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¿Se puede considerar al video “Prometeus” realmente una fiel

representación/traducción de nuestro futuro? Si así fuera ¿Sería de


algún modo positivo que una sola compañía gobernara en toda la
Web?

El video sobre Prometeus pretende situarse en el año 2051 y


desde allí describir los sucesivos cambios sociales que surgirían a
partir del desarrollo de internet y su apropiación por parte de las
masas de usuarios en nuestros póximos 42 años.
Personalmente encuentro que en este video proliferan las
declaraciónes nfundadas pero enunciadas como obvias verdades
fuera de discución, como si intentara “construirse un mito personal”
que le permitiera definir a sus contenidos como nuevos, relevantes y
realmente predictivos. Me propongo observarlo desde lo propuesto
por autores como Boris Groys, Pekka Himanen y Lawrence Lessig.
El primer autor que creo que estaría en desacuerdo con algunas
de las declaraciónes futuristas de este video es justamente Lawrence
Lessig. Paradójicamente en este video se declara que por el año
2020, el autor de “Cultura libre. Cómo los grandes medios usan la
tecnología y las leyes para encerrar la cultura y controlar la
creatividad”, sería el nuevo ministro de justicia de los Estados Unidos
y que declararía ilegal el derecho de autor.
Digo paradójicamente porque deberían comparecer unos
cambios muy drásticos para que un hombre que pugna por una
“cultura libre” asumiera dicho cargo en tan solo 12 años.. Porque para
una “cultura libre” hace falta aún rediseñar la sociedad tal y como
hoy la conocemos. Sería preciso –según palabras del propio Lessig-
convertir en Causbys a las RCA’s de nuestros días. Lograr que los
medios de comunicación no estuvieran ya en manos de unos pocos
cuyos derechos están absolutamente inflados (la ley los protege de la
nueva tecnología), que reconfiguran la internet y las leyes, con lo cual
ponen a la tecnología que los amenazaba a su servicio. Unos pocos
capaces de hacer lobbys y ejercer presión para evitar cualquier
rediseñamiento de las leyes que afecte sus intereses., haría falta un
aparato político que ya no permitiera los lobbys; que no estuviera en
manos de intereses privados.
Lessig afirma también que si bien está en nosotros decidir si la
sociedad de la información será libre o feudal, la tendencia es hacia el
feudalismo de la propiedad intelectual (máximo control y máxima
concentración). El sistema combatirá cualquier libertad que pueda
interferir con ese control y hemos visto ejemplos concretos de que lo
hace y de que la tecnología esta, de momento, de su lado. Cuando
una tecnología nueva nace, no importa el potencial benéfico que
tenga, un “estratega” superior puede fácilmente sofocarla, ocultarla o
volverla obsoleta, como en el caso de la radio FM. Es decir que con el
“poder necesario” se puede “asfixiar” el efecto de cambio
tecnológico.
En el libro “Cultura libre”, lessig centra la atención en el efecto
de internet sobre “la forma en la que la cultura se produce” y para
hablar de esto su objeto central de estudio es la ley del copyright y la
monstruosa e impensada en su momento expansión de su terreno de
regulación. Porque si antes de internet había una cultura comercial y
una gran parte de la cultura era no comercial y por lo tano libre, luego
de internet y de la expanción del alcance de la ley, que regula de
manera automática la obra (sin necesidad de que la misma sea
registrada) y que cambió para regular la copia, la cultura no comercial
libre y la posibilidad de que sea modificada o usada por otro sin
autorización previa casi han desaparecido. Es decir que ahora la ley
regula el espectro completo de la creatividad incluyendo obras
derivadas, con lo cual estaríamos insertos en una “sociedad del
permiso”.
Lessig quiere mostrar que el derecho de propiedad se ha vuelto
desequilibrado y que la mamera de hacer cumplir las regulaciónes
también cambiaron justamente porque el contról viene del código,
pero jamás propone que sería una buena idea “declarar ilegal el
derecho de autor”. El alcance del copyright está inflado. Su control
ahora dependería de los dueños privados, que limitan el fair use por
ejemplo a través de la DMCA y para Lessig, es un mundo con internet
las copias no deberían ser siempre reguladas, porque los usos sin
regular eran una parte importante de la cultura libre. Sin embargo el
no está en contra de que la ley proteja los derechos de autor. Muy por
el contrario, encuentra que las patentes muchas veces son muy
beneficiosas, por ejemplo las patentes científicas. Lo que Lessig
denuncia es la extensión desequilibrada del alcance de la ley. Un
desequilibrio legal que no debe ser reemplazado por otro. Creative
commons no se trata de la abolición de los derechos de autor.
Otro objeto de denuncia de Lessig es la “tendencia a la
concentración e integración de los medios audiovisuales”. Es esta
tendencia la que hace que lo antes descripto sea preocupante. ¿Qué
libertad de expresión o elección puede haber en un mercado
monopolizado? ¿Permitiría el ministro de justicia Lessig que
Prometeus comprara a sus competidores convirtiéndose así en un
gigante capaz de imponer a su público ya cautivo a qué nueva
herramienta habrá de hacerse adicto? ¿De qué naturaleza es una Web
2.0 monopolizada en la cual, si bien “miles de periodistas escriben en
ohmynews”, la oferta de noticias está a cargo de un líder mundial de
la información? ¿Podré yo, como prosumer lograr que mi producto sea
visible por alguien? ¿O si éste no se adapta a cierto mensaje las redes
lo relegarán a un nodo tan ínfimo que se volverá casi invisible? Esta
proyección a futuro no parece representar a una sociedad de la
información horizontal, sino a una nuevamente vertical pero
rediseñada en los soportes relacionados a internet.

