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SIMILITUD DEL GENOMA HUMANO CON OTROS SERES VIVIENTES

Por:
Juan de la Cruz Gómez Pérez

"Somos archivos digitales del Plioceno


africano, incluso de los mares del Devónico;
depósitos ambulantes de la sabiduría de
épocas remotas. Podríamos dedicar toda una
vida a leer esta antigua biblioteca y morir sin
saciarnos de sus maravillas."

Richard Dawkins

Cuando se compara el genoma de la especie humana con el genoma de otros organismos,


la similitud resulta sorprendente, sugiriendo un origen común de los organismos,
mostrando nuestra mutua relación y los cercanos que estamos uno del otro.
El conocimiento del genoma de la especie humana recién secuenciada,
descodificada y que en la actualidad se halla en proceso de estudio e
interpretación, continua revelando la naturaleza humana, lo que nos
hace humanos, o mejor dicho, seres humanos con conciencia. Acontece,
que los seres humanos siempre nos hemos considerados únicos y
excepcionales, separados y por encima de todos los demás seres
vivientes que habitan el planeta Tierra. En ese orden de ideas, es
bueno que ya se haga realidad la postura de Mary Midgley la cual
cuestiona "la extraña separación de los humanos de sus parientes que
han deformado gran parte del pensamiento ilustrado."
Los avances recientes de la ciencia confirman que la semejanza de las
especies resulta sorprendente y reveladora. Pero, ocurre que la visión
Juan de la Cruz Gómez Pérez
deformada que nos han transmitidos a través de los siglos y milenios no
se corresponde actualmente con los avances científicos últimos de la biología molecular para seguir
considerando al ser humano separados de todos los demás seres vivientes que forman parte del
planeta Tierra.
Cuando se compara el genoma de la especie humana con el genoma de otros organismos, la
similitud resulta sorprendente, porque sugiere un origen común de los organismos mostrando
nuestra mutua relación y los cercanos que estamos uno del otro. Todos estamos relacionados
porque somos poseedores y poseedoras de un mismo código genético, el responsable de la
transmisión de la información y el garante de nuestra individualidad.
El código genético consiste en una secuencia de tres nucleótidos que constituyen los codones,
unidades de información genética en el acido ribonucleico mensajero ARNm, que especifican el
orden de los aminoácidos en una cadena polipeptídica. Por ejemplo tenemos el caso: adenina,
adenina, adenina "AAA" en el ADN, codifica uracilo, uracilo, uracilo "UUU" en acido ribonucleico
mensajero ARNm, el cual codifica el aminoácido fenilalanina en organismos tan diversos como seres
humanos, bacterias y tulipanes, o mejor dicho "AAA" codifica la fenilalanina en todas las especies
estudiada hasta este momento.
El código genético es universal porque todos los organismos utilizan un mismo código
genético idéntico. Esa universalidad del código genético es una evidencia de que todos los
organismos surgieron de un ancestro común y han divergido y convergido en el transcurso de la
evolución. El código se ha mantenido y transmitido por todas las ramas del árbol evolutivo, desde el
origen del primer ser viviente o primeros seres vivientes, hasta nuestros días.
Cuando se compara los genomas de otros seres vivientes con el genoma de la especie
humana, resulta en un porcentaje considerable muy semejante al de otros organismos, revelando
que los seres vivientes estamos relacionados y hemos venido evolucionando en el transcurso del
tiempo, que lo que ha ocurrido es que nos hemos desarrollados por diferentes líneas evolutivas
adaptándonos a las diferentes condiciones que nos presenta el medio ambiente.
Pero, siempre preservando esa historia evolutiva en nuestro genoma que ahora está siendo
revelado por la perspicacia humana. Cuando se comparó el genoma del ser humano con la levadura
