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Instituto de Formación de Educadores de jóvenes, Adolescentes y Niños
Trabajadores para América Latina y el Caribe - IFEJANT «Mons. German Schmitz»
San Felipe 1048
Lima 34 – Perú
Telefax: 479773
Fax: 772769

Auspicia: Rädda Barnen

TEXTO: Olga Rivera Román (Unidades 1-2-3).


Carlos E. Cabezudo (Unidad 2)

COORDINACIÓN TEMATICO-PEDAGÓGICA: Alejandro Cussiánovich Villarán


Elvira Figueroa Sempértegui
Luis Miguel Saravia Canales

DISEÑO GRAFICO Gonzalo Nieto Degregori


CORRECCIÓN: José Luis Carrillo Mendoza
CUIDADO DE La EDICIÓM: Rosario Rey de Castro
IMPRESIÓN: Gráficos S.R.L. Av. Lima 194 – Barranco

Primera edición: 1.000 ejemplares


Lima - Perú Noviembre de 1994

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CONTENIDO

Presentación 7

Objetivos 11

Introducción 13

UNIDAD 1: CONTEXTO INTERNACIONAL 15

1. Un mundo de cambios rápidos y profundas


Transformaciones en las relaciones Norte-Sur
y Este-Oeste 15
2. Crisis económica y nuevo orden mundial:
La globalización 16
3. Modelos de desarrollo 23
4. Crisis v caída de los socialismos reales 25
5. Cultura trasnacionalizada y revolución tecnológica 28
6. Crisis de paradigmas
34
UNIDAD 2: AMÉRICA LATINA:
¿UN CONTINENTE POSTERGADO? 37

1. Las transformaciones en el Norte y su estrategia 37


2. Políticas y estrategias de desarrollo en América Latina 47
3. Tendencias, reflexiones y propuestas frente
a las políticas y modelo de desarrollo agotados 57
4. Movimientos sociales en América Latina 63

5
5. Estado - Democracia - Ciudadanía 69
6. Retos y desafíos que plantea la crisis del modelo
de desarrollo 76

UNIDAD 3: IMPACTO EN LOS JÓVENES Y NIÑOS


DE LAS MEDIDAS DE AJUSTE Y
CAMBIOS EN EL ESCENARIO
LATINOAMERICANO 79

1. Población, urbanización y pobreza 80


2. Jóvenes, niños trabajadores y empleo informal 81
3. Los jóvenes, los niños y las políticas sociales 84
4. La educación de los niños y los jóvenes 85
5. La salud tiene un alto precio 86
6. En lo social y político 87
7. Movimientos sociales de y en favor de los
niños y jóvenes 89
8. Las organizaciones no gubernamentales:
Los jóvenes y los niños 91
9. La crisis de la cooperación internacional:
Desafío para recrear la solidaridad 91

Síntesis
95
Lecturas complementarias

Ya comenzó el siglo XXI: El Norte contra el Sur/


Xabier Gorostiaga 101

Pobreza y desarrollo en el Perú/


Ismael Muñoz Portugal 131

América Latina: ¿Se devuelve el péndulo?/


Tomas Saraví 143

Viejos y nuevos actores sociales/


Carlos Enrique Cabezudo 159

Bibliografía 167

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PRESENTACIÓN

Con ocasión del II Encuentro de Organizaciones de Niños y Niñas Trabajadores de


América Latina y el Caribe, celebrado en octubre de 1992 en la ciudad de Antigua,
Guatemala, los delegados aprobaron la iniciativa de contar con instancias que
aseguraran la formación y capacitación de sus educadores a nivel de la Región. En ese
contexto dieron su bienvenida al Instituto de Formación de Educadores de jóvenes,
Adolescentes y Niños Trabajadores para América Latina y el Caribe (IFEJANT), con
sede en Lima.

Desde entonces se ha venido trabajando una propuesta de Curso de Educación a


Distancia como un instrumento para lograr una primera cobertura regional en torno a
uno de los ejes temáticos de mayor presencia en los discursos de educadores y de
quienes trabajan con jóvenes, adolescentes y niños (JAN) en nuestros países.
Se trata de un curso introductoria que apunta a plantear la orientación global que en
estos años emerge en la Región en cuanto a concepción sobre niño/ a, adolescente y
joven como sujetos sociales, como actores en los procesos de desarrollo de nuestros
países.

Son objetivos generales de este curso contribuir a reforzar la formación de quienes


acompañan a jóvenes, adolescentes y niñas y niños de sectores populares desde la
experiencia de ser trabajador. Asimismo, aportar a la capacitación especializada en los
jóvenes-adolescentes, niñas y niños trabajadores. Y de este modo lograr que los
educadores estén en mejores condiciones de dar una contribución al surgimiento,
desarrollo y afianzamiento de

7
los procesos de organización juvenil e infantil a nivel de nuestros países y de la
Región.

La cuestión de la formación de educadores constituye un punto crítico en las


estrategias de trabajo con JAN. El Primer Encuentro Regional, convocado por la
Fundación De Waal en diciembre de 1994, en Quito, y que trató del papel e impacto
en los centros de formación y capacitación en el trabajo con niños y jóvenes en
circunstancias especialmente difíciles, muestra bien la amplia agenda de debate que
debe ser atendida si apuntamos a asegurar la calidad de nuestro trabajo.

El curso que presentamos intenta entonces colocar en la agenda de la vida cotidiana


del colaborador una temática que corre el riesgo de devenir una moda o un simple
cliché.

La dimensión regional que el curso pretende cubrir constituye un desafío -somos


conscientes de ello- que sólo puede tener respuesta cabal si logramos, conjuntamente,
mejorarlo de modo que absuelva los vacíos y los eventuales límites frente a
situaciones particulares en las que trabajan los educadores, al componente indígena, al
mundo rural, al de las pequeñas y no sólo grandes ciudades, a la presencia de violencia
armada, narcotráfico, etcétera.

Abrigamos la esperanza de poder responder a la tarea que las organizaciones de niños


y adolescentes trabajadores (NAT) nos confiaran en Antigua y, más sustantivamente,
a los procesos de construcción de protagonismo que los mismos niños, niñas,
adolescentes y jóvenes trabajadores han desencadenado en la Región.

MOISÉS BAZÁN NOVOA ELVIRA FIGUEROA S.


COORDINADORA NACIONAL DE CORDINADORA
MOVIMIENTOS HERMANOS IFEJANT

8
“ Podrán cortar todas las flores,
pero no podrán detener la primavera .”

PABLO NERUDA

9
10
OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Conocer los procesos socioeconómicos en América Latina en el marco del contexto


internacional y su relación e impacto en las condiciones de vida de los jóvenes y niños
en vistas a encontrar alternativas integrales de desarrollo y cambio desde la
perspectiva histórica popular.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Unidad 1: Asegurar una información básica de los cambios que se vienen dando
en el contexto mundial hoy, para ubicar su impacto en los procesos
socioeconómicos de la Región.
Unidad 2: Conocer los modelos de desarrollo puestos en práctica en la Región
para lograr una visión crítica y recoger retos y desafíos de nuevas
propuestas y estrategias de solución a los graves problemas que aquejan
a nuestras sociedades.
Unidad 3: Comprender y analizar el impacto de la crisis, de los ajustes
estructurales en la situación de los jóvenes y niños de la Región.

11
12
INTRODUCCIÓN

Este módulo intenta señalar algunos elementos que nos permitirán ubicarnos en el
contexto internacional y latinoamericano, marcado por la crisis económica y la
transición a la democracia en la mayoría de nuestros países. Es importante y necesario
conocer de estos temas para darle sentido y marco mayor al trabajo de promoción
con los niños, adolescentes y jóvenes, porque su realidad y su vida cotidiana no son
un mundo aparte, ni escapan de los procesos sociales globales.

La realidad a nivel macro no puede ser algo ni lejano ni extraño a nuestra vida
cotidiana y nuestros proyectos de vida colectiva y. personal. Es obligación nuestra
indagar, preguntar, estudiar, profundizar sobre todo aquello que nos interpela el
conocimiento, la vida cotidiana.

Nos falta aún mucho por construir; sin embargo, no por ello podemos pasar por
alto sucesos y realizaciones que se vienen dando en el entorno en que vivimos. Los
niños, adolescentes y jóvenes de los sectores populares de nuestra Región son actores
que esperan no sólo palabras sino oportunidades. Para ello requieren un mínimo de
organización, y hacia ello deben confluir decisiones y acciones. Esto implica definir
campos, identificar prácticas históricas que, partiendo de lo cotidiano, tengan su
correlato en los denominados macro procesos. La acción colectiva y la recuperación
del imaginario colectivo son la esencia que sustenta a los sujetos sociales y actores
políticos.

Los colaboradores, educadores y trabajadores en lo social y, en general, quienes


trabajamos con estos sectores sociales, muchas

13
veces no nos ubicamos en dichos procesos de forma suficientemente crítica. Todo
análisis de la realidad exige sensibilidad social y política, así como el uso de
instrumentos confiables.

El presente trabajo intenta proponer una visión general de la situación de nuestra


Región, específicamente sobre lo económico (desarrollo), lo político (Estado) y la
democracia (actores sociales), para permitir a los participantes del Curso a Distancia
contar con elementos para definir su propia práctica social.

Consideramos que nuestra práctica con niños, adolescentes y jóvenes, sujetos de


una realidad multicultural y multiétnica latinoamericana, nos motiva a emprender un
camino -difícil pero no imposible- de reconstrucción de teorías y paradigmas, de
búsqueda de un pensamiento social propio que nos permita gestar un proyecto
democrático en el que los niños, los adolescentes y los jóvenes sean también
partícipes como sujetos sociales.

A1 término de este módulo debemos tener no sólo un panorama actual de los


cambios y transformaciones, de las nuevas formas de dominación y dependencia, sino
además contar con elementos para una mejor comprensión de nuevos actores sociales
como los niños, adolescentes y jóvenes de nuestros países. Asimismo, ello debe
servirnos para definir mejor nuestro papel de colaboradores. El segundo módulo
ahondará sobre la problemática, los procesos de organización y acción social. Y el
tercero tratará el tema de la psicología de los jóvenes y niños. Esto permitirá una
mejor ubicación y definición de los roles que deben desempeñar los colaboradores.

El fenómeno actual de la globalización nos exige no quedarnos al margen de la


realidad internacional -ni en nuestros análisis ni en las tareas cotidianas-. La
integración desde los sectores populares, la solidaridad, la cooperación tanto a nivel
de la Región como con los otros continentes, son los grandes retos del período
actual.

14
UNIDAD 1
CONTEXTO
INTERNACIONAL

UN MUNDO DE CAMBIOS RÁPIDOS Y PROFUNDAS


TRANSFORMACIONES EN LAS RELACIONES
NORTE-SUR Y ESTE-OESTE

Referirse hoy a la situación mundial significa hablar de muchas interpretaciones


sobre lo que está sucediendo en el planeta, de cambios tan veloces que las teorías se
han mostrado insuficientes para interpretarlos, o que, cuando han llegado a nosotros,
han perdido actualidad. La velocidad con que se dan estos cambios no permite,
algunas veces, seguirlos; y en otras oportunidades nos falta claridad sobre el proceso
que se viene dando, pues los instrumentos y conocimientos que poseemos y
manejamos no nos sirven para realizar el análisis que la situación exige.

Una identificación de estos cambios nos permite hacer el siguiente alcance:


− Está ocurriendo un cambio de gran magnitud a partir de un proceso acelerado
de globalización económica y de la modificación geopolítica de las relaciones
internacionales: integración de los países del Norte y desintegración de los
países del Sur.
− El término de la guerra fría, a partir de la caída del muro de Berlín.
− Derrumbe de los regímenes del Este y crisis de los proyectos y actores sociales
en esas sociedades.

15
− Revolución tecnológica: avance de la tecnología en forma acelerada en los
países desarrollados.
− Predominio del pensamiento liberal en su versión neoliberal. - La constitución
de un nuevo orden internacional, concentrador del poder y los recursos.
− En la actualidad, como ya se señaló, se perfilan tres bloques principales: el que
forman Estados Unidos, México y Canadá, liderado por Estados Unidos y con
la perspectiva de incorporar a otros países de América Latina; el europeo,
encabezado por Alemania e integrado por los países de la Unión Europea que
se ampliaría con la Asociación Europea de Libre Comercio, a la que podrían
incorporarse las economías de Europa Oriental, así como las de la antigua
Unión Soviética; y el asiático, liderado por el Japón y compuesto por Singapur,
Taiwán y Corea del Sur. Estamos aún muy cerca de acontecimientos que no
permiten prever si el péndulo volverá a moverse hacia la dirección opuesta.

Vivimos en un mundo cada vez más interrelacionado e interconectado por la


revolución en las comunicaciones, de manera que cada vez es más necesario conocer
ese mundo. Por ello todo análisis de la realidad latinoamericana, y de cada uno de
nuestros países (con énfasis en los jóvenes y niños), no puede dejar al margen el
contexto mundial.

Así, es importante que conozcamos algunas de las tendencias actuales a nivel


económico, cultural, político y social, para ver qué repercusiones tienen en América
Latina y por ende en nuestro país. Del análisis de esta situación deben surgir las
nuevas opciones y orientaciones para enfrentar con mayor claridad el presente y
generar nuestras propuestas de y para la acción con los niños y jóvenes en nuestras
realidades.

2. CRISIS ECONÓMICA Y NUEVO ORDEN MUNDIAL: LA


GLOBALIZACIÓN

En los últimos veinte años el mundo ha experimentado profundas transformaciones.


Derrumbado el socialismo en la Unión Soviética y Europa Oriental, las naciones
capitalistas industrializadas, tras el corto respiro que les procuraron las políticas
neoliberales, aún no salen totalmente de la crisis y no se vislumbran perspectivas
claras de crecimiento sostenido en el mediano plazo.

16
En el Tercer Mundo las economías están agobiadas aún por la crisis de la deuda y las
políticas de ajuste; se han abandonado antiguas estrategias de desarrollo de corte
proteccionista, y se ha instalado claramente una apertura hacia el exterior.

El planeta avanza hacia la globalización económica, pero sin un proyecto claro de


reforma de la institucionalidad política y económica heredada de la posguerra y del
mundo bipolar. Este procesó descansa en el acelerado desarrollo científico y tecnoló-
gico -en comunicaciones y transportes-, con lo que se facilita la labor de las
corporaciones. El impulso que se le da proviene de fracciones poderosas del capital
de las naciones desarrolladas y del Tercer Mundo, así como de sus grupos
gobernantes y de los otrora países socialistas. Estos grupos demandan un espacio
económico internacional abierto, de preferencia sobre bases multilaterales 1.

El conjunto de la estructura del poder a escala mundial está en crisis de largo plazo,
no sólo por el tiempo que va a durar sino por la propia naturaleza de la misma.
Tenemos ante nosotros a un nuevo capitalismo, resultado de la crisis de los 70; es un
capitalismo «más agresivo y salvaje». Se ha dado paso a un sistema económico
globalizado cuya regulación está a cargo de los países hegemónicos hoy: Estados
Unidos, Alemania y Japón. Este nuevo orden es cada vez más asimétrico y
concentrador de riquezas, lo que agrava aún más la polarización entre países ricos y
pobres (Arroyo 1993).

«El Grupo de los 7 y el capitalismo central, con unos 800 millones de habitantes,
controlan y hegemonizan más poder económico, tecnológico, informativo y militar
que el resto de los aproximadamente 4.000 millones de personas que viven en Asia,
África, Europa Oriental y América Latina, donde también una exclusiva minoría
participa de las relaciones y estándar de vida del Norte.» (Gorostiaga 1991)

En la década pasada los países del Sur han reducido su participación del PBI mundial
del 23 al 19%; la inversión extranjera también bajó: de 25,2% a 16,9%. Esto debemos
interpretarlo como el fracaso de los modelos de desarrollo capitalista, que se evidencia
además en el deterioro de la calidad de vida de la mayoría de las poblaciones, aunque
intentan así consolidarse mediante un sistema económico globalizado.

1
Ver revista Comercio Exterior, Vol. 44, N° 5, México, mayo de 1994.

17
¿Qué es la globalización?

Es un aspecto de un fenómeno más amplio que afecta a todas las dimensiones de la


condición humana: la demografía, la pobreza, el empleo, las enfermedades endémicas,
el comercio de las drogas, el deterioro del medio ambiente, entre otras. Así, muchos
ámbitos del quehacer económico han adquirido un carácter marcadamente
trasnacional, en gran medida debido al enorme auge de las tecnologías de
información. La difusión de esas tecnologías en materia de diseño, producción,
distribución y comercialización permite acortar los plazos entre el diseño y la
producción, con lo que se hace posible responder, con mayor rapidez que en el
pasado, a las demandas reales o inducidas. La reducción de los costos de
comunicación y transporte tan solo acelera esa tendencia (CEPAL 1992).

Una interpretación política de este concepto nos dice que es la estrecha


interdependencia económica, política, social y cultural de los diversos países del
mundo, violentando y traspasando fronteras; quebrando la idea de democracia como
unidad autosuficiente que se desarrolla dentro de los marcos nacionales y territoriales;
que reduce el espacio de autonomía de los Estados y de sus elites. Este fenómeno
hace difícil la propuesta de un modelo de desarrollo nacional (López 1993).

Los aspectos centrales de la actividad económica, social y política de los países están
pasando a ser parte del ámbito mundial. Se intenta globalizar las pautas de consumo,
las culturas y los estilos de vida entre los países. Pero también entre los países del
Norte y del Sur: “

Se configura un consenso global sobre el marco normativo de la acción política: los


derechos humanos, la igualdad de género, la defensa del medio ambiente, la lucha
contra la extrema pobreza, y la democracia.» (Lechner 1992)

La globalización de la actividad económica tiende a una cierta uniformidad en


cuanto a formulación y aplicación de las políticas, ya que cada país se convierte en
competidor para mercados finitos y recursos escasos. Por ello, privilegiar las señales
del mercado, fomentar la competitividad internacional, promover la capacidad
empresarial y atraer la inversión directa se están convirtiendo en elementos comunes
de los esfuerzos que deben realizar las ' naciones para mejorar su integración
internacional (CEPAL 1992).

18
El orden económico internacional se va cohesionando a partir del influjo de las
ideas liberales y del avance tecnológico en los países desarrollados que no deja espacio
ni campo de acción para el desarrollo de América Latina 2.

Es cierto que dependemos de este orden, pero tampoco hay que esperar que todo
provenga de allí. En efecto: nuestro desafío mayor consiste en buscar nuestras
propias salidas a partir de las propias capacidades de cada país, de su riqueza natural,
humana, cultural y de sus utopías.

En estos tiempos los países dependientes de la economía internacional buscan


integrarse en el mercado, aceptando reglas de juego cuyo centro es la mercancía,
colocando al hombre como parte del proceso productivo, como una «pieza» de la
gran maquinaria del mercado, que requiere eficiencia, eficacia, desarrollo de nuevas
tecnologías.

Se nos impone una visión liberal del desarrollo cuyo mensaje es que las economías
nacionales deben abrirse a la inversión, al comercio internacional, a los flujos
financieros. Es decir, competencia e interdependencia asimétrica entre empresas y
bloques de naciones. Tenemos los bloques: la Comunidad Europea; Estados Unidos,
Canadá y México; el Japón y los países del Asia. Los beneficios obtenidos a partir de
estos bloques se distribuyen en forma desigual e injusta. Son las empresas y las
finanzas trasnacionales las que marcan los rumbos de la economía mundial; sus
planteamientos vienen del grupo de los siete países industrializados, sobre todo de los
tres grandes antes mencionados.

La gravitación de las economías del mundo en desarrollo seguirá siendo marginal.


Aunque algunos países tendrían algunas expresiones económicamente significativas-
como los «tigres» del Asia (Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong, Singapur) y algunas
economías latinoamericanas como la mexicana, la chilena y la brasileña-, el futuro de
los precios de las materias primas seguirá siendo adverso ante el avance creciente de
los sustitutos industriales (Vilas 1992).

El principal freno al proceso globalizador y a la constitución de un nuevo orden


económico mundial es la permanencia de los

2 Sin embargo, el ordenamiento que está surgiendo dista mucho del nuevo orden
económico internacional, reivindicado por la Región hace apenas quince años
(Resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 3201 [S-MI y3202 [S-
VI] y la Resolución 3281 [XXIX]), pero innegablemente anuncia un nuevo orden, en
contraste con el que rigió entre 1945 y 1980.

19
sistemas productivos y de los Estados nacionales. Esto impide que se conformen
auténticos sistemas productivos mundiales. Por ello la globalización no se desarrolla
de manera lineal, sino en un marco de grandes obstáculos que marchan en dirección
contraria. Frente a los factores generadores e impulsores del proceso, se dan contra
tendencias que intensifican el proteccionismo, la cerrazón de las economías e incluso
la fragmentación de los Estados nacionales.

Para superar la crisis económica se han aplicado políticas que han permitido el
surgimiento de un nuevo modelo de desarrollo socioeconómico capitalista con una
lógica hegemónica. Aunque este nuevo modelo es resultado de los proyectos políticos
conservadores para encarar las crisis de las economías centrales y con capacidad de
condicionar el funcionamiento de la economía internacional en el mundo entero
(Alburquerque 1991).

La globalización, en consecuencia, acentúa la fragmentación y desintegración social


ya existente. En América Latina, Asia y África estas se expresan con mayor agudeza.
Este nuevo modelo se basa en la «producción flexible», que se diferencia
radicalmente de la producción en masa del modelo fordista-taylorista que entró en
crisis, y que ocasionó grandes bajas económicas a muchas empresas multinacionales.
El modelo surge en Japón, Alemania e Italia, y luego se va expandiendo cada vez más
en el mundo.

El modelo fordista surgió a partir de los empresarios como una preocupación por
producir y vender más, a través del trabajo en serie, fragmentando las especialidades
de los obreros, es decir, delimitándoles sus tareas. Debían realizar los trabajos más
simples, trabajar y no pensar; así, se les marginó del conocimiento técnico. Se les paga
bien para que puedan comprar y consumir. Reconoce la organización laboral a
condición de que no controlen la producción, vale decir, que sean consumidores mas
no productores. Todo esto reforzado por el capitalismo desde el Estado nacional
dándole un contenido social al mercado.

La «producción flexible» o «especialización flexible» difiere totalmente de aquel


modelo fordista. Se basa en el uso de una tecnología multifuncional programable, de
la automatización (robots), integrando las áreas básicas de diseño, procesos produc-
tivos y la gestión empresarial.

Con esta tecnología se logrará una producción con bajos costos, se fomentará la
creación, la innovación de los productos; se irá al ritmo de las oportunidades del
mercado con mayor

20
sensibilidad; se entrará en competencia a partir de la calidad del producto; y se
realizará el control de calidad del producto desde el principio hasta el final -antes se
hacía sólo al final-, para eliminar así los errores. Aquí ya no hay una división técnica
de los obreros por especialidades, es decir, se eliminan las tareas específicas. Por el
contrario, se exige y se necesita un trabajador con capacidad y conocimiento
avanzado; obreros especialistas en diversas tareas, que trabajen en grupo, y que ese
grupo realice el control de calidad y sea creativo para así incrementar la eficiencia
productiva. Por lo tanto, aprovechará lo mejor posible de la experiencia y
conocimiento de los trabajadores, de los obreros. No sólo una formación tecnológica
para una mejor producción, sino también para asegurar su papel de consumidores.

Esta especialización flexible también hace que cambie la relación entre las empresas.
Esa relación será de subcontratación por actividades, y de mayor vinculación con los
proveedores. Es decir, frente a un pedido las empresas se unirán para atenderlo.
Habrá una empresa principal que subcontratará a otras para que realicen el trabajo
con calidad, acorde con las exigencias de la principal.

En síntesis, este modelo se sustenta en empresas grandes con sistemas de


producción flexible, una avanzada tecnología, con un sistema de comunicación para
cada tipo de producción, generando estrechas relaciones entre ellas, a través de una
industria central.

Lo que interesa en este modelo es lograr una mayor rentabilidad en las inversiones.
No importa si esto ocasiona exclusión de amplios sectores en la Región y en nuestros
países. Para el Norte, desde hace algunos años, América Latina ya no es rentable. Este
es un ejemplo de cómo se une el poder y el avance de la ciencia, en función del
capital, y cómo la ideología individualista fomenta la competencia del más capaz.

«El nuevo modelo es económicamente dinámico, socialmente excluyente y


funcionalmente planetario» (Castells 1991). Ello lo podemos ver a través de los
cambios en la producción: traen consecuencias trascendentales para la clase
trabajadora, para las fuerzas laborales, explotadas y empobrecidas. De un lado, se está
produciendo una crisis del sindicalismo de clase, pues este modelo tiende a eliminar a
los sindicatos, su poder de participación laboral y política, ya que las empresas serán
de menor dimensión y en la modalidad de subcontratistas. De otro lado, tenemos una
fuerza de trabajo en aumento, una fuerza de trabajo no calificada,

21
jóvenes desempleados -también en los países del Norte-, quienes seguirán siendo
excluidos.

El Estado es concebido también de manera distinta: de un papel intervencionista a


una función de promotor. Es decir, trata de promover el incremento de la producción
competitiva de las empresas y de los mercados. La persona, la fuerza de trabajo, el
hombre, no cuenta, es una «pieza» más, siempre y cuando sea competitivo en
conocimientos y tecnología. Se han dado casos -por ejemplo, en Estados Unidos- en
que se ha despedido a viejos trabajadores que no tienen conocimientos; se constata
también una discriminación de mujeres en el acceso a puestos de trabajo. En otros
casos se han reducido las horas de trabajo, o se ha enviado a trabajadores a
capacitarse. Así, los primeros afectados por estas nuevas formas de producción son
los trabajadores; y lo son asimismo por el cambio de las relaciones laborales que
traerán más desempleo, más informales, y organizaciones sindicales sin protagonismo
en las luchas populares.

Aumenta la sobreoferta de la fuerza laboral principalmente de mujeres, jóvenes y


niños, generando cambios en la estructura productiva, en la estructura ocupacional,
que hacen más difícil un desarrollo integral e interno. Lo que le pasa al trabajo es una
muestra del carácter de la crisis económica. El alto porcentaje de desempleo a nivel
mundial indica la reproducción creciente de formas de explotación del trabajo.

La relación capital-trabajo no sólo se ha modificado, sino que se encuentra en


cuestión. La categoría trabajo está en crisis, porque están en crisis las relaciones
sociales en las cuales el trabajo está incluido y articulado.

Este modelo de desarrollo está produciendo en los países del Norte el incremento
de la pobreza y del número de marginados sociales. Se están creando pobres en los
países ricos. También aparecen problemas que se decían eran de los países
subdesarrollados: en Estados Unidos la violencia, desempleo, drogadicción, abandono
y pobreza crítica van en aumento. En Europa el desempleo, drogadicción, problemas
de alojamiento, entre otros, se agravan. Frente a ello, los países del Sur ven cómo se
recortan sus derechos a la cooperación, a la equidad, a las decisiones de las políticas
económicas nacionales.

Pero el nuevo orden mundial está obstaculizado por la complejidad de la crisis


económica y la carencia de un eficaz liderazgo en la economía mundial, como sí lo
tuvieron los Estados Unidos de la posguerra. La definición de una nueva hegemonía
se dificulta

22
de manera extraordinaria, pues si Estados Unidos ha perdido el liderazgo económico -
en el sector industrial principalmente-, aún conserva la supremacía militar para
determinar el curso de la política mundial.

3. MODELOS DE DESARROLLO

¿Qué es desarrollo? Veamos algunas definiciones que permiten ubicarnos y


reconocer diferentes perspectivas.

- «Desarrollo es el paso de un tipo de sociedad a otro, lo cual supone que cada uno
de estos tipos sea definido no por un nivel de modernización, sino por un conjunto
de características específicas». El actor principal del desarrollo es la elite dirigente y no
puede ser solamente una clase social. El modo latinoamericano de desarrollo no tiene
principio central, no tiene actor hegemónico; combina pero no integra las diversas
dimensiones y componentes de la acción social. América Latina es un continente de
actores sin acción (Touraine 1989).

- Para Anisur Rahman desarrollo «es aquello que está permanente y silentemente
edificando el Tercer Mundo contemporáneo, aun sin que nos demos cuenta de
ello. Es este debate el que hace que los individuos, gobiernos y comunidades
sean considerados como "subdesarrollados" (o se les obligue a considerarse
como tales) y que se les trate conforme a eso».
- Finalmente, desarrollo es el puente entre el auge de la expansión económica
mundial capitalista y el Tercer Mundo: (Sulmont 1993).

Concebimos un desarrollo integral, como un derecho, dentro de una autonomía


para construir la historia.

El concepto de desarrollo va cambiando su contenido de acuerdo con los procesos


sociales.

Los modelos de desarrollo suelen responder a propuestas que se relacionan


directamente con el avance de la ciencia y la tecnología de los países que se
encuentran en el denominado Primer Mundo y son dueños -por lo general- del
capital, pero carecen de recursos naturales.

«Modelo de desarrollo» es una construcción conceptual y la forma como se mueve y


avanza una sociedad en un período determinado (Quezada 1991).

Los modelos de desarrollo han sido definidos exclusivamente como desarrollo


económico, es decir, abordando los indicadores

23
económicos de los países centrales como el crecimiento económico para combatir la
pobreza, para lograr el progreso y bienestar de la sociedad.

Hoy el problema o crisis del desarrollo es muy complejo; hay muchas


interpretaciones, implica muchas variables, muchas situaciones sociales, políticas,
culturales, nacionales e internacionales.

La aplicación de estos patrones de desarrollo en los países del Norte ha sido


cuestionada por sus resultados negativos para la condición humana: el desarrollo
concebido sólo como crecimiento económico está siendo refutado.

Se busca un nuevo concepto, un nuevo contenido que coloque en el centro al ser


humano; se persigue el bienestar del ser humano, con todo lo que esto implica.

Desarrollo significa algo más que crecimiento, pues no sólo se refiere al dinamismo
de los agregados económicos, sino a su estructura y proyección política y social. Así,
Calcagno nos dice, citando a Wolfe, que el desarrollo «consiste en procesos de
crecimiento y de cambio relacionados sistemáticamente entre sí» y «expresa una
aspiración por una sociedad mejor». De esta manera, se incorporan elementos de
poder político y económico, sociales, tecnológicos, sectoriales y regionales, que
configuran el tipo de sociedad a la que se quiere llegar.

Touraine (1989) habla de «la noción de modo de desarrollo de manera concreta,


para superar la estéril oposición del determinismo económico y del voluntarismo
cultural, y para insistir en la interdependencia de los aspectos económicos, políticos y
culturales del desarrollo».

Pinto (1976), siguiendo este planteamiento, llega a definir al «estilo de desarrollo»


como una categoría de análisis, y lo vincula con los sistemas (capitalismo y socialismo)
y con las estructuras (desarrolladas y subdesarrolladas). El estilo sería, en consecuen-
cia, la opción política, social y económica, adoptada dentro de un sistema y estructura
determinados.

Los modelos de desarrollo en América Latina se han dado a partir de las


experiencias y modelos de progreso y bienestar europeo y norteamericano.

Las políticas de desarrollo puestas en práctica han beneficiado sólo a una minoría,
quedando una mayoría excluida.

En nombre del desarrollo muchas veces se han exterminado poblaciones,


desintegrado culturas, depredado la naturaleza, contaminado ríos, quemado bosques,
etcétera.

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«Este patrón de desarrollo sólo puede sostenerse sobre la base de la extrema
desigualdad, ya que de lo contrario no alcanzarían los recursos mundiales.» (Arroyo
1993)

Modernización es el proceso de transformación de un modelo cultural. Touraine


(1989) dice al respecto: « (son) unas tendencias que conducen de la sociedad
tradicional a la sociedad moderna y que transforman la organización social,
diferenciándola, racionalizándola, secularizándola». La modernización se está impo-
niendo a nuestras realidades particulares nacionales. Es decir, nuestra historia y
cultura diferentes dejan de ser tales ya sea por imposición o autodecisión. La
resistencia de nuestros pueblos ha sido notable.

Modernización es un proceso de desplazamiento de los valores, de las estructuras,


de las instituciones hacia un patrón moderno. Es el conjunto de normas y
perspectivas que genera cambios en la actitud y la cultura.

Es después de la Segunda Guerra Mundial que se empieza a hablar de desarrollo, y


luego va surgiendo en el Tercer Mundo.

Como ya se ha visto, en los años 70-73 se produce una crisis del desarrollo, que se
agravó en los 80.

En los conceptos y experiencias de desarrollo ha imperado el determinismo


económico sobre lo político y cultural. Veamos algunas definiciones.

Los países centrales tienen un desarrollo endógeno, es decir, un desarrollo que no


necesita de una acción exterior. En cambio, en los países periféricos el desarrollo está
definido por la necesidad de una acción voluntarista para vencer obstáculos
dependencia y para actuar sobre sí mismos. El desarrollo en países desarrollados es de
carácter endógeno; más que desarrollo, es modernidad. Aquí el Estado es el regulador
central y los actores son los trabajadores y empresarios, mientras en los países del Sur
estamos movilizados por una fuerza exógena - potencia extranjera- y nuestro
desarrollo se da en torno a la modernización.

4. CRISIS Y CAÍDA DE LOS SOCIALISMOS REALES

La caída del muro de Berlín ha expresado simbólicamente un triunfo para el


capitalismo y la línea divisoria de los cambios en el mundo. El capitalismo ha
proclamado que sólo existe su ideología y trata de imponer su visión liberal del
desarrollo. Sin

25
embargo, se ha cuidado infructuosamente de que las consecuencias del modelo no
sean percibidas directamente: se seguirá reproduciendo pobreza y explotación,
generando dependencia ya no sólo en países, sino en regiones.

Esta caída del muro responde a una serie de medidas anteriores que el gobierno de
Gorbachov fue desarrollando, abandonando la vieja trama política dé transformar la
porción oriental de Alemania en un aliado eficiente desde el punto de vista económi-
co, políticamente viable y militarmente efectivo.

El ataque de Gorbachov a los estereotipos ideológicos ortodoxos y su revisión de


las imágenes del enemigo y su amenaza, socavaron moralmente el sistema de control
soviético en oriente y el centro de Europa y los regímenes nacionales que se aferraban
a él. La desaparición de estos sólo era cuestión de tiempo; a este respecto,
Sheverdnadze volvió a acertar rotundamente cuando afirmó: «Sí, en principio
habíamos vaticinado todo esto... En principio, lo presentimos, lo sabíamos.
consideramos que si no se hacían cambios importantes, podrían sobrevenir hechos
trágicos. »

El hecho de que Gorbachov haya abandonado la tradición de «carácter único»


eslavófila y renunciado en forma vigorosa a las anteriores ambiciones de superioridad
ideológica y militar, constituye un cambio de proporciones en verdad históricas. En
lugar de eso, ha demostrado que está firmemente comprometido a colaborar con las
instituciones que existen en Europa Occidental. Aunque sólo lo impulsen razones
estrictamente económicas, esto afecta a la Comunidad Europea, como la entidad más
influyente de ese continente, y a la Asociación Europea de Libre Comercio. El
fenómeno se extiende más allá de la dimensión económica: incluye también
intercambios entre el Sóviet Supremo y el Parlamento Europeo, así como el deseo de
la Unión Soviética de afiliarse a la Unión Europea y la posibilidad de una expansión
significativa de los contactos en el nivel científico, tecnológico, administrativo y
cultural entre la URSS y las diversas naciones de Europa.

Esta apertura hacia Occidente incluye a los Estados Unidos y Canadá. Allí empieza
la historia que luego «remece» el mundo, la historia, al hombre...

Los acontecimientos de los últimos años parecen haber dado definitivamente al


traste con las pretensiones del socialismo marxista de constituirse en teoría
económica alternativa a la clásica economía del mercado. No hay tal alternativa. Se
trató -quién sabe- de un espejismo, debido probablemente al deseo de

26
tantos seres humanos de encontrar solución final a las injusticias y desigualdades que
la economía de mercado generaba sin cesar. En el marxismo, como en tantos otros
socialismos, el sentimiento parece que ha ido por delante de la razón, haciendo pasar
por verdaderas, y en consecuencia buenas, cosas que por lo visto no lo son.

Pero sería absurdo considerar que los últimos acontecimientos han echado por
tierra los ideales más profundos del socialismo. Estos ideales son medularmente
éticos. El principio y fundamento de la ética se halla en la llamada regla de la
universalización, según la cual sólo es bueno aquello que puede ser generalizado al
conjunto de todos los hombres, y que por lo tanto trata a todos con igual
consideración y respeto, reconociéndolos como fines en sí mismos y no como
medios. Del mismo modo como la tradición liberal habría sido muy sensible a la idea
de libertad como principio diferencial de los seres humanos, el socialismo ha hecho
causa propia de la idea de justicia como plataforma común de toda vida
auténticamente humana.

Hoy parece claro que ambos principios son a la vez antagónicos y complementarios.
No debe haber libertad sin justicia, ni esta sin aquella. En la práctica esto suele
hacerse coincidir con el socialismo democrático de corte occidental. El verdadero
socialismo no busca la igualdad entre los hombres de una nación, sino la de todos los
hombres del mundo. El socialismo ha sido siempre vocación planetaria. Y para eso
los actuales sistemas democráticos sirven muy poco.

Por ello, quizá ahora es el momento de pensar si no fue erróneo considerar la


contienda Este-Oeste como una confrontación socialismo-capitalismo, cuando en
realidad sólo tomaba parte en ella una forma de socialismo muy concreta: el
marxismo. Y quizá también donde en realidad tiene que definirse un socialismo actual
es en el problema Norte-Sur. Suele explicarse este conflicto diciendo que es una mera
cuestión de niveles de desarrollo, a resolver por economistas y políticos. Pero hay
también implícito un grave problema ético. Si ha sido preciso elaborar toda la teoría
del «desarrollo sostenible», es porque el propio de los países «desarrollados» es
claramente insostenible o salvaje: depreda la naturaleza, altera gravemente los
ecosistemas, degrada el medio ambiente, contamina los mares, y no pone por delante
los intereses generales de la Humanidad. Nuestro siglo, planetario en tantos sentidos,
aún no ha conseguido planetizar los intereses ni hacer realidad un sistema planetario
de desarrollo.

27
Este podría ser un elemento importante en la redefinición de los ideales socialistas.
El fracaso de los socialismos del Este ha ocasionado desorientación y fragmentación
política, por los errores y la falta de autocrítica de los socialismos europeos. El
socialismo en su sentido pleno todavía no se ha realizado.

En un mundo que cambia tan rápido no es posible proclamar triunfos y fin de las
ideologías tan apresuradamente, porque siempre habrá proyectos y utopías. Es decir,
se puede retomar lo caminado bajo nuevos proyectos. Frente al derrumbe de estas
formas de socialismo, los neoliberales han anunciado el mercado como única instancia
capaz de ordenar desde allí la convivencia social. Aseguran que será el mercado el que
regulará las relaciones sociales, superará la pobreza y logrará estabilidad política y
democrática. "El mercado capitalista impulsa una racionalidad instrumental que da a
la sociedad moderna su dinamismo extraordinario» (Lechner 1992).

5 CULTURA TRASNACIONALIZADA Y REVOLUCIÓN


TECNOLÓGICA

a. Cultura y globalización

¿Qué entendemos por cultura? $e trata de un concepto que puede ser elaborado
desde diversos acercamientos. Veamos: Es la dimensión total humana. Es creación
social. Es forma de pensar, de sentir. Es tener una visión de la vida y, principalmente,
es el lenguaje. Esto, para algunos.

Hay quienes consideran a la cultura como un conocimiento históricamente


acumulado por la gente, como los comportamientos, la ética, las reglas, las
instituciones. Pero la cultura no es estática: está en permanente dinámica, sin perder
su identidad primigenia. A partir de la influencia de los medios de comunicación, los
cambios culturales permiten no sólo una información rápida de lo que pasa en
cualquier parte del mundo, sino interrelacionarnos e integrarnos a una cultura del
mercado, a una racionalidad occidental. La cultura del blanco como cultura universal
califica a las otras como inferiores e inclusive prescindibles. Para el sistema capitalista
tienen poco valor los particularismos culturales y nacionales de los diferentes países.
Más que culturas diferentes, se trataría entonces de culturas desiguales.

28
Con la globalización, las fronteras culturales tienden a desaparecer. Emerge un solo
mercado. El mundo es cada vez más pequeño, los productos se venden en todo el
mundo -por ejemplo, zapatos hechos en Brasil se compran en Bélgica-, en todos los
idiomas. Por ello se habla de una cultura mundial que emerge, una cultura de
dominación universal que afectará aún más las costumbres, los valores, las formas de
consumo de las mayorías nacionales. Se han incrementado en muchos países,
principalmente en el Norte, los nacionalismos, el fanatismo y fundamentalismo
religioso; ha renacido el racismo -Europa y Estados Unidos contra migrantes; a ello se
aúna la crisis energética, la depredación de los recursos naturales, la contaminación de
los mares, etcétera, que afecta a culturas cuyo centro es la naturaleza.

El impacto de la globalización de la cultura en nuestra juventud, más allá de la


existencia de diferencias socioculturales entre América Latina y los países del
Hemisferio Norte, afectará su identidad, sus tradiciones de clase y su nacionalidad.
De otro lado tenemos la denominada crisis del Estado-Nación, que está acompañada
por la reivindicación de nacionalidades y la explosión de los conflictos étnicos y
religiosos. Ejemplos: países del Este, fusión de las dos Alemanias, ex-Unión Soviética,
ex -Yugoslavia, etcétera.

b. Cultura y modernidad

En Europa hay corrientes ideológicas que critican a la modernidad 3. Habermas ha


planteado que durante la Edad Moderna emergió una necesidad de lo nuevo y las
novedades. Esta necesidad puede adoptar una forma trivial, como en el caso de la
constante creación de nuevas modas; o puede también significar que no es posible
que algún modelo del futuro pueda extraerse del pasado: el futuro tiene que ser
creado. Los símbolos públicos del desarrollo que pueden encontrarse en todas las
grandes ciudades de Norte y Sudamérica, incluso en Centroamérica, expresan, todos,
esta expectativa de progreso, de creación de algo nuevo (Misgeld 1992). Por lo
general, la creación de la modernidad

3
Modernidad es uno de los temas centrales de la Edad Moderna, y consiste en la
insistencia o expectativa en que la verdadera sociedad humana todavía no existe, sino
que debe ser creada (Misgeld 1992).

29
ha implicado indiferencia por el pasado 4. La orientación hacia el futuro puede
apreciarse en el surgimiento de las ciencias sociales (la sociología y la psicología, por
ejemplo). Un personaje que destaca en este planteamiento es Dewey. Es el teórico de
la orientación de la educación: Consideraba a la educación como una fuerza
innovadora de la sociedad moderna y a la democracia como dependiente del cambio y
de las innovaciones constantes, una adaptación en recuperación permanente frente a
circunstancias permanentemente nuevas 5. La teoría de la modernidad de Habermas
se ha destacado porque expresa con claridad lo que la democracia necesita para
arraigar en la vida diaria y en la comunicación cotidiana. Los argumentos de
Habermas han llegado a ser tan influyentes porque indican, en una variedad de formas
y a través de una cantidad de complejas teorías (sintetizadas en una amplia visión de la
modernidad y de las capacidades de las sociedades modernas para aprender), que el
control técnico sobre las circunstancias de la vida (natural y social) no es igual al
desarrollo de la comunicación práctica entre los miembros de una sociedad (Misgeld
1992).

c. Cultura, posmodernidad y sujetos sociales

El postmodernismo representa una poderosa corriente en el pensamiento metafísico


contemporáneo. Defiende la tesis de que no existen certidumbres finales ni metas
finales en la vida humana y que no hay normas o patrones que obliguen a dar a la
historia una forma definida. Defiende una aceptación de la pluralidad, la diversidad y
la no-finalidad. El postmodernismo considera las tradiciones de la Ilustración y de la
modernidad europea como profundamente problemáticas. Es escéptico o incluso
negativo frente a los conceptos de razón, racionalidad o emancipación. Parece apoyar
sólo superficialmente los esfuerzos por extender y desarrollar la democracia. Pero el
postmodernismo implica una

4
En todas las Américas, las antiguas formas de cooperación y de propiedad pública,
o de producción a pequeña escala y de subsistencia, han sido destruidas; no sólo una
vez, sino en repetidas oportunidades. En la actualidad los últimos grupos aislados de
estos modos de organización social están enfrentando una presión creciente, y la
gente más joven se encuentra totalmente expuesta a las demandas y atracciones del
mercado y de una forma de vida que apunta al consumo intensivo.
5
Dewey y Marx son los visionarios de un dinamismo social. Habermas ha heredado y
sintetizado estas dos tradiciones del marxismo y el pragmatismo.

30
lealtad definida hacia las poblaciones marginales y oprimidas, lealtad por aquellos que
más sufren y menos poder tienen. Sin embargo, es una lealtad que no invoca
argumentos generales ni principios de razón.

Para Habermas, la crisis tiene su causa en la racionalidad económica y


administrativa, puesto que la cultura interviene en la creación de estos problemas de
una manera sólo indirecta; los neoconservadores, en cambio, ven la crisis actual en la
esfera de la cultura. La teoría crítica de Habermas se basa en su visión del mundo
unificado y aplastado por la racionalidad instrumental.

En los países del Hemisferio Norte existe un acelerado cambio en las personas, que
van dejando sus convicciones de lucha social para sumergirse en el consumismo; para
muchos de ellos se acabaron las ideologías y las utopías, se acabaron los proyectos de
cambio social, y viven con indiferencia y con un pesimismo histórico notorio. La
solidaridad y la lucha social de otros años se han reducido. Las relaciones de
cooperación responden a otras reglas de juego, a un nuevo orden que se establece.

Frente a ello se mantienen y reafirman esperanzas y convicciones y continúan


luchando y tomando posición frente a los problemas sociales, por generar un orden
más justo, más humano y abordar los nuevos problemas: la nueva pobreza, la
contaminación ambiental, el consumismo, la violencia, los derechos humanos,
etcétera. Existe una nueva racionalidad de la organización de la sociedad. La
racionalidad instrumental es la racionalidad moderna (mercado, política, poder); la
razón occidental es razón instrumental, y por lo tanto se busca una racionalidad más
amplia que la racionalidad instrumental, un lugar desde donde ejercer la crítica, y el
actor la encuentra en la misma racionalidad humana.

Para Habermas la racionalidad consiste en el lenguaje y la acción. El lenguaje como


medio de comunicación para relacionarse con el mundo y con pretensiones de validez
para ser expuesto a otros hombres y lograr el consenso. La comunicación libre de
dominación se basa en la esperanza que abriga cada individuo de ser reconocido por
el prójimo. Habermas sugiere la existencia de un sistema social que dé cabida a esta
necesidad de reconocimiento entre la gente. Somos los que somos y quienes somos a
través del ser con otros. No podemos existir sin la comunicación con otros. Pero
comunicarse con otros es comunicarse con ellos como si se tratara de nosotros
mismos; es comunicación entre iguales. Esta es una visión de equilibrio entre la
solidaridad social y la individuación personal. Cada uno de nosotros, mientras
participa en la comunicación

31
puede exponer los pareceres que reflejen su propia individualidad, tal como lo
puede hacer el otro, todos los otros. Este proceso se hace en conjunto, creando, de
esta forma, un sistema de interrelaciones siempre más fuerte y más complejo y
múltiple. Podemos comprender que como seres humanos estamos conectados los
unos con los otros de manera más significativa de lo que lo estamos a través de la
mera acción estratégica.

El problema mayor de este siglo es el problema del otro, es el encuentro con los
hombres de otras civilizaciones, con la mujer, con el joven, con el niño, asumiéndolo
como mi semejante, aceptando su personalidad cultural, y no como lo ve la
racionalidad del Norte; reconociendo que el otro es el diferente y el inferior. Es difícil
entender que nuestra relación con el otro está basada en el poder, en la manipulación,
en el beneficio individual, en la explotación del otro que es semejante a mí.

«El pensamiento neoconservador -hoy hegemónico- llama abusivamente


modernidad a la intensificación de las relaciones neocoloniales y a su aceptación. Esa
concepción no sólo distorsiona las grandes contribuciones de la modernidad a la
formación de los Estados nacionales sino que también encorseta unilateralmente la
globalización en la aceptación sumisa del dominio del capital internacional, dejando
de lado la aparición de condiciones nuevas en la definición de una nueva identidad
cultural y política de las naciones así como la emergencia de derechos internacionales
y de una ciudadanía universal que entran en contradicción con las condiciones
hegemónicas del capitalismo mundial en la globalización actual.» (López 1991)

Así, podemos decir que América Latina históricamente ha contribuido a Occidente


no sólo en lo económico, sino también en lo cultural.

Touraine plantea redefinir la modernidad como la relación, cargada de tensiones,


entre razón y sujeto. La racionalización, de por sí, no da sentido a la acción humana,
sino asociada a la afirmación del sujeto, a su intervención liberadora y creadora. La
recomposición del mundo moderno requiere de la combinación del sujeto y la razón,
la que da lugar a un principio de integración social.

d. Revolución tecnológica y su impacto cultural

Se habla de una revolución tecnológica e industrial. Se habla de una tecnología que


ha transformado las formas de comunicación superando el aislamiento en el mundo.
Y es verdad que no puede

32
soslayarse: la tecnología de la información, a través de la vía satélite, permite que se
tenga acceso a programas de cualquier parte del mundo, noticias que llegan en forma
inmediata, o la información a través de fax, las computadoras con sistema modem,
etcétera. Además, tenemos la tecnología de la electrónica, la biotecnología, la
biogenética y, en general, la tecnología de punta.

La «industrialización flexible» permite el uso de la automatización para incrementar la


producción, lo que trae el desplazamiento de la mano de obra manual por mano de
obra calificada. Se busca reducir los costos de producción, lograr mayor rentabilidad a
partir de la innovación tecnológica. El acceso a la tecnología ha provocado la
integración de unos pocos y la exclusión de muchos. Es un reto que debemos afrontar
creativamente, para que las distancias entre el obrero y el técnico se acorten,
permitiendo al obrero un acceso equitativo a los campos de la educación, de la ciencia y
de la tecnología.

Existe una multiplicidad de perspectivas, a pesar de las dificultades que la


globalización trae. Y preocupa la fragmentación tanto de las disciplinas como de la
reacción de los actores sociales, que conduce a un aislamiento de perspectivas y
preocupaciones. En esta situación es difícil ir sentando bases de consenso para
construir y aprovechar alguna de las oportunidades que estos cambios tecnológicos
abren (Sutz 1993).

El tema tecnológico no entra en el debate de las organizaciones populares y políticas


y, si se da, las posiciones no suelen ser muy claras o consensuales.

En América Latina hay sectores industriales dedicados a las nuevas tecnologías pero
para generarles riqueza y no para solucionar los problemas sociales.

La revolución tecnológica sugiere un replanteo de las estrategias para el desarrollo.


Una revolución tecnológica supone siempre peligros nuevos y grandes para los países,
pero también puede dejarles algunas oportunidades nuevas (Arocena 1992).

33
La revolución tecnológica plantea una revisión radical de los sistemas educativos a
todos los niveles. Las nuevas generaciones enfrentan el reto de la calificación para el
trabajo bajo estas nuevas coordenadas. ¿Cómo aprovechar las oportunidades que la
tecnología trae? ¿Cómo lograr que la gente, que las organizaciones populares
comprendan y asuman que la tecnología debe estar al servicio de la satisfacción de las
necesidades, al servicio de la solución de los problemas sociales, económicos?

Lo tecnológico, desde esta perspectiva, se convierte en un fenómeno social, cultural


y económico, que debe abordarse desde nuestra realidad y nuestras contradicciones.
Supone un reto muy grande, pues implica remover tradiciones, costumbres, estilos de
vida, y aceptar el aporte de la ciencia y sus innovaciones. Supone, además, generar
conciencia de cambio, de nuevas actitudes, y asumir, por consiguiente, nuevas
responsabilidades a partir de reconocer al hombre como centro y no como un
instrumento dentro del proceso económico.

Nos parece importante citar lo que Habermas (1989) plantea en su Prefacio a Teoría
de la acción comunicativa I

«Desde fines de los años sesenta, las sociedades occidentales se aproximan a un


estado en que la herencia del racionalismo occidental ya no resulta incuestionable. La
estabilización de la situación interna, conseguida (de forma quizá particularmente
impresionante en Alemania) sobre la base del compromiso que el Estado social
representa, se está cobrando crecientes costes culturales y psicosociales; también se ha
tomado mayor conciencia de la labilidad, obviada pasajeramente, pero nunca
realmente dominada, de las relaciones entre las superpotencias. Lo que está aquí en
juego, y de ahí la importancia del análisis teórico de estos fenómenos, es la sustancia
de las tradiciones e ideas occidentales.»

6. CRISIS DE PARADIGMAS

El paradigma surge de la acción del hombre en el mundo, que en determinado


proceso histórico va cambiando y se transforma como resultado de ese actuar. El
hombre genera sus propios paradigmas que luego determinarán su manera particular
de estar en el mundo.

Paradigma para algunos se define como:


«.., un conjunto de supuestos sobre la realidad con que operamos habitualmente, sin
tomar conciencia de que lo tenemos. Nuestra existencia es muy dinámica; vamos
creando y recreando nuestro propio hábitat, nuestros paradigmas. No podemos vivir
fuera de ellos.» (Dockendorf 1988)

El paradigma nos permite saber hacia dónde dirigir nuestra mirada, y distinguir los
diferentes tipos de problemas. Carretón (1991) nos dice:

34
«Asistimos a un cambio profundo en el modo de analizar las sociedades y el cambio
social. En el caso de las sociedades en desarrollo, especialmente las latinoamericanas,
y respetando todas las complejidad des y excepciones al respecto, de lo que se trata es
de la superación de un tipo de análisis que veía la sociedad como un sistema
articulado en estructuras (económicas, políticas, sociales, culturales) que se determi-
naban según las leyes universales unas a otras y donde la acción social era de algún
modo la emanación de los "efectos estructurales" de tal sociedad. Se percibía a las
sociedades monolíticamente caracterizadas a partir de un factor determinante (este
podía ser "estructural" como en las vertientes marxistas, o "cultural" como en las
vertientes parsonianas) que definía su carácter y potencialidades. Así las sociedades
eran socialistas o capitalistas, modernas o tradicionales, democráticas, autoritarias o
totalitarias, según cuál fuera el factor determinante que se eligiera. El cambio social se
definía polarmente como el paso de un tipo de sociedad a otra, tratándose de
procesos que estaban ya diseñados en leyes que se inferían ya fuera de experiencias
históricas, ya fuera del carácter determinante del factor estructural preponderante de
la sociedad.»

Y añade:

«Desde el énfasis, en los momentos de instalación de los regímenes autoritarios, en


el análisis del Estado, pasando por los procesos de revitalización de la sociedad civil,
por la descripción y análisis de los actores sociales y de sus discursos, de movimientos
sociales, de procesos culturales y políticos, hasta las conceptualizaciones más afinadas
en torno a estas cuestiones, se ha ido conformando en la última década una especie de
respuesta a lo que se denominó la crisis de los paradigmas. Con ello se aludía
especialmente a las teorías de la modernización y la dependencia, que si bien nunca
agotaron el universo analítico e interpretativo de las sociedades latinoamericanas y de
los fenómenos del desarrollo y el cambio social, fueron los dominantes durante largo
tiempo.»

Explica luego que la característica principal de esta respuesta estaría en el abandono


de la visión monolítica y determinística de la sociedad, lo que necesariamente lleva a la
ausencia de un paradigma único y a la postulación de diversas hipótesis interpretativas
y de diversas vertientes teóricas que se combinan frente a cada objeto de estudio:
Dice, además, que pareciera que estamos frente al desarrollo de concepciones o
teorías tentativas de «alcance medio», destinadas a la descripción, análisis e inter-
pretación de procesos relativamente precisos y acotados, no para renunciar a la
totalidad, como se ha pretendido, sino precisamente

35
para acercarse a ella, antes que postular nuevas teorías o enfoques globalizantes del
desarrollo y el cambio social.

«En el caso de América Latina, las transformaciones del sistema económico


mundial, el surgimiento y consolidación de nuevos polos de crecimiento e influencia,
la importancia crucial de la información, comunicación, innovación y creatividad en el
desarrollo de la sociedad contemporánea, el derrumbe de los llamados socialismos
reales, etcétera, nos obligan a ver de modo muy distinto la realidad de este continente.
Un diagnóstico basado en las características de la "fase actual del capitalismo", como
se acostumbraba decir en tiempos aún recientes, resulta totalmente insuficiente.
Tampoco basta el análisis culturalista y a histórico de la "identidad latinoamericana".
No cabe volver a los proyectos históricos omnicomprensivos y globales, sea basados
únicamente en la superación del capitalismo (socialismo), sea sustentados sólo en la
realización de nuestra identidad definida esencialmente. Es dentro de este marco de
regímenes democráticos que los diversos actores y sujetos históricos se plantean
proyectos que buscan superar las contradicciones más urgentes definidas histórica y
concretamente para cada sociedad.» (Garretón 1991)

A1 suscitarse cambios en el modelo y auspiciarse el crecimiento económico como


eje para «la transformación productiva», promovido por el Estado, se busca el refugio
en las tradiciones, en la cultura. Desde ahí se empieza a aceptar la denominada crisis
de los paradigmas.

La necesidad de ser y autor realizarse, de pertenecer, de superar la soledad y el


aburrimiento, de expresarse y crear, junto a los grandes problemas no resueltos en
otras épocas, como son la miseria, el hambre, la satisfacción de un mínimo de
necesidades materiales para grandes sectores, se dan en una combinación sincrética de
individualismo occidental y pertenencia al nosotros colectivo y la comunidad. A1
respecto, dice Garretón:

«Tales problemas deben enfrentarse en conjunto y no por etapas como lo pudieron


hacer las sociedades desarrolladas. Para ello no hay ni un modelo de sociedad que
pueda ofrecerse como solución, ni tampoco un modelo de acción colectiva para
enfrentarlos, en la medida en que los parámetros clásicos de la acción colectiva o
política quedan cuestionados por el surgimiento de este nuevo principio de lucha y
acción, que lleva a masas, sobre todo jóvenes, a cuestionar las formas tradicionales de
organización y representación.»

36
UNIDAD 2
AMÉRICA LATINA:
¿UN CONTINENTE
POSTERGADO?

LAS TRANSFORMACIONES EN EL NORTE Y SU


ESTRATEGIA

Problemas de la coyuntura internacional y la globalización del sistema capitalista han


ocasionado cambios en la Región. Los retos que esto plantea a los jóvenes,
adolescentes y niños trabajadores guardan relación con las opciones que empiezan a
surgir y que están marcadas por la política económica impuesta en la Región por
organismos internacionales.

Por ello nuestra crisis es reflejo de la crisis del sistema mundial. . Se trata de una crisis
de legitimación, representación y de proyectos. Veamos algunos rasgos característicos.

a. Estancamiento económico y creciente empobrecimiento

Pobreza extrema y riqueza extrema se dan con mayor fuerza que en el pasado
inmediato. E120% de la población mundial concentra la riqueza del mundo. En
América Latina la desigualdad en el ingreso es más alta que en los países asiáticos y de
la OCDE 6.

6
OCDE es la sigla de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico, dependencia de Naciones Unidas con sede en París. En los países que
pertenecen a la OCDE e120% más rico tiene en promedio un ingreso seis veces
mayor que e120% más pobre. En Asia la diferencia es de siete veces, y en América
Latina de diecinueve veces. En el caso del Perú es de 32, y en el Brasil de 26.

37
En 1980 el porcentaje de pobres en América Latina creció en 39%. En
Centroamérica e180% de la población se encontraba, en ese mismo año, por debajo
de los niveles de pobreza.

Los años 80 se caracterizan por un retroceso económico, descenso del producto


nacional bruto (PNB) per cápita, crisis financiera y crecimiento de la deuda externa.
La CEPAL la llamó la «década perdida», por el retroceso económico. En efecto, el
producto bruto interno (PBI) cayó en 8%. En algunos países descendió aún más:
Bolivia, 26%; Venezuela, 24%; Perú, 30%; Argentina, 24%; Centroamérica (en
general), 17%. Esto generó más pobreza, caída del ingreso, creciente informalidad
urbana, deterioro de los derechos humanos. Podría decirse, con Vilas (1991):

«La crisis marcó, por lo tanto, una transferencia de ingresos desde los grupos más
pobres a los más acomodados y desde América Latina hacia el mundo desarrollado.»
El impacto de esta crisis se refleja en el creciente sector informal, en los grupos
étnicos, en los trabajadores urbanos y rurales, en el aumento del desempleo, en la falta
de oportunidades para los jóvenes, etcétera.

Los años 90 están signados, en lo político, por un retorno casi total a regímenes
constitucionales; en lo económico y social, por una obsecuente aceptación y puntual
ejecución de las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) a costa de
sacrificar políticas y programas de compensación social ante la explosión de la
pobreza y sus secuelas en la salud y en el empleo principalmente. b. La crisis de los
socialismos y su impacto en la región

Los proyectos socialistas en la Región han sido seriamente afectados por la crisis de
las experiencias europeas y de otras regiones. Son las izquierdas partidarias en todos
nuestros países que se han visto arrastradas a escenarios en que la correlación de
fuerzas y de propuestas con respaldo popular no siempre concitan ni confianza ni
voluntad política. En algunos países los procesos de autocrítica por gestiones no
exitosas, o no se han dado con la rigurosidad que exige la nueva situación regional, o
han dado pie a mayor fragmentación o desorientación. En algunos países se busca, no
sin gran fatiga, la rearticulación de las izquierdas. Cuba

38
sigue siendo, en la Región, el símbolo de una lucha y búsqueda creativa en medio del
bloqueo más injusto que los Estados Unidos le aplican. La suerte política en el
período de fin de década de países como Brasil, México, Perú, Nicaragua, Haití,
Argentina, El Salvador, reservan a las izquierdas un desafío mayor ante los pueblos de
la Región. Balance particular merecen, en el contexto de las izquierdas de hoy, las
expresiones armadas que se dan en la zona, su significación y viabilidad, su impacto
en las posibilidades de reconstrucción del espacio democrático para los sectores
populares y la sociedad en su conjunto.

c. El neoliberalismo

En los últimos veinte años se ha ido desarrollando un discurso ideológico, ambiguo,


contradictorio, heterogéneo, que se conoce con el nombre de «neoliberalismo».

Caracterizan al neoliberalismo la apertura del comercio, la liberalización del mercado


financiero, la privatización, la descentralización y la reducción de la intervención del
Estado. De manera ambigua, se pretende dar cuenta de complejas transformaciones
que se han producido en la última década, denominadas «economías de mercado».

La ideología neoliberal se funda en los siguientes principios:


- el fin de las utopías: Se postula que los sueños y proyectos futuros se han
acabado. Lo único válido es la acción inmediata. De manera fácil se alude al fin
del socialismo y a los anhelos de una sociedad sin explotación. Sólo quedan el
mercado capitalista y la democracia liberal. Toda otra alternativa no tiene
posibilidad en esta historia que ha llegado a su fin;
- la inevitabilidad del mercado: Sólo accederán al desarrollo aquellos países que
hagan un ajuste estructural y se «modernicen» conforme lo dictan las leyes del
mercado;
- una visión individualista de la sociedad: La sociedad es concebida como un
pacto o contrato para asegurar las condiciones necesarias para el desarrollo de la
iniciativa y de los intereses privados, garantizados por un Estado guardián de la
ley y del orden.

Los intentos que se han hecho por poner en práctica los principios neoliberales han
modificado la organización social contemporánea. Así, el Estado es el garante del
equilibrio social; el papel de los sindicatos y organizaciones populares se ha reducido
al mínimo; el pueblo debe salir al mercado nacional

39
pagando los servicios y el consumo a su valor real; aunque se postula deseable una
democracia moderna, se trata de una nueva manera de dominación de elites distinta a
las dictaduras tradicionales; debilidad del pueblo para reaccionar; aceptación por parte
de las masas y sectores organizados de los programas neoliberales, como algo
inevitable; relación de subordinación, a través del mercado, con los países
hegemónicos; disminución del gasto social; consumismo y producción son los
máximos valores sociales; el pragmatismo se impone desde la vida cotidiana como en
la política económica y las relaciones internacionales; la educación se orienta hacia la
satisfacción del mercado de trabajo y a la producción privada; se privilegia el avance
hacia una homogeneización cultural, desconociendo las culturas y nacionalidades
particulares.

Sustentado en estos ejes, el neoliberalismo vuelve hoy a presentarse como


«salvador» en las difíciles circunstancias del no pago de la deuda, de la reducción del
PBI, de la recesión económica, del colapso de las instituciones cívico-económicas. En
este marco se inscribe la «Iniciativa para las Américas», presentada por Estados
Unidos como estrategia para el desarrollo de la Región. Esta «Iniciativa para las
Américas» parte de los intereses y necesidades económicas de Estados Unidos, que
seguirá siendo el principal comprador y vendedor en América Latina. Busca
responder a requerimientos de índole doméstica de los Estados Unidos: la difícil
situación económica estadounidense, confrontada a severos desequilibrios de orden
macroeconómico que le crean la necesidad de buscar «nuevos» espacios para la
ampliación y dinamización de su comercio de bienes y servicios, y de carácter regional
(progresiva pérdida de liderazgo internacional); los riesgos y temores que suscita la
materialización de un escenario de «fortaleza europea», y la drástica desactivación de
la guerra fría, le obligan a afianzar una presencia importante en una zona bajo su
esfera de influencia, con un potencial de crecimiento no despreciable, como medio
para mejorar su capacidad de negociación en el escenario mundial.

Por ello, esta «Iniciativa para las Américas» (o Iniciativa Bush, como también se le
llama) puede interpretarse como una respuesta política de los Estados Unidos a una
necesidad económica y estratégica para hacerle frente de manera creativa a las
profundas transformaciones del entorno internacional, a la tendencia a la
conformación de «nuevos» bloques regionales, a la distensión ideológica y a la
desactivación de la guerra fría. La Iniciativa

40
constituye el primer planteamiento integral sobre las relaciones hemisféricas realizado
por Estados Unidos desde la Alianza para el Progreso. Esta «enfatizaba reformas
como resultado de la ejecución de los proyectos financiados con sus recursos... (para
de tal forma) facilitar la modernización social y económica» (Basombrío 1991). La
Iniciativa, en cambio, «pone énfasis sobre el fenómeno del comercio y la inversión
directa, en lugar de en el otorgamiento de asistencia financiera oficial» (CEPAL).

De otro lado, las economías nacionales latinoamericanas seguirán dependiendo de


las medidas tomadas en los países desarrollados, o por organismos financieros
internacionales.

d. El endeudamiento

Aquí nos vamos a referir al caso peruano, en el que, más allá de particularidades,
podrá reconocerse un proceso que se repitió en muchos países de la Región.
Ugarteche (en FONDAD 1989) nos dice:

«El Perú, quizá con Brasil, es pionero en el proceso de endeudamiento


latinoamericano en la década de los años 60. La década de los años 60 marca el inicio
de una declinación de la tasa de inversión privada que se reflejó como una posibilidad
de disminución en la tasa de crecimiento económico en el vecindario de 6% al año.
A1 mismo tiempo, es cuando se estableció la política de industrialización por
sustitución de importaciones.»

Se inició así la entrega de la capacidad de inversión del sector privado al sistema


financiero internacional intermediado por el Estado. El crecimiento de las inversiones
públicas se produjo para compensar el decaimiento de las inversiones privadas,
llevando a niveles de endeudamiento sostenidos mientras los índices de presión
tributaria se mantuvieron bajos en relación a la suma del gasto y a las inversiones
públicas. Se empezó así a financiar gasto corriente. La primera crisis se presentó en
1967: no se pudo pagar la deuda, por una leve depresión en los ingresos de las
exportaciones.

El refinanciamiento y renegociación realizados en 1967 y 1968 llevaron a una


situación de relativo saneamiento financiero que, aunado a un boom exportador de la
harina de pescado en 1970, oxigenó a la balanza de pagos, abriendo perspectivas para
un mayor endeudamiento en el primer quinquenio de 1970. Así, las líneas de uso del
crédito tuvieron dos ejes: endeudamiento por

41
inversiones públicas y endeudamiento militar derivado de la posibilidad de una guerra
con Chile, en ese entonces gobernado por Pinochet.

En 1975 hubo cambio de gobierno militar. Perú entró en crisis de pagos de deuda
en diciembre de 1976, al mismo tiempo que se militarizó la política económica y
financiera del país y se incrementó el endeudamiento por defensa hasta alcanzar las
tres cuartas partes de los créditos obtenidos. Los resultados fueron desastrosos. Entre
1977 y 1978, los cuatro países con crisis de endeudamiento fueron Jamaica, Turquía,
Zaire y Perú (FONDAD 1989).

La historia de la deuda peruana hace evidente que la crisis económica es más larga y
dramática que en otros países latinoamericanos, excepción hecha de Jamaica.

En 1985 Alan García, al frente del Partido Aprista, ganó las elecciones generales. Ya
en el poder, García dispuso que el Perú pagaría, por concepto de deuda, el 10% del
valor de sus exportaciones. El criterio financiero para la definición del 10% fue la
transferencia neta de recursos. De este modo, si el acreedor tenía una transferencia
neta de recursos positiva al país, se le pagaba; si la tenía negativa, no se le pagaba. En
segundo lugar, de aquellos a los cuales se les pagaba, todos recibían una parte
proporcional del pago del 10%. En tercer lugar, hubo un conjunto de entidades que
estuvieron fuera del 10% 7.

A fines de 1986 empezó a bajar el nivel del salario real, reduciéndose el ritmo de
crecimiento del consumo privado: la tasa e inversión privada permaneció estancada
en 6% del PBI; la inversión pública se redujo como porcentaje del PBI; las reservas
internacionales comenzaron un descenso acelerado a un ritmo de 100 millones
mensuales; la inflación empezó a tomar cuerpo como efecto de los cuellos de botella
de la oferta ante la falta de ampliación de la capacidad instalada... 1987 mantuvo el
esquema de reactivación heterodoxo, sin disminuir el ritmo de crecimiento

7
El elemento fundamental del Plan Peruano fue la reducción de pagos de la deuda
para aligerarla presión sobre la balanza de pagos. Por ello se hizo crucial una política
de limitación de tales pagos. El presidente Alan García (19851990) optó por este
discurso para competir con Fidel Castro por el liderazgo del Tercer Mundo, en lo
relativo al tema de la deuda, y por ponerse ala cabeza del Grupo de los 77.
Internamente, sus objetivos fueron consolidar su clientela política, esencialmente la
juventud que votó por él, y llamar la atención sobre su radicalismo frente a la
alternativa presentada por Izquierda Unida y por Sendero Luminoso.

42
interno. En 1987 la inflación fue de 120%, prácticamente sin reservas internacionales.
1988 marcó el inicio del retorno a la ortodoxia, con la reducción del gasto público,
devaluaciones para comprimir el consumo privado y las importaciones y las alzas en
las tasas de interés para evitar una retroalimentación de la inflación por incremento de
la oferta monetaria. Estas medidas reactivaron la inflación en términos mayores a los
de 1985. Se cerró el año 1988 con 1.800% de inflación anual.

Esta situación marca el reacercamiento a los organismos financieros internacionales,


aunque sin mayor éxito. La deuda en mora con el FMI, Banco Mundial y BID sumaba
alrededor de 1.500 millones de dólares, con lo que el restablecimiento de relaciones se
hacía difícil. Se inician los contactos nuevamente, pero los organismos internacionales
insisten en un manejo ortodoxo y coherente de la economía. La ortodoxia de las
medidas surge de la necesidad sentida por el gobierno y la burguesía de restablecer los
vínculos con los organismos internacionales, ante la escasez de divisas que afectaba a
la economía nacional. El efecto sobre los salarios fue desastroso. Si bien no hay datos
oficiales, Perú guarda el nivel salarial más bajo durante toda la década, en América
Latina, en relación al año 1980.

A partir de 1990, en especial desde el mes de agosto, la historia de la deuda es


conocida y sufrida por todos. Ha crecido de tal manera que es imposible pagar. Esto
dificulta el planteamiento de una propuesta de desarrollo nacional y continental
autónoma. Ocasiona esta situación una mayor marginación de América Latina en el
mercado mundial y el deterioro de los términos deintercambio. Para pagar la deuda
externa se están canjeando bienes y servicios del Estado a través de la privatización de
empresas estatales.

d. Violación de los derechos humanos

«Los derechos humanos, tal como los conocemos en la actualidad, son el producto
de la evolución histórica, del desarrollo socioeconómico de la colectividad humana y
de los valores morales que le corresponden. Por eso su concepto y amplitud están
sujetos a un permanente enriquecimiento y desarrollo, y a una comprensión más
amplia del quehacer del hombre, acorde con la dinámica de las sociedades.» (NOVIB
1993)

Los derechos humanos se sustentan en la condición humana, y un aspecto esencial


de lo humano es vivir en colectividad, en sociedad; por eso no podrían restringirse a
la defensa de la

43
integridad personal. Estos derechos evolucionan con la sociedad, enfrentan nuevos
retos y no se pueden restringir sólo a los derechos civiles y políticos, a la integridad
física y moral de las personas. Deben ser comprendidos como la lucha por el desarro-
llo integral de la sociedad, el derecho de cada colectividad a construir su propio
destino con el apoyo internacional.

Por ello los derechos humanos se extienden desde la primera generación (civiles y
políticos), hasta los socioculturales y los derechos del pueblo (segunda y tercera
generación), y abarcan de modo integral a la humanidad en su diversidad, igualdad y
diferencia.

En la Región, existen en todos los campos infracciones que atentan contra los
derechos humanos elementales: desnutrición, desempleo, represión; los sueldos,
devaluados, no cubren la canasta básica; las leyes laborales han sido modificadas. El
trabajo humano ha sido reducido a una situación instrumental, que le impide
desarrollar su riqueza de potencialidades.

Esta violencia vulnera la dignidad y la estabilidad personal familiar de las inmensas


mayorías de la Región. Guatemala, El Salvador, Perú, México son los países signados
con atropellos a los derechos humanos de manera persistente, tanto por grupos
alzados en armas, por terroristas, así como por quienes desde el Estado reprimen las
acciones de protesta.

f. Desintegración y fragmentación social

El avance y desarrollo del modelo neoliberal pretende negar a las clases sociales, y
enfatiza el repliegue a lo individual, provocando desestructuración familiar, violencia -
social y política. Todo esto influye en la Región desde el punto de vista de la búsqueda
de estrategias de superación de la crisis global que nos agobia.
Dice Chávez (1987) :

«El caballo de Troya del neoliberalismo en América Latina fue, en principio, el


paquete de programas estabilizadores y de ajuste que, en sus propósitos de corto
plazo, no parecía pretender nada que fuera más allá de simples reajustes temporales
para la misma estabilización de las economías. »

Los cambios ocurridos durante los últimos años en la economía mundial han sido la
causa del crecimiento de los países , industrializados y del deterioro de los países
dependientes, en los

44
disidencia y la violencia, exacerba los problemas ecológicos y sanitarios y aumenta en
forma alarmante la cifra de desempleados y desplazados.

g. Las innovaciones tecnológicas

Durante la última década se han producido transformaciones en el campo de la


ciencia y la tecnología, que han «revolucionado» la producción de conocimientos en el
proceso de desarrollo económico de los países. El progreso técnico ha abierto muchas
«vetas» de trabajo que permiten augurar mejores días para el hombre si son empleadas
con criterio de equidad.

La política tecnológica, por más acertada que fuese, no puede suplir la carencia de
un entorno económico y social apropiado para la actividad productiva. Según
CEPAL, existen tres actividades principales en las que debe concentrarse la política
tecnológica: a) completar y adecuar la infraestructura tecnológica en determinadas
actividades seleccionadas como de alta prioridad; b) promover una mayor propensión
a innovar en las propias empresas; c) desarrollar una red de nexos estrechos entre el
sector productivo y el sistema de investigación; y fomentar, dentro del sistema
productivo, un contacto dinámico entre usuarios y productores de bienes y servicios.
En esta línea se han dado avances notables en Argentina, Brasil, Cuba, Colombia y
México. Es indudable que la interacción entre usuarios y productores responde a la
necesidad de desarrollar la subcontratación local.

Puede percibirse cómo el modelo responde y se ajusta a una opción mayor que
busca el desarrollo de la estructura productiva y para la que el hombre cuenta como
un elemento más del proceso.

Se trata de incorporar de manera deliberada y sistemática el progreso técnico, con la


finalidad de lograr crecientes niveles de productividad sustentables y una mayor
generación de empleo productivo. Para alcanzar ello se requiere hacer mejoras tanto a
nivel empresarial como una mejor organización de la producción y comercialización
por parte de empresas, desde las líderes hasta las pequeñas y microempresas.

El proceso de modernización tecnológica no es automático, no salta etapas.


Tenemos que en la Región la productividad fue erosionando su infraestructura urbana
e industrial, con graves efectos sobre el empleo y la calidad de vida de los grupos más
rezagados. Es necesario revertir esta tendencia por medio de una

45
transformación ,productiva. De esta manera se irán generando nuevas formas de
comportamiento y de desarrollo institucional, que han de poner en el centro al
hombre y no sólo las innovaciones tecnológicas.

h. Los estragos en la ecología

Desde hace algunos años los aspectos medioambientales se han incorporado al


concepto de desarrollo, convirtiéndose así en desarrollo sostenible. Este consiste en
llegar a satisfacer las necesidades sociales y económicas de cualquier generación, sin
poner en peligro las perspectivas de las generaciones futuras.

Muchas de las discusiones y de los escritos sobre el desarrollo sostenible reducen


este concepto al de desarrollo ecológicamente sostenible, sin tener en cuenta que en
este contexto se logra teóricamente la conservación del sistema natural a expensas de
las posibilidades de superar el hambre, la pobreza y el desarrollo humano. Este tipo
de desarrollo, posiblemente sostenible desde el punto de vista ecológico, no es
sostenible social, económica, ética o políticamente. Ello está ocurriendo en las
regiones más desarrolladas de los países del Norte, ignorando la situación de las
regiones y países más pobres.

El concepto de desarrollo sostenible es un concepto dinámico, con una constante


búsqueda e identificación de los puntos de equilibrio entre sistema natural y
desarrollo. Así, es necesario que existan conflictos y límites. Ambos aspectos deben
ser confrontados y superados por el sistema social en la dinámica de su desarrollo.

Ayudar a los países y regiones menos desarrollados a reducir su pobreza y elevar su


nivel de vida son las propuestas básicas para un desarrollo sostenible. Y es el gran reto
de la sociedad actual.

Los principios y metas del desarrollo sostenible requieren de un marco adecuado,


formado por un conjunto de valores; es decir, necesitan de un sistema ético
apropiado. A1 desarrollo sostenible deberá corresponderle una ética sostenible. Estos
valores éticos no nacerán y ocuparán un «nicho» ético que ya les espera. Deberán, por
el contrario, desplazar a un conjunto ya existente de valores, algunos de ellos no
expresados, que tienen raíces y efectos de largo alcance. Estos valores conforman hoy
en día la mentalidad de la sociedad industrial y subyacen en cada manifestación de la
crisis medioambiental.

46
2. POLÍTICAS Y ESTRATEGIAS DE DESARROLLO EN
MÉRICA LATINA

a. Antecedentes

Durante el período de la Primera Guerra Mundial las políticas económicas en


América Latina se sustentaron en el crecimiento económico a partir de las
exportaciones.

Entre los años 45 y 50 América Latina experimentó una tasa de crecimiento anual
de 15,5% por la demanda de materias primas necesarias para la reconstrucción de
Europa. En el año 50 se puso en práctica la estrategia de «industrialización por
sustitución de importaciones» recomendada por la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL). Además de materias primas, América Latina
empieza a elaborar también productos manufacturados. Se moderniza el sector
agrario. En estos años la teoría de la modernización es asumida en la CEPAL,
dándose lo que se denomina «los desarrollismos de los 50 en América Latina». En ese
momento la teoría de la modernización no era conservadora, sino que, por el
contrario, proponía cambios radicales. Por ejemplo, acabar con el poder oligárquico,
reformar el Estado, etcétera.

Entre los 50 y los 80 América Latina tuvo un crecimiento del PBI de 5,5%,
comparable con el de las economías de mercado desarrolladas (5%) y el de las
economías planificadas (6,7%).

Hasta los 70 se ejecutó lo que se conoce como el modelo de «desarrollo hacia


adentro». El Estado asumió un papel activo, fomentando la industrialización
sustitutiva de importaciones; se invirtió en obras de infraestructura y en servicios
públicos, y se promovieron reformas en diversos campos: educación, agricultura,
empresa, etcétera. Se dio el control político sobre los movimientos y organizaciones
sindicales y populares.

Dos son las características de intervención estatal:


- No se opone a una economía capitalista de mercado.
- Representa una iniciativa política, aunque se apoye en el keynesianismo y en el
desarrollismo de la CEPAL (Lechner 1992).

La teoría de Keynesianismo surgió en Europa. Es la teoría de la demanda. El


Estado juega un papel de protector dando una serie de medidas sociales. Se crearon
condiciones de demanda para desarrollar el llamado «Estado de Bienestar».

