunitarias es un desafío actual. Acciones, sentimientos y
concepciones que se sostienen colectivamente

Bibliografìa

BADIOU, A (2007) Universalismo, diferencia e igualdad. En: “Acontecimiento.


Revista para pensar la política”. Año XVII N°33-34. Pág. 103-
121

Barrault, O. (2007) Algunas precisiones sobre los espacios de encuentro en


la Psicología Comunitaria. En II Foro de trabajo Comunitario.
Subjetividades y situaciones de violentaciòn cotidiana. Ed.Hijos.
Córdoba

Barrault O. (2007) Los espacios de encuentro en la Psicología Comunitaria


y sus implicancias en la subjetividad. En: “Subjetividad y
política”. Revista de Ciencias Humanas. Pereira, Diciembre de
2007.

Fernandez Ana (2007) Las lógicas colectivas. Imaginarios, cuerpos y


multiplicidades. Ed. Biblos Bs As

Lazzarato M. (2006) Políticas del acontecimiento. Ed. Tinta y Limon. Bs. As.

Le Blanc, Guillaume (2007) Vidas ordinarias. Vidas Precarias. Sobre la exclusión


social. Ed. Nueva Visión. Bs As

Plaza, Diaz, Barrault (2008a) Discusiones en torno a las categorías exclusión y de lo


construido en común desde la Psicología Comunitaria.
Presentado en el II Congreso de Psicologí. U.N.C. Cba.

8
Plaza, Barrault, Diaz, Berra, Alderete (2008b) La política como estrategia de
sobrevivencia. Presentado en el II Congreso de la Facultad de
Psicología. UNC. Cba.

Yago, Franco (2003) Magma. Cornelius Castoriadis: psicoanális, filosofìa,


política. de. Biblos. Bs.As.

Zibechi, Raúl (2008) Territorios en resistencia. Cartografía de las periferias


urbanas latinoamericanas. de. La Vaca. Bs.As.

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