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ETIOLOGIA Y TRATAMIENTO DE LAS ENFERMEDADES

PSICOSOMATICAS EN LA CULTURA ANDINA

De este modo la utiIización del concepto “tradicional” empleado por diferentes organismos y/o
personas especializadas en la materia; siguen sin querer comprender que hay una diferencia
sustancial en lo que es Medicina Tradicional, Medicina Natural, Medicina Casera, Medicina
Popular y Medicina Académica o Científica.

Dentro de la Medicina Natural, están comprendidas todas aquellas medicinas que  como su
nombre lo indica, utilizan medios naturales para restablecer la salud de las personas. La
fitoterapia, termoterapia, hidroterapia, bioenergética etc. son algunas de las medicinas naturales
empleadas para la sanación. Todas estas parten de una concepción totalmente racional y Iógica
causal, dado que se aplica el remedio para combatir determinado mal. Estas medicinas no entran
dentro de lo tradicional porque ya tienen un trasfondo académico y científico donde ya se conoce
la etiología de las enfermedades de manera conciente y racional.

La medicina casera, también tiene un trasfondo racional y se diferencia de la natural porque


indistintamente utiliza medios naturales en las diferentes recetas que al interior de la casa se
utiliza como parte del manejo de curaciones que desde los abuelos conocen y practican las
personas en diversas localidades. Estas recetas y prácticas son a veces muy diferentes de región a
región, trabajan sobre la creencia de que las enfermedades son originadas por el frío o el calor; la
tos, los resfriados, dolores reumáticos, empacho, cólicos, etc. pertenecen al primer caso. Los
procesos infecciosos, que originan estados febriles e inflamatorios, como el dolor de muelas,
desarreglos gastrointestinales, la insolación se reconocen como  “arrebatos” ocasionados por el
calor. Para cada caso hay recetas que incluyen plantas, animales, sustancias terrosas naturales y
minerales que se reconocen como de temperamento frío, templado o cálido, lo que es
administrado al paciente en forma de jarabes, tisanas, pócimas, emplastos, baños y pediluvios,
orientados a contrarrestar los temperamentos fríos, templados o cálidos.

La medicina popular se diferencia de la casera, en cuanto esta es de conocimiento y práctica muy


familiar y particular. En una misma localidad las familias pueden tener diversas formas de
afrontar las enfermedades, desde la manera de prevenirlas, diagnosticarlas y tratarlas. La
medicina natural es el conjunto de medicinas caseras que se practican en una localidad o región.
Dicho de otro modo es la popularización de las otras medicinas caseras. Lo que le diferencia de
la medicina casera, es que mezcla estos conocimientos que en gran parte son de procedencia
foránea (occidental, africana u oriental); con la medicina tradicional andina. De esta forma al
tratamiento empírico racional le añade uno de corte ritual mediante el ofrecimiento de ofrendas
que dan como complemento al tratamiento de la medicina popular.

En la concepción de la medicina moderna, académica o científica, se tiene pleno conocimiento


de los agentes patógenos y de las enfermedades o secuelas que estas producen. Desde esta
perspectiva se orienta a eliminar dichos agentes y las secuelas dejadas por las mismas mediante
la prevención, diagnóstico y tratamiento, para, lo que utiliza instrumentos y aparatos adecuados,
fármacos, intervenciones quirúrgicas, radiaciones, etc. que linda dentro el campo de la medicina
científica.

Equivocadamente y con frecuencia se viene adjudicando el término de “Medicina Tradicional”


a lo que es la Medicina Natural, destacando dentro de ella la fitoterapia, consistente en el
restablecimiento de la salud por medio de la utilización de plantas. Los medios de comunicación
masivos, a diario nos traen noticias sobre “descubrimientos” como la tan difundida Uña de
Gato, Sangre de Grado, etc. que sin desmerecer sus virtudes o cualidades que tienen; no entran
dentro del campo de lo tradicional, porque no tienen un contenido mítico, mágico ni ceremonial,
como la coca, la ayahuaska o la wamanlipa, que si pueden proceder de una auténtica medicina
nativa a lo que sí llamaremos MEDICINA TRADICIONAL que viene siendo utilizado dentro
de una concepción diferente a la que se la da dentro del campo de la fitoterapia en cuya
concepción ya hay una relación de causa y efecto como resultado de la racionalidad científica.

Lo expuesto no niega que las diferentes medicinas tradicionales que hay en las otras culturas, no
se utilicen plantas medicinales para restablecer la salud. Sin embargo estas parten de una
cosmovisión diferente a la que se tiene en la cultura andina. Si comparamos la medicina
tradicional de nuestra realidad andina con la de otras culturas como la Indú, encontramos que la
medicina tradicional practicado por los indostanos y los Budistas; a parte de sus ritos expresados
por sus cantos, danzas o movimientos rituales, mantras, y mandalas; utiliza plantas como
elementos curativos y como contenedores de ciertas propiedades místicas que podían alejar los
males y propiciar la concurrencia de fuerzas benefactoras. La medicina de pueblos del extremo
oriente como la de Tailandia, es la que mas practica el uso de las plantas como parte de su
sistema de sanación; pero el uso de estas va asociado al igual que en la Indú, con el sistema de
alimentación de corte eminentemente vegetariano.

Con lo expuesto debemos entender que las medicinas nativas a lo que si llamaremos medicina
tradicional, se diferencian de la fitoterapia, en la carga ideológica que tienen las primeras. Cada
una de estas parten de un sistema de creencias donde la idea de la enfermedad se concibe como
un castigo devino, antes que como producto del contagio o la contaminación con agentes
patógenos. La creencia en sus divinidades y los atributos que estos tiene, están orientadas a
favorecer o castigar la buenas o malas acciones de sus creyentes.

De aquí que las malas acciones originan la enfermedad como producto del castigo. El
tratamiento de los males dentro de esta conceptualización, se hace recurriendo primero a rituales
y ceremonias antes que utilizando plantas, animales o elementos químicos, que de ser el caso es
complementario en algunas medicinas nativas o tradicionales. El uso de la sugestión por medio
de ritos y ofrendas, basado en su sistema de creencias da lugar en primer término al tratamiento
psicoterapéutico del paciente. De este modo quien se dedica a estos menesteres es un sacerdote
antes que un médico. Estos curan por la fe, utilizando fundamentalmente el sistema d valores de
su cultura y en la mayoría de los casos, son las plegarias, las ofrendas, las penitencias o el
tratamiento mágico de los males, los que se utilizan para restablecer la armonía entre lo divino y
lo humano.

Cumplido los rituales y ceremoniales viene la segunda parte consistente en lo que llamaríamos,
la medicina empírico racional en la cual se aplican algunos medios naturales para contribuir al
restablecimiento de la armonía entre lo divino y lo humano, entre el cuerpo físico y el espíritu.
Los síndromes psicosomáticos, conocidos como mitos médicos por Hermilio Valdizan y Ángel
Maldonado; son los que aclaran contundentemente la no creencia de los antiguos peruanos en la
existencia de agentes patógenos, dentro de su sistema de ideas y conceptos en torno a la etiología
de los males. Sin embargo si bien describen estos mitos de manera detallada, no alcanzan a
comprender el contenido ideológico que encierran las actividades orientadas a restablecer la
salud de los enfermos, y la forma como estas prácticas utilizaban el contenido religioso, el
sistema de valores  y la cosmovisión del hombre, para desarrollar la energías mentales necesarias
por medio de la sugestión. A estas prácticas algunos estudiosos como Juan Lastres Saguin, entre
otros, reconocen como prácticas psicoterapéuticas.

Actualmente se viene comentando sobre las bondades de la medicina tradicional andina en el


adecuado tratamiento de las enfermedades psicosomáticas (susto, machusqa o soq’asqa,
amaychura, hallpa hap’isqa, pukio hap’isqa, etc.) que la medicina moderna no puede curar
porque atribuye el origen de estas enfermedades a otros factores que están fuera del entorno
ideológico del paciente, de tal forma que su tratamiento  no es efectivo por su falta de aceptación
colaboración del paciente que cree más en el curandero porque este aplica en la sanación los
contenidos ideológicos, sus sistema de valores y la cosmovisión del paciente.

Hace poco menos de dos décadas, viene desarrollándose dentro de la ciencia médica, la
Psiconeuroinmunología, que esta demostrando el poder de la mente para curar las
enfermedades mediante las prácticas de relajación e imaginación profunda y constante, con lo
cual se ha demostrado que el cáncer de mamas de las mujeres puede curarse por este medio. Esto
nos hace ver que la medicina tradicional andina hace muchos años ya utilizaba el poder de la
mente para poder curar las enfermedades a través de la sugestión, haciendo que el paciente
inducido por el Chaman o Paqo, se imaginara en su curación haciéndole ver por medio de sus
rituales que los dioses habían escuchado sus plegarias y aceptaban su restablecimiento. Los actos
de contrición, la puntual creencia en su sistema de valores y la observancia de sus ritos
contribuían positivamente a su curación tal como esta demostrando esta nueva corriente que esta
haciendo descubrimientos sorprendentes.

