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Procesos afectivos

La afectividad es un área de estudio de la Psicología que presenta una estrecha conexión con el área de la
salud. El hombre siente, piensa y actúa, distinguiéndose por tanto, los procesos emocionales (sentimientos,
emociones, estados emocionales, humor, pasiones, tendencias, instintos, etc..) de procesos cognitivos
(percepción, atención, memoria, inteligencia, lenguaje, etc) y de la conducta (actos volitivos, actitudes,
motivaciones, aprendizaje, etc.).

Los procesos afectivos son aquellos que están encargados del manejo de la energía, que definen cómo se
procesan cognitivamente ciertos sectores de la información. No sólo están determinados por estructuras
cognitivas sino que también por sentimientos (Lersch, 1966).

La palabra afecto se usa casi como sinónimo de emoción, aunque en la emoción, (por su misma etimología,
deriva de movere) se pone el acento en la respuesta. La palabra emoción se empezó a usar en castellano
recién en el siglo XIX y deriva del francés, émotion, aparecida en el siglo XVI y que a su vez deriva de
émouvoir, cuyo significado es conmover. La palabra francesa procede del latín, movere, que tiene varias
significaciones. Al menos dos corresponden a verbos reflexivos: moverse y estremecerse y el resto a verbos
transitivos como transformar, estimular, inquietar, asustar y entusiasmar. (Dörr, O. 2006)

Por mucho tiempo se consideró a las emociones como poco importantes, dándole siempre mas importancia a
la parte más racional del ser humano. Pero las emociones, al ser estados afectivos, indican estados internos
personales, motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos. De todas formas, es difícil saber a partir
de la emoción cual será la conducta futura del individuo, aunque nos puede ayudar a intuirla.

Claude Bernard ,fisiólogo francés del siglo diecinueve, planteaba que "el sentimiento estaba en el origen de
todo. El hombre empieza por crearse una hipótesis que no es más que la expresión de su sentimiento, puesto
que razona sobre él". En cada instante se experimenta algún tipo de emoción o sentimiento, que es función
de lo que nos ocurre y los estímulos que percibimos; otra cosa es que podamos expresar claramente qué
emoción experimentamos en cada momento. (Bergson, 1998).
Por otra parte, y contemporáneo a Bernard, tenemos a Charles Darwin quien observó como los animales
(especialmente en los primates) tenían un extenso repertorio de emociones, y que esta manera de expresar
las emociones tenía una función social, pues colaboraban en la supervivencia de la especie. Por tanto, la
emociones tendrían una función adaptativa.
En la obra de Wukmir , "Emoción y sufrimiento" (1967), se plantea que las emociones son experiencias
complejas, pero con el vocabulario usual puede hacerse que personas de un mismo entorno cultural puedan
compartirlas. El autor piensa que siendo la vida y la supervivencia lo positivo para un ser vivo, la emoción es
el resultado de una medida (o valoración) subjetiva de la posibilidad o probabilidad de supervivencia del
organismo en una situación dada o frente a unos estímulos determinados. La emoción informa al organismo
acerca de la favorabilidad de cada situación. Diríamos, pues, que la emoción se comporta como una variable
de estado intensiva (el valor total es igual al promedio de las partes). A cada estado de nuestro organismo le
corresponde una emoción, que es más positiva cuando se trata de un estado más saludable, más orientado
hacia la vida (orexis) y es más negativa cuando nuestro estado se acerca más a la enfermedad y la muerte
(anorexis).

Con la aparición y desarrollo del córtex, los procesos cognitivos participan de forma fundamental en la
elaboración de las emociones. En particular, la importancia del neocórtex en la especie humana es tal que, los
procesos cognitivos determinan en gran medida nuestras emociones. Pero el hecho de que el córtex y
neocórtex participen en la elaboración de las emociones no significa que sea de forma consciente. La
elaboración de las emociones es un proceso no voluntario, del que se puede ser sólo parcialmente
consciente.(González M.P. & cols.1998)

La realidad es que no tenemos control sobre la emoción misma, sino solamente sobre su manifestación
consciente. Este concepto fue muy bien desarrollado por el fenomenólogo Phillip Lersch (1966), quien aclara
que nuestro “yo” puede reprimir un sentimiento, instinto u emoción, pero no está en su poder provocarlos, es
decir uno no decide al levantarse enamorarse ese día en particular.

Así que, por intermedio de la emoción, un organismo sabe consciente o inconscientemente si una situación es
más o menos favorable para su supervivencia. La emoción se configura, pues, como el mecanismo
fundamental que poseen los seres vivos para su orientación en la naturaleza con el fin de su supervivencia.
Pero, como todo proceso de medida, las emociones están sujetas a errores que acaban perjudicando al
organismo. Todo organismo puede equivocarse en su valoración emocional. Todo proceso de medida puede
ser erróneo en grados variables. Los mecanismos emocionales, al igual que los perceptivos, son limitados y
están sometidos a múltiples incidencias, tanto internas como externas, que disminuyen su eficacia. En
consecuencia, la emoción experimentada puede no corresponder a la realidad de la situación y producir
graves perjuicios al organismo. Es decir, una situación puede ser valorada positivamente (experimentar una
emoción positiva), aunque, en realidad, sea muy perjudicial para el organismo.