se muestra que son similares en un 30%. Lo que indica que somos un 30% levaduras y las
levaduras un 30% humano. La comparación del genoma humano con los gusanos revela una
similitud cercana al 40%, revelando que somos un 40% gusanos y los gusanos un 40% humano.
Esa similitud con los genes del gusano ha contribuido a realizar enormes avances en la
identificación de genes que son muy significativos para la salud de los seres humanos como son los
casos del mal de Alzheimer y las diferentes vías de la muerte celular en el cáncer. También, se han
detectado genes que influyen en la longevidad y las interacciones sociales
de los gusanos que tienen sus equivalencias con los seres humanos.
Si se compara el genoma humano con el guineo sus similitudes está
cercano al 50%. Lo que se puede inferir que somos un 50% guineos y los
guineos son un 50% seres humanos. También, cuando se compara con la
mosca de la fruta sus similitudes es cercana al 60%, lo que significa que
somos moscas en un 60% y las moscas son en un 60% seres humanos.
Cuando se comparó el genoma humano con el genoma del ratón sus
similitudes fueron cercanas al 90%, indicando que somos ratones en un
90% y los ratones son en un 90% seres humanos.
Con relación al genoma del gorila y del ser humano son idénticos en un
97% mostrando que somos gorilas en un 97% y los gorilas son seres
Diseño del Chimpancé humanos en un 97%, lo que nos diferencia apenas es un 3%. Siempre lo
sorprendente es la similitud y no la diferencia entre los seres vivientes.
Con relación a la comparación de los genomas del ser humano con el chimpancé, este reveló
que en un 98.4% son similares, lo que significa que en un 98.4% somos chimpancés y los
chimpancés en un 98.4% son seres humanos, lo que revela que nos diferenciamos apenas con el
insignificante porcentaje del 1.6%.
Lo que nos conmueve o emociona no es la diferencia sino la similitud con los parientes más
cercanos vivos que tiene el ser humano: el chimpancé. Cuando se compara el genoma de un ser
humano con otro ser humano, la similitud es cercano al 99.9%, exceptuando a los gemelos, cuyos
genes son 100% idénticos.
No obstante, surge una pregunta inteligente y reflexiva, si usted no es, ni parece gorila, ni
chimpancé, ni ratones, ni guineo, ni levadura, ni mosca, entre otros seres vivientes, ¿por qué el
genoma de los seres humanos resulta ser tan similar, parecido o idéntico al de estos seres
vivientes?
La única explicación lógica y apegada a la evidencia científica es que los seres vivientes en la
Tierra tienen ancestros comunes. Tenemos una descendencia compartida de nuestro origen.
Procedemos de un tronco único que se ramificó en el transcurso del tiempo, dando origen a la
diversidad de seres vivientes que en la actualidad forman parte del planeta Tierra.
En palabras de Richard Dawkins se puede afirmar que "somos archivos digitales del Plioceno
africano, incluso de los mares del Devónico; depósitos ambulantes de la sabiduría de épocas
remotas. Podríamos dedicar toda una vida a leer esta antigua biblioteca y morir sin saciarnos de sus
maravillas."
Esta enorme biblioteca, del genoma humano, encierra la respuesta de dónde venimos y hacia
dónde marcha la evolución de la especie humana. La biblioteca genómica humana nos está
mostrando que todos los seres vivientes estamos emparentados con todos los demás que forman
parte de nuestro planeta. No estamos separados ni por encima de los demás seres vivientes. Somos
partes de la compleja red de los organismos que conforman la vida en la Tierra.
Los seres vivientes han evolucionado en el discurrir del tiempo adaptándose en diferentes
líneas o bifurcaciones evolutivas a las diversas condiciones que le presenta el medio ambiente. Esta
realidad biológica tiene de positivo, que somos tan similares, que la comparación de nuestro genoma
con las distintas especies permite descubrir las causas de las enfermedades y las posibles curas o