Para comprender la gran diferencia que existe entre la medicina tradicional andina y la medicina
científica, es necesario ver el cuadro comparativo de estas dos corrientes, que parten de
diferentes concepciones frente a la enfermedad, especialmente en lo referente a la etiología de las
enfermedades que para los nativos era producto de un castigo divino. No conocían la existencia
de agentes patógenos y no tenían idea a cerca del contagio y la contaminación. En el
pensamiento andino la enfermedad era un ente que podía ser manejado ritualmente. Estos entes,
perseguían a las personas que habían roto el equilibrio y la recíproca interacción con sus
divinidades y las normas impuestas por su grupo social. Eran enviados por las divinidades como
castigo por las malas acciones. Como se verá en la columna referente a la medicina científica, los
aspectos relativos a prevención, etiología, diagnóstico y tratamiento difieren conceptualmente.

                       M. Tradicional                        M. Científica

 Prevención                    Culto a las divinidades               Vacunas


                                    Observ. de la normas                Profilaxia
                                   Ofrendas                                  Nutrición
                                   Contras (wisqa)
                                   Amuletos y talismanes

Etnología                      Pecado – enfermedad                Agentes patógenos


                                   Agentes naturales                     Agentes psicológicos
                                   Aspectos congénitos                 Desarrg. Orgánicos

Diagnóstico                  Hichuri                                     Estetoscopio


                                   Coca                                        Psicoanálisis
                                   Qollpa                                      Tensiómetro
                                   Sebo                                        Ecografía
                                   Plomo                                      Anal. de laboratorio
                                   Molledos                                  Rayos x
                                   Sueños                                    Tomografía
                                   Fuego                                     
                                   Cuye

Tratamiento                  Ceremonias Rituales                 Fármacos


                                   Limpia del pecado                     Dietas
                                   Traslado de la enfermedad         Inyecciones
                                   Llamado del alma                      Cirugía
                                   Devolviendo el mal                     Quimioterapia
                                   Empírico racional                      Rayos de cobalto
                                   Medios mecánicos                    Fisioterapia

Con este preámbulo ahora podremos comprender que las prácticas rituales empleados por los
curanderos en el tratamiento de las enfermedades psicosomáticas se fundan en principios básicos
donde el poder mental desencadena su potencial a través de la utilización del sistema ideológico
del paciente por medio de la sugestión, inducida por un Chaman o sacerdote.

La Enfermedad del Susto.-


Conocido bajo diferentes nombres en las distintas regiones del país: los quechuas de la zona sur
del país lo conocen como Mancharisqa (asustado), ánimo qarkusqa (pérdida del alma). En el
norte le denominan espanto, hani (con el ánima perdido), Pacha chari, mal de espanto.

El origen de esta enfermedad lo atribuyen a la pérdida del yuyaynin (juicio o razón) o


huqkaqnin (su otro yo) lo que en la medicina tradicional actual se conoce como pérdida del
alma a causa de haber sufrido un traumatismo psíquico sobre el organismo en general y sobre el
sistema nervioso en particular.

Valdizan y Maldonado, desde su perspectiva médico académica piensan que esta enfermedad en
muchos casos se debe a alteraciones del metabolismo debido a una alimentación poco racional.
En otros se trataría de alteraciones nerviosas endo y exóticos y concluyen diciendo que “…en la
mayoría de los casos el susto disimula la ignorancia de los curanderos”.
Aquí podemos notar la presencia del académico que aplica su racionalidad en un intento de
explicar la etnología de este síndrome desde su propia lógica racional, de corte occidental.
Reconoce por un lado que las impresiones fuertes pueden generar trastornos en el organismo,
pero se inclina más a explicar que la patogenia del susto se debe más a la presencia de agentes
patógenos y una deficiente nutrición. Sin embargo el tratamiento psicoterapéutico de esta
enfermedad y los resultados de la supuesta ignorancia de los chamanes andinos demuestra lo
contrario como veremos adelante.

En todos los casos los síntomas que presente esta enfermedad son los mismos. Valdizan lo
describe de este modo:

“Entre los síntomas de la enfermedad se describe los siguientes: escalofrío, fiebre, nauseas,
vómito, diarrea”.

Y considera desde su perspectiva médico académico, que estas tienen un origen gastro entérico
debido al cual el paciente:

“desarrollaría, una anemia ostensible en la palidez de las mucosas y de la piel, palpitaciones


violentas, gritos nocturnos y sueño intranquilo” una mortificante astenia general, una intensa
depresión psíquica o después de las alzas térmicas que sobrevienen generalmente por las tardes,
hay sudores profundos seguidos de cefalgias violentas y dolores óseos y articulares muy
molestos para el enfermo”.

El tratamiento de esta enfermedad es eminentemente psicoterapéutico. El chaman andino desde


los incas utilizaron medios sugestivos para lograr el restablecimiento del paciente aquejado por
el susto u otra enfermedad psicosomática. Cobo nos describe como era el procedimiento usual
que empleaban los chamanes andinos para tratar las enfermedades por medio de la sugestión y la
hipnosis.

“Para las enfermedades muy graves que con las medicinas y curas no sanaban, hacían los
hechiceros meter al enfermo en un aposento secreto que primero preparaban de esta manera:
limpiándolo muy bien y para purificarlo, tomaban en las manos maíz negro y traíanlo
refregando con él las paredes y el suelo, soplando a todas partes mientras esto hacían y luego
quemaban el maíz en el mismo aposento y tomando luego maíz blanco hacían lo mismo y
después asperjaban todo el aposento con agua revuelta en harina de maíz, desta suerte lo
purificaban. Limpio pues y purificado así echaban al enfermo de espaldas en medio de él,
estando presente el inca, si era su mujer o hijo el enfermo y luego, por ilusión y embustes del
demonio, era el enfermo arrebatado de un pesado sueño y éxtasis, y los hechiceros hacían
apariencia de que lo abrían por medio del cuerpo con unas navajas de piedras cristalinas y que
le sacaban del vientre culebras, sapos y otras bascosidades quemando en el fuego que allí
tenían todo lo que sacaban y decían que desta suerte limpiaban lo interior del enfermo…”.

Aquí estamos ante la presencia del empleo de la hipnosis y la sugestión para tratar al enfermo.
No intervienen el uso de plantas, animales o minerales como parte del tratamiento. El empleo del
maíz es ritual, no se le aplica al enfermo interviene como un elemento de purificación.
El empleo de la sugestión, como parte del tratamiento de las enfermedades psicosomáticas, era
necesario puesto que utilizaba los fundamentos del sistema de creencias del individuo. Un
ejemplo de esto tenemos en el Wahapuy  (llamar el alma u otro yo del enfermo). Para proceder
al llamado primero prepara una ofrenda conocido como pago, pagapu, despacho, saywa, Qormi,
sumaq sonqo (corazón bonito) que el Paqo o curandero debe preparar de acuerdo al tipo de
enfermedad. Para el susto se prepara un despacho completo compuesto de 24 kintus de coca,
maní, qañiwa, ayara, wiraq’oya, dulces de diferentes colores, galletas, qori libro, lloq’e seq’e,
qori lazo, qolqe lazo, clavel rojo, piñis, wayruro, feto de llama, vino, ñawin ajha y agua ardiente.
Esta ofrenda es quemada por el curandero en un lugar apropiado. Aquí señalamos que este rito,
se debe oficiar en toda ocasión, de sanación con algunas ligeras diferencias. Es según los paqos,
una forma de pedir permiso a las deidades andinas a manera también de restablecer la armonía
entre las divinidades y el paciente.

Luego de oficiar la ofrenda, si el paciente es adulto, el curandero se sienta junto a él y le habla


con frases cariñosas, le obsequia flores, él mismo se coloca en la boca hojas de coca que pincha
con cierta delicadeza, luego pone sus manos en los hombros del enfermo como quien practica
pases y le dice quedamente al oído:

            “a que vas a esa mansión obscura donde no llega el sol, donde ni siquiera hay agua…
¡Regrésate! ¡No te asustes! Ven tus padres están apenados por ti”

Las técnicas de tratamiento de las enfermedades psicosomáticas tiene una amplia gama de
variantes, sin embargo cada una de estas técnicas empleadas se basan en la cura psicoterapéutica
donde la sugestión juega un papel importante. Dentro de ello se tiene la shoqma o shoqpi,
(frotar) practicado en Ancash y Huanuco... Consiste en “bañar” y frotar al paciente con flores
recogidas antes de la salida del solo, luego se hecha estas flores al cruce de un camino. Como
una especie de candado se cuelga en el cuello del enfermo la cresta de un gallo para que impida a
su huqkaqnin (su otro yo) salir de nuevo.

El susto en la criaturas es más frecuente, porque con la menor cosa se impresionan ya sea cuando
alguien les grita o levanta la voz. Su espíritu queda atemorizado y vive sobresaltado. Una simple
caída puede ocasionarle la pérdida de su “almita”. Esta enfermedad reviste las modalidades una
leve conocido como mancharisqa (asustado) y la otra animu qarkusqa (pérdida del ánimo). En el
primer caso el curandero o cualquier persona mayor especialmente la madre de las criaturas,
proceden a “llamar” el ánimo de la criatura diciendo:

            “Hampuy Juancito, hampuy


                Keypin ñuñuyki, hampuy

“Vente Juancito, vente


            Aquí esta tu teta, vente”

Después de hacer el llamado se pone un poco de sal en el sitio donde se asustó y luego se
introduce un clavo.
Es la forma más inmediata para curar a las criaturas asustadas.
En el segundo caso la pérdida del ánimo, es mas grave, pues la fuerte impresión ocasiona que su
huq kaqnin  (su otro yo) o alma a sido espanta y huye del cuerpo.
El paciente enflaquece y pierde peso, duerme con sobresaltos y despierta gritando, de día, anda
totalmente decaído, come poco, anda entristecido con ganas de llorar. En algunos casos estos
síntomas van acompañados por frecuentes diarreas e inapetencia. Para curar esta enfermedad en
las criaturas se acostumbra mandar preparar una “guagua” de pan, con las ropas del enfermo y
luego va al lugar donde se asustó llamando el ánimo del enfermo. El muñeco de pan se arrastra
levemente sin voltear. Llegando a la cama del paciente se coloca a su lado. Esta operación se
hace por tres veces como tenemos señalado.

