You are on page 1of 3

Escuela Sabatica Programas

Juicios errados

Servicio de canto

Himno inicial
"Guíame, ¡oh Salvador!" (Himnario adventista, n° 434).

Lectura bíblica
Mateo 7: 1-2.

Oración
Mensaje de apertura y bienvenida
Queridos hermanos y amigos, nos hemos dado cita en este lugar para rendirle culto al maravilloso
Dador de nuestra vida, a quien nos ha provisto de ropa y de alimentos durante esta semana, y a
través de toda nuestra vida. A quien le dio un lugar donde vivir y donde dormir, a quien nos ha librado
de peligros y de enfermedades. ¡A nuestro Dios y Salvador sean la honra y la gloria, ahora y por
siempre! Sintámonos felices ante la presencia de nuestro amoroso Jesús.
Marcando el rumbo

Himno especial

Relato misionero
Director: El texto que nos sirvió de lectura bíblica dice lo siguiente: "No juzguéis, para que no seáis
juzgados". Estas son palabras de Jesús. ¿Cuál es la razón por la que no debiéramos juzgar? Por medio
de este programa obtendremos respuesta a este interrogante. Estemos atentos a su desarrollo.

Participante 1: Cuando señalamos a alguien con el dedo, observemos que los otros cuatro dedos de la
mano nos señalan a nosotros. Con frecuencia, cuando se trata de mirar a otros somos muy exigentes;
por el contrario, cuando se trata de mirarnos a nosotros mismos, el asunto es diferente. Siempre
tratamos de excusarnos y buscar una explicación cuando hay algo deficiente en nosotros. Muchas
veces, las apariencias engañan. Les daré un ejemplo de ello: "Un señor necesitaba reparar los
paraguas de su casa, para que su familia estuviera preparada para la época de lluvias. Un día en la
mañana los llevó al lugar donde los reparaban. Los pasaría a buscar a la salida del trabajo.
A la hora del almuerzo, se detuvo en un restaurante a comer. Después fue al vestuario, y sin darse
cuenta, tomó uno de los paraguas que allí había. El dueño del para-guas apareció en escena
precisamente cuando nuestro amigo estaba saliendo.
— ¡Vea, señor! —Exclamó el agraviado— ¡Se está llevando mi paraguas!
— ¡Cuánto lo siento! —Replicó nuestro amigo, tremendamente confundido, al mismo tiempo que
entregaba el paraguas a su legítimo dueño—. Creo que hoy tengo paraguas dentro de la cabeza.
Pronto nuestro amigo se olvidó del incidente. Al terminar su día de labores, pasó por el taller de
reparaciones, recogió los cinco paraguas y se fue a la esquina a esperar el autobús que lo llevaría a su
casa. Cuando éste llegó, subió con su montón de paraguas y ocupó un asiento. Tan pronto se

http://www.recursosadventistas.org
Escuela Sabatica Programas

acomodó, lanzó una mirada a su alrededor para ver quiénes eran sus compañeros de viaje.
Justamente al otro lado del pasillo estaba el hombre cuyo paraguas él había tomado por equivocación
a la hora del almuerzo, quien echando una ojeada a los cinco paraguas de nuestro amigo, sonriendo
significativa- mente, y señalando los paraguas en señal de acusación, le dijo:
—Parece que hoy le fue bien, ¿no es cierto?
Para el acusador, nuestro amigo se había robado esos cinco paraguas. Nosotros que conocemos la
historia, sabemos que no, pero nos podemos dar cuenta que, a veces, es muy fácil juzgar, y no
siempre correctamente.
Participante 2: Muchos personajes bíblicos también juzgaron apresuradamente, tal como nosotros lo
hacemos en la actualidad; y prontamente se dieron cuenta de su error. Aquí hay un ejemplo, que
encontramos en 1 Samuel 1: 7-17:
Ana, no tenía hijos, y eso la tenía muy afligida, de manera que fue al templo o tabernáculo y oraba a
Dios con amargura de alma, y lloraba. Mientras ella oraba largamente, Elí, el sacerdote, observaba sus
labios. Ana oraba en silencio pero Elí la tuvo por ebria. “entonces le dijo: ¿Hasta cuándo estarás
borracha? Digiere tu vino. Pero Ana le respondió, diciendo: No, señor mío, soy una mujer a tribulada
de espíritu. No he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová... Ve en
paz, y Dios te otorgará la petición que has hecho", le dijo El¡. ¿Estaba equivocado Elí? Desde luego que
sí; por juzgar apresuradamente.
Participante 3: Los siguientes versículos de Mateo 7 nos dicen cuáles son las implicaciones de juzgar:
"Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá"
(vers. 2). Dios tiene en cuenta la forma como te diriges hacia los demás, y él es el único que puede
juzgar.
Las personas que juzgan, Jesús las llama hipócritas: "¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu
hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame
sacar la paja de tu ojo, cuando tienes la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio
ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano" (vers. 3-5). Cuando juzgamos a
alguien asumimos una actitud de superioridad y nos creemos con de recho de ver en ellos las fallas
que tienen. Pero Jesús les dice a este tipo de personas que no están haciendo lo correcto, porque su
vida es más imperfecta que la de aquellos a quienes juzgan.
Participante 4: En el versículo 6 de Mateo 7, continúa diciendo Jesús: "No deis lo santo a los perros, ni
echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen".
"La orden de no juzgarnos unos a otros no implica que los cristianos no pueden diferenciar diversos
tipos de conducta. Después de todo, se nos dice que no echemos nuestras perlas a los cerdos... La
implicación es que los cristianos deben juzgar el pecado abierto y flagrante... Jesús enseñó que no
debiéramos imponer el evangelio a aquellos que lo desprecian abiertamente" (Mateo 7: 6, La Biblia
amplificada).
Participante 5: Hay Uno que sí puede juzgar; su nombre lo encontramos en Isaías 33: 22: "Porque
Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey. ¡ÉI mismo nos salvará!"
En Génesis 18: 25, leemos: "Lejos de ti el hacer tal... El juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es
justo?"
Jesús es nuestro Juez justo, "El juzgará a cada hombre de acuerdo con sus palabras y obras" (Palabras
de vida del gran Maestro, p. 33). No tomemos el lugar de Dios, "por-que el hombre juzga por la
apariencia, pero Dios juzga el corazón" (Ibíd., p. 32).
Repaso de la lección

http://www.recursosadventistas.org
Escuela Sabatica Programas

Palabras finales
Queridos hermanos, Jesús está atento a todo lo que hacemos aquí en la tierra, y de-sea que su iglesia
sea perfecta, porque fue comprada con su sangre. Pidámosle a Dios que nos ayude a vivir una vida
santa, y que su amor inunde nuestros corazones, para no juzgar.
Apocalipsis 19: 1-2 nos dice: "Después de esto oí una gran voz, como de una multitud en el cielo, que
decía: ¡Aleluya! Salvación, honra, gloria y poder son del Señor Dios nuestro, porque sus juicios son
verdaderos y justos".
Demos gracias a nuestro Dios por ser un juez justo. ¡Dios les bendiga!

Himno
"Cuando junte Jesús las naciones" (Himnario adventista, n° 492).

Oración

http://www.recursosadventistas.org

You might also like