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Un Guijarro
Álef Guímel
2
Reflexiones de un Guijarro
Álef Guímel
2006
Publicado por:
Cuentos Teocráticos Ediciones
www.cuentosteocraticos.net
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Índice
1. Lo Que Tengo Te Doy 39. ¿Quiénes Son Los Héroes?
2. Oración 40. El Río
3. El Precursor Constante 41. A Un Niño Ciego
4. A Un Nuevo Precursor 42. Con La A De Amor
5. Más Allá Del Olvido 43. Rehabilitación
6. Los Días Finales 44. Viaje
7. El Milenio 45. Sencillez
8. El Lugar Seguro 46. Retrospección
9. En La Hora Decisiva 47. La Defensa Del Mono
10. La Adversidad 48. El León Del Circo
11. Pequeñas Cosas 49. Nostalgias
12. Paisaje Interior 50. En Pocas Palabras
13. Ausencia 51. Asamblea “Servicio Sagrado”
14. Mendoza En El Recuerdo 52. Betel En Cautiverio
15. Amiga 53. Carta A Un Poeta Misionero
16. A Un Amigo Enfermo 54. El Bien Que Hacemos
17. Árbol 55. Jehová
18. Dios 56. Mundo Trastornado
19. Una Sola Entrada 57. Coplas Grises
20. Evaluación 58. El Puerto
21. Luna Del Memorial 59. El Austero Deber
22. Semblanza Personal 60. Desafío
23. Ana 61. El Hijo Esperado
24. Samuel 62. Las Palabras
25. Mar 63. Análisis
26. El Bosque Andante 64. Invierno
27. La Noche 65. Lo Llamaban Ganastengo
28. Isaac 66. Nuestro Continente
29. Hay Días 67. La Muchacha De La Fábrica
30. Reminiscencias 68. La Duda
31. Radiografía De Un Poema 69. Amistad
32. La Tierra De Hoy 70. Despedida
33. Amada Tierra 71. En Algún Lugar De Cuyo
34. Padre 72. Imágenes
35. Septiembre 73. Ciclos
36. Hijo Pródigo, ¡Vuelve! 74. ¡Gracias Vida!
37. La Confidencia 75. El Verbo De Dios
38. Odiados Por Su Nombre
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Lo Que Tengo Te Doy
(Hechos 3: 1-6)
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Oración
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Tu sello aprobatorio aprobará la faena,
y no habrá quien repliegue la fuerza de tu brazo
ni quien invierta el curso de tu reloj de arena.
El precursor constante
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A Un Nuevo Precursor
(Éxodo 33.21-23)
El Milenio
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y vista el bosque su ropaje oscuro;
explorarás la noche abiertamente,
sin miedo, ni acechando lo ignorado;
quizá solo pisando levemente,
porque el orbe reposa ensimismado.
El Lugar Seguro
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y campos expansivos que explorar todavía.
En La Hora Decisiva
Cuando llegue el momento de la prueba severa,
y las hordas satánicas desaten su violencia
contra el pueblo devoto que quietamente espera,
responderá el acero de nuestra resistencia.
La Adversidad
Pequeñas Cosas
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Paisaje Interior
Ausencia
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Mendoza En El Recuerdo
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tus campos demacrados soportan la sequía;
pero tu desencanto es pasajero y leve,
pues siempre hay una lluvia de bendición tardía.
Amiga:
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que el corazón recoge estremecido.
Ya lo dijo el apóstol inspirado:
“¿Qué tienes tú que no hayas recibido?”.
(1Corintios 4: 7)
Un Amigo Enfermo
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si es guiado por él es rumbo cierto.
Árbol
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Mi corteza, curtida de intemperie y aguante,
vibra con la pureza de una savia muy viva,
al dar extravertido en la sombra abundante
lo que se forja a oscuras, en la raíz cautiva.
Dios
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Los días se esfumaban sin razón ni respuesta;
las horas eran lerdas y huecas al caer,
y las grandes palabras, como frentes enhiestas,
contenían mensajes que no supe leer.
Te acercaste a mis noches pensativas y austeras.
Los hoyos de la almohada, plenos de pesadumbre,
se llenaron de nuevas ideas placenteras.
Tu verdad me hizo libre de toda incertidumbre.
Te invoque diariamente en la sencilla mesa;
hasta en el pan tu gracia parecía cercana.
Un ungüento de gozo bañaba mi cabeza
al sentir tu presencia eternamente anciana.
Tu incambiable palabra que en mi sed se vertía
corrió en profundas vetas buscando el corazón
y sentí en la garganta el toque de alegría
que hace vibrar las torres cuando hay liberación.
¡ que dulce fue entregarte los días sin sentido!
Mi comarca desierta se pobló de embeleso.
Hoy, repaso el balance del ayer redimido,
sin lamentar el tiempo que huyó sin retroceso.
Tu luz, al irisarse a través de mi prisma,
cubrió de colorido mi íntimo sentir.
