Dedicado a los estudiantes universitarios –por su dignidad en la
lucha por sus derechos– y en especial, al Comité Negociador Nacional.
Ante el casco del policía, la inteligencia del estudiante.
Ante la visera plástica para los ojos del policía, la mirada transparente del estudiante. Ante la máscara antigás del policía, el aliento de pureza del estudiante. Ante la boca soez del policía, la voz no silenciada del estudiante. Ante el chaleco antibalas del policía, el corazón noble en el pecho del estudiante. Ante el saco vacío de propuestas del policía, la mochila llena de ideas del estudiante. Ante la pistola en el cinto del policía, el cinturón del valor del estudiante. Ante la macana en las manos del policía, la alabanza en las manos –que trabajan y luchan por la justicia– del estudiante. Ante las rodilleras de goma del policía, las piernas firmes –que no doblan rodillas– del estudiante. Ante las botas militares del policía, las huellas de los pasos firmes del estudiante. Ante la figura de la fuerza bruta del policía, la efigie de la dignidad del estudiante. En recordación de los incidentes ocurridos el 30 de junio de 2010, en el Capitolio de Puerto Rico, cuando... una delegación de estudiantes universitarios y ciudadanos puertorriqueños acudió a la Casa de las Leyes para llevar una declaración firmada por artistas y personas reconocidas de la sociedad puertorriqueña, en la cual se reclamaba a los legisladores la garantía de que se velaría por los intereses del Pueblo. La Delegación había planteado que solicitaría entrar a la sesión legislativa, ejerciendo un derecho constitucional. Cientos de personas que se congregaron en las afueras del Capitolio en consonancia con el reclamo de la Delegación fueron brutalmente agredidas por la Policía de Puerto Rico. Los policías empujaron a los manifestantes, los patearon, los golpearon con macanas, los rociaron con gas pimienta, les lanzaron bombas de gases lacrimógenos, los amenazaron con armas de fuego y hasta llegaron a disparar.