Un ejemplo típico es el efecto droga. La droga es un estímulo capaz de engañar al sistema emocional
produciendo emociones positivas, es decir, hacer que el organismo valore dicho estímulo como positivo para
su supervivencia, cuando, en realidad es todo lo contrario. De hecho, en la vida de los seres vivos, los errores
emocionales son frecuentes. Nuestra experiencia subjetiva nos enseña que muchas emociones
experimentadas son incorrectas y que sólo mediante un gran esfuerzo de introspección puede desentrañarse
el tipo de emoción que corresponde con nuestra realidad. Saber lo que sentimos verdaderamente es algo
difícil de lograr. Esto no tendría mayores consecuencias si no fuese porque la emoción determina
directamente todo nuestro comportamiento y el error nos sitúa en una posición de riesgo. (González M.P. &
cols.1998)

Desde la filosofía, también Heidegger (1927) se refiere al tema, y plantea que "El ser de este ente es mío,
para la realidad humana", existir es siempre sumir su ser; es decir, ser responsable de él en vez de recibirlo
desde fuera como lo hace una piedra". "Esta "asunción" de uno mismo que caracteriza a la realidad humana
implica una comprensión, por oscura que sea, de la realidad humana por sí misma.", “la realidad humana -que
es yo- asume su propio ser comprendiéndolo” . Heidegger piensa que volveremos a encontrar el todo de la
realidad-humana, ya que la emoción es la realidad-humana que se asume a sí misma y se "dirige-
emocionada" hacia el mundo. Husserl (1964), por su parte, piensa que una descripción fenomenológica de la
emoción pondrá de manifiesto las estructuras esenciales de la conciencia, puesto que una emoción es
precisamente una conciencia. Karl Jaspers (1959) llega a afirmar que de todos los fenómenos psíquicos, la
vida emocional es la más difícil de aprehender y que en la práctica “llamamos ‘sentimiento’ (o emoción) a
todas las configuraciones psíquicas poco desarrolladas, confusas y que escapan a todo análisis”. Y luego
agrega: “En suma, designamos con esta palabra a todo aquello (del mundo psíquico) que no sabemos cómo
definir” (p. 90).

Para comprender y aprehender el fenómeno de la emoción con mayor precisión y exactitud, se hace
indispensable hacer una revisión de la perspectiva fenomenológica, la cual hace un estudio acabado de los
sentimientos, emociones, estados emocionales, humor, pasiones, tendencias, instintos, describiendo sus
características distintivas y sus principales diferencias.

1. Sentimientos

La palabra sentimiento deriva de la palabra latina sentire que significa percibir por los sentidos. Sin
embargo, es un término que abarca más que el mero significado del sentirse estimulado. Sentimiento es lo
que no es instinto, lo que no es pensamiento, lo que no es percepción, es decir, todo lo que no es una vida
psíquica objetivable, sentimientos son estados del yo (Scheler, 1972).

Cuando una persona dice que está alegre, que está triste o que está encolerizado, está describiendo un
paisaje interior. En contraposición a la percepción y al pensamiento, que están siempre dirigidos a la
captación del mundo exterior, los sentimientos vienen siempre a designar una manera de estar consigo en el
mundo. Según Kurt Schneider, los sentimientos se definen como estados del yo pasivos, que se vivencian
como agradables o desagradables.

Sentimiento y vida sentimental son sinónimos entre sí. Son los términos preferidos de los filósofos y
psiquiatras de orientación antropológica porque su ámbito semántico es el mas amplio y humano (en sentido
estricto, los animales se emocionan, pero no tienen sentimientos), porque el acento se pone en el estado
interior.
Scheler (1972), distingue sentimientos sensoriales, vitales, anímicos y espirituales (o de la personalidad) en
su estratificación de la vida sentimental:

-Sentimientos sensoriales, referidos a partes del cuerpo, p/ej dolor, hambre, sed, etc. Son actuales.

-Sentimientos vitales, referidos al cuerpo en su totalidad. Se distinguen de los primeros porque no están
localizados. En el lenguaje común se traduce p/ej en malestar, o sentir que un lugar es agradable o
desagradable, cómodo. En los sentimientos vitales existe un recuerdo sentimental, cosa que no ocurre con
los sensoriales. No se puede revivir un dolor físico sufrido, solo acordarse de cómo era. Algunos tipos
importantes de sentimientos vitales para la clínica son: humor, gana, gusto, nausea y asco

-Sentimientos anímicos, a los que también llama sentimientos del yo, referidos al mundo en que se vive. Son
sentimientos provocados por un estímulo exterior, p/ej tristeza o alegría ante una noticia. Según P. Lersch
(1966), son los sentimientos dirigidos o reactivos. Suelen ser la expresión de una inclinación, de una toma de
postura, o de una valoración
-Sentimientos espirituales o de la personalidad, en cierto sentido trascendentales. Estos son espontáneos y
absolutos, es decir, no pueden apoyarse en determinados valores. Cuando estos sentimientos existen
realmente se funden con el ser mismo, llegan a ser modos de ser, en lugar de modos de estar. En ellos se
refleja el valor de la misma persona, no éste ni aquel valor determinado.

Phillip Lersch (1966), a partir de un análisis fenomenológico, distingue el sentimiento de la emoción según la
intensidad de la moción (actividad, movimiento) que en ellas participa. Plantea que existen en la estructura
de la personalidad tres capas: a) Fondo Vital, b) Fondo Endotímico y c)Estructura Superior de la persona.
Esta forma de representar la vida anímica en capaz es solo una imagen que sirve de ayuda para entender su
estructura, ya que en el mundo anímico interno no existe espacio. Sin embargo, todo nuestro mundo
conceptual , que se dirige a distinguir y ordenar la experiencia, está orientado en el esquema del espacio.
Estas diversas capas, descansarían unas sobre las otras, la superior siempre apoyada en la inferior, sin que
ello signifique que si se suprime la estructura superior, quede intacto el fondo endotímico.

Los sentimientos, emociones, estados de ánimo, tendencias e instintos, son parte del fondo endotímico.
Estas vivencias pertenecen a una esfera que no es abarcable ni controlable por el yo consciente, escapan a la
determinación racional, de manera el Yo puede reprimir un sentimiento, un instinto, una emoción, pero no
está en su poder provocarlos. Se encuentran por encima del Fondo Vital, (que representa lo inconsciente de
la vida) y que es anterior al estado vigil de la vivencia. Por último la estructura Superior de la Personalidad
aludiría a aquellas vivencias que son puestas en marcha por el Yo consciente, p/ej. hallar una solución a un
problema matemático.

