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£3 El CONCEPTO c q a3 oD c oO S < = 2 3 ol a n oO = 2 o Q & 2 oO o a UC o 2 om £ e Tv - © © mo ® he Le 2 ae : o —_ 70 Yn 63 ENSAYO SOREN KIERKEGAARD Séren Kierkegaard, el filésofo danés de tanta vigencia actual, nacié en Copenhague el dia 5 de mayo de 1813 y murié en la misma ciudad el afio 1855, con poco mas de cuarenta afios de edad. Su Exempli gratia: «Ente» es lo que ha «sido»; aha sido» es el pasado de «sere, Ergo es ente, el ser superado, el ser que ha sido. {He aqui un movimiento l6gico! Si alguien quisiera tomarse el trabajo de detener y recoger en la Legica de Hegel —tal como salié de las manos del maestro y como ha sido corregida Por su escuela— a todos los aventureros fantasmas y duendes, que ayudan soli- citos al movimiento Idgico, verian con admiracién las edades posteriores cudn trasnochadas agudezas representaron un dia en la Légica un gran papel, no por cierio como aclaraciones accesorias y observaciones ingeniosas, sino como diri- gentes del movimiento, que hicieron de la Logica de Hegel una obra de mara- villa y dieron alas al pensamiento ldgico, sin que nadie advirtiese que el largo 28 SOREN KIERKEGAARD En la Légica no debe devenir ningun movimiento; la Légica es, y todo lo ldgico es solamente *, y justamente esta impo- tencia de lo Idgico es la transicion de la Légica al devenir, en que brotan la existencia y la realidad. Cuando la Légica se sume, pues, en la concrecién de las categorias, no hace sino exponer a la luz lo que era desde un principio. Todo movi- miento (para usar por un momento esta expresidn) es en este respecto sélo un movimiento inmanente, es decir, en un sen- tido mas hondo no es un movimiento; de lo cual es facil con- vencerse reflexionando que el concepto mismo del movi- miento es una trascendencia que no puede encontrar puesto en la Logica, Lo negativo ¢s, pues, la inmanencia del movi- miento; es lo que desaparece, lo superado. Si todo sucede asi por negacién, no sucede absolutamente nada, y lo negativo se convierte en un fantasma. Para hacer que, sin embargo, suceda algo en la Logica, térnase lo negativo algo mas; hace- sele producir la antitesis, con lo cual ya no es negacién, sino contraposicién. Ahora ya no es lo negativo el mudo reposo del movimiento inmanente, es lo «otro necesario». Cosa semejante puede ser sumamente necesaria a la Logica para poner en marcha el movimiento; sdlo que no es nada nega- tivo. Si se abandona la Logica para volver la vista hacia la Etica, encuéntrase en ésta una vez mds lo negativo, incansa- blemente activo en toda la filosofia hegeliana. Mas ahora se averigua con asombro que lo negativo es el mal. La confusién estd en plena marcha: el «espiritu» ya no encuentra limites, y lo que madame de Staél-Holstein decia de la filosofia de Schelling, que hace de un hombre un hombre d’esprit para toda su vida, es integramente aplicable a la de Hegel. Véase cudn ilégicos tienen que resultar los movimientos en la Logica, puesto que lo negativo es el mal; y cuan inmorales en la Etica, puesto que el mal es lo negativo, En la Logica es manto de la admiracién ocultaba a maquinaria que ponia las marionetas en movimiento. El movimiento en la Légica. he aqui el mérito de Hegel; en com- paracién con esto no merece la pena mencionar el inolvidable mérito que Hegel tiene, y desdefia, para correr a la caza de lo incierto, el mérito de huber rectifie cado por multiple modo las categorias y su ordenacidn. * La eterna expresidn de la Légica es lo que los eledticos aplicaron, por un malentendido, a la existencia: nada nace, todo es. EL CONCEPTO DE LA ANGUSTIA 29 demasiado, en la Etica demasiado poco; en ninguna parte lo justo, por querer serlo en ambas. Si Ja Etica no tiene otra tras- cendencia, es esencialmente Logica. Si la Logica ha de tener tanta trascendencia como ha menester la Etica para su gloria y su vergiienza, entonces ya no es Légica. 