Ante tiempo o distancia mi mente no se abisma.
¡ tu Nombre es una aurora que enciende el porvenir!.
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el oro de su brillo amortiguaba.
Del este viene el Rey de fuerte brazo
que al nuevo Edén su resplandor concede.
(Apocalipsis 16:10)
Evaluación
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Luna Del Memorial (Conmemoración)
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América jadea bajo una falsa calma.
Europa arrulla al vicio con un cantar obsceno.
Asia y África claman por arroz y paz.
Corre sangre en las tierras que pisó el Nazareno.
Donde hay banderas rojas Dios no se nombra más.
Semblanza Personal
Ana
(1 De Samuel 1 Y 2)
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En palabras apenas balbuceadas
tomó forma el deseo más querido:
-“Que mi matriz estéril y humillada
se vea resarcida de tu olvido.”
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Los maternales ojos se saciaban
en el niño con hondo sentimiento.
Desde arriba, Jehová justipreciaba
la belleza de aquel renunciamiento.
Samuel
(Primer libro de Samuel)
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un silencio completo o cercaba.
El niño pudo oír distintamente
una voz que su nombre repetía,
y Samuel no sabía quien llamaba.
Fue donde estaba Elí averiguando
si el anciano a su lado lo quería.
-“Es la voz de Jehová; oye y responde.
¡El nos habla tan poco en estos días! (3:1)
Por boca de Samuel Dios dio su juicio:
“Elí y sus hijos quedan rechazados
no podrán ser exentos de castigo:
no habrá ofrenda que expíe sus pecados”. (3:14)
Samuel creció en la tienda del Dios vivo,
los deberes del templo lo envolvían.
La palabra de Dios a él llegaba
y por él Israel la recibía.
Juzgaba al pueblo y lo disciplinaba
citando todo lo que estaba escrito.
Betel, Guilgal, Mizpá; año por año
lo veían cubrir ese circuito. (7:15)
Su honra como juez permanecía
sin mancha ni desdoro.
Nadie había comprado su silencio
con plata ni con toros. (12:3)
El pueblo en que volcara sus desvelos
le causó las mas graves decepciones
al pedir que le diera un rey humano
para igualarse a las demás naciones.
Jehová se sintió herido y rechazado.
Consintió con severas advertencias:
el rey se serviría de sus hijos
y se haría dueño de sus pertenencias. (8:7-18)
Saúl reinó primero. Presuntuoso,
trató sin honra su eminente oficio.
Samuel le recordó al reconvenirle,
que obediencia es mejor que sacrificio. (15:22)
Brillaba en sus recuerdos aquel día
en que asignó a David Rey de Israel.
Los hijos de Jesé se presentaron:
Jehová eligió diciendo: Úngelo a él. (16:12,13)
Tanto en días serenos y gozosos
como en días aciagos y de lucha,
siguió diciendo como aquella noche:
-“Habla Jehová, porque tu siervo escucha.” (3:9)
El recuerdo de Ana lo inspiraba;
¡había pedido por favor su vida!
Guardó el poema en que ella lo expresara: (2:1-10)
guardó la fe por ella sostenida.
En Ramá lo enterraron muy anciano. (28:3)
Tal cual Ana lo quiso, así vivió.
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Ella lo entrego a Dios, ése era el voto,
Y él la mano de Dios nunca soltó.
Mar
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al sentir sobre ti su paso ingrávido;
y fuiste un pavimento majestuoso,
digno marco al glorioso Nazareno!
El Bosque Andante
Isaías 61:3
Si un bosque caminara,
¡cuántas tierras desiertas a su paso esperarían!;
¡cuántos yermos sedientos
al albergarlo reverdecerían!;
¡cuántos errantes pájaros
en su peregrinar lo seguirían!
El viajero agobiado
con avidez su mano extendería
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hacia el fruto brindado,
y amparado en su sombra escucharía
el diálogo del viento y el follaje.
¡Y qué pausa feliz le brindaría
el bosque andante que lo halló en su viaje!
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La Noche
(Mirando a Mendoza desde el Cerro de la Gloria)
Isaac
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le aseguró a Abraham que Dios, su amigo,
haría multiplicar su descendencia
y rendirse en su puerta al enemigo.
32
que en las tiendas de Isaac alborozadas,
nacieran de Rebeca dos gemelos,
dos vidas de la suya bifurcadas.
Hay Días
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de aquellos días claros, históricos y bellos,
y el devenir del tiempo no mengua sus destellos.
Reminiscencias
Alfarero, no me olvides;
soy el barro deslumbrado
que tomaste de un camino en que nadie te nombraba.
Al pasar entre tus dedos descubrí lo insospechado;
en el hueco de tu mano, la presión que me amoldaba,
me enseñó que la belleza se bebía y se gustaba
sin salir del lugar fijo en que estamos asignados.