Para Lersch las características fundamentales de los sentimientos son:

- Interdependencia afectiva entre un mundo interior y uno exterior, son propios del hombre, característico
de lo humano
- Carecen de objetividad
- Tienen tonalidades positivas y negativas, vivencias del yo agradables o desagradables
- Son estados pasivos del yo vivenciados como (+) o (-). Estar alegre o triste
- Sólo pueden ser comunicados subjetivamente, de sujeto a sujeto a través de simpatía y empatía.
- Referidos a vivencias internas, a diferencia de los procesos cognitivos, como el pensamiento que se
dirigen a la captación de mundo externo
- Su carácter es inobjetivado,
- Son atmosférico e imprecisos. (“siento como”)
- No aprehensibles desde el punto de vista conceptual (hay diferencias de género)
- Por lo general, los sentimientos (a diferencia de las emociones) no tienen correlato fisiológico
observable, no son tan agudas y pueden no haber sido determinados por algún evento identificable.

En síntesis, la vivencia más íntima y profunda que experimentamos en el sentimiento, se resistiría por su
propia naturaleza, a toda elaboración racional y científica.
2. Emociones
Para Ph. Lersch existen dos tipos de vivencias a las cuales se les aplica el termino sentimientos, pero se
diferencian según su movilidad y estabilidad: son las emociones y los estados de ánimo:

. Movimientos del sentimiento o emociones

Las emociones corresponden a estados vivenciales de sentirse estimulado y se caracterizan por:

- Ser procesos, transcursos anímicos, es decir, comienzan y terminan


- Interrumpir el curso regular, el ritmo normal del acontecer psicosomático
- Ser sentidas mucho más intensamente que los sentimientos, ya que afectan la esfera regulada por el
S.N.C
- Clásica intensidad de la moción (actividad, movimiento)
- Tienen un rol importante en la vida anímica, ya que le dan la “tonalidad” ( junto a los instintos y
tendencias) a la vida anímica
- Juegan también un rol en la supervivencia: en el miedo y la ansiedad, ponen en marcha mecanismos de
defensa, p/ej en la ansiedad (experiencia inespecífica ante una amenaza no identificada) aparecen
mecanismos inespecíficos de defensa (sobresalto o paralización) antes de haber identificado al agresor.
- Corresponden a estados agudos, producidos por un estímulo interno o externo y acompañados de un
correlato fisiológico manifiesto (taquicardia, sudoración, cambios de presión, variaciones de las
secreciones neuroendocrinas). Las emociones han sido estudiadas por los fisiólogos.

Las emociones se pueden clasificar en dos grandes grupos:


a) Primitivas: miedo, excitación, pavor. (id. animales). En las emociones primitivas hay una actitud
preintelectual, no espiritualizada y no controlada por la voluntad, p/ej. se dice: “nos ciega la ira”

b) Propias de la vida anímica superior sólo se dan en el hombre: ej. horror, entusiasmo, indignación

Lersch hace la distinción entre emoción y sentimiento en el sentido de que el sentimiento es más que el
simple sentirse estimulado. Como el caso del susto, hay sentimientos que se convierten en emociones, según
su profundidad y durabilidad en el tiempo. El sentimiento por lo tanto sería menos intenso que la emoción,
más vago, atmosférico e impreciso. Por ejemplo sentimos algo. En definitiva, el sentimiento es más difícil de
aprehender. Una emoción es más profunda cuando mayor territorio de la vida anímica está incluido: la alegría
impregna en cierto modo toda la vida anímica.
2.2 Teorías sobre la emoción:

Durante los últimos años, se viene prefiriendo conceptos de emoción, que la refieren a los tres componentes
de la vivencia subjetiva:

Componentes afectivos (vivencia de sentimientos en sentido estricto)


Componentes somatoperceptivos (percepciones de alteraciones fisiológicas y motricidad expresiva)
Componentes cognitivos (por ejemplo, preocupaciones por angustia, en general sobre la problemática de la
emoción)

Las emociones primarias se diferencian en estas características de aquellas emociones que se conciben
como mezclas o diferenciaciones cognitivas de las emociones primarias, p/ej, el orgullo se concibe como una
alegría cuyo componente cognitivo contiene una atribución causal interna de un suceso positivo. Se podría
decir que la palabra emoción, delimita estados de ánimo de una cierta agudeza, producidos casi siempre por
un estímulo exterior y acompañados de un correlato fisiológico manifiesto. Por ejemplo, la emoción de cólera
surge ante un acontecimiento externo, se presenta súbitamente y tiene un correlato vegetativo importante. En
cambio, un sentimiento de tristeza o de odio, habitualmente no va acompañado de ningún correlato fisiológico
observable; puede no ser tan agudo, e incluso algunos de estos estados sentimentales pueden no estar
determinados por ninguna circunstancia del medio ambiente.

El término emoción es el utilizado por los neurofisiólogos, que estudian su expresión y fundamentos
neurovegetativos. En la clínica, la emoción es muchas veces una conducta desadaptativa.

Dentro de las teorías de la emoción que se ocupan de los fundamentos neurovegetativos están las siguientes
(E. Papalia 1998)

2.2.1 Teoría de James y Lange (1885)

Trabajaron separadamente, y llegaron a las mismas conclusiones. Ambos decían que la emoción deriva de la
percepción de nuestras sensaciones fisiológicas.

