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ENSAYOS Y EXPERIMENTOS A PARTIR DE LOS SONIDOS

PRIMERA PARTE
José Mataloni
2010

(En proceso)

A partir del Mar

Los sonidos que ofrece el mar son unos de los más usados en el arte
acústico, tanto como material principal, como combinado en híbridos
sonoros. Podemos conjeturar que este lugar común se deba a que
parece cumplir un rol arquetípico, posibilitando una regresión
psicológica, o sensación evocativa, hacia una “edad muy temprana”.
Recordemos su cercanía con ruido blanco, su respiración, sus tenues
graves rocosos, el sonido de la espuma, las gotas; el sonido del mar
ofrece una variedad y un espectro sonoro amplio y abierto.

Experimento Fase Uno

Analizo sensorialmente un sonido grabado en el mar del norte;


percibo la sensación de lejanía, y mi vista se pierde en la distancia,
en un “más allá”. No obstante, los graves pegan en mi abdomen
recordándome algo íntimo, muy cercano.

Proceso a recortar frecuencias altas, a partir de los 12 mil; el


resultado es que el espacio se hace más pequeño, en muchos
sentidos. Si continúo con este procedimiento, el sonido del océano,
progresivamente, va pareciendo un río, un arroyo, etc. Ya puedo
percibir, “el otro lado” y puedo preguntarme: ¿será por eso que el río
Estigia es un río y no un océano?

Por otro lado, cuando recorto las frecuencias bajas, desaparece la


sensación visceral, y no recibo el sonido en forma tan íntima.

Experimento Fase Dos

Añado mi sonido a un filme, donde hay una pareja en la idílica


situación del primer beso. Me concentro en el sonido del mar y en el
diálogo, y procuro crear sincronías. Aunque se ve sólo el cielo
nocturno, ahora escucho el océano y hasta me da la sensación de que
los enamorados están en un crucero.
Casi obligatoriamente, cuando las voces aparecen tengo que bajar el
sonido del océano, para no aturdir a la percepción y para que se
entienda el diálogo. Me propongo jugar con algunas variantes.

Cuando bajo en forma total la intensidad del océano, siento


“demasiado vacío” y tengo la sensación que la relación entre ambos
personajes resulta forzada y artificial.

Cuando pruebo con bajar solamente las frecuencias altas, mi


percepción puede hacer foco allá y acá. Es decir, abro para destacar
los detalles del mar, cierro para atraer la atención a las personas. La
pareja ahora parece más inspirada.

Experimento Fase Tres

Lúdicamente, decido intervenir en la imagen, dejándola congelada


unos instantes, aquí y allá, como para que “encaje” con los ciclos
sonoros del océano. Ahora, a pesar del detenimiento de la imagen, la
sincronía con el sonido del océano me da una sensación de mayor
integración aún entre las dos personas.

Experimento Fase Cuatro

Lo anterior me da pie para jugar con un tercer elemento. Primero


elijo un violín solista, bastante típico. Encierro al violín en una cámara
(digital) bastante amplia hasta que tengo la sensación que el
violinista está en la escena, aunque no se vea. La pareja ahora
parece aún más enamorada. Cambio el violín por unos tambores
lejanos. Tanto el hombre como la mujer, parecen ahora más
sospechosos, y algo diabólicos.

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