Radiografia De Un Poema
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Tal vez, igual que el hombre, se encamine al olvido,
sea tan solo una sombra bosquejada al pasar
y se hunda en la nada, callado, diluido,
sin dejar una huella que lo haga perdurar.
Pero uno entre tantos sobrevive triunfante
y el devenir del tiempo no lo alcanza a borrar.
La Tierra De Hoy
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nuestras frágiles sombras andarán todavía.
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Amada Tierra
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de ejércitos en marcha que la cuidan;
si nadie la llamara “Soberana”,
si no tuviera próceres ni historia
proyectando su sombra hacia el mañana.
Padre
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que se anticipa a todo peligro que se cierne
sosteniendo al que siente vacilar su valor.
Septiembre
39
¡Cómo palpita la tierra
de emoción bajo tus plantas!
40
y aprobar sin escrúpulos lo absurdo;
recordar con desgano su consejo,
repetir opiniones insolentes,
paladear la miel agria del pecado,
y contristar su espíritu impelente.
41
no te quiere exhibir como un mendigo.
Te da un anillo de oro como símbolo
de renovada relación contigo.
La Confidencia
(Lucas 7:37-47)
42
que a veces bostezaba revolcándose
entre nubes de polvo en su memoria.
43
la cabeza colgando, el cuerpo yerto;
brota sangre de todas sus heridas.
¡Que no se mueva más, que siga muerto!
Así lo amarían siempre. Es un símbolo;
es una historia triste y terminada,
algo petrificado por el tiempo
que nada puede hacer ni pide nada.
A lo más, los espera allá, en el cielo,
si acaso los acerca a él la muerte
que pretenden tener ya financiada
cuando abandonen la materia inerte.
44
a los que imprimen huellas en la luna,
a los que baten récords en las pistas,
a los que matan toros y leones;
a los que inventan armas asombrosas
que reducen a ruinas las naciones.
Su imagen, perpetuada en bronce o mármol,
está en las plazas desafiando al tiempo.
Veneran sus cenizas, los ensalzan
nombrando con su nombre alguna calle,
tratando de salvarlos del olvido.
¡Son los preclaros hijos cuyas patrias
tanto gozan de haberlos producido!
Luchadores intrépidos,
que sintieron su carne acribillada
y no desmayaron.
Atletas del espíritu,
que forcejearon con el pecado hasta la muerte
y no cayeron.
Mártires abnegados,
que sangraron bajo el látigo de los inicuos
y no blasfemaron.
Criaturas de polvo
que sostuvieron la mirada desafiante de Satanás
y no pestañearon.
Gusanitos concientes,
que vieron venir contra ellos
la aterradora maquinaria del mundo
y no retrocedieron.
Adoradores indoblegables,
que oyeron el nombre de su Dios escarnecido
y no lo negaron.
Esclavos voluntarios,
que fueron disminuidos inconcebiblemente en su dignidad
y no claudicaron.
45
no aprendieron a maldecir.
Con las garras de la adversidad en la garganta
no silenciaron su mensaje.
Con la hoz de la muerte sobre ellos,
no pensaron siquiera en transigir.
El Río
A Un Niño Ciego
47
Guardaré en mis recuerdos tu serena sonrisa,
tu bastoncito blanco y tus lentes oscuros.
Con La A De Amor
48
y deja que te guíen los ANCIANOS;
que tu APRECIO a su obra meritoria
se pruebe en el empuje de tu mano.
Que se haga manifiesto tu ADELANTO.
Al que se inicia infúndele tu ALIENTO.
Disfruta las frecuentes ASAMBLEAS.
Verás la bendición en el AUMENTO.
Continúa APRENDIENDO con deleite;
continúa AVANZANDO con valor
y no eches al olvido las palabras
que se iluminan con la A de AMOR.
Si tu oído se inclina diligente
al consejo de DIOS con ATENCIÓN;
si a la urgencia innegable del trabajo
respondes prestamente con la ACCIÓN,
Jehová te premiará cuando en su libro
junto a tu nombre escriba APROBACIÓN
Rehabilitación (Restablecimiento)
Fue hermoso oír decir: " Podemos llamarlo nuevamente hermano". Tu voz estaba
quebrada y tus ojos húmedos cuando te dieron el privilegio de la oración.
Se nos hizo largo el tiempo de tu ausencia. Hablábamos de ti en voz baja y con suspiros,
como se habla de los hijos que están lejos del hogar por una razón triste. Aunque
estuvieran todos los asientos ocupados en la congregación, tu lugar estaba siempre
vacío.
La única pena que nos queda es no verte otra vez con aquél aire despreocupado que
tenías antes.
Ven y camina con nosotros bajo el sol suave en esta hora tardía. Deja de andar junto a la
sombra de esa persona que te perjudica.