Vale decir, cambio en el ritmo cardiaco, tensión arterial, contracción de los músculos viscerales, y del
esqueleto. Por ejemplo, ante un insulto no es que la persona se enoje y a continuación, y como
consecuencia del enojo vengan los síntomas fisiológicos de ira. Al contrario, aparecen primero signos
fisiológicos (corazón aumenta su ritmo, músculos tensos), entonces se interpretan estos cambios corporales
como que de enojo

Esta teoría sostiene que las respuestas fisiológica son distintas para cada emoción, lo cual no siempre es
verdadero. Tiene una cierta validez, pero no explica el fenómeno en su totalidad, ya que la retroalimentación
de las respuestas fisiológicas no es necesaria para experimentar una emoción, lo que sucede, como
demostró Singer, es que aumentan la intensidad de la emoción. Por lo tanto, la teoría plantea que las
emociones son un producto físico

Teoría de Cannon-Bard (1927)

Propusieron que la respuesta fisiológica y la emoción ocurren al mismo tiempo, no una después de la otra.
Demostraron con investigaciones de laboratorio que las respuestas fisiológicas que acompañan a las distintas
emociones, son las mismas en una u otra. En la rabia, miedo, nervios, enamoramiento, etc. existe un
aumento del ritmo cardiaco, la velocidad de la respiración aumenta, y los músculos se tensan.

Si la emoción dependiera sólo de las respuestas fisiológicas, no podríamos distinguir una de otra. El sujeto
por lo general no es consciente de sus cambios internos. Ejemplo del ladrón: nos topamos con un ladrón, y
esta información va a dos lugares distintos: la corteza y el tálamo
Corteza :área donde tienen lugar los procesos más complejos del pensamiento, constituye una amenaza para
su seguridad personal, el darse cuenta de este pensamiento, basta para producir miedo.

Tálamo :produce diferentes cambios fisiológicos inespecíficos (no específicos de una emoción). Esta reacción
prepara al sujeto para gastar energía, y prevenir el daño potencial. Si el sujeto se da cuenta que no era un
ladrón, ambas áreas se calmarán.

- Aspecto positivo de esta teoría: integró el papel del tálamo en la emoción.


- Aspecto negativo de esta teoría: incapacidad para entender la complejidad de las emociones, y que
estas puedan ser influidas por la forma en que interpreta el sujeto el feedback fisiológico.

El interés de esta teoría es que afirma que las emociones son un producto cognitivo.

2.2.3 Teoría de Schachter-Singer

En los años 60 ellos cuestionaron el que la emoción supusiera una actividad puramente cognitiva, y que las
respuestas fisiológicas no tuvieran ninguna importancia. Hicieron un experimento con Epinefrina (hormona
producida por la corteza de las glándulas suprarrenales, y que produce activación autónoma, como aumento
del ritmo cardiaco, y presión arterial). Les dieron epinefrina a un grupo de personas y los pusieron en
situaciones que los hacían sentirse tristes o contentos. A la mitad se les dijo que la sustancia causaría ciertos
efectos fisiológicos, y a la otra no.

Conclusión: el grupo informado no indicó estar ni contento ni triste, atribuyeron su activación fisiológica a
la sustancia; mientras que los que no sabían sobre los efectos de esta, notaron su activación y trataron de
encontrar una explicación, concluyendo que debería estar causada por una emoción. Al encontrar una
emoción, ajustaron su emoción a la situación concreta.

Otro experimento se realizó en dos puentes: un puente colgante a más de 200 m. de altura, y otro más
seguro y menos peligroso. Una mujer muy atractiva les pidió a un grupo si quería tomar parte en un
experimento y escribir en un papel las emociones que les producían ciertas fotos. Igual les pidió a los otros.
Los primeros parecían estar sexualmente más excitados, y muchos la llamaron por teléfono después. Por lo
tanto, ellos tendían a atribuir cualquier señal de activación que experimentaban (corazón, etc...), a la
activación sexual producida por la presencia de la mujer.

En síntesis, el incremento de la activación (producida por epinefrina o puente), puede intensificar una emoción
que ya existe. Por lo tanto, se ha comprobado que las reacciones emocionales aumentan cuando se
experimenta aumento en la activación que no se puede atribuir a otra fuente. Sin embargo, otras
investigaciones han demostrado que no es posible que la disminución en los niveles de activación, conduzca
automáticamente a una disminución de la intensidad emocional. La activación puede aumentar la intensidad
de la emoción, pero no la causa necesariamente. La teoría de Schachter y Singer plantea que las emociones
son causadas por dos operaciones cognitivas relacionadas, aunque independientes: Evaluación del suceso e
Identificación de las respuestas corporales.

La intensidad de la emoción es debida a la manera en que el individuo evalúa las respuestas corporales
.Reacciones corporales para los que no se tiene una explicación pueden contribuir a un aumento en la
intensidad percibida.

2.2.4 Teoría de “Feedback” facial

Las expresiones faciales conducen a las emociones. Esta teoría volvió a validar en cierta medida la
propuesta por James-Lange.

Hicieron una investigación en 2 fases con actores profesionales. En la primera fase se les pidió que se
acordaran de experiencias emocionales de sus propias vidas, y reflejaran seis emociones: sorpresa,
repugnancia, tristeza, ira, miedo y alegría. En la segunda fase, a otro grupo no se les pidió que sintiesen de
una manera determinada, sino que contrajesen los músculos faciales correspondientes a distintos estados
emocionales. Ambos fueron grabados y los resultados fueron los siguientes:

-Las repuestas fisiológicas eran distintas según las emociones, p/ej. había mayor aumento del ritmo cardiaco
en situaciones de ira y miedo que en las de felicidad. Por lo tanto, parece ser verdadero que distintas
emociones provocan distintas respuestas fisiológicas. Esto también indica que la teoría de James-Lange es
válida en el sentido de que recibimos feedback de nuestros cuerpos, y a menudo son distintos los feedback
ante distintas emociones
-Cuando los individuos sólo movían los músculos faciales, generaban señales fisiológicas de emoción más
pronunciadas que cuando pensaban en experiencias emocionales.
En conclusión, comportándose alguien como si estuviese contento, puede conseguir sentirse realmente
contento.