Otra forma de curar es por medio del baño de las flores, que consiste en enterrar al paciente
dentro de la panza del ganado que benefician en el camal. También se le baña al enfermo,
especialmente a las criaturas en un caldo preparado a base de roq’e, vísceras de cordero y
afrecho, una copa de leche humana, otra de leche de vaca, huevo, una copa de agua ardiente,
vino, todo eso se bate bien y cuando está tibio se baña al paciente. La espuma se hace lamer a la
criatura y si es un poco mayor, se le hace tomar un poco de ese caldo. Su ropa se lava en dicho
caldo luego de haber bañado al paciente. Se cree que es una forma de reemplazar las energías
perdidas alimentándolo directamente por una especie de ósmosis.

Las técnicas y ceremoniales para curar el susto o pérdida del alma, es abundante y variado de
región a región por lo tanto describir cada una de estas sería una tarea ardua, y a lo mejor como
resultado encontraríamos algunas similitudes y ceremoniales diversos.

De no curarse a tiempo al enfermo, su alma se vuelve matrero y ya no puede volver. La persona


se volverá triste y taciturna, asustadiza y apocada y sin personalidad. Su alma se volverá en
espíritu chocarrero que andará haciendo asustar a las personas que tienen la mala suerte de
chocar con ellos.

Como complementos para el mal de susto se les administra cocimientos de algunas plantas como
el roq’e, con la finalidad, no de contrarrestar algún agente patógeno; sino de hacer que se
estabilice su nuna (su yo) de la persona asustada pues el roq’e será como un candado que impide
que el alma vuelva a salir al llamado de espíritus negativos que pueden estar tentándolo a salir
otra vez. Tampoco dejará que estos entren en su cuerpo.

Hallpa hap’isqa.-

O agarrado por la tierra, es otra enfermedad psicosomática atribuida al castigo de la tierra, que en
su sistema de creencias está considerada como Pachamama, o madre tierra. Puede agarrar el
ánimo de las personas cuando esta no cumple con hacer sus ofrendas conocidas como el “pago a
la tierra”, cuando hace mal uso de ella quemando cuando ella está viva, ejemplo, preparar y
quemar un horno para hacer pachamanca o wathias en época de lluvias.

Los síntomas de esta enfermedad se traducen en decaimiento general, pérdida de fuerzas, una
total anorexia y tristeza. El paqo cura haciendo ofrendas a la tierra consistente en la quema de un
despacho, compuesto de coca, maní, qañiwa, wira q’oya, dulces de diferentes colores, galletas,
qori libro, qolqe libro, clavel rojo, piñis, wayruro, feto de llama, chiuchi recado, flores de clavel,
feto de alpaca, cintas de colores rojo y amarillo, vino y agua ardiente. Quemando este despacho a
la media noche, el paqo procede a invocar a la santa tierra, rogando que suelte el ánimo del
paciente.
Luego le sahúma con plantas olorosas, palo santo, incienso mirra, markhu, ruda, muña…Como
complemento le receta el consumo de comidas y bebidas sustanciosas, caldo de ranas, vísceras
de carnero, caldo de carne, etc. Con este procedimiento logra curar al enfermo agarrado por la
tierra. Como se puede ver es un procedimiento psicoterapéutico. Basado en el sistema de
creencias del paciente.

Qhayqasqa.-

El culto a los muertos es una tradición que viene desde épocas remotas. Se supone que el alma de
los difuntos vive en la otra vida y por tanto requiere de nuestra ayuda para vivir dignamente. La
ayuda de los vivos es enviarle recados o encomiendas a la otra vida  a través de despachos,
ofreciéndole misas y comidas en el día de los difuntos y en su natalicio. Olvidar a los muertos
trae consigo el castigo de estos por medio de la qhayqa, el cual consiste en mareos, arcadas y
vómitos, pérdida intempestiva de la temperatura, náuseas, sudor frío y malestar general con
decaimiento de las fuerzas. Algunas veces hay pérdida de conocimiento y desmayos.

Este malestar se cura frotando al paciente con ruda y markhu, luego se arroja al fuego dichas
frotaciones para que el espanto se vaya. Cuando reviste mayor gravedad se le frota con cañazo y
se le hace tomar aguardiente. Luego se le acuesta al paciente abrigándole bien. La qhayqa se
ocasiona también cuando una persona tropieza con un fantasma o espíritu de algún alma en pena.

Soqasqa o machu hap’isqa.-

Es una de las enfermedades o síndromes mas controvertidos de la medicina tradicional. El soqa


machu, wari o gentil, es el espíritu de las momias que supuestamente vive en los pukullos o
tumbas. Cuando son perturbados, ya sea pisoteando dichos entierros, orinando o defecando
encima, el soqa puede agarrar el ánimo de la persona haciéndolo enfermar. El diagnóstico de esta
y cualquier otra enfermedad se hace mediante la coca y observando el estado físico del paciente.
Los síntomas se traducen en un extremo enflaquecimiento, hambre insaciable, dolor de huesos y
constantes diarreas.

Este síndrome tiene otra faceta de contenido erótico mediante el cual con mucha frecuencia hay
mujeres que dicen haber sido poseídas por el soqa, quien aprovechando que estaban solas fueron
seducidas por él.
Se dice que este personaje en ausencia de los maridos de sus víctimas toma la figura de este y de
esta forma las seduce. Al amanecer deja restos de paja o andrajos antiguos como señal de su
presencia. En otros casos aprovecha del sueño de las personas para presentarse a su víctima a
quien enamora ofreciéndoles oro y plata a cambio de sus favores. Estando en un estado de entre
sueños, las hace suya y desde entonces se le presentará cada noche. Las personas seducidas por
el soqa, dicen que se apegan a él y mantienen frecuente relación con él negándose a desocupar su
vivienda. Se dice que el soqa, vive cerca de este lugar por eso la víctima se apega a permanecer
con él. Como resultado de estas relaciones si tiene marido hace que se separen o lo enferma al
hombre. Por su parte la mujer enflaquece paulatinamente hasta que finalmente muere.
La manera de curar este síndrome es ofreciendo despacho contra el soqa, se le da feto de gallina,
de llama, de alpaca, de caballo y frutas. Este despacho tiene valor para tres años al cabo del cual
se debe renovar al ofrenda.

La forma de prevenir la enfermedad es haciendo que la mujer lleve en sus bolsillos “ajos castilla”
y una pequeña cantidad de excremento de “qholla wawa” (criatura tierna) con esto el soqa huye
porque es muy escrupuloso y limpio pues no tiene intestinos por tanto repele la suciedad y los
malos olores. Las habitaciones de la casa donde hay soqa, deben tener una cruz hacha con las
hojas de niwa. En el se pone “ajos castilla” macho y hembra. Otra forma de prevención es
ofreciéndole q’opa despacho (ofrenda de basura) que le causa disgusto y lo repele. Por lo
contrario la comida del p’esqe, (especie de mazamorra de quinua) es de su agrado y lo atrae
mucho, por eso cuando se prepara esta comida se debe lavar los platos y ollas para que no atraiga
al machu.

Dicen que muchas veces las mujeres llegan a embarazarse del soqa. El hijo del soqa, nace con
dientes y bigotes y muere en cuanto ve la luz del sol.

También existe la Paya Soqa, o soqa hembra, que persigue a los hombres. El encuentro de un
hombre con la paya soqa, es mortal porque su víctima muere en el primer encuentro.

Pukio hap’isqa.-

O agarrado por el pukio o manantes de agua. Es una enfermedad supurativa, pues al paciente le
salen granos con supuración de agua. Se supone que el origen de la enfermedad se debe al haber
pasado en un mal momento por una fuente o pukio el cual sopló sus emanaciones. La forma de
curar es haciendo sahumar al paciente con los desechos y sobras de todas las plantas medicinales,
viene a ser una especie de basura o restos de diferentes plantas. Se le agrega contra veneno y
contra hechizo y una especie de copitas de diferentes colores. Esto se lleva al lugar donde fue
cogido por el pukio y se entierra en la orilla.

Mal viento.-

Existen diversos tipos de “mal vientos” entre ellos están el soqa, wayra, proveniente de las
tumbas de las momias o entierros antiguos, esto produce granos en todo el cuerpo. Se cura
bañando al paciente con agua de malvas y markhu. Hay tambien el “Haya wayra” o viento
proveniente de las tumbas, causa mareos, es parecido a los síntomas del qhayqasqa. El hiru
wayra, es el mayor peligro pues genera deformaciones en el rostro al “voltearle la mejilla”
causando una parálisis facial, su curación es difícil, el paciente debe friccionarse el cuello con
una media o trapo negro. El tratamiento se hace mediante fricciones constantes con hierbas de
olor fuerte, muña, markhu, ruda, molle, sauco putaqllanku. Este tipo de mal viento también ataca
las articulaciones generando dolores.

