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REFUGIADOS LAOSIANOS Y CAMBOYANOS EN MISIONES

Diversos estudios del fenómeno de la inmigración han dado como


resultado la conclusión de que la República Argentina se ha constituido -a
través de su historia en ese sentido- en un lugar con la doble condición de
una nación considerada como de firme producción y un sitio capaz de
generar una cultura evolucionada, comparable con otras importantes en el
mundo.
Después del primer aluvión inmigratorio iniciado en forma incipiente
aproximadamente en 1870 -y conocida como “la gran inmigración”- los
procesos inmigratorios se acentuaron en nuestro suelo dando sentido al
concepto de “un país de fronteras abiertas”, establecido incluso en la
Constitución Nacional.
Específicamente, la provincia de Misiones, ha sido la receptora a
fines de la década del 70, de la inmigración de un importante contingente
de refugiados asiáticos: laosianos y camboyanos.
Las expectativas de libertad y trabajo generadas en este grupo
humano admitido en este suelo misionero será objeto de análisis de esta
investigación. La misma se constituye en una reseña cronológica de su
inserción en nuestra sociedad como, asimismo, las complejas vicisitudes
que llevaron a su situación actual: un estado de segregación con una
concreta problemática.

Lic. Jorge Pedro Monzón


INTRODUCCIÓN

El objetivo central de la presente investigación es el análisis de los


resultados de la inserción de grupos laosianos y camboyanos en la
comunidad misionera.
A través del rastreo de material bibliográfico y periodístico, de la
consulta a diversos entes y organismos que tuvieron participación en el
proceso migratorio de este grupo de refugiados provenientes del sud-este
asiático, nos proponemos señalar las cuestiones relativas a su inserción
en una nueva sociedad a través de la descripción de sus experiencias de
adaptación a los nuevos marcos culturales.
A la vez, analizaremos la situación actual de aquellos que buscan
arraigarse al nuevo medio así como también el papel que han tenido los
diversos organismos internacionales y el estado argentino en este
proceso.
Optamos por esta temática en virtud de que este grupo errante
genera constantemente cuestionamientos diversos que surgen por sus
problemas para relacionarse y comunicarse o por su falta de un
compromiso explícito y público con el nuevo medio. Así es como todo
apoyo que les es proporcionado por parte del Estado provincial o nacional
resulta objetado casi siempre, puesto que no se los considera totalmente
merecedores del mismo.
Nos inclinamos a sostener que las dificultades para la inserción
natural y definitiva de estas comunidades asiáticas en nuestra sociedad
misionera obedecen al incumplimiento de compromisos convenidos entre
las Naciones Unidas y el Estado Nacional Argentino, como asimismo al
fracaso de políticas llevadas a cabo por los organismos oficiales para la
relocalización de estos grupos y la generalizada actitud de desarraigo en
la nueva tierra, puesta de manifiesto por los mismos.

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POLÍTICA MIGRATORIA

La Ley 817 -conocida también como Ley Avellaneda y su expresa


política inmigratoria de “puertas abiertas”, nació en 1876 y fue elaborada
conforme a los intereses de la clase dirigente en el país y los de Europa –
expansión de la agricultura y necesidad de mano de obra aquí, acelerada
industrialización de las metrópolis, exceso de población en las zonas
marginales en el viejo continente, libre cambio y libre tránsito. Tuvo
vigencia más o menos plena hasta 1930, sin contar el lapso de la Primera
Guerra Mundial. Desde entonces y en adelante han operado en nuestro
país en general diversas políticas gubernamentales, restrictivas o
selectivas sobre una expresa doctrina inmigratoria ideal.
Es un concepto fundamental de las condiciones en que se gestó
nuestra doctrina inmigratoria, que por influjo de la instrucción pública y de
una actitud de optimismo nacional inherente al ser argentino, se convirtió
en “mística inmigratoria” que sostuvo que la Argentina necesitaba
inmigración, la que debía ser preferentemente de europeos, aunque el
criterio general fue la utilidad del inmigrante.
La inmigración no es un factor independiente sino absolutamente
determinado por la situación de un país, sobre todo por su capacidad
económica y estabilidad política. Quienes han estudiado la influencia de la
inmigración en la Argentina han destacado el hecho de que con ella se
produjeron dos milagros evidentes en un mismo lugar, el país se ubicó
entre las naciones de firme producción y, en segundo término, ella sirvió
para la conformación de una cultura capaz de compararse con las más
evolucionadas en el mundo.
Con posterioridad a la década del 40 tal proceso adquirió
características distintas, con el aumento de inmigrantes procedentes de
países limítrofes y latinoamericanos en general, aunque desde la década
del 70 la tendencia se revirtió dándose el éxodo de argentinos hacia el
extranjero.
Una vez más la Argentina expuso su interés de recibir contingentes
de familias que manifestaran acceder a áreas rurales o a centros urbanos
o suburbanos con entrenamiento previo, como también el aprendizaje del
idioma español para lograr una mínima adaptación al nuevo medio.
En oportunidad de las diferentes afluencias inmigratorias, a pesar
del descontento local por la falta de trabajo como también de la asistencia
social y sanitaria, la que no alcanzó a satisfacer las necesidades de los
propios argentinos, el país aplicó políticas destinadas a resaltar el

