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historia de China
Flora Botton
El Colegio de México
Muchos son los temas de la historia de China que debemos conocer para
entender la dimensión total de su presente. Voy a referirme solo a algunos. En
primer lugar debemos explicar cuales son las raíces de la continuidad de las
instituciones chinas, de su sistema político, de su pensamiento, de sus creencias
y de su arte. ¿Cuáles son los orígenes de la identidad china? ¿En qué momento
reconocieron una afinidad los habitantes de un territorio cuya gran extensión aún
en épocas antiguas, no permite explicarla meramente por la contigüidad? La
tradición escrita nos revela peculiaridades en la auto percepción de ese pueblo en
cuya mitología los héroes son más sabios que guerreros y cuya máxima
contribución son los elementos civilizadores y las obras para el beneficio del
pueblo. Esos reyes sabios no estaban a la merced de dioses injustos o
vengadores sino de una fuerza superior, el Cielo, que simplemente castiga a los
villanos y recompensa a los virtuosos haciendo énfasis más sobre la
responsabilidad que sobre el destino.
Qué mejor ejemplo que el confucianismo que recoge todos los elementos antes
mencionados, construye una doctrina en la que preceptos morales y políticos se
confunden y aboga por un gobierno de hombres de mérito, de soberanos
preocupados por el bienestar del pueblo y de un pueblo que obedece a la
autoridad y venera a sus ancestros. En la relación que todos los chinos tienen con
sus ancestros podríamos encontrar la explicación del respeto tradicional por los
mayores y el énfasis sobre el amor filial que contrasta con la rebelión hacia la
figura paterna, tan frecuente en la tradición grecorromana. El confucianismo, que
no es propiamente una religión, le dio una cohesión ideológica duradera a la
organización social, la familia, el estado y una continuidad insólita en una forma
de gobierno, el estado centralizado burocrático cuyo modelo, resistiendo
invasiones y rebeliones, perduró a través de los siglos.
Mi conclusión para esta muy corta reflexión, es que debemos seguir luchando
para que se incluyan cursos sobre la historia de China, no solamente en los
curriculum de especialización, sino también en los programas generales de
historia de educación superior y, lo más pronto posible, a nivel de educación
media. Hay que señalar también que el estudio de la historia de China abre la
puerta al acercamiento a Japón, Corea y Vietnam, lo que en términos culturales,
económicos, poblacionales y políticos es una parte esencial del mundo
contemporáneo.