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I. LA EVALUACIÓN DE PROGRAMAS
En su trabajo de tesis doctoral, Pérez Carbonell, A. (1998), resume tras una revisión
bibliográfica de autores como Kerlinger, F.N. (1975), Burck, H.D. y Peterson, G.W. (1975),
Worthen y sanders, J.R. (1973), Patton (1990), etc., las diferencias entre Investigación e
Investigación Evaluativa, representándolas en este cuadro:
Cuatro son pro tanto los principales componentes de la evaluación: los contenidos a
evaluar, la información a recoger, la valoración de la información y la finalidad o funciones.
Definido de una manera más amplia, Bartolomé Pina, M. (1990:39) entiende los
programas como: “un conjunto de estrategias y elementos orientados a la consecución de
determinadas metas y objetivos”.
“Los sistemáticos esfuerzos realizados para lograr objetivos preplanificados con el fin
de mejorar la salud, el conocimiento, las actitudes y la práctica” Fink (1993:2).
“La investigación en evaluación es una empresa racional, que examina los efectos de
las políticas y los programas de sus poblaciones – objeto, en términos de los fines que
intentan alcanzar. Por métodos objetivos y sistemáticos, la evaluación mide la extensión con
la que dichos fines son alcanzados y observa los factores asociados con el éxito o el fracaso
de sus resultados. Se supone que aportando “hechos”, la evaluación ayuda a la toma de
decisiones para la elección inteligente entre cursos de acción. Los datos precisos y no
sesgados sobre consecuencias de los programas mejorarán dicha toma de decisiones”.
En las siguientes definiciones podemos ver esa evolución conceptual a la que se refería
Worthen y Sanders (1988) desde el planteamiento de Tyler, R. hasta la actualidad:
“El proceso para determinar en qué medida los objetivos educativos han sido
alcanzados mediante los programas de currículos y enseñanzas” Tyler, R. (1950:69).
Colás, P. Y Rebollo, Mª. A. (1993), recogen ocho de los aspectos claves a considerar en el
desarrollo de cualquier modalidad de evaluación de programas.
1) Proceso sistémico.
La evaluación se lleva a cabo continua y secuencialmente, a través de indicadores,
criterios y variables consensuados y aplicados: antes, durante y después de la evaluación.
Colás, P. y Rebollo, Mª.P. (1993) nos presentan una doble perspectiva de dichas funciones,
una es la perspectiva externa planteada por Gross y Humphreys (1985: 3) y otra la perspectiva
interna planteada por Sanz Oro, R. (1990: 59).
Funciones desde una perspectiva interna, en relación al propio programa (Sanz Oro, R.):
Según Colas, P. y Rebollo, Mª. A (1993), en este punto de la evaluación nos podemos
plantear las siguientes cuestiones:
En esta evaluación del diseño del programa podemos plantear las siguientes cuestiones,
Colás, P. y Rebollo, Mª.A. (1993):
En cuanto a las técnicas de trabajo más utilizadas en esta evaluación, Rodríguez Espinar,
S. y otros (1993), destacan las siguientes: búsqueda de información especializada, resúmenes
de la literatura consultada, registro y conocimiento de programas de información de
reconocida valía, inventario y análisis de recursos humanos y materiales disponibles, discusión
en pequeños grupos del personal responsable del programa y medios para implicar a los
usuarios directos del programa.
Las cuestiones que nos proponen Colás, P. y Rebollo, Mª.A. (1993) para plantearnos
en esta evaluación son:
Según Rodríguez Espinar, S. y otros (1994), las técnicas más utilizadas en esta evaluación
son: los registros anecdóticos, las descripciones de los cambios en el plan original, informes
estandarizados sobre limitaciones y logros, actas de reuniones con los responsables del
programa, balance de gastos del programa, cuestionarios de opinión sobre la marcha del
programa y entrevistas con representantes de los distintos grupos implicados.
De nuevo Colás, P. y rebollo, Mª.A. (1993) plantean las siguientes cuestiones en este
tipo de evaluación:
Lo mismo plantea García Ramos, J.M. (1992), “cada investigación evaluativa, de acuerdo
a sus presupuestos epistemológicos y a los recursos metodológicos que utilice, debe definir
con la mayor precisión posible sus criterios al diseñar la evaluación de su programa”.
Brunet, L (1987) resalta los cuatro aspectos principales que hay que controlar para lograr
que la medición del criterio sea lo más válida posible:
1. Si el criterio que se quiere medir incluye todos los objetivos deseados del
programa.
2. Ciertos elementos externos al programa que pueden afectar a los resultados.
3. Sesgos causados por las características del grupo, que se producen cuando los
participantes en el programa poseen ya las características medidas por el criterio.
4. La pluridimensionalidad del criterio, que exige evaluar el criterio con múltiples
medidas.
Gairín, (1993), expone ampliamente algunos de los criterios a considerar en la evaluación,
que resumimos en el siguiente cuadro:
- Identificación de la audiencia.
- Credibilidad del evaluador.
- Selección y amplitud de la información.
- Identificación de valores.
- Claridad del informe.
- Difusión del informe.
- Oportunidad del informe.
- Trascendencia de la evaluación.
- Procedimientos prácticos.
- Viabilidad política.
- Relación costo – producto.
- Obligación formal.
- Conflicto de intereses.