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carácter humanitario de las mismas. Se dio prioridad al ingreso de
contingentes inmigratorios con problemas socioeconómicos, conflictos
existentes con minorías nacionales, o por problemas bélicos, o a aquellos
que ya no han podido estar en su lugar de origen.
Justo es señalar que la Argentina siempre ha sido un país de
fronteras abiertas, como lo establece nuestra propia Constitución
Nacional. De todas formas, cualquier política inmigratoria tiene que
enmarcarse en intenciones globales, aunque atienda situaciones
concretas. Hoy, los refugiados recibidos en 1979 se han convertido en un
problema estratégico, al tiempo que se enlaza con los conflictos derivados
de la desocupación creciente. En consecuencia, para la Argentina no es
cuestión de asumir dificultades ajenas, sino de estructurar políticas desde
sus propios requerimientos.
La inmigración, pues, en las condiciones apuntadas, debe ser una
estrategia fundamentada y suficientemente debatida. Premisa ésta que, al
menos hasta el momento, no parece observarse en la dimensión
adecuada
Así la crónica del diario El Territorio en su edición del día 19 de
febrero de 1980 anunciaba el importante acontecimiento que abría las
puertas de esta tierra a laosianos y camboyanos.
“Le toca a Misiones ser protagonista del rol de anfitrión que el país
comprometió internacionalmente, cuando decidió recibir en carácter de inmigrantes,
a los refugiados del sudeste asiático. Por eso, la experiencia para la provincia y sus
pobladores que los van a acoger, es única, sin antecedentes, desde el punto de vista
que por primera vez, se va a producir la relación de convivencia entre misioneros y
laosianos, la única válida y la más eficaz para emitir luego, juicios y definiciones, del
resultado obtenido de la adaptación”.

De acuerdo con lo convenido, después del período de adaptación


acaecido en Ezeiza, Buenos Aires, los refugiados fueron enviados a las
distintas provincias que se habían “comprometido” a sumarse a este
proyecto nacional de solidaridad, el que realmente constituía todo un
desafío, fundamentalmente por lo atípico que resultaba, teniendo en
cuenta los antecedentes migratorios en la provincia.
La cantidad que le cupo a Misiones fue de 69 familias, un número
interesante para cualquier emprendimiento de este tipo. El mismo incluía
a dos familias de origen camboyano y el resto era procedente de Laos. El
grupo se componía de 37 varones y 32 mujeres. A su vez de ese total,
había 33 niños y varios adolescentes. Cabe destacar que como condición
se impuso que los grupos no incluyeran a solteros ni tampoco ancianos,
es decir que se privilegiaba a las familias “bien constituidas”.
A no ser por los registros, la edad era prácticamente indescifrable a
partir de los rasgos fisonómicos. Los niños, aunque crecidos en edad,

