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ENSAYO 3.

2 – COMPORTAMIENTO EN LA BÚSQUEDA DE INFORMACIÓN


Por: Ramírez Montes, Reyna Lizet. 30 de Abril de 2010.
Seminario Estudios de Usuarios, Mtra. Angélica Guevara Villanueva.
Bibliografía:
Calva González, Juan José. (1999), El comportamiento en la búsqueda de información de los investigadores del área de
Humanidades y Ciencias Sociales, Investigación Bibliotecológica: Archivonomía, Bibliotecología e Información, 13 (27),
jul-dic., p. 11-40.
Santiago Pacheco, Luis Ernesto. (2003), Necesidades y comportamiento informativo de los usuarios de una biblioteca
universitaria, Hemera, 1 (1), p. 11-36.

Se ha definido previamente que las necesidades de información son recursos y


tópicos que requiere un determinado grupo de usuarios. El camino hacia solventar esas
necesidades, tiene tres facetas:

1) Definir la necesidad, por ejemplo, al comenzar una investigación, se define el


alcance y partiendo de un marco teórico se delimitan los recursos y tópicos que se
necesitará el investigador.

2) Establecer el comportamiento, en base a la búsqueda sistemática de los recursos


y tópicos que abarcan la necesidad, se constituye el comportamiento. Dicho de otro
modo, luego de cierta regularidad o intensidad, la acción de buscar cierta
información, se torna un rasgo propio del sujeto (investigador).

3) Satisfacción de la necesidad, ésta se alcanza al obtener la documentación


especificada en la primera faceta. La satisfacción puede tener niveles, pues si bien
se cumple el objetivo, existen grados de complacencia, pues en ocasiones se
exceden las expectativas y en este caso, constituiría un grado alto de satisfacción.

Como extracto de la investigación del Dr. Juan José Calva González, “Las
necesidades de información del área de humanidades y ciencias sociales, y del área
científica de la UNAM”, se analiza su comportamiento en la búsqueda de información, de
modo que se intenta describir la manera en que los investigadores seleccionan sus
materiales de referencia y se busca determinar si existe relación entre éste comportamiento
y las características del usuario de información (investigador), tales como el tipo de
investigación, etapa y la categoría de los investigadores.

El resultado muestra que los investigadores de estas áreas, privilegian los materiales
formales y como último recurso consideran a los colegas. Esto constituye un rasgo
relevante, ya que se tiene la intención de promover el trabajo en grupos multidisciplinarios y
para lograrlo, será necesario moldear el comportamiento de los usuarios de esta disciplina.
A pesar de la aparente relación entre la disciplina y los recursos de consulta, la
investigación del Dr. Calva comprueba que no existe relación entre el tipo de investigación
(básica y aplicada) y el hecho de recurrir a las bibliotecas o el uso de materiales formales –
a este respecto, resalta la necesidad de contar con monografías. En cambio, la categoría
del investigador sí registró asociación (media baja) con el hecho de recurrir a la biblioteca.

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A través de la investigación sobre el comportamiento en la búsqueda de información
de los investigadores de humanidades y ciencias sociales, podemos hacer un bosquejo de
estos usuarios, como investigadores individualistas, que no trabajan en equipo y que ante
todo, recurren a fuentes primarias, mayormente monografías, libros, publicaciones y
revistas. El contacto con compañeros queda relegado, pues la asistencia a conferencias,
seminarios o consulta con colegas, se encuentra como fuente poco usada. A este respecto,
se revelan dos retos:

1) Internamente, se quiere fomentar el trabajo en equipo y disminuir el trabajo


solitario, de modo que se enriquezca una investigación a través de un trabajo
colectivo y con diferentes perfiles dentro de la tarea de investigación.

2) Para los profesionales de la información, se debe asegurar estar en sincronía


con el perfil actual de este grupo de usuario, a la vez que también se debe estar
preparado para introducir a los usuarios a nuevos métodos de consulta y trabajo
colectivo, es decir, tener una infraestructura (humana y tecnológica) que tenga al
alcance las dos caras de la moneda, para que mientras internamente se promueve el
uso de nuevas tecnologías y trabajo colectivo, los centros de información estén listos
para apoyar esa transición.

En contraste con la investigación del Dr. Calva, se analiza la investigación


“Necesidades y comportamiento informativo en usuarios externos de una biblioteca
universitaria” (Luis Ernesto Santiago Pacheco), mientras el Dr. Calva delimita
categóricamente a los usuarios, además que se centra en el usuario principal del campo de
conocimiento, la investigación de Luis Santiago, se ocupa del “otro usuario”, el que no está
considerado principal, por lo se puede inferir que el entorno del centro de información, si
bien es público, será especializado de acuerdo al perfil del usuario interno y no estará
preparado (estructuralmente) para recibir al usuario externo, por lo que este usuario
externo, debe adaptarse a la infraestructura y recursos con que se cuenta, diseñados para
un grupo de usuarios definido.

Durante el desarrollo de la investigación, se logró identificar los motivos de que estos


usuarios acudan a una biblioteca externa, predominando las carencias en su biblioteca,
deficiencia en el horario o servicio o que no tienen biblioteca en su centro de origen (escuela
mayormente y una minoría en el medio laboral). Es interesante la periodicidad con que
visitan la BIC-UADY, pues varía entre semanal y quincenalmente; esto representa que los
usuarios externos, son asiduos. Los materiales más utilizados son libros, revistas y
periódicos; esta característica es importante para el estudio de usuarios, pues delineará la
estrategia que se debe seguir para mantener y actualizar colecciones generales,
considerando que los usuarios externos pertenecen a diferentes disciplinas.

El estudio de usuarios constituye una estrategia de planeación relevante, pues no


sólo se observan las necesidades intelectuales, sino que incluye también necesidades de

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infraestructura. Por ejemplo, los usuarios externos tienden a consultar varios libros a la vez,
una vez que los seleccionan en la estantería, los llevan a una mesa de trabajo para definir
cuál es de relevancia para su consulta. De este modo, los profesionales de la información
deberán estar preparados para alojar físicamente a estos usuarios, es decir, contar con
pasillos amplios, donde el usuario pueda visualizar, seleccionar y transportar varios libros,
igualmente, las mesas de trabajo deberán ser ergonómicas para trabajar con múltiples
obras simultanea y eficientemente.

La investigación de Luis Santiago, confirma que los usuarios externos son un grupo
representativo de consumidores del centro de información, y a la vez, tienen cierta
dependencia del bibliotecario. El autor identifica “malas costumbres” de los usuarios
externos, tales como consultar varios libros a la vez y no proporcionar datos suficientes para
la búsqueda de títulos. Desafortunadamente, el autor no sustenta estas “malas
costumbres”, hecho que representa una brecha para el lector y en este caso, un hecho con
el que no estoy de acuerdo, ya que no encuentro desventaja de que el usuario consulte
varios libros simultáneamente. Aunque actualmente no tengo argumentos sólidos, espero
abordar esta situación en mi propia investigación de estudios de usuarios.

Con respecto a esta investigación, podemos resumir dos retos:

1) Para las bibliotecas de la institución de los usuarios externos: deben aplicarse


a conocer a sus usuarios e identificar las carencias que tienen, de modo que puedan
brindar servicios de calidad para sus propios usuarios.

2) Para la BIC-UADY: en base a esta investigación, deben seguir siendo plurales y


asegurarse de incluir a los usuarios externos en la planeación de sus servicios y
espacios físicos y de conocimiento. Además, puesto que es un usuario frecuente,
deben trabajar de cerca con el usuario externo, para dejar de considerarlo “externo”,
de modo que lo integren a su comunidad y logren ayudarle a contrarrestar las “malas
costumbres” mencionadas por el investigador, por ejemplo, con campañas de
capacitación en el uso de recursos informativos, de modo que la comunidad de
usuarios no se reduzca, sino que se estreche esta relación, de modo que se vuelva
más robusta, logrando relacionar e integrar al usuario externo con el ambiente de la
biblioteca a donde acuden.

Finalmente, es importante resaltar que el estudio de usuarios es el camino para


reinventar los procesos y recursos que ofrecerá un centro de información. A través de esta
retroalimentación, la Biblioteca logra subsistir, continuando vigente y funcional para
promover el conocimiento a todos los grupos de usuarios que recurren o recurrirán a sus
servicios.

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