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Día de la Independencia

2010 9 de julio 1816.

El 9 de Julio de 1816 señalo un punto de inflexión del largo camino que se


inició el 25 de mayo de 1810.
La ambigüedad fue una de las particularidades que distinguió a los años
transcurridos entre 1810 y 1816, fue en ese período cuando se comenzó a
discutir sobre el momento en que debía declararse nuestra independencia.

Tucumán, era una pequeña ciudad de doce manzanas, ubicada en el centro


del Virreinato, solo se destacaban, desde lejos, las torres de las cuatro iglesias
y el cabildo. Fue Tucumán el lugar signado para la reunión del Congreso, la
casa de doña Francisca Bazán de Laguna y fue en ese lugar el 9 de julio de
1816, el día elegido por los diputados para declarar en forma clara y unánime el
acuerdo de romper formalmente los lazos con España y con “toda otra
dominación extranjera”. Esta ruptura significó la posibilidad de decidir
libremente acerca de las cuestiones fundamentales.

Se empezó, entonces, a esbozar lo que sería la Argentina soñada, porque en


los distintos períodos de la Historia, la Argentina como país
independiente, y los argentinos soñaron y lucharon por una Nación apta
para dar respuesta a las necesidades de cada época. El país se fue
configurando a imagen y semejanza de sus hombres. Éxitos y fracasos
jalonaron el largo camino que llega hasta nuestros días, plasmándose la idea
de una República posible.

Hoy nuestro país sigue debatiéndose entre dos proyectos, proyectos que
ponen en juego los conceptos de igualdad, equidad, derecho, riqueza,
fraternidad, distribución, y muchos otros, que a la hora de ser debatidos
generan en los pueblos la aparición de sus opuestos, inequidad, injusticia,
desigualdad, pobreza, acumulación, egoísmo, etc.
Frente a este debate la escuela tiene mucho por hacer, primero reconocer su
existencia, segundo dar a conocer y debatir su más profundo significado,
tercero, habilitar a cada uno de los que la integran alumnos y docentes a
ejercer la palabra, sabiendo que a través de ella hay algo que nunca será
dicho, este algo refiere al sentir del otro, es decir mi palabra, la palabra de
cada uno pierde validez, pierde verdad, pierde certeza, cuando en su uso
rotulo al otro, mi semejante, utilizando términos que le quitan libertad, que
le quitan derechos, que le quitan justicia.

La escuela redistribuye riqueza, esta riqueza es el saber, los saberes que


compartidos se transforman en herramientas que enaltecen al HOMBRE en
su máxima expresión: la de saberse inacabado, sin certezas, ni verdades
absolutas, el hombre solo acumula realidades y formas de asumir y resolver
esas realidad a través de los años.

La escuela distribuye igualdad en tanto alumnos y docentes ejercen los


derechos propios de su rol y las desigualdades no tienen cabida en ella en
tanto el compartir y construir saberes nos iguala.
La escuela abre sus puertas como la casa de Tucumán, donde todos los días
se declara la independencia, es decir donde todos los días, cada uno de
nosotros a pesar de los enojos, verdades perdidas y saberes aprendidos
declaramos nuestra independencia del más grande enemigo que puede tener
el hombre hoy, la ignorancia.

Desde este humilde pabellón de hospital, en un pueblo alejado de la plata es


donde señores se declara todos los días la INDEPENDENCIA.

Por eso nos debemos hoy recordar ese 9 de julio de 1816, porque como
escuela somos su continuidad.

Prof. Adriana Villalva

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