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parecían mucho más pequeños y los adultos, cronológicamente aún
jóvenes, representaban ser mayores.
Todos los que de una u otra manera pudieron expresarse, habían
manifestado conformidad con los requisitos establecidos por el Estado
Argentino, los que se mostraron en un principio estar predispuestos a
realizar todas las tareas que le fueran asignadas. Cabe acotar que al
poco tiempo de haberse radicado en sus nuevos destinos su
comportamiento ocupó gran parte de los titulares de diarios del país.
Entre ellos había grupos que podríamos llamar rebeldes, cuyas actitudes
relacionadas con los compromisos establecidos los mezclaron con hechos
que inquietaron el normal ritmo de las actividades de los vecinos,
expectantes ante su comportamiento como también la manera y el
momento en que se produciría su inserción definitiva.
A juzgar por lo vivido, la actitud de la población fue de total
solidaridad, aunque el momento no se prestaba para reacciones violentas
o simplemente para quejas, puesto que se vivía en pleno régimen militar,
los que justamente habían sido los gestores de esta “salida”.
Llegaron a la Argentina en carácter de refugiados1. En aquel
momento también aquí habrá un clima de violencia por la represión que
cobró miles de víctimas. A pedido de las Naciones Unidas y, para
“blanquear” la imagen del país en materia de derechos humanos, el hecho
de brindar albergue a ciudadanos extranjeros -que estaban pasando por
una situación límite- resultó atractiva y oportuna para los funcionarios
militares.
Recordamos que comenzaron a molestar ciertas preferencias de
las que eran beneficiarios como ser, entre otras: la utilización de un
centro recreativo, el que se adaptó para su “momentánea estadía” que se
prolongó por más de dieciocho años. También se quitó el tinglado de un
mercado para solar de los visitantes. El gobierno a través de organismo
oficial, Defensa Civil, se encargaba de la manutención, provisión y
preparación de las comidas diarias.

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Según el derecho internacional, es "refugiado" la persona que, debido a un temor
fundado de persecución, o viendo amenazada su seguridad por hechos que alteran el
orden público, se ha visto obligada a abandonar su país de origen o se encuentra fuera
de su país. Las cifras mencionadas por el ACNUR se basan en esta definición. Los
refugiados, en consecuencia, son personas reconocidas como tales por los gobiernos
firmantes de los distintos instrumentos legales de las Naciones Unidas o regionales,
relacionados con el estatus legal del refugiado, también pueden ser reconocidas por el
ACNUR, en función de definición incluida en el mandato del Alto Comisionado. (A estos
se les conoce como refugiados "bajo mandato"). Esta categoría incluye a personas que
se encuentran en Europa y en América del Norte, a las que se les ha concedido
protección temporal como colectivo.

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La situación, desde su arribo a Posadas, se presentó bastante
intrincada ya que la localización en sus nuevos destinos en el interior de
la provincia estuvo acompañada de permanentes desaciertos, puesto que
no aceptaban imposiciones. Al poco tiempo todos estuvieron de vuelta en
el Centro de Refugiados en un terreno adyacente al ex Balneario “El
Brete” denominado “Expo-Feria”, aunque sin el apoyo original,
disminuyendo poco a poco el aporte y la atención de los organismos
provinciales.
Al poco tiempo comenzaron a arreglarse solos. Las mujeres se
dedicaron a mantener a su familia con la venta de ropa en las calles de la
capital como así mismo en todo el interior. Esta actividad se redujo al
momento de la inauguración del Puente Posadas-Encarnación, acaecido
en 1991, ya que el tráfico de mercaderías se incrementó sensiblemente
por las novedades y mejor precio en la vecina orilla.
Con respecto al medio ambiente, diferente del de sus lugares de
origen, había influido notablemente en su estado de ánimo, restándoles
fuerza y provocando desconcierto en su estadía, al saber que
prácticamente no tendrían retorno. Entiéndase que el aporte que los
asiáticos recibían se evaluaba como un subsidio, más que como una
compensación por el trabajo encomendado, y que la respuesta no era lo
suficientemente correspondida, en relación al esfuerzo realizado por
funcionarios y/o directivos de los establecimientos que se sumaron a esta
“patriada”.
Se sabía que en cualquier momento esta relación iba a hacer
eclosión, puesto que las diferencias con el obrero de la zona eran
evidentes. Las mujeres de esta comunidad se lamentaban de que “ni
como empleadas domésticas” eran aceptadas en las familias posadeñas.
También sabían perfectamente que nunca más se irían de la tierra
colorada, aunque muchos siguen aun hoy intentando el éxodo a su país.
Cabe destacar que no “estuvieron solos”, fue permanente la ayuda
de sus parientes residentes en Buenos Aires o en otros países los que
estuvieron con mejores condiciones de ingresos e inclusive formando
parte de otro estrato social. También fue una realidad el hecho de que
nunca se alejaron de sus raíces y jamás se permitieron mezclarse con los
de “la otra raza”.
La legislación vigente contempla para inmigrantes y en particular
para refugiados la obligatoriedad de que los traslados y movimientos
deben ser consensuados previamente entre los países de origen y el de
destino, según lo establece la Ley 24493/95. Se conviene de común
acuerdo su aceptación, siendo éste aparentemente el caso de los
refugiados, a pesar de que ya se han cumplido los plazos establecidos