En la década de los 60 se planteó la estrategia de integración, al darse problemas de


inflación y crisis de balanza de pagos; en el

47
mundo avanzado, otro factor fue el predominio del capital financiero y nuevos
patrones de acumulación. Entonces surgió la estrategia de participación a partir del
problema de marginalidad y pobreza. Se trataba de integrar a los pobladores
marginales, migrantes que vivían con carencias y dificultades para satisfacer sus
necesidades. Su propuesta de salida fue la participación social.

En 1961 Estados Unidos planteó la Alianza para el Progreso. Se establecieron


programas de bienestar social desde el Estado, con la ayuda exterior pero bajo ciertas
condiciones.

A partir de la década del 70 el modelo entró en crisis: el gasto fiscal se disparó, los
ingresos tributarios no compensaban los gastos, etcétera. Se instauraron gobiernos
militares, imperaban los populismos. Se iniciaron las reformas que tendían a la
liberalización de las economías. En esta década se obtuvieron los mayores préstamos.
Sin embargo, se percibía un clima de ascendencia del movimiento obrero y
campesino.

Empezó el deterioro económico a causa de la crisis externa, del aumento del precio
del petróleo; se incrementaron las tasas de interés y hubo una recesión internacional.
Es el inicio de la internacionalización del mercado.

Desde finales de los 70 y durante toda la década de los 80 se profundizó el


endeudamiento y se generó la crisis. Entre el 73 y e180 debíamos obtener más dólares
para pagar la deuda, para que el sistema funcione a costa del hambre de la población,
principalmente jóvenes y niños. En los 80 se profundizó la pobreza por el
endeudamiento externo, y las políticas de ajústese dieron para forzar a los países
latinoamericanos a destinar recursos para que cumpliesen con el pago de los servicios
de la deuda. En esta década se asentó el neoliberalismo, cuyas reglas de juego se
aceleraron en el presente decenio en casi toda la Región.

b. Políticas neoliberales de ajuste estructural

¿Qué es el neoliberalismo?

Neoliberalismo es sinónimo de imperio del capital privado y de la iniciativa privada


sobre el conjunto de la sociedad.

El neoliberalismo es la expresión teórica de la internalización de un nuevo modelo


de acumulación y dominación del capitalismo. Los rasgos constitutivos del
neoliberalismo son:
- el adelgazamiento del Estado -reducción de su participación económica-,
mediante la privatización de las empresas de propiedad estatal, con lo
que se reduce su papel regulador de los mecanismos económicos;

48
- apertura de las economías y los mercados al capital extranjero, el cual adquiere
un peso mayor en las coordenadas nacionales;
- aumento del grado de monopolio;
- fuerte aumento de la tasa de plusvalía con caída del salario real y mayor tasa de
desocupación.

Con estas estrategias, y de acuerdo con una nueva división internacional del trabajo,
se generan en la actualidad economías en las cuales el proceso de industrialización
avanza a fases más pesadas y complejas -la «cuarta revolución industrial»-, mientras
otras se especializan en agroindustria o en la producción de manufacturas con baja
composición de capital. En estas los mercados externos se hacen prioritarios a costa
de la trasnacionalización de los mercados internos, y resultan forzosas una
reconversión industrial intensiva y una mayor flexibilidad del mercado de trabajo para
dinamizar su productividad.

En una coyuntura internacional como la de los 60, marcada por el estancamiento


productivo, el crecimiento inestable del conjunto de la economía capitalista
desarrollada y el declive en los precios de las mercancías de exportación tradicional
del Tercer Mundo, la fórmula de los Chicago Boys 8 fue aceptada como remedio por
los capitales más fuertes del orbe e impulsada por los países industrializados.

Un recorrido histórico y cronológico de la aplicación del neoliberalismo nos


presenta que primero se da en Inglaterra, con, Margaret Thatcher, luego en Chile, con
Pinochet 9, en Estados Unidos, con Reagan, y después sigue en otros países.

8
Se conoce así, en Chile, a los jóvenes economistas que, después de cursar
postgrados en la Universidad de Chicago (Estados Unidos), volvieron a su país
embebidos de la doctrina neoclásica para tomar en sus manos la conducción
económica del régimen militar. La formación de este grupo, y los puentes ideológicos
que estableció con las Fuerzas Armadas chilenas, son hechos enigmáticos que
merecen atención hoy también en nuestro país.
9 A mediados de los 60 la derecha chilena estaba en bancarrota. No era más
alternativa de cuidado en la política. Por entonces un grupo de empresarios se
propuso desplazar la hegemonía ideológica oligárquica, que se traducía en
comportamientos políticos y económicos premodernos, estamentalistas y
mercantilistas. La nueva estrategia sostenía que la derecha debía dejar de apostar al
arreglo democrático vigente en Chile desde 1938; su proyecto, al contrario, tenía que
proponerse directamente el reemplazo del modelo industrialista sostenido en el
Estado. Esta estrategia suponía una ideología

49
En esta parte del continente la política neoliberal se inicia al final de la década del
70; toma auge en los años 80, generalizándose en toda Latinoamérica y dando origen a
la denominada escuela económica neoclásica.

Esta exige el reordenamiento del sistema capitalista y postula el neoliberalismo en


América Latina si quiere lograr su reinserción como región en el nuevo sistema
mundial de acumulación.

A1 principio el neoliberalismo se constituyó como una «ideología de transición» con


el objeto de crear nuevas y favorables condiciones para legitimar la construcción del
futuro. Este discurso buscó interpretar la crisis y se apoyó en el proceso de
modernización que emergió de ella. Y así la nueva derecha latinoamericana logró
colocar las bases para este proyecto, justificado por la necesidad de la reinserción de la
región en el proceso de globalización de la economía (Jiménez 1993).

El neoliberalismo no es un regreso al pasado liberal del siglo XIX, sino una


respuesta nueva del capitalismo a sus crisis de desarrollo. El neoliberalismo es una
versión de la teoría liberal. Consta de cinco principios básicos:

1. La superioridad de la economía sobre la política;


2. Una antropología basada en tres hipótesis: a) la escasez hace de la competencia el
principio de toda organización social; b) se otorga primacía al individuo sobre el
grupo o sociedad; y, c) el individuo se comporta siempre racionalmente en función de
maximizar sus beneficios;

total que reemplazara a la vieja cultura derechista, así como un modelo de


desarrollo alternativo al vigente en Chile durante la mayor parte del siglo. En
otros términos, este grupo se propuso dar a la derecha su propio proyecto de
«planificación global», en concurrencia frontal con las alternativas reformistas y
revolucionarias de la Democracia Cristiana y la izquierda respectivamente. Pero
había que fundar además una elite tecnocrática solvente, capaz de difundir la
nueva ideología derechista y de dirigir eventualmente el gobierno del país, sobre
todo en el ámbito económico. Buscaron y obtuvieron el apoyo de importantes
corporaciones privadas norteamericanas, preocupadas a su vez por el curso
reformista y hasta radical de la política chilena. Con este apoyo, de hecho
compraron la Facultad de Economía de la Universidad Católica de Chile en
Santiago, desde la cual se estableció un poderoso sistema de intercambio con el
Departamento de Economía de la Universidad de Chicago.
Las Fuerzas Armadas chilenas encontraron en los «Chicago Boys» la radicalidad
ideológica y programática que necesitaban para justificar la violencia física y
simbólica del golpe de Estado, y para mostrar autonomía frente a una sociedad
que las había marginado por años. Junto con ello, obtuvieron un equipo de
gobierno homogéneo, eficaz en su manejo de la opinión pública y relativamente
independiente de las presiones corporativas.

50
3. Se reduce el problema de la integración social a la relación de mercado
(económico), que concibe a la misma política como un mercado;
4. El supuesto según el cual, como el conocimiento humano es siempre limitado y
fragmentado, su avance solamente puede ser obra del «ensayo error» de millones
de individuos: el mercado es elevado al rango de un principio epistemológico;
5. Una noción del Estado que limita su función a contados dominios que no pueden
ser regulados por el intercambio privado y que no ve en su extensión sino el
interés de la burocracia, el ahogo de la iniciativa privada y la ineficiencia.

A partir de su propio diagnóstico de la situación latinoamericana, los neoliberales


diseñaron y planificaron sus soluciones, partiendo de la necesidad de un cambio de
modelo económico. Desde su punto de vista, el Estado y las políticas económicas
puestas en práctica hasta entonces habían sido las causantes de los desequilibrios
socioeconómicos hoy constatables.

Se utilizan los conceptos de una variante o corriente dentro de la escuela neoclásica


del siglo XIX, la que postula el equilibrio pleno de las relaciones económicas si se
garantiza como base un mercado libre y de competencia perfecta.

Friedman es el padre del neoliberalismo. Desarrolla su propuesta a partir de la teoría


acerca de cómo debe funcionar la sociedad. Veamos algunos de los puntos
contenidos en ella:
− Reformar el Estado de manera que cumpla una función reguladora para
favorecer al mercado.
− Liberalización del mercado: el mercado como centro de la libertad económica y
política.

«La primacía absoluta del mercado es pensada en términos de un mercado


internacional único, funcionando sin límites ni barreras nacionales o regionales. La
teoría clásica del comercio internacional, tal como ha sido retomada por el actual
pensamiento neoliberal para justificar la apertura total de las economías y el llamado
crecimiento hacia afuera, parte del supuesto de que la maximización del producto a
nivel internacional es la meta "natural" obvia hacia la cual deben estar orientadas
todas las acciones humanas. Pero en un mundo multicultural el mercado mundial no
es un instrumento económico neutro, lugar de encuentro e intercambio entre
diferentes pueblos y tradiciones culturales. Es, por el contrario, el lugar de
subordinación y sometimiento de todas las demás culturas del planeta a las exigencias
del patrón cultural occidental capitalista, como condición de supervivencia en ese
mercado.» (Lander 1993)

51
El neoliberalismo se caracteriza por:

- Ajustes estructurales que responden a las nuevas tendencias globalizadoras


de la economía capitalista.
- Apertura comercial, independización de los circuitos monetarios, mercancías,
servicios.
- Privatización de las empresas y servicios públicos estatales, para equilibrar el
mercado y favorecer la productividad.
- Flexibilización de los procesos productivos a partir de la innovación
tecnológica.
- Transformación de las políticas liberales: medidas para controlar los
conflictos, para reducir los costos saláriales, la concertación y el diálogo,
recortando las expectativas en las negociaciones colectivas, mientras los no
organizados y los informales, que son mayoría, quedan de lado o no son
alcanzados por las leyes laborales.

Esta política neoliberal tiene como eje el individualismo: exalta el esfuerzo


individual para la superación. Sólo gana el que sabe y es competente. Deja de lado a la
clase social, a los sectores populares, a los sujetos sociales.

Los valores y principios del neoliberalismo -la competencia, el individualismo, el


pragmatismo, entre otros- tienen «validez universal».

La fórmula de los «Chicago Boys» fue aceptada como remedio por los capitales más
fuertes del orbe e impulsada universalmente por los países industrializados ante el
estancamiento productivo, el crecimiento inestable del conjunto de la economía
capitalista desarrollada y el declive en los precios de las mercancías de exportación
tradicional del Tercer Mundo.

Para algunos analistas, frente al desmantelamiento de los sistemas proteccionistas


nacionales, el modelo neoliberal exige la integración de las economías en bloques
regionales, generalmente en un proceso de tres etapas: la primera, el establecimiento
de alguna forma de «área de libre comercio», mediante la cual se reducen o eliminan
los aranceles y otras barreras comerciales; la segunda, una «unión aduanera», que
implica medidas de armonización tributaria entre los países miembros, aunadas a una
acción común en el establecimiento de aranceles frente a los demás países (bloques) ;
y la tercera, la formación de un «mercado común» en el cual, además de lo anterior, se
agregan flujos libres de factores y recursos entre los países que lo conforman.

52
c. Políticas de ajuste estructural

En la década del 80 se sintió muy fuerte la influencia del neoliberalismo en la región.


Se impuso un conjunto de medidas de ajuste estructural, a partir de las «cartas de
intención» que se firmaban con auspicios del FMI y el Banco Mundial.

¿Qué es la política de ajuste estructural?

«Es la forma en que las economías nacionales deben adaptarse a las nuevas
condiciones de la economía mundial, caracterizadas por cambios tecnológicos que
demandan más flexibilidad dentro de las empresas y una mayor descentralización de la
producción, como por mercados mundiales más competitivos e inestables.» (Cortázar
1991)

En 1983 había diecisiete países de América Latina que tenían acuerdos con el FMI
para aplicar estas medidas, acordes con las nuevas exigencias de la realidad económica
y política mundial.

En los países en desarrollo la política de ajuste estructural tiene tres objetivos


principales:
- De tipo financiero.
- De ajuste macroeconómico.
- De ajuste macroeconómico.

Lo que se pretende con los ajustes es exigir a los países deudores el pago de sus
obligaciones en capital o en recursos industriales y/o servicios. Para ello se debía
producir eficientemente, exportar y así cumplir con una parte del pago de la deuda.

El neoliberalismo necesita el apoyo político de los gobiernos para que su modelo y


propuesta «funcionen»; y lo consigue. Requiere de modificaciones en las
Constituciones políticas, y lo logra. En general, la mayoría de gobiernos en la Región
aceptan y aplican los ajustes y, por ende, el proyecto neoliberal.

Estos gobiernos señalan al neoliberalismo como el régimen sobre el cual se dará una
real democracia sustentada en la racionalidad económica.

El neoliberalismo universal no es una teoría del desarrollo, ni podrá suscitar el


desarrollo de ninguna de sus variantes. Puede reactivar las economías en algunos
países y hasta hacerla crecer por un tiempo, pero el costo social anula para las
mayorías los efectos positivos de este hecho.

El neoliberalismo se constituye en un instrumento del sistema, y su impacto puede


dar lugar a modificaciones, adecuaciones e

53
incluso a cambios cualitativos en función del desarrollo posterior del propio
capitalismo.

Existen definiciones y apreciaciones sobre el neoliberalismo que le dan más


horizonte que el demostrado. Así, Rahman (1991) expresa:

«El neoliberalismo no es sólo una teoría económica, sino una concepción del
mundo, concepción que representa la forma más extrema y depurada del euro
centrismo y la primacía de una lógica productiva sin lamentaciones ni contrapesos. Se
presenta como universal una concepción radicalmente reduccionista en la cual lo
esencial del hombre y de la sociedad puede ser exigido a partir de la búsqueda del
propio interés del individuo en el mercado.»

La aplicación de esta política neoliberal ha traído consecuencias desastrosas en


nuestros países. Señalaremos algunas:
- Extrema pobreza: Los pobres pagan los costos sociales (niños, jóvenes).
- Desempleo abierto, principalmente juvenil. - Desintegración y exclusión
social.
- Reducción del crecimiento económico o crecimiento desigual; mayor
endeudamiento externo.
- Inestabilidad laboral. - Desprotección social.
- Desestructuración de los actores sociales, de los partidos políticos, de los
sindicatos. Neutralización de otras alternativas políticas y populares.
- El deterioro de las condiciones espirituales, afectivas, subjetivas en el tejido
social y en cada uno de los individuos.

Para la década del 90 el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de


Desarrollo están promoviendo, desde la «Iniciativa para las Américas», una estrategia
de «baja intensidad». Su propuesta de desarrollo es «desde adentro hacia afuera» de la
escuela económica neoliberal.

La propuesta de desarrollo de la CEPAL para los años 90, presentada a los


gobiernos de Latinoamérica con el título de Transformación productiva con equidad,
manifiesta:

«,., al iniciarse la década que antecede al nuevo milenio, América Latina y el Caribe
enfrentan una encrucijada. Se trata nada menos que de reencontrar el camino para
acceder al desarrollo; un camino que parece haberse perdido en el turbulento decenio
que recién concluyó.

54
La superación de la crisis lleva implícita una acumulación extraordinaria de
exigencias. Tan sólo a título ilustrativo: de un lado, es preciso fortalecer la
democracia; de otro, hay que ajustar las economías, estabilizarlas, incorporarlas a un
cambio tecnológico mundial intensificado, modernizar los sectores públicos, elevar el
ahorro, mejorar la distribución del ingreso, implantar patrones más austeros de
consumo, y hacer todo eso en el contexto de un desarrollo ambientalmente
sostenible.»

Situándose en el largo plazo del decenio de los noventa, considera como tarea
primordial y común a todos los países la transformación de las estructuras
productivas de la región en un marco de creciente equidad social. Plantea los
siguientes objetivos para la Región:
- Lograr un crecimiento económico.
- Mejorar la distribución del ingreso.
- Consolidar procesos democratizadores.
- Adquirir mayor autonomía.
- Detener el deterioro ambiental.
- Mejorar la calidad de vida de la población (CEPAL 1992). Destaca
ampliamente la educación y el conocimiento como condición imprescindible
para incrementar la competitividad, el progreso técnico y la equidad.

Estamos ante una estrategia de desarrollo «desde adentro hacia afuera», auspiciada
por la escuela económica neoestructuralista. Nos preguntamos si esta estrategia de
desarrollo es capaz de integrar a aquellos países en los que se aplica en la economía
mundial, buscando competitividad y dominio de la tecnología, pero, a su vez, sin
seguir excluyendo a amplios sectores de la población por una injusta distribución del
ingreso, o por la carencia de puestos de trabajo. Si bien se necesitarán trabajadores
calificados, sabemos que nuestra población -principalmente juvenil- no tiene acceso o
no completa su educación secundaria y superior. Por otro lado, los presupuestos para
educación, tecnología e investigación son ínfimos en la mayoría de los países de la
Región.

Es una propuesta que excluye la equidad, la preocupación del Estado por los
problemas sociales, la formación y educación. Se trata de un avance frente a las
estrategias liberales puestas en práctica, pero está presente el sometimiento a la
economía mundial y/o demanda externa.

55
d. EL neoliberalismo y la deuda externa

La deuda externa es uno de los grandes y graves problemas que enfrentan nuestros
países, no sólo por el monto económico sino también por los costos sociales
ocasionados por las políticas de ajuste puestas en marcha para devolver los intereses
del «servicio de la deuda». América Latina debía en 1989 más de 420 mil millones de
dólares. Los ingresos creados por los recursos naturales que vendemos cada año no
alcanzan para pagar ni los intereses de la deuda.

Desde hace 150 años y hasta 1973, América Latina debía 42 mil millones de dólares.
Pero desde 1973 hasta 1985 dicha deuda subió a 350 mil millones de dólares.

¿Por qué debemos? Entre otras razones y medidas políticas tomadas, debemos:
Por el deterioro de los términos de intercambio. - Por la fuga de capitales.
- Por corrupción.
- Por el no pago de los intereses.
- Por no tener política de mediano y largo plazo.
- Por la poca solidez de nuestras instituciones.

Los países se endeudaron fuertemente en las décadas del 70 y 80, debido a que los
productos que exportaban bajaron de precio y los que importaban se mantuvieron o
incluso subieron. En 1973 subió el precio del petróleo. Estos préstamos han sido un
negocio para los bancos y organismos financieros (Banco Mundial, Fondo Monetario
Internacional principalmente), porque las tasas de interés no son fijas; por el
contrario, estas tasas, fijadas siempre desde Europa o Norteamérica, han mostrado
claras tendencias alcistas.

A través de las políticas de ajuste se exige el aumento de las exportaciones de los


productos requeridos por el Norte. Es decir, nos hacen producir lo que ellos quieren
comprarnos, productos que le hagan competencia, y no para consumo interno, para
que así consigamos los dólares para pagar la deuda. Esta medida y exigencia provoca
que en nuestros países el exportador no se enriquezca y que otros no satisfagan sus
necesidades básicas (campesinos, obreros).

En 1983 se pagaban 37 mil millones por concepto de intereses de la deuda. Dice


Arancibia (1988):

«Pagar la deuda significa pasar hambre, quedar expuestos a las enfermedades; y lo


peor es que los que más sufren estas consecuencias

56
jamás obtuvieron ningún beneficio de ese dinero que nos fue prestado. Cuando hubo
que endeudarse los beneficios fueron para unos pocos, pero cuando hay que pagar las
consecuencias pasan sobre la mayoría de la población.»
En 1983 la crisis se acentúa porque no es posible pagar la deuda, ni sus intereses, ni
las amortizaciones. Es el inicio de los acuerdos de reprogramación con el FMI, Banco
Mundial, el club de París y otras agencias. A cambio se toma la decisión política de
ejecutar programas de estabilización y ajuste estructural. Ello se puede ejemplificar de
la manera más simple: por cada dólar que recibimos debemos pagar tres dólares. En
los presupuestos de nuestros países el porcentaje más alto es para pagar los intereses
de la deuda.

Estados Unidos tiene la deuda más grande del mundo; sin embargo, con la Ley de
Comercio de 1988 ellos pueden tomar represalias contra los gobiernos que no
permitan que los productos y capitales estadounidenses ingresen en sus países.

¿Qué alternativas hay para solucionar el problema de la deuda? Existen una serie de
propuestas y acciones de los gobiernos en torno al no pago de la deuda; es decir, la
condonación de la deuda o la reducción de la misma. Algunas campañas se están
dando a partir de ONG, organizaciones populares de iglesia y organismos públicos.
Un ejemplo: El gobierno suizo acordó reducir la deuda externa comercial del Perú y
refinanciarla a través del auspicio de proyectos de desarrollo. Para que ello sea posible
debe haber unidad y solidaridad entre las organizaciones de cada país, como debe
haberla en la Región y de este hemisferio Sur con el del Norte, principalmente con
Europa.

¿Es posible reconvertir parte de la deuda en programas de atención al niño,


adolescente y jóvenes de los sectores más pobres?

3. TENDENCIAS, REFLEXIONES Y PROPUESTAS


FRENTE A LAS POLÍTICAS Y MODELO DE
DESARROLLO AGOTADOS

Hoy en América Latina se están procesando una serie de reflexiones, propuestas,


opciones y alternativas a partir de la realidad, necesidades y aspiraciones históricas de
las mayorías populares.

En ninguno de estos casos se puede hablar de una alternativa al capitalismo. Son


estrategias todavía con énfasis en lo económico,

57
aunque el concepto y el contenido de desarrollo se va planteando en forma integral.
Estas reflexiones sobre estrategias alternativas de desarrollo y cambios son todavía
insuficientes, pero constituyen un gran avance y son señales de nuevos paradigmas
para resolver los problemas estructurales de nuestras sociedades con la participación
de los actores populares.

a. Desde lo económico en una perspectiva humanista

Rescatar las experiencias acumuladas, desde las organizaciones económicas y desde


las estrategias de sobrevivencia, es una buena metodología a desarrollar. Allí se
encuentra una cantera de enseñanzas y toma de decisiones en una perspectiva
innovadora. La incursión de los informales (aquí se ubican los jóvenes y niños
trabajadores) debe generar una propuesta de desarrollo que articule agricultura e
industria; que desarrolle relaciones más estrechas entre el aparato productivo y el
sistema científico tecnológico; que promueva la capacitación de los trabajadores; que
incentive la organización y modernización tecnológica de los informales del campo y
la ciudad, y la regionalización (Rosales 1993).

Las organizaciones económicas populares están generando experiencias de


solidaridad y de organización, y expresan la centralidad del trabajo. Lo que se quiere
es lograr revertir el proceso de empobrecimiento del trabajo y del hombre (Razeto
1993). Debe darse prioridad a la inversión en la capacitación de recursos humanos
para crear productores y no sólo consumidores.

Debe impulsarse un desarrollo auto centrado: desde abajo, desde adentro y hacia
adentro. Esta alternativa estratégica debe incorporar a las masas heterogéneas a los
procesos de toma de decisiones tanto a nivel local, regional como nacional.

Las condiciones para asegurar esta propuesta deben centrarse en el control local:
- De la reproducción de la fuerza de trabajo.
- De la centralización del excedente.
- Del mercado.
- De los recursos naturales.
- De las tecnologías.

«El desarrollo auto centrado es un proceso geográfica y políticamente


descentralizado de acumulación que, partiendo de decisiones participativas a escala
local-regional al interior de un país, establece

58
paulatinamente las condiciones para suscitar una dinámica de producción sustentada
en la interacción concordada de actividades dirigidas desde y para el mercado interno,
de manera de configurar dinámicamente el encadenamiento de una producción
heterogénea de bienes de consumo de masas con una producción de medios de
producción que esté a su servicio, sobre la base de un pluralismo tecnológico;
desplazando paulatinamente a un rol secundario a la demanda y oferta externas
(importaciones y exportaciones) y de bienes-servicios de lujo, potenciando así el uso
de los recursos y capacidades humanas y materiales convencionales o no local-
regionales en un contexto "nacional" y transnacional adverso.» (Schuldt 1991)

Conceptúa el desarrollo como un proceso de expansión de las capacidades humanas,


individuales y colectivas. Pone el acento en lo que la gente puede «hacer y ser» y no en
lo que pueda «tener». Así, la economía no sólo puede centrarse en eficiencia
productiva, en los bienes, sino también en un cambio del significado de bienestar, es
decir, nuevas relaciones de convivencia humana, tanto en nuestros países
latinoamericanos como en los países del Norte; debe dar plena vigencia a los derechos
humanos, cuya violación frustra las capacidades ya adquiridas por los sectores
populares.

«Desde la base de experiencias gerencial y laboral de sectores populares y


empresariales es fundamental potenciar la capacidad de tomar iniciativas a través de
una amplia participación de la población en todos los niveles de la actividad
productiva.» (Iguíñiz 1993)

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) habla de un desarrollo


a escala humanista.

b. Desde lo político y los actores sociales .,

En el diseño y aplicación de políticas y estrategias de desarrollo puestas en práctica


en Latinoamérica se ha dejado de lado a la mayoría de la población.

«El desarrollo debe mirar prioritariamente a las mayorías en la atención a sus


necesidades básicas, la adquisición y garantía de sus derechos individuales y sociales,
una ética de la austeridad y el control de las fuerzas sociales sobre los planificadores.
Los movimientos sociales en general y los movimientos populares en particular
constituyen fuerzas básicas para la construcción de la "nueva" sociedad.» (Wanderle y
1993)

59
Es urgente construir un proyecto popular de desarrollo alternativo desde los sujetos
populares y políticos. Para ello es necesario integrarnos a nivel local, nacional y
regional. Deben crearse nuevas formas de hacer política y asignarle un nuevo rol al
Estado.

El resurgimiento de América Latina depende de dos condiciones: la primera, que se


constituyan fuertemente los actores de una sociedad industrial (empresarios,
sindicatos, profesionales, intelectuales, administradores); la segunda, luchar contra la
desigualdad como objetivo político. América Latina debe tomar conciencia de sus
posibilidades más que de sus dificultades. El actor social con conciencia y organizado
apenas existe en América Latina. Hay que luchar por los derechos sociales; hay que
articular a los actores (Touraine 1989).

La población mayoritaria en América Latina se moviliza por su sobrevivencia; entre


ellos, son numerosos los jóvenes y niños de sectores populares. Pero a estos nuevos
actores sociales no se les incorpora o toma en cuenta como constructores de las
propuestas políticas y económicas, ni por los gobiernos, ni en las Constituciones
políticas, ni en las mismas organizaciones políticas y gremiales. Esta reserva
poblacional constituida por jóvenes y niños debe ser considerada como sujetos
sociales en constitución, que han de ir ganando espacio mediante propuestas de
política de atención dirigidas a ellos.
«Lo esencial de la vida social está hecho de relaciones entre actores, y sólo la
combinación de sus esperanzas y de sus combates puede producir lo que se llama el
"desarrollo", es decir, una capacidad de acción más fuerte de la sociedad sobre ella
misma y por consiguiente a un tiempo el triunfo económico y una mayor
participación social y política.» (Touraine 1989)
América Latina sólo puede desarrollarse incrementando la participación popular y
aligerando el esfuerzo de inversión productiva. Ello debe llevar a reducir los lujos y
gastos suntuarios. Acortar la desigualdad, más integración y cohesión social, inver-
siones y equipamiento en los servicios sociales para la mayoría de la población -
hospitales, escuelas, vivienda, carreteras, etcétera-.
Estos modelos se han sostenido con base en la extrema desigualdad desde lo social.
Se debe buscar que el ser humano sea el eje del bienestar y progreso para todos. No
debe primar la variable económica sobre las demás. Porque no sólo estamos pobres
materialmente, sino que se ha trastocado nuestra identidad

60
la capacidad de desarrollarnos a partir de nuestra propia cultura. Nuestras vidas están
siendo construidas parcialmente por otros, y desde allí hay que construir nuestras
propias identidades.

Aparece la necesidad de buscar una alternativa al capitalismo, una alternativa al


neoliberalismo, a partir de las voces de los sectores populares. Toda propuesta de
desarrollo debe tener en cuenta a la mayoría que hoy está dejada de lado: los
informales, los desplazados del campo y la ciudad, los jóvenes, las mujeres, los niños,
las comunidades nativas y andinas, los desempleados, etcétera, que representan la
mitad de la población en la Región.

En lo que respecta al surgimiento de las organizaciones internacionales como


nuevos actores del desarrollo -BM, FMI, BID-, hay quienes señalan la necesidad de
democratizar estas instituciones para lograr equidad en las relaciones internacionales,
papel que debieran realizar las organizaciones no gubernamentales haciendo
representar a organizaciones del Sur en dichos organismos (Gorostiaga 1993). Esto es
importante, porque en la agenda mundial está contemplada la reducción de la pobreza
y muchos de estos organismos multilaterales están realizando convenios con ONG
nacionales e internacionales e inyectando recursos para generar desarrollo, pero bajo
determinadas normas: buena gestión, eficacia, eficiencia, calidad, competitividad. Son
proyectos de inversión social y económica para atender las necesidades básicas de la
población pobre.

Veamos las propuestas de un conjunto de organizaciones políticas, académicas y


dirigentes populares de la Región que se reúnen para plantear proyectos alternativos
frente a la actual situación.

El Foro de Sao Paulo

El Foro de Sao Paulo fue creado en 1990 por diferentes organizaciones políticas y
populares del continente para coordinar acciones y estrategias comunes para los
pueblos latinoamericanos. Este Foro es un canal, un espacio para impulsar sus
propuestas.

Se han realizado una serie de eventos, dando lugar a propuestas para contrarrestar la
política neoliberal con la creación de espacios de poder popular, recomponiendo la
capacidad del lucha del pueblo. Lo que se busca es un proyecto propio, alternativo.
Asumen que el desarrollo pasa por un cambio en los sujetos sociales, una justa
distribución de la propiedad y riqueza y por el fortalecimiento de la sociedad civil.

61
Entre sus propuestas, que son el resultado de reuniones, plenarios, grupos de
trabajo y seminarios/ talleres en Sao Paulo 90, México 91 y Lima 92, se cuentan las
siguientes:
- Frente a los procesos electorales que se darán entre mayo 92 y febrero de
1996, ver la posibilidad de ser gobierno y/o ocupar lugares importantes.
- El neoliberalismo no ofrece alternativas frente a la crisis de los 90, y es
evidente que su proyecto no es sólo económico, sino de sociedad, un estilo de
democracia, Estado, modernidad, etcétera.
- Consolidar un crecimiento sostenido y redistributivo.
- Reducir el servicio de la deuda externa, que quiere decir condonar una parte de
la deuda para lograr un flujo financiero hacia los países endeudados.
- Potenciar la capacidad de negociación en deuda externa, comercio, tecnología
e inversiones extranjeras, y conseguir la democratización de las instituciones
financieras multilaterales.
- Investigar y difundir nuevas tecnologías y la absorción de la tecnología
extranjera.
- Reconstruir un Estado democrático que ejerza un papel dominante en lo
concerniente a las políticas sociales.
- Favorecer estrategias nacionales de desarrollo alternativo.
- Alentar una integración desde abajo. Integración que incluya un componente
cultural, más allá del marco comercial, para responder por objetivos de largo
plazo, avanzar en la creación de bases económicas desde los desempleados,
informales, pobladores, campesinos, mujeres, pueblos indígenas, etnias, iglesia,
pequeños y medianos empresarios. (No están incluidos los jóvenes, ni los
niños trabajadores.) Una integración regional, incluyendo a Cuba, que
armonice políticas económicas, sociales, laborales.

El Estado debe jugar un papel fiscalizador, planificador, regulador; debe promover y


orquestar, no abandonar la economía en manos del mercado.

La reorganización del mercado interno y su complementación con el externo debe


responder a la lógica de articulación de los nuevos sujetos sociales y a la cultura e
identidad del Sur, aprovechando un uso racional de los recursos naturales, humanos,
industriales, tecnológicos y financieros de la Región.

Los temas y puntos pendientes son, entre otros:


- La construcción de una cultura alternativa al capital, con desarrollo,
democracia, Estado, sociedad y mercado.
- El tipo de integración que se busca: hacia adentro, hacia afuera, en ambos
sentidos o con desconexión selectiva. Desde la

62
propuesta de Samir Amín, con la «desconexión»; la de Xavier Gorostiaga, con
«inserción no subordinada y selectiva»; la de Jürgen Schuldt, con «auto centrismo no
selectivo desde los gobiernos locales»; hasta la promocionada de la CEPAL con
«inserción al nuevo paradigma tecno-económico», o la del SELA: «inserción en el
marco positivo de la Iniciativa para las Américas».
- Fijar posición frente a las políticas neoliberales con la misma fuerza que ante
las políticas heterodoxas populistas.
- La generación de políticas culturales, educativas y tecnológicas alternativas.
- La formulación de políticas económicas globales, sectoriales, estructurales y de
coyuntura, enmarcadas en una lógica diferente. - Construir un modelo de
acumulación a partir de exigencias de la llamada economía popular.
- La elaboración de políticas sociales contextualizadas en los derechos humanos
(medioambientales, género y raza).

En general, se trata de discutir v elaborar propuestas alternativas en torno a la


integración y desarrollo que deben ser asumidos e impulsados a partir de la
participación de las organizaciones políticas, populares, académicas, etcétera.

4. MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

Un análisis del procese político latinoamericano nos muestra cómo se han ido
constituyendo las distintas formas a través de las cuales se expresa la dominación. De
ahí que se tenga dificultad para comprender el carácter del movimiento popular, ya
que sus opciones y alternativas aparecen definidas por la dominación misma. Sin
embargo, la dominación se ha constituido casi siempre de manera conflictiva y han
surgido frente a ella opciones - altemativas que expresan la historia propia del
movimiento popular. Las etapas políticas que constituyen la historia del movimiento
popular están marcadas por el tipo de proyecto alternativo que han sido capaces de
ofrecer los sectores dominados y por las posibilidades de desarrollarlo.

Desde la década del 80 un fenómeno social ha surgido en América Latina, marcando


la reflexión de intelectuales, políticos y promotores sociales. Nos referimos a la
presencia de los nuevos movimientos sociales populares; estos son, por ejemplo: las
abuelas de la Plaza de Mayo; los comités de familiares de desaparecidos; las
organizaciones de pueblos indígenas; los movimientos

63
de mujeres organizadas en los comedores populares de su barrio; el movimiento de
niños trabajadores en el Perú, Brasil, Argentina, etcétera; los movimientos de jóvenes
organizados barrialmente; los movimientos eclesiales de comunidades cristianas; los
movimientos sociales por la defensa de los derechos humanos. Podemos encontrar
estas valiosas experiencias en nuestro trabajo diario.

Para un análisis más certero de lo que es el movimiento popular desde el mundo


académico y desde la cotidianidad de sus luchas por la organización, por su
consolidación, por su capacidad de propuesta, es necesario delimitar los campos.

a. Algunas precisiones teóricas

La categoría movimiento social designa un segmento de la población que ha


desarrollado la capacidad de oposición, rechazo, protesta, resistencia y propuesta
alternativa frente al Estado, sectores sociales o clases. Es social porque el ámbito
donde se desarrolla es la sociedad.

«Cuando se habla de movimiento popular se hace referencia a manifestaciones


articuladas de los movimientos de "masa" o "masas". En consecuencia, hablar de
movimiento popular supone hablar de determinado grado de conciencia y
organización de los grupos subalternos, implica convergencias de la multiplicidad
social regional y cultural del pueblo disgregado, supone ubicarse en un estadio
superior del proceso de constitución de las clases populares. En este último sentido, el
concepto de movimiento popular se acerca más al contenido objetivo de la realidad
estructural de las clases antagónicas. Siendo una categoría histórica, posee referente
analítico conceptual más preciso.» (Tovar 1985)

Otras características de los movimientos sociales, según algunos autores, son:


- Poseen una estructura participativa.
- Tienen impactos sociales específicos sobre la realidad social y la sociedad. Se
plantean una serie de valores de solidaridad en la práctica (por ejemplo, en el
Perú se habla del vecino).
- Se articulan a través de acciones de sobrevivencia. Tienen iniciativa frente a la
crisis.
- Reconocen un liderazgo y es una organización vertebrada.
- Acción social dirigida a los mismos principios.
- Orientación más o menos consciente basada en los mismos valores
ideológicos.
- El grado de desarrollo de la conciencia de quienes los integran es desigual.

64
Touraine (1989) plantea tres principios para entender un movimiento social:

a. Principio de identidad: ¿a qué grupo o grupos sociales representa?; ¿qué intereses


defiende?; ¿a nombre de quién habla?

b. Principio de oposición: ¿quiénes son los adversarios; ¿a qué grupos sociales


enfrenta?; ¿a qué intereses y privilegios?

c. Principio de totalidad: ¿qué proyecto y modelo de sociedad tiene?; ¿qué valores e


ideales inspira?

b. Los movimientos sociales en los 70 y los 80: Algunas


características que nos pueden dar la idea del proceso
seguido

Los procesos de construcción de los movimientos sociales han sido diferentes en


cada década, debido a los cambios de contexto en la reestructuración del capital.

Desde los 70-80 hasta mediados de los 80 se hablaba de clases sociales.

a. Los movimientos clásicos en los 70 eran:


- Sindicatos, que tenían como actor central al obrero, cuya lucha estaba en
relación al capital/ trabajo. La forma clásica de organización era a través del
sindicato y del partido que los representaba, que se definía como un partido de
clase y de vanguardia.
- Los movimientos de campesinos, que luchaban por la recuperación de la tierra.
Por este hecho hubo grupos políticos que formaron guerrillas en apoyo a estas
reivindicaciones. Luchaban por cambiar la sociedad. Estas experiencias fueron
fortalecidas por la experiencia de la Revolución Cubana.
- Los movimientos estudiantiles universitarios, de gran representación, pero muchas
veces sin peso político. En algunos países sí se desarrollaron, articulándose al
movimiento político y logrando poner en jaque a muchos gobiernos. En
Europa, el movimiento estudiantil de Mayo del 68 estuvo a punto de
revolucionar Francia.
-
b. Los movimientos clásicos buscaban la centralidad regional o nacional (como las
centrales obreras, por ejemplo).

c. El discurso político y su lucha fundamental era en contra del Estado.

d. Los movimientos clásicos tuvieron homogeneidad en las demandas y trataron de


establecer una relación entre lo social y lo político.

65
e. Los partidos políticos jugaron un papel importante. Sin embargo, no estuvieron al
nivel de los requerimientos históricos.
f. En la mayor parte de los casos su discurso era clasista.
A mediados de los 70 y, sobre todo, a principios de los 80, la crisis de los partidos,
la política de ajuste y el pago de la deuda externa empujaron a muchos a la
sobrevivencia. Surgieron así los nuevos movimientos sociales, con el objetivo de
construir espacios de consenso antes que de enfrentamiento, de lucha. Lo ideológico
dio paso a lo pragmático. Entre estos nuevos -o quizá, más exactamente,
contemporáneos- movimientos señalamos:
- Son las organizaciones de mujeres, parceleros, niños, jóvenes y por los
derechos humanos. Piden demandas sociales al Estado; tienen una nueva
forma de organización; son otros los actores (no pasan ya por la relación
capital-trabajo); tienen una nueva forma de hacer política, y no necesitan la
mediación del partido para alcanzar sus demandas.
- Son fundamentalmente localistas, a diferencia de los movimientos clásicos;
tenemos, por ejemplo, la experiencia de los migrantes que llegan a la ciudad
en busca de mejores horizontes, empujados por el centralismo. Conquistan la
ciudad y construyen sus propios espacios urbanos. Testimonio de ello son las
favelas en Brasil, los asentamientos humanos en el Perú, los conjuntos
vecinales en Argentina. Los pobladores se llegan a organizar, pero mantienen
con mucha dificultad una centralización que sea más amplia que la distrital o
barrial.
- Los discursos son autónomos.
- Los nuevos movimientos sociales son fragmentados.

A partir de estas características es posible deducir los procesos vividos por los
movimientos de los 70 y de los 80. Y las formas cómo han ido variando los
movimientos sociales.

c. Algunas reflexiones para un análisis de los nuevos movimientos


sociales

Hablar de movimientos sociales populares requiere hacer algunas preguntas previas:


¿de dónde surgen estos movimientos?; ¿cuáles son sus características? Si hablamos de
nuevos movimientos sociales, ¿cuáles son los viejos?

