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Este Código introduce, para los fines de la ordenación pesquera, el Enfoque Precautorio,
estableciendo:
En otras palabras el Enfoque Precautorio quiere decir: “Es mejor prevenir antes que
lamentar”. Así pues, este enfoque es un protocolo para la gestión de los recursos que nació
en atención a los problemas técnico-prácticos para mantener los stocks pesqueros en sus
niveles óptimos de producción y a las experiencias de stocks colapsados.
Pese a que Venezuela había suscrito el Código de Conducta para la Pesca Responsable, no
es sino hasta el año 2001 cuando nuestras normas se apegan a este pacto internacional y se
promulga en el marco de la primera Ley Habilitante del presidente Hugo Chávez, la Ley de
Pesca y Acuicultura que establecía el Enfoque Precautorio como criterio para la ordenación
actividad pesquera venezolana, de la siguiente manera:
“Criterio de Precaución.
Artículo 64. El Instituto Nacional de la Pesca y Acuicultura aplicará el criterio
de precaución en la ordenación y la explotación de los recursos hidrobiológicos
con el fin de conservarlos y de proteger el medio acuático. La falta de
información científica adecuada no será motivo para aplazar o dejar de tomar
medidas orientadas a conservar el medio, los organismos que son objeto de la
pesca y acuicultura, los asociados o dependientes y aquellos que no son objeto
de la pesca.”
“Criterio de precaución
Artículo 29. El Estado deberá aplicar ampliamente el criterio de precaución en
el ordenamiento y la explotación de los recursos hidrobiológicos con el fin de
conservarlos y de proteger el medio acuático. Cuando haya peligro de daño
grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta o de información
científica adecuada no será motivo para aplazar o dejar de adoptar medidas
orientadas a conservar el ambiente, los organismos que son objeto de la pesca y
acuicultura, los asociados o dependientes y aquellos que no son objeto de la
pesca.”
La diferencia consiste en la ampliación del contenido y alcance del “principio de
precaución” como criterio para la toma de decisiones del Estado en materia de pesca,
acuicultura y actividades conexas, pues el Enfoque Precautorio se aplica a todos los niveles
del sistema pesquero e incluye numerosos aspectos de las pesquerías como pueden ser la
planificación, gestión, investigación, tecnología, legislación, capturas, procesamiento,
acuicultura, y otros (Mace y Gabriel, 1999).
Las regulaciones específicas del nuevo Decreto con Rango Valor y Fuerza de Ley de Pesca
y Acuicultura basadas en el Enfoque Precautorio contemplan mayor precisión y restricción
para la determinación y extracción de los excedentes de recursos hidrobiológicos o el
aumento de los controles sobre las flotas pesqueras. Sin embargo, la medida más
importante en materia de protección al ambiente que contiene el Decreto con Rango, Valor
y Fuerza de Ley es la prohibición absoluta de la pesca de arrastre industrial dentro del mar
territorial y dentro de la zona económica exclusiva de la República Bolivariana de
Venezuela. Se trata de una medida inédita en nuestro país, que tiene por finalidad erradicar
esta práctica que tantos perjuicios ha generado, pues produce un terrible daño ecológico al
fondo o lecho marino, trayendo como consecuencia la emigración o extinción de las
especies marinas que allí habitan. Con ello se busca que la actividad pesquera pueda
realizarse de forma equilibrada con el ambiente.
Pero ¿Cuáles son específicamente esos elementos de incertidumbre que se deben tener en
cuenta al aplicar el criterio de precaución? entre otros destacan los relativos al tamaño,
productividad y estado de las poblaciones objetivo, el nivel y la distribución de la
mortalidad ocasionada por la pesca y los efectos de las actividades pesqueras, incluidos los
descartes, sobre las especies que no son objeto de la pesca y especies asociadas o
dependientes, así como las condiciones ambientales, sociales y económicas.
Pese a que las actividades pesqueras se centran en una o más especies de un ecosistema, la
ordenación de la pesca responsable debe tener en cuenta el impacto de la actividad en el
ecosistema en su conjunto, incluso la biodiversidad, y la finalidad debe ser la utilización
sostenible de ecosistemas y comunidades biológicas completas (FAO, 1999). La evidencia
de que la evaluación de especies independientemente no es factible a largo plazo, se está
imponiendo, especialmente en los sistemas tropicales diversificados y complejos,
tomándose conciencia, también, del carácter variable del ambiente físico en la mayoría de
los ecosistemas. Se puede asegurar que ninguna mejora será posible en la ordenación de
recursos marinos si no se consideran más aspectos ecológicos, los cuales deben ser tomados
especialmente en cuenta cuando se observan cambios significativos en una pesquería
(Caddy y Sharp, 1988).
Anteriormente los reglamentos para asegurar una utilización sostenible de los recursos
pesqueros empleaban enfoques basados en estudios sobre pesca que tendían a suponer que
las especies objetivo existían de forma aislada del resto del ecosistema. Ahora se sabe que
la actividad pesquera no sólo afecta a la población objetivo, sino también a otros elementos
del ecosistema. Estos pueden ser, por ejemplo, las especies que conforman la captura
incidental, que muy a menudo integran también el descartes. Las poblaciones objetivo no
sólo se ven afectadas por la pesca, sino también por otros factores como la pérdida de
hábitates críticos por causas climáticas y/o antrópicas. También se ven afectadas por las
variaciones en la abundancia de depredadores y presas que puedan ser ocasionadas por
otras pesquerías. Los seres humanos son parte integrante del ecosistema y han de tenerse
(Attwood y col., 2006).
El enfoque ecosistémico es una estrategia que se nutre de todos los factores anteriormente
mencionados y emplea la información de cada uno de ellos como insumo fundamental para
el manejo de las pesquerías (Rune, 2006). El objetivo fundamental del EEP es la
utilización sostenible de todo el sistema, y no sólo de la especie objetivo, a través de la
planificación, desarrollo y ordenación de la pesca de un modo que satisfaga las múltiples
necesidades y deseos de las sociedades, sin poner en riesgo la posibilidad de que las
generaciones futuras se beneficien de toda la gama de bienes y servicios que pueden
obtenerse de los ecosistemas marinos (Attwood y col., 2006).
Leamos este artículo del Decreto con Rango Valor y Fuerza de Ley de Pesca y Acuicultura:
De manera pues que el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Pesca y Acuicultura
promulgado en marzo de 2008 mantiene los medios de participación que ya se encontraban
contemplados en la Ley de Pesca y Acuicultura del 2001, tales como los consejos
consultivos y los comités de seguimiento, al tiempo que incluye nuevas formas de
participación protagónica en la gestión pública. Así, se reconoce el papel que tienen los
Consejos Comunales como las unidades primarias de organización del pueblo,
atribuyéndole funciones para vigilar y exigir el cumplimiento de la ley, sus reglamentos y
normas técnicas de ordenamiento; promover la formación de las comunidades sobre sus
derechos, garantías y deberes en materia de pesca, acuicultura y actividades conexas;
fiscalizar, vigilar y exigir el cumplimiento del régimen de control de precios de los
alimentos o productos hidrobiológicos, a través de los Comités de Contraloría Social para
el Abastecimiento; y, en general, ejercer la contraloría social.