Encantamiento.-

Ciertos parajes son considerados como lugares negativos porque allí viven espíritus malignos
como el anchancho. Especie de sirena para unos y de un hombre pequeño y maligno que engaña
con su risa maligna, según otros la persona que entra en estos lugares puede perder la razón por
efecto del encantamiento.
 Estos lugares peligrosos de preferencia son las casas de gentiles, casas viejas abandonadas. Las
phaqchas o caídas de agua se consideran habitadas por el espíritu de las aguas o las sirenas que
pueden encantar a las personas y llevárselo consigo, consideran que las personas que han sido
encantadas, andan como poseídos y difícilmente pueden recuperarse, salvo la energía poderosa
de un paqo, que sabe como determinar los factores negativos de esta energía. Como parte de su
tratamiento debe enfrentarse con el anchancho ubicando el lugar exacto donde vive. Luego
llevará a la persona a dicho lugar y sin temor invocará a la media noche desafiándole a salir.
Seguidamente arrojará sobre el paciente el sumo de las plantas mas hediondas, mezclados en
poqo hisp’ay (orines macerados) excremento e añas y sebo de puma. Con esto el anchancho
huye. Si el paqo no tiene la suficiente fuerza y entereza, puede ser dominado y corre peligro de
morir en la contienda.

Amaychura.-

Es la enfermedad de las criaturas debido a estar poseídas por el espíritu de un muerto. Esto
ocurre cuando las madres en estado de gestación concurren a un velatorio de algún difunto o
cuando llevan a las criaturas a estos eventos. Allí el espíritu del muerto se apodera de la criatura
y por eso esta enfermará presentando los mismos síntomas que se dan en los asustados. La única
forma de curar el amauychura es llevando a la criatura a un entierro y al momento que depositan
el cadáver en la sepultura hacen pasar a la criatura por encima del ataúd por tres veces. De esta
forma el espíritu del muerto deja a la criatura y se va con el difunto.

Esta enfermedad en sí es un cuadro de desnutrición aguda crónica.

La colerina.-

Las emociones particularmente, si son muy intensas no solo dañan el espíritu sino el cuerpo.
Entre los indígenas se conoce con el nombre de colerina a una serie de trastornos hepatobiliares
caracterizados por dolores de cabeza, cólicos, vómitos generalmente biliosos, consecutivos a un
disgusto, una pelea o un contratiempo.

Es lógico suponer que la cólera actúa como elemento desencadenante en los pacientes. La
manera de curar es provocando el vómito para que salga toda la bilis porque piensan que hay un
trastorno del flujo biliar por efecto de la cólera…

De todo lo expuesto vemos que la medicina tradicional si bien utiliza medios naturales, los hace
dentro de una función más ideológica o racional. Atribuye a cada elemento natural, propiedades
psicoterapéuticas antes que las que realmente posee. La primera diferenciación viene en lo
concerniente  a los elementos naturales de temperamento cálido o frío. En este caso estamos
frente a una concepción de corte empírico racional que ya está más próximo a lo racional y
académica. Aún así, cada elemento natural dentro de las medicinas tradicionales posee un
“Espíritu” una “fuerza” “mana” o “khuya”, que es parte de lo divino o algo que emana de él,
y el cual contribuye a hacer que el mal se “retire” considerando que la enfermedad es un ente
negativo y no producto de la contaminación con agentes patógenos.
El tratamiento psicoterapéutico, está en estrecha relación con este pensamiento. La enfermedad
como ente que se apodera del enfermo va haciendo perder su ánimo, agarrándolo o haciendo que
la mala suerte persiga a las personas. Para curarle es necesario trasladar la enfermedad. A esta
operación se le conoce con el nombre de muda,  término castellano que reemplaza a la palabra
quechua Kutichi, (hacer regresar) Mediante esta operación se traslada la enfermedad en otro
organismo vivo, entre los que figuran en orden de importancia: cuyes, sapos, perros, gallinas,
flores, etc. para que la enfermedad se vaya en ellos.

Bajo estos criterios será posible comprender de mejor manera los diferentes mitos y creencias del
poblador andino, en torno a los criterios sobre la salud y la enfermedad. A este respecto en
trabajos anteriores planteé que el chaman o curandero andino, tiene una doble función de
curandero y sacerdote. El chaman puede curar el cuerpo y el alma partiendo de un sistema de
creencias propias de su cultura. Se diferencia del médico académico en el campo de acción. El
médico cura solo la salud del cuerpo material del enfermo; el curandero andino, cura el cuerpo,
el alma y los aspectos materiales inherentes al paciente. De este modo puede curar la casa, el
ganado, las chacras la suerte, sus actividades y los anhelos del paciente. Es decir el curandero
abarca un campo de acción mas amplio, porque en su sistema de mitos y creencias, las cosas
materiales también pueden enfermar, por eso es necesario curar las casas, chacra, el ganado, etc.

Desconociendo la existencia de agentes patógenos, tales como los microbios, virus, etc. Atribuye
el origen de las enfermedades a castigos divino.

MEDICINA INDIGENA ANDINA


 
Introducción.

El profundo conocimiento e interrelación del médico indígena con su entorno medioambiental, el dominio
de las fuerzas espirituales del Pacha y del extenso conocimiento de la opoterapia y la fitoterapia[1],
aunado a la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas, hace que al médico indígena no sólo se le
considere solamente un hanpiyuh, sino un yachah esto es: un oficiante de la sabiduría propia de la
Pachamama.

En el caso de la cultura y los ambientes indígenas, los elementos patogénicos[2] de la naturaleza,


estuvieron, hasta antes de la invasión europea, en un delicado equilibrio dinámico; pues toda población
endógena es capaz de crear defensas y prevenciones eco-ambientales, socioculturales, rituales, y
orgánicas, para mantener la fuerza y la vitalidad a través de la construcción de espacios saludables, del
buen uso y manejo de los recursos naturales y del ambiente, de formas de trabajo y producción
adecuadas y respetuosas de la naturaleza, de una cosmovisión holística e integradora del hombre en
relación a la naturaleza, de rituales y prácticas espirituales de reciprocidad y complementariedad; y del
manejo adecuado de la alimentación, la armonía interior y el bienestar social, cultural, medioambiental y
mágico-ritual; y se sabía que de no darse estas condiciones, la enfermedad es la consecuencia inmediata
a corto o largo plazo.

Así pues esta cognoscitividad y sabiduría propia de los pueblos indígenas les permitió sobrevivir y
desarrollarse durante milenios en sus propios habitats, enfrentando las noxas[3] ambientales y
psicosociales a través de una vida y alimentación sana y armoniosa, así como disponiendo de la inmensa
variedad de plantas medicinales y recursos terapeúticos que proveen tanto los bosques como las selvas,
animales e insectos; y haciendo uso terapéutico de la energía del agua, del aire, del fuego, de la tierra,
de los animales, e incluso de los espíritus tutelares de montañas, cascadas, ríos, poquios, etc.

Esto permitió que los pueblos indígenas alcanzasen su máxima eficacia para el diagnóstico y tratamiento,
a través de los saberes mágicos de los kallawayas, kamilis, hanpikamayuhs, yachahs, amawtas, yatiris
(hombres de conocimiento) que durante milenios han explorado la sabiduría en los más variados campos
y entre uno de ellos el de la medicina y cuya sabiduría es, incluso en el momento, valorada tanto en los
espacios locales, como nacionales e internacionales.

En este contexto, el Hanpi, término kechwa, es a la vez “remedio” cuanto “veneno” para dar cuenta en
primer lugar del peligro que conlleva el uso o abuso de los medicamentos; cuanto de la concepción
homeopática de la ciencia medica indígena; es decir de que “lo similar cura lo similar” y que el fin último
del médico y la medicina es recuperar el equilibrio dinámico de la vida, en su integridad.

En el momento actual, como fruto de la lucha de los pueblos indígenas, se ha logrado implementar en la
Constitución de la República, todo un capítulo sobre los Derechos Colectivos de los Pueblos Indígenas, en
el cual de manera explícita se define el derecho al ejercicio de la medicina tradicional indígena; y
concomitante con esto se ha estructurado una Dirección Nacional de Salud de los Pueblos Indígenas, la
que a pesar de ser aún una dependencia del Ministerio de Salud Pública, a abierto importantes espacios
para el reconocimiento y valoración de la ciencia médica tradicional.

Pero este reconocimiento a su vez a abierto las puertas para que un sinnúmero de charlatanes, se hayan
arrogado títulos de shamanes, yachahs y hanpikamayuhs; y es en esa necesidad de calificar al personal
médico tradicional, que debemos avanzar en la delimitación de los conocimientos verdaderamente
ancestrales de los pueblos indígenas; y no caer en el práctica de los rufianes disfrazados de shamanes,
ni  tampoco podemos ser calificados como shamanes wiksarayku (por la barriga), esto es ejercer la
medicina por el interés por la “paga”[4]. Sino, en el afán de realizar un servicio curativo. Así podemos
distinguir al verdadero Yachah que realiza actividades ahora conocidas como Medicina.

 
            Habilidades, destrezas, actitudes y valores: las alumnas – líderes, están en capacidad de
entender que el concepto de la enfermedad y su tratamiento, van más allá del hecho puramente
biológico, y que incluso en algunos caos – enfermedades del pacha- únicamente puede ser entendido y
tratado, aunándose a las fuerzas espirituales de la Pachamama. Así mismo la alumna – líder es capaz de
trazarse un cuadro de las enfermedades del pacha considerando sus manifestaciones y formas usuales de
tratamiento. En este sentido la alumna – líder, reconfigura su actitud en cuanto a la validez de la
sabiduría indígena y asume como una virtud la práctica de la medicina indígena.