2 “ Lo que se acaba de exponer acaso sea demasiado prolijo en relacion al lugar en que se encuentra —en relacién al asunto tratado no cabe hablar de prolijidad—, pero no es en modo alguno superfluo, pues los pormenores han sido elegidos teniendo presente el objeto de la obra. Los ejemplos estan tomados en gran escala; pero lo que sucede en grande puede repetirse en pequefio, y el equivoco resulta igual, aunque las consecuencias nacidas sean menores. Quien se dispone a escribir un sistema tiene una responsabilidad en grande; quien escribe una monografia puede y debe ser fiel también en lo pequefio. La presente obra se ha propuesto tratar el concepto de la «angustia» psicoldgicamente, pero teniendo in mente y a la vista ¢] dogma del pecado original. Por tanto, refiérese también, aunque sdlo sea taicitamente, al concepto del pecado. El pecado no es, sin embargo, un asunto que pueda interesar a la Psicologia, y solo quien pretenda ser ingenioso, a fuerza de malentendidos, puede tratarlo psicologicamente. El pecado tiene su lugar determinado; o mejor, no tiene lugar, ésta es justamente su determinacién. Si se le trata en otro lugar, resulta alterado, puesto que se le percibe bajo un angulo de reflexidn inesencial. Resulta alterado su concepto; con ello resulta trastrocado a la vez del estado afectivo que responde justamente al concepto justo‘, y se obtiene, en lugar de la * También Ia ciencia, lo mismo que la poesia y que el arte, supone, tanto en produce como en el que la recibe, un estado afectivo; y un error en la n causa efectos tan perturbadores como un error en el desarrollo del pensamiento; pero esto es algo que se da olvidado por completo en nuestro tiempo, en el cual se ha olvidado en general la determinacién de Ia intimidad y de la dedicacién, por Ia alegria de ver la magnificencia que se cree poseer; 0 s¢ la deja escapar por avider, como el perro que preferia la sombra, Pero todo error engendra su propio enemigo. El error del pensamiento se entrega a si mismo # la Dialéetica: la ausencia 0 el falseamiento del estado afectivo cae en lo comico. 3H SOR. ' KIERKEGAARD continuidad del justo estado afectivo, la fugaz fantasia de los estados afectivos que ya no responden justamente al con- cepto. Cuando el pecado se introduce asi en la Estética, el estado afectivo resulta frivolo, o pesaroso, pues la catégoria bajo la cual cae el pecada es la contradiccién, y ésta es o cémica o trigica, Asi se ha alterado el estado afectivo; pues el estado afective correspondiente al pecado es la seriedad. También resulta alterado su concepto: pues si se torna comico © tragico, se torna algo existente, o algo superado como inesencial, mientras que su concepto es ser vencido. Lo comico o lo tragico no tienen en un sentido profundo, ene- mige slo un fantasma que hace llorar o un fantasma que hace reir. Si se trata cl pecado en la Metafisica, el estado afectivo se torna apatia e indiferencia dialécticas, que cons deran el pecado como algo que no‘puede hacer frente al pen- samiento, FI concepto resulta alterado; pues el pecado debe ser vencido, pero no como algo a que el pensamiento no puede prestar vida, sino como algo que esta ahi y que lo esté como grave negocio de cada uno. Si se trata el pecado en la Psicalogia, el estado afectivo se torna insistencia observadora, imperturbable espionaje, pero no surge de él la huida victo- riosa de la gravedad. El concepto se convierte en un concepto distinto, pues el pecado se torna un estado, Pero el pecado no es un estado, La idea del pecado es que su concepto sea supe- rado continuamente. Como estado, es decir, como posibilidad (de potentia) no es, mientras que de hecho /de actu o in. actu) es. y es de nuevo, EI estado afectivo de la Psicologia seria la curio- sidad antisentimental. pero el justo estado afectivo es la arrojada resistencia de la gravedad. F] estado afectivo de la Psicologia es la angustia, que busca y sigue las huellas; y en su angustia disefia el pecado, mientras pasa angustias, y angus diserio que ella misma traza. Cuando el pecado es tratado asi, resulta el mds fuerte; pues la Psicologia se conduce, en rigor, femenilmente con él. Cierto es que este estado tiene su verda CIeTLO es igualmente que surge, con mayor © menor volumen, en la vida de todo hombre; antes de que se abra a la concepcién ética de la vida; pero en semejante modo de tratarfo no resulta el pecado lo que es, sino mds 0 menos. guma ciencia, J predic el ir viduo habla como individuo al individuo. La pedanteria cien- pl CONCERTO DE LA ANGUSTIA 31 el problema del pecado, puede verse en Si se trata, pu seguida, por él estado afectivo, si el concepto cs cl justo. Sise habla, por ejemplo. del pecado como se habla de una enfer- medad, de una anormalidad, de un veneno, de una desar- monia, también se ha falseado su concepto. , Propiamente, el pecado no tiene carta de naturaleza en nin- 2¢ objeto de la predicacidn alli donde el indi- tifiea de nuestro tiempo tiene a fos sacerdotes por locos, de tal modo que éstos se dedican a ser una especie de sacristanes de los profesores, sirviendo también por su parte a la ciencia, creyende gue predicar esta por debajo de su dignidad. Tam- poco es maravilla, pues, que se tenga el predicar