¿Estás mirando a diestra y siniestra porque te dije eso? No hablo de algún desconocido
que te pone en peligro. Me refiero a tu viejo yo que aún se empeña en caminar contigo y
sigue sumiendo en tinieblas a la criatura renovada que Dios recibió en su pueblo con
alegría.
Cuando te dedicaste a Dios no le ofreciste tu pasado. Eso hubiera sido una mezquina y
renovada ofrenda. A Dios siempre le ofrecemos el presente y el futuro, confiando en que
el pasado va a quedar sepultado bajo las dunas que forma la arena del tiempo.
¿Por qué no amordazas y sofocas a ese hombre egoísta? No tiene el don de la
oportunidad, ni siquiera suficiente sentido común. Irrumpe de repente, cubierto de polvo
y manchas en tus ocasiones festivas. Se sienta a tu lado en la reunión sin anuncio previo.
Te hace doler el corazón murmurándote al oído cosas que preferirías no escuchar.
Acapara desconsideradamente tu atención en algunas de tus hermosas horas hogareñas.
Niégale la entrada. Humíllalo con el rótulo de persona no grata. Recuérdale que el Hijo de
Dios fue hasta la misma presencia de su Padre con el valor del rescate para que tú, yo, y
todos, podamos caminar con una sombra nueva a esta hora fascinante del crepúsculo del
mundo.
49
Pon tu pie sobre el nido donde tu vieja sombra incuba sus descoloridos huevos de
recriminaciones y recuerdos amargos. Grítale que hay un hombre nuevo envasado en tu
piel. Aunque al principio te cueste un poco hacerlo, sonríe, ora y canta. Deja que tu vieja
sombra se vaya vacía y deforme; y muérdete los labios hasta hacerlos sangrar si alguna
vez sientes la tentación de invitarla a volver.
Viaje
Sencillez
Si tu humilde presencia
no atrae la atención de los que pasan,
el mensaje que Dios puso en tu boca,
como una ardiente brasa
irradiando poder, dejará huellas
que habrán de rutilar a la distancia,
igual que las estrellas.
Retrospección
51
cuando un recuerdo te haga suspirar
sentirás en las viejas cicatrices
un dolor que las vuelve a actualizar.
52
que en el mono hay un hombre reprimido.
El hombre se acompleja si no gruñe
y sino se declara incomprendido.”-
53
El León Del Circo
54
la inicua golosina del pecado.
De lejos te han mostrado un paraíso
esquivo a tus anhelos.
Las rejas que te encierran fraccionaron
en tajadas el cielo.
Tu historia ha aparentado bullicio y colorido;
¡pero cuánto dolor contuvo el circo
en los siglos vividos!
Satanás se sonríe complacido;
has actuado tu parte bajo látigo
y él piensa que ha vencido.
Como quien da lo mas, a sangre fría
te paga un vil salario
con mezquinos bocados de alegría.
Pero ya llega el tiempo bendecido
en que tu causa será procesada
por un León que nadie ha reducido,
por un Rey al que nadie vencerá.
El sabe lo que sientes y no en vano
se llama en la infalible profecía
el León de la tribu de Judá.
Nostalgias
55
Escucha, el mar recita el mismo soliloquio.
¡Oh...! si yo no supiera que tú cuentas con ellos
al planear el mañana,
no tendría el deseo de volver a estas calles
y preguntar quien vive detrás de esas ventanas!
En Pocas Palabras
56
Y las palabras puras, llenas de aprecio,
que son perlas legítimas, bien avaluadas,
se abren camino corazón adentro,
al cofre de las cosas atesoradas.
Cuando se oyó decir que estaban contratando barcos para venir, el Paraná Guazú, que
pasa largos días adormecido en su vaivén, sin ninguna emoción nueva, levantó la cabeza
y repasó mentalmente su historia. ¡En toda su larga experiencia de mecer naves, nunca
había tenido una alegría igual!
Llegaron deslumbrados, saliendo de un túnel a encontrarse con el resplandor del sol.
¿Por qué no iban a regocijarse los caminos y las lomas que los vieron pasar si era el
mismo Hacedor de la Tierra quien les había hecho señas para que vinieran?
¿Qué tenía de extraño que el río suavizara su respiración agitada y los cargara
blandamente, cuando venían a alabar al Autor de los ríos?
Las estrellas se hicieron guiños entre sí y en el espacio sideral se difundió el comentario
de que algunos viajaron día y noche para paladear la dulzura de un mensaje.
Los bosques se pusieron en punta de pie para verlos mejor. Los pinos difundieron en el
aire la exquisitez de sus resinas. Las palmeras extendieron sus ramas en señal de
bienvenida. El Uruguay abrió su corazón y sus casas para recibirlos.
El viento sintió una vez más justificada su existencia al esparcir los ecos de sus cánticos.
Porque cantaron como si se les hubiera dicho que por siglos no volverían a cantar juntos.
Acariciaban cada libro nuevo como si fuera la última carta de amor que esperaban
recibir.