            Tareas de investigación, aplicación y recreación: las alumnas – líderes, en el proceso


didáctico y de réplica, contrastarán los conocimientos aportados por el módulo, con las vivencias y
creencias de cada una de sus comunidades. Así mismo investigarán usos fitoterapéuticos y de opoterapia
en el tratamiento de enfermedades comunes del medio.

Lectura obligatoria: Espíritus, rituales y enfermedades del Pacha[5]

 
 

2.                            ESPIRITUS, RITUALES Y


               ENFERMEDADES DEL PACHA
 

ESPIRITUS DEL PACHA


 

1.         EL SUPAY

El Supay, (en keshwa Supay, en aymara Supaya); hawari (fantasma) Shapshico, Sapfi; es considerado
como autor de no pocas enfermedades y como responsable de muchas humanas desventuras.

Refieren los indígenas, como noticia digna del mayor crédito, la frecuencia con la cual el Supay ha sido
visto provisto de enorme cornucopia, de solemne cola y de desagradables pezuñas. Cuando el Supay
toma la figura de animales, prefiere aquellos de piel o plumaje negros.

Dicen los indígenas que el Supay suele tomar la figura de personas y de animales, suele adoptar la figura
de las personas ausentes y la de aquellas que murieron y que tales formas reviste cuando en la
desesperación del dolor se invoca con insistencia el recuerdo de una persona ausente o que ha muerto.

Creen los indígenas, firmemente, en la posibilidad de las posesiones demoníacas y en la frecuencia con
que el Supay gusta de tomar alojamiento en el cuerpo de los hombres y de los animales. Tienen la
seguridad de que el demonio está en el cuerpo de aquellas personas y de aquellos animales que ofrecen
una congestión anómala de las conjuntivas (ojos), así como en aquellos animales cuya inteligencia es
fuera de lo normal y de lo mediocre. En tales casos, proceden a victimar al animal sospechoso o a
libertarle de la posesión demoníaca mediante el empleo de algunas prácticas de exorcismo.

El Supay es el nombre que kichuas y aymaras dan al demonio. Estos creen que supay trae los malos
tiempos y las enfermedades; que se opone a todo lo bello y hermoso, y que su símbolo perfecto sería la
miseria, el dolor, la podredumbre. Hay en la lengua kechua una frase interjectiva asquerosa e hiriente:
lsma-supaypa; en el kechua del norte el lsmasupaypa, se ha cambiado en Supayismay, y equivale al
mismo despectivo; aquel a quien le profiere recibe el más duro y asqueroso calificativo.

Pero si entre los kechuas el Supay es genio maléfico y perverso, entre los aymaras; no ha descendido a
tal grado su apreciación. Los aymaras reconocen en el Supay al poderoso genio, a veces tan poderoso
como el Huiracochaticci; puede cambiar el curso de las ley naturales y producir el desorden y la
desolación donde deben imperar la armonía y la abundancia.

El aymará teme a este dios maligno y le tributa culto, un culto silencioso y apocado que no ha podido
extinguir el cristianismo, sino más bien contrarrestarlo. El aymará tiembla temiendo al Supay, cuando se
aproximan las lluvias; puede el maligno genio destruir la cosecha y matar los ganados; incendia con el
rayo, tala con la sequía, la inundación o las heladas; hay que oponerle una divinidad que contrarreste su
dañoso influjo y es seguro que antiguamente, a Supay el perverso, se le oponía la tierra madre, fecunda
y buena, que devuelve el fruto con creces y da la cosecha abundosa y rica. La Tierra Madre, la Mama
Pacha, podía oponer su influjo al influjo de Supay y purificar el cielo, hacer brotar los maizales y la
fragante coca y secar la era que sombrea las vegas.

El aymará ha dado en calificar con esta denominación a todo hombre perverso, a toda mujer mala. Al
Supaya conceptúan los laykas[6] gran vicioso a la coca y al cigarro, por cuyo motivo, en sus operaciones
piden siempre esas dos cosas al que va a consultarles, para ofrecer a aquel.

2.   WAKSAPATA

Se refiere las tradiciones del Waksapata: la enorme cueva de la Campana no sólo refugia al pastor y al
ganado en los días de crudo invierno; también es visitada por el supay, que danza en las noches de
tempestad alumbrado por los relámpagos y al son de traquidos horrísonos del trueno. Y, singular
contraste, casi a su espalda, la cueva tiene una explanada cubierta de una alfombra de verdor, donde en
los días de verano, y en festivales alegres, las puneñas, bailan con gracia y donaire.

3.   LAS YARAS

Entre las creencias más generalizadas del Amazonas figura aquella de la existencia de las Yaras. Las
Yaras, Chuaras o Uyaras, palabras guaranís que significan Madre de las aguas o Señora de los ríos, y a la
cual dan los indígenas el aspecto de las mitológicas sirenas, serían muy hermosas mujeres, con el medio
cuerpo de peces y cuya misión sería aquella de proteger la región en cuyas aguas habitan.

 
Se refiere una tradición según la cual un joven y arrogante Qokama, hijo del Kuraka de los Omawas, se
enamora perdidamente de una encantadora Yara y del timbre musical de su voz seductora. El joven
refiere a su anciana madre la aventura en la cual ha perdido la propiedad de sus afectos. La anciana
madre escucha en silencio la relación de aquellos amores y cuando su hijo ha terminado habla ella y le
dice "Hijo amado -no regreses más al igarapé del Itaya, te lo ruego. La mujer que allí has visto es la
Yara, hijo mío; su mirada es fuego y su sonrisa es la muerte. Te suplico no oigas la voz para que no
cedas al encanto y a la seducción que ella siempre despliega a fin de ganarse adeptos y admiradores
para sus sombríos y maléficos dominios”.

El joven qokama, desoyendo los consejos y recomendaciones de la anciana madre, marchó en busca de
aquel rostro hermoso que había contemplado dentro del marco majestuoso de las aguas y en busca de
aquella voz musical que había escuchado una vez sola en la serena quietud de la selva.

Algunos pescadores, que escucharon aterrados la seductora canción de amores, se aproximaron a


escuchar y vieron juntos, muy juntos, en un beso de amor y de muerte, los rostros de la Yara y del
apuesto qokama. La Yara continuó cantando su canción y el amante continuó escuchándole embelesado.
Calló la encantadora y ante la mirada angustiada de los testigos se abrieron las aguas del río y
lentamente volvieron a juntarse sobre los cuerpos de los amantes, que no volvieron aparecer más.

4.   CHULLACHAKIS

En la mitología del Amazonas figuran los chulla chakis de quienes se dice viven en el fondo impenetrable
de los bosques, entre grandes renacales (bosques de ficus sp.) y duermen en hamacas hechas de piel de
lagarto y suspendidas de los árboles por grandes cuerdas tejidas de víboras y culebras, Estos chulla
chakis tendrían la mitad anterior del cuerpo de aspecto humano y la mitad posterior de venado y se
reconocería su paso por las huellas desiguales que deja cuando recorren, con vertiginosa rapidez, la
inmensa selva.

5. EL MACHU

El Machu (Machu, viejo, en personas, animales o plantas), es una divinidad maligna, temida en grado
superlativo por los indígenas, que lo consideran autor de cuanta desdicha pueda caer sobre ellos. Para
evitar la acción nociva de este Machu, los indígenas procuran tenerle de parte, haciéndole ofrendas
diversas y desagraviándole en diversidad de formas cuando creen, por ellos mismos o por opinión de los
hechiceros, que el Machu está enojado y puede exteriorizar este su enojo.

6.         EL LARI LARI


 

Entre los aymaras aun vive vida intensa la leyenda del Lari lari (Lari lari: gente que vive en la puna), el
maligno Lari lari que penetra en los hombres y en los animales o que adopta la forma y apariencia de
éstos. Ciertos signos exteriores, ciertas apariencias cuyo conocimiento ha sido trasmitido de generación
en generación, permite a los aymaras darse cuenta de que el Lari lari ha tomado la forma de una persona
o de un animal y les impone la obligación de destruir, en defensa personal y colectiva, a dicha supuesta
encarnación del espíritu maligno.

Los aymaras en ciertos casos atribuyen la enfermedad del niño a un espíritu maligno, llamado Larilari que
ha logrado apoderarse de su cuerpo, y para ahuyentarlo y hacer que sane queman kkoa con añil en la
habitación del enfermo, suponiendo que con el fuerte humo que debe producirse abandonará a su
víctima. Dicen que el Larilari se hace visible en forma de un gato de pelaje colorado, que trepa a los
árboles y de allí silba a los incautos, y los atrae. Apenas los ve próximos al árbol, baja rápido y al escapar
va a rozarse precisamente con ellos, inoculándoles al momento de pasar una enfermedad, cuyos
síntomas son: ojos inyectados en sangre; cuerpo amoratado y decaimiento completo del organismo.

7.   EL QEPQE

Es muy general la creencia en los daños causados por el Qepqe (uma purik qepqe: fantasma como
cabeza humana que anda por el aire), animal que, según aseveran los indígenas, se desprende muy
fácilmente del cuello de ciertos sujetos de mala catadura. Una vez en libertad el Qepqe vaga por los
campos, portador siniestro de la desgracia y de la muerte. Infeliz de aquel en los muros de cuya casa se
posó el animal agorero. Infeliz aquel otro cuyos ojos tuvieron la desventura de contemplar al Qepqe.
Todas las desgracias, incluidas la enfermedad y la muerte, sobrevendrán a la aparición del temido y
temible Qepqe, que nada valen, para prevenir sus daños y para aminorar su acción maléfica, los
preservativos de los mejores hechiceros ni las curas portentosas que ellos emplean para curar ciertas
enfermedades.

