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1 – Abrahán
y Sara se
fían de un
Dios nuevo
que les
promete
felicidad
Texto: Ex 20,8-17
Palabra central:
RESPETO FRATERNO
1. Leer el texto hasta poder resumirlo.
2. Aclaraciones sobre el texto
Si Yavé era aceptado como el único Dios
de aquel pueblo, entonces la relación entre todos los que se comprometían con
él tenía que ser de un gran respeto mutuo.
Los compromisos contraídos con Yavé son las condiciones para no volver
a caer en la esclavitud, y así poder vivir como hermanos. Una vez aclarado que
sólo deben adorar al Dios liberador, y no a los otros dioses, opresores de los
pobres, los “mandamientos” 3º a 10º (Ex 20,8-17) insisten en los puntos
básicos de relacionamiento mutuo: trabajo durante seis días y descanso
semanal cultivando el espíritu (3º), respeto a los padres (4º), respeto a la
vida humana (5º), fidelidad entre esposos (6º); respeto a la pequeña
propiedad ajena (7º) y a la verdad en los juicios (8º)... Y este respeto debía
llegar hasta el nivel de los pensamientos: por eso ordena no codiciar nada
ajeno (9º y 10º).
Hay que insistir en que estas normas básicas suponían un pueblo
igualitario, en el que no existían ni grandes propietarios ni nadie en la miseria.
Poco a poco se fue escribiendo después el Código de la Alianza (Ex 21 al
23), que aterriza los Mandamientos en la realidad social que vivían. Podemos
ver una selección de ellos en Ex 21,1-3.15-27; 22,1-6.21-27; 23,1-13. Se trata
de aplicaciones de principios generales a su realidad concreta campesina.
Aunque algunas de estas normas bíblicas nos parezcan duras, de hecho
suavizaban la realidad existente entonces.
Un caso especial es la “Ley del Talión” (21,23-25), en la que se iguala el
castigo infligido al causante de un daño, fuera del rango social que fuera. Los
otros dioses favorecían el perdón a los poderosos y el castigo cruel a los
pobres. Pero ante Yavé todos eran medidos por la misma regla: a todos se
castigaba por igual. Con la Ley del Talión se dio un gran paso en la
dignificación de toda persona humana, como fundamento para que Jesús
siglos más tarde pudiera dar su Mandamiento Nuevo del Amor. Pero no se
puede hablar de amor de hermanos si no se considera a todos con la misma
dignidad…
Nosotros debemos realizar también un esfuerzo para poder concretar
las grandes líneas de la Alianza en nuestros actuales problemas de
relacionamiento mutuo. En la vida concreta se debe notar quiénes creemos de
veras en Dios. Lo primero es cumplir las bases de la Alianza del Sinaí.
Después de cumplir los Mandamientos del Dios de Moisés, hay que cumplir el
Mandamiento del Amor de Jesús, que es aun mucho más exigente. Pero éste
se construye sobre aquél... No es posible el amor de hermanos si primero no
hay respeto y justicia entre todos.
3. Dialogar sobre el texto
a) ¿Qué nos enseñan estas normas fraternas sobre cómo debemos de
comportarnos los que tenemos fe en el Dios de la Biblia?
b) ¿Qué enseñan sobre nuestra dignidad humana? ¿A qué nos
llaman?
c) Si hay tiempo, leer la selección del Código de la Alianza indicada más
arriba, y elegir lo que creamos más importante.
d) ¿Por qué el que cree en Dios debe respetar tan en serio a su prójimo?
e) Cada grupo de Catequesis, a su nivel, podría escribir su Código
de Alianza con Dios, lo más concreto posible. Ojalá se pueda realizar lo
mismo con la propia familia...
4. Orar el mensaje:
• Sabemos, Señor, que no somos felices porque no vivimos según tus
proyectos.
• Tenemos Fe en la Alianza celebrada entre Dios y el pueblo que cree
en él.
• Creemos que la fe en Dios nos lleva a respetarnos entre todos.
• Perdón, Señor, por tantas veces como somos infieles a tu Alianza
abusando los unos de los otros.
• Te suplicamos que nos fortalezcas para poder vivir según tus lindos
proyectos.
• Ayúdanos a entender cómo vivir hoy tus Mandamientos.
5. Despedida con algún canto sobre los Mandamientos.
Nota: Para profundizar los mensajes de estas dos semanas, los catequistas
pueden estudiar el folleto de Carlos Mesters “La Ley de Dios
herramienta de la comunidad”.
8 – Josué: Reparto de
tierras según las
necesidades de cada
familia
Texto: Os 2, 15.9-10.16-22
Palabra central: MISERICORDIA
1. Leer el texto y contarlo.
2. Marco histórico del texto
El pueblo había sido infiel a Yavé, pues había seguido a dioses ajenos,
con proyectos de vida totalmente distintos. Habían roto la Alianza del Sinaí.