2.2.5 Interacción químico-cognitiva en la emoción:

La química del organismo influye en la manera de sentir, pensar y actuar, razón por la cual se toman drogas
psicoactivas que imitan la acción de los neurotransmisores naturales. Pero también , se ha descubierto que
el modo de sentir, pensar y actuar, afecta a las sustancias químicas del organismo.

Monos machos en situación de dominancia, secretan mayor cantidad de serotonina, lo que también ha sido
estudiado en hombres líderes de diferentes organizaciones. Se vio que los monos que ejercían el control
sobre una situación, secretan mayor cantidad del neurotransmisor norepinefrina. Es decir, niveles elevados
de esta sustancia producen sensaciones de optimismo y entusiasmo, y al revés, niveles bajos producen
depresión. Esto explica en parte porqué la gente que cree tener un control sobre su vida , posee una actitud
más positiva.

El hecho de que exista una relación entre las emociones y respuestas corporales, constituye la base para el
desarrollo del detector de mentiras. Ej. de antiguos hindúes con arroz y saliva (se supone que con miedo se
saliva menos, por lo cual usaban la saliva como detector de mentiras).

La segunda vivencia a la cual se aplica el término sentimiento son los estados sentimentales.

3. Estados sentimentales o sentimientos permanentes: estados de ánimo, humor.

Los estados de ánimo y humor son sinónimos entre sí. Son sentimientos sostenidos y persistentes,
experimentados y expresados de forma subjetiva y observada por los otros. Pero su ámbito semántico es
distinto de los sentimientos. En un momento determinado se pueden albergar varios sentimientos, incluso
contrapuestos, pero en cada momento se tiene un estado de ánimo o se está de un humor determinado. Las
características fundamentales de los estados de ánimo son las siguientes:

-Son el transfondo endotímico, sobre el cual resaltan la realización de las tendencias, de las percepciones, de
las emociones, y de la conducta activa.
-Son estados sostenidos y persistentes. A diferencia de los sentimientos, no se pueden experimentar
simultáneamente dos estados de ánimo.
-Implican una transformación del mundo, son una forma de verlo y sentirlo. Es una nueva forma de estar en
el mundo. Cuando no se encuentran los caminos, el estado de ánimo puede encontrar nuevas relaciones y
servir a la supervivencia, más allá de los cambios objetivos, algunos de ellos muy difíciles de asimilar por la
conciencia. Ej. duelo, cólera, irritación.

4. Tendencias e Instintos

Según Ph. Lersch, las tendencias y los instintos, al igual que todos las vivencias afectivas o procesos
emocionales, se encuentran en el Fondo Endotímico. Se caracterizan principalmente por poner en marcha la
vida anímica. Son procesos mediante los cuales intenta realizarse la vida humana. Se dirigen a la
consecución de un estado todavía inexistente. Se hallan siempre presentes en la dirección y configuración de
la vida. Es una dinámica finalista que domina tanto la vida psíquica animal como la humana.

Lersch aclara que en los humanos no se habla de instintos sino que de tendencias, y esto es porque en el
hombre los impulsos que atraviesan la temporalidad de la vida anímica, muestran casi siempre un
conocimiento del fin y una comprensión de las circunstancias y de sus relaciones, no así el animal.

4.1 Instintos

En los animales se habla de instintos y su característica principal es estar dirigidos al porvenir, pero no
perciben conscientemente la meta ni el futuro como campo de acción de sus instintos. Los instintos están
dirigidos hacia un fin sin que aparezcan en forma de representación consciente ni la meta ni el camino que a
ella lleva. El instinto sería la primera forma de comportamiento activo, en el cual tiene lugar una utilización del
medio circundante al servicio de las tendencias.

Los animales poseen un caudal mucho más rico de instintos que el hombre. El acto instintivo, desde el punto
de vista humano, es una realización que sólo se comprende en virtud de un plan trazado previamente, que en
el hombre exigiría una reflexión minuciosa y una planificación.
A modo de ejemplo: la hembra del górgoro, cuando alcanza la madurez sexual emprende el vuelo y deposita
sus huevos en la hoja de abedul. Pero antes de depositar los huevos, corta la hoja y la enrolla en forma de
cucurucho para que no se caigan. Otro ejemplo es el del pollito cuando sale de la cáscara y corretea, o el pato
que nada desde el primer día.

En cambio en el hombre el comportamiento finalista deriva en su mayor parte de la inteligencia y la reflexión.


En los hombres se habla por lo tanto de motivos y tendencias en lugar de instintos.

El comportamiento instintivo es innato y heredado, no requiere de ninguna reflexión, ni práctica ni aprendizaje.


El animal sabe su acto instintivo sin haberlo aprendido, y sin haberlo ensayado y perfeccionado a través de
éxitos y fracasos.
Las acciones instintivas tienen una carácter estereotipado, son ejecutadas de un mismo modo por los
individuos de una misma especie.

El instinto se caracteriza por tres rasgos esenciales:

- Adecuación finalista biológica: con esto se refiere a que está


adaptado al servicio de la conservación de la vida

- Constitución hereditaria: es innato y heredado, es decir, que en la dotación del ser viviente ya figura
en condiciones de utilización y no requiere por lo tanto, ninguna reflexión, siendo también superflua la
práctica y el aprendizaje. Como ya dijimos, el animal “sabe” su acto instintivo sin haberlo aprendido y sin
haberlo ensayado ni perfeccionado a través de éxitos y fracasos.

- Carácter relativamente estereotipado: son ejecutados de un mismo modo por todos los individuos de la
especie en cuanto se dan como condición previa en situaciones determinadas.

Si bien el comportamiento instintivo es desencadenado por una situación típica determinada y transcurre en
forma aproximadamente idéntica, el acto instintivo no transcurre en cada caso en forma automáticamente
idéntica, sino que presenta cierto margen de variabilidad.