8.   EL WARAPON

Los indígenas creen de un modo serio y respetuoso en la existencia de los duendes y juran verlos y
encontrarlos a cada paso y bajo diferentes formas. Un venerable indio de Qonchuqos, contaba los dos
encuentros que tuvo un día con ellos en una de sus correrías. Iba de Jauja a Tarma, el cielo que estaba
sereno, comenzó de repente a armarse (es decir a ponerse en facha de tempestad) y no tardaron en
desencadenarse la lluvia y los truenos. Nuestro hombre trató de ir a guarecerse en una especie de choza
que divisó; y al acercarse se encontró frente a frente de un gran cuadrúpedo apocalíptico, de color pardo,
y con tamaños ojos, lucientes como brasas, fijos en él. Alejose amedrentado y al fin halló hospedaje en
una casucha de mala traza. Acababa de acurrucarse en un rincón de la vivienda, después de haber
arreglado la cena de su mula, cuando he aquí que se presenta en el dintel de la puerta un hombrecito
que a lo sumo tendría veinte pulgadas de alto, y que desaparecía bajo la tendida falda de un inmenso y
grotesco warapón. El conchucano perdió el sentido, cayó privado, permaneciendo así hasta el día
siguiente.

9.   LOS DUENDES

Los duendes tienen el aspecto de criaturas; que caminan completamente desnudos y que gustan
permanecer cerca de los manantiales y acequias en que se bañan, en que realizan mil pintorescas
cabriolas y en los cuales se ocultan a la aproximación de las personas de esta vida.

Se dice que tales duendes hacen sus apariciones cubiertas las macrocefálicas cabezas por sombreros de
amplia ala, que baten ruidosamente al ser sacudidas por el viento, circunstancia a la cual es debido el
ruido especial que producen las caravanas de duendes en sus colectivos esparcimientos.

El duende en Cajamarca es considerado como un espíritu demoníaco, dicen que el duende es rubio; que
está dotado de alas que le permiten una vertiginosa locomoción y que, cuando marchan sobre la
superficie del suelo lo hacen en un solo pié. Los agricultores durante la época de recolección del maíz,
suelen hallar en sus chácaras algunos fragmentos de wiro (caña de maíz) y, en viéndolas, aseguran que
fueron los duendes quienes chuparon los tales wiros durante la noche. Se asegura que los duendes son
seres dotados de un grandísimo y peligroso erotismo y de una ejemplar tenacidad.

Se dice, en los mismos lugares que cuando un duende la toma con uno no le deja vivir en paz y le ofrece,
en todo momento, pruebas de su presencia, atormentándole e impidiéndole conciliar el sueño y tomar
sus alimentos, llamándole quedamente por su nombre, arrojándole pedrezuelas, etc.

Se le aleja mediante la guitarra. Dicen los indios que la eficacia de la guitarra estriba en el hecho de que
el duende, en oyéndola, recuerda los acordes del violín que tocaba durante su permanencia en el cielo
antes de su caída por soberbio.

Se aleja al duende devolviéndole la pedrezuela que suele arrojar sobre sus víctimas, tomando cuidado de
untarlas con excremento humano. En todos estos lugares se cree que tanto los duendes como las almas
en pena son alejados eficazmente cuando la víctima de estas manifestaciones sobrenaturales recurre a la
más completa coprolalia, pronunciando las palabras más obscenas de que tenga noticia.

En algunas poblaciones de la costa, se dice que los duendes son los obligados primeros ocupantes de las
casas recientemente construidas.
 

10. EL WAMAÑI

En la actualidad, se llama Wamañi a un espíritu protector del ganado. Estos espíritus residen en los
cerros, las peñas y las selvas; también se cree que residen en el remate mismo de la cola de los
animales. Así, cuando se corta el Wamañi, el animal no puede vivir muchos años. Se tiene en mucha
cuenta en las transacciones comerciales o ferias; si es para criarlo, se compra con Wamañi y su valor es
mayor; si es para negociar o el consumo, se corta y vale menos.

Los Wamañis, cuidan el ganado abandonado en los cerros y defienden contra los ladrones, convirtiéndose
en la figura de sus dueños o protectores.

Semejantes al Wamañi, hay en otras partes, el Illan, que es el espíritu protector o patrón del ganado
(Yayan, padre). El Illan, reside lo mismo que el Wamañi en las Willkas o cerros sagrados envueltos en
densa nube, entre nieves perpetuas. Son invisibles. Sólo se aparece al ganado en ciertas fiestas que se
celebran en su honor (1° de agosto) y entonces desempeña el papel de Yayan o padrillo, cuando se echa
el ganado con ese objeto a los pajonales o willcas, donde moran los Illanes en figura de llamas, venados,
paccos y en la actualidad aún de toros. Estos son pequeños o pigmeos, de grandes astas y de cola corta.
Es un amuleto poderoso contra las enfermedades del ganado y un protector decidido para la procreación
de la especie animal de donde procede.

11. WARAQOY - AMARO

Se cree que los wayqos (derrumbes), son presididos por un ser mitológico destructor que avasalla y
destruye cuanto encuentra a su paso, al que llama Waraqoy. Para los indígenas, las avenidas (deslaves)
son presididas por un ser mitológico al que llaman Amaro, el que al descender por las quebradas en
forma generalmente de toro o de cerdo, derriba casas, desvasta sementeras, sembrando desolación y
miseria por donde pasa.

12. LOS ACHACHILLAS

Los Achachillas  (Achachi, viejo, abuelo, la cepa de una casa o familia), son en el Puno, los primitivos
padres de la comunidad: son espíritus tutelares, piadosos custodios de la vida y de la salud de los
hombres, de los animales y de las plantas. Cada colina, cada cerro, cada extensión de terreno, tiene
Achachilas, encargados de velar por la salud y bienestar de los hombres, animales y plantas, dentro de
ciertos límites verdaderamente jurisdiccionales. El Achachila, es siempre el faro de todos los caminos.

Los indígenas creen en la conveniencia de mantener las mejores relaciones posibles con los Achachilas
por que, de otra manera, la familia y la propiedad sufren todo género de desgracias: mueren o enferman
los hombres y los animales; se pierden las cosechas; se sufre pérdidas y desgracia en los viajes. Con el
objeto de ganar la buena voluntad del Achachila, en determinada época del año, se le ofrece un
verdadero banquete, en la siguiente forma: se escoge una cueva, en la cual se considera que tiene su
residencia habitual el Achachila y se conduce a dicha cueva una gran mesa, encima de la cual se
disponen pallares, garbanzos, arroz, fideos, canela, azúcar, higos, vino, dulces y confites.

Los entendidos, cuando no verdaderos sacerdotes del rito, pronuncian algunas oraciones, cuyo contenido
mantienen en el mayor secreto, con el propósito de invitar al Achachila a aceptar la ofrenda. El sacerdote
anuncia a la familia que la invitación es benévolamente aceptada, y, momentos después, anuncia que el
invitado ha llegado. Se le ruega, entonces, encarecidamente velar por la familia que le agasaja y el
Achachila, por labios del sacerdote, acepta el compromiso.

A partir de aquel momento, la familia vive confiada en la protección del Achachila; pero si, por desgracia,
olvida los agasajos y ofrendas que debe hacer periódicamente a su benefactor, éste se venga del olvido y
desencadena sobre los olvidadizos todos los males de que puede disponer y que, como ya lo hemos
dicho, se refieren a la salud y a la propiedad.

La llamada de los Achachilas o la invocación de ellos se lleva a cabo en la siguiente forma: dispuesta la
mesa para la ofrenda en la forma que ya hemos dejado indicada, sin olvidar de poner coca entre los
manjares destinados al Achachila, se coloca la mesa en el centro de la cueva en la cual debe comparecer
el genio tutelar.

El brujo o sacerdote, más frecuentemente este último, acompañado por los miembros de la familia
interesados en la invocación, espera tranquilamente las doce de la noche en punto, hora considerada
como la mas propicia a la invocación del genio tutelar. En el preciso momento en que los relojes marcan
las 12 de la noche, el sacerdote apaga las luces que iluminaban tímidamente la cueva y comienza la
ceremonia. El brujo, con voz humilde, recita misteriosas plegarias y, concluidas éstas, llama a grandes
voces al Achachila.

El Achachila suele hacer su entrada en la cueva por la bóveda de ésta, por algún pequeño agujero que en
esta bóveda pueda existir, o por el techo de la habitación, si la ofrenda no se hace en una cueva, en la
cual se le ofrece los manjares más de su agrado. Si la noche es tempestuosa y si a momentos, la tiniebla
de la noche es interrumpida por la solemne iluminación de los relámpagos, se dice que envuelto en estos
relámpagos ha llegado a la cueva el Achachila.
 