La peculiaridad de los nuevos movimientos sociales son sus demandas,


fundamentalmente demandas sociales que no se circunscriben a la relación capital/
trabajo. Son demandas que están en relación con la vida cotidiana, con las necesidades
del

66
diario vivir; por ejemplo, el problema del hambre, el problema de los servicios básicos
(agua, luz, etcétera).

Los movimientos sociales surgidos últimamente desplazan o modifican la presencia


del Estado; tenemos por ejemplo, en el Perú, a las rondas campesinas o las rondas
urbanas. Las rondas se organizan con el fin de evitar que los abigeos roben el ganado
de su propiedad y de su comunidad. Son organizadas a partir de una necesidad.
Funcionan con sus propias leyes e imparten su propia justicia.

Estos movimientos sociales desarrollan autónomamente nuevas habilidades en la


gestión de recursos bajo formas de organización ajenas a la institucionalidad vigente.
Es el caso de los comedores populares y de las unidades productivas familiares en
varios países. Se trata de organizaciones funcionales que tienen una forma de
administración propia y donde el colectivo asume la responsabilidad.

A partir de estas características se empezó a sobre valorar a los nuevos actores


sociales. Se los veía como muy creativos, con mucha espontaneidad, que construían
un nuevo tipo de democracia. Esta visión se opone a los movimientos «clásicos», es
decir, al sindicalismo y/o clasismo. Se pasa de un clasismo a un movimientismo.
Expliquemos.

En los 70, 80 y 90 el paradigma de la organización de los movimientos sociales era


la organización de los obreros contra el capital en la relación social determinante de
dicha sociedad, es decir, la relación capital/ trabajo, mediada por el salario. La
organización de los trabajadores se proyectaba en un movimiento político propio,
expresado en los partidos (los nuevos movimientos no se expresan a través de ningún
partido) y se planteaba como propuesta un paradigma de organización jurídico-
institucional (un tipo de sociedad) diferente al de la relación capitalista. Esta visión
entró en crisis debido a que el capital logró desestructurar la organización de la fuerza
de trabajo. Existe una nueva época del capitalismo.

La reestructuración del capital ha fragmentado a la sociedad en el terreno jurídico,


transformando los derechos sociales (salud, educación, vivienda) en servicios que
tienen que ser pagados, en objetos de mercado. Todas las conquistas sociales de los
años 6070 se han ido perdiendo.

Los embates de la modernización en la Región han sido severos: el trabajo es ahora


precario, segmentado, trasnacionalizado y flexibilizado. Esta flexibilización se
presenta como un producto

67
de la tecnología y el mercado, y, por lo tanto, las empresas disponen de los
trabajadores de acuerdo con sus cambiantes necesidades.

A1 reestructurarse el capital y caer los socialismos reales, mas no la idea de


socialismo, se habla de la «crisis del marxismo», afirmándose que la realidad ha
demostrado que la teoría marxista ya no es válida. Por lo tanto, ya no hablamos de
clases sociales sino de actores colectivos. La reestructuración del capital ha modifica-
do el concepto de clases sociales. Estas ya no son las de hace diez años. Es preciso,
ahora, hacer una relectura de la clases sociales y su recomposición. Sin embargo, no se
puede concluir que ya no existen clases sociales, pues estas no pueden ser vistas desde
la voluntad política, sino desde la realidad.

Lo importante es no polarizar la dicotomía clasismo vs. movimientos. Hay que


repensar lo que se puede rescatar del clasismo para los nuevos movimientos sociales.

Es cierto que los problemas sociales, políticos y económicos se han complejizado,


pero el aumento de los actores sociales no supone la desaparición de las clases
sociales ni de su conflicto, sino su complejización.

Los nuevos movimientos expresan nuevos tipos de contradicciones. No podemos


situar a los movimientos fuera del contexto más global de las relaciones de clase y de
sus contradicciones estructurales.

¿Cómo comprender a las organizaciones vecinales que demandan agua y luz, sin
tomar en cuenta el modo cómo la burguesía ha acumulado y dominado? Ha sido la
que ha llevado a millones de latinoamericanos a vivir en la pobreza. Los nuevos
movimientos sociales tienen que empezar a discutir la relación capital/ trabajo; hay
que empezar a preguntarse qué pasa con la burguesía, los capitalistas; es necesario
pasar de movimientos sociales a movimientos políticos; levantar demandas sociales,
políticas, jurídicas y organizativas que la reestructuración del capital ha fragmentado.

Los nuevos movimientos sociales son la forma actual del conflicto de clases, y no su
sustitución por prácticas no conflictivas, por conflictos no antagónicos. Es necesario
que los nuevos movimientos sociales se planteen el problema de la producción, por
ejemplo. Cómo los comedores populares dejan de depender de la ayuda de las ONG
o del Estado sin llegar a desaparecer. El reto para los nuevos movimientos sociales
consiste en resocializar sus demandas particulares en un nuevo proyecto general. Es
necesario recolocar a los movimientos sociales en la perspectiva de

68
la construcción clasista de la sociedad. Más que de oponer el clasismo y el
movimientismo, se trata de hacer una síntesis de ambos.

Retomando a Touraine: ¿cuál sería el eje articulador en los jóvenes y los niños para
generar una identidad?: ¿el trabajo?, ¿la exclusión? ¿Cuál es el proyecto o qué modelo
de sociedad se propone?

Un movimiento social se desenvuelve en el espacio social que expresa


reivindicaciones. Su objetivo es ganar esas reivindicaciones, porque así alcanza
repercusiones políticas. Pero, además, se hace necesario que los movimientos sociales
se desenvuelvan en el espacio político, lo que implica la construcción de un movi-
miento popular.

América Latina tiene el reto de construir la utopía socialista y convertirla en


programas, en una sociedad alternativa a la capitalista. Por eso no somos un
continente devaluado, ni sufrimos crisis total de paradigmas. Hay otros que van
emergiendo. Es necesario darle a ello rigor científico.

5. ESTADO - DEMOCRACIA - CIUDADANÍA

El Estado como institución está siendo cuestionado. Se le acusa de intervenir en


todo y de hacerlo mal. El desempleo, la pobreza extrema, los problemas de salud y
educación, la recesión industrial, los sueldos bajos serían culpa de la burocracia y de la
ineficiencia del Estado. La solución que se propone es la de «achicar» el Estado para
que pueda ser mejor administrado.

Pero, ¿qué es el Estado?

«.., el Estado no es sólo el conjunto de los aparatos estatales ni, menos aún, la
administración pública, sino también, y principalmente, el sistema de dominación y de
autoridad pública institucionalizada. Los grupos y las clases sociales dominantes
imponen su dominio y sus intereses particulares a través de las instituciones estatales
que los universalizan y los traducen como intereses generales de la sociedad.» (López
1991)

Hasta hace poco se pedía todo al Estado: subsidios, empleo en los organismos
estatales, aumento de sueldos; los pobladores pedían agua, luz, desagüe; los
campesinos exigían la reforma agraria y mejores precios a sus productos. Esto ha
cambiado. Ahora existe desconfianza frente al Estado, pues este ha defraudado

69
ha sido mediatizado no sólo por el capitalismo sino por las políticas populistas
impuestas en los distintos regímenes que han gobernado América Latina. Hoy al
Estado se opone el mercado. a. Una breve historia

América Latina ha tenido un proceso de modernización y democratización diferente


al de Europa. Este proceso ha sido muy limitado y tardío. No fue producto de
revoluciones sino de impulsos del Estado, de elites criollas o del capital extranjero.
Las guerras de independencia tenían como objetivo liberarse de la corona española.
No impulsaron ninguna modernización ni democratización. Las guerras de
independencia fueron entre elites criollas que tenían su propio ejército. Estas elites
criollas oligárquicas buscaban reemplazar a los peninsulares, pero no se proponían
hacer un cambio en el orden colonial, debido a que tenían intereses dentro de él. La
oligarquía criolla estaba comprometida con la estructura económica, la que se sostenía
en la explotación del trabajo del indio; este no era considerado un ciudadano con
derechos, sino un menor de edad. Por ello se dice que la independencia de América
Latina no fue un cambio de orden en sentido estricto, ni una revolución que apuntara
a la democratización y modernización. La participación de la población nativa fue
solamente como fuerza de choque.

Lo que sí produjeron estas guerras de independencia fue una creciente militarización


en diversas repúblicas de América. Los militares se desempeñaron en algunos países
de nuestro continente como fuerzas equilibrantes entre elites en pugna; en otras
ocasiones cumplieron un papel de fuerza centrífuga en países que se disgregaban; y en
muchos casos estaban aliados a grupos tradicionales de poder. Lo cierto es que este
proceso de militarización fue la principal causa de las frecuentes guerras civiles que
casi fragmentan a diversas repúblicas latinoamericanas del siglo XIX.

En la década del 40/50 América Latina empezó a plantearse el problema del


desarrollo. El modelo adoptado era exógeno, y se exportaba materia prima que
extraían las trasnacionales. El papel del Estado era mínimo.

En la década del 50/60 se empezó a consolidar lo urbano industrial, es decir, la


ciudad. El campo, que estaba dominado por los terratenientes gamonales, comenzó a
entrar en crisis debido a que el modelo de desarrollo ya no pasaba por la agro
exportación

70
sino por un desarrollo industrial. En muchos países se empezó a hacer la reforma
agraria, pero no en función del campo mismo, sino de la ciudad. Para ello la CEPAL
propuso el modelo de sustitución de importaciones, es decir, la producción industrial
hacia adentro. El Estado cumplió un papel importante, pues llevó a cabo la reforma
agraria, sustituyó al mercado (que en muchos países era débil) e impulsó industrias.
Así, el Estado jugó un papel planificador. Para promover estas políticas de desarrollo
el Estado necesitaba el apoyo del pueblo. Con ese fin recurrió al populismo como
forma de hacer política, con lo que dio lugar a una combinación híbrida: el Estado de
Bienestar.

Este modelo de desarrollo canceló la etapa del Estado oligárquico, donde unas
pocas familias eran dueñas del país. La propuesta cepalina, que no tenía como idea
central la modernización sino buscar el crecimiento económico, empezó a entrar en
crisis. América Latina no podía transitar por el camino de los países industrializados,
por dos motivos: el primero, porque las elites nacionales estaban sujetas al capitalismo
internacional; y, segundo, porque la cultura no intervino como un elemento
importante a tomar en cuenta en la propuesta cepalina.

El modelo de sustitución de importaciones tenía los problemas de la dependencia


tecnológica, tecnología inapropiada, fuga financiera a través de compra tecnológica y
contrato de servicios tecnológicos.

Al fracasar la propuesta de desarrollo a través de la sustitución de importaciones,


muchos países tuvieron un proceso de urbanización sin industrialización. Sólo
algunos llegaron a un nivel de industrialización (México, Argentina, Brasil, Chile),
pero a costa de un sacrificio social y de dictaduras rígidas.

En los 80 se inició el problema del endeudamiento, que ya no era sólo un problema


económico sino también social; el Estado, que en un principio intervino como motor
de cambio, empezó a entrar en crisis y fue sustituido por el mercado.

La democracia no se llegó a consolidar en América Latina, debido a que la relación


del Estado con la sociedad civil fue una relación populista o corporativista y no llegó
a consolidar la participación ciudadana.

El proceso de modernización quedó trunco en Perú, Bolivia y Ecuador; Argentina,


México y Brasil avanzaron en él, pero la suya fue una modernización endeble que no
permitió consolidar el Estado-Nación. La relación Estado-sociedad es frágil. Existe
un divorcio entre ellos.

71
El Estado-Nación como principio de unidad de sociedades se encuentra en crisis.
Los nacionalsocialismos creían en el Estado raza; la socialdemocracia creía en el
Estado-social; los populistas, en el Estado-pueblo; el marxismo-leninismo, en el
Estado-clase. Todos compartían un mismo punto de vista: el Estado como eje
organizador de las sociedades, y que es impensable la unidad de la sociedad sin el
Estado.

Frente a esta crisis del Estado-Nación se responde con una supremacía de la


sociedad, que para los neoliberales es la supremacía del mercado; así, la iniciativa
privada sería el símbolo de la eficiencia, la probidad y la austeridad.

El hecho de que el Estado gaste más de lo que tiene hace que sufra de constante
crisis fiscal. Para salir de ella opta por vender las empresas públicas más rentables,
pasando de las nacionalizaciones a las privatizaciones. El papel rector del Estado para
el desarrollo de las sociedades ha sido reformulado. Por lo tanto, el Estado ya no
regula el mercado, ni interviene en los ciclos económicos. En Argentina, por ejemplo,
se han privatizado las empresas públicas a precios bajos o se las está vendiendo a las
trasnacionales, que no van a apostar por el desarrollo del país sino sólo por su propia
rentabilidad.

La aplicación de la política neoliberal ha llevado a la población de los sectores


populares al límite de la sobrevivencia.
La propuesta es que el Estado planifique políticas sociales para poder cubrir las
fallas que pueda tener el mercado. Resulta obvio que el mercado no va a poder
resolver los problemas de vivienda, salud, hambre, crecimiento económico. Para eso
sí se recurre al Estado.

Frente al impacto de las políticas neoliberales en la sociedad, es casi imposible el


establecimiento de un orden democrático. Para que este exista es necesario que haya
mínimamente un cierto grado de distribución equitativa. Para aplicar el programa
liberal en el Perú se tuvo que dar un autogolpe que cerró el Congreso de la República
y reorganizó el Poder Judicial; en Venezuela hubo un intento de golpe militar, y hoy el
defenestrado presidente Pérez está siendo juzgado, habiéndose producido nuevas
elecciones; la corrupción en Brasil llevó a la renuncia de Collor de Melo; en Haití
Aristide asumió la presidencia y en menos de un año fue depuesto; en Chile fue
bastante trabada la reinserción a la democracia, pero ya se cuenta con un segundo
presidente elegido en elecciones libres, a pesar de que el general Pinochet sigue
«pesando» en el escenario político; en México tenemos el levantamiento

72
de los zapatistas. Estos acontecimientos hacen ver lo frágiles que son las democracias
latinoamericanas.

Lo paradójico es que la democracia se extiende a pesar del desmoronamiento de las


economías y de los Estados. Es necesario tener presente este dato como punto de
análisis para pensar, entender y construir la democracia. Otra paradoja es la coexisten-
cia de la democracia con la violencia política, al menos en algunos países, como
Colombia, Guatemala, Perú, México y El Salvador. Sin embargo, existe un problema
que socava todo desarrollo y todo modelo de gobierno que se impulse en América
Latina: la pobreza.

La democracia no es una mera normalización de las instituciones políticas; no sólo


se plantea el problema de la gobernabilidad y la administración eficaz del Estado. Para
nosotros la democracia no es únicamente cuestión de una forma de un gobierno, sino,
ante todo, una condición de la sociedad civil, una forma de vida, un modo cotidiano
de relación entre los hombres y mujeres que orienta y regula al conjunto de
actividades de una comunidad.

Se ha señalado que la crisis económica es un factor que corroe la democracia; es un


elemento que muestra el fracaso de un modelo de desarrollo y de acumulación. Este
agotamiento ha llevado a que en América Latina exista una recesión económica y por
lo tanto una gran masa de desempleados y subempleados. A pesar de esto, se puede
hablar de «democracia». Pareciera que esta crisis ha llevado a una informalización de
la sociedad y a que las familias populares desarrollen una serie de estrategias de
sobrevivencia que fragmentan y debilitan sus identidades:

«.„ lo cual trae como consecuencia que la mayoría de la gente no tiene una identidad
sociolaboral definida, sino más bien difusa y cambiante; participa en varios terrenos
de lucha social sin poder identificarse plenamente con ninguno de ellos.» (Quijano
1991)

Esta cita nos lleva a la conclusión de que las clases sociales no son las mismas de
hace diez años. La manera cómo hoy se reproducen dificulta su capacidad de
expresarse políticamente, de formular sus demandas y de articular intereses. El
principio de representación, que es la forma por la cual los grupos de interés se hacen
presentes en la política, delegando sus intereses públicos, ha entrado en crisis.

Retomando las paradojas que existen en América Latina, observamos que hay
democracia en medio de la pobreza, de una

73
crisis del Estado y de una crisis de representación. Además, existe una brecha entre
Estado y sociedad que se extiende más cuando no se llega a ser ciudadanos plenos
sino «marginales».

En los diferentes países de América Latina el Estado tiene un rasgo común: ha


excluido socialmente, en mayor o menor medida, a la población pobre. La poca
democracia que se le ha podido ganar al Estado -y, por ende, a la clase dominante- ha
sido obra del empuje de los sectores populares, de los movimientos populares a través
de sus luchas y reivindicaciones. Y eso está siendo desmantelado. El Estado y la
democracia han sido construidos en medio de contradicciones. En algunos casos los
partidos de izquierda fueron empujados por el pueblo a tomar la bandera de lucha por
la democracia.

América Latina vive una democracia formal pero no una democracia sustantiva, real;
es necesario pasar de una democracia representativa a una democracia participativa,
donde tengan representación las organizaciones sociales de base. Es necesario que la
democracia se construya desde abajo, desde los movimientos sociales. La
construcción de la democracia en nuestros países es un proceso distinto al
desarrollado por los países occidentales. Para ello se requiere fortalecer a la sociedad
civil a través de las organizaciones existentes. El mercado no puede fortalecer a la
sociedad civil; por el contrario, la debilita. Para esto hay que buscar la ciudadanía
plena, que significa la ciudadanía civil, compuesta por derechos como la libertad
individual, La ciudadanía política lleva consigo el derecho a participar en el ejercicio
del poder político; la ciudadanía social se fundamenta en los beneficios que brinda la
sociedad. Así, es necesario que existan instituciones que los garanticen y los hagan
vigentes. Una de ellas es el Estado.

Ser sujeto social o actor social que participa plenamente en el desarrollo no


solamente significa ser actor social, sino también ser actor político, es decir, participar
conscientemente en la construcción del orden social, participar en política. Ahí se
encuentra el reto para América Latina.

b. Crisis de los partidos y de representación política

En la década del 70 los partidos de izquierda eran considerados clasistas;


representaban a la clase obrera y recogían sus demandas sociales.

74
En los 80 y parte de los 90 los partidos entran en crisis, pues no llegan a representar
a los nuevos movimientos sociales. No recogen las demandas sociales de estos nuevos
movimientos.

Las clases sociales han cambiado en los últimos quince años. La crisis económica las
ha desestructurado.

La corrupción, la crisis económica, la sensación de desorden social no han podido


ser resueltas por la clase política. Por ello, no se ha podido dar solución a las
necesidades más sentidas por la población, lo que ha provocado una crisis de
representación de los partidos políticos. Los pobladores deben buscar hoy -y así lo
han hecho- otros canales de representación.

La crisis de los actores consagrados de la política, llamados tradicionales, ha llevado


a su desaparición. Han surgido otros actores políticos, entre ellos caudillos locales, las
fuerzas armadas, banqueros, representantes de trasnacionales, etcétera.

El problema de los partidos políticos de izquierda ha sido no llegar a expresar a los


nuevos movimientos sociales, debido a que las demandas sobrepasan las propuestas
partidarias. Por ello, esta fuerza política debe articular un discurso «desproletarizado».

A partir de esto ha entrado en crisis el modelo de decimístico que Habermas


plantea:

Político

Tecnócrata Pueblo

El vértice de la decisión es el político, quien se apoya en el técnico, y el pueblo lo


legitima a través del voto o sólo aplaude las decisiones. A1 entrar en crisis lo político
se va hacia otro modelo: el tecnocrático:

Tecnócrata

Político Pueblo

En este modelo el tecnócrata monopoliza el saber y el poder; existe una invasión del
campo de la política por parte del técnico. La decisión que tome el tecnócrata será
decisión supuestamente técnica.

75
Este modelo avala dictaduras y ayuda a aplicar el neoliberalismo. Chile y Argentina,
por ejemplo, fueron manejados por tecnócratas. Actualmente quien decide las
políticas económicas no son los políticos, sino los técnicos del FMI que están en los
ministerios de Economía.

Para Habermas, el modelo a poner en práctica es el modelo pragmático, en el que la


relación entre los tecnócratas y los políticos es más fluida; el diálogo es más flexible, y
el vértice en el que se sostiene este modelo es el pueblo.

Tecnócratas Políticos

Pueblo

6. RETOS Y DESAFÍOS QUE PLANTEA LA CRISIS DEL


MODELO DE DESARROLLO

Algunos desafíos que debemos enfrentar, en ciertos casos con suma urgencia, son:
- Hacer un balance y reflexionar acerca de qué aportan la modernidad y la
modernización para definir y construir el futuro histórico en América Latina.
- Una propuesta de desarrollo pensada desde lo cultural e integral. El desarrollo
no puede entenderse sin una visión más integral de la sociedad y la dimensión
ética y cultural. Avanzar en el campo social ante el predominio de lo
económico.
- Construir, desde las diferentes formas de resistencia y solidaridad de los
sectores pobres, nuevas propuestas y alternativas de y al desarrollo. ¿Cuál es el
papel de los jóvenes y niños trabajadores del campo y la ciudad en esa
propuesta?
- Reubicar el saber y prácticas de los actores sociales.
- Reconstruir nuestro pensamiento social frente a la ausencia de paradigmas y de
propuestas teórico-prácticas. Construir e inventar nuevas racionalidades: reto
para la sociología latinoamericana.
- Tener en cuenta la dimensión de desarrollo integral en las expresiones de
integración con jóvenes y niños trabajadores.
- Aliviar la pobreza extrema, planteando programas que centren recursos y
acciones en las zonas más deprimidas.

76
- Atender la cuestión tecnológica, la globalización y competitividad:
tecnología que influye en la forma de vivir, de producir y de pensar
(valores y actitudes). Establecer la prioridad que debe darse a la relación
entre educación y trabajo y los aprendizajes a lograr.
- Diálogo para establecer los límites de la acción responsabilidades del
Estado y el mercado ante la sociedad. Discutir cómo se está haciendo la
política social desde la economía de mercado y la participación de la
sociedad civil en el diseño, ejecución y evaluación de esa política social.
Derrotar al neoliberalismo no significa negar el mercado. De la misma
manera, pretender negar el mercado no conduce mecánicamente a la
derrota del neoliberalismo.
- Generar nuevas utopías. No puede haber vida sin cambio, sin proceso, sin
esperanza por un mundo mejor.
- Defensa de la ecología. Aporte de movimientos ecologistas en perspectiva
social.
- Buscar mecanismos de participación política a partir de la educación
ciudadana, única forma de garantizar no sólo conocimiento sino respeto
por los derechos humanos de la sociedad civil.
- Cómo refundar la política desde abajo en la lucha por la liberación.
- Cómo lograr la defensa de lo cultural. Diálogo con otras culturas desde la
propia cultura. Una relación intercultural no sólo Norte-Sur, sino entre todos.

77
78
UNIDAD 3
IMPACTO EN LOS JÓVENES
Y NIÑOS DE LAS MEDIDAS
DE AJUSTE Y CAMBIOS EN
EL ESCENARIO
LATINOAMERICANO

L a nueva reestructuración del capitalismo, la crisis económica, el pago de la deuda,


las políticas de ajuste y los modelos de desarrollo experimentados en América Latina y
el Caribe han impactado directamente en la mayoría de los ya pobres de la Región. En
ese contexto han surgido nuevos sujetos sociales como los niños, los adolescentes y
los jóvenes, los indígenas, las amas de casa, etcétera.

El impacto negativo se da principalmente en:


- La creciente marginación y la exclusión: de un empleo digno, de la educación
escolar y superior-, de la atención a la salud, del derecho a la recreación,
etcétera.
- La alta desnutrición de niños y jóvenes.
- Recorte de derechos y expectativas: en lo laboral, en lo social.
- Fuerte individualismo.
- Consumismo de los sectores con recursos.
- Alto grado de violencia social y política, lo que genera la delincuencia juvenil e
infantil.
- Jóvenes y niños sin mayor futuro, afectándose su salud mental.
- Pérdida de su identidad por la desintegración social; pérdida de la autoestima y
de la confianza en sí mismos.
- Desilusión política y apatía por todo lo que implique participación en
cuestiones políticas e incluso sociales.

La forma como se evidencia y concreta lo enunciado se puede apreciar en los


siguientes temas a desarrollar:

79
1. POBLACIÓN, URBANIZACIÓN Y POBREZA

América Latina y el Caribe tienen una población aproximada de 463,4 millones


(Boletín Demográfico de CELADE 1991). En 1950 existían 8 habitantes por
kilómetro cuadrado; ahora somos 23 habitantes por kilómetro cuadrado.

La población de América Latina y el Caribe es una población joven, calculada en


200 millones de menores de 18 años. Es decir, el 45% del total. Si calculamos la
población hasta 25 años, el porcentaje alcanza e152,3%. En 1985 los menores de 25
años eran 235,3 millones, que correspondían al 58%. Hay en la Región países cuya
población menor de 25 años alcanza el 60%.

La población juvenil, en términos porcentuales, puede descender; sin embargo, no


se detiene el aumento de la pobreza, de las expectativas truncadas, de las
frustraciones.

El alto costo social que ha tenido que pagar la población en Latinoamérica por la
aplicación de las políticas de ajuste neoliberal ha recaído traumáticamente en los
jóvenes y niños de los sectores populares, quienes no se han beneficiado en nada de
los préstamos exteriores y sin embargo tienen que pagar la deuda sufriendo los
efectos de estas políticas. ¿Quién paga esta deuda social?

Abordar el tema de la pobreza, en este contexto, es importante por lo que significa


como problema y como obstáculo para el desarrollo de una sociedad más justa, para
que exista la solidaridad, la equidad. Pobreza no es sólo la carencia de respuesta a las
necesidades básicas. Hay que ubicarla dentro de las contradicciones que la producen y
quiénes están inmersos en ella. También es la falta de información, recreación,
etcétera. Es necesario entonces ver no sólo el efecto sino también la causa:

«Pobreza es una realidad social componente y resultado de un conjunto de procesos


relacionados y fenómenos económicos y políticos y culturales inherentes a un modelo
de desarrollo caracterizado por la predominancia de los intereses de los señores
dueños del capital en contradicción con los de los sectores mayoritarios, dueños de la
fuerza de trabajo, que se agudizan en coyunturas de grandes crisis como la actual.»
(Jiménez y otros 1992).

Estos jóvenes y niños pobres de la Región -hijos y nietos de migrantes- son los que
deambulan por las ciudades, urbes en crisis por la concentración de población víctima
del escaso desarrollo en el campo y la carencia de servicios. El 76% de la población
latinoamericana vive en las ciudades.

80
En América Latina hay 183 millones de pobres, que representan el 44% de la
población total; según la CEPAL, 88 de esos 143 millones están en situación de
indigencia. En Centroamérica el 80% se encuentra por debajo de los niveles de
pobreza.

El número de pobres crece de manera vertiginosa en América Latina. Los nuevos


pobres tienen características de género, generacional, etnia y sector social. Quiere
decir que además de la crisis económica y política también hay crisis social, con los
conflictos socioculturales, racismo, regionalismo, generacionales y familiares.

Los niños y jóvenes y sus familias se encuentran dentro de la población de extrema


pobreza; habitan en los barrios pauperizados, son excluidos económica, política y
culturalmente. Es decir, totalmente excluidos del «desarrollo».

El escenario en el que crecen y se desenvuelven son las violentas ciudades, la


sobrevivencia, la discriminación, los asesinatos de menores, el trabajo en condiciones
de explotación y todas las secuelas que la pobreza conlleva.

La pobreza y el hambre de millones de menores se sustentan en la vida de unos


pocos ricos que viven en la opulencia.

En la presente década el 5% más rico aumentó sus ingresos, mientras que el 75%
tuvo una variación para abajo.

2. JÓVENES, NIÑOS TRABAJADORES Y EMPLEO


INFORMAL

Las políticas neoliberales puestas en práctica por los Estados han traído el
incremento de la informalidad. Según el PNUD un tercio de la población urbana se
encuentra en el sector informal. En algunos países los informales representan más del
50% de la población total.

Hablar de informalidad es hablar de diferentes enfoques en cuanto a incorporación


de los sectores populares -incluidos los jóvenes y los niños- en la estructura del
empleo y del mercado laboral.

Por lo general, los padres y las familias de los jóvenes y niños pobres son migrantes,
lo que dificulta su socialización.

El trabajo de estos jóvenes y niños en el sector informal es de sobrevivencia y de


resistencia a la crisis. Se requiere un trabajo de educación y socialización permanente
para incorporarlos como actores sociales. Debe tomarse en cuenta no sólo su
participación

81
en un proyecto alternativo de desarrollo integral, sino desplegar su capacidad humana,
sus aspiraciones, condición para que aquel sea creíble y deseable.

La responsabilidad de los jóvenes y niños de los sectores populares -y también de


muchos de los sectores medios- es tan grande que deben asumir -en muchos casos-
los roles que la sociedad comúnmente confiere a los adultos. Deben trabajar para
obtener un ingreso que contribuya a satisfacer las necesidades básicas de sus familias.

En estas experiencias de vida no existe la relación marcadamente diferenciada entre


niño, joven, adulto. Todos concurren y colaboran en la economía familiar, aunque no
siempre se asigne el mismo valor social a la participación de los niños y niñas.

Los niños y los jóvenes en la Región trabajan para sobrevivir y se ubican en el sector
informal. Y entre ellos se extiende una relación de solidaridad, de ayuda mutua, de
expresión cultural y de sentimientos.

Estos niños y jóvenes trabajan en condiciones de explotación o, por lo menos, de


grave deterioro; son obreros eventuales, talleristas, trabajadores en las minas, en las
plantaciones, vendedores ambulantes, recolectores de basura, agricultores, constructo-
res, artesanos, trabajadoras del hogar, microbuseros, niños trabajadores de y en la
calle, donde dan rienda suelta a su creatividad. También ha crecido el número de
menores en la prostitución y en una gama inimaginable de oficios, corriendo y
asumiendo todos los riesgos.

Son en su mayoría trabajadores por cuenta propia. Los adolescentes y jóvenes


obreros -es decir, asalariados en la «economía formal»- se vienen incrementando
comparativamente, pero de manera informal e incluso clandestina o encubierta. Por
los cambios en la política productiva y las exigencias de la deuda externa, no se ha
invertido ni generado empleo, lo que ha atentado contra el derecho al trabajo y
provocado una modificación en la estructura productiva y en las relaciones sociales.

El desempleo abierto juvenil crece a grandes pasos: se calcula que más del 75% de
jóvenes están en tal condición en toda la Región.

Ahora, con la «producción flexible» impuesta por un tipo de modelo de desarrollo a


todos los países del mundo, esta juventud estará aún más excluida. Los jóvenes de los
países del Norte también están sufriendo las consecuencias del modelo con el
aumento del desempleo -que llega a 25%-y la marginación social,

82
porque les exigen una formación más especializada de la que ya tienen. En América
Latina, por el contrario, los jóvenes y los niños deben dejar de estudiar para trabajar y
no están preparados para desempeñar calificadamente ningún oficio, haciendo más
aguda su explotación. No reciben una recompensa económica acorde con su valor
real, ni con el esfuerzo que desarrollan, sino sólo en función de sus carencias, de sus
emergencias, de sus necesidades vitales.

Son 100 millones de niños -cifra siempre tentativa- los que trabajan en América
Latina; y este número tiende a aumentar, porque el desempleo o despidos que sufren
sus padres hará que más familias decidan que sus niños salgan a trabajar, a enfrentarse
con el mundo de la calle, a conseguir los medios para que la familia sobreviva a la
crisis, corriendo innumerables riesgos. La delincuencia, la prostitución y el robo son
considerados por los niños un trabajo más.

Los jóvenes y niños trabajadores del campo se encuentran dentro del tercio de la
población total rural. Aunque, en Centroamérica, la población rural es mayor.

Según la ONU, la juventud rural tendería a disminuir de 30,4% a un 23% en el año


2000. Estos jóvenes trabajadores están más relegados, con menor acceso a la
educación, marginados por las instituciones públicas y privadas e incluso por la misma
sociedad urbana.

El caso de los niños que trabajan en el campo es más grave, si bien es poca la
información de que se dispone; sin embargo, por razones culturales sabemos que el
niño siempre está articulado al trabajo productivo de la familia y de la comunidad.
Pero la causa principal sigue siendo hoy la pobreza en el mundo rural.

Las políticas de ajuste son las responsables del incremento cotidiano del trabajo
infantil. En jornadas de ocho o más horas diarias, los niños cubren entre el 30 y 40%
del ingreso familiar, dejando de asistir a la escuela por trabajar o incorporándose a ella
tardíamente. No se cuenta con información actualizada y fiable sobre el impacto de la
pobreza en la escolaridad de los niños trabajadores en la Región, pero es evidente a la
experiencia cotidiana.

El trabajo infantil y juvenil debe ser un punto de cuestionamiento y alternativa al


sistema, y no un tema de controversia en donde los intereses regionales, de tratados
vigentes para sociedades del Hemisferio Norte, que no conoce aún la verdadera
realidad social de esta parte del Hemisferio Sur.

83
«En esta óptica el contexto estructural internacional del trabajo infantil nos remite a
la naturaleza no sólo moral sino integralmente económica y política del fenómeno, en
la medida en que la condición de vida de la infancia del Tercer Mundo se impone
como efecto y al mismo tiempo como cuestionamiento crítico del sistema capitalista
mundial.» (Schibotto 1990)

Los jóvenes y niños trabajadores forman parte de los millones de habitantes que
tienen que generar su propio empleo por la incapacidad de la estructura económica de
la ciudad para incorporarlos a ella.

Por eso, experiencias como microempresas, talleres productivos, economía familiar


y la diversidad de estrategias de sobrevivencia existentes ahí donde están estos
menores, representan un movimiento económico que hay que considerar pues
incrementa la formación de actores sociales que construyen su identidad.

«Lima, Bogotá, Río de Janeiro, Caracas, Ciudad de México, La Paz; todas las grandes
ciudades de América Latina pululan de menores trabajando. La articulación urbana de
la economía de sobrevivencia y el fenómeno de la informalización de la economía se
acompañan con la masiva reubicación del trabajo infantil en las estrategias del
autoempleo. No hay prácticamente calle urbana en América Latina y el Caribe en
donde no se encuentre un niño vendiendo caramelos, desempeñando servicios
personales, y también mendigando o robando.

»... no reconocer la permanencia estructural del trabajo infantil conlleva a la


negación del protagonismo social de la infancia; es decir, oculta y desmoviliza la
potencialidad de un movimiento social de los niños trabajadores.» (Schibotto 1990) -

3. LOS JÓVENES, LOS NIÑOS Y LAS POLÍTICAS SOCIALES

El neoliberalismo apunta a la reducción del rol del Estado en todos los ámbitos,
principalmente en el social, porque no es rentable. Para ello presenta al mercado
como solucionador de los problemas sociales. Pero sabemos que el libre juego de la
oferta y la demanda no garantiza una distribución más justa del empleo ni la
eliminación de la pobreza.

Entonces la salud, la educación, la seguridad social, la vivienda pasan a ser


mercancías con un precio fijado por el mercado. El Estado sólo se encargará de los
más pobres, los indigentes. ¿Cuál es el rol y concepto de Estado hoy y qué sociedad
queremos construir?

84
La política social es el conjunto de acciones orientadas a la reproducción social de la
fuerza de trabajo y mejoramiento de la calidad de vida de las mayorías (CELATS
1991).

Las políticas sociales son parte de los derechos sociales de todo ciudadano, de todo
niño y joven; el derecho a la educación, a la salud, a la seguridad social y a una vida
digna. En América Latina, sólo un país ha asumido plenamente una política social
dirigida a brindar seguridad a los infantes, niños y jóvenes. Tienen garantizada la
educación y salud, así como su incorporación al trabajo una vez concluida su
formación, debido a que han sido aprestados desde su formación básica en
actividades productivas. Cuando jóvenes, saben discernir los campos de
especialización y profesionalización. A pesar de la crisis por la que está pasando, Cuba
sigue privilegiando la atención a este segmento poblacional, pues se trata de una
inversión para el presente y el futuro.

Dentro de estas políticas sociales ha habido programas dirigidos a jóvenes y niños,


con diferentes enfoques y tendencias. Sin embargo, no existe aún una política para la
juventud y la infancia en América Latina que dé cuenta globalmente de los derechos y
del rol que la Región reconoce a sus nuevas generaciones.

4. LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS Y JÓVENES

Hoy día son los conocimientos y la tecnología lo que cuenta. Esto trae graves
consecuencias para la mayoría de jóvenes y niños, porque el que va a tener acceso a
ello será un reducido grupo social. Además, el gasto público es cada vez más estrecho
y muchos servicios se están privatizando. Así, la educación deja de ser preocupación
del Estado. De ahí la disminución drástica para educación y salud.

En muchos países de la Región el sistema educativo ha colapsado, por no responder


a lo que la sociedad espera. Está obsoleto tanto en contenido como en formación de
los educandos. El bajo nivel académico, la deserción, la no incorporación a la
escolaridad y/o profesionalización de miles de jóvenes y niños por tener que atender
preocupaciones de ingreso económico, son algunos de los problemas urgentes que no
son atendidos. El deterioro del ingreso y de los niveles de vida de los maestros
redunda en un descenso de la calidad de la enseñanza, lo que hace más compleja la
búsqueda de soluciones.

85
En América Latina la educación de los jóvenes no responde a sus necesidades,
principalmente a la de trabajar, lo que dificulta su integración a la sociedad.

Los jóvenes estudiantes -a diferencia de la décadas de los 60 y 70- ya no son una


expresión política y cultural.

La expansión de la escolaridad y necesidad de empleo ha propiciado la ampliación


de la condición juvenil en los estudiantes y trabajadores.

Frente a la marginación cultural, los medios masivos de comunicación suplen el


proceso de formación de los grupos en la calle. Además, dichos grupos no pueden
escapar de estos mensajes, pues no hay alternativas.

El ingreso al mundo del trabajo tempranamente, la posibilidad de tener su familia,


su inserción social, las nuevas pautas de comportamiento, entre otros, son factores
que constituyen la vida y preocupación de los jóvenes hoy.

El individualismo y consumismo generado por la ideología neoliberal influye en sus


valores, y piensan que el bienestar se logra sólo con el esfuerzo individual.

La modernización no trae a la juventud la promesa de un futuro mejor, porque no


existe un futuro para ellos.

5 LA SALUD TIENE UN ALTO PRECIO

En cuanto al gasto público para salud, también se ha reducido y privatizado. De ahí


las terribles consecuencias: desnutrición infantil, mortalidad infantil, epidemias como
la del cólera, la malaria y el dengue. Cada semana muere un cuarto de millón de niños
en el Tercer Mundo, y por enfermedades controlables, curables.

La salud consiste en las mejores condiciones posibles de la sociedad para potenciar


las capacidades de los individuos (Briceño León 1993). Garantizar la salud física,
mental y espiritual de los jóvenes y niños es tarea del Estado y la sociedad civil.

La UNICEF ha creído conveniente señalar, entre sus propuestas para la agenda del
nuevo orden mundial, que se dé cumplimiento a la promesa de la «Cumbre Mundial
en favor de la Infancia»: reducción drástica de la mortalidad y la desnutrición infantil,
y que todos los niños accedan a una educación básica para finales del siglo. Que los
recursos sociales se dediquen con máxima prioridad a la infancia. Esta Cumbre se
celebró en 1990 en la sede de las Naciones Unidas, y reunió a 159 países. Estos se

86
comprometieron a organizar programas nacionales en favor de los niños.

La Cumbre de Presidentes y Jefes de Estado ratificó la Convención sobre los


Derechos del Niño en agosto de 1989.

Algunos países en el Norte, como los Países Bajos, han decidido destinar 7.500
millones de dólares al alivio de la deuda a través de su reconversión en programas
para la infancia en Ecuador, Honduras y Jamaica.

La atención a la infancia no puede estar desligada de la problemática de los jóvenes,


ni de los otros sectores.

Es posible plantear a los países del Norte la reconversión de la deuda en favor de la


ejecución de programas sociales para niños y jóvenes administrados y orientados por
las mismas organizaciones juveniles e infantiles, las organizaciones no
gubernamentales y las organizaciones de base en general.

Los Planes Nacionales de aplicación de la Convención en América Latina


desarrollan un compromiso de atención, siempre y cuando se honren los otros
compromisos asumidos por las naciones.

6. EN LO SOCIAL Y POLÍTICO

Los índices de violencia social son el síntoma más agudo de la frustración y el


desconcierto de los jóvenes. Entre 1982 y 1988 se incrementa, en Chile, la población
penal, fenómeno asociado a las consecuencias directas de un desarrollo económico
con un altísimo costo social. Los asaltos, en Santiago, se incrementaron del 38% en
1983 hasta 67% en 1991. Existen en general nuevos tipos de delitos por efecto de la
droga y con un fuerte contenido de frustración. También esto se extiende a toda la
Región.