control de enfermedades de origen genético. Por lo demás, somos tan similares que
experimentamos vacunas en otros seres vivientes afines, como los animales de laboratorio, para
investigar los resultados de los distintos medicamentos elaborados, así como los efectos de los
microorganismos patógenos en otros seres vivientes, y si dan buenos resultados, son utilizados en
los humanos. Así que, no somos tan diferentes a los demás seres vivientes. Ya que si los
medicamentos y vacunas funcionan bien con ellos, asimismo ocurren con nosotros.
Charles Darwin afirmó que sabido es de todos que el hombre está constituido sobre el
mismo tipo general o modelo que los demás mamíferos.
Se debe recordar los planteamientos de finales del siglo XIX de Charles Darwin, en su obra
"El Origen del Hombre", en el que afirma que, "sabido es de todos que el hombre está constituido
sobre el mismo tipo general o modelo que los demás mamíferos. Todos los huesos de su esqueleto
son comparables a los huesos correspondientes de un mono, de un murciélago o de una foca. Lo
mismo se puede afirmar de sus músculos, nervios, vasos sanguíneos y vísceras internas."
Darwin sigue afirmando respecto a nuestra similitud con los demás animales que "el hombre puede
tomar de animales inferiores, o comunicarles a su vez, enfermedades tales como la rabia, las
viruelas, etcétera, hecho que prueba la gran similitud de sus tejidos, tanto en su composición como
en su estructura elemental, con mucha más evidencia que la comparación hecha con la ayuda del
microscopio o del más minucioso análisis químico. Los monos están sujetos a muchas de nuestras
enfermedades no contagiosas."
Afirma en su obra que "Kengger…ha observado durante mucho tiempo
el Cebus Azarae en su país natal…padecer catarros, con sus ordinarios
síntomas, y terminando, cuando con demasiada frecuencia se
repetían, por la tisis. Estos monos sufren también apoplejías,
inflamaciones y cataratas. Los remedios producen en ellos los mismos
efectos que en el hombre."
(El género Cebus los constituyen los monos capuchinos dentro de la
familia de los Cébidos, que pertenece al infraorden de los Platirrinos,
monos de nariz aplanada o monos del nuevo mundo, y que a su vez se
incluye dentro del orden de los Primates).
También, Darwin afirma que "los monos nacen en un estado tan débil
como nuestros propios hijos." Además, sostiene que "el embrión
Estructura esquelética de un
humano, en un periodo precoz, puede a duras penas distinguirse de
Chimpancé y de un ser humano los otros miembros del reino de los vertebrados."
Darwin sustenta que "…no es posible negar la estrecha
correspondencia que existe entre el hombre y los animales superiores, principalmente los monos
antropomorfos, tanto en la conformación general y la estructura elemental de los tejidos, como en la
composición química y la constitución."
Con relación a esta última afirmación, hay que expresar que se entiende por monos
antropomorfos, aquellos que tienen apariencia humana. Entre ellos están los monos catarrinos, o
monos sin cola, como el chimpancé, el gorila, el orangután, entre otros.
Esa correspondencia que Darwin observó, entre el hombre y los animales superiores, existe
realmente con todos los seres vivientes, pero de manera especial con los monos: chimpancés y
gorilas que son los parientes vivos más cercanos que tenemos.
En ese tenor, en el capitulo VI de la citada obra, Darwin expresa que "si se admite que los
monos antropomorfos forman un subgrupo natural, y el hombre se parece a ellos, no sólo por todos
los caracteres que tienen en común con el grupo catirrino tomando en conjunto, sino que también
por otros rasgos particulares, tales como de callosidades y de cola y la apariencia general, podemos
deducir que el hombre debe su origen a algún antiguo miembro del subgrupo antropomorfo." Más
adelante afirma que "comparando con la mayor parte de las formas que más se le aproximan,