4.2. Tendencias

Tanto los instintos como las tendencias se dirigen hacia la realización de un estado que aún no es. Tiene una
dimensión de futuro a diferencia de las emociones y sentimientos que se experimentan en el presente.

Lersch define las tendencias como los procesos mediante los cuales intenta realizarse la vida humana. El que
tenga una dinámica finalista apunta a que existe conocimiento del fin y comprensión de las circunstancias, a
diferencia de los instintos. Fenomenológicamente, la vida tendencial se constituye a partir de tres rasgos
esenciales:

a) Estado fundamental de necesidad. En la tendencia sentimos un estado de defecto, de necesidad, que


queremos superar, ejemplo: hambre, sed, necesidad de estimación, poder.

La necesidad impulsa a una persona a conducirse de una u otra manera, actúa sobre la conciencia y nos
estimula a la acción. La cualidad fundamental de las necesidades que sentimos consiste en que se actualizan
con una inquietud que es sentida inmediatamente.

El statu-quo se experimenta como un déficit, y la tonalidad afectiva básica, nos impulsa a superarlo. Todas las
vivencias pulsionales o tendencias se hallan matizadas por un todavía no, en cuya superación estriba el
carácter dinámico propio de las vivencias.

b) Proyección sobre el futuro. La vivencia pulsional o tendencia es un arco tendido entre el presente y el
futuro, es decir se hallan dirigidas desde el presente hacia el futuro.Todas son una anticipación, una
premonición del porvenir que naturalmente se percibe de un modo oscuro, difuso, informe, subjetivo y
confuso, con la misma indeterminación con la que aquello por lo que se presenta no es conocido o visto. Sin
embargo se presiente y se busca.

c) Dirección temática hacia un fin que debe ser realizado. La vivencia pulsional también está impelida por
aquello a lo que se tiende. Por lo tanto, apunta a una meta, es un hallarse-en-un camino hacia un fin. Por lo
tanto, la meta es el objeto de la vivencia pulsional. La meta está representada por un objeto o un estado, el
lograrla es también la satisfacción de una necesidad y representa un valor. Es decir, los instintos, las
tendencias, van dirigidas hacia un valor.

Por lo tanto, las tendencias serían los proceso mediante los cuales intenta realizarse la vida humana.
Las distintas tendencias se reúnen en grupos en los que se puede reconocer una temática peculiar en la vida
humana:

4.2.1. Vivencias pulsionales de la vitalidad: relacionadas con el Fondo Vital y la vida preindividual.

El ser humano participa por medio de la capa más profunda de su ser, de aquella vida que todavía no tiene
nombre propio, que aún no es la vida de éste o aquel ser determinado, sino el anónimo fondo existente que
soporta toda la vida individual. Esta vida anónima y preindividual existe también en el ser humano.

Se exterioriza como tendencia vital el impulso a estar en la vida y a sentir que se vive sin tener en cuenta el
qué y el cómo se vive. Es pura y simplemente la vida como un don. Es el impulso a participar en el don de la
existencia. Son vivencias pulsionales de la vitalidad: a) el impulso o tendencia a la actividad, b) la tendencia
al goce, c) la tendencia libidinal, y d) el impulso o tendencia vivencial

El impulso vital puede cesar por sí mismo y transformarse en su contrario; puede transformarse en el deseo
de la muerte, del no-ser. También se refleja en el sentimiento de melancolía. El impulso vital es una fuerza
instintiva primitiva y autónoma de la vida humana.

4.2.2 Vivencias pulsionales del Yo Individual

Las vivencias pulsionales del Yo Individual están relacionadas con la temática que alude al cómo el sujeto se
encuentra frente a su ambiente. Es más que un contenido de vida anímica y preindividual, pertenecen al
modo de hallarse del sujeto en el mundo como ser individual. A esta categoría pertenecen: el instinto de
conservación del individuo, el egoísmo, y el deseo de poder.

Todas estas tendencias se relacionan con los intereses individuales, siendo su finalidad la consolidación de la
existencia individual, diferenciándose del ambiente y del mundo de sus semejantes.

Vivencias Pulsionales Transitivas

Las Vivencias Pulsionales Transitivas rompen y superan el aislamiento individual. Sus finalidades son
estados que apuntan más allá del individuo. Su finalidad es dar a la existencia humana un horizonte de un
mundo gracias al cual cumple su propio sentido. Se podría decir que con las Tendencias Transitivas el ser
humano tiende a realizar su existencia con plenitud de sentido, ligándose al mundo como un humano
dependiente de un todo. Las tendencias transitivas pueden ir más allá de sí mismo, pueden trascenderse.

El hombre comparte la vida preindividual con las plantas y con los animales, la existencia individual. Sólo por
la transitividad se manifiesta como un ser de un tipo especial. Esta forma de vida es más espiritual, pues
espíritu significa en el humano comunicación y trascendencia, y posibilidad de participar en lo que se halla
más allá del individuo y su interés inmediato.

Por lo tanto, la finalidad de las Vivencias Transitivas sería el anhelo de participación, y gracias a ella el ser
humano realiza su existencia con el mundo, y vuelve a obtener así aquella unidad con el mundo que había
perdido por las tendencias del yo individual. Las tendencias transitivas se clasifican en: 1) dirigidas hacia el
prójimo, las cuales se dividen a su vez en: a) estar con otro y b) ser para otros, que incluiría la tendencia
asistencial, la dedicación a los demás y la benevolencia; 2) tendencias creadoras o impulso a crear; 3) el
deseo de saber; 4) la tendencia amatoria, 5) las tendencias normativas y 6) las tendencias trascendentes.

En síntesis, la diversidad de las vivencias pulsionales humanas se distribuye en una temática triple: la de la
Vitalidad, la del Yo Individual y la de la Trascendencia.

