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esa
minúscula melodía de lluvia
María del
Carmen Borda / Paysandú, Uruguay
carmenbo@adinet.com.uy
Edición
ganada por Primer Premio en Poesía, Concurso
Internacional
donde
intervinieron veinte países, Edición Nuevo Ser,
Buenos Aires, Argentina.
La escritura inundada de
“y te escribo un
poema con el agua”
M. del C. B.
la valija
las fotografías marcando
otros tiempos
el reloj que no
daba tregua
la rosa seca en el florero
el leño que ya no
ardía
mi piel erizada
y
esa minúscula melodía de lluvia
Gerardo
Ciancio
Montevideo, primavera de
2005
Notas
1 Quizás el homenaje más destacado y sentido por la
autora fuera el que le tributara la Junta Departamental de
Paysandú el 25 de noviembre de 2005 junto al narrador,
también sanducero, Marcelo estefanel.
2 Nota de Rafael Courtoisie en El País Cultural, No
765, del 2 de julio de 2004.
3 Obsérvese que en el poema de raigambre
borgeana “La otra”, el título del poemario anterior, es
ahora verso que permite la recuperación del pasado, de
la memoria emocional: “y la veo irse / bajo una lluvia
fina y persistente / con sus trenzas / su pollera
escocesa / y sus zapatos de charol …”
esa
minúscula melodía de lluvia
maría del carmen borda
y me persigue
me asesina por las noches
hamacando tu
rostro
en la
oscuridad
y me desangra
lentamente
a cuenta gotas
busco
desesperadamente
en el espacio vacío de mi
paisaje
dar movimiento
a mi
quietud
que la devore
y que haga posible
ese milagro
en el
reino sepulcral
de mi paisaje
la lluvia olvidó tu
forma
dibujo tu mapa en la oscuridad
ni pájaros
en tu espacio
el tiempo se detuvo en tu silueta
y parece mentira
que
el mundo
siga andando
intacta
que reflejaba tu
mirada
de mi
universo
esa
pequeña tierra
plegaria
agravio
sería bueno
palabras como
falsedad
traición
alevosía
deslealtad
narcisista
omnipotencia
paridas
recientemente
de mi vientre enojado.
en el
crepúsculo
declina la noche
y una niebla densa inunda
los cuartos
y todos los recintos de la
casa se llenan de fantasmas
y los ángeles de alcantarilla
de Alberti se adueñan de todo
y los Heraldos negros de
Vallejo me acechan desde el techo
y una vieja arrugada y
encorvada ríe a carcajadas
es la memoria
el dolor de las cosas que
pasaron
y ya no vuelven
desde la ventana
un rayito de una tenue luz
y en la densa niebla
comienzan a brillar
mil arcoiris rodeando mi cama
y me
vuelvo a dormir
huir
hay que hacer la valija y poner lo
indispensable
aprisionar en un baúl
las bandejas vacías
un ramo de hojas secas
la cara negra de la luna
un sol partido
una tormenta
salir
y cerrar la puerta
arrugado
después de todo
eran viejas ilusiones
por ahí
aferradas a viejos
preconceptos
de lo que sigo
considerando
es
un hombre
las guardé
en esa luminosidad
de la
lluvia
al caer
pintado de
negro
terminará siendo un
cementerio gigante
nos invaden las hipótesis
entreveradas con
sueños y utopías
sólo nos queda festejar
la gracia infinita de
estar vivos
en tiempos de cataclismos
y vivir cada momento
como si fuera la
última vez
mis manos
su perfume embriaga
y sus tonos
de verdes
son un remanso
de sueños y fantasías
el poema tiembla y se acurruca
se deja
consentir y mimar
toma su propia forma
y hacemos
el amor
en
tiempos de Apocalipsis
y luego lo acaricio
y lo dejo
volar desde la ventana
esperando
despedidas
las de siempre
cortocircuitos paralizantes
partículas desintegradas
voces que se apagan
nada
manos vacías
risas lejanas
palabras quebradas
eclipses de luna y sol
en cada una
rostros maquillados de
disimulos
contra un adoquín
de muros inquebrantables
y
silenciosos
el paisaje
la música
y los rostros
y tu caminarás
en otros tiempos y espacios
la mirada de
aquellos
los de la despedida
temor
miedo
que esa carta
se asemeje a Las cartas de Milena
y le dé la razón a Kafka
cuando dijo
especie rara
ser carnívoro
herbívoro
envidioso
asesino
hoy me espanté
del pensamiento de
Lautréamont