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para la permanencia como así también los derechos que le caben para
desenvolverse, trabajar y trasladarse por el país.
Esta situación trae el recuerdo de cuando intentaron trasladarse
por el Paraná hasta Buenos Aires -valiéndose de canoas robadas en la
costa del predio- aunque una vez descubiertos aguas abajo, fueron
traídos al Centro de Refugiados.
De los que habían ingresado, hasta el año 1991 ninguno pudo
regresar. Sólo partieron hacia otros países como EEUU, Francia o
Canadá aquellos que pudieron sortear las tramitaciones, cumplir los
requisitos de garantías y avales que aseguraran que tenían suficientes
medios económicos propios para residir en esos países. También llegaron
a Buenos Aires en busca de mejores condiciones laborales.
A pesar de haber residido tantos años en Misiones, los adultos no
lograron aprender el idioma castellano y muy pocos son los que han
solicitado la nacionalidad, lo que no deja de ser un impedimento para
tener o desarrollar una actividad estable. Evidentemente esta actitud
puede ser interpretada como una falta total de compromiso, lo que deja
ver a las claras el desarraigo que caracteriza a estas personas e inclusive
trasciende al resto de los integrantes de la familia incluidos a los más
jóvenes.
A este grupo corresponde denominarlos refugiados, no inmigrantes,
tampoco repatriados2 o desplazados3.
De acuerdo con estadísticas de las Naciones Unidas, los
“refugiados” -por definición- nunca terminan de adaptarse al país que los
recibe. De allí, su interés de regresar a su lugar de origen.

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Repatriados: El problema de los movimientos de refugiados tiene solución. La mayoría
de los refugiados se han visto obligados a abandonar sus hogares y están dispuestos a
volver tan pronto como las condiciones se lo permitan. El ACNUR asiste a los refugiados
para que vuelvan voluntariamente a sus hogares, en seguridad y con dignidad, y a
reintegrarse. Se preocupa también por sus condiciones de vida después de su
repatriación. La duración de la asistencia es variable en función de las condiciones de
cada operación; los 3,3 millones de repatriados que reciben ayuda activa del ACNUR
representan una pequeña fracción del número total de personas que han vuelto a sus
hogares durante los últimos 40 años. En general, las personas repatriadas reciben
asistencia tan solo durante los dos primeros años después de su retorno.
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Desplazados internos: Se trata de personas en situación similar a la de los refugiados,
aunque no hayan cruzado ninguna frontera internacional. Si el gobierno lo solicita o por
lo menos da su consentimiento, y si hay un mandato previo del Consejo de Seguridad de
la ONU o de Secretario General, el ACNUR puede asistir también algunos grupos de
"desplazados internos". Según varias fuentes de información, incluyendo al Comité para
Refugiados de los Estados Unidos y al Representante del Secretario General para las
personas desplazadas, se estima en 26 millones por lo menos, el número de personas
desplazadas dentro de su propio país.