5. Psicopatología de las emociones

Según el autor Otto Dörr (2006), en su trabajo sobre “Psicopatología de las emociones”, es difícil encontrar el
límite entre lo normal y anormal a la hora de realizar un análisis psicopatológico de las emociones. ¿Dónde
está el límite entre una ira normal y una patológica o, más importante aún para el campo de la psiquiatría,
entre la tristeza normal y la patológica? La otra dificultad que encuentra el autor, es respecto a la multiplicidad
de emociones posibles y sus respectivas variaciones psicopatológicas, que hacen que este campo sea
prácticamente inabarcable. A pesar de dichas dificultades con las que se encuentra a la hora de realizar un
análisis fenomenológico en este campo, se limita a determinadas patologías relativamente definidas y ve
cómo se da en ellas la vida emocional in toto. Con otras palabras, renuncia al análisis de cada una de las
emociones en particular, en su versión psicopatológica, e intentar describir el “mundo emocional” de la
depresión melancólica, de la esquizofrenia y de la epilepsia.
5.1 El mundo emocional de la depresión

Una de las perturbaciones fundamentales de esta enfermedad es la vida emocional. Por algo pertenece al
grupo de las llamadas “enfermedades afectivas” o “enfermedades del ánimo”. En el idioma alemán no existe
la palabra “emoción” y que lo que nosotros aludimos con ella está contenido en tres fenómenos en cierto
modo diferentes, pero muy cercanos el uno del otro: los sentimientos, los afectos y los estados de ánimo
(Gefühle, Affekte und Stimmungen). Kurt Schneider definió la depresión endógena sobre la base de la
alteración de los sentimientos vitales, en particular por la presencia de síntomas físicos característicos: como
la opresión precordial, el globus melancholicus y la nucalgia. (Dörr, 2006)

Según el autor O. Dörr, en la depresión se alterarían cuatro rasgos esenciales de la emoción:

La emoción como movimiento: uno de los fenómenos fundamentales del síndrome depresivo nuclear
descrito por nosotros en 1971 es la alteración del cuerpo operante, la clásica inhibición psicomotora, la misma
que Binswanger (1960) caracterizara tan acertadamente como el “no-poder”. Esta progresiva incapacidad
para poner atención, concentrarse, decidirse, actuar, termina en ese estado extremo que es el estupor
depresivo, donde no hay movimiento alguno del cuerpo y por ende, desaparece toda emoción.

La emoción como pasividad: el otro fenómeno central de este síndrome depresivo nuclear, que corresponde
más o menos exactamente al de “melancolía” de Tellenbach (1961), es el cambio en la experiencia del
cuerpo, el que se manifiesta como desánimo, angustia, falta de energía, sensación de frío, dolores múltiples,
etc. Se trata, en suma, de una suerte de “inflación” de la corporalidad, hasta el punto de no dejar espacio al
espíritu e impedir la relación con el mundo y con los otros. Este sentirse invadido por la corporalidad, sin poder
defenderse de ello, vendría a ser como una caricatura de la pasividad propia de toda emoción.

La emoción como ritmo: la emoción, así como los estados de ánimo, son fundamentalmente rítmicos y
periódicos. En rigor, uno de los elementos esenciales de la emoción es su transitoriedad, el hecho que ella no
puede durar indefinidamente. Mencionábamos como ejemplo extremo el de las emociones ligadas al gusto y
al olfato. Ahora, es característico en la depresión el que las emociones pierden su ritmicidad natural. En lugar
de desaparecer un tiempo después de haber sido invadidos por ella, las emociones depresivas permanecen:
permanece la angustia, el desánimo, el desasosiego por horas, días y semanas, constituyendo quizás la
causa más importante del sufrimiento de estos enfermos, algo dramáticamente representado en la llamada
“depresión agitada”. (Dörr, 2006)

La emoción como con-moción: una de las perturbaciones más impresionante de la vida emocional en la
enfermedad depresiva es la que se refiere a la relación con el mundo y consigo mismo. Esta perturbación,
presente ya en la tendencia de estos pacientes al aislamiento y al silencio y expresamente en lo que los
autores clásicos llamaban “das Gefühl der Gefühlslosigkeit” (el sentimiento de la falta de sentimientos),
adquiere su grado más extremo en el llamado delirio nihilista o síndrome de Cotard. (op.cit.)

Otro hecho clínico que de gran importancia que menciona el autor respecto la vida emocional del paciente
depresivo, es la diferencia de lo que ocurre entre esta patología y la esquizofrenia. En esta última, existiría
una apatía orgánica o mas bien una peculiar alteración de la afectividad, mientras que el depresivo sufre con
ese apagamiento de sus emociones. Tanto la anhedonia como el no sentir el cariño que habitualmente
sentían por sus seres queridos es para ellos una fuente de sufrimiento casi tan importante como la angustia.
(op. cit.)

El mundo emocional de la esquizofrenia

O. Dörr, basándose en la descripción original de Eugen Bleuler de la esquizofrenia destaca el capitulo


referente a las perturbaciones de la afectividad, consideradas por él como uno de los síntomas fundamentales
de la enfermedad. Bleuler plantea lo siguiente: “En el trato cotidiano los pacientes impresionan a menudo
como fríos o irritables sin razón, inadecuados con respecto a la realidad, rígidos y poco naturales en sus
manifestaciones afectivas. Ellos parecieran tener, aunque oculta, una vida emocional rica, pero esto
corresponde más bien a la realidad de su mundo imaginario. Con frecuencia sus sentimientos no son
comprensibles para la persona sana, porque se trata de sentimientos que se muestran como
contradiciéndose el uno al otro. (op.cit.)