Frente a la frustración los jóvenes toman una actitud también pasiva y de


indiferencia que se manifiesta en no creer en las organizaciones, en la
institucionalidad. Sin embargo, desean una presencia vital en las decisiones. Una de las
formas nuevas de «organizarse» a su manera, y de acuerdo con nuevos códigos, son
los grupos pandilleros que han aparecido últimamente en la Región, más allá de los
grupos inspirados en movimientos musicales. Gómez jara (1992) nos dice:

«Lo esencial, propio, sustantivo y definitorio de la pandilla es su autoorganización


informal, irracional, por fuera de las instituciones, en búsqueda de espacios, lenguajes
y metas propias, conseguidas mediante

87
la creación y recuperación actual, universal e histórica de expresiones de resistencia al
poder. Lo fenoménico, impuesto, adjetivo, indeterminado, es su conducta violenta,
alcoholizada, fármaco dependiente y consumista. El derecho y el revés de la pandilla.»
El neoliberalismo ha contribuido a esta despolitización de la población, de las
organizaciones populares. La juventud percibe esta realidad y apuesta por generar su
propia organicidad.

Los jóvenes trabajadores de la Juventud Obrera Cristiana de los países andinos


señalan:

«Nos consideran (a la juventud trabajadora) como un "objeto de consumo", sin


posibilidad de ingresar al sistema productivo, lo que ha generado la búsqueda de
"salidas" rápidas que son el comercio informal, la delincuencia, el consumo y
distribución de drogas, el sicariato, el servicio y carrera militar, la prostitución,
etcétera.

»La desesperanza y el conformismo nos absorben ante la falta de perspectivas; sin


embargo, encontramos que los jóvenes seguimos teniendo aspiraciones por las cuales
luchar: tener un trabajo estable, tener una profesión, aportar económicamente a la
familia, tener novio (a), ser alguien en la vida y divertirnos.» (JOC 1993)

Los jóvenes -por lo general- van buscando espacios y organizándose. Quieren


desarrollarse libremente, compartir ideales e intereses comunes, desplegar su
capacidad de liderazgo, participar en grupos juveniles, realizar acciones de desarrollo
comunal.

Organizaciones de niños han existido desde tiempo atrás, pero estas nacían y se
mantenían bajo la iniciativa y dirección de adultos. La experiencia con niños
trabajadores organizados en el MANTHOC, Perú, en doce ciudades del país, nos
permite afirmar que niños entre 6 y 14 años son capaces de imaginar y concretar una
organización de la que ellos se sientan responsables, animadores y actores. Y si
tenemos en cuenta la dimensión nacional de la organización, podemos valorar el
hecho de no quedar en la gestión del propio grupito sino el tener que pensar y actuar
orgánicamente en el horizonte de problemas y alternativas locales y nacionales. Los
niños organizados no devienen sujetos sociales por el hecho social de estar asociados.
La organización es un paso importante pero insuficiente; se trata de formas de
organización que por su intencionalidad, por su representatividad y por su estilo de
vida se articulan a la vasta red de organizaciones populares. ¿Es esto posible? Así,
apostar a la organización popular infantil constituye un reto asumido por la
Coordinadora de Trabajo por los Derechos del Niño y un criterio para discernir políticas
hacia la infancia.

88
«Los niños del pueblo organizado no son sólo una denuncia: ellos concretan a su
nivel la imaginación, la voluntad y la sabiduría popular en la búsqueda de
alternativas.» (Cussiánovich 1992)

Existen pocos estudios sobre los nuevos actores sociales juveniles en América
Latina, tal vez por la pérdida relativa de importancia política de los movimientos
estudiantiles bajo las dictaduras de los años 70. En Brasil, la movilización masiva y
protagónica de los estudiantes por la condena de Fernando Collor de Mello por
corrupción y enriquecimiento ilícito, hizo que los estudiosos se den cuenta de que
están retrasados en la interpretación sociológica de la juventud tanto en Brasil como
en otros países de la Región (Krischke 1993).

En un estudio comparativo en América y Europa se constata que:


- Uno de los problemas centrales es la integración regional, en particular en lo
que concierne a la calificación profesional, a la intensificación de la
competencia en el mercado laboral, así como al desarrollo de nuevas
identidades culturales.
- La desintegración social, marginación juvenil como forma de supervivencia y
de construcción de identidad (Krischke 1993).

La juventud Obrera Cristiana de la Región Andina (Bolivia, Colombia, Ecuador y


Perú) propone los desafíos siguientes:
a) Generar propuestas de autogestión como respuesta a las críticas condiciones
de sobrevivencia y desempleo, teniendo en cuenta la dimensión educativa.
b) Motivar a los jóvenes para su organización y participación en la sociedad.
c) Identificar y responder a las aspiraciones y necesidad inmediata de los
jóvenes.

Los sectores populares (jóvenes y niños) se resisten a los embates de la pobreza a


través de estrategias de sobrevivencia, autogestión y solidaridad, constituyéndose en
un camino hacia un proyecto político alternativo.

7. MOVIMIENTOS SOCIALES DE Y EN FAVOR DE LOS


NIÑOS Y JÓVENES

La emergencia y dinámica de estos grupos, organizaciones y movimientos


constituyen un fenómeno social que va plasmando en su práctica elementos que bien
pueden ser reconocidos como un nuevo paradigma de la infancia y juventud.

89
En efecto, características de la mayoría de esos movimientos son:
a. La promoción como eje prioritario sobre la protección.
b. Los niños y jóvenes como sujetos de derechos.
c. Los niños y jóvenes como actores sociales.
d. Los niños y jóvenes como promotores de desarrollo y transformación.

Algunos de estos movimientos formulan con mayor énfasis estos elementos desde
su experiencia:
a. El protagonismo infantil y juvenil como eje desde el cual definir la promoción, la
participación y la protección.
b. La organización infantil y juvenil autónoma, es decir, que no sea una especie de
apéndice de organizaciones de adultos.
c. Los niños-adolescentes jóvenes-trabajadores como sector desde el que hay que
poner el acento para el desarrollo de una dinámica social y movilizadora del
conjunto de niños, adolescentes y jóvenes, así como de las fuerzas que
contribuyen a la promoción de los niños, adolescentes y jóvenes como actores
sociales.

En general, hay que señalar:


a. Los procesos de organización y movilización de los niños y adolescentes son
aún embrionarios (en el caso de los jóvenes se ha avanzado más). En ese
sentido, no han ganado ni visibilidad social suficiente, ni capacidad de presión
reivindicativa ni de propuesta política. Nada de esto significa subestimar los
procesos en curso, su sentido y potencialidad. Inclusive en el estado en el que
se encuentran, ya han permitido no sólo avanzar en las prácticas sociales, sino
en la construcción de nuevas categorías de análisis.
b. Si bien se han modificado los discursos, las prácticas concretas de instituciones
oficiales y privadas todavía mantienen los viejos paradigmas. Los estudios
realizados han incidido en el carácter psicológico y psicosocial. Se ha
privilegiado el estudio de casos sobre problemas de aprendizaje, conducta,
drogadicción, .jóvenes y niños de la calle, empleo y violencia.

Se han privilegiado estudios de jóvenes y niños de zonas urbanas sobre las rurales.

Estos estudios han contribuido al avance de las reflexiones teóricas y prácticas


sobre la temática niño joven, aunque quedan muchos aspectos vacíos en vistas a una
estrategia para las investigaciones futuras.

90
8. LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES:
LOS JÓVENES Y LOS NIÑOS

Las organizaciones no gubernamentales de desarrollo y promoción han realizado en


los últimos años innumerables experiencias de acción en el medio infantil y juvenil
para el mejoramiento de las condiciones de vida de miles de niños y jóvenes a lo largo
y ancho del continente.

Estas organizaciones surgen en América Latina desde los inicios de la década del 70.
El «Año Internacional del Niño», en 1979, el «Año Internacional de la Juventud», en
1985, y la Convención de los Derechos del Niño, en 1989, permitieron el impulso de
actividades tanto de tipo asistencial, estrategias de sobrevivencia, comedores, talleres
productivos, cunas, guarderías, programas de formación, etcétera, en coordinación
con las organizaciones infantiles, juveniles, los organismos de Iglesia, los municipios y
entidades del Estado. En general, han sido experiencias independientes del Estado.

El Estado, a través de sus organismos de bienestar, no ha cubierto las necesidades


de los menores; y, cuando lo ha hecho, puso el énfasis en la asistencia. En países
como Uruguay, Chile, Nicaragua, El Salvador, México, Ecuador, Colombia y, más
recientemente, Perú y Bolivia, se han realizado estudios, investigaciones y experiencias
de trabajo con menores en las que destacan los programas con niños en las drogas, la
prostitución, los llamados niños de la calle, pero muy particularmente con niños y
adolescentes trabajadores.

9. LA CRISIS DE LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL:


DESAFÍO PARA RECREAR LA SOLIDARIDAD

Consideramos importante reflexionar en torno a la cooperación internacional,


porque ella no es ajena a los cambios en el contexto internacional y en las políticas
para la infancia y la juventud en la Región.

La cooperación internacional al desarrollo surge después de la Segunda Guerra


Mundial para favorecer la reconstrucción de Europa Occidental.

La cooperación internacional se ubica en el marco del deterioro estructural


principalmente de las economías del Tercer Mundo

91
dado que en ellos el Estado no puede cubrir las necesidades básicas de la población.
Entonces surgen las políticas de ayuda. La Carta de las Naciones Unidas establece
como fin «realizar la cooperación internacional en la solución de problemas interna-
cionales de carácter económico, social, cultural o alimentario». Pero en la realidad esto
no sucede, porque la relación entre América Latina y el Norte es asimétrica: los
modelos y políticas aplicadas desde el Norte han empeorado la situación de una
población mayoritaria.

Existen organismos que ayudan, pero ello no es cooperación. Cooperación significa


relaciones de igualdad. Esto no se da, porque ellos deciden las prioridades de ayuda,
los temas y sectores sociales a los que ayudan.

El vínculo con los organismos no gubernamentales de cooperación supone una


relación más estructural, y de igualdad. Actualmente el monto de las ayudas ha bajado
o desaparecido, por la crisis de la cooperación en algunos países de Europa. El
acuerdo de destinar un porcentaje a la comunidad internacional no es más una meta
en la práctica. Se destinan fondos para el desarrollo de Europa Oriental, entre otros.
Son unos cuantos países los que cumplen con destinar el porcentaje acordado de su
producto bruto interno a la cooperación.

Existe un regreso a lo asistencial, es decir, contribuir a aplacar el hambre y la


pobreza a través de ayudas para la sobrevivencia, el empleo, la ecología, dando
prioridad a los niños en carencia y situación de riesgo.

América Latina queda postergada. Geopolíticamente ya no es importante y, por lo


tanto, cada vez más seremos vistos desde lejos.

La cooperación internacional excedente de la acumulación del Norte, es un acto de


justicia redistributiva y no de buena voluntad hacia el Sur. La crisis de la cooperación
internacional es un indicador significativo de la crisis ética del Norte y de la coyuntura
global. El mal manejo de los fondos económicos de la cooperación y la corrupción
han llevado a una mayor desconfianza sobre este tipo de ayuda.

La cooperación internacional como ayuda humanitaria no absuelve la injusticia


estructural sobre la que se asienta el sistema. La cooperación internacional es un
derecho de los pueblos y como tal corresponde desencadenar un proceso que salga al
encuentro desde lo político-ideológico, desde lo sociocultural y desde lo técnico-
económico-financiero. Pero se pretende recortar este derecho. Esta cooperación debe
ser entendida no sólo entre países del Norte y del Sur, sino también entre los pueblos
del Sur.

92
América Latina asume el reto de construir la esperanza, de gestar procesos de
desarrollo integral y de ver el futuro con optimismo. Las experiencias de las
organizaciones populares, de los niños trabajadores, de los jóvenes, de las mujeres en
los comedores populares, la organización de trabajadoras del hogar, los informales,
etcétera, que luchan cada día, nos muestra que creemos en la vida, en el presente y
que seremos dueños de nuestro propio destino. Esta experiencia no la hicimos solos:
amigos, compañeros y organizaciones de Europa nos apoyaron tanto a nivel
económico, moral como con los llamados voluntarios, que optaron por un trabajo
concreto y dieron su testimonio de que la solidaridad es posible.

Desde nuestras experiencias de vida y acción, con apoyo y solidaridad de las ONG
de cooperación y voluntariado, se han establecido, más que relaciones en lo
económico, relaciones compartidas.

Hoy el desafío consiste en la apuesta por una solidaridad recreada a partir del
esfuerzo por construir un proyecto de humanidad, más que por el lado de levantar un
proyecto de desarrollo sólo económico.

Es necesario desarrollar la dimensión cultural y la educación de una nueva política


de cooperación a partir de nuestras experiencias de acción con y a través de las ONG
y otras organizaciones.

93
94
SÍNTESIS

Alejandro Cussiánovich Villarán

LA GOBALIZACION DEL MODELO DE DESARROLLO


CAPITALISTA

Los rápidos como profundos cambios producidos en el mundo desde la


posguerra y en particular desde las ultimas décadas, constituyen un dato social,
político y cultural obligatorio para repensar la globalizada de que hacer humano
en el planeta

Las crisis de las propuestas históricas desde el socialismo y las consecuencias


que esto conlleva a nivel de la correlación de fuerzas internacionales, así como
el nivel de los que podríamos llamar la subjetividad colectiva, la esperanza de
horizonte humanitarios para la vida en el mundo, parecieran haber dejado la
propuesta de capitalismo “antropófago” como la única y obligada apuesta para
los pueblos que quieran encaminarse al desarrollo y al confort

La globalización así entendida es el nuevo nombre de la dependencia y de la


colonización del mundo por unos cuantos.

Se trata de la globalización de un sistema inspirado en esa ideología llamada


neoliberalismo que lo ha remozado

El neoliberalismo como doctrina, como cultura, es decir como una manera


de ver, de concebir la historia, la relaciones entre los hombres, el sentido de las
aspiraciones y el contenido de la felicidad; como una manera de entender la
economía, la política, lo social, no logra hoy encontrar una explicación cabal y
radicalmente transformadora de sus propios principios, a las contradicciones del
sistema capitalista, a las medidas de ajuste que, lejos de paliarla pobreza en el
mundo, la ha

95
Acrecentado, y se prevé que hasta los primeros cinco lustros del próximo ciclo
seguirá creciendo en el mundo. No se trata sólo de “desviaciones estándar” para
los países llamado de tercer mundo, sino de la pobreza que en los mismos
países desarrollados se viene produciendo

Los golpes de pecho que hoy se dan el banco mundial, el fondo monetario
internacional, el banco interamericano de desarrollo,¿son signos de susto o de
conversión?¿se trata de una auto critica para que todo siga finalmente igual, o
estamos a la puerta de una radical toma de conciencia de la perversidad de las
medidas y del sistema al que les son funcionales, así como de la ideología
neoliberal que las sustenta? La perversidad es un calificativo moral, y
precisamente por ser tal deviene además un cuestionario y llamado a la revisión
del pretendido sustento científico que la justicia.

La globalización del modelo de desarrollo capitalista es además el intento de


universalización de una de una propuesta oxiológica que pone en el pragmatismo
(individualismo exaltación de lo privado, poder de los conocimientos principalmente
tecnológicos), en la eficiencia y eficacia, en la búsqueda de la competitividad, la nueva
racionalidad del espíritu de competencia capitalista .

Es evidente que ni el adelgazamiento del estado, ni la casi desaparición en algunos


países del estado social , ni la privatizaciones de las empresas estatales, ni la reducción
de la inflación, ni el aumento del producto bruto interno, logran quebrar el circulo
vicioso de la pobreza, de exclusión social y económica, de la falta de nuevos puesto
de trabajo, ni de la desigualdad distribución de la riqueza.

LOS PAISES DEL TERCER MUNDO: HACIA UNA REINGENIERÍA


IDEOILÓGICA –POLÍTICA Y ETICI-UTÓPICO

El horizonte en el que no toca movernos como región está signado no sólo por la
pobreza y la devaluación que nuestros países padecen a los ojos e intereses de las
grandes potencias, sino también por la voluntad y sabiduría que nuestros pueblos han
demostrado de no designarse a que aquel sea un callejón oscuro sin salida posible.

Lo que esta en juego en el mundo, así lo entienden nuestros pueblos, es una


manera de ser humanidad, de ser gente sobre la tierra con dignidad y respeto de las
diferencias que no pueden ser pretexto para ninguna desigualdad. Pero también hay

96
conciencia de los complejos que resulta rebatir la situación que nos agobia.

La llamada crisis de paradigma, de proyectos, se expresa en lo plano de lo personal


y de lo personal individual en una búsqueda de identidad y en la necesidad de superar
ciertas identificaciones atribuidas o asumidas y que son construcciones sociales que
terminan marcando una forma de autovaloración que no se condice con la realidad
de nuestros países

El control tecnológico, en particular a través de la comunicación, tiende a reforzar


la idea según la cual solo se puede salir de la actual situación con apoyo desde afuera,
subvalorando las potencialidades, los recursos endógenos en los que debe
fundamentalmente basarse toda propuesta de desarrollo de la región.

Están nuestros países convocados por la historia actual a plasmar en modelos de


desarrollo sus legitimas aspiraciones, sus grandes valores culturales, sus mejores
expresiones históricas de ser humanidad; a ensayar una fecunda articulación de los
aportes de la civilización moderna y de nuestros aportes a la humanidad.

Todo esto exige que en la región se afiance el proceso de reingeniería ideológico-


político, es decir, la innovación en los instrumentos y en los presupuestos teóricos de
los análisis, en los fundamentos de nuestras practicas políticas. Si bien los discursos de
los 70 hoy son leídos y escuchados no sin cierta ironía y hasta compasión, urge que un
balance sereno permita permita encontrar lo que de ellos aun tienen vigencia en
nuestros proyectos, mas allá de las limitaciones que hoy estos puedan estos tener en
las practicas que una situación de sobrevivencia nos impone.

Pero también se nos demanda una reingeniería de nuestro elán Pero también senos
demanda una reingeniería de nuestro elán ético-utópico. Lo útópico es un imperativo
de todo pensamiento y de toda práctica de liberación; es parte consustancial de
nuestra propia razón de existir y de aspirar a la dignidad como personas , y como
pueblos. Proclamado el fin de la historia Y la muerte de las ideologías, algo que ni los
mismos autores de este pregón parecieran creer, desde los países aparentemente
excluidos de la historia oficial, desde sus mismas condiciones de vida transforma- das
en un hecho ético mayor, se levanta un cuestionamiento radical a la «ética» neoliberal,
al contenido humano de su fundamento «utópico», es decir, :cl proyecto mismo de
dominación y neocolonización vigente.

Levantar la centralidad del sujeto, de la persona, del, actor social, desde nuestra
Región, equivale a precisar que se trata de pobres, de marginados, de explotados, de
excluidos de ignorados. Vale decir del no-sujeto, del no persona, del no-actor social.
Para nosotros, más en concreto, significa reconocer la centralidad política, social,

97
econórnica, ética, utópica que tienen mujeres, negros, indios, Jóvenes, niños y niñas
trabajadores, de la calle, ancianos abandonados por las actuales leyes de jubilación

La emergencia de movimientos sociales contemporáneos en la Región es un


indicador de la capacidad de resistencia y de la voluntad de participación de nuestros
pueblos. Sin ellos la mayoría de nuestros países habrían visto comprometida
seriamente su gobernabilidad. No son ellos sin embargo muros de contención de la
indignación popular; por el contrario, son espacios de acumulación de experiencia, de
presencia cívica, de exigencia de democracia social y no sólo política. Ellos además
son actores altamente significativos e n los procesos de pacificación y en la
construcción de la paz en muchos de nuestros países. Sin ellos no seria posible pensar
la Región con personalidad propia. Pero todo esto no equivale a una ingenua ni
romántica exaltación de estos movimientos como el de indígenas en Brasil,
Guatemala, Bolivia, Ecuador, Perú o el de mujeres-populares organizadas en todos
nuestros países, o los movimientos en defensa de los derechos humanos y de los
recursos naturales. La contundencia de los mortales ajustes económicos ex plica en
parte actual aparente lentitud para ciar respuestas que reviertan la situación global.

LOS JANT: LLAMADOS A SER ACTORES SOCIALES


La cuestión demográfica cobra hoy una significación social, económica, política,
cultural y humana de primera magnitud para ubicar el fenómeno explosivo no sólo de
la pobreza sino de los millones de niños adolescentes y jóvenes que salen a trabajar y
a hacerlo en las peores condiciones Lo fenómenos por razones económicas, de
acceso a servicios o a causa de la violencia, lejos de disminuir se han incrementado en
la Región.

Ciertamente, las políticas sociales de nuestros Estados no sólo son obsoletas,


cuando existen, sino que están como pintadas pues . no hay una real voluntad política
de ponerlas en práctica, siendo además relativamente insuficiente la fuerza social para
exigir su cumplimiento.

Entre los graves problemas que encaran los JANT en la mayoría de nuestros países
debemos sena lar el impacto que a nivel de su identidad social y personal esto
significa. La cuestión de autoestima y de reconocimiento deviene un punto sustantivo
en el esfuerzo de desarrollo de nuestros jóvenes- adolescentes y niños como actores
sociales. La fragilidad del poder subjetivo está en estrecha relación con la exclusión.
del poder político y social :en que las sociedades dominantes mantienen a los JANT.
Las experiencias de participación que se les conceden no representan un real ejercicio
de su ciudadanía social.

Las expresiones de organización de los JANT revelan no solo las dificultades de


hacerlo en contextos de creciente pauperización . y cuando las banderas de lucha
parecen escapar de las manos de la ciudadanía, de la comunidad, del propio país sino
que ellas son una fuerza simbólica de las potencialidades aún presentes en la nuevas

98
generaciones. No se puede subestimar ni el impacto desmotivador del contexto global
en los JANT, ni tampoco la capacidad y reserva de vitalidad que estas generaciones
vienen mostrando.

El reto de devenir actores sociales en la vida cotidiana, vale decir en lo que


cotidianamente recuerda al pueblo la urgencia del cambio, postula de parte de quienes
acompañan dicho proceso una permanente atención a los nuevos caminos que quizá
también desde ellos se van abriendo para la Región. Los movimientos, sociales de
JANT y en favor de ellos tienen un espacio político y social que difícilmente podrá ser
cubierto sin su - protagónica participación.

99
100
YA COMENZÓ
EL SIGLO XXI:
EL NORTE CONTRA
EL SUR *

Xavier Gorastiaga S.J.

Un conjunto de reuniones y seminarios celebrados en América Latina y en el ámbito


internacional en 1990-91 perfilan un diagnóstico común sobre el carácter de nuestra
crisis, las tendencias dominantes y sus contra tendencias, y un conjunto de propuestas
alternativas sorprendentemente coincidentes, en un momento que aparecía dominado
por la crisis de modelo, la crisis de teoría y la crisis de una visión alternativa de la
sociedad y de la historia.

La profundidad y la rapidez de los cambios globales hacen de la década de los 90


una coyuntura estratégica, por estar definiéndose a corto plazo la correlación de
fuerzas internacionales que dominará el comienzo del siglo XXI. El carácter
estructural de estos cambios y su globalidad tienen el sentido de una «cuarta onda
larga» en los ciclos anunciados por el economista soviético Kondatrief. Por eso la
coyuntura de la década de los 90 es estratégica.

En otro sistema de coordenadas también vivimos una encrucijada de cambios


copernicanos, incluso superiores a lo que significó la coyuntura de 1914-1917. En
1914 comenzó con retraso el siglo XX con la gran confrontación entre el capitalismo
y el socialismo. E1 siglo XX terminó en 1989 con la caída del muro de

*
Ponencia presentada por el autor, Presidente del CRIES, al Congreso de la Asociación
Latinoamericana de Sociología, realizado en la Habana en mayo de 1991.

101
Berlín y el fin de la confrontación Este-Oeste. E1 siglo XXI ha comenzado ya con
la confrontación Norte-Sur, Capital-Trabajo, que supone una nueva fase de la vieja
confrontación, pero con parámetros cualitativamente nuevos.

1992, por otra parte, es un año simbólico. No se puede celebrar el «descubrimiento»


de América Latina, que ya tenía su propia identidad y civilización a la llegada de los
españoles. Lo que ocurrió en 1492 fue el descubrimiento de la Historia Universal y el
descubrimiento del mundo como totalidad. En la década de los 90 también la
humanidad se descubre como un mundo, una unidad inseparable, una casa común
vinculada a un destino común, producto de la revolución tecnológica, de la revolución
de la informática, de las comunicaciones sociales, del transporte y de la creciente
conciencia del peligro de un suicidio colectivo por haber superado los límites que
demanda la conservación de nuestro propio planeta.

Además de su simbolismo, 1992 representa un tremendo reto para el


autodescubrimiento y la autoconstrucción de América Latina, superando el
encubrimiento de estos 500 años. Este reto se da sin embargo en «los tiempos del
cólera», lo que refleja la profundidad de la crisis económica y política de América
Latina. En los tiempos del cólera estalla también el éxodo masivo de los kurdos, el
desastre ecológico de Bangladesh, la amenaza de guerra civil en Yugoslavia y la
desintegración de la Unión Soviética. La persistente y creciente hambruna de África
supera en dramatismo a todo el conjunto de las otras tragedias humanas, en
momentos en que se proclama irresponsablemente «el fin de la historia» y el «Nuevo
Orden Mundial».

El carácter de globalidad, el carácter contradictorio y dialéctico de estos cambios


estructurales es lo que pretendemos resaltar. Entre la esperanza y el desgaste, la
impotencia y la cólera, la angustia y la rabia se debate la intelectualidad
latinoamericana, mientras el pueblo se las ingenia para sobrevivir en una creciente
lipidia.

Intentaremos desentrañar esta encrucijada de los 90 analizando en la primera parte


las causas estructurales de la misma, en el marco más amplio de la reestructuración del
capitalismo y del Nuevo Orden Mundial que se proclamó después de la Guerra del
Golfo. En una segunda parte sopesaremos el impacto de estos cambios en América
Latina y el Caribe, la propuesta de la Iniciativa para las Américas frente a la
conformación de los megamercados trilaterales y la recesión norteamericana.

102
Finalmente, indicaremos algunos rasgos de la dialéctica entre la democracia creciente
y el sometimiento económico, ambos fenómenos causantes de una crisis de
ingobernabilidad y desgaste político que afecta tanto a la izquierda como a la derecha
latinoamericana.

La crisis de civilización exige un replanteamiento “desde abajo y desde adentro” y la


búsqueda de alternativas frente a esta avalancha neoliberal. La última encíclica papal
Centesimus Annus en el centenario de la Rerum Novarum, refleja hasta dónde esta
avalancha del Norte contra el Sur y del Capital contra el Trabajo ha superado límites
que hasta muy recientemente habían sido considerados como un mal menor.

LOS GRANDES CAMBIOS ESTRUCTURALES

Coincidimos con el historiador Paul Kennedy en que no ha existido en la historia de


la humanidad un período en el que se dé tanta concentración, centralización e
intensidad del capital en , tan pocas naciones y en una población tan minoritaria. El
Grupo de los Siete y el capitalismo central con unos 800 millones de habitantes,
controlan y hegemonizan más poder económico, : tecnológico, informático y militar
que el resto de los aproximada: mente 4,000 millones de personas que viven en Asia,
África, Europa Oriental y América Latina, donde también una exclusiva minoría
participa de las relaciones y estándar de vida del Norte. Esta concentración del capital
corresponde al carácter de la nueva revolución tecnológica, donde el ciclo de
acumulación del capital depende cada vez menos de la intensidad de los recursos
naturales y del trabajo, e incluso de la intensidad del capital productivo, para '
concentrarse en una acumulación tecnológica basada en la ; intensidad del
conocimiento. La concentración y centralización del conocimiento tecnológico es
más intensa y monopólica que las otras formas de capital, aumentando la brecha entre
el Norte y el Sur.

La repercusión de este fenómeno ha llevado a una desmaterialización creciente de la


producción, donde cada vez se requieren menos materias primas por unidad de
productos. (En el cuadro se puede comprobar cómo en la producción japonesa se ha
dado la reducción de un 33% del uso de materias primas en relación con el producto
en los últimos 20 años.)

103
JAPÓN: INDUSTRIA MANUFACTURERA: RELACIÓN CONSUMO
MATERIAS PRIMAS/ PRODUCCIÓN INDUSTRIAL
(1965- 1987)
(INDICE DE PRODUCCIÓN INDUSTRIAL Y DE
CONSUMO DE MATERIAS PRIMAS: 1980=100)

Año Producción Materias MP /PI


industrias primas
1965 32,5 3,5 1,154
1966 36,8 42,8 1,163
1967 43,9 51,8 1,180
1968 50,2 57,9 1,153
1969 58,4 67,6 1,158
1970 66,5 76,2 1,146
1971 68,3 76,2 1,116
1972 73,3 81,7 1,115
1973 84,4 95,2 1,128
1974 81,1 90,4 1,115
1975 72,1 80,2 1,112
1976 80,2 87,5 1,091
1977 83,5 89,8 1,075
1978 88,9 93,3 . 1,049
1979 95,5 99,9 1,046
1980 100,0 100,0 1,000
1981 101,0 94,8 0,939
1982 101,4 91,4 0,901
1983 104,9 92,2 0,879
1984 116,7 99,6 0,853
1985 122,0 101,3 0,830
1986 121,6 97,5 0,802
Julio 1987 126,7 98,5 0,777

Fuente. Banco de Japón, Economic Statistical Annual 1985; Oficina de Estadística


delJapón, Monthly Statistics of Japan, N° 317; «Key Statistics». noviembre de 1987.

Más significativo todavía es el ritmo acelerado de la desmaterialización, el cual se


incrementó casi seis veces, pasando de -0.6% anual entre 1965-76 a una reducción del
uso de materia prima/producto industrial superior al -3% desde 1980.

104
El efecto de la desmaterialización se manifiesta en la tendencia a la caída de los
precios reales de las 33 principales materias primas, la mayoría de ellas productos de
exportación del Tercer Mundo. Este deterioro es más pronunciado también en los
últimos años.

Por otro lado, la automatización y robotización de la producción provoca que el


trabajo pierda valor relativo frente al capital, tanto en el Norte como en el Sur.
Ambos procesos provocan un deterioro permanente y estructural del valor relativo de
las supuestamente consideradas ventajas comparativas del Sur en la producción y
comercio mundial.

Estos fenómenos coinciden con una transnacionalización y globalización del


sistema de producción, financiamiento y comercialización, que permite por primera
vez la posibilidad de un mercado global. Un sistema de mercado del que no se puede
prescindir ni marginarse, incluso aquellos países con más capacidad de autarquía.

La revolución biotecnológica refuerza esa relativa autonomía del conocimiento


frente a condiciones climatológicas, genéticas y naturales, transformando las ventajas
comparativas de la teoría clásica en forma definitiva.

Las nuevas áreas de expansión de los procesos de acumulación global para fin de
siglo, como son el espacio, el mar y la energía quedan totalmente supeditadas al
control del poder económico, tecnológico y militar, lo que provocará una mayor
concentración y centralización y, por lo tanto, una mayor brecha y asimetría entre el
Norte y el Sur.

La revolución en las telecomunicaciones, transporte e informática han producido


innovaciones en la gestión y en el «management» que ha facilitado aún más las
fusiones de capital y tecnología (mergers), donde las empresas privadas de América
Latina y del Sur han sido cada vez más incorporadas e insertas en forma dependiente
a la lógica del capital central. La empresa nacional, tanto privada como estatal, cada
vez queda más marginada y en posición asimétrica frente a la empresa transnacional,
crecientemente aislada de la lógica del mercado interno y de la lógica de sobrevivencia
de las grandes mayorías pauperizadas.

Los países subdesarrollados, con un 75% de la población mundial, apenas alcanzan


el 19% del PIB mundial, habiendo reducido su participación del 23% que alcanzaban
hace una década. Su participación en el stock de inversión extranjera bajó de un

105
25,2% a un 16,9% lo que de nuevo refleja la globalidad del fenómeno. El cual es aún
más grave si consideramos que en esa misma década las transferencias netas del Sur al
Norte fueron el equivalente a diez Planes Marshall. En el caso de América Latina, y
según el más reciente informe del SELA, el mero servicio de la deuda fue un 80%
superior a los montos de inversión extranjera. Si se incluyera el capital
latinoamericano en el Norte, del orden de 160 mil millones y el deterioro de los
términos de intercambio, de unos 100 mil millones, la debacle financiera y productiva
de América Latina en la década de los 80 podría equipararse a los peores años de
saqueo colonial.

A este fenómeno estructural lo hemos calificado como la avalancha del Norte


contra el Sur y del capital contra el trabajo. No ha existido en la historia, ni siquiera en
la época colonial, una bipolarización tan extrema del mundo. Este es el carácter
fundamental de los cambios estructurales del fin de siglo, al menos desde la
percepción de los pueblos de América Latina y del Sur. La llamada «africanización» de
América Latina es una realidad objetiva. En la década de los 80 América Latina
disminuyó su participación en el mercado internacional de 7% a 4%; el stock de
inversión extranjera directa del 12,3% en 1980 a 5,8% en 1989, siendo la región del
mundo con mayor retroceso, incluso mayor que África, que descendió de 2,4% a
1,9%.

No debe por tanto sorprender que la CEPAL reconozca que, en la misma década, el
número de población en nivel de pobreza en América Latina haya ascendido de 112 a
184 millones de personas.

CAMBIOS POLÍTICOS GLOBALES

En los últimos años, cuatro hechos fundamentales están marcando las características
políticas de los 90: el colapso del socialismo estatista y totalitario, la nueva unidad
europea, la pérdida creciente de la hegemonía económica norteamericana y el nuevo
papel de Japón y el Pacífico.

La profunda crisis de Europea del Este ha tenido dramáticas repercusiones globales,


iniciando una nueva fase histórica con el Fin de la Guerra Fría. Desde el Tercer
Mundo, la evaluación de estos cambios es muy compleja. En primer lugar, la pregunta
desde la experiencia latinoamericana es si realmente hubo socialismo en Europa del
Este. Es decir, socialismo entendido como sistema alternativo social, económico y

106
político al sistema capitalista. El debate latinoamericano se inclina más bien a pensar
que un socialismo alternativo en la Unión Soviética posiblemente no superó el
período de los sóviets hasta 1923-1924. Posteriormente, la Unión Soviética se volvió
una alternativa militar frente a la amenaza nazi y después de la derrota de los nazis,
una alternativa militar frente a la amenaza de la guerra termonuclear. La mayoría de
los países de Europa del Este nunca tuvieron un socialismo original, sino una alianza
militar defensiva e impuesta en torno a la Unión Soviética. El impacto negativo de
este estilo de socialismo militar y estatista fue grande en América Latina. El
dogmatismo, verticalismo y estatismo de la experiencia del Este europeo afectó a
todos los partidos comunistas y a la mayoría de la izquierda latinoamericana. Por otro
lado, sin embargo, el bloque socialista sirvió como un balance que permitía un espacio
geopolítico y una retaguardia de apoyo para los cambios en el Sur.

El colapso de Europa del Este supone una pérdida de paradigma, de balance


económico y geopolítico, pero a la vez un nuevo espacio ideológico y práctico para
abrir nuevas experiencias, tanto políticas como económicas en un mundo que tiende a
buscar la superación de los conflictos a través de la negociación, el derecho
internacional, nuevas normas de convivencia que profundicen la democracia en las
relaciones globales tanto económicas como políticas.

El «socialismo real» o «socialismo de Estado», que tuvo éxitos en la liquidación del


poder feudal y en la creación de una base industrial importante, colapsó
rotundamente ante la revolución tecnológica y la sociedad de consumo. La crisis de
democracia es, sin embargo, la raíz política del colapso de esta experiencia de
«sociedad Estado». El «espejismo de Occidente» puede opacarse prontamente en
algunos países del Este, como en la antigua RDA y en Polonia, ante la vorágine de un
mercado que no respeta hábitos, ni se preocupa por consecuencias sociales, ni por la
cultura y la identidad nacional. La mayor parte de Europa del Este camina hacia una
latinoamericanización veloz, pudiendo convertirse en un área de recursos naturales y
de mano de obra barata para el desarrollo de Europa y del Norte. La URSS enfrenta
posiblemente mayores retos ante la amenaza de la desintegración de la federación y
también de un golpe militar o formas de fascismo populista.

En los próximos años, Europa del Este absorberá la atención política y la mayor
parte de los recursos disponibles en Europa, afectando política y económicamente la
atención que el Sur requiere. El impacto de los cambios en Europa del Este, sin

107
embargo, puede ser muy distinto para el Sur a mediano y largo plazo que lo que ha
sido en el corto plazo de esta breve experiencia. La relación directa entre el Sur y el
ex-Este, transformado por la crisis a nivel de sus sociedades civiles, puede convertirse
a mediano plazo en una de las fuentes de creatividad y complementariedad a nivel
mundial. Para ello habrá que superar la compleja situación y el actual aislamiento de
ambas sociedades civiles.

La unidad europea hegemonizada por la unificación alemana ha cambiado la


correlación de fuerzas internacionales. De Yalta a Malta, de febrero de 1945 a
diciembre de 1989, en menos de medio siglo, el mundo ha sufrido transformaciones
que históricamente hubiesen requerido varias centurias, tanto en lo ideológico, como
en lo político, en lo económico y por primera vez, desgraciadamente, en lo ecológico.
Una Europa unida podrá convertirse en el eje productivo, financiero y comercial del
mundo, junto con Japón y el Pacífico, dejando en una situación cada vez más
disminuida a Estados Unidos, provocando un nuevo reparto de las esferas de
influencia. Se abre, por tanto, la posibilidad para los países del Sur de aprovechar los
nuevos espacios y contradicciones del sistema.

La pérdida de hegemonía económica norteamericana es un fenómeno coincidente


con el debilitamiento y colapso del sistema de Europa del Este, la unidad europea y la
emergencia del Japón y el Pacífico. La pérdida de hegemonía de Estados Unidos tiene
evidentemente raíces económicas, por su incapacidad de superar los déficits fiscales y
comerciales, por su gigantesco presupuesto militar, al basar el crecimiento de la última
década en un endeudamiento vertiginoso que ha transformado al único país que tenía
el privilegio de tener una moneda nacional como reserva internacional, en el país más
endeudado del globo. En estas condiciones resulta difícil evitar una recesión sin un
flujo masivo anual neto de más de 100 mil millones de dólares.

La pérdida de competitividad tecnológica y de productividad no permiten mantener


una hegemonía política sino es basándola fundamentalmente en un poder militar, lo
que exige un presupuesto de defensa de aproximadamente 300 mil millones de dólares
anuales y en el poder ideológico con el que controlar las dos terceras partes de todas
las imágenes productivas en el mundo. La inestabilidad financiera manifestada en
octubre del 88 y más recientemente en la crisis financiera de las instituciones de

108
ahorro y crédito, y en el deterioro creciente de la infraestructura productiva y social
del país, indican que la deuda, los déficits y el presupuesto militar no son sostenibles
por más tiempo en estas condiciones. La crisis del Golfo podría alterar
temporalmente la recesión norteamericana y el balance político mundial, pero sin
cambiar las tendencias estructurales aquí señaladas.

Japón y el Sureste asiático en esta Era del Pacífico emergen como un poder
industrial, financiero y tecnológico determinante al final del siglo. Sin embargo, Japón,
gigante económico, se presenta como un pigmeo político. La diplomacia de Japón no
ha sido capaz todavía de jugar un papel correspondiente a su poder económico. La
política exterior de Japón sigue siendo un «misterio oriental» para América Latina.

Desde América Latina y desde el Sur se percibe a Japón, su historia, su cultura, su


raza y su religión en forma diferente a como lo percibe el Norte. Los japoneses no
son blancos, no son occidentales y no son cristianos. Pero las fuerzas estructurales del
mercado y de las instituciones del Grupo de los Siete tienden a asimilar a Japón con el
Norte, aumentando de esta forma la avalancha del Norte contra el Sur y del Capital
contra el Trabajo.

Estos tres grandes bloques conforman un neo-trilateralismo hegemonizado por el


Grupo de los Siete, con un conjunto de instituciones mundiales organizadas bajo su
hegemonía y control (FMI y Banco Mundial). La propia Organización de las Naciones
Unidas, con su dependencia financiera y el poder de veto de las potencias en el
Consejo de Seguridad mantiene un esquema originado en la Guerra Fría, donde la
mayoría de los países no pueden beneficiarse de una participación equitativa y
democrática.