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Los pedidos de autorización para regresar a Laos se analizaron
con el delegado diocesano de Migraciones y el Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para Refugiados (A.C.N.U.R.). El tiempo, las mejoras en
las condiciones de vida de la población, la estabilidad económica y
política de Laos han favorecido y posibilitado su regreso.
Las cuestiones derivadas del desconocimiento del idioma y la
discriminación en el mercado laboral fueron las principales causas de la
marginación de los refugiados. Casi sin excepción quisieron volver a su
patria. Pero Laos no respondió a los numerosos pedidos de la UN
(Naciones Unidas) y la respuesta de la diplomacia asiática ha sido
discretamente reiterada en tres oportunidades, "que se estaba a la espera
de una mejor situación económica de Laos".
La mayoría se resistió a partir al interior de la provincia. De los
primitivos boxes de zinc que cada familia ocupó en el predio de la Expo-
Feria (el que la Municipalidad cedió con el fin de que se realizaran
exposiciones agro-industriales) se trasladaron a casas de madera
construidas por ellos mismos en los límites del citado predio, muy
similares a las de los criollos de barrios pobres.
Como proyecto derivado de la construcción de la Costanera de
Posadas y la necesidad del Ente Binacional Yacyretá, fueron previstas
nuevas viviendas para familias de la zona costera.
Con la recuperación de la democracia en 1983 y los sucesivos
gobiernos constitucionales (Presidencia del Dr. Raúl Alfonsín y del Dr.
Carlos Menem) no se modificó sustancialmente la situación de los
refugiados. La continuidad institucional, que vale para que una Nación
cumpla con sus compromisos más allá de quien gobierna, aún no se
entiende como tal.
Entre los beneficiados figuraban 108 familias, integrantes de la
comunidad de refugiados laosianos del balneario “El Brete”. Compartirían
el lugar con vecinos relocalizados provenientes de las chacras N° 173 y
N° 174 del barrio Tiro Federal. En la Chacra N° 102 entre las Avenidas
Aguado y Almirante Brown, la EBY construyó barrios de viviendas para
relocalizados dentro del programa de reasentamiento de vecinos
afectados por las obras de la Costanera.
No obstante los refugiados, tras prácticamente 20 años de vivir en
Posadas y luego de los problemas de ambientación en la primera etapa
de su estadía, comenzaron a sentir esta tierra como propia. Les costó
mucho porque desde su visión de refugiados, las imágenes que
acompañaron su viaje a América rescataron un contenido casi excluyente

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del estilo de vida estadounidense. Y hacia ese rumbo apuntaban casi
todos, como destino final.
Las familias lugareñas que esperaban una casa decían que tenían
prioridad frente a los asiáticos que vivían en el balneario. Mientras tanto
los laosianos seguían peregrinando de un lado al otro con el rechazo de
los vecinos, quienes también se sentían defraudados porque el barrio
había dejado de ser el lugar tranquilo que había caracterizado a esa vasta
zona. La postura era atendible, porque los laosianos poco y nada sabían
de la existencia de un país como la Argentina, que pese a sus
contradicciones, exhibía una inequívoca vocación solidaria y sus
habitantes siempre terminaron aceptando al que llegaba de otras tierras.
Durante estos últimos diez años prácticamente esta comunidad se
mantuvo totalmente ignorada y solamente aparecieron en los diarios
protagonizando hechos nada favorables como ser: estar involucrado en
peleas con los vecinos, en el robo de energía de los cables de la calle,
provocando disturbios, siendo motivo de quejas por la desaparición de
gatos y perros, como así también criticados por la recolección de
chicharras y cascarudos (aparentemente para el consumo). También se
los había incriminado como los responsables del extravío de una anciana
en el predio donde había caído el avión de “Austral” cercano a la
cabecera de pista Aeropuerto de Posadas puesto que se les habían
atribuido costumbres antropófagas, situación que inmediatamente fue
desmentida, en forma muy categórica por el responsable de la
comunidad.
Algunos se fueron acomodando a su manera, constituyendo un
grupo considerado "pacífico" con relación a los llamados "belicosos". Los
primeros estuvieron ubicados en un predio sobre la Ruta Nacional N° 12
en el que el ACNUR, construyó unas 20 viviendas. En el lugar, los
laosianos se dedicaron a la huerta, a la cría de aves y otros animales de
corral, productos que luego eran comercializados constituyendo los
principales ingresos para su sostén. Con el paso de los años fueron
echando raíces y definitivamente se establecieron. El otro grupo, los
“belicosos” asentados en el predio cercano a la costa, fueron familias que
han soportado una “oculta” discriminación de la sociedad misionera que,
mucho tiempo después, terminó acostumbrándose a su presencia,
ignorando inclusive su existencia.

