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Una

historia
para
reflexionar
Prof. Lic. Julia Irene Segovia de
Borba, Facultad de Ciencias
Económicas, UNA.
La clase había llegado
a su fin.
Era el último día …

Mientras el maestro
recogía sus cosas,
rodeado de sus
estudiantes,
observaba con
nostalgia cada rincón
de su clase.
Con profunda
emoción, dejó
escapar algunas
lágrimas
y suspiró
profundamente.
Ante la atenta
mirada de sus
alumnos, dejó
escapar su ser…
El sabio maestro
dijo:
Al final de mi
carrera docente
he descubierto
que pensar es un
ARTE.

He perdido mucho tiempo en


transmitir conocimientos, más
que en generar nuevos saberes.
Es tiempo de
reflexionar…

La tarea
docente es un
puente entre
la ciencia y la
realidad.
La ciencia que
amamos debe
vivir, por ello
debemos
enseñar a
pensar.
La ciencia
existe por el
pensamiento.
El
pensamiento
existe para la
ciencia.
Enseñando a
pensar
contribuimos a
la difusión y
enriquecimiento
de la ciencia.
Enseñar a
pensar es una
tarea
inagotable.

Es enseñar a
descubrir el
valor del
pensamiento.
Pensar es
indagar lo ideal
y lo real. Es
detener el
tiempo y
descubrirse.
Pensar en
quiénes somos,
a dónde vamos,
qué buscamos,
es el primer
paso obligatorio
del proceso de
pensar.
El paso
posterior al
pensamiento El análisis
es la reflexión. como fuente
del
conocimiento
permite
construir
ideas
significativas.
Los conocimientos
adquiridos a partir del
pensamiento resultan
del compromiso
personal con la
objetividad, la
responsabilidad, el
juicio crítico y la
creatividad.
Pensar es una
actividad
liberadora,
pues, ser
dueños de
nuestros
pensamientos,
nos lleva a la
realización
plena.
Pensar es
promover la
HUMANIDAD
¿Para qué
pensar?
Pensar
para
actuar.
El
pensamiento
orienta la
acción.

La acción
materializa el
pensamiento.
No existe
acción sin
pensamiento.

El pensamiento
sin acción es
simple filosofía.
Enseñar a
actuar es
esencial.

Las habilidades, destrezas


y procedimientos permiten
llevar la teoría a la
práctica.
No debemos
separar
ambas cosas.

El saber y el
hacer son
inherentes.
Un perfecto
equilibrio entre el
saber y el hacer,
nos brinda
herramientas
para resolver con
calidad los
desafíos de la
profesión.
¡ Qué gran
responsabilidad
la de un
maestro!
Enseñar a pensar y a actuar.
Enseñar a conocer y a
proceder.
Enseñar a descubrir y a
construir.

Enseñar a discenir y actuar.


Pensar y resolver con
acierto las
oportunidades, son
las llaves que abren
las puertas del éxito.
¿Pero tanto conocimiento,
tantas habilidades del
pensamiento y de la acción
conducen a la felicidad?
Es una muy buena
pregunta querido
maestro.
Más que una
pregunta es una
emergencia en la
actualidad, se dijo
el maestro y siguió
reflexionando
sobre su noble
tarea de educar.
Sin dudas,
la ciencia
sin
conciencia
es letra
muerta.
De nada sirven
el conocimiento,
el razonamiento,
el pensamiento,
si no soy capaz
de descubrir el
valor de las
pequeñas
cosas.
El saber y el
hacer no son
perdurables
sin el sentir.
El
sentimiento
marca
la diferencia.
El amor
puesto en todo
lo que
hacemos, es
nuestra
motivación.
Aún recuerdo
a mi maestra
de la infancia
cuando
emocionada
me decía:
No siempre
podrás tener
todo lo que
amas, sin
embargo, es
importante que
ames todo lo
que tengas.
El ser humano
es un ser
eminentemente
emocional.
Aquella abnegada
maestra me había
enseñado, no
solamente a
pensar y a actuar,
sino sobre todo a
sentir.
Aprender a
disfrutar de la
vida es el
principal fin de la
educación.
He conocido
mentes brillantes
pero que no han
aprendido a ser
felices.
Valorarnos es el resultado de la
conciencia de la dignidad humana.
Necesitamos
suficiente amor
propio para
aprender a
protegernos.
Sólo con un inmenso corazón
lograremos disfrutar de los desafíos
que la vida nos depara.
Los sueños nacen del gozo de
abrazar nuestros deseos, con todo
el corazón y hacerlos realidad.
Enseñar a perseverar es un reto,
que sólo con el ejemplo de
compromiso, podremos lograr.
La plenitud es el resultado
del equilibrio del saber, del
hacer y del sentir.
Hoy que culmino mi tarea
docente, estoy convencido de
que esta máxima con la que me
despido de ustedes, es más que
nunca una realidad:
“Un profesor trabaja para la
eternidad: nadie puede decir
dónde acaba su influencia.”

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