La amenaza que confrontan los países del Sur se ve alimentada por la alianza de
intereses geo-económicos de los países del Grupo de los Siete, incapaces de atender y
entender las particularidades culturales, religiosas y nacionales de los múltiples
pueblos del Sur, que se sumergen en un fenómeno de creciente pobreza y
marginación. La propuesta que se ofrece desde el Norte es la integración a esta
«cultura de mercado», con una liberalización del comercio, de las finanzas, con la
privatización de la economía reduciendo el espacio de autonomía de los Estados,
asumiendo que las fuerzas del mercado son capaces de superar la pobreza y lograr la
estabilidad política y democrática de un mundo cada vez más unificado.

El multipolarismo de la realidad de fin de siglo es ambiguo. Aunque ofrece nuevos


espacios y posibilidades de diversificación si se utilizan los márgenes de maniobra que

109
los intereses diferentes y contradictorios entre los tres grandes bloques permiten, sólo
una vinculación interdependiente de los intereses del Sur pudiera crear una capacidad
de negociación y acción significativas como para incidir con eficacia en esta década.

UNA CRISIS DE CIVILIZACIÓN

Hace 500 años el mundo se descubrió -se conoció- como una unidad geográfica e
histórica. El mundo se descubre y conoce en 1992 como una entidad inseparable,
aunque dramáticamente dividida. El norte trilateral, articulado en torno al Grupo de
los Siete, aumenta la concentración y centralización del poder en todas sus formas.
La reestructuración del sistema capitalista tiende actualmente a reforzar esa
polarización y asimetría al faltarle el contrapeso que ofrecía el bloque de los países
socialistas del Este. Nunca antes en la historia, ni en los tiempos de la colonia, ni en
las guerras mundiales, ni en la bipolarización de la Guerra Fría entre el Este y el
Oeste, la división del mundo entre los que tienen el poder (militar, tecnológico,
financiero, informático, administrativo) y los que carecen y dependen de ese , poder
ha sido tan asimétrica.

La división del mundo, unido sin embargo por primera vez, entre el Norte de los
pocos con mucho y el Sur de los muchos con poco, se transforma en el eje y carácter
de la actual crisis del fin de siglo. Ciertamente, la calificación Norte y Sur simplifica el
problema mundial, pero permite resaltar la contradicción dominante en momentos en
que hablar de Tercer Mundo ha perdido sentido con la desaparición del Segundo
Mundo.

En estas condiciones, el modelo de sociedad al que lleva el estilo de civilización de


los países del Norte es un modelo de ! sociedad no universalizable. El estilo de
desarrollo y el modelo de vida de los países del Norte no es extendible a toda la
humanidad, por tener límites ecológicos, poblacionales y por ser estructuralmente
contradictorio. Contradictorio entre los requerimientos de la acumulación progresiva
que exige ese modelo, con la concentración creciente del capital, la tecnología y el
poder en el Norte, y la exclusión de las mayorías del Sur, que exigen no sólo la
sobrevivencia sino la participación y un nivel de vida humana , que permita la
democracia y la paz.

110
Es revelador que precisamente cuando se anuncia el «fin de la historia» y el triunfo
del sistema capitalista occidental, el Banco Mundial publique el Informe sobre el
Desarrollo Mundial 1990: La pobreza planteándola como «la cuestión más apremiante
de la década». El fenómeno de los mil millones de personas con un per cápita menor
de 370 dólares al año no es solamente vergonzoso. Es insostenible.

Esta crisis no es sólo de distribución y equidad, es una crisis de valores y de destino


para la humanidad. Por eso puede calificarse como una crisis de civilización. La
sociedad mundial no es ni estable ni sostenible en estas condiciones. La democracia y
sus demandas son irrealizables para la mayoría de la población del mundo, lo que
tiende a provocar una ingobernabilidad creciente. Huntington, el ideólogo de la
Comisión Trilateral en la década de los 70, calificó como una amenaza el incremento
de las demandas producido por la democratización en el Tercer Mundo. La urgencia
de reducir y de «tutelar» la democracia de las grandes mayorías en el Sur se vuelve hoy
una necesidad imperiosa si el Norte quiere mantener los privilegios que disfruta. Lo
que hemos calificado como Democracia de Baja Intensidad para América Latina es un
producto más estructural que coyuntural, proveniente de la incapacidad de nuestra
base material de sostener incluso estos incipientes procesos de democratización.

Para legitimar esta situación se percibe un intento de ideologización de la


confrontación Norte-Sur, presentando al Sur como el nuevo enemigo, como la
amenaza que sustituye al desaparecido «imperio del mal». El Sur se presenta como el
«tugurio del mal», un lugar peligroso para la estabilidad ciudadana del Norte, de donde
provienen las amenazas de la droga, la invasión de la migración, la inestabilidad
política y los conflictos regionales.

La objetiva brecha estructural entre el Norte y el Sur se amplifica con la


ideologización subjetiva, que tiene profundos rasgos racistas. En vez de enfrentar las
causas de la crisis se busca en sus efectos la responsabilidad de la misma.

AMÉRICA LATINA: LA COSECHA DE LOS 80

La llamada «década perdida» es una década compleja y dialéctica. Indudablemente


que la capacidad competitiva de América Latina en los 90 es sustancialmente menor
que en los 80. Las pérdidas

111
en el comercio exterior, en la participación de la inversión extranjera, en la profunda
descapitalización y desinversión tanto productiva como social, y los demás índices
suficientemente conocidos de la «década perdida», indican un profundo y estructural
deterioro económico de América Latina. Robert MacNamara sintetizó esa percepción
con una afirmación rotunda: Latin America no business. No somos negocio.
Posiblemente, sólo México, Chile y en cierta forma Brasil, Colombia y Venezuela
ofrecen un panorama más atractivo para el capital. La aparición del cólera «en los
tiempos del ajuste» simboliza esta creciente «africanización» y marginación económica
de América Latina.

Por otro lado, la marginación política es también evidente ante la conflictividad del
Medio Oriente y de los intereses estratégicos allí involucrados, y ante la creciente
desintegración de la Unión Soviética, por la tensión en las diferentes nacionalidades.
El propio Gorvachov mencionó la amenaza de la desintegración en su viaje a Japón
en abril y la amenaza del retorno de la Guerra Fría a mediados de mayo. La «década
perdida» sin embargo es mucho más compleja. La sociedad latinoamericana es
cualitativamente diferente de lo que fue al inicio de los 80. La «década perdida»
coincide y es en parte causa de la «explosión de la democracia latinoamericana» en los
80. La democratización a través de los procesos electorales no es más que un reflejo
de una democracia radical y profunda que se ha ido consolidando en forma creciente
sobre los diversos ámbitos de la sociedad civil. Décadas de lucha contra las
oligarquías, las dictaduras y el militarismo han ido cuajando en una revolución de la
sociedad civil. Como manifestaron en abril del 91 los representantes de los partidos
políticos latinoamericanos en Viena: «La incipiente democracia electoral en muchos
países se manifiesta en la democracia representativa, que tiende a convertirse, por la
presión democrática y constitucional de las mayorías, en una auténtica democracia
participativa.»

Este despertar de la sociedad civil latinoamericana en los tiempos del cólera


responde a un proceso continuo que logra ir superando las limitaciones y la falta de
credibilidad en las elecciones, que se manifiesta en un alto abstencionismo en los
procesos electorales.

Esta compleja dialéctica de la crisis económica de la «década perdida» y la


revolución de la sociedad civil aparece como el carácter de la década de los 80. La
participación democrática de las mayorías organizadas y movilizadas en sus propias
instituciones civiles, han creado nuevos sujetos históricos que proponen y demandan

112
su participación en la economía, política, cultura y religión.

Esta dinámica de la sociedad civil tiene obviamente notables excepciones, como


Guatemala, Argentina, Panamá y Perú. La cultura del terror impuesta por la represión
militar en los dos primeros casos, la ocupación militar norteamericana de Panamá y el
colapso económico en el país andino explica la disgregación de la sociedad civil en
estas naciones. Esta dinámica contradictoria provoca un fenómeno de
ingobernabilidad, donde las demandas que nacen como producto del avance de la
democracia no encuentran una base material de sustento. Esta ingobernabilidad se
manifiesta en el rápido desgaste del liderazgo político neoliberal que controla la
mayoría de las democracias electorales desde la segunda mitad de los 80. Los casos de
Menem, Collor de Melo, Fujimori, Cristiani y Callejas no son más que ejemplos de un
amplio fenómeno que se manifiesta en toda su patética crudeza en la ingobernabilidad
de Panamá y Nicaragua. En ambos países el proyecto pro-norteamericano y neoliberal
no consiguió estabilizar políticamente al país ni reactivar la economía, provocando un
claro desgaste político e incluso profundas divisiones en ambos gobiernos, y una
aparentemente sorpresiva incapacidad financiera de Estados Unidos para apoyar dos
gobiernos que podrían haberse convertido en un show case, en una «vitrina», para
mostrar las maravillas de la política norteamericana.

La ingobernabilidad está provocando, por una parte, una sociedad de mendigos y


delincuentes, de descamisados y lumpen que buscan la sobrevivencia individual a
cualquier costo. Esta masa desorganizada es uno de los nuevos temas que desafían los
proyectos alternativos en América Latina. Una masa fácilmente cooptable por
religiones escapistas, por la droga, por la migración creciente hacia el exterior o por
un ultraizquierdismo violento desconectado de propuestas alternativas y viables, que
incluso confrontan a los grupos organizados y a los partidos con propuestas
alternativas de sociedad. En esta encrucijada de fin de siglo se presentan dos
proyectos contradictorios para el continente, que son más bien dos procesos y dos
visiones antagónicas sobre el futuro de América Latina.

113
LA DEUDA, EL AJUSTE NEOLIBERAl Y LA INICIATIVA PARA IAS
AMÉRICAS

La continuidad de la crisis de la deuda, el proceso de ajustes estructurales y la nueva


propuesta de Bush para el continente permiten visualizar un proyecto de
reestructuración del capitalismo latinoamericano, para la nueva inserción internacional
del continente, en el que se establece el papel que América Latina debe tener en el
Nuevo Orden Mundial que Bush y Baker proclamaron en el «momento definitorio»
de la Guerra del Golfo.

En aquella ocasión, el presidente Bush afirmó ante el Congreso: «No hay sustitutos
para el liderazgo americano en el mundo». Y el Secretario de Estado declaró ante el
Comité de Relaciones Exteriores del Congreso: «Quedamos nosotros (We remain).
Permanecemos como la única nación que tiene voluntad política, los instrumentos
militares y económicos a nuestra disposición para controlar la ilegalidad que está
dominando en ciertas áreas del mundo. El mundo se ha convertido en un lugar
peligroso y nosotros necesitamos capacidad global. Somos la única superpotencia que
permanece».

La deuda ha sido el instrumento financiero que sustituyó a la inversión directa en la


década de los 70 como mecanismo de extracción de transferencias netas de América
Latina. A la vez, mecanismo de sometimiento del Estado y de la desnacionalización,
incluso de la empresa privada latinoamericana. Los conatos de América Latina por
enfrentarse individualmente al pago de la deuda no consiguieron, a pesar de los
diversos intentos de declaración de moratoria, lograr una negociación equitativa de la
deuda. El Fondo Monetario, el Banco Mundial, la AID y, más recientemente el BID,
sirviéndose de las obligaciones de la deuda lograron crear condicionalidades cruzadas
sobre los Estados y las empresas nacionales, de forma que las políticas de ajuste
vinculadas a estas condicionalidades sobreimpuestas han provocado un grave
debilitamiento en la capacidad negociadora de América Latina. En este proceso debe
entenderse la Iniciativa para las Américas que el presidente Bush anunció el julio de
1990.

La propia Secretaría Ejecutiva del SELA, en su reciente y positivamente ponderado


análisis sobre la Iniciativa de Bush (abril del 91) afirma: «La Iniciativa para las
Américas no propone una estrategia para el desarrollo de la región, sino que
constituye un mecanismo para acelerar las reformas económicas en curso cuyos
elementos principales han sido promovidos desde los organismos financieros

114
multilaterales, con el apoyo del gobierno norteamericano... Responde a necesidades
económicas y estratégicas concretas de los Estados Unidos». El SELA propone por
esto la búsqueda de elementos que permitan alcanzar beneficios mutuos dentro de
una identificación de los intereses mutuos que logren una auténtica asociación
(partnership), lo cual exige definir las reglas del juego y criterios de entendimiento con
Estados Unidos.

Mantenemos la tesis de que la Iniciativa de Bush es producto de la necesidad del


reajuste macroeconómico de la economía norteamericana debido a su profunda
recesión y a su falta de competitividad internacional. Estados Unidos necesita la
creación de un megamercado continental para enfrentarse a la Europa unida y a su
nueva zona de influencia económica y política en Europa del Este y al megamercado
de Japón y del Sureste asiático.

La ampliación de un mercado libre desde Alaska a la Patagonia permitiría a Estados


Unidos compartir los costos de su propio ajuste con Canadá y América Latina, al
mismo tiempo que aumentar el poder de negociación frente a los acuerdos
comerciales globales que se debaten en la Ronda Uruguay. Ante el posible fracaso de
estos acuerdos comerciales, Estados Unidos necesita : ampliar su capacidad
competitiva para enfrentarse a acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales con
Europa y el Japón.

La deuda, el comercio y la inversión, los tres pilares de la : Iniciativa para las


Américas llevan consigo estrictos criterios de condicionalidad que el presidente Bush
ha enfatizado insistentemente. El documento ya mencionado del SELA afirma: «En
todos los asuntos relativos a la deuda, la condicionalidad derivada de la ,vinculación con la reforma
económica constituye un requisito esencial". Pensamos que este criterio se aplicará también a
los asuntos , comerciales y a la inversión. Esto ya es evidente en relación con los
mecanismos de mercado que no han sido aplicados para la reducción de la deuda, al
no aceptarse las cotizaciones en- el mercado secundario. En la misma lógica, las
condiciones para la incorporación de la inversión norteamericana en América Latina
estarán vinculadas a la aceptación de las condicionalidades de la deuda y del uso no
recíproco y asimétrico del mercado, que nunca se extenderá al flujo libre de la mano
de obra entre Estados Unidos y América Latina, ni siquiera en el caso de México.

Partimos del presupuesto de que la Iniciativa debe analizarse, en primer lugar, desde
la recesión y necesidad de un ajuste macroeconómico en Estados Unidos. La
Iniciativa permitiría a Estados Unidos enfrentarse en mejores condiciones a su

115
endeudamiento estructural, a su pérdida de competitividad internacional, a la
expansión de su mercado hacia una zona de influencia privilegiada para acrecentar su
seguridad estratégica y el autoabastecimiento continental de recursos naturales,
especialmente petróleo, para poder mantener su hegemonía geoestratégica en base a
una competitividad geoeconómica de la que actualmente carece.

La deuda total de Estados Unidos, que se presenta en el siguiente cuadro, refleja que
la economía norteamericana es en buena medida una economía ficticia, dependiendo
de transferencias internacionales superiores a los 100 mil millones de dólares y a un
endeudamiento progresivo, tanto del Estado como de las empresas y de los
consumidores.

DEUDA TOTAL DE ESTADOS UNIDOS


(EN MILES DE MILLONES DE DÓLARES)

1980 1990
Deuda federal 91 4 3.500
estatal 316 850
empresas 829 2.100
consumidores 1.300 3.000
Total 3.400 9.150
PIB 2.732 5.300
Deuda externa +180 -800
Servicio/Presup. 13% 20%
Ahorro 7% 4%

Fuente. Recopilación de Anuarios de Comercio Exterior de EE.UU. 1987-90.

En una sola década, Estados Unidos pasó de ser el mayor acreedor internacional a
ser el mayor deudor internacional duplicando casi el presupuesto que requiere el
servicio de esta deuda (de 13 a 20%) y reduciendo casi en la mitad el ahorro del país
(de 7 a 4%). Esta situación es absolutamente inestable. Estados Unidos no puede
seguir consumiendo el 25% de la : energía del mundo, el 50% del cual es importado.
No puede seguir manteniendo unos impuestos sobre la gasolina que son seis ' veces

116
inferiores a los de Japón, Alemania, Italia, Francia, etcétera. Si Estados Unidos
aumentase el impuesto de la gasolina al nivel de sus competidores económicos podría
obtener un ingreso adicional de 180 mil millones de dólares anuales. Este derroche de
energía explica la firme decisión de embarcarse en una operación militar en el Golfo.

A pesar de ese subsidio energético, la productividad norteamericana, medida en


términos de PIB per cápita, era en 1988 la cuarta entre la de las 22 naciones más
industrializadas. La tendencia es que llegue a ocupar el lugar décimo tercero en el año
2030. La razón fundamental del declive de la productividad norteamericana es que su
tasa de ahorro es la mitad de la de sus competidores industriales y una cuarta parte de
la del Japón. Esta reducción del ahorro norteamericano contradice además una
premisa fundamental de la política neoliberal, que mantiene que la concentración del
ingreso permite el aumento del ahorro y la inversión. En : Estados Unidos la
concentración del ingreso en el 10% de los más ricos aumentó en 4% desde 1980 a
1990, subiendo su proporción al 27% del PIB. En esa misma década, sin embargo, el
ahorro decreció de 7 a 4%. Por otro lado, el sistema impositivo norteamericano no
ayuda a corregir esa deficiencia, pues el peso tributario es un 55% del promedio del de
los otros países industriales.

Por otro lado, el gasto militar en Estados Unidos, en relación con estos países
industriales, es cuatro veces superior como porcentaje del PIB, al mismo tiempo que
su gasto en actividades no militares, como infraestructura e inversión social, es 45%
más bajo que el de los otros países industriales. Estos datos están tomados de un
«test» a la responsabilidad ciudadana de Estados Unidos hecho por el Profesor
William M. Kaula, de la Universidad de California y publicado por The New York
Times y Herald Tribune el 12 de marzo de 1991.

La pérdida de competitividad de Estados Unidos a nivel internacional es también


notable. En el cuadro siguiente se percibe el declive en la misma década de casi un
50% en las áreas punta de la tecnología norteamericana, en fibras ópticas, conductores
y maquinaria agricola, al tiempo que su dependencia petrolera se triplica en esa misma
década. En 1990 Estados Unidos mantiene un liderazgo tecnológico en reducidas
áreas, en especial la biotecnología y el diseño industrial.

117
COMPETITIVIDAD EN EL MERCADO INTERNACIONAL

1980 1990
Fibra óptica 73% 42%
Conductores 60% 36%
Maquinaria agrícola 18% 7%
Dependencia petrolera 12% 36%

Fuente. Newsweek, abril de 1991.

Esta pérdida de competitividad corresponde a una reducción en la tasa de inversión,


en los fondos dedicados a la investigación, en la productividad, en los gastos en
infraestructura, e incluso en la pérdida de su propio mercado interno, que mantiene
una propensión creciente a aumentar las importaciones. El consumidor
norteamericano comienza a desconfiar de sus productos, en relación con la tecnología
y el diseño de productos japoneses y europeos. La falta de confianza del consumidor
estadounidense ha llegado a su punto más bajo desde 1980, con una tasa de confianza
del 54% en relación a la que tenía hace una década. Esta falta de confianza ha
comenzado a tener repercusiones internacionales. Japón ha retirado en 1990 más de
30 mil millones de dólares del mercado norteamericano. Por otro lado, la recesión
prolongada ha provocado un aumento del número de los pobres, que supera los 30
millones de norteamericanos.

Mantener un presupuesto militar tan alto y que dos terceras partes de los fondos
dedicados a investigación "se dedique a la alta tecnología militar, aumenta la brecha de
competitividad con la tecnología civil, sobre todo con la de Japón y la de Alemania,
que no tienen tantos gastos en tecnología militar.

Este análisis pudiera extenderse con otros datos que indican la irrenunciable
necesidad de un ajuste estructural de la economía de Estados Unidos. El tema ha
llevado a grandes debates en el Congreso, e incluso a que el presidente Bush tuviese
que romper con su principal promesa electoral de no aumentar los impuestos.
Estados Unidos necesita un ajuste incluso más estricto que el requerido en América
Latina. Además, las distorsiones de la economía norteamericana tienen un impacto
multiplicador en los mercados financieros mundiales, en las tasas de interés y en las
fluctuaciones y especulación en la bolsa de valores. Sin embargo, los organismos

118
internacionales establecidos para garantizar la estabilidad financiera mundial no son
capaces de enfrentarse a una de las distorsiones más fundamentales de la economía
moderna.

Para América Latina, tener un vecino y su principal mercado en una recesión


estructural y con unos desbalances tan grandes como los señalados implica tener un
factor desestabilizador; permanente en sus propias economías. La Iniciativa para las
Américas no puede analizarse fuera del contexto de la necesidad de reajuste de la
economía norteamericana y de la urgencia de aumentar su competitividad
geoeconómica frente a los megamercados de Europa y Japón.

Aquellos latinoamericanos que consideran que la Iniciativa pudiera ser un factor de


crecimiento y estabilidad como el motor de crecimiento que fue la economía
norteamericana en los 60, cuando Estados Unidos era el país líder en inversión,
tecnología, y productividad, deben repensar la relación con Estados Unidos ' en un
marco muy diferente.

Por otro lado la monopolaridad militar de Estados Unidos, frente a una


multipolaridad económica donde Estados Unidos mantiene una posición de debilidad
creciente, no conduce a una situación de estabilidad. Como sostiene el profesor Paul
Kennedy, los imperios en declive tienden a ser más beligerantes en términos :
militares para compensar su debilidad económica.

Frente a la Iniciativa para las Américas se pueden presentar tres alternativas para
América Latina:

1. Negociar mejores términos con la Iniciativa superando la > falta de reciprocidad


y la asimetría que el análisis del SELA presenta con claridad. Esta posición considera
que la Iniciativa es la única tabla de salvación ante la crisis económica de América
Latina.

2. Fortalecer los mecanismos de la integración sub-regional de América Latina,


integrándose el continente por sub-regiones (Merco-Sur, Pacto Andino y
Centroamérica-Caribe con una relación especial con México, Colombia y Venezuela).
Esta integración latinoamericana permitiría una complementariedad para ` enfrentarse
al mercado norteamericano y canadiense. Esta segunda alternativa pretende obtener
los resultados más positivos : de la Iniciativa, diversificando la vinculación a través de
la integración de América Latina y abriéndose a nuevas relaciones con la Europa
unida y con el Pacífico.

3. Hacer surgir una visión y propuesta de sociedad latinoamericana alternativa. Se


pretende aquí resolver las causas de la crisis económica y responder a las demandas

119
acumuladas en la sociedad civil emergente. Se busca crear la base material para el
mantenimiento y profundización de una democracia participativa. Se parte, por tanto,
de una visión propia de sociedad, desde lo que se ha llamado la «lógica de las
mayorías», que busca cómo superar las tres explotaciones históricas del trabajo,
de la naturaleza y de la soberanía. La crisis de civilización deshumaniza tanto a los
vencedores como a los vencidos en el mercado y por tanto exige recomponer
equidad Y simetría, incluso para que el mercado pueda ser genuinamente libre.

Esta alternativa pretende reforzar las propuestas latinoamericanas de la segunda


propuesta. Esta visión y propuesta implica un mediano y largo plazo. Para los 90 lo
más viable es avanzar y profundizar la integración y diversificación latinoamericana
en un marco de reciprocidad y simetría. Sin embargo, también un pragmatismo
audaz exige tener una visión de la sociedad que vaya más allá de los marcos del
mercado. La agenda latinoamericana no puede reducirse a la agenda de la Iniciativa
para las Américas. Esta alternativa implica algunas prioridades estratégicas:

1. Una estrategia de sobrevivencia y de tecnología apropiada con base en las


experiencias acumuladas en la economía popular latinoamericana donde mal
sobrevive la mayoría de la población.

2. Una fuerte inversión en capital humano haciendo de los pobres agentes


productivos que superen su propia pobreza. En términos clásicos sería lo que Adam
Smith llamaba the wealth of the nation (la riqueza de la nación).

3. El reconocimiento de la producción local y comarcal como el espacio económico


de las grandes mayorías latinoamericanas, que deben ser integradas al espacio del
mercado interno y extendidas a proyectos sub-regionales para poder garantizar la
autosuficiencia alimentaria y las exportaciones competitivas de los sectores populares
en el mercado internacional.

4. Una conexión selectiva con el mercado internacional y no una apertura absoluta.


Esto hasta que se hayan logrado condiciones de mayor simetría y competitividad.

5. Políticas especiales para el sector informal tanto urbano como campesino que
permitan crear un mercado interno con demanda efectiva capaz de incentivar la
agroindustrialización y la manufactura. Sin la incorporación de los sectores más
informales, la industria nacional será elitista y absolutamente dependiente de su
contraparte transnacional. Esto exige la regionalización de esta propuesta a nivel
latinoamericano.

120
6. Ir haciendo cada vez más innecesario el Estado -que es una : entidad ambigua
pero imprescindible en las etapas iniciales-, al traspasar a la sociedad civil y
descentralizar el poder del Estado en las instituciones civiles. Usar el Estado como
creador del marco social que fortalezca el crecimiento de las mismas organizaciones
populares y de sus propias instituciones, a la vez que establece la capacidad
negociadora a nivel regional o internacional.

7. La internacionalización del trabajo, de la tecnología, de las instituciones y del


financiamiento de las organizaciones populares, exigida por la transnacionalización del
capital en el mercado mundial. Esto implica que las propuestas económicas
alternativas busquen la internacionalización de estas experiencias para lograr la
democratización del mercado a nivel nacional latinoamericano y mundial.

La alternativa popular parte del presupuesto de que un mercado monopólico


produce un proceso de «darwinismo económico», asimétrico, donde el balance estatal
desaparece, dado que el mercado sustituye progresivamente al Estado y los más
débiles son absorbidos por la concentración del capital.

8. La democratización de las instituciones internacionales, en especial el Fondo


Monetario Internacional, el Banco Mundial y el BID, es fundamental para establecer
la equidad en las relaciones internacionales. Las instituciones internacionales
funcionan ! actualmente como «bandera de conveniencia» del capital transnacional y
del Grupo de los Siete. Son instituciones que ; nacieron en la Guerra Fría y mantienen
ese clima, que responden a los intereses del Norte y que necesitan la democratización
del poder dentro de las mismas.

La red internacional de ONG podría cumplir un papel importante en la


democratización de estas instituciones internacionales, abriendo un espacio á la
representatividad del Sur en todas ellas.

El análisis de la experiencia de México y también de la de Canadá puede ser muy


ilustrativa para el resto de América Latina.

Las primeras evaluaciones indican que el fast track, la negociación rápida, no está
permitiendo a México negociar en términos de equidad, reciprocidad y simetría.
Además, el tratado de libre comercio es fundamentalmente un tratado de libre
inversión con plenas garantías supranacionales, es decir no sometidas a los cambios
jurídicos que potencialmente podrían darse en México en un futuro. De esta forma se
evitan los controles en Estados Unidos y los controles en México, al tiempo que la

121
abundante y barata mano de obra mexicana reduce la capacidad de negociación del
sector trabajo en Estados Unidos.

El pacto social que permitió la estabilidad política en México después de la


Revolución se ha roto con el último fraude electoral que llevó al poder a Salinas de
Gortari y con las políticas del, gobierno de Salinas, que han implicado que los salarios
se hayan, reducido de un 40% del PIB en 1976, á un 23% en 1990. La
sobreexplotación del trabajo, de la naturaleza y de la soberanía en el marco de un
llamado «mercadolibre » puede ser lo que termine imponiéndose en todo el
continente si no se consigue el balance que se propone en la segunda y tercera
alternativas.

LA REVOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL

Colón no sabía adónde había llegado al «descubrir» América Latina. Este


malentendido fundacional persiste a los 500 años. La llamada «década perdida»
encubre, no permite descubrir la realidad actual de América Latina.

La ingobernabilidad que caracteriza la crisis de los 90 implica la falta de una base


material para la emergencia e irrupción de la sociedad civil a través de innumerables
formas organizativas de las masas y de la emergencia de nuevos sujetos históricos.
Intentaremos sintetizar algunos rasgos dominantes de esta nueva sociedad civil cuya
explosión ha quedado encubierta otra vez bajo la realidad económica de la «década
perdida» y bajo la cínica proclamación del «fin de la historia».

La mayoría de las sociedades latinoamericanas son en los 90 cualitativamente


diferentes. Se han superado los viejos modelos oligárquicos, dictatoriales y militares.
Un amplio proceso de desmilitarización se está dando incluso en las áreas de mayor
conflicto bélico, como Centroamérica. En la mayoría de países de América Latina los
militares están progresivamente sometiéndose al control civil. Los gobiernos
autoritarios y las dictaduras militares se han abierto ante las presiones de la sociedad
civil, ! dando paso a procesos electorales y a democracias, aunque estas sean todavía
tuteladas y restringidas.

Sin embargo, el estancamiento, la dependencia y la inserción trasnacionalizada,


sometida y asimétrica son una herencia de los 80. La cosecha de los 80 clarifica
también la ambigüedad de la cooperación externa y del mercado internacional como
motores de crecimiento y desarrollo.

122
En forma telegráfica señalaremos algunos de los componentes de esta evolución de
la sociedad civil. Incursionamos en un área de hipótesis y de sugerencias, algunas
provocativas, que llaman a la creatividad y a la honestidad política, porque si las
propuestas no nos duelen en estos «tiempos del cólera» no habrá soluciones a la crisis.

1. Crisis fiscal y desintegración del Estado. La deuda, el ajuste y la recesión


económica generalizada han debilitado y en muchos países desintegrado la capacidad
reguladora del Estado (Perú, Argentina, Haití, República Dominicana, Panamá). El
Estado en su función de propulsor y regulador se ha convertido en un factor de
desregulación de la economía. La apertura indiscriminada y asimétrica al mercado
internacional ha provocado lo que puede calificarse como inserción
transnacionalizada, sometida y asimétrica.

2. Emergencia de nuevos movimientos populares. Producto de la pauperización


creciente, de la polarización social y del desgaste de los partidos políticos
tradicionales, tanto de izquierda como de derecha han nacido y siguen naciendo. La
lucha por la sobrevivencia ha provocado la reorganización, tanto en el sector informal
como en el campesinado. Sin embargo, no encuentran cauces de acción con el Estado
ni con los partidos políticos tradicionales, que no comprenden ni teórica ni
prácticamente esta emergencia social.

El movimiento la Lavalás en Haití es posiblemente el mejor símbolo de la capacidad


de estas fuerzas populares de organizar una avalancha social que recrea a sus propios
líderes, conforma nuevas alianzas y grupos políticos y es capaz de derrocar una
dictadura iniciando la reconstrucción de la Nación y del propio Estado.

3. La cristalización de una nueva izquierda latinoamericana. En muchos sentidos


esta izquierda responde a la histórica visión que a fines del siglo XIX y comienzos del
siglo XX tuvieron Martí, Mariátegui, Haya de la Torre, Sandino, Zapata, Recabarren y
otros de nacionalizar la teoría. Y corresponde a lo que por el mismo período en
Europa fue sintetizado por Gramsci. Indudablemente, esta nueva izquierda ha sido
afectada tanto por la crisis del socialismo del Este como por el estancamiento de la
izquierda latinoamericana. Sin embargo, junto a la confusión y al desánimo inicial se
ha provocado un fuerte movimiento de creatividad y replanteamientos históricos,
dando paso a lo que se ha llamado «socialismo de las mayorías», «socialismo criollo»,
«socialismo del

123
Tercer Mundo», buscando el socialismo de la sociedad civil. El PT en Brasil y el
cardenismo en México -no tanto el propio PRD reflejan dinámicas similares. Lula,
Aristide y Cárdenas simbolizan este fenómeno, que tiene manifestaciones peculiares
en Colombia en el M-19 y en el Frente Unido de Uruguay. La profunda
reestructuración política del FMLN y del FSLN en sus propios procesos
revolucionarios parece indicar que existe conciencia de este fenómeno, que implica un
replanteamiento de las funciones del partido en relación con la sociedad civil, el
Estado y las fuerzas armadas.

En los innumerables encuentros que se han venido realizando entre estas nuevas
fuerzas emergentes, existen algunas coincidencias fundamentales, que permiten
pergeñar el carácter de este nuevo liderazgo político frente al vacío dejado por los
partidos tradicionales y neotradicionales, tanto de derecha como de izquierda -
democracia cristiana, populistas y foquistas.

4. La radicalidad de la democracia como cultura, como método, como estilo y como


proyecto político. Por primera vez la izquierda ha tomado la democracia como
bandera la lucha que caracteriza el resto de sus reivindicaciones. La democracia
participativa se pretende llevar a todos los niveles de la sociedad, respetando la
independencia y autonomía de los movimientos y transformando el verticalismo e
ideologismo que abundó en el pasado.

5. Un nuevo lenguaje político. «Prohibido prohibir» fue la consigna de Lula para el


congreso del PT. «Un presidente en la oposición» fue la respuesta de Aristide al
movimiento campesino. Sólo son algunos índices de un lenguaje nuevo y de una
pedagogía nueva que respeta los ritmos y la conciencia popular.
Existe un rechazo al lenguaje político de izquierda, lo mismo que al lenguaje
oligárquico que Vargas Llosa utilizó en su campaña. Collor de Mello, Fujimori y el
propio Menem hicieron esfuerzos por adaptar el lenguaje, por crear uno nuevo, pero
fracasaron por no cambiar los contenidos.

Cabe hacer referencia aquí a la irrupción masiva del movimiento evangélico


fundamentalista en América Latina. Las llamadas «sectas» implican la necesidad de
revisar la misma teología de la liberación, de la pedagogía y práctica de las
comunidades de bases cristianas frente a estas manifestaciones de identidad y
religiosidad popular que se han transformado en movimientos escapistas y son base
política para la derecha y la ultraderecha. El avance del movimiento evangélico

124
fundamentalista expresa una seria debilidad e incluso un cierto fracaso de la teología
de la liberación. Es evidente el financiamiento proveniente de Estados Unidos y la
infiltración política de la CIA en estos movimientos evangélicos. Sin embargo, la
religiosidad popular, en la que se manifiesta prioritariamente la cultura y conciencia de
las masas empobrecidas, no fue adecuadamente captada ni trabajada por la teología de
la liberación ni por las : comunidades de base. El discurso teológico fue
excesivamente abstracto, teórico, politizado, sin dejar espacio suficiente a la
celebración, a la alegría, al desahogo, a la participación espontánea de un pueblo
agotado en la lucha por la sobrevivencia. Muchas veces también sobrecargado por
demandas políticas que le exigían un espacio de expansión de su personalidad más
íntima.

6. Nuevas demandas, no sólo económicas. Piden respuesta a un nuevo proyecto


de sociedad, a nuevos valores y a una nueva civilización. Estas demandas provienen
fundamentalmente de los ': nuevos sujetos históricos -mujeres, indígenas, jóvenes- y
de la conciencia creciente sobre la crisis ecológica y la necesidad de ' recuperar la
naturaleza para el hábitat popular.

La temática del «género» en el «machismo político», abre enormes potencialidades


de rectificación, creatividad y de movilización popular. Las demandas de la mujer, de
las etnias y las que claman por la conservación de la naturaleza son de las más
radicales, alternativas e internacionales. El paradigma tecnológico y neoliberal se
encuentra desarmado ante estas demandas que por otra parte han sido un reto no
aceptado o siempre escamoteado por la izquierda tradicional.

7. Nueva concertación y nuevas alianzas. El cambio de la correlación de fuerzas


internas en cada país, debido a la prolongación y a la profundidad de la crisis, está
llevando a acercamientos históricos inéditos entre amplios sectores de la sociedad, a la
vez que a la polarización de los grupos más extremos e ideológicos. Esto, que a
primera vista pudiera aparecer como una posición centrista, una tercera vía, es
ciertamente un movimiento ambiguo y fluctuante. Tiene componentes de
agotamiento y confusión, a la vez que contiene aspiraciones y demandas no
satisfechas por las; políticas, tanto de la derecha como de la izquierda. No es una
tercera vía que niega a la derecha e izquierda, es la búsqueda de un consenso, de un
denominador común que permita un proyecto nacional hegemonizado por las
mayorías.

Los fenómenos de concertación económica que se están realizando en la mayoría


de los países de América Latina se imponen sobre las ideologías e incluso sobre los

125
intereses de mediano plazo, buscando la estabilidad y la seguridad. Hegemonizar
estos grandes movimientos pluralistas de la sociedad civil es el arte de la política. «La
política es el arte de lo posible», aseveró uno de los pensadores más lúcidos de los ''
tiempos modernos y la política de los 90 necesita de este arte político, que no
claudique de los valores y principios sino que los profundice, los purifique y los
adapte a las nuevas condiciones.

8. Los sectores no organizados. La vinculación con ellos es una


de las tareas prioritarias y más difíciles para lograr hegemonizar el conglomerado y
la dinámica de la sociedad civil. La ampliación de la brecha cultural y política entre los
grupos organizados y las crecientes masas desorganizadas exige nuevos estilos y
nuevo liderazgo. El agotamiento del mensaje y de la imagen de los políticos en estos
círculos mayoritarios es creciente. La ejemplaridad ética es una exigencia determinante
en una cultura de las masas desorganizadas políticamente. Es un lenguaje; y un
símbolo que mucho puede decir a una cultura amenazada por la desesperación y la
falta de futuro.

9. La crisis de gestión y el problema de la eficiencia. En la era de la revolución


técnica la eficiencia y la gestión son dos " paradigmas del mundo actual. No ha sido
esta la característica : más sobresaliente de los partidos y grupos con objetivos
populares. La falta de credibilidad en la eficiencia de la izquierda y por otra parte la
«mitología» de la eficiencia del sector privado es otra de las tareas de esta década.

La crisis de gestión es también una crisis por el ritmo y la velocidad que imponen las
nuevas tecnologías. Los cambios producidos por la sociedad de consumo han puesto
en comunicación directa la oferta con la demanda, al menos en la imaginación
manipulada por las imágenes de los medios. Vincular la oferta real con la demanda
real es una de las necesidades fundamentales de lo alternativo.

La crisis de gestión es también una crisis de medios de comunicación. Con razón,


Brzezinski afirmó que, además de hegemonía militar, Estados Unidos hegemoniza los
medios de comunicación, dado que de cada cinco imágenes o mensajes producidos en
el mundo cuatro están controlados por Estados Unidos. Los medios masivos y la
pedagogía de la comunicación son fundamentales para la eficiencia de la gestión con
las mayorías. Por otro lado, la revolución del «management» implica desideologizar
esta ciencia, considerada como burguesa, apropiándosela como un aporte a la

126
socialización de los recursos disponibles. La vinculación eficiente y complementaria
entre lo macro y lo micro es uno de los grandes aportes de la gestión técnica y una
necesidad económica política e incluso militar.

10. La negociación y las alianzas como fuerzas políticas. La superación del


conflicto Este-Oeste y una nueva «cultura de paz y tolerancia», después de décadas de
alianzas ideológicas polarizantes, hacen de la negociación y de la alianza instrumentos
privilegiados, tanto para la cooptación del enemigo como para lograr la hegemonía
sobre el pluralismo y la diversidad de la sociedad civil. La alianza ideológica que
bipolarizó el mundo ha dejado un vacío de vínculos y valores para la creación del
Nuevo Orden Mundial. Un mundo global requiere de una alianza de valores comunes
capaces de articular la civilización global del siglo XXI, una alianza de intereses
materiales comunes que permitan unos objetivos de gran consenso mundial, una
alianza frente a amenazas comunes (crisis ecológica, seguridad común y desarme,
crisis regionales, etcétera). Sin esta alianza, el poder político impuesto determinará el
futuro dentro de los parámetros que nos han conducido a la actual crisis de
civilización.

AGENDA POPULAR PARA LOS 90

Década compleja, década que se inicia con la derrota sandinista, con la creciente
desintegración del socialismo de Europa del Este, con la división del Sur aumentada
tras la crisis del Golfo, con la actual incongruencia del Movimiento de los No
Alineados... La Pax Americana implica una derrota para los «condenados de la tierra»
y la formación de un nuevo trilateralismo coordinado por el Grupo de los Siete, que
en medio de sus contradicciones suponen un poder de hecho que impide los cambios
que el Sur necesita.

Estados Unidos ha superado «el síndrome de Vietnam» con la victoria del Golfo y
consolida la fuerte coalición de los círculos de poder económico, político e ideológico
norteamericanos. La alianza de los tres grandes lobbys norteamericanos -el petrolero,
el armamentista y el judío- en torno a la crisis del Golfo supera en fortaleza a la
alianza que llevó al proyecto de la nueva derecha y a Reagan al poder, al CPD
(Committee of the Present Danger). Las raíces ideológicas de la Doctrina Truman de
los años 40 y la política exterior del Consejo Nacional de Seguridad formulada en
1950 y conocida en Estados Unidos como NSC 68 se ha fortalecido con la victoria en

127
el Golfo. Incluso se pretende establecer una alianza especial entre Estados Unidos y
Japón que Brzezinski llamó Ameripón.