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CONCLUSIÓN

A través del contacto personal con los refugiados hemos podido


concluir en que tienen suficiente conocimiento de su historia, son amantes
de la libertad y contrarios al sometimiento de regímenes que pretenden
dirigir el desarrollo del hombre. Creemos que persisten en llevar a cabo
sus ideales y han dado muestras de poseer una importante preparación
intelectual: son bilingües, puesto que hablan su idioma oficial y el francés,
además de tener conocimiento de inglés. El 90% de la población es
alfabeta.
No obstante ellos son objeto de rechazo en este nuevo medio. Nos
inclinamos a sostener que sufren la suerte de otros grupos, como los
paraguayos y bolivianos que, en forma similar, son segregados por el
argentino que tiene el modelo del componente europeo (español-inglés-
francés). Aun por el misionero que, a pesar de enarbolar banderas de
hospitalaria apertura para la convivencia con individuos de todas las
naciones -en nombre del mito del “crisol de razas”- lo hace sinceramente
siempre que éstas sean eslavas o germanas, en realidad excluyen
calladamente al que proviene de una raza de piel oscura.
En la situación actual de estos grupos asiáticos, el color, el
aspecto, las costumbres y algunas actitudes objetables que surgen de la
marginación en la que viven, son motivos que se agregan para
convertirlos en objeto de discriminación.

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ENTES Y ORGANISMOS CONSULTADOS

ORGANISMOS PROVINCIALES
Centro de Refugiados Subvietnamitas.
Centro de Recepción y Adaptación de Refugiados.
Club de Empleados Municipales de la Municipalidad de Posadas.
Comisión Provincial Pro-Refugiados del Su-Este Asiático.
Cooperativa Agrícola de Montecarlo y Wanda.
Delegado Diocesano de Migraciones Sr. Luis Cáceres.
Delegado: Plan Educativo de Apoyo al Contingente de Inmigraciones del
Sud-Este Asiático.
Dirección Municipal de Cultura de la Municipalidad de Posadas.
Dirección Nacional de Migraciones.
D.I.N.E.A. Dirección Nacional de Educación de Adultos.
I.PRO.D.HA. Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional.
Maestros Rurales Bilingües (Español-Francés)
Padre religioso de la Congregación de los Oblatos de María de
Montevideo, uruguay.
Secretario de la Comisión Vecinal de Laosianos Sr. Phanthachit.
El Territorio, diario fundado en Posadas, Misiones en el año 1925.

DELEGACIÓN DE ORGANISMOS NACIONALES E INTERNACIONALES


A.C.N.U.R. Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados.
E.B.Y. Entidad Binacional Yacyretá.
Dirección Nacional de Migraciones.
O.N.U. Organismos de las Naciones Unidas.

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BIBLIOGRAFÍA

- ABÍNZANO, R. C.: Mercosur, un modelo de integración, Bs. As.,


Edit. Universitaria, UNAM, 1993.
- AGUIRRE, C. - BOLEDA, M.: Migraciones en la Provincia de
Misiones. Aspectos metodológicos. Posadas, Facultad de Ciencias
Sociales, UNAM, 1975.
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Nacional de población y vivienda. 1991, Bs. As., Indec, 1993.
- BOLEDA, M.: Migraciones de la Provincia de Misiones. El
poblamiento de Misiones. Algunas características del proceso. Posadas,
Facultad de Ciencias Sociales, UNAM, 1977.
- Centro Latinoamericano de Demografía: Composición de la
población según características demográficas y sociales. Santiago de
Chile, CELADE, 1976.
- Consejo Episcopal Latinoamericano: La migración. Aspectos
bíblicos, geológicos y pastorales. Santa Fe de Bogotá. CELAM, 1992.
- DERRAU, M.: Tratado de Geografía Humana. Barcelona, Vicens
Vives, 1976.
- GORI, G.: Inmigración y colonización en la Argentina. Bs. As.,
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población de Misiones, Posadas, 1976.
- MUÑOZ, H. - DE OLIVERA, O. y otros: Migración y desarrollo.
Consideraciones Teóricas. Comisión de población y desarrollo. CLACSO,
Bs. As., 1972.
- PIERRE, G.: Geografía de la población. Bs. As., Eudeba, 1978.
- SILVA, M. - MANZI G.: Indicadores económicos del MERCOSUR.
Centro de Integración, Posadas, Facultad de Ciencias Económicas,
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- WRONG, D. H.: La población. Bs. As., Piados, 1971.

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