Midieron su corazón con el de Josías. Vieron a Nabucodonosor humillado por la integridad
de los tres hebreos. Reconsideraron maneras de honrarse mutuamente. Salieron
resueltos a enaltecer sus días y sus noches en servicio sagrado.
Un ángel de ojos tiernos guardó las entradas y las salidas mientras que el mundo,
detenido afuera, trataba de ocultar entre harapos sus señales de lepra.
Gog, crujiendo los dientes, les salió al encuentro profiriendo amenazas y les quitó los
libros en los puentes, valiéndose de las fronteras que Dios no señaló.
Creían que habían hecho del pueblo de Jehová en esa tierra un cuerpo desmembrado.
Por eso cuando lo vieron unirse, levantarse y cubrir distancias, igual que los pájaros ante
la convocatoria de la primavera, se sintieron avasallados por el estupor.
La algarabía de ellos era la de los salmones cuando se reencuentran con su cardumen
después de haber estado aislados y confundidos en aguas extrañas.
¡Dejaron tanto y se llevaron tanto! Fue ese tipo de trueque que el materialismo no
conoce, en que aquel que más da es siempre el que más retiene.
Se despidieron con lágrimas. Volvían a sus tierras llanas, donde nombrar a Jehová ha
llegado a ser un crimen. El vacío quedó rico en sonrisas y recuerdos. La ausencia de ellos
no fue un despojo, sino una bella realidad convertida en historia.
Los amos temporarios de la tierra nunca los dejaron volver en masa. Pero los lazos de
amistad y amor que forjaron quedaron ilesos. Cuando lo cruzan nuevamente en
pequeños grupos, el Paraná Guazú revive la emoción de aquellas horas. Cuando los ven
pasar por nuestras playas, los pinos los recuerdan todavía.
57
Betel En Cautiverio
Aquella mañana de septiembre, los que vinieron a cercarla se levantaron antes que el
sol. Se adelantaron a su luz, se identificaron con las tinieblas.
Era un pasaje más de nuestra guerra. La dejaron amordazada, apaleada e inmóvil. Así la
vimos cuando salimos a reconocer el daño. Así quedó, prisionera en su propio predio.
Tuvimos que alejarnos de ella con el dolor de los que miran a una mujer hermosa,
resplandeciente en dignidad, encadenada y entumecida, sin poder liberarla.
Pensaron que por sus heridas se le iba a escapar la vida.
Lo que Dios ha creado se modifica en apariencia, pero no en substancia; se transforma,
pero no se pierde, desaparece de la superficie, pero sigue integrado al conjunto. Es lo
mismo que sucede en el bosque: lo que cae a tierra es absorbido y usado nuevamente.
Cada átomo tiene un destino y una razón de ser. Lo que muere alimenta a lo que queda
en pie.
Los que la agraviaron atravesando sus puertas con papeles sellados no saben que sus
paredes cantan al mínimo roce. Conservan la voz de los ungidos y las palabras de
gratitud de muchos futuros herederos de la tierra.
Estábamos acostumbrados a su pulso saludable y a los latidos intensos de su corazón.
Ahora, al volver a ella, la encontramos abatida y silenciosa. Su respiración apenas se
percibe. Sus pulsaciones han disminuido. La incertidumbre ha profundizado sus ojeras.
Añora a los hijos jóvenes que apoyaban la cabeza sobre sus rodillas. Sueña con el día en
que volverán para quedarse. Sabe que la mirarán con amor, animándola a incorporase y
a sacudir el polvo de sus ropas. Sabe que recobrará su andar apoyada en los brazos de
ellos. Mientras tanto espera, sin proferir un quejido, sin un gesto de rebeldía.
Las bandadas de palomas que el cartero soltaba en sus puertas cada día hoy huyen en
distintas direcciones.
Los que venían a beber sus aguas surgentes hoy tienen que buscarlas en napas
subterráneas.
Hasta su silencio y su inercia infunden inspiración. Sus cicatrices son un sello de belleza
y un certificado de integridad.
Los hijos encuentran hermosa a su madre envejecida porque leen un renglón de historia
en cada surco de su rostro. Nosotros amamos en ella la sombra del pasado y el
resplandor del futuro.
59
El logro en sí es tu mejor ganancia,
aunque no haya trompetas que suenen al pasar.
Dios no le puso rúbrica a las altas montañas.
No hay placas con su nombre
Reclamando autoría a la orilla del mar.
Sus obras son lecciones inefables,
mensajes descifrados en silencio
que se revelan dentro de nuestro corazón;
pruebas irrefutables que afirman su existencia
con un énfasis mudo que apela a la razón.
Jehová es un eminente economista,
le ha dado a cada cosa finalidad y valor.
La hojarasca amarilla y la corola marchita
Nutren la tierra madre que da vida a otra flor.
Un pájaro ha caído,
su cajita de música por siempre se trabó.
Pero aún tiene parte en el mundial concierto,
en la cadena viva en que se eslabonó.