Por otro lado, los contrapesos internacionales están desapareciendo, en primer lugar
en el Este, en segundo lugar en los NOAL, y en tercero, en los organismos
internacionales, especialmente las Naciones Unidas, que ha quedado paralizada ante el
poder de veto de las cinco grandes potencias de la Guerra Fría.

Desde la perspectiva de los países del Sur esta avalancha es una amenaza
comparable a lo que fue la del fascismo en Europa. Enfrentarla requiere de una
alianza amplia a nivel de cada país y a nivel internacional, incluyendo a los nuevos
sujetos históricos del norte, minoritarios pero cada vez más conscientes de que esta
crisis de civilización es tanto del Norte como del Sur.

Hace falta repensar una teoría global del socialismo o de las alternativas no
capitalistas. El viejo debate del socialismo en un solo país vuelve a demostrar hoy la
imposibilidad de su sobre vivencia, realidad que ya Lenin visualizó a comienzos de
siglo si el socialismo no se extendía por Europa. La falta de un proyecto global de
cambio y de acumulación de fuerzas hará imposible o extraordinariamente costoso el
proyecto alternativo en un solo país.

La triangulación del Trabajo y del Sur. Estos dos sujetos sociales internacionales se
están convocando en diversas formas, en todas las partes del mundo, a través de foros
políticos, sindicales, religiosos, de ONG y por primera vez han comenzado a
vincularse internacionalmente. Ejemplos son el proyecto japones-asiático People's
Plan 21 (PP21), que aglutina a cientos de organizaciones de Japón y del Pacífico: el
Third World Network y el Forum for People's Economic, que articulan a numerosos
grupos de investigadores del Norte y del Sur y están trabajando en alternativas
económicas al proyecto neoliberal.

La red de ONG europeas y del Sur, los partidos políticos que se han organizado en
torno al proyecto «socialismo del futuro», que incluye por primera vez a las diversas
tendencias de la izquierda europea -comunistas, trotskistas, socialistas-. La «casa
común del socialismo» se originó en un encuentro entre Gorbachov, Willy Brandt y
Ernest Mandel promovido por el filósofo polaco Adam Schaft. Intentan poner entre
paréntesis las diferencias históricas de la izquierda para crear lo que llaman el
«humanismo ecuménico». Aunque este proyecto de grandes hombres no ha
producido más que pocas y pequeñas ideas en relación con el Sur lo significativo de
estos ejemplos es la creciente tendencia a esta transnacionalización de las alternativas
no capitalistas que tienen a las mayorías como su lógica dominante.

128
Sin embargo, en un mundo global no hay ya revoluciones «antis» sino proyectos y
propuestas «pro». El antiimperialismo y el no-capitalismo han de ser repensados
dentro de los grandes cambios globales y dentro de una cultura de paz y de
democracia, donde cualquier forma de imperialismo pierda legitimidad y quede aislado
al ser percibido como «el enemigo de la humanidad». Esto requiere de una
contextualización que pueda incluir a amplios sectores del norte y sobre todo del
pueblo norteamericano en torno a una agenda internacional para los 90 que presente
propuestas comunes y viables. Esto exige iniciar el proceso de las agendas populares
país por país en América Latina para ir encontrando las síntesis acumulativas y de
consenso a nivel internacional en todos los foros e instituciones donde se plantee la
problemática del Nuevo Orden.

En la reunión de partidos políticos en Viena se propuso que la Conferencia Mundial


de las Naciones Unidas de julio de 1992 en Brasil y la de la UNCTAD en Colombia
(febrero de 1982), fuesen las plataformas iniciales del lanzamiento de propuestas
alternativas globales, desde numerosos países e innumerables organizaciones
populares de todos los continentes.

Se requiere de una actitud creativa y ofensiva, superando la «protesta sin propuesta»


para presentar las «propuestas con " protesta» que necesitan lanzarse ya.

Pensar y analizar alternativamente en estos tiempos del cólera produce angustia. Y


no se puede pensar sin dolor. Pero mientras el pensamiento no angustie y duela habrá
crisis de ideas y sobre todo de alternativas. Le estaríamos dando si no la razón a
Fukuyama que afirma que la política puede seguir pero la historia ideológica ha
terminado.

Esta utopía visionaria en plena crisis es necesaria ante el totalitarismo tecnológico,


que no deja margen a un futuro o a una esperanza que no se someta a sus parámetros.
La crisis de civilización no es un concepto sino una realidad que necesita de una
nueva síntesis histórica. Puede parecer romántico el considerar que en 1992, a 500
años del inicio de la Historia Universal y que en América Latina, continente mestizo,
de síntesis raciales, culturales e históricas se pueda ofrecer la oportunidad de iniciar
este proceso. Entre la esperanza y el desastre: así puede calificarse la dialéctica de
sentimientos encontrados que nos envuelve en esa coyuntura. Pablo Neruda, en otra
coyuntura también histórica, plasmó magistralmente este mismo sentimiento al decir:
«Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera».

129
130
POBREZA Y
DESARROLLO EN EL PERÚ

Ismael Muñoz Portugal

1. PREOCUPACIONES POR ENTENDER Y ENFRENTAR LA POBREZA

Existen varias maneras de acercarse al problema de la pobreza, lo cual ha dado lugar


a distintas preocupaciones. Una primera es la de los organismos financieros
internacionales como el Banco Mundial (BM) o el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), los cuales vienen destinando esfuerzos para entender el problema
de la pobreza en el mundo, a fin de plantear políticas que intenten aliviar la condición
de miseria en que viven varios millones de seres humanos.

El Informe sobre el desarrollo mundial 1990 reflejó esto. El tema fue: La pobreza1.
Antes no había ocupado un lugar tan importante en una entidad financiera. Por otro
lado, también el BID más recientemente destinó esfuerzos para entender el problema
y de una u otra manera llegar a alguna conclusión de políticas al respecto. El tema ha
sido tratado en un texto llamado «Reforma Social y Pobreza». Allí se dice lo siguiente:

«Aunque la pobreza no es un fenómeno nuevo en la región se refiere a América


Latina (IM)- y su origen último se encuentra en un histórico patrón de crecimiento
con desigualdad, las cifras reflejan un empeoramiento en las condiciones de vida de
vastos segmentos de la población.

1 Banco Mundial: Informe sobre el desarrollo mundial 1990. La pobreza. Indicadores del
desarrollo mundial. Washington, D.C., julio de 1990.

131
Lo anterior ha obligado a reflexionar sobre los procesos de ajuste y estabilización
aplicados para superar los serios desequilibrios macroeconómicos de la mayoría de las
economías en la década de los ochenta».2

En buena parte de las economías latinoamericanas se han ejecutado estos


programas, pero en el Perú su aplicación se profundizó con gran dureza recién en
1990. Aquellos programas de estabilización y ajuste que se aplicaron en América
Latina desde los 70 y casi toda la década del 80 han generado un incremento de la
pobreza. En el Perú estamos viendo estos años lo que ya se vio en otros lugares.

La preocupación de estos organismos no es gratuita, pues en el caso del BID se dice


lo siguiente: «sólo con estabilidad social es posible atraer inversiones dispuestas a
aceptar prolongados plazos de recuperación. Los países con agudas disparidades
económicas y sociales se convierten en exportadores netos de capital y de recursos
humanos, aun tras períodos de bonanza»3. Y luego sigue: «porque es preciso enfrentar
el problema de la pobreza para atraer inversiones y generar crecimiento en la
economía del país». Este es un planteamiento nuevo en el BID sobre la importancia
de la estabilidad social y política para atraer inversiones; y de enfrentar el problema de
la pobreza para hacer crecer las economías.

En diversos organismos de Naciones Unidas hay también preocupación al respecto.


La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) ha tocado en diversas
reuniones el tema de la pobreza en nuestro continente. En una de ellas, realizada en
noviembre de 1992, la conclusión fue clara:

«Una estimación para 1990 basada en los nuevos antecedentes de las encuestas de
hogares sitúa en 196 millones la población de América Latina bajo la línea de pobreza,
lo que representa un 45,9% del total; de este modo la incidencia de pobreza que en
1986 representaba e143,3% habría aumentado en alrededor del 2,5%» en solamente 4
años.»4

2 BID-PNUD: Reforma social y pobreza. Hacia una agenda integrada de desarrollo.


Trabajos del Foro sobre Reforma Social y Pobreza, 1993 (primer párrafo de resumen: Una
agenda para la acción, p. l l).
3 BID-PNUD: Reforma social y pobreza, ob. cit., p. 22
4
CEPAL: «El perfil de la pobreza en América Latina a comienzos de los años 90», en Notas
sobre la economía y el desarrollo, N4 536. Santiago de Chile: CEPAL, noviembre de 1992,
p. 2.

132
También en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se está
estudiando el problema. En los informes sobre el desarrollo humano que viene
editando desde 1990 hasta 1993 está presente una fuerte preocupación sobre la
pobreza. Asimismo, la UNICEF también tiene propuestas para enfrentar los
desequilibrios macroeconómicos, internos y externos, que generan problemas en las
economías de nuestros países. Incluso llegó a plantear una propuesta de «ajuste con
rostro humano» en una perspectiva diferente a los «ajustes sin rostro humano» que
propugnarían el FMI, el BM y el BID.

A nivel de gobiernos se da también una preocupación por enfrentar el problema de


la pobreza de América Latina. La Cumbre Iberoamericana de Presidentes de 1993
realizada en Brasil acordó llevar adelante una «guerra contra la pobreza».

Por otra parte, existe preocupación sobre el tema desde el mundo intelectual y
político. Varias universidades han destinado esfuerzos en el Perú y en América Latina
para estudiar la pobreza, entender sus causas y elaborar propuestas de políticas y
pistas de solución. También centros de investigación privada y de trabajo con sectores
populares se hallan transitando por similar camino.

Finalmente, la preocupación es también eclesial. Desde una Iglesia que ha hecho


una opción preferencial por los pobres es un asunto central entender el problema
actual de la pobreza y las, nuevas realidades que configuran el mundo del pobre hoy.
Ciertamente, el interés no es solamente por conocer las cifras; interesa saber cómo
cambia la vida de la gente en todas sus dimensiones. Las grandes preguntas para las
cuales buscamos respuestas actualmente son: ¿qué causas tiene la pobreza en América
Latina y el Perú y qué se puede hacer para encontrar soluciones a la misma? Vale
decir, ¿cómo buscar y encontrar una ruta de desarrollo?

2. LA POBREZA Y LOS SECTORES POPULARES EN EL PERÚ

En el caso de Perú la pobreza ha crecido en términos absolutos y relativos. Desde


1990 e160% de la población peruana se halla en situación de pobreza; y una cuarta
parte está en situación de extrema pobreza. La desigualdad o abismo entre pobres y
ricos ha aumentado en la sociedad. Este es un fenómeno común a todos los países de

133
América Latina en los años 80. Dice un informe de CEPAL que con la excepción de
Chile y Uruguay, en donde la pobreza hasta cierto punto había disminuido un poco en
términos absolutos más no en términos relativos, en el resto de países la pobreza ha
aumentado en la década señalada5.

La gran preocupación por salir de esta situación no solamente 11 abarca a los


pobres y a quienes están comprometidos con ellos, sino también a un conjunto más
amplio de personas e instituciones. Pero ciertamente existen diferentes enfoques de la
realidad social y económica de la pobreza.

Un enfoque que ve a los pobres como pasivos y receptores de ayuda se percibe por
ejemplo en los programas que patrocina el Banco Mundial. Para el Banco, los
gobiernos deben establecer políticas para asistir a los sectores más pobres a fin de
evitar conmociones sociales, y dejar que el mercado organice la economía. Otro
enfoque que ve a los pobres como sujetos y protagonistas capaces de enfrentar sus
problemas e intentar salir de ellos, se percibe por ejemplo en las publicaciones del
PNUD sobre el desarrollo humano. Sin embargo, no quiere decir que los pobres ;l no
tengan también necesidad de apoyo.

En el Perú, el estudio de Hernando de Soto sobre el tema de la informalidad, El


otro sendero, es un acercamiento a los sectores populares desde un enfoque liberal.
Sin embargo, El otro sendero tiene la particularidad interesante de ver a los sectores
populares llenos de energías y de capacidades. No los ve como sujetos = pasivos,
sino como sujetos con posibilidades, con capacidad de enfrentar los problemas y
resolverlos. Un párrafo es expresivo de ello:

«Estamos convencidos de que existe en el Perú una cantidad extraordinaria de


recursos humanos productivos que demuestran cada día una energía e ingenio
extraordinario y cuya fuerza es poderosísima, porque están venciendo siglos de
opresión mercantilista. Su sola existencia evidencia el enorme potencial de desarrollo
que el país hasta ahora ha desaprovechado »6

Y líneas más abajo plantea una concepción neoliberal del desarrollo:

5
CEPAL: «El perfil de la pobreza», ob. cit., pp. 2-3.
6
De Soto, Hernando: El otro sendero. La revolución informal. Lima: ILD,1986, p.311.

134
«Debemos comenzar a ver el desarrollo del país en términos de pérdidas y
ganancias. Descubriremos que la mayoría de las pérdidas provienen del sector público
y del juego redistributivo al que nos tiene acostumbrado y que las ganancias provienen
de los competitivos formales e informales».

En conclusión, para De Soto el culpable del atraso y de la pobreza sería el Estado


(mercantilista, rentista y redistribuidor); y que las ganancias provienen de los
empresarios competitivos. Entonces, desarrollar sería acabar con el Estado y
promover a los empresarios competitivos formales e informales en el mercado. Desde
otro enfoque, también existe una manera de ver al pueblo como sujeto, protagonista
y con capacidades que se orientan hacia la construcción de un proyecto y orden
solidario7. Una conclusión es que el pueblo puede transformar la sociedad. Así pues,
releyendo nuestra historia encontramos manifestaciones de un significativo avance
popular, pero también limitaciones y retrocesos.

3. EL DESARROLLO COMO CREACIÓN DE CAPACIDADES HUMANAS

En esta parte entraremos a un asunto más conceptual en torno al desarrollo.


Tradicionalmente se ha entendido desarrollo como crecimiento de la producción: si
la producción crece desarrollanos, si la producción decrece subdesarrollamos.
También tradicionalmente es visto como aumento en el bienestar de la gente: si el
bienestar de la gente sube hay desarrollo, si el bienestar € disminuye hay subdesarrollo
y atraso.

Un enfoque más reciente ve el desarrollo como la creación y ; ampliación de las


capacidades humanas, como expansión de las capacidades y derechos de la gente. Este
enfoque coloca en el centro del desarrollo al ser humano: se trata de desarrollar a las
personas, no solamente a las cosas. Ve el desarrollo en términos de lo que las
personas son capaces de hacer, de transformar el mundo en el que están, de

7 Iguíñiz, Javier: «Más pobreza pero menos opresión», en Neoliberales y pobres. El debate
continental por la justicia. Santafé de Bogotá: CINEP-CRT-SIC-CRAS, 1993.

135
aprehender nuevos elementos de la realidad que les permita avanzar humanamente; y
no sólo hacer crecer el producto o las fábricas.

El economista que lidera intelectualmente el trabajo en este tema se llama Amartya


Sen. Es un economista nacido en la India. Una cita referida a su concepción es la
siguiente:

«En última instancia el proceso de desarrollo económico debe preocuparse de lo que


la gente puede o no hacer; es decir, si pueden vivir más, escapar de la morbilidad
evitable, estar bien alimentados, ser capaces de leer, escribir y comunicarse, participar
de tareas literarias y científicas, etcétera.»8

En este enfoque el tema de los derechos es muy importante. Los derechos son
centrales por el lado de las oportunidades que uno tiene para mejorar la calidad de
vida. Es decir, las posibilidades para comprar bienes, trabajar, proteger su salud,
garantizar la educación propia y de la familia, etcétera. Los derechos representan el
dominio que tienen las personas sobre bienes y servicios.

En este enfoque algunas crisis se ven como crisis de derechos. Por ejemplo, las
grandes hambrunas habidas en la India o en África son vistas en su gran mayoría
como crisis de derechos y no como resultado de la falta de alimentos, pues estos
existían en cantidad suficiente en los países donde se producían las hambrunas.
Morían millones de personas por hambre en momentos en que la oferta alimentaria
en aquellos países era creciente. El problema era la falta de derechos, la gente no tenía
acceso a esos bienes, había dificultad para acceder a los mismos.

En la India, por ejemplo, no había manera de acceder a ellos por la situación de


opresión colonial existente durante la hambruna de 1944 en Bengala. Sen plantea que
ninguna hambruna ha ocasionado la muerte de millones de personas en situaciones de
vigencia de la democracia. Puede haber habido dificultad para encontrar alimentos,
pero en situaciones de regímenes democráticos, con medios de comunicación libres,
etcétera, ha existido muy poca mortalidad, dado que la gente tenía derechos; derechos
en el sentido de acceder a medios de comunicación para dar a conocer y pedir
enfrentar el problema rápidamente, para que el Estado a través de la presión de los

8
Sen, Amartya: «¿Cuál es el camino del desarrollo?», en Comercio Exterior, vol. 35, Nº 10,
México, octubre de 1985, p. 495.

136
grupos políticos de oposición se preocupara y llevara alimentos de donde habían a
donde no habían en el país; y también para que la ayuda internacional ` llegase más
rápido a esos sitios. Entonces, Sen propone el tema de la democracia como un
asunto esencial para los derechos; es parte de los bienes públicos de un país.

Asimismo, en este enfoque la pobreza es vista como una restricción de la


libertad. Mientras más pobre se es, menos libre se es9. Así, desarrollar sería aumentar
la libertad de las personas, es decir las posibilidades que tiene la gente para decidir
sobre su vida.

Por ello es importante releer la historia de nuestro país con ojos y enfoques distintos
a los que tradicionalmente hemos estado acostumbrados, o a los que el ambiente
neoliberal nos quisiera hacer leer.

4. EL DESARROLLO EN EL PERÚ: VALORES Y HECHOS

Valores presentes en nuestro pueblo

a. La superación de la pobreza y el logro del desarrollo del país tiene uno de sus
fundamentos en las posibilidades que posee el pueblo para organizarse y participar.
Nuestro pueblo tiene algunos valores ancestrales, uno de los cuales es el apego al
trabajo.

Hay diversas frases que lo expresan, como: «el que trabaja que gane más si trabaja
más», «sólo mi trabajo me saca adelante», etcétera. La cultura del trabajo en el mundo
andino es muy relevante, y por la migración traslada esta cultura a las ciudades.

A este valor el neoliberalismo inmediatamente le coloca ideología y un «apellido»,


pues propone que sólo el trabajo individual conduce al progreso, no el trabajo
colectivo. Y también de esta manera pretende presentar al individualismo como una
característica intrínseca en la historia del pueblo peruano.

b. Asimismo, el pueblo ve en el sacrificio presente un valor. Este ' se halla muy


presente en las mujeres de nuestro pueblo; por ejemplo, su sacrificio en función de
los hijos para que salgan adelante, el sacrificio en su propio consumo para invertir en
la educación de los hijos. A este hecho el neoliberalismo también le coloca ideología:
el sacrificio sería ahorrar, sólo el ahorro

9 Consultar el texto de Sen, Amartya: La libertad individual como un compromiso social.


Lima: IBC,1993.

137
permitiría obtener capital para invertir y sólo el ahorro puede permitir desarrollar a un
país. Con ello se justifica todo sacrificio ' humano que podría ser evitable derivado de
la política económica. El sacrificio en el mundo popular efectivamente viene desde
mucho tiempo atrás. No pensamos que ello esté necesariamente bien, sino que
constatamos el hecho. Un ejemplo concreto de ello es el siguiente: el primer puesto
en el ingreso a la Universidad Nacional de Ingeniería el año 1992 lo obtuvo un joven
de un hogar pobre, cuya madre se ha sacrificado muchos años para que su hijo tenga
primaria, secundaria y luego pueda llegar a la universidad en el primer puesto. Este
año, 1993, el hermano ha entrado en el primer puesto de ciencias a la Universidad
Católica. El camino ha sido similar: la madre, su esfuerzo y sacrificio personal; pero
para que el hijo progrese.

c. Otro valor presente en nuestro pueblo es la capacidad de actuar con iniciativa. Es


decir, de enfrentar y de resolver problemas apelando al ingenio y creatividad. A ello el
neoliberalismo una vez más le coloca ideología y «apellido», y plantea que sólo la
iniciativa individual es importante. Otra vez se propone al individualismo como valor
supremo.

d. En nuestro pueblo también está presente la esperanza. Esperanza en el sentido de


que la gente espera que su esfuerzo de hoy va a dar resultado; espera que va a mejorar
y que va a progresar. Por ello migra, se va de un sitio a otro esperando «salir
adelante». El contenido de esperanza presente en el pueblo peruano es muy
importante, pues se hace la imagen de que el futuro puede ser mejor a condición del
esfuerzo que se haga.

Hay también mucha esperanza presente en los niños. Una encuesta hecha hace poco
entre niños, reveló que el 80% quiere quedarse en el Perú, cree que aquí va «a salir
adelante». Cuando se les pregunta ¿cómo quisieran que fuera el Perú?, responden que
como EE.UU., como Japón o como Chile. Ese es el espejo. Esto lo podemos leer de
una manera esperanzadora, en términos de que nuestro país es visto por los niños
como que va a progresar.

Hechos económicos y sociales en el Perú

¿Cómo podemos releer el proceso histórico de un país como Perú? Este es un


esfuerzo que hemos iniciado. Un hecho, el más importante quizás de este siglo, es la
migración, la cual ha cambiado el rostro del país. La migración en el Perú puede

138
entenderse como traslado de capacidades de un sitio a otro, del campo a la ciudad, de
región a región. Las capacidades que se gestaron a lo largo de cientos de años en la
gente y en la cultura de los Andes se trasladan a la ciudad; y en la ciudad se adaptan.
Allí está el tema de la iniciativa, por ejemplo. Acostumbrados al riesgo de los climas
cambiantes, al trabajo constante y duro, se adaptan a la : ciudad, la hacen suya de una
u otra manera. Eso está presente en el migrante que llega de la sierra sea a la costa o a
la selva.

El proceso de urbanización es también un hecho importante. El pueblo ha


diseñado su propio hábitat y ha construido vivienda e infraestructura social. La
autoconstrucción popular en el Perú ha sido mucho más importante que la
construcción que ha hecho el ! Estado. La autoconstrucción popular entre los años
1960 y 1984 ha representado una inversión aproximada de 8.300 millones de dólares.
Lo que ha hecho el Estado en el mismo período ha sido 173 millones de dólares, es
decir 2,1 % de lo que ha hecho el pueblo en relación a construcción de vivienda
popular. Y si sumamos toda la inversión del Estado en vivienda durante ese
período tenemos la cifra de 862 millones de dólares, es decir 10% de lo que el pueblo
ha invertido en autoconstrucción popular 10.

Se empezó con las invasiones de terrenos. Vinieron las adjudicaciones por parte de
los municipios. La vivienda se inició con esteras, palos, etcétera; después se
reemplazaron por ladrillos. Así se construyó el primer piso, generalmente quedó el
segundo para el futuro, pero después se siguió avanzando. Entonces, observamos en
el pueblo una capacidad para construir y la presencia de un derecho conquistado: a
urbanizar, a una casa. Los sectores populares han tenido y tienen como aspiración
tener una casa, una vivienda.

Un siguiente aspecto es el proceso de educación en el Perú, su cobertura y


profesionalización. La educación ha sido un factor de movilidad social, de progreso
en la gente. En ella ha colocado buena parte de sus esperanzas y expectativas: tener
primaria, secundaria, técnica, universidad. Los datos están muy claros en términos de
cómo se ha avanzado en la matrícula primaria a lo largo de 40 años hasta 1990. El
avance ha sido muy grande en cobertura, pues en 1990 la inmensa mayoría de los
niños en edad de matricularse en educación primaria estaban matriculados.
Actualmente la deserción escolar ha cambiado las cifras, pero el avance se dio. Todo
avance puede tener retrocesos, en este caso debido a la política de ajuste estructural
del gobierno.

10 Ver De Soto, Hernando: El otro sendero, ob. cit., p. 18.

139
En relación a la profesionalización un dato interesante es la gran cantidad de
profesionales que hay en el país con relación a la poca inversión realizada. Son
capacidades creadas en el Perú sobre la base de la conquista del derecho a la
educación. Están presentes y sin embargo se hallan en buena parte sin ejercicio. La
prueba de que hay capacidades profesionales es que se van al extranjero; y se ejercitan
en otros países, en otros ámbitos.

Autoempleo urbano y rural, empresariado popular, núcleos con dinamismo


económico y social, estrategias de cooperación, estrategias familiares. Todo eso hay en
los sectores populares del país. El tema de la microempresa es el tema de la
sobrevivencia, no es todavía el tema del desarrollo. Pero es una potencialidad, es el
lugar donde se aprende, se adquiere capacidades para poder ser parte de un proyecto
de desarrollo en el país. Alrededor de tres millones de personas son ocupadas por la
microempresa en el ' Perú (esta cifra no es muy segura porque se trata del sector
informal del cual no hay estadística oficial, pero es un aproximado). Existen, pues,
miles de microempresas y pequeñas empresas ; formales e informales11

Tenemos algunos núcleos con dinamismo económico en el país, también algunos


poseen estrategias de cooperación. No toda estrategia de cooperación ha llevado al
fracaso como diría el neoliberalismo dogmático; al contrario, se ve que -ilumina hoy la
teoría sobre el desarrollo- los esfuerzos tanto individuales como colectivos pueden ser
factor de progreso, pueden tener éxito. Ciertamente ello se da con sus particularidades
en el ámbito de , la microempresa y pequeña empresa, pues hay diversos factores de
política macroeconómica que condicionan el éxito o fracaso de dichas experiencias.

Un caso de estrategia de cooperación en el consumo son los comedores populares.


Las microempresas que cooperan entre sí lo son en el terreno de la producción. En
esto último también hay estrategias familiares que tiene mucho peso e importancia; y
al estar incorporada la familia al aparato productivo en la propia casa la flexibilidad es
muy grande tanto en el salario como en el empleo. Pero ello también contribuye al
abandono de otros ámbitos familiares y personales debido al sobretrabajo existente.
Las personas entrevistadas en microempresas dicen que el ámbito. de su trabajo en su

11
Se trata de estimaciones de Fernando Villarán en C. Romero e I. Muñoz, editores:
Liberación y desarrollo en América Latina. Perspectivas. Lima; IBC-CEP, 1993,p.69.

140
casa, por ejemplo una frase es: «me levanto y allí está mi trabajo», y también «me
acuesto trabajando». En ese sentido se trabaja todo el día; y algo que se nota es el
esfuerzo por ahorrar.

Participación vecinal y comunal. Presencia de la mujer. Vemos en el pueblo una


capacidad de participación presente en diversos campos. Uno de ellos es lo local y lo
vecinal. No hay lugar en el país donde no exista organización; este es un país de los
más organizados que hay. La organización está casi en todo de una u otra manera.

En la historia reciente de la organización popular peruana la presencia de la mujer es


muy importante. Ahora ha llegado al ámbito de la microempresa. Ya se hacen
encuentros de mujeres microempresarias, tratando de incorporar a los esposos y a los
hijos en los encuentros. Es muy difícil incorporar a los esposos en los comedores
populares pero a los hijos no. Sin embargo, en el caso de la pequeña y microempresa
no, pues perciben que en ella hay empleo y rentabilidad económica, que dadas sus
dificultades lo consideran una prioridad.

Acceso a medios de comunicación e información. Esto ha avanzado, sobre todo en


los últimos años. La modernización ha traído este resultado con sus valores y
antivalores. De esta manera la gente tiene acceso a los medios para comunicarse, para
informarse. Por ejemplo, algunas radios articulan realidades que antes no se podían
conectar porque la gente se halla en muy distintos ámbitos -el peruano está en
distintas partes del mundo ahora-. Tenemos radios en las que se escuchan mensajes
desde cualquier punto del Perú enviados a cualquier parte del mundo, principalmente
a ciudades de los EE.UU.

Los medios de comunicación permiten conocer otras realidades; y también no


depender de gobiernos o entidades oficiales en diversos asuntos. Jefes o
representantes de comunidades nativas se pueden relacionar directamente a través de
sus organizaciones internacionales, relaciones facilitadas por los medios de comu-
nicación y transporte, pueden acceder a la ONU o a cualquier foro internacional sin
necesidad de que el gobierno sea un intermediario.

Y, finalmente, el tema de la riqueza ecológica en el país. Se ha comenzado a escribir


sobre el asunto a raíz de nuestra riqueza amazónica. Existe el enfoque del patrimonio
ecológico basado en la diversidad. Se trata de una capacidad presente en el país, en el
pueblo; como, por ejemplo, el poder dominar diversos tipos de climas. Ser

141
depositario de este tipo de cultura y de patrimonio ecológico basado en la variedad o
diversidad es una riqueza invalorable.

5. REFLEXIÓN FINAL

Con una historia donde se han construido capacidades populares y nacionales para
desarrollar nos preguntamos ¿qué es lo que falla actualmente? La crisis y la pobreza
han hecho estragos en las historias personales, familiares y sociales del pueblo, han
debilitado las instituciones de la democracia nacional. Por ello, colocar el énfasis en la
construcción de un proyecto colectivo de desarrollo en democracia es una tarea
fundamental.

Esa es una conclusión que se deriva de la manera bastante esquemática todavía de


ver la historia de nuestro pueblo como sujeto y agente de capacidades y derechos.
Asimismo, una orientación básica en la que debemos situarnos es fomentar espacios
de diálogo múltiples y plurales. Uno de los aspectos centrales de un proyecto
alternativo será el respeto a la pluralidad, el derecho a ser diferentes; y mediante ello
lograr el mayor acercamiento entre peruanos.

142
AMÉRICA LATINA: ¿SE
DEVUELVE EL PÉNDULO?
Crisis del paradigma neoliberal,
quiebra del sistema de corrupción
y emergencia de movimientos
democráticos*

Tomás Saraví

Los temas incluidos en el subtítulo de este informe no constituyen, en rigor, diversas


realidades. Se trata de una sola realidad, de un mismo «discurso». Las diversas caras
del poliedro interactúan, se interrelacionan íntimamente. Existe un trasfondo
dialéctico cada vez más visible.

La muerte del «socialismo real», el pretendido «declinar» de la izquierda, las


declamaciones sobre el «fin de la historia» (nuevo capítulo de «la muerte de las
ideologías»), son imágenes y episodios pasajeros en la larga lucha de los seres
humanos: unos, por la acumulación de riquezas; otros, por la supervivencia. Quizá
esta sea una excesiva simplificación, pero ese es, en definitiva, el escenario en el que
se desenvuelve la humanidad.

La crisis neoliberal es parte de esa tragicomedia. En realidad, y para decirlo en pocas


palabras, se trata de la crisis de la economía capitalista en su conjunto, con todos los
elementos neoclásicos y keynesianos que aún conserva.

El efecto de la economía neoliberal, de los planes de ajuste, es aterrador.

Baste recordar que el propio Banco Mundial, otrora campeón de aquella ideología,
ha debido dar marcha atrás en sus formulaciones.

Ese organismo internacional de crédito, considerado el «ogro» del Tercer Mundo,


anunció a comienzos de julio la vigencia de una nueva política con respecto a sus

* Tomado de la revista Aportes, agosto de 1993, pp. 17-24.

143
planes financieros, «a fin de aumentar su capacidad de lucha contra la pobreza y la
promoción de un desarrollo económico sostenido».

Las recomendaciones para poner en práctica una nueva política surgen, en realidad,
del informe Wapenhans, que evaluó las líneas crediticias vigentes a la luz de la actual
coyuntura. El Banco Mundial vuelve a la promoción del desarrollo económico y
social, y comienza lentamente a desvincularse de su participación en los llamados
«planes de ajuste».

LA NUEVA VISIÓN DEL BM Y EL BID

En el transcurso de la Conferencia Internacional sobre Reforma Social y Pobreza,


realizada en febrero en Washington bajo el auspicio del Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), el presidente del Banco Internacional de Reconstrucción y
Fomento (conocido como el Banco Mundial), Lewis Preston, señaló:

«Los años de crisis tuvieron un costo particularmente alto en los pobres... Debido al
nivel de desigualdad excepcionalmente alto de los ingresos de la región, los contrastes
entre la riqueza y la pobreza son probablemente más evidentes que en ningún lugar
del mundo en desarrollo.

»Si el crecimiento va a ser sostenible, y si va a tener verdadero significado para la


gente de la región, sus gobiernos deben hacer un mejor trabajo en proporcionar
educación, salud y nutrición a los pobres.»

Y señaló un posible camino a seguir: «Un. buen paso para empezar podría ser la
racionalización de los gastos militares y de otros gastos no productivos. »

Los organismos rectores de la economía internacional están realmente asustados


ante los resultados de los planes de ajuste, que en todas las latitudes han provocado
retracción y hambre en los sectores populares, en ese 80% de la población que sufre
los avatares de la política neoliberal.

Para que nuestra afirmación no quede en el aire, recordemos los datos básicos de un
estudio realizado durante dos años por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola
(FIDA), organismo adscrito a la Organización de las Naciones Unidas. La investiga-
ción cubrió 114 naciones «en desarrollo» de Asia, África y América Latina, y dejó al
descubierto una situación más que preocupante: la pobreza ha aumentado un 40% en
la población rural de esos países.

144
El mencionado informe, de título «El estado de la pobreza rural en el mundo»,
cubre una población campesina de 2.500 millones de personas (entre los 4.000
millones de habitantes de esos 114 países), de los cuales mil millones viven bajo de la
línea de pobreza.

Sin embargo, lo más preocupante es que -siempre de acuerdo con las estimaciones
de FIDA- la pobreza mundial aumentará notoriamente para el año 2025. En esa
época habrá en el planeta 8.500 millones de pobres, de los cuales 7.100 millones en el
Tercer Mundo.

Como resultado de la investigación efectuada, FIDA propone que se pongan en


práctica nuevos modelos de desarrollo, pues los actuales se basan en supuestos falsos,
razón por la cual han fracasado.

Las alarmantes cifras actuales y las aterradoras proyecciones del estudio de FIDA
explican la preocupación del Banco Mundial y del Banco Interamericano de
Desarrollo. Después de la reunión de febrero en Washington ya mencionada, el BID
decidió dedicar el 50% de sus créditos a programas de inversión social, una línea que
se había robustecido ya a lo largo de 1992 en esa institución. ,

¿DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA O FILANTROPÍA?

El tema de la época -el tema de siempre, podríamos decir- es el de la distribución de


la riqueza. Pero casi nadie menciona la soga en casa del ahorcado. Existen, sin duda,
numerosas líneas heterodoxas en la economía contemporánea (los textos de Kurt
Dopfer y Shigeto Tsuro, que acompañan a este acápite, son sólo algunos ejemplos de
las posturas críticas actuales). A menudo se han dado a conocer los análisis de Franz
Hinkelammert y de Helio Gallardo, por ejemplo, y los medios de comunicación han
reflejado en los últimos meses una virtual polémica sobre las limitaciones del
neoliberalismo.

La pregunta central en ese debate es: ¿por qué los organismos internacionales de
crédito están dispuestos a ejercitar una política aparentemente distributiva y no
empujan para que los gobiernos nacionales acepten la presión de las bases y aumenten
los salarios ; en el sector público y en el privado, que sería el camino más justo para
paliar las necesidades de los sectores sumergidos? Y no sólo ; aumento de salarios,
sino una política impositiva justa y un intento de pleno empleo, que es la aspiración
de los trabajadores.

145
La respuesta es simple: la caída del «socialismo real» no ha cambiado ni un ápice la
conducta del «capitalismo real»: el proceso de acumulación no se detiene. Nadie está
dispuesto en las filas de la «sociedad de la quinta parte», o del «20 por ciento», como
se la ha llamado, a sacrificar ni un centavo de las ganancias surgidas de un proceso de
explotación que es un secreto a voces.

La actitud «distributiva» del BM y del BID tráta de evitar la crisis total del sistema.
Es un reformismo obligado por las circunstancias ; que no toca en forma directa los
bolsillos capitalistas, sino que ; apunta al fortalecimiento de la educación, la salud,
la vivienda y, ojalá, la alimentación de los cada vez más numerosos desposeídos. Sin
aceptar la afrenta de que estos pongan en tela de juicio los principios que constituyen
«los pilares de la sociedad».

Es en estas aguas que estamos navegando, no nos hagamos ilusiones.

Pero tengamos en cuenta que, para que esto sea un diálogo, aún falta escuchar la
voz de quienes no tienen voz.

«HACIA UN NUEVO PARADIGMA

»Los cambios y su resultado, el progreso, ocurren en la ciencia en dos formas


fundamentalmente distintas. Pueden referirse a una hipótesis, una teoría o a un
cuerpo total de teorías interrelacionadas. En este caso se producen cambios cuando
una hipótesis es objetada por los hechos mediante las pruebas empíricas y,
posteriormente, es rechazada y reemplazada por una nueva. Sin embargo, hay otros
cambios fundamentales que ocurren fuera del proceso convencional de adquisición de
conocimiento científico. Dichos cambios se refieren a la estructura subyacente total
del proceso científico, al tipo de preguntas consideradas relevantes para una ciencia, a
las calificaciones a sus respuestas, al conjunto de métodos y técnicas para la
comprobación de las teorías, al grado comúnmente aceptado de rigor requerido para
la aceptación o rechazo de teorías, al ambiente institucional en el que trabajan los
investigadores...

»En resumen, al conjunto total de factores que Kuhn reúne en la noción de


"paradigma". Puede producirse un cambio cuando el paradigma rector demuestra ser
inadecuado como punto de partida para preguntas relevantes y para la formulación y
comprobación de teorías. Este "cambio de paradigma" no obedece al habitual
procedimiento de comprobación que propone la lógica popperiana; la falsificación y
la verificación nunca se dirigen al paradigma mismo. Por consiguiente, es concebible
que, en una ciencia pueda prevalecer por largos períodos de tiempo la situación
peculiar en que el "progreso científico" se produce dentro de un paradigma
inadecuado.

146
»Ahora podemos volver a formular la interrogación preguntando si los futuros
cambios en la disciplina económica constituirán un cambio de paradigma. ¿Es el
paradigma actual una base que provoca la debida clase de preguntas, que permite la
formulación de teorías pertinentes, que sugiere un apropiado grado de comprobación
empírica y que, por último, propone soluciones significativas para los problemas más
apremiantes del futuro? Antes de ocuparnos de estas preguntas analizaremos el actual
paradigma de la economía con el cual deben relacionarse los cambios.

»En general puede aceptarse, y Tsuru lo afirma explícitamente, que el paradigma


actual está constituido, en gran medida, por la llamada "teoría neoclásica". El objeto
central de investigación dentro de este paradigma es el mercado. Desde el punto de
vista institucional, se considera que el mercado está compuesto de muchos individuos
-los "átomos"- que entran en el escenario del mercado ya sea como consumidores o
como productores. Sus actividades se limitan, como acertadamente lo señala
Leibenstein, a actividades dentro del contexto del mercado, excluyendo aquellas
económicamente pertinentes en contextos fuera de mercado. La explicación de su
conducta se apoya enteramente en el supuesto de que tratarán de maximizar sus
propias satisfacciones y que, para lograrlas, se comportarán racionalmente. (... ) Es
posible rastrear sus orígenes, como lo recuerda Myrdal, hasta la filosofia del
utilitarismo y la psicología asociacionista hedonista de los siglos XVIII y XIX.»

KURT DOPFER

«UNA NUEVA ECONOMÍA POLÍTICA

»Es sintomático de los aires de cambio que se dejan sentir en el pensamiento


económico que, en la novena edición (1973) de su clásico manual de economía, Paul
A. Samuel son haya por fin admitido que "la teoría de la distribución está aún en un
estado indefinido" y que también haya variado la redacción del párrafo de la octava
edición que decía: "La Mano Invisible de Adam Smith, que trató de convertir los
intereses egoístas de la humanidad en una mejor solución de los problemas del qué, el
cómo y el para quién de la sociedad", en un nuevo párrafo de la novena edición que
dice: "la mano invisible de Adam Smith, que trató de convertir el interés egoísta de la
humanidad en una mejor solución de los problemas del qué y el cómo de la sociedad
(pero, ¡ay!, no necesariamente en una mejor solución de los problemas del para
quién)."