por un arte muy misero. Sin embargo, es la mds dificil de todas las artes y, en rigor, justamente el arte que Socrates encomia: el arte de conducir un didlogo. Como se comprende, no es menester que haya alguien entre los congregados que responda; tam- poco servirla de nada, naturalmente, ceder de continuo la palabra a alguien. Io que Socrates censuraba propiamente en ios sofisias, cuando decia que hablaban bien, pero que no sabian conducir un didlogo, era ésto: que podian decir muchas cosas sobre cualquier tema, pero curecian del momento de consideracién al interlocutor, Ahora bien; esta eonsideracion es justamente el secreto del didlogo, Al concepto del pecado corresponde la seriedad. La ciencia en que el pecado podria encontrar mejor su puesto seria la Etica. No obstante, también esto tiene su gran dificultad. La Ftica es todavia una ciencia ideal, y no sdlo en el sentido en que toda ciencia lo es. Quiere introducir la idealidad en la realidad: en cambio, no toma su movimiento la direecion de elevar la realidad a la idealidad *, La Etica presenta la idea- dad como una misién que realizar y supone que el hombre esta en posesién de las condiciones necesarias para realizarla. i se quisiera reflexionar mas detalladamente sobre este, se encontrarian siones de comprender cuiin ingeniosa es, sin embargo, paner por epi- time capitulo de la Logica, «la realidad», cuando ni siquiera la Bti sisanca ésta, La realidad con que concluye li Lépica significa, par ende, com- a con la verdadera realidad, no mis que el ser, con que ella comienza. 32 SOREN KIERKEGAAR Mediante esto desenvuelve la Etica una contradiccién, puesto que hace patente justamente la dificultad y la imposibilida De la Etica puede decirse lo que se ha dicho de la ley, que ¢ una maestra cuyas exigencias condenan, pero no dan vida Unicamente la Etica griega ha constituido una excepcidn, pero sélo porque no era Etica en sentido estricto, sino que contenia un momento estético, Asi lo muestra claramente definicién de la virtud, como también el hecho de que Aristé teles advierta frecuentemente, por ejemplo, en la Etica nico maquea, con una deliciosa ingenuidad griega, que la virtud por si sola no hace a un hombre feliz y satisfecho y que pa esto son menester, ademas, la salud, los amigos, los bienes terrenos, la dicha de la familia. Cuanto mas ideal, tanto mejo es la Etica, No se deje engafiar por la charlataneria que dice no servir de nada exigir lo imposible; sélo escuchar seme- jantes palabras es inmoral, y la Etica no tiene ni tiempo ni ocasién para hacerlo. La Etica no ha de regatear; y de est modo tampoco se alcanza la realidad. Si ha de aleanzarse ésta, es mds bien menester que todo movimiento siga la diree- cién opuesta. Esta condicién de la Etica, ser ideal del modo descrito, incita a usar, al tratarla, categorias ya metafisicas, estéticas, ya psicoldgicas. Como es natural, ha de ser justa- mente y ante todo la Etica quien resista a las tentaciones; po eso es también imposible que escriba nadie una Etica sin tener a mano otras categorias totalmente distintas. El pecado pertenece, pues, a la Etica sdlo en cuanto ésta arriba justamente a este concepto con ayuda del arrepenti- miento *. * Sobre este punto encuéntranse varias observaciones en la obra Temor temblor, citada por Juan de Silentio (Copenhague, 1843). En ella hace el auto varias veces que la idealidad de la Estética embista contra la idealidad exigid por la Etica para hacer que en este choque salga a la luz la idealidad religios que ¢s justamente la idealidad de la realidad, tan deseable como la de la Esté tica y no imposible como la de la Ftiea. Y por cierto que esta idealidad surge e1 un salto dialéctico, acompafiada del estado afectivo positivo: «mira, todo e: nuevo», y del estado afectivo negativo: Ix pasién por lo absurdo, A éste ponde el concepto de la «repeticién». © se ha suprimido la existencia enter con Ia exigencia de la Etica, o se cumple la condicién y comienza desde un prine cipio la vida y la existencia entera no en continuidad inmanente con lo anteriof pL CONCEPTO DE LA ANGUSTIA 33 Si la Etica ha de tomar en si el pecado, ha desaparecido su jdealidad. Cuanto mas se detiene en su idealidad —pero sin ue le sea licito perder de vista, inhumanamente, la realidad, antes bien, debiendo conservar siempre con ésta la relacién de presentarse como un deber de todo hombre, de tratar de hacer de todo hombre el verdadero hombre, el hombre —— “esto seria una contradiceién—, sino a través de una trascendencia de un

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