Finalmente Dörr resume los hallazgos de Eugen y Manfred Bleuler en lo que se refiere a la afectividad de los
esquizofrénicos, de la siguiente manera:

- Más que apagada o desaparecida, como ocurre en mayor o menor grado en la depresión melancólica, la
afectividad del esquizofrénico está poco desarrollada y en ese sentido se parece a la afectividad infantil (de
niños menores de cinco años): temor o indiferencia frente al otro desconocido, cambios bruscos del humor
incomprensibles para el adulto y frecuentes discordancias entre el contenido de la emoción y la mímica o
conducta consiguiente. Se sabe por los estudios de las familias de estos pacientes, que las madres son
habitualmente muy frías y los padres muy ausentes, lo que sería coherente con lo observado en ellos cuando
la enfermedad se manifiesta.
- Ambos autores, tanto Eugen como Manfred Bleuler, subrayan la importancia del fenómeno de la falta de
modulación afectiva, que en su versión extrema se presenta como discordancia ideo-afectiva. Este fenómeno
parece ser propio y exclusivo de la esquizofrenia, por cuanto no se observa en las alteraciones de la
afectividad en la depresión, ni en la demencia, ni tampoco en la epilepsia. Veremos luego de qué manera
puede corresponder a una forma peculiar de perturbación de uno de los rasgos esenciales de la vida
emocional.
- Pero hay dos observaciones de Bleuler que se encuentran en aparente contradicción con lo afirmado por él
sobre el embotamiento y la frialdad afectivas como características de la vida emocional del esquizofrénico.
Una es la hipersensibilidad y la otra, esa potencialidad emocional y afectiva que estos pacientes parecen
ocultar. La primera coincide con múltiples investigaciones de las últimas décadas que apuntan a la existencia
en esta enfermedad de una hiperestesia y al mismo tiempo de una incapacidad para filtrar los estímulos. Los
pacientes tienen que defenderse de la invasión de estímulos y yo diría más bien de significaciones y la forma
que tienen de hacerlo es la toma de distancia, el encerrarse en sí mismos, en último término, el autismo. La
segunda observación contradictoria de Bleuler es la de la existencia de una suerte de reserva emocional en
estos pacientes, la que permanecería “oculta”, no se sabe cómo. Es como decir que el demente sólo parece
demente, porque en realidad tiene la inteligencia “guardada”. (op.cit.).

Dörr O., al igual que con el fenómeno de la enfermedad depresiva, muestra, al cómo se alteran en la
esquizofrenia esas cuatro características del fenómeno emocional descritas.

La emoción como movimiento: en la esquizofrenia no hay un enlentecimiento de la vida emocional, como en


la depresión, sino más bien un oscilar entre el retraimiento y la explosión afectiva, que puede llegar hasta la
agitación, con un mayor o menor componente de agresividad. No sólo en los catatónicos se dan esas
reacciones de ira y violencia inesperadas. Característico de estos pacientes es su hipersensibilidad frente a
las conductas o decires de la madre.

La emoción como pasividad: hay dos fenómenos propios de la enfermedad esquizofrénica, donde ese
carácter pasivo del sujeto frente a la emoción que describiéramos más arriba aparece como muy marcado y
casi caricaturesco. Es el caso del estupor catatónico y del retraimiento extremo que observamos en algunos
pacientes crónicos. La diferencia del estupor catatónico con respecto al depresivo es que en este último hay
una transformación cremática de la corporalidad, como la hemos llamado en otra ocasión (1980), lo que
significa una total desvitalización del cuerpo, hasta el punto de parecer un cadáver. En el estupor
esquizofrénico, en cambio, aunque tampoco hay movimiento, uno percibe la tensión de sus músculos y la
mezcla de terror con amenaza en su mirada. La flexibilidad cérea y las posturas impuestas representan el
extremo de esta pasividad o falta de libertad del sujeto frente a la emoción que lo embarga.

La emoción como ritmo: veíamos como en el caso de la enfermedad depresiva la ritmicidad propia de la
emoción se suspende y ella permanece la misma por horas, días y semanas. En la esquizofrenia, en cambio,
el ritmo no es natural, sino arbitrario y sobre todo, contradictorio. La arbitrariedad se manifiesta en la
inadecuación de sus emociones y conductas con respecto al mundo en torno. Lo contradictorio aparece
clásicamente en la ambivalencia, donde el paciente puede sentir una emoción, por ejemplo, de ira y la
contraria, de sumisión y benevolencia con respecto al otro, al mismo tiempo.

La emoción como con-moción: pero al igual que ocurría con la enfermedad depresiva, la perturbación de su
afectividad se observa a nivel de la relación con el otro, de la emoción como con-moción. En la esquizofrenia
habría una alteración muy profunda de la interpersonalidad y más aún, de la relación con el mundo en
general. En el lenguaje de Heidegger y de Binswanger, aquí es el ser en el mundo en cuanto tal lo que se ha
modificado. Nadie ha expresado más escueta y bellamente que Rainer Maria Rilke, en una versión libre de
unos versos de la poetisa inglesa Elizabeth Barrett-Browning, que dicen: “Sólo donde tú estás nace un lugar
para mí”. El espacio en que vive el ezqizofrénico no es ni siquiera el de la lucha por el espacio vital, el de la
competencia y de las guerras, sino un espacio inhóspito, donde “en su armazón vacío soplaba el viento del
mundo exterior”. (op.cit.)

En suma, todos los elementos propios de la emoción se encuentran distorsionados en la esquizofrenia de una
manera muy peculiar y, por cierto, en forma diferente a lo que sucede con la emoción en la depresión o en la
epilepsia. Y quizás si lo más notable que ocurre con estos trágicos destinos es que, al carecer de un mínimo
desarrollo emocional, ya sea por factores genéticos o como producto de una interacción defectuosa con sus
padres, están ellos condenados no sólo a no poder alcanzar a ese mundo y a ese otro, al que el hombre
aspira por naturaleza, sino que a ser invadidos y arrasados por ellos. Las alucinaciones auditivas y el
síndrome de influencia representan un buen ejemplo de este fenómeno, mientras los delirios bien podrían ser
interpretados también como producto del asedio de las significaciones. (op.cit.)

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