El discurso se presenta como si Prometeus fuera a convertirse


en lo que Raymond definió como la catedral, con un plan pensado por
un grupo reducido que no podría ser cambiado. A menos que la
decisión sobre si queremos financiar misiones espaciales estuviera
abierta a la multiplicidad de puntos de vista y críticas que sí se
permiten en el modelo abierto, con el ideal ético de transparencia que
Himanen describe y en donde el estatuto de autoridad está abierto a
cualquiera. Pero esto se parece más a un modelo cerrado y autoritario
que ya nos cuenta lo que ha sucedido porque está en el 2051 y
efectivamente así és/fué/será.

La articulación del video en distintas estapas marcadas por el


paso del tiempo hace pensar que se quiere mostrar la idea de
progreso a través del tiempo. Prometeus parece querer ponerse en
el lugar de lo definitivamente nuevo que reinará sobre el futuro de
manera ilimitada. Pero Groys explica que “no hay ningún camino que
nos saque de lo nuevo” porque la innovación es un proceso
económico de transmutación de valores. La innovación no está
necesariamenre relacionada al paso del tiempo y las reglas que
determinan el funcionamiento de la cultura exigen la aparición de
algo nuevo (en relación con la tradición).
En este caso particular se responsabiliza del cambio histórico a
la tecnología, que habiendo obtenido cierto valor cultural se ha hecho
relevante para la interpretación, como bien lo explica Groys. Pero esta
diversidad que hoy es definida como nueva y relevante, también
pasará a ser trivial e irrelevante, no importa cuánto se esfuercen los
creadores de Prometeus para encontrar el valor que lo convertiría en
algo irrenunciable. El efecto de verdad que el enunciado del video
puede producir responde solamente a la lógica de la transmutación
de los valores.
Por todo lo dicho puedo decir que el video sobre Prometeus no
tiene alcance predictivo real. Sólo describe sus diferencias con el
entorno como significativas para conseguir hacerse creíble ante la
sociedad, cobrar ese efecto de verdad que nos pueda convencer de
que algo como lo que el video narra es realmente deseable para la
sociedad.

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