Su cuerpecito muerto enriquece la tierra;
las lombrices la horadan para hacerla absorbente,
y abren paso a la lluvia que llega a las raíces
de un árbol que cobija más pájaros vivientes.
¿Ves que nada se pierde?
Cada cosa que hacemos tiene una consecuencia.
Aun el más pequeño impulso hospitalario
Puede garbar mensajes en alguna conciencia.
Tu amor te beneficia a ti primeramente,
sus dividendos son compensadores,
al lubricar tu mente con su miel escondida
Afirma el basamento de otras obras mayores.
En esta misma hora en los valles soleados
y en las tupidas selvas que el hombre no exploró,
¡se abrieron tantas flores donde nadie las mira,
Cantaron tantos pájaros y nadie los oyó!
Jehová
60
es una roca virgen
esperando el diseño que tu mano maestra
con su cincel certero se apresta a modelar.
Entre el tiempo vivido
y la extensión inmensa del tiempo por llegar,
Tú eres el vigía irreemplazable
en este puente que se llama HOY.
Contemplando el milagro continuo de la vida,
en tu presencia estoy.
Sobre tu nombre descansó mi oído,
antigua y fascinante caracola
que desbordó de música mis días.
Mis pasos no vacilan ante el vértigo;
ninguna encrucijada me desvía.
Aquella línea incierta es un camino
que se interna sin fin en el futuro.
La sombra de tu mano es un refugio
para siempre seguro.
Ahora,
siembro en los surcos que tu arado labra.
Ahora y para siempre,
tuya ha de ser la última palabra.
Mundo Trastornado
61
hieren el corazón con sus palabras.
Ya no les queda tiempo de hablar con los abuelos.
Viven atropellándose en camino a la tumba.
Le ven razón tan sólo a lo que toca el suelo.
Hacen casas mezquinas, donde no caben niños.
Inventando argumentos y razones,
traen sus hijos al umbral del mundo
y les niegan la dicha de nacer.
Invocando derechos y funciones,
les hurtan hasta el nombre que debieran tener.
Coplas Grises
62
pon una flor en su tumba.
El Puerto
63
aislando las presencias,
enfriando la vida.
La muerte es niebla espesa;
la muerte se los lleva,
y el puerto va llenándose de rostros prescindibles.
Lo cruzan marineros hablando en otra lengua,
oscura, incomprensible.
Llegan trabajadores que solo se interesan
en tormentas amaras y señales.
Invaden los turistas que no saben
que ocupan el espacio donde estuvieron fijos
los pies de los que amábamos, esperando una nave.
La fe canta en mi oído:
-Jehová tiene un gran puerto
donde hay sol y gaviotas, donde hay anclas plateadas.
Se levanta en la cuenca del tiempo transcurrido;
a él convergen todas las épocas pasadas.
Allí, los habitantes que Sheol desaloje,
sin ningún equipaje, cantando arribarán.
Nadie errará el camino; no hablarán de naufragios;
los guiños de su faro de lejos se verán.
Será un puerto sin niebla, sin rostros que se borran;
un puerto en que los barcos jamás querrán partir;
que seguirá llenándose de todos los que lleguen;
un puerto del que nadie nos ha de despedir.
El Austero Deber
64
que se toman del brazo en su incesante andar.
Desafío
65
o que el vecino compre un automóvil,
o que la gente ría como antes.
Solamente has tenido
el inestable amor de los suicidas.
Tan solo te han llamado
los que sufrían sin tregua arrastrando la vida.
Quizás algún demente te haya dicho
que te veía hermosa,
pero nunca has tenido a alabanza
sincera y generosa
de los equilibrados. Si tu oficio
merecía la limosna de un cumplido,
fue cuando te llevaste a lo violentos
y a los parias del vicio,
ciegos y consumidos.
Cuando Jehová descuaje tu aguijón asesino,
sus manos invencibles
harán crujir tus huesos descarnados
y te iras escurriendo
sin gloria ni retorno hacia el pasado.
Como todo insaciable, vas a salir perdiendo.
¡Entonces prueba tu tenaz guadaña
para guardar el puño que te frena!
¡Intenta liberarte del agarro
del brazo que los tuyos encadena!
¡Ve si logras doblar su cuello férreo
o descalzar tu bota;
y levanta la mano si puedes,
con la cadena rota!
El Hijo Esperado
66
Las Palabras
Señor Dios, ¿no te molestan los insectos, verdad? No es posible que tu excelsa majestad
se perturbe
Por causa de un bichito intruso, que no hace ruido, ni clava un aguijón; que ni siquiera se
mueve de acá para allá; que sólo quiere arrinconarse sin ser visto para llenar sus ojuelos
de visiones vedadas.