»Aquí se arroja escepticismo sobre la adecuada distribución del mecanismo


competitivo de mercado. Pero el hecho del "fracaso del mercado" en todos sus
aspectos es tan ampliamente aceptado en la actualidad, que acaso no sea necesario
explayarse en ellos. Para que el mecanismo competitivo del mercado logre "convertir

147
el interés egoísta de la humanidad en una mejor solución de los problemas del qué, el
cómo y el para quién de la sociedad" y de este modo tenga una significación normativa
en sí mismo, se requiere que: l) los indicadores barométricos tales como los precios,
las tasas salariales, las tasas de interés, etcétera, reflejen, fiel e insobornablemente,
los cambios en los datos económicos; 2) que impere la soberanía del consumidor con
todas sus implicaciones; 3) que, para todos los fines prácticos, los efectos externos,
favorables o negativos, sean insignificantes. En las sociedades capitalistas actuales, no
se cumple satisfactoriamente con ninguna de estas condiciones.»,

SHIGETO TSURU

«FUERA DEL MERCADO NO HAY SALVACIÓN?

»La breve descripción del paradigma neoclásico actual es, necesariamente, una
generalización a grandes rasgos, de las teorías basadas en el paradigma actual.

»i)describen el comportamiento de los agentes económicos en el mercado dentro de

ii)un horizonte temporal adecuado a los resultados de estos individuos que


típicamente son de naturaleza a corto y mediano plazo;

»iii)conñan en supuestos de comportamiento tales como el exclusivo 1 interés propio,


la racionalidad y un impulso de maximización que no ha sido analíticamente
especificado en su índole psicológica y sociológica ni sometido a una rigurosa
comprobación empírica;

»iv) concentrándose en las variables de flujo y en el comportamiento a corto plazo las


teorías definen el equilibrio del sistema conforme al estado del resto de estas variables
a corto plazo; variables tales como la ; población, los recursos naturales y la
tecnología que afectan el funcionamiento del sistema hacia el equilibrio o hacia su
estado de equilibrio final, dejando sin definir la posición de equilibrio a largo plazo del
sistema;

»v) dada la determinación estática del sistema, las elecciones quedan restringidas a
opciones relativas dentro de alternativas dadas;

»vi) las soluciones óptimas comparten las limitaciones de los supuestos variables de
los que se derivan. Heredan prejuicios normativos, sobre todo respecto de las
preferencias de las generaciones actuales sobre las pasadas, las metas de producción
sobre las de distribución, y las actividades del mercado sobre las que están fuera de
mercado (gubernamentales).»

KURT DOPFER

148
EL SISTEMA SE TAMBALEA

Simultáneamente a la situación que se acaba de describir, el sistema político de los


países latinoamericanos se tambalea ante grandes problemas hoy generalizados: el
narcotráfico, la corrupción, mala gestión gubernamental y una ola de privatizaciones
(que, so pretexto de «achicar» el aparato del Estado, muchas veces encubre el
desmantelamiento de sectores estratégicos de las economías nacionales.

Los fenómenos mencionados son, en general, causa y efecto de una situación que
puede caracterizarse como crisis de la partidocracia. Los horizontes éticos y técnicos
de los responsables ; de la cosa pública dejan mucho que desear. Los grandes casos de
corrupción revelan cuál es la situación real. Brasil, Venezuela, Guatemala -para no
mencionar sino los affaires más conocidoshan puesto en evidencia las dos vertientes
de una situación aberrante: por una parte el alto y sofisticado grado de latrocinio
ejecutado desde las altas esferas del poder; por la otra, la fiera y decidida actuación de
los sectores populares, encauzada incluso por medio de los Parlamentos, de los
demás órganos de control jurisdiccional y de los organismos de defensa de los
derechos ciudadanos.

La sociedad genera sus propios anticuerpos. En América Latina ' pasamos de los
momentos de mayor postración y desesperanza a episodios de notable participación
popular, en especial frente a los más visibles actos de corrupción, de violación de los
derechos humanos y de prepotencia social y económica.

FRENTE A LA ARBITRARIEDAD, LA ORGANIZACIÓN POPULAR NO


SE DETIENE

No es raro escuchar, ante los mayores actos de soberbia y latrocinio del capitalismo
salvaje, expresiones críticas con respecto al estado deficitario de la organización de las
bases.

Hace poco tiempo, por ejemplo, se produjo en Costa Rica una evidente ola de
atentados contra la conservación de los recursos naturales y el derecho de un sector
de la población a que se respetara, al menos, su contexto ecológico.

Merced a una serie de valientes y certeras denuncias, vertebradas en torno a una


incisiva novela -La loca de Gandoca, de Anacristina Rossi-, la virtual destrucción de la

149
zona de Gandoca-Manzanillo, °' al sur de la provincia de Limón, tomó estado público.

Miles de personas leyeron el libro y conocieron la gravedad de la situación, que se


reflejó en los medios de comunicación en entrevistas a la autora.

Quedó de manifiesto que los intereses del turismo masivo, en complicidad con altos
organismos del Estado, habían destruido : arrecifes, bosques primarios y acabado, en
suma, con el equilibrio ecológico.

El silencio con que el establishment costarricense pretendió rodear al escándalo no


pudo tapar la realidad. Sin embargo, no faltan aún voces que responsabilizan a los
habitantes de la zona atacada por todo lo sucedido. En diversos sectores no se señala
el afán de lucro desmedido por la pretensión de levantar lujosos centros turísticos
sobre lo que antes era una naturaleza en estado puro, con una , flora y una fauna
mundialmente admiradas, sino que se insinúa I que el pueblo no supo organizarse
debidamente para impedir el ataque.

Si bien el caso aún no ha terminado, pues está pendiente de resolución un recurso


ante la Sala Constitucional de la Corte Suprema de justicia, ilustra sobre la naturaleza
del mal que enfrenta toda América Latina y que ha signado cinco siglos de historia.

Los acontecimientos mundiales que se han sucedido a partir de 1989, centrados en


torno a la crisis del «socialismo real» en la antigua Unión Soviética y en los países de
Europa del Este, parecieron marcar el auge del «capitalismo real».

Sin embargo, como hemos visto al comienzo de este documento las


resquebrajaduras del sistema mundial se hacen cada vez más visibles, y no solamente
en los antiguos países socialistas.

El fin de la guerra fría y el pasaje de la bipolaridad a una multipolaridad geopolítica,


con una nueva afirmación del mercado como entidad casi teológica, fuera de la cual
«no hay salvación», constituyen el «discurso» de moda que no llega a engañar ni
siquiera a su propios autores.

El impacto publicitario de la nueva situación mundial arrojó «sombra» sobre los


planteamientos populares en nuestro continente. En función de la crisis de la deuda
externa y de la correspondiente quiebra de los indicadores macroeconómicos, llegó a
hablarse de la «década perdida» de América Latina. El retroceso fue evidente. El
aumento de la pobreza reflejado en el estudio de FIDA que ya hemos analizado es un
hecho indiscutible; más aún: es el dato básico para interpretar la realidad y tratar de
transformarla.

150
No es casualidad que, ya en el encuentro de jefes de Estado Mayor de los ejércitos
del continente, efectuado en Mar del Plata, Argentina, en noviembre de 1987, se
decidiera enfocar a dos enemigos principales del sistema capitalista en la región: la
teología de la liberación y los grupos «gramscianos».

Esa «orden» de la cúpula castrense coincidía con las «instrucciones» del cardenal
Ratzinger en el Vaticano y con dos documentos tristemente célebres: los de Santa Fe I
y II (de 1980 a 1988), que constituyeron las plataformas ideológicas de las administra-
ciones Reagan y Bush, y también (como han puesto de relieve recientes
investigaciones) las de algunos gobiernos latinoamericanos, entre ellos el de Menem
en la Argentina.

«LADRAN, SANCHO: SEÑAL DE QUE CABALGAMOS»

La artillería pesada de la reacción latinoamericana contra el proceso organizativo de


los sectores populares latinoamericanos (que quita el sueño a quienes pretenden
desbaratar a los «grupos gramscianos» y a la «teología de la liberación») pone de
relieve, contrario sensu, que los sectores progresistas no sólo no han «entrado en
sueño» sino que están más vivos que nunca.

El nuevo sujeto histórico se vertebra. Quizá en torno a un esquema desdibujado por


los acontecimientos que se suceden vertiginosamente, pero se organiza y no baja la
guardia.

Sometida a los permanentes ataques del sistema, la izquierda política continental


comienza a reorganizarse. Ello se advierte, en especial, a partir de la constitución del
llamado Foro de Sao Paulo, convocado por el Partido de los Trabajadores de Brasil,
en junio de 1990; al año siguiente se reunió en México y, en 1992, en Managua (en esa
ocasión se congregaron 150 representantes de más de 50 partidos, organizaciones y
movimientos políticos de diecisiete países). El cuarto encuentro del Foro se realizó en
julio de 1994 en La Habana.

En 1991, simultáneamente a la realización, en Madrid, de la Cumbre de


Gobernantes Iberoamericanos, se efectuó en Puerto Real, España, la Cumbre
Alternativa contra la Celebración del Quinto Aniversario; participaron activamente
cerca de sesenta organizaciones políticas, sindicales, ecologistas y feministas. En el
documento final, la Cumbre Alternativa exigió la condonación de la deuda externa de
los países latinoamericanos, el cese de la agresión a Cuba, la retirada de la presencia
militar estadounidense en Panamá y la preservación de los recursos naturales del
continente.

151
Además de esos ámbitos de debate donde se reúnen los ; sectores más progresistas
de América Latina, debe recordarse la ; actividad de la Comisión Permanente de
Partidos Políticos de

América Latina (COPPAL) y de numerosas organizaciones que en los países


coordinan la acción política de las minorías más combativas.

Hemos seleccionado algunos textos del pensador colombiano Orlando Fals Borda,
que dan cuenta de la actividad de un grupo de científicos e investigadores que
culminó en el Modelo de la Fundación Bariloche para América Latina, y de la forma
en que se organizan movimientos populares y sociales del continente; se incluye,
asimismo, una posible estrategia para esos movimientos emergentes que tratan de
articular las luchas de las grandes mayorías.

Del 12 a114 de julio de 1992 se realizó en Rosario, Argentina, el seminario «Debates


y búsquedas actuales para la construcción de una política revolucionaria en América
Latina y el Caribe». El diagnóstico surgido de ese encuentro merece ser citado:

«En la actualidad la estrategia neoliberal que brota de la cumbre capitalista equivale a


un plan de colonización, que hace todavía más bárbaro el capitalismo y más salvajes a
las cúpulas dominantes que dicen encarnar a la civilización y la modernidad al finalizar
el siglo XX.

»El despotismo económico ejercido por monopolios trasnacionales y locales es


llevado a niveles nunca antes vistos, mientras los partidos tradicionales, la clase
política dirigente, los grandes empresarios y las altas jerarquías militares se hunden en
la corrupción, los privilegios escandalosos, las conexiones con el narcotráfico y el
enriquecimiento espurio.»

Esta celebración de cuarenta y siete organizaciones revolucionarias y movimientos


sociales del continente pone de relieve la gravedad de la situación. Quizá algún sesudo
semiólogo vea en ese lenguaje una regresión a épocas «ya superadas».

Pero, ¿acaso el mensaje no refleja la verdadera situación actual? Esperamos que los
análisis de la retórica utilizada no pretendan invalidar la voz crítica contenida en la
Declaración, que refleja el sentir y el pensar de muchos miles de activistas.

Un foro de candidatos presidenciales latinoamericanos para el período 1993-94,


realizado en la Escuela Woodrow Wilson, de la Universidad de Princeton, Estados

Unidos, mostró con claridad u cuáles son las fuerzas en juego y cuáles las propuestas
que se presentan.

152
Bajo el nombre de Conferencia sobre Alternativa en América Latina, dicho foro
reunió a Luis Ignacio da Silva (Lula), de Brasil; Cuauhtémoc Cárdenas, de México;
Antonio Navarro Wolf, de Colombia; y Rubén Zamora, de El Salvador, y a varios
académicos estadounidenses especializados en temas latinoamericanos.

El énfasis puesto por los candidatos a la primera magistratura en temas tales como
la competitividad y la integración regional, la reconstrucción del Mercado Común
Centroamericano, las crecientes integraciones bilaterales y otros aspectos de la
realidad continental, mostraron la madurez de sus propuestas y análisis. Como
emergentes de millones de ciudadanos ávidos de paz y justicia, los representantes de
la «nueva izquierda» demostraron que los sectores populares, para ciertos efectos, ya
están organizados.

«EL MODELO DE BARILOCHE CONDENA "EL CONSUMO


IRRESPONSABLE DE LAS MINORÍAS PRIVILEGIADAS"

»El impacto del Che Guevara y de Camilo Torres, y de los hechos desencadenados
por la Revolución Cubana fue tan grande en su momento que llevó no solo a la
conocida reacción política kennediana de la Alianza para el Progreso, sino también a
la articulación, entre 1971 y 1976, de otra utopía socialista, igualitaria, participativa y
no consumista. Fue realizada nada menos que por un grupo de personalidades
liberales reunidas alrededor de Amílcar Herrera (Helio Jaguaribo, Carlos Mallmann,
Enrique Oteiza, Jorge Sábato y Osvaldo Sunkel), en la Fundación Bariloche de
Argentina. Estos notables científicos sociales quisieron responder tanto a la
Revolución Cubana como al informe neomaltusiano del Club de Roma sobre los
peligros del desarrollo económico desorbitado. Produjeron así un "modelo mundial
para una nueva sociedad" que, a diferencia de las propuestas del Che y Camilo,
aunque convergente, se basó en estudios cuantitativos, sin desconocer la incidencia de
los valores y de las ideologías. Plantearon como meta llegar "a un mundo libre de
miserias y del subdesarrollo" como sociedad ideal. Para ellos, los problemas a resolver
no eran físicos, como se pretendía en Europa, sino sociopolíticos, como resultado
alienante y expresivo de una desigual distribución del poder y de la riqueza dentro de
las naciones y entre ellas.

»El modelo de Bariloche predijo que si para 1992 no se satisfacían las necesidades
básicas de la población, quedaría probado que el sistema de distribución de la riqueza
habría seguido desigual e injusto hasta el punto de continuar permitiendo "el
consumo irresponsable de las minorías privilegiadas", lo cual sería índice de la
cercanía de una catástrofe mundial.

»Al llegar hoy a este hito, es obvio entender que no se cumplieron los requisitos del
modelo de Bariloche para el amplio acceso a los bienes necesarios e igualdad de
oportunidades con el fin de satisfacer las necesidades básicas de la población. Ello es
muy preocupante, aunque era de esperarse por la persistente miopía mundial sobre

153
estos asuntos. Pero ese estudio quedó como un valioso testimonio técnico sobre la
validez de la crítica socialista al sistema capitalista depredador del ambiente y de la
humanidad, que hoy vemos en toda su funesta orientación. Nos refuerza en la
vigencia actual de una razón utópica poscapitalista, y en la urgencia de volver a
articular formas comunales y cooperativas de mane o organización social, económica
y política».

ORLANDO FALS BORDA

(Este texto y los otros dos del mismo autor han sido extraídos de la ponencia
presentada en el VI Encuentro de Ciencias Sociales realizado en Guadalajara, México,
en noviembre de 1992).

«LOS MOVIMIENTOS POPULARES Y SOCIALES SE


INSTITUCIONALIZAN

»Quedan por examinar otros componentes latinoamericanos que sirvan para la


recuperación planteada. Ya he hecho una defensa general de las utopías y he
interpretado las revoluciones de 1989, los legados de '' Guevara, Torres y la
Revolución Cubana y el insumo técnico de Bariloche. Los aportes adicionales de esta
clase por fortuna son muchos y variados. Provienen principalmente de movimientos
populares y sociales que se institucionalizaron y se convirtieron en partidos radicales
durante los últimos veinte años, y de agrupaciones que han adoptado formas de
acción para la democratización, la comunalidad y el respeto a la heterogeneidad y la
diversidad en las sociedades.

»El más notable desarrollo de este tipo es la aparición y crecimiento del Partido de
los Trabajadores del Brasil (PT), fundado en 1979. En él se han cumplido dos grandes
procesos, sin renegar del socialismo ni descartar la democracia: uno es la acumulación
de movimientos sociales y colectivos populares autónomos, desde las bases
trabajadoras hacia arriba, hacia la coordinación organizativa en un gran proyecto
democrático participativo; el otro proceso es la articulación ideológica del '
pluralismo y de la diversidad cultural y étnica.

»El PT está haciendo una novedad, distinta de lo propuesto por los pensadores
socialistas del siglo XIX que conceptual izaron primero y actuaron después: quiere
teorizar desde la práctica. Se discute así la clásica tesis de si la toma del poder debe ser
violenta, como un fin en sí mismo, o una táctica civil diseñada para producir cambios
evolutivos profundos en todo el sistema socioeconómico. La tendencia es hacia lo
segundo, pero para ello se necesita ampliar la cobertura de alianzas del PT. Están
surgiendo así concepciones heterodoxas de Estado, lucha de clases, poder popular y
vanguardia que enriquecen la nueva búsqueda ideológica. Da que pensar, por el
evidente éxito del PT en la política brasileña actual.

154
»Otras experiencias notables son las derivadas de las guerrillas que tomaron el
poder, como el FSLN en Nicaragua, o dejaron las armas para luchar por la paz y el
desarrollo, como el PCV de Venezuela, el M-19 de; Colombia y el FMLN de El
Salvador. Lo más significativo de esta evolución ha sido el paso que todos dieron
al transformar la organización vertical marcial en proyectos políticos y legales, aunque
en algunos todavía queden los rezagos del autoritarismo o el caudillismo originales. El
más antiguo, el PCV, dio el primer ejemplo significativo, al derivar el Movimiento al
Socialismo (MAS) en 1971; el M-19 se convirtió, junto a otras tres guerrillas y varios
movimientos populares, en la Alianza, Democrática M-19 en 1990; el FMLN da paso
a su brazo civil, todos comprometidos en la reconstrucción pacífica de sus países. La
experiencia de los sandinistas en el poder (1979-1989) fue una dura lección; política
de la que sobrevivieron los ensayos participativos y educativos de; las bases
organizadas, rica reserva con la que pueden volver a ganar el poder.

»Por otra parte, el extraordinario esfuerzo anticlientelista del Partido de la


Revolución Democrática (PRD) de México, de Causa-R de Venezuela y de Bolivia
Libre es otro síntoma de la persistente búsqueda latinoamericana de alternativas.
Oficialmente no son organizaciones socialistas pero, en este campo, las luchas por la
civilidad, las reivindicaciones populares, la autonomía regional, la economía mixta y
planificada, la defensa ambiental y, sobre todo, las valientes acciones contra la
corrupción administrativa, son hechos que acercan. Todo ello le depara al PRD, a
Causa-R y a Bolivia Libre un brillante futuro en la política de sus países.

»Del pensamiento de Mariátegui podemos rescatar su visionaria propuesta de


adaptar el marxismo a las condiciones del campesinado; aymara-quechua, en especial
la utilización positiva de raíces culturales y supervivencias colectivistas del socialismo
incaico, a la manera de Arguedas. Este rescate (que lleva a soluciones distintas del
confrontamiento armado, poco entendible o aceptable, de Sendero Luminoso) tiene
implicaciones para la incorporación de las masas indígenas de países como
Guatemala, México, Paraguay, Brasil y Colombia, que están luchando por su
autonomía y dignidad, por los derechos humanos y por el reconocimiento de sus
entidades territoriales.

»En Uruguay, el Frente Amplio ha auspiciado importantes vivencias participativas


en el gobierno de la capital. En Chile, muchos grupos I formales e informales han
dado lecciones sobre cómo combatir las, dictaduras y reconstruir la democracia
mediante macizas y heterodoxas campañas de educación popular, a veces subterráneas
por las circunstancias de la lucha contra Pinochet. El Partido Socialista chileno y otros
organismos siguen siendo importantes en el sostenimiento de esta lucha.

»Finalmente, podemos preguntarnos si de aquellas experiencias históricas que en


1986 llamé "revoluciones inconclusas" nos quedan enseñanzas pertinentes. En aquel
pequeño libro con ese título y en otros posteriores, recordé lo positivo del corto
recorrido de la República Maya de Yucatán y el Partido Popular de la Baja California

155
durante los años veinte; la reforma agraria de Juan Jacobo Arbenz en Guatemala; la
revolución general de Bolivia de 1952; los interregnos radicales de Salvador Allende
en Chile y Velasco Alvarado en el Perú; la primavera del poder popular en Haití, hasta
las contribuciones potenciales de los & anarquistas peruanos que, en su momento,
estimularon la acción política de las izquierdas latinoamericanas. Este rico historial de
victorias y derrotas, aciertos y errores no puede pasar desapercibido para la
reconstrucción utópica de nuestro tiempo.»

ORLANDO FALS BORDA

«UNA ESTRATEGIA POSIBLE FRENTE AL NEOLIBERALISMO

»1. Las utopías no han muerto, mucho menos los elementos ideológicos que puedan
reunirse alrededor de una nueva opción utópica, llámese socialismo auténtico, o
socialismo democrático, o con otro nombre. Por el contrario, si el socialismo retoma
este proyecto político alternativo en su histórico papel crítico y antagónico del
capitalismo, y añade el de , alimentador de procesos contra culturales, justificaría su
continuidad. Porque las contradicciones, abusos y conflictos del capitalismo rampante
y de su sistema social son hoy más evidentes y cada vez más inadmisibles. Las
reformas estructurales siguen siendo necesarias y urgentes, porque el triunfo del
capitalismo a escala mundial no ha resuelto los problemas de las guerras, la
ignorancia y la pobreza ni la explotación de las mayorías, mucho menos los abusos del
medio ambiente natural.

»En cambio, como lo anticipó el estudio de Bariloche, la distribución de la riqueza


es hoy más desequilibrada e inequitativa que antes, lo cual es y seguirá siendo fuente la
inestabilidad y confrontación. La contaminación ambiental y la depredación de
recursos naturales empeoran cada día por el continuado énfasis en el progreso
técnico-material. Y el capitalismo sigue haciendo tabla rasa de las diversas culturas del
mundo con toda su riqueza humana y biológica.

»2. Los partidos liberales que han venido acompañando la expansión, del
capitalismo con políticas desarrollistas están incapacitados para hacer frente a las
consecuencias del crecimiento desorbitado actual, y satisfacer las necesidades de la
población, creando así las bases para un vacío de poder. No se ve por qué se deba
privatizar todo o desmontar completamente la planificación y el Estado benefactor.
El vacío de poder producido de esta manera lo están llenando movimientos populares
y de base, autónomos, inspirados en una especie de antipartidismo, que buscan
redefinir lo político y hallar nuevas formas de hacer política mediante prácticas
democráticas solidarias y participativas con fórmulas novedosas, como la revocatoria
de mandatos a elegidos indignos. En lo económico, se trata de implantar políticas de
equilibrio entre la iniciativa empresarial, el fomento estatal y el cooperativismo.

156
»3. La nueva política tiene visos de seguir pautas pluralistas y no violentas, con
apertura a la construcción de nuevas culturas y la comprensión de diferencias
grupales, sociales, étnicas y de género así en lo cotidiano como a nivel comunitario.
Esta política combate la homogeneización de la sociedad mediante el rescate de
relaciones primarias. Lleva también a la desmilitarización de las sociedades y de las
costumbres.

»4. Un nuevo tipo de poder estatal menos centralista, vertical o elitista se dibuja,
para reconocer autonomía a regiones, provincias y otras entidades territoriales en una
posible evolución del Estado-nación al Estado-región como expresión de
autodeterminación democrática. Esta evolución tiene fuertes raíces populares, de tal
manera que sería posible concebir tanto políticas microrregionales como
macrorregionales de integración -hasta ciudadanía compartida, como lo quería el
APRA- que sobrepasen los obstáculos actualmente ofrecidos por fronteras internas y
externas de los estados nacionales. Además, ese reconocimiento mutuo, y la necesidad
de macrointegración, pasan a primer plano en lo que tiene que ver con las relaciones
Norte-Sur y con las convergencias estratégicas entre los pueblos del antiguo Tercer
Mundo.

»Aparece así otro temple de política en el que juega la moral práctica. La sociedad
civil, la cultura popular, los movimientos sociales, el respeto por los derechos
humanos y la defensa de la paz y del medio ambiente como elementos de una nueva
razón utópica para nuestro tiempo. Es una política que no es del gusto completo del
capitalismo ni de los liberales clásicos o desarrollistas. Sin embargo, hasta estos
podrían beneficiarse si por el impacto de otra política se vuelven más democráticos y
respetuosos de las necesidades colectivas, especialmente de las clases pobres, para que
el capitalismo adquiera, por lo menos, un viso humano. »Surge de este modo una
estrategia posible para los que hasta ahora han sido víctimas del poder establecido y
del desarrollo socioeconómico mal concebido y ejecutado, los que no han podido
hacer sentir su voz ni actuar, los oprimidos, olvidados y marginados. Una política de
todos aquellos que buscamos entender a fondo las bases existenciales y culturales de
lo político para desterrar dictaduras, partidos verticales y formas diversas de
alienación y violencia.

»Transparencia ética: equidad, autarquía y responsabilidad, solidaridad, tolerancia y


paz; todo aquello que prometió y no logró cumplir el capitalismo realmente existente;
he allí algunos de los valores centrales constitutivos de esa utopía posible, de un
socialismo redivivo, si se quiere, con la democracia participativa que le sería implícita
en nuestro mundo.

»Sería esa "utopía incorregible" que, como lo canta Serrat, "no tiene bastante con lo
posible, hechicera que hace que el ciego vea y el mundo hable, por subversiva de lo
que está mandado, mande quien mande.»

157
158
VIEJOS Y NUEVOS
ACTORES SOCIALES

Calos Enrique Cabezudo*

En una época en la que el neoliberalismo está ganando terreno, hablar de actores


sociales requiere una reflexión que lleve a considerar conceptos, campos de acción,
perspectivas de la sociedad, y objetivos de corto, mediano y largo plazo. Estamos en
un momento histórico de refundaciones, de revaloraciones, de construcción de
nuevos paradigmas y de nuevas opciones. El eje está constituido por las reglas del
mercado, ante lo cual se trata de trabajar variables para no dejar de lado a la persona
humana, al hombre como creador y generador de riqueza.

El momento requiere revisar conceptos teóricos que validen instrumentos de


análisis, para la construcción de lo que se ha dado en llamar los nuevos actores
sociales.

INDIVIDUO Y SOCIEDAD

¿Quién es primero: el individuo o la sociedad? ¿La sociedad aplasta al individuo?


¿Individuo y sociedad son excluyentes? Intentar responder a estas preguntas exigirá
un marco teórico que sustente el análisis de los fenómenos sociales.

Para algunos el individuo es la instancia básica y fundamental de la sociedad. El


individuo aparece como instancia previa a cualquier hecho social. Concebido el
individuo como un dato previo a la sociedad, se tiene de este la visión de un individuo
aislado, de individuo autónomo, sin relación con los demás individuos. Aceptar esta
visión es alinearse con la propuesta neoliberal. Rochabrún (1993) nos dice al respecto:

*
Miembro del IPEC «Tosé Cardijn».

159
«Para Hayek el punto de partida de la realidad social es el individuo; las
colectividades, las instituciones, los fenómenos supraindividuales, se configuran
mediante las acciones de los hombres, pero no intenciones. Constituidos fuera de su
alcance, también pertenecen ahí. Es decir, la acción humana encierra una dimensión
que escapa a los designios humanos, incomprensible en muchos casos, incognoscible
la mayor parte del tiempo, pero imposible de ser dominada por la razón individual:
ningún ser humano tiene el conocimiento de lo que los otros saben, sienten, quieren e
ignoran; de ahí que, si la sociedad existe, ello sólo puede deberse a la coordinación de
nuestros conocimientos parciales, los cuales flotan en un insondable mar de
ignorancia. Por lo tanto, debemos confiar en aquellas instituciones que se han
desarrollado naturalmente, las cuales permiten aprovechar de la mejor manera posible
nuestro conocimiento y nuestra razón de sus infranqueables límites. En particular,
debemos confiar en el mercado.»

A partir de esto podemos concluir que los hombres no pueden ni deben intentar
actuar más allá del ámbito de sus acciones individuales, y que el resto lo hará la «mano
invisible», o sea, el mercado en términos de Adam Smith. Es decir, no ser actor, no
ser sujeto. «Dedícate a hacer tus cosas, que el resto lo hacemos nosotros»: esa sería la
idea. Si no es el individuo, entonces es ¿la sociedad? Pensar que la sociedad determina
nuestra manera de ser, que nos aplasta; que toda conducta humana manifiesta el
efecto de determinismos sociales, es estar al servicio de fuerzas externas a nuestro ser
personas. A1 respecto, dice Touraine:

«... una sociedad es una construcción cuyos elementos son interdependientes o, al


menos, que posee una armazón sólida-algunos prefieren decir la estructura- que
permite comprender la ubicación y la función de todos los hechos sociales
particulares».

Adoptar esta visión nos puede llevar a un marxismo mecánico. Explicar todo
fenómeno social a través de la interpretación de la : infraestructura, a través del
determinismo económico. Entonces, ¿cuál es el problema? El problema es la visión
de «externalidad» que tienen ambos enfoques. El problema no es responder quién I
precede a quién, sino formularlo de manera que pueda ser resuelta esta dicotomía. Al
respecto, dice Rochabrún:

160
«¿Hay cómo salir de estas dicotomías? Creemos que sí, pero ello exige plantear el
problema en otros términos. A tal efecto vamos a examinar ' una analogía que a
muchos parecerá humorística: el huevo y la gallina. Ahora bien: las razones para ello
no son nada arbitrarias. Para empezar, no seríamos los primeros en hacerlo: la
relación individuo-sociedad ha sido una y mil veces asimilada a esta realidad, en una
clara homologación metafórica.

»Paradójicamente, aquí deseamos mostrar cuán diferentes son las formas lógicas de
ambos problemas. Sin embargo, este ejercicio también revelará al mismo tiempo un
punto formal en común: ¿cuál es la relación interna entre fenómenos aparentemente
externos entre sí? Ello ya no es parte del problema sino de su solución. Así,
"problema" es tal, y es insoluble, en la medida en que sea planteado como una
sucesión cronológica, pues este camino exige que cada término sea considerado frente
al otro como independiente, estático e idéntico a sí mismo. Sin embargo, en la
realidad ocurre inversamente. En el curso normal de las cosas el huevo deja de serlo y
se convierte en gallina o gallo; a su vez, la gallina da lugar a nuevos huevos. El
ejemplar adulto existe merced a la metamorfosis de la "forma-huevo", que da lugar a
la "forma-gallina", y viceversa. Es decir, tanto el Ser del adulto como el del embrión
no son "cosas" sino etapas, momentos.

»Ahora bien: para cada caso individualmente considerado, el estadio de huevo o de


ejemplar adulto son excluyentes: no es posible ser los dos al mismo tiempo. Pero en
lo que a la especie se refiere, estos distintos estadios tan sólo son fases simultáneas de
un único proceso: la especie (3) comprende tanto al ejemplar adulto (1) como a su
forma de reproducción (2), como se muestra en el siguiente esquema:

(1) (2)
Esta gallina Este huevo

La especie gallina
(3)

»Se aprecia que el problema está mal planteado si sus términos se refieren a "este"
huevo y a "esta" gallina como meros individuos autodeterminados. La especie es
confundida con el ejemplar adulto empíricamente dado: "la" gallina (3) es identificada
(y confundida) con "esta" gallina (1). Con el huevo (2) no hay confusión posible: tanto
este como el ejemplar adulto son estados transitorios. De este modo, cuando el

161
razonamiento queda preso de la mera sucesión diacrónica se obvia lo que es
permanente: la existencia de la especie, incluyendo en ella su forma de reproducción.

»En consecuencia, cualquier solución diacrónica al problema no vendrá por el lado


del crecimiento genético del individuo, sino por la evolución biológica de la especie
como tal: es decir, explicando cómo se ha constituido un género como este cuya
reproducción es ovípara. Lo que nuestro razonamiento introduce es el
desdoblamiento del fenómeno en dos niveles: los individuos y la especie, donde esta
última puede ser, entendida como el individuo en lo que tiene de universal. A todo
esto y como ya hemos advertido-, el argumento no puede ser tomado como un
modelo isomórfico para la relación individuo-sociedad, pues en tal caso cada
elemento componente y cada relación debiera encontrar su correspondencia en la
realidad aludida... el modelo no pretende valer en su contenido biológico organicista,
sino en su dimensión dialéctica.»,

Esta analogía rompe con el supuesto del individuo aislado; como dato elemental ya
sea para construir la realidad o para reconstruirla. Es importante analizar este punto
para no dejar campo libre al sentido común individualista de la sociedad
contemporánea y a sus ideologías.

Si partimos de un individuo aislado, este tendría que ser un individuo psico-


biológico para que sea, al menos, un individuo mínimo, pero individuo al fin y al
cabo. Concebirlo de esta manera, no sirve de mucho; lo veríamos como un organismo
nervioso que reaccionaría a los efectos externos de forma mecánica y no ayudaría a
entender los fenómenos sociales. Es pensar que este individuo no le debe nada a
nadie y que está abstraído de todo contexto social. Entender y conceptualizar de esta
manera tal individuo es estar en las puertas del neoliberalismo.

Habría que hablar, más bien, de un individuo social. El individuo social es el que ha
absorbido un conjunto de relaciones sociales y que convive con sus semejantes en un
mundo cultural; dinámico: no hay un individuo solitario.

Del párrafo anterior deducimos que hay dos elementos constitutivos que confieren
al individuo una dimensión social: las relaciones sociales y la creación cultural.
Entonces tenemos a un individuo social que no está centrado en sí mismo, ni está
completamente solo y que nunca fue niño; todo lo contrario, los hombres contraen
vínculos interdependientes con otros hombres. Además, y esto es importante,
contrae nexos emocionales; así lo demuestran las miles de organizaciones populares
que existen en América Latina, donde la solidaridad, la ayuda mutua juega un papel
decisivo. No es el individuo aislado ni egoísta como lo intenta presentar el
neoliberalismo.

162
Finalmente, tratando sobre la relación entre individuo y sociedad, Marx dice: «el
hombre sólo puede individualizarse en sociedad».

La relación que hay entre individuo y sociedad exige una reflexión filosófica. Sería
mejor hablar de individualidad y sociabilidad, para no cosificarlos y romper con la
visión del individuo aislado y plantear, con ciertos fundamentos, la propuesta de un
individuo social que nos ayude a sustentar y reflexionar la apuesta por las
organizaciones de niños y jóvenes. Esta concepción deviene fundamental para
comprender y analizar la infancia como fenómeno social más allá de la contingencia
de cada individuo niño, de cada singular criatura.

LA CONSTITUCIÓN DEL SUJETO

En el punto anterior se ha roto con la concepción del individuo aislado y se


propone la de un individuo social. Queda ahora la explicación de la constitución del
sujeto; es decir, de cómo nos vamos constituyendo en sujetos.

Al hablar de un individuo social se establece que el individuo que se ha socializado


a partir de las relaciones sociales y de su cultura ha recibido la influencia de su
entorno social, como la familia, la escuela, el grupo de amigos, la organización,
etcétera. Pero el individuo no es solamente eso: pura influencia de su entorno social;
es además reflexivo y por ello, sujeto humano, que obra y conoce activamente.

Cada joven, cada niño, cada persona está dotada de conciencia (reflexividad) y de
voluntad. Las teorías de derecha han apostado más a la razón que al sujeto. Algunos
teóricos dicen que la razón del sujeto es calculante, es decir, qué medios escojo para
lograr tal interés o fin. Por ejemplo, si alguien instala una fábrica, la instala invirtiendo
lo menos posible e intenta extraer la mayor ganancia. No importa que explote a los
trabajadores o utilice materias primas malogradas. si una persona entra en relación
con otra (para los que apoyan la razón calculante, que otros llaman razón,
instrumental), esa relación será de costo-beneficio. Es decir, qué beneficio le significa
a uno relacionarse con esa persona.

A nombre de esa razón se sustenta y legitima el mercado. En ella las relaciones se


definen por el costo-beneficio, y son sujetos que entran en una relación de
competencia, de comprador y vendedor. Este tipo de relación y esta manera de
entender la razón y, por ende, al sujeto-, no lleva a relaciones sociales sólidas. Es una
relación precaria. Ninguna relación humana se sostiene en profundidad y continuidad
con estos principios.

163
Una relación humana se mantiene también por valores: valores humanos, éticos,
solidarios, y no por relaciones de costo-beneficio. El sujeto es reflexivo y tiene
voluntad. Por ello puede reflexionar sobre sí mismo; por lo tanto, se autoconstituye.
Un niño o joven trabajador -por ejemplo- no sólo recibe influencia exterior sino
también la influencia de su propia manera de pensar a partir de lo que quiere, de
cómo ve el mundo exterior, etcétera. Se autoconstituye. Por ello en el trabajo que
realizan es indispensable tener presente su mundo subjetivo, que llamamos
mentalidad o subjetividad, y cómo esta se va constituyendo en nuestra vida cotidiana.

Un joven y un niño se pueden autoconstituir. El peligro radica en que se quede


pensando en sí mismo, aislándose del resto, pues puede convertirse en un individuo
egocéntrico e individualista.

Para romper con esto es necesario reconocer a los otros como iguales, como
sujetos. Para afirmarnos como sujetos nosotros mismos, tenemos que amar al
prójimo, recuperando la frase que dijo Jesús: «Ama a tu prójimo como a ti mismo».
Afirmarse como sujeto es pensar en los otros como sujetos también ellos; y pensar en
los otros es ser ya actor.

En América Latina estará naciendo el hombre real, el sujeto real, si se asegura en


cada individuo y en la colectividad.

En nombre de la razón se han hecho las guerras y las injusticias. En la Región el


problema se centra en que a los sectores populares no los ven como a «los otros»,
sino como a los marginales, los pobres o los que no saben ni tienen criterio (entre
ellos, los indígenas, los niños y jóvenes, las mujeres). No se los ve como sujetos
capaces de reflexionar y dar propuestas, sino como objetos a quienes hay que cuidar y
proteger. A partir de esta otra concepción, en cambio, los niños y jóvenes son actores.

DE SUJETOS SOCIALES A ACTORES SOCIALES Y ACTORES


POLÍTICOS

'' No existe el individuo aislado. Eso es una ficción, una construcción ideológica.
Cada individuo se socializa en la familia, en la comunidad, en el trabajo, en la
organización. Lo que existe es el individuo social. El hombre vive en grupo, en la
familia, en los amigos. El hombre tiene relaciones sociales y él mismo es y genera
relación social. Además, desarrolla relaciones económicas -se le llama reproducción
económica. Tiene también una cultura propia, ideología, arte, etcétera: a esto se le
llama reproducción cultural. Tiene también relaciones de dominación -lucha por el
poder, por el manejo del Estado: a esto se le llama reproducción política.

164
El niño o joven es actor social si interviene en la vida social, opina, tiene propuestas
y alternativas para su desarrollo; lo es, sobre todo, cuando se preocupa de «los otros»
y busca salidas a los problemas que se dan en la vida cotidiana en forma organiza da.
Allí son germen de los nuevos movimientos sociales. Por ejemplo, los niños
trabajadores que se organizan son actores sociales, pues intervienen enfrentando en
forma organizada el problema de la sobrevivencia, al igual que las madres de los
comedores populares o los obreros organizados en sindicatos. Los niños organizados,
las madres que se organizan, los jóvenes que se organizan en los barrios, los que
integran los grupos ecologistas, el poblador organizado en la junta vecinal, etcétera,
son nuevos actores sociales que están participando en los nuevos movimientos
sociales. Los viejos actores serían entonces los obreros, los campesinos; es decir, los
que se organizaban alrededor de sus reivindicaciones más sentidas y desde opciones
político-ideológicas bien definidas.

La propuesta ahora pasa de ser actores sociales a actores políticos. ¿Quiénes son los
actores políticos? Los actores políticos son los partidos políticos, las fuerzas armadas,
el presidente, las organizaciones populares, etcétera. Es decir, los que intervienen en la
decisión de la construcción del orden que deseamos. Ello implica la cuestión del
poder, y esta se hace participando en política. La política es el espacio donde se toman
las decisiones y los destinos de la sociedad o de un grupo humano. Así, en América
Latina las organizaciones populares y los movimientos sociales tienen la tarea de
convertirse en actores políticos y buscar construir el nuevo orden social. En la
actualidad los que deciden finalmente los destinos de la Región son los tecnócratas de
agencias trasnacionales.

Si bien las organizaciones populares son parte de la sociedad civil y se sustentan en


la participación, esta debe generar una corriente educativa que permita a los niños y
adolescentes perfilarse como actores políticos cuando lleguen a ser jóvenes.

El discurso neoliberal manifiesta que los jóvenes no deben participar en la política,


que deben dedicarse a sus cosas privadas, antes que al orden social y el desarrollo de
otros. El orden social tiene que ser construido por la sociedad organizada.

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