Y por eso pensaban que Yavé los había abandonado. Parecía que ya no había
esperanza para ellos. Se habían prometido mutua fidelidad, y como el pueblo
no había cumplido, pensaban que Yavé ya no quería nada con ellos.
Esto pasaba en el siglo octavo antes de Cristo. Pero Yavé dio un nuevo
paso dándose a conocer como Dios Misericordioso. Cierto era que el pueblo
había sido ingrato e infiel, pero Dios, a pesar de las suciedades de su pueblo,
seguía queriéndolos y esperándolos, deseando perdonarlos y curar las heridas
de sus rebeldías.
Para dar a conocer esta verdad de su ser, Yavé se sirvió de la
experiencia de un profeta llamado Oseas. Este señor estaba profundamente
enamorado de su esposa, llamada Gomer. Pero ella le era gravemente infiel. Y,
como era natural, Oseas estaba muy dolido, con tentaciones de vengarse de
su esposa ingrata. Pero no lo hizo, sino que la esperó pacientemente. Y cuando
ella volvió a él, la perdonó de corazón y la llevó lejos de sus amantes, y allá,
con mucho amor, la volvió a conquistar, de forma que pudieron celebrar un
nuevo matrimonio, más lindo aun que el primero. “Nuestro matrimonio será
santo y formal, fundado en el amor y la ternura. Tú serás para mí una esposa
fiel, y así conocerás quién es Yavé”.
En esta experiencia tan vital Oseas comprendió que lo mismo que le
había pasado a él le pasaba también a Yavé. A Dios, como a Oseas, le dolían
las infidelidades de su pueblo-esposa (la palabra pueblo en hebreo es
femenina), con la que había celebrado una alianza matrimonial en el Sinaí.
Hasta deseó abandonarla y castigarla, pero su amor no se lo permitió. Y en
cuanto volvió ella, su amor se desbordó y la cuidó con tanto cariño que logró
regenerarla completamente. La única condición es que reconozca sus
infidelidades y vuelva humildemente a él. Ante el pecador arrepentido Yavé
jamás se quedará indiferente, sino que su actitud será siempre de
comprensión y cariñosa atención sanadora.
Si hay tiempo y se ve conveniente, se podría leer también el mismo caso
de Dios misericordioso aplicado a la ingratitud entre hijo y padre, en Oseas
11,1-9.
3. Dialogar sobre el texto
a) ¿Conocemos a alguna persona que, como Oseas, haya perdonado
de corazón a alguien que le ofendió gravemente? Quizás el caso de
alguna madre con un hijo ingrato...
b) ¿Qué nos enseña este texto sobre cómo es la misericordia de
Dios?
c) ¿Sentimos que, si volvemos con humildad a Dios, él nos perdona
de corazón y nos ayuda con cariño a corregirnos?
d) ¿Por qué Dios es tan misericordioso para con todos los que se le
acercan con humildad?
e) Apliquemos esta enseñanza a la capacidad de perdón que deben
tener entre sí los esposos cristianos. Ayudemos a que nuestros papás se
sepan perdonar siempre...
4. Sentir la misericordia de Dios:
• Creemos que Dios siempre recibe con cariño a todo el que se le
acerca arrepentido de su mal comportamiento.
• Creemos, Señor, que tú eres capaz de regenerarnos, por mala que
sea nuestra conducta.
• Perdón por tantas veces como te hemos abandonado, cambiándote
por cosas inservibles.
• Te suplicamos que nos prepares para un matrimonio santo y formal,
fundado en el amor y la ternura.
• Bendito seas porque viendo nuestras miserias se te conmueve el
corazón y se remueven tus entrañas.
• Gracias por tu misericordia y tu ternura sin fin.
5. Despedida con algún canto, a ser posible sobre la misericordia de Dios.
17 - Dios llama al
joven
Jeremías
para que
sea su
profeta
Texto: Jer 1,4-10; 20,7-9
Palabra central: DIOS LLAMA
1. Leer el texto y contarlo.
2. Aclaraciones sobre los textos
En el siglo sexto antes de Cristo la situación mundial era muy
complicada, pues tres potencias luchaban por adueñarse de todo: Asiria,
Babilonia y Egipto. Y dentro de Judá había grupos políticos opuestos que
esperaban la ayuda de parte de alguna de estas potencias mundiales.
Tendría Jeremías unos 17 años cuando sintió la llamada de Dios. Él se
siente incapaz, pues es joven e inexperto, pero Yavé le insiste con fuerza, y
él se deja por fin “seducir” por Dios, aunque medio a la fuerza. “No les tengas
miedo, pues estaré contigo para protegerte. Pongo mis palabras en tu boca...”