y lo comprendí
del acto de lavarse las
manos
de Poncio Pilatos
y no lo comprendí
me siguen espantando
los miles de niños con
hambre
la guerra
la soberbia
las superpotencias
y mis entrañas revueltas
aspiran la
podredumbre y la miseria
y frente al
horror
seguir
combatiendo
con la palabra
inventando el
mundo
y en la poesía
y por ellas vivo
camino
y existo
y encuentro
mi libertad inventada
y
aunque mis utopías se alejen
me aferro a ellas
para
seguir andando
la bella y la
bestia
despertarse sintiendo
la lluvia
te dediquen un poema
la boca de un niño
y que te esperen
despertar y
encontrarse
y más bueno
habrá cosa más terrible
que prender la
televisión por las mañanas
leer un diario
hablar con el vecino
y saber
que seguimos
mi jardín
caminar a las dos de la tarde
un domingo frío
en un final de invierno
donde vuelan las
últimas hojas secas
donde lloran
viejas estatuas rotas
donde las
fuentes están llenas de sus lágrimas
donde las
pérgolas vacías de rosas
engendran gorriones
negros
de muros de silencios
entonces caminas rápido
y sientes el eco
de tus pasos
y te das cuenta
que huyes
de imágenes petrificadas
y de seres que pasaron
congelándose en
el tiempo
estatuas de mi jardín
que aparecen con la quietud
el silencio
la
inmovilidad
la lluvia
la
soledad
y se rompen
con el amanecer
el sol
la música
el canto
el movimiento
la vida
la otra
de aquella vez
cuando
corríamos
y con mis
hermanos
nos subimos en
aquel carro de paseo
y recorrimos
todo el balneario
y
comenzó a llover
y nos mojamos
y nos reíamos
donde mi padre
donde mis
hermanos
y la veo irse
bajo una lluvia
fina y persistente
su
pollera escocesa
y zapatos de charol
y la veo alejarse
y yo acá
un peluche desteñido
y yo acá
tú
mi invento
no
existes
y te
disuelves con el agua
tú
pronombre inexistente
sin
cuerpo
tú
un trueno
en
noche de tormenta
fueron
fueron muchas palabras
muchas rosas
sueños
perfumes
vientos
hogueras
tormentas
luces
soles
primaveras
inviernos
noches
libros
y hoy
solo la lluvia
moja
recuerdos
transformación
ese agridulce
que era tu sabor
ese blanco y negro
que era tu color
esa suavidad y dureza
que era tu voz
es una pena
hoy
hayas perdido
esa
mixtura
y solo te quede
lo agrio
lo negro
y
esa dureza
el viaje
en el intento
me asombraron
las palabras
que buscaba
y ese
laberinto negro
por
el cual me quería llevar
de la mano
presentir
tormentas tristes
y
senderos infinitos hacia la nada
la galería
y en el intento de seguir
me inmovilizo
tengo miedo de llegar al
final
el triciclo
la pelota de fútbol
las muñecas
los peluches
los autitos
las rodillas raspadas
las bicicletas rotas
las trenzas de mi hija
allí
la niñez
las risas
los juegos
los cantos
los guardapolvos blancos
y llueve
y llueve
y me mojo
con
la lluvia de todos los tiempos
solo un
instante
ni a lo animal
en ese instante donde nos escapamos de
la carne
las competencias
ese único instante donde somos puros
ni tiempos
donde nos encontramos con nosotros
mismos
donde destellan los reflejos
de otras galaxias
y al querer regresar
se
desdibujan los caminos
llueve
y te
busco en el agua virgen y pura
y te
dibujo con cada gota que cae
y te
reflejo en los charcos de la noche
y te
escribo un poema con el agua
y te
extraño en las mañanas de lluvia
y te veo
llegar cuando llueve
y te
sueño con su sonido
y te digo
adiós
ya no
ya no habrá
un aterciopelado
refugio terrenal
ni sílabas temblorosas
dibujando tu nombre
ni escalofríos al verte
ni poesías
ni esperas
ni libros
porque ya no vendrás
ya no habrá un andén
ni olor a
abrazo
ni a cuerpos latiendo
ni verdes intensos
se abrió la tierra
solamente habrá
amor mío
incógnita
dónde
en que parte de mi cuerpo debo cortar
sacar
tu nombre y tu recuerdo
es un veneno
que recorre todas las
venas de mi ser
y solo escucho tu
música
y escapa tu
fragancia
y tus palabras
la valija
las fotografías marcando otros tiempos
espacios de
silencios
el silencio juega
conmigo
pero sé
que su
sustancia
es rica
sabrosa
ruidosa
colorida
y bullanguera
y aunque ese silencio
tiene rasgo a
muerte
cada objeto
es conciente
apenas un
susurro
la distancia no es ausencia
adentro del vacío hay algo
que retiene los
sonidos
y los transporta
a distancias infinitas
el milagro es la velocidad
con que lleva las
palabras
que al unísono
siento las voces de
los tres
pronunciando mi nombre
ese
punto
donde convergen
todos los vértices
de tu ser
flota en mi
desde la cabeza
a mis pies
en los días fríos
entibia mi piel
y en las noches
tibias
brillante
colorida
perfumada
pero solo eso
una superficie
el culpable
I
era
tu silueta
II
que lo descubría
mirada gris
era
el tiempo
siempre la
lluvia
como un golpetear
apenas mi puerta
apena
s tu mirada
solamente
tu nombre
y hoy te alejas
bajo una lluvia
fina y
persistente
cuyo ronroneo
sueños
y distancias
tu templo
y me la cortaste
esas noches
junto a una
sinfonía de Beethoven
una pintura de Van
Gogh
y pasan
y pasan lunas blancas
todas de las
mismas sustancias
esa canción
lejana
aminora la velocidad
y de viejas sinfonías
y de sueños compartidos
y de encuentros solitarios
es un ritual de mil años
cuando llega la
noche
y me encuentro
contigo
y me miras y te miro
y te descubro y me descubres
y me asombro y te asombras
y mis manos
milenarias
saben de
memoria
los gestos
las caricias
los roces
y esa canción lejana de todos los tiempos
sigue
silenciándonos
tu cuerpo y el mío
siguen reencontrándose
como hace mil
años
llovizna
y la lluvia intenta
investigar mis misterios
siendo mi confesionario
y le confieso
en un susurro
que
aún
te amo
por qué
por qué vuelvo a esa tierra
por qué si hoy
brilla el sol
si me aman
si todo es normal
aparentemente
si cada cosa
está en su lugar
de escuchar
y me detengo
para acariciar
ese pobre pájaro
de alas rotas
en esa tierra
se pudrió
y esa lluvia
incesante
no para de caer
quizás allí
estén
escondidos
todos mis versos
puerta cerrada
dijo Huidobro
silencios
a soledad
a agrio
a
amores oxidados
los silencios
meditan en los
rincones
de los solitarios
y se ponen de acuerdo con la oscuridad
para
hacer escuchar
su melodía triste
sin sonido
una melodía
como aguja
finita
que se introduce
profundamente
entonces es la hora
de abrir la
puerta
cerrarla
y huir
ayer
yo tenía tu voz
y tu palabra
yo tenía tu voz
y tu palabra
que me guiaba
tejía
collares de caracolas
hilvanaba
tejidos
caminaba
por lejanas tierras
coleccionaba
todos los tonos de
verdes
yo tenía tu voz
y tu palabra
y las disolvió
para siempre
reencuentro
la lluvia me
alivia
su melodía inunda los silencios
y el poema
llega con el crepúsculo
fresco
único
tembloroso
lleno de agua
y llora otro poema
abandonado y
solo
el gris
el viejo
su llanto se siente
desde los
rincones
sin lluvia
y sin luna
ese que acecha
que es
difícil de cargar
lluvias
cuando llueve
lluvia negra
inunda la casa
se llenan todos los espacios
y yo comienzo
ahogarme
lentamente
todo se vuelve negro
solo una lluvia verde
puede salvarme
aquella que enverdece
los pastos secos en
invierno
y mantiene vivo
en la ventana
y lava hasta el último vestigio
apetencia
de más crepúsculos
para dar a luz
mil poemas
nuevitos
temblorosos
inocentes
y sin pasado
me preguntaron
lejos de mi país
que era lo que más
extrañaba
de noche
cuando puse
mi
cabeza en la almohada
lloré
me acordé
de mi viejo poema
que estaría
tan solo
la última escena
te desnudaste
en la última escena
y el público
no aplaudió tu audacia
te convertiste
en un ídolo gastado
como tantos
la melodía de la lluvia
se detuvo de pronto
la espera
el vecindario duerme
en el medio
de la mesa
una música
programada
no para de sonar
entre la canción de Sabina
y dieron la una
las dos
y las tres
primero se apaga una vela
y la otra tirita
su último aliento
el recinto queda a oscuras
y la comida
sola se enfría
fantasma
con él
espero el amanecer
y con él la
calma
miro por la ventana
el parto del sol
en el horizonte
vino lento
y su silueta fantasmal
se pierde en la
niebla matinal
de un amanecer de invierno
excavando
en mi corazón
hondo y espacioso
encontrarás
pasiones húmedas
soles
incandescentes
una luna creciente
trinos de
pájaros
corrientes de aguas
mansas y
revoltosas
un trueno en el silencio
y una noche
ese momento
existe un momento
que puede superar todos los
años vividos
que puede enseñarte
emociones
ese momento
mágico
intenso
único
irrepetible
ése
que te tocó
han tenido la
oportunidad
de vivirlo
ese momento
es el gran secreto
ritual
perfecto tu cuerpo
la posición exacta
devórame hasta el final
e inúndame con un grito
animal
las entrañas que piden
mugen
y el instinto reina
explotamos en mil pedazos
rotos
y como los dioses
caeremos llorando
en un ritual dionisiaco
de todos los tiempos
infierno nuestro
ceremonia de cuerpo y alma
duelo de muerte lenta
que paraliza los músculos
y aminora las palpitaciones
para terminar dormidos
mojados de agua
de los cuerpos que brotan
transpiración demoníaca
infinita la calma
resurrección
resucitas
y me pregunto si alguna vez exististe
o simplemente naces entre utopías gastadas
de tanto buscarte y no hallarte
resucitas
voces
siempre vienen
vienen de mis
huesos
son las voces lejanas
las que
huelen a ti
tu mismo color
y tus mismas palabras
tus palabras
inocente
puro
y
sin memoria
mi
invento
fuiste y eres
mi invento más
perfecto
no exististe nunca
y aún escribo tu
nombre en la arena
no tienes rostro
pero aún te veo
por las noches
no me besaste nunca
y siento el calor de
tu boca
pero lo más bello
de esto
es
que te hago vivo
para
seguir buscando
y
jamás escrita
llueven hojas
de flores
de ecos de
nidos
y a pesar de todo
la primavera es
posible
el olor a
azahares
anémonas
a tierra mojada
y mi cuerpo latiendo
vibrando
deseando
soñando
todavía es posible
mujer
de tu piel y la mía
palpo un extraño temblor
con sabor a miel
que me llena
de escalofríos peligrosos
y colman todo mi
cuerpo
tu lengua
el tacto aterciopelado
de las yemas de
tus dedos
es la nota
suprema
el color buscado
la poesía exacta
el espacio
orgásmico
y el suspenso
en
tercera dimensión
y te juro
que gestaré
tu semilla
engendrada
los domingos
gastadas de lamentos
de ansias
y
regadas del sudor tibio
de la vida que pasa
dando
un respiro
deteniendo el
desenfreno
y
pactando con el silencio
los domingos son los días
donde duelen más
las
sillas vacías y las ausencias
son un impasse
un
detener el mundo
una tregua a mirar
los
cielos y los verdes
son las calles desnudas
son las cosas
perdidas
el pulso detenido
y son tristezas
envidia
siento envidia
de la noche y el día
haciendo el
amor
en las madrugadas
siento envidia
de los siglos y los siglos
que lo
repiten
la sentencia
ese poema
que sabe
a soledades
a misterios
a llanto y a risa
a odio y amor
a silencios infinitos
ese
poema
que sabe
de verdes
de lluvias
de truenos
de noches
ese poema
parido con dolor
es el único que
retiene tu perfume y tu color
el que me hace
más mujer
y más joven
ese poema
que me escribiste una vez
le quedan pocas
horas de vida
y para salvarse
llenará sus venas de sangre nueva
soltará su
cabello al viento
y se acurrucará en mi almohada
para dormir
conmigo
y besándome los pechos
me recitará
cada verso
y el verdugo
se asustará de
tanto amor
que retrocederá
sin poder
cumplir la sentencia
en la ruta
y aquí estoy
caminando por la misma ruta
a la
inversa de tu camino
y aquí voy
cargando con tu dulce reflejo
con tu
tenue luz
que pálidamente
aún
me alumbra
SIEMPRE EN EL CAMINO,
BUSCANDO...
hasta cuando la
espera
y las arenas de
Yatrib dieron flores de azahares
paz en el mundo
cuánto más habrá que esperar
para que caiga la
lluvia salvadora
y elimine como un clic de computadora
las mentes
planificadoras del horror
sortilegio
en las utopías
en la búsqueda
incesante
de volar
mi refugio
la
palabra
mi calma
la
palabra
mi amiga
la
palabra
mi fantasía
la
poesía
mi confesión
esa
minúscula melodía de lluvia