He sido muy audaz al penetrar con la imaginación en tu sala de audiencias. Ansiaba
tener la impresión de lo que son tus asambleas de ángeles, cuando coros de millones de
voces te aclaman con melodías irreproducibles en la tierra. Internándome en el pasado
he llegado hasta el tiempo e que tú eras el único ser en la eternidad y abarcabas en tu
mirada el espacio infinito, vacío de toda vida fuera de la tuya.
Me he estremecido pensando en el día maravilloso cuando tuviste frente a frente la
primera copia de ti mismo. ¿Cuál habrá sido tu primer saludo? ¿Con qué exquisita
palabra de bendición le diste la bienvenida al primer ángel?
¡Era grandioso lo que estaba sucediendo en aquel momento, cuando llegaste a tener con
quien hablar! Tus palabras pusieron en movimiento el mecanismo universal de la
comunicación. Desde ese día las palabras, tan pequeñas, tan flexibles, han llegado ser
instrumentos poderosos tanto como para edificar como para demoler.
Son agentes de publicidad de la reflexión; vehículo de transporte de la idea; voceros del
sentimiento recóndito que necesita encontrar correspondencia en los demás.
Me fascina imaginar ese instante en que nació de tu boca el don del habla, porque amo
las palabras y son parte esencial de mi vida. Jugar con piedras preciosas no podría ser
más deslumbrante, porque con las gemas no se pueden componer pensamientos. Pulir
diamantes no puede ser más satisfaciente que pulir las palabras y hacerlas revelar sus
escondidos mensajes.
Se unen igual que las hormigas, transportando pesos muy superiores al suyo. se hacen
secretas señas entre si para darse un sentido de orientación a fin de llegar todas juntas a
destino. Hay grupos de palabras que han resultado heroicos, inconmovibles, sosteniendo
a través de los siglos una afirmación para no dejarla caer en el olvido, ni ser corroída por
la ambigüedad, ni ser avasallada por la mentira.
En las grandes declaraciones aparecen en maravillosa formación, como soldados al
mando de un comandante. Ocupan su lugar sin titubear, como la guardia de un palacio. Y
nadie puede dispersarlas ni alterar aquel orden, tal como sucede en los Diez
Mandamientos, el Padrenuestro, en la invocación final del Apocalipsis.
¡Tengo tanto que agradecerles! Corren en tropel cuando me ven a solas, llenando de
sugerencias cualquier vacío. Se buscan y se saludan aun a considerable distancia cuando
riman. Si están de acuerdo pueden iluminar los oscuros corredores de la historia, obrar
como interpretes de la ciencia y hacer huir las tinieblas. Si están en descuerdo y luchan
entre si, pueden eclipsar toda la luz que haya alrededor, borrando la frontera entre la
realidad y la ficción.
¡Gracias, Jehová, por aquel día en que la comunicación fue inaugurada para dialogar con
el primer ángel! Sin las palabras seriamos piedras sueltas que ningún cemento podría
unir; islas incomunicadas que jamás formarían un continente. Sin ellas tendríamos la
tristeza de los árboles solitarios en los paisajes áridos, que extienden sus raíces
alrededor, sin encontrar ninguna otra raíz que se alimente cerca de las suyas.
67
Análisis
68
Invierno
Lo Llamaban Ganastengo
Nuestro Continente
Escucha...
hay un sonido metálico en el aire.
Los árboles altivos se estremecen.
el que ha de pedir cuentas
está afilando el hacha ejecutora.
Nuestra conciencia siente
la densidad y el peso de esta hora.
El mar que nos rodea
revuelve lodo y cieno.
El viejo mar humano se enerva y se resiente;
70
contenido en su límite no puede
arrancarnos de nuestro continente.
La Muchacha De La Fábrica
71
se desgasta en el roce del quehacer cotidiano.
Son las seis; mi hermanito ya volvió de la escuela;
mamá trajina en casa preparando la cena.
Ah...! si papá vivera todo sería distinto;
no habría cuentas pendientes para cada quincena.
La Duda
72
taladros y barrenas listos para horadar.
Con actitud felina descolgó el cuadro grande
del nuevo Paraíso y empezó a desclavar.
Lo iba a sacar del marco cuando agarré su puño
y se lo hice soltar.
Tomó libros de ciencia y de filosofía;
hizo una pila alta y la fue a colocar
encima de la Biblia, para que se me hiciera
difícil su eminente consejo consultar.
Me nombró a mis amigos con sorna intencionada;
protesté duramente y la llamé falaz;
y cuando envolvió el nombre de Jehová en sus agravios
no quise escuchar más.
Llevé mis argumentos a un punto irrefutable;
su faz se tornó lívida; su voz enmudeció.
Se deslizó en la brecha que al entrar perforara,
y nunca más volvió.
Amistad
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y esparcir en los surcos que me brindes
las semillas de paz que hay en mis versos.
Gracias por ese gesto que franquea la entrada.
No sé explicarte cuán feliz me siento
a la sombra de todo lo incambiable,
lo que hoy desborda de tu corazón.