Él experimenta siempre la fidelidad cariñosa y la fortaleza de Dios, que
destruye su timidez: “Hago de ti una fortaleza, un pilar de hierro y un muro
de bronce” (1,18).
Dios lo llama para ser su profeta, hombre experimentado en las cosas de
Dios y en los problemas del pueblo. Tiene que arrancar lo malo y sembrar lo
bueno, destruir y construir. Anunciar el rostro verdadero de Dios, que
siempre da esperanzas; y denunciar sus falsos rostros, que siempre llevan a
crueles injusticias. Con gran valentía, hace entender a su pueblo las actitudes
que deben tomar ante aquel mundo convulsionado. Directamente se mete en
política, apoyando lo bueno del rey Josías y denunciando después las
injusticias de sus sucesores Joaquín y Sedecías. Les insiste en que si conocen
de veras a Dios deben practicar la justicia (22,13-17).
Jeremías no sólo combate a los gobernantes. Denuncia también al
pueblo: a los que apoyan las mentiras y los robos de los poderosos (5,31).
“Ustedes son hijos tontos y sin inteligencia, que saben hacer el mal, pero no
el bien” (4,22). Se portan como burra salvaje (2,24). “Es la mentira y no la
verdad lo que prevalece en este país. Van de crimen en crimen...” (9,2). Lo
primero que pide al pueblo es que reconozcan sus culpas y cambien de
actitudes (3,12).
Jeremías sufrió muchas incomprensiones, calumnias y malos tratos.
Varias veces quisieron matarlo. Por eso entró con frecuencia en crisis. Pero
siempre fue sincero con Dios, contándole todos sus problemas. Y por eso
sintió la comprensión y la ayuda de Dios. Él es modelo del joven que dialoga
con Dios con toda sinceridad. Hasta discute con Dios (12,1; 14,8). Pero la
amargura de sus problemas recibe siempre la dulzura de los consuelos de
Dios.
3. Dialogar sobre el texto
a) ¿En qué se parecen los problemas de entonces a los problemas
que tenemos hoy? Se podría analizar en grupos el capítulo 2,
comparándolo con nuestra realidad actual.
b) ¿Cómo comprendemos, a la luz de estos textos, la misericordia
de Dios?
c) ¿Por qué Dios es tan exigente y tan comprensivo con Jeremías?
¿Sentimos también así nosotros a Dios?
d) ¿Qué será lo que Dios pide a los jóvenes de hoy día? ¿Puede ser
que me esté llamando a mí para que sea su profeta?
e) ¿Qué es lo que tenemos que destruir y qué es lo que debemos
construir? ¿Qué tendríamos que hacer y decir para poder ser buenos
profetas?
4. Orar el mensaje:
• Vemos que para ser profeta hace falta conocer bien a Dios y conocer
igualmente los problemas de nuestro pueblo.
• Aceptamos que si seguimos de cerca de Dios, tendremos problemas
con los poderosos.
• Perdón, Señor, porque muchas veces tenemos miedo de las tareas
que nos puedes pedir.
• Enciende tu fuego, Señor, en mi corazón, de forma que nunca más lo
pueda ya apagar.
• Gracias porque está con nosotros como poderoso defensor.
• Bendito seas porque saber comprendernos y perdonarnos.
5 Despedida con el canto del profeta Jeremías: Antes que te formaras…
18 - Ezequiel:
Esperanza
para los
huesos secos
Texto: Ez 37,1-14
Palabra central: ESPERANZA
1. Leer el texto y contarlo.
2. Marco histórico del texto
Una parte del Pueblo de Dios
estaba preso en Babilonia, haciendo trabajos forzados. Vivían sin esperanza,
pensando que Yavé estaba lejos, en Jerusalén, enojado con ellos, y además sin
poder hacer nada contra los poderosos dioses del imperio. Por eso la
desilusión y el desánimo se apoderan de los desterrados.
Pero el profeta Ezequiel siente que Yavé ha dejado su templo en
Jerusalén porque estaba lleno de idolatrías (cap. 8) e injusticias (9), y se ha
ido a vivir con ellos dentro de su campamento de desterrados, en el que viven
reventados de trabajo.
Ezequiel se esfuerza por hacer entender a los desterrados que están
allá por culpa de ellos mismos. Para ello usa un lenguaje simbólico muy rico.
Entre otras muchas parábolas, les cuenta una en la que se sintió llevado a un
campo lleno de huesos humanos ya secos. Yavé le pide que predique la Palabra
de Dios a aquellos huesos. Y al hacerlo, en medio de un gran ruido, los huesos
se juntaron, se revistieron de nervios, de carne y de piel. Después llamó al
Espíritu: “Sopla sobre estos muