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presentación
Como un crimen casi perfecto, este poeta apasionado nos permite ver un mundo en
el que las oscuridades lindan con la luz. Una musa que se esconde y nace como también
muere en la sucesión de los versos, donde el amor, el dolor y la espera hacen nido en su
alma desangrante.
Este joven escritor peruano nos expone su universo con una interesante picardía, se
muestra seguro e indiferente, pero aún así, entre sus letras se deja ver su sensibilidad y
talento. No es pretencioso, sino más bien, ambicioso, su hambre es de expresión y cari-
ño.
“Monstruos bellos como sonrisas”, es una oportunidad de navegar por aguas tormen-
tosas que se tornan calmas, conocer otras miradas en los abismos y nos abre el corazón
a sentir lo más profundo del ser: El Alma.
Sin lugar a dudas, George ha puesto todo su empeño en realizar esta obra con toda su
pasión.
Valeria Elías
julio de 2010
¿Qué bestia caída de pasmo
se arrastra por mi sangre
y quiere salvarse?
Alejandra Pizarnik
Lo habría hecho.
No hay triunfo en algo como esto, no lo siento de esa forma. Al contrario, pienso
que falta demasiado. Cada cierto número de días, falta una palabra o sobra una,
o debió ir un cuadro en lugar de otro, o ponerlo un poco más arriba o un poco
más abajo, quién puede saberlo.
sobre su cuerpo
en el pozo de sus pensamientos,
hordas de pájaros luminosos
beben de sus recuerdos.
tienes miedo,
de vivir, de soñar, de entregarte.
tienes miedo,
de morir, de las pesadillas, de los guiños.
tienes miedo,
de las sombras, de los pasos, de los cuerpos.
tienes miedo,
de hablar, de llorar, de cantar.
tienes miedo,
de caer, de pensar, de la niebla.
tienes miedo,
de rozarle, de morderle, de quererle.
tienes miedo,
de escapar, de respirar, de la luna.
tienes miedo,
del amor, de los ángeles, de las miradas.
tienes miedo,
de mostrarte, de volver, de tocarle.
tienes miedo,
de los colores, de los aullidos, de escribir.
tienes miedo,
de no estar, de volar, de saltar.
tienes miedo,
de los santos, de las iglesias, de las palabras.
tienes miedo,
de empezar, de reír, de estar cerca.
tienes miedo,
del miedo, de las sombras sobre ti, de los pájaros de la locura.
tienes miedo,
de ahogarte, de flotar, de acercarte.
tienes miedo,
de mi, de su reflejo, de los otros.
tienes miedo,
del abismo, del vértigo, de su boca.
tienes miedo,
de ausentarte, de los perros, de las ruinas.
tienes miedo...
De su espinazo brotan
huesos divinos
como el mármol.
habitan
en su cabeza, detrás
de sus orejas, al lado
de la mugre
de sus pensamientos,
el sol de mediodía
Prohibiré tu agitación
como un cuchillo
esconderé tus lamentos
entre piojos y moscas
arrebataré tus lágrimas
como el viento
llevaré tu silencio
a la lejana soledad.
No hablaré de tu silencio
agitadas por la irrupción de las palabras,
y de tu silencio
no hablaré de tus palabras
sobre las sábanas
El oráculo escupe
la vida con un soplo y
en el vientre de las flores,
con una gota de rocío,
el sueño emerge
a robarte un suspiro
Paranoia.
Secreta, intima
y coqueta.
escoger el bosque, las flores, el fondo del mar, los abismos secretos,
fosas comunes donde habitar.
Poseer un cuerpo
que sirva de escondrijo
para los gusanos del tiempo
Es absurdo, quizá,
que la hora luminosa
comienza con un destello.
Su cuerpo
escabulléndose en la oscuridad
sus piernas bailando como tentáculos.
la alcoba
el vaivén de su cuerpo meciéndose sobre su cuerpo
las sábanas,
el fuego de los días negros
el incendiar de sus deseos
la sombra de un cuerpo cayendo
hacía el pozo de la muerte y
el presentimiento de la luz
a la que llama amor.
para no morir
dime si la noche duele
el cadáver de tu miedo,
el vértigo de la noche, la rabia acumulada, la sangre fluyendo.
El silencio negro, la sombra azul desparramada por los abismos de tu espectro.
Y la hermosa noche y el horror de la noche,
gimiendo entre las sombras,
y el viento trae consigo el silencio,
la lluvia convertida en vapor.
La hiriente noche, la destrucción de la noche, y
la sombra del miedo
de tu cadáver.
Te regalo el silencio,
las estaciones del año
hojas muertas cayendo,
aves huyendo.
talvez elijas
mi muerte,
entonces dormiré en tu regazo
y susurraré tu nombre.
Mientras pienso
que talvez elijas
mi muerte.
Desde la cima de tu altar
señalarás mi cabeza.
me derrumbaré y,
sobre mi sangre y los fragmentos de mi cuerpo
santificaré tus deseos
rezaré tus oraciones
y soñaré que
talvez elijas mi muerte.
No.
inesperados corazones
luminosos entre astros rojos
bellos monstruos como sonrisas
se yerguen sobre tu piel,
cicatrices y tatuajes,
corazones rotos, cadáveres azules
La triste realidad
dice que abramos las ventanas;
alguien toca,
y la puerta se abre y el destello de su sombra
se abalanza sobre mi
las cortinas permanecen cerradas
pienso que desde fuera pueden verse
los otros destellos de la misma sombra
golpeando la ventana
quizá algún transeúnte levante la mirada,
será una mirada cansada y legañosa,
lo será porque es de madrugada.
La triste realidad se asoma por la puerta,
ha llamado, ha entrado y se ha abalanzado;
yo, que le tengo cariño
le he invitado a la mesa y le he preparado un café
(adoramos el café)
nos sentamos a conversar,
me ha contado que en otras casas no es bien recibida
y que le ahuyentan tragándose pastillas
entonces le he dejado dormir en mi cama,
me he recostado en una silla y me he cubierto las piernas.
Cuando he despertado, se ha ido.
y de pronto el cansancio
y de pronto, la muerte
y de pronto, Musa,
deteniendo el tiempo.