Y mientras tú me cuentas tus gozos entrañables,
o vuelcas en mi oído tu pena y desazón,
seguiré sin desmayos construyendo este puente,
desde los inexpresado hacia lo inexpresable,
que surge tramo a tramo
de mi tenaz canción.
Despedida
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Los pájaros gorjearon junto al río
cuando Julio y Silvana se casaron.
La sencilla fiestita fue memorable:
empanadas caseras, vino cuyano,
Sopaipilla* y arrope, guitarra y zambas,
rostros resplandecientes de amor cristiano.
Caminando entre nítidos viñedos,
mirando a la nevada cordillera,
allí están predicando con viento zonda;
con lluvia y sol; invierno y primavera.
El valiente grupito se esfuerza y crece;
son la sal de esa tierra, antorchas vivas,
que lucen en la triste noche del mundo;
las tinieblas se apartan y las esquivan.
El cura Antonio sigue siempre elocuente,
domesticando almas según su estilo;
y Pepita Contreras cose que cose;
¡el fin la va a encontrar cortando hilos!
La indiferencia bosteza;
la oposición gruñe y gime;
la verdad de Dios avanza
y la gente se define.
Así se desliza el tiempo
en aquel rincón de Cuyo,
donde cada uno vive
entretenido en lo suyo.
Imágenes
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Esas voces que dialogan mansamente,
bien pudieran ser las voces de patriarcas y profetas
que comparan deleitados el pasado y el presente.
Ni el fragor de un bombardeo,
ni sonido de metralla,
ni una novia cuyo amado
no volvió de una batalla.
Ciclos
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porque el cielo generoso
convierte el agua en vapor
y envía lluvia a la tierra
para mostrarle favor.
Por la bondad concedida
la tierra paga en la flor.
La flor se eleva del suelo,
tiembla como una oración,
porque otorgó bendición.
La tierra está conmovida,
¡es tan dulce florecer!
Le da sentido a la vida.
No hay cosa que llegue a ser
gloria ni logro exclusivo
de un único productor:
El sol, el agua que sube,
el cielo al juntarla en nubes,
la tierra sana y fecunda,
¡todos producen la flor!
¡Gracias Vida!
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Andamos esquivando todo lo que nos daña
hasta el día en que la muerte nos halla en sus rebuscas.
79
Si en el tramo que falta me apoyas y me ayudas,
si conservas mi mano a la de Dios asida,
llegaremos aun tiempo a la soñada cumbre.
Y cuando me asegure de no perderte nunca,
la dicha íntegra y sana no ha de ser un vislumbre,
sino una acción de gracias para alabarte, ¡Vida!
El Verbo De Dios
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Creció entre las colinas de Nazaret.
Ufano, el Mar de Galilea su imagen reflejó.
En el simple escenario de una carpintería
su juventud sin mancha, serena se esfumó.
Al presentar su vida, invalorable ofrenda,
el agua del bautismo su decisión selló.
La voz del Dios del cielo,
resonando en la altura con placer lo aprobó.
Marchó al desierto inhóspito, luchó con tentaciones;
respondió al desafío del ofensor falaz.
Volvió fortalecido a completar el drama;
¡el mundo no ahogaría su voluntad tenaz!
munido de una fuerza celestial invencible,
fue sembrando milagros que ninguno igualó.
Reprendió las revueltas, enardecidas aguas,
y el mar como cachorro, a sus pies se aquietó
Los niños lo rodeaban buscando su ternura;
enfermos y lisiados hallaron compasión.
El pan multiplicado desbordó de sus manos;
la montaña con ecos respondió a su oración.
Cabalgando un pollino proclamó triunfalmente
su derecho reinante sobre Jerusalén.
La ciudad orgullosa reaccionó con insultos.
Jehová, que la juzgaba, deploró su desdén.
La turba enloquecida, presionando a Pilato,
con gritos estridentes su muerte reclamó.
Llevaron hasta el límite su ignominia execrable.
El Verbo, que venía a brindarles su vida,
como cualquier maleante, en un leño expiró.
Cuando entregó el aliento, el sol desfalleciente
en tenebrosas nubes su esplendor ocultó.
Temblaron las montañas, se partieron las rocas,
y la gruesa cortina del Templo se rasgó.
Aquellos que lo amaban, desgarrados de pena,
se sintieron perdidos al verlo sucumbir.
¡Pero qué inmenso júbilo los colmó al tercer día!
¡La tumba estaba abierta! ¡Había vuelto a vivir!
Multitudes creyeron su mensaje vibrante.
Después de tantos siglos,
su ejemplo marca un norte y su palabra es ley.
Un pueblo fiel anuncia la victoria cercana
de su invencible Rey.
Ahora está en pie y vigila junto al Anciano eterno,
en las altas regiones donde nace la luz.
Dejó imborrables huellas en la historia del mundo.
Cuando andaba en la tierra se llamaba Jesús.
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