Los brujos o sacerdotes indígenas encargados de estas invocaciones del Achachila, son de dos
categorías: unos tienen facultades limitadas, que sólo les permiten invocar a un Achachila; en tanto que
otros hay, premunidos de mayor autoridad y que pueden invocar un mayor número de Achachilas. Entre
estos últimos se cuentan, y son los más famosos entre los indígenas y de éstos los más buscados y los
más temidos, los sacerdotes que habitan la isla de Copacabana o isla del Sol, en el lago Titicaca. Todas
aquellas personas que han realizado la romería a ese santuario pagano de los aymaras, regresan
firmemente convencidas de la existencia de los achachilas, de la eficacia de su invocación por los
sacerdotes, de la verdad de sus apariciones en las cuevas en que son llamados por los sacerdotes y de la
eficacia de sus pronósticos.

Agregan los indígenas que los Achachilas hacen su aparición sobre las mesas, en forma de lenguas de
fuego, y que, además, se advierte también la presencia de ellos por un ruido que producen y que es muy
semejante al batir de las alas de un ave de grandes dimensiones. Una vez reunidos los Achachilas, hablan
con muy distintas voces y discuten con la mayor vehemencia respecto a las desgracias ocurridas en la
comarca y respecto a las pestes que en ella hubiren tenido lugar; así como respecto a las enfermedades
del ganado y a las sequías y pérdidas de sementeras.

Entre los Achachilas, a unos los tienen como a principales troncos de grandes pueblos, tales eran el lago
Titicaca, el Illampu, el Illimani, el Caca-hake o Huayna-Potosí; otros eran de menor importancia. Los
Lupi-hakes o lupakas, los Umasuyus o Pakajjas, se suponían de prosapia superior, nacidos de los amores
del Illampu con el lago Titicaca. Al Potosí se le tenía como antecesor de los Chayantas, y al Tata-Sabaya,
de los Kara-kankas o Karangas. El Sajama, y el Tunari, el río Cachimayu, el Pilcomayo, etc., etc., se les
consideraba como Achachilas de los pueblos próximos a esas montañas o ríos.

Sin perjuicio de adorar el indio a su propio Achachila, cuando al trasmontar una altura o doblar una
ladera, ve por primera vez cualquiera de esas montañas, cerros o ríos, inmediatamente se pone de
rodillas, se destoca el sombrero y se encomienda a ese Achachila, aunque no sea el suyo y en señal de
reverencia, le ofrenda la coca mascada que tiene en la boca, arrojándola al suelo, y dirigiéndose a aquél.

Cuando en 1898, Sir Martín Conway, trató de realizar su ascensión al Illampu, los indígenas quisieron
sublevarse y atacarlo, porque temían que el extranjero profanase a su deidad y ésta les enviara castigos,
por lo que Conway sólo pudo efectuar a medias su intento y en ausencia de los indígenas.
Medicina andina

Hace más de 60 años salía a la venta la monumental obra Medicina Andina, de Jorge Lira, quien
recopiló información de múltiples zonas de Perú, desde Iquitos hasta Puno. Aquí ponemos a su
disposición el diccionario de recetas caseras que salió publicado en la década de 1940.

ARNICA

Se compone de alcohol, con una porción de flores de maych 'a. Las maych'a hay que macerarlas
al sol, poniéndolas en una botella quecontenga alcohol.

ASMA

A tabaco de salvia se rocía bálsamo o trago puro. Se envuelve en un Irapo limpio. Se mete a la
cama y seca primero allí. Luego, esto se vuelve " secar al sol. Eso se macera en vino blanco
legítimo. Completada la maceración, se toma por copas, en ayunas y antes de dormir.

ASNU MANZANILLA

I,a hierba llamada "Asnu manzanilla" es una planta que se encuentra ('11 tiempo de lluvias. Es
una planta de poca altura, como la manzanilla n'al. Las hojas son algo toscas, largas y dentadas.
Su flor, muy parecida al "Botón de Oro", la diferencia es que el botoncito es más grande y su
color es más claro.

Esta planta se utiliza para el Kkhari Madre, Molimiento o purgación.

AMAYCHURA

Se caracteriza por el aspecto cadavérico que tiene la criatura. Su color es negruzco, y emite gritos
y lloros verdaderamente de guagua moribunda; su estado es muy lamentable. Su constitución
realmente da lástima porque es más que nada hueso con pellejo, con hedor putrefacto, llora sin
cesar.

Por tisana se le da yerba del moro, y otras veces, infusión de allpa kuti, agregando una taza de
leche cruda. En seguida hacer el kutichi sobre el entierro de un cadáver que recién están
sepultando. Esto se hace cuando al cadáver recién le están echando tierra. En ese momento se
hace el kutichiskka, rezando 3 credos bien vocalizados, teniendo fe en el momento que deben
hacerla pasar sobre la recta de la sepultura, de mano a mano, diciendo las siguientes palabras:
"Kuti, kuti, kuti lárpha aya. Amaychura ka,ypi kútiy "(41).

Y al cadáver, imaginariamente (mentalmente), se le dice: "Todos los males de raquitismo que


tiene, tú te lo llevarás y que se quede sano nomás" .

Para esto se tiene que proceder rápidamente, como acabo de decir, de mano a mano, por 3 veces,
sin hacer sentir a nadie, e inmediatamente marcharse sin mirar atrás, tapando bien con la manta a
la criatura, regresandoa toda prisa por otro camino. Hacerla dormir tras de una casa nueva. Y así,
con esa pequeña intención de sugestión y transmisión de mano a mano sobre el cadáver, sana
palpablemente.

AY ACHASKKA

Se dice a aquellos males que atacan al ganado y a otros animales, que los tullen y baldan. Se cura
con ají amarillo tostado, que se le mete por el ano, hasta adentro.

AYAURIWA

No pueden las criaturas tomar cuerpo. La palidez y el enflaquecimiento es muy notorio.

Se cura esto abriendo la panza del ganado vacuno, donde se mete a la criatura, estando caliente
dicha panza. Sólo se le deja libre la cabeza. Se toma un poco de la materia fecal de dicha panza,
se exprime, y unas gotas nomás se echan a la boca de la criatura. Después de que se ha enfriado
la panza, se saca y envuelve en tela negra a la criatura enfermita. La operación se practica 3
viernes seguidos y se rezan 3 credos cada vez, mientras se está haciendo este baño medicinal,
llamado también de las "mil flores".

AYA WAYRA

Se cura con kkowi, al que se abre, se le echa un poco de vino, vinagre bullí, rosas blancas, un
poco de maíz blanco molido, y se aplica corno un emplasto al cerebro.
Después de sacar el kkowi, se le sahuma con un poco de wanu con un nido de pajaritos. Después
un huevo, que se rompe ahí, un poco de copal y nuez mascada.
Este mal, principalmente, lo sufren los hombres nocturnos o los que
se dan al bandolerismo.
Es un viento indirecto, que ataca a la vista, al cerebro, quedando
unas veces miopes y variados del cerebro.
Fuera de la anterior receta, para esto hay que lavarse la cabeza con
casulla cebadilla y ro 'ke( 45), a lo que se le añade un huevo y una copa de
buen vino.
Después se ha de sahumar una ropa limpia para cambiarse, con ese
mismo sahumerio usado para llamar al ánimo.
También hay otra receta para el dicho Aya wayra.
Se hace reposar Wik 'uña phusma con 3 gotas de sangre de murciélago, se prepara haciendo
macerar dicho phusma de vicuña y phusma de wisk 'acha en aguardiente puro. A esto se añaden
gotas de sangre de cóndor, si las hay.
Este preparado se hace tomar al que sufre de Aya wayra. Se administra cada vez que se repite el
mal, hasta que mejore, con esto llega a
sanar del todo.

BALSAMO DE BUDA

El bálsamo de Buda está compuesto de licor puro con ch 'iri ch 'iri. Un bálsamo coronado sería si
se compone además con yawarch 'onkka.

BAÑO DE BELLEZA

Cocer 2 libras de cebolla pelada, una libra de arroz, 3 libras de tarwi molido, 8 libras de salvado
y 10 puñados de borraj as y violetas.
Todo esto se hace hervir en suficiente agua de río, lo que se cierne
en tamiz. Con esto bañarse a placer.
:

BAÑOS

Se toman baños para el dolor de muelas. Se añade santamaría (48)


al agua en que se hace hervir, también markhu, un puñado de ceniza de horno, un puñado de sal,
manzanilla, el tabaco de un cigarro y un poco
de sinapismo.
Poco a poco se sumergen los pies en dicha agua, hasta soportar la
t.emperatura, cubriéndose con una manta hasta las rodillas. No hay que meter los pies más allá
de la temperatura que se puede aguantar. Por hacerla así aparecen manchas en la cara.

BAÑOS DE EVAPORACIÓN

Se toma alcanfor en pastilla, timolina, petróleo blanco, álcali volátil y las guías de toda clase de
hierbas y plantas. Todo esto se hace hervir en un perol, en harta agua. El perol se lleva junto a la
cama del enfermo y allí se pone una tablita fuerte a la boca del perol, en la tablita se sienta de
cuclillas el enfermo y se le tapa bien con una sábana, primero, y después con una frazada, y hasta
que el enfermo sude debe recibir el vapor de esa agua.
Cuando sude bastante a causa del vapor, con otra sábana seca se le envuelve y se le acuesta en la
cama, abrigándolo bien.

Este baño es mejor hacerla de noche, antes de que duerma. Y no debe levantarse al día siguiente,
y debe tomar buenos caldos, de primera.
Al día siguiente, en la noche, se vuelve a hervir la misma agua del baño de evaporación,
añadiéndole hatuchakk hanpi(49), y con eso debe bañarse todo el cuerpo, desde el cuello para
abajo, secándose bien, acostarse y dormir más esa noche.
Este baño saca todos los males. Al levantarse, cuidarse de estar en el frío o en el viento, siquiera
por dos días seguidos.