vemos que es seguro que el hombre habrá experimentado una suma extraordinaria de
modificaciones, refiriéndose principalmente al enorme desarrollo de su cerebro y al hecho de su
actitud vertical;…"
Es decir, Darwin asevera, que los seres humanos hemos experimentados transformaciones
en el discurrir del tiempo, dando origen a una diversidad de seres humanos en su historia evolutiva,
hasta llegar al hombre moderno o actual. Modificaciones ocurridas que serán analizados en el
próximo trabajo. Si toda esta argumentación científica no lo convence, y si todavía persiste en la
vanidad o engreimiento humano, el de considerarse ser el centro del universo y el de creerse
superior a todos los demás seres vivientes en el planeta Tierra, o el de pensar o considerar como
una ofensa que se le vincule en relación cercana con los monos.
A continuación le transcribo algunos fragmentos de la obra de Matt Ridley, Genoma, La
Autobiografía de una Especie en 23 Capítulos, Primera Edición en México: Marzo 2001. Editorial
Taurus. Donde manifiesta que de todos los seres vivientes la relación más cercana la tenemos con
los chimpancés y los gorilas.
En la obra se describe que el cromosoma número dos (2) se considera como el segundo más
grande de los cromosomas humanos. Explica que en realidad está formado por la fusión de dos
cromosomas de mono, de tamaño medio. A partir de esta fusión, las diferencias visibles entre los
cromosomas humanos y los del chimpancé son pocos y minúsculos. Asevera, que en trece
cromosomas de ambas especie no existen diferencias visibles de ningún tipo.
Expresa que "si se elige al azar cualquier "párrafo" del genoma del chimpancé y se coteja con
el "párrafo" comparable del genoma humano, se hallará que muy pocas "Letras" son diferentes: en
promedio, menos de dos de cada cien. Nosotros somos chimpancés con una aproximación del 98%.
Si esto no hace mella en nuestro amor propio, considerad que los chimpancés son sólo gorilas en un
97%; y los humanos son también en un 97% gorilas.
Dicho de otro modo, somos más parecidos a los chimpancés que los gorilas.
Aproximadamente un 2% del genoma cuenta la historia de la distinta evolución ecológica y social
que hemos seguido nosotros con respecto a los chimpancés y la de éstos con respecto a la nuestra".
Más adelante sigue exponiendo que resulta "bastante sorprendente que los seres humanos no
tengan veinticuatro pares de cromosomas. Los chimpancés tienen veinticuatro pares, y también los
gorilas y los orangutanes. Entre los primates y nosotros somos la excepción. Bajo el microscopio, la
diferencia más asombrosa y evidente entre nosotros y todos los demás grandes monos es que
nosotros tenemos un par menos. De inmediato se hace patente que la razón no es que un par de los
cromosomas de mono se haya perdido entre nosotros, sino que dos cromosomas de mono se han
fusionado en nosotros. El cromosoma 2, el segundo más grande de los cromosomas humanos, en
realidad esta formado por la fusión de dos cromosomas de mono de tamaño medio, tal como puede
observarse a partir del patrón de bandas negras sobre los cromosomas respectivos".
Expresa que "el papa Juan Pablo II, en su mensaje a la Academia Pontificia de Ciencias el 22
de octubre de 1996, sostenía que entre los monos ancestrales y los seres humanos modernos había
una "discontinuidad ontológica", un punto en el cual Dios inyectó un alma humana en una estirpe
animal. De este modo, la Iglesia puede resignarse a la teoría evolutiva. Tal vez, el salto ontológico
llegó en el momento en el que dos cromosomas de mono se fusionan y los genes del alma se hallan
cerca del punto medio del cromosoma 2."
Matt Ridley entiende que "a pesar del Papa, la especie humana no es en modo alguno la
cúspide de la evolución. La evolución no tiene cúspide y el progreso evolutivo no existe como tal. La