- Exposición total y franca.
- Derecho a la información pública.
- Derechos del sujeto.
- Interacciones humanas.
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- Equilibrio del informe.
- Responsabilidad.
Llevar a cabo la fijación de estos criterios de evaluación también supone una ardua tarea,
que Van de Ven y Ferry (1980) facilitan proponiendo una guía de seis puntos para llevarla a
cabo:
Son muchos los autores que resaltan y explican la necesidad e importancia de los criterios
y normas de evaluación, Sanders, J. R. (1985); De la Orden, A. et al (1992); Villa Sánchez, A.
et al (1996); Escudero Escorza, T. (1996); etc.
Las tres razones que Sanders, J.R. (1985) da para justificar la necesidad de estas normas de
evaluación son:
1. La literatura sobre evaluación de programas ha aumentado sustancialmente desde 1985
y es difícil de abarcar individualmente; por tanto, es necesario recoger y analizar el
punto de vista contenido en un campo tan disperso.
2. Ha incrementado la necesidad de evaluación en el campo de la educación. Por
consiguiente, se hace necesario transmitir sugerencias y advertencias para la práctica
de la evaluación educativa.
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2. Metodología de la Evaluación de Programas
Metodología: Análisis crítico, por expertos, del contenido del programa en relación
con la base fundamentante.
Criterio: diseño del programa conforme con exigencias técnicas. Plan, sistema, orden,
adecuación, coherencia.
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Metodología: análisis critico, por expertos, del diseño del programa
Metodología:
Criterios:
- Realismo en la previsiones de medios, recursos, tiempo, personal.
- Participación, implicación y grado de consenso de la comunidad en la
implantación, diseño e incardinación del programa
1. Objetivos.
Secuencias.
Temporalización.
Marco del programa.
Facilidad para la adaptación.
3. Criterios.
4. Metodología.
1. Objetivos.
2. Objeto de evaluación.
Los logros del programa, sin reduccionismos en: contenidos, técnicas y fuentes de datos.
3. Criterios.
- Niveles prefijados.
- Niveles de otros programas.
- Niveles del programa en otras aplicaciones.
- Relación precio / logro.
- Circunstancias.
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4. Metodología.
Uniendo y perfilando todas las preguntas que el evaluador se plantea, se llega a visualizar
el marco y la orientación de cada una de las investigaciones evaluativas; es decir, como afirma
Escudero Escorza, T (1996: 291) “se perfila el contenido de la investigación evaluativa y, en
suma, definimos su significado”.
En síntesis
Por tanto estamos ante un hecho trascendental para la calidad educativa, y la evaluación
de programas se presenta como una “exigencia ineludible” en esa búsqueda continua y
permanente de la mejora de la Educación.
2. MARCO DE 28. ¿Se aprecian conflictos y tensiones entre el personal del centro
educativo que puedan repercutir en el desarrollo del programa?.
APLICACIÓN DEL 29. Las relaciones entre el profesorado y el alumnado durante el
PROGRAMA desarrollo de las actividades relacionadas con el programa, se
pueden catalogar como cordiales o problemáticas?.
30. ¿Se detecta alguna incompatibilidad o solapamiento entre los
objetivos o planteamientos del programa propuesto y el proyecto
educativo del centro en el que se ha implantado?.
31. ¿Se percibe concordancia entre la organización y disciplina del
aula o aulas en las que se desarrolla el programa y el sistema
organizativo y disciplinar del centro en general?.
32. ¿se da un clima de confianza en la utilidad y éxito del programa
entre los profesores? ¿y entre los alumnos/as?.
TERCER MOMENTO: 33. ¿Se han tomado medidas para asegurar la calidad técnica de
EVALUACIÓN FINAL DEL las pruebas con las que se apreciarán los niveles de logro del
PROGRAMA programa?
34. ¿Se planificaron las pruebas y demás instrumentos elaborados
para la recogida de datos, en el momento de diseñar el
1. MEDIDA Y LOGROS programa, a fin de asegurar la máxima coherencia con los
objetivos?
35. ¿Se recurre a técnicas variadas de recogida de información,
cuantitativas y cualitativas, acordes a la diversidad de los
objetivos del programa?.
36. ¿Se especificaron los criterios de desempeño y los niveles de
2. VALORACIÓN logro del programa?.
Este documento se ha realizado de acuerdo con las Comunidades Autónomas de toda España.
Se trata de una guía de evaluación de proyectos Comenius 1, que atiende a
los aspectos establecidos por la Comisión Europea y a algunos nacionales y
de las Comunidades Autónomas, que se ha elaborado para ser utilizados por los
evaluadores y facilitar así su trabajo.
Nos hemos centrado en los criterios de selección comunes a todos los tipos de proyectos, a
ellos habrá que añadir los criterios específicos de los proyectos lingüísticos y de adultos,
así como aquellos propios de las CCAA, si los hay.
Para facilitar el trabajo de los comités de selección hemos señalado en el documento los
apartados del formulario donde debería encontrarse la información relativa a cada criterio
(se recomienda, no obstante, una lectura completa del formulario antes de proceder a la
valoración de cada apartado).
No reflejamos la puntuación que debe recibir cada indicador, pues ello puede depender de
la existencia de criterios adicionales en las CCAA. Dejaremos este tema para una fase
posterior.