BARBASCO

Son unas cortecitas leñosas de las montañas o valles calientes.


Su cualidad es lavar el mal de las bubas o wanthi; se prepara haciéndola hervir, y moliendo esta
corteza se emplea espolvoreándola en las partes afectadas. Prohibido tomar en infusión.
Igualmente, se hace hervir para desecar algunos manantiales nocivos.
I';sto se hace metiendo una corteza de este vegetal con un poco de azufre en un cuerno de toro, el
que se deja dentro del manantial.

:BERNAQUITO O LAKKA

Es un gusanito blanco con cabecita negra, con el cuerpo anillado.


SI' encuentra únicamente por la época del escarbe de papas, bajo los terrones que se voltean.
Se utiliza tostándolo de color café claro. Se muele después, añadiéndoh~ unas hojas de yawarch
'onkka con unos pedacitos de limón, y se le pone en una copa de vino caliente. Luego se le da a
los que están con "4lstado o neumonía, cirniéndolo antes. Después, tratar de que transpire,
1'IH'amado. Sólo se le da por 3 veces. Amarrarle con una banda o pañuelo 111 parte afectada o
adolorida del enfermo. Inmediatamente quita los esputos de sangre y la agitación del pecho.

:BARBA DE CHIVO

Es remedio especial y positivo para la perlesía, ataques nerviosos y del corazón.


El modo de hacer uso es escogiendo 4 ó 5 plumas de gallina, un poco de cerda de chancho y la
cerda "barba de chivo", con lo que se le sahuma al enfermo de perlesía y a las personas que han
cogido el mal viento de improviso.
Sólo esta es la virtud de la "barba de chivo", aunque algunos pícaros la usan para hacer ventosear
a las personas, dándole a ocultas, quemado en algún mate, café o té. Pero es malo usar así.
BERROS

El berro de flor amarilla es muy bueno contra inflamaciones ne los pulmones, hígado y riñones.
Se come en ensalada, pero más virtud tiene haciéndole un secreto para comerlo. Para la salud es
bueno comerlo directamente con la boca ahí mismo donde crece, lavándolo bien antes con la
mano. Tratando así, la curación es más eficaz, y según la gente, debe comerse esta berza "waka
llachuyta llachuy" (comerlo como lo hace el ganado).

BLEDO O HAT'AKKO

Es un gran desinflamante contra la erisepela o infección solar, furor de la sangre y quemaduras


de fuego .
Se muele con un poco de linaza y un poco de leche humana, más unas gotas de limón,
aplicándose a las partes afectádas.
Esta hierba también se emplea como verdura en ciertas sopas de la región, pues es tónica.

BOCIO O 'KOTO

Se coge una lagartija (kkaraywa). Se le agarra de las patitas y con eso se le pasa sobre el 'koto a
la persona que lo tiene. Después de pasar, en la boquita de la kkaraywa la persona tratada debe
escupir 3 veces. Entonces se suelta vivo al animalito.
Con eso nomás se sana.

BORRAJA

Es bueno para resfriados recientes, en infusión, al acostarse, con un poco de limón y pisco. Sus
flores tienen virtud contra la anemia, contra la palidez del semblante y para las manchas de la
vista. Se preparan las nores en ensalada, con perejil, y se come con pan de afrecho (lIaki tan-
I<:,aykuy t'antawan). También se toma contra la hipocondría, en mate.

BOTONCILLO

Esta es una receta de la Virgen.

El botoncillo es una hierba común en las 7-onas tropicales (Iquitos- Loreto), de florecita amarilla
y tallo morado. Para cólicos hepáticos es santo remedio.
Esta hierba, la proporción de un manojo, se hace hervir y esto se serena. Tomando a p~sto este
líquido, sanan todos los males del hígado.
Haga la prueba y verá.

   BRONQUITIS Y NEUMONIA DE NIÑOS       

                   
Se hierve enjundia de gallina, romero, alhucema e incienso en polvo. S Con eso se pasa al pecho
y espalda, luego se abriga con lana negra calen-
tada en brasas, haciendo humear con alhucema e incienso que se echa a
las brasas.
Se le da mate de pan ti, de wamanripa, o de guías de eucalipto con enjundia, lo que quiera tomar
la criatura. Si no hay enjundia, mantequilla de cacao.

BRUJERIO

Para observar si hay brujería en una casa se deja colgada una 1/2 botella blanca, con mitad de
agua bendita y mitad de kerosene, en la que se cuelga una aspa de chonta atada con hilo negro y
un pedazo de solimán crudo, también atado con hilo negro. La botella se tapa bien, con corcho,
para que no se evapore el kerosene.
Cuando la chonta y el solimán se arrancan de por sí y caen al fondo de la botella, es seguro que
han puesto un maleficio en casa.
El preparado se hace rezando una oración a San Ciprián, según indican los libros que venden con
este título.

BUENA SUERTE

Para tener buena suerte, ir amparado con lo sigl.,liente: piedra imán hembra y macho, un medio
de plata antiguo, talismán de siete clases, limaduras de siete clases de metales: oro, plata, cobre,
latón, bronce, zinc y coral; 3 wayrurus de color entero, o sea soltero wayruru, piedra saya, piedra
lara y 3 granos de trigo.
Viernes y martes rociar todo esto con gotas de licor virgen, rezando IIna oración apropiada,
pidiendo la buena suerte.

CABELLO DE NEGRO

El cabello de negro es un remedio maravilloso contra la opilación, cuando se administra en un


poco de aguardiente, quemando antes dichocabello. Después, sirve para sahumar a los
epilépticos, y también contra los malos vientos.
KALISAYAS MEDICOS ANDINOS INKAS

Habiéndose perdido el hilo de la historia medica del Perú, se pierde una serie de
recetas, métodos, sistemas, usos terapéuticos y prácticas rituales de la farmacopea a
tradicional del pueblo indio, principalmente del Cusco, en todos los rincones del país,
hombres y mujeres calificados y perseguidos como brujos y adivinos, son los apóstoles
que no temen la distancia y caminan de rincón a rincón curando los males, los he visto
marchar de cusco a Juliaca, de San Pablo al Valle y subir a la puna generalmente a
pie, burlando el viento, la lluvia, la helada, el granizo o el fango, lo único que a estos
hombres se le hace es perseguir, criticar, matar. Lo experuano y lo anti - peruano
batallando contra el pueblo indio y mestizo, contra la más legítimamente peruano.

Del boca del Hámpikk, del Maych ‘a del Watukk y del Pakko he recibido este tesoro,
torrente impregnado de la esencias mismas de esa exuberante y maravillosa flora del
valle y de la cumbre, fluente prodigiosa que remedia todo mal del mal y del cuerpo.
Parecerá paradójico decir que remedia todo mal del mal. I no es así, porque el médico
en la antigua cultura peruana, como en la actual tradicional es Profeta, Sacerdote,
Espiritista y Herbolario. Pero todo esto no es irracional ni estrafalario, no hay que
olvidar que la misión de traer salud se relaciona siempre con el pasado y el futuro, con
el cuerpo y con el espíritu. Aquellos médicos primitivos, y los curanderos de hoy no son
especialistas de un apendice, para ellos lo anatómico y fisiológico funcionan unánimes
siempre relacionados, afectándose mutuamente, y toda razón de ser no se explica uno
sin el otro, en marcha armónica cuando hay salud.

Hámpiy (medere), curar para el médico tradicional es tratar al ser humano como un
viviente senciente - conciente no sólo como materia orgánica pura en función. Los
mismos remedios (‘hampi - medicamenta) participan de este mismo sentido por el cual
el Creador le dio virtud o don. Ellos son profesionales, médicos por vocación y no por
conveniencia temporal, para salvar al que oscila entre la vida y la muerte. No olvidan
por un momento que el hombre es un senciente unido a un espíritu pensante o alma,
En torno a estas nociones gira el saber tradicional del Hámpikk - Médico o curandero.

No es posible rebatir por costumbre lo que en el pueblo del Perú son para la medicina
tradicional el Hampikk, el Wátukk y el Púkko.

Como Wátukk averigua por medios interpretativos el origen y proceso del mal. Rastrea
el estado general somático, psíquico y patológico del enfermo, se preocupa del
diagnóstico más preciso.

Como Hampikk- aplica la materia médica propia del caso aparte de ejercitar sus
conocimientos sobre la naturaleza de la enfermedad, relacionando y balanceando las
propiedades de las hierbas, sales, etc, que ejercen acciones benéficas, preocupándose
sobre todo de la más recta aplicación.

Como Pakko se dirige al alma. La pone en sincronía con el mundo del bien y la salud.
Hace obrar alma y cuerpo evita además que las emanaciones vivas del remedio no
alteren en lo posible las relaciones perfectas entre cuerpo y espíritu. Empero, hace
primar la acción anímica sobre la somática, cuando así es menester.

El Hampikk conoce y marca la división clásica de las enfermedades. Estas son de dos
categorías: C’hiri Onkoy, (rnales por frío), Koñi Onkoy (males por calor). Luego traza las
subdivisiones, Bajo el nombre genérico de Wayra (viento,) indica los diversos males
provenientes del aire, del ambiente, de la atmósfera, etc. Entre los principales vientos
maléficos o nocivos (patológicos) enumera el Aya Wayra, kkhakkya Wayra, Machu
Wayra, Sok ‘a Wayra, Sullu Wayra, Phiru Wayra.

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