selección natural es simplemente el proceso por el cual las formas de vida cambian para adaptarse a
la enorme cantidad de oportunidades que ofrecen el ambiente físico y otras formas de vida".
Todo esto significa, que nuestra relación con los monos está más cerca de lo que el orgullo
humano está en condición de aceptar. Los avances recientes de la genética confirman que estamos
relacionados con los monos y de manera especial con los chimpancés y los gorilas. ¿Por qué negar
nuestra relación con los parientes más cercanos vivos que tenemos?. ¿A caso el orgullo humano
siempre nos impedirá reconocer esta similitud por una cuestión de prejuicio moral o amor propio?.
En ese sentido, ante el anuncio de la secuenciación del genoma humano, el presidente Bill
Clinton, el 26 de junio del año 2000 afirmó que "hoy estamos aprendiendo el lenguaje con el que
Dios creó la vida y nos sentimos aún más sobrecogidos ante la complejidad, la belleza y la maravilla
del don más divino y sagrado de Dios."
Más adelante, aludiendo la similitud del código genético de los seres humanos, expresó que
"la ciencia moderna ha confirmado lo que antes supimos por las antiguas religiones. El hecho más
importante de la vida en esta tierra es nuestra común humanidad." Así que, existen las evidencias
suficientes que confirman la idea de que el ser humano ha evolucionado en el transcurso del tiempo.
Esta apreciación no significa que usted tenga que negar la existencia de Dios.
Puede creer si lo prefiere, por la sencilla razón, de que el Papa Juan Pablo II en Octubre de
1996 expreso que "hoy casi medio siglo después de la publicación de la encíclica (de Pío 12), nuevos
conocimientos llevan a pensar que la teoría de la evolución es más que una hipótesis. En efecto, es
notable que esta teoría se haya impuesto paulatinamente al espíritu de los investiga- dores". Lo que
significa, que esta declaración del fenecido Papa, fue una aceptación oficial indirecta de la Iglesia
Católica Apostólica y Romana con respecto al fenómeno de la evolución del ser humano.
En cambio quien suscribe entiende que no existe o no hay conflicto entre la evolución
biológica y la creencia en Dios, excepto la histórica, porque los creyentes pueden pensar o especular
que Dios es el autor de las leyes de la vida. Entre ellas, la de la selección natural, ley que origina el
proceso evolutivo de los seres vivientes. Por lo tanto, pueden conciliar o armonizar los aportes de la
ciencia con relación a los orígenes de la humanidad, y su creencia en un Dios creador. Pero, no
pueden negar que los seres vivientes incluyendo a los humanos estamos emparentados con los
demás organismos y todos hemos venidos evolucionando desde hace millones de años regidos por
leyes biológicas que gobiernan el proceso evolutivo de todos los seres vivientes que pueblan el
planeta Tierra. juanelbiologo@hotmail.com

Bibliografía Consultada

1. Eldra Peral Solomon, Linda R. Berg, Diana W. Martín. Biología. 5ta. Edición 2001. McGraw-Hill
Interamericana, Editores S.A. de C. V, México. Traductor Roberto Palacios Martínez.
2. Ridley, Matt. Genoma la Autobiografía de una Especie en 23 Capítulos. Primera reimpresión en
mayo del 2001. Editorial Taurus, México.
3. Davies, Kevin. La Conquista del Genoma Humano. Edición del 2001. Editorial Paidós, Buenos aires
y Barcelona. Impreso en España.
4. Bishop, Jerry E. / Waldholz, Michael. Genoma. Primera edición: febrero, 1994. Editorial Plaza &
Janes. Impreso en España.
5. Ridley, Matt. Qué Nos Hace Humanos. Primera Edición en México: octubre de 2004. Editora
Santillana Ediciones Generales, S.A. de C.V., Editorial Taurus, México. Impreso en México.
6. N. P. Dubinin. Genética General. Tomo I. Segunda Edición, 1984. Editorial Mir Moscú.
7. Darwin, Carlos. El Origen del Hombre. 1ra. Edición 1976. Impreso en México 1, D. F.; Editores
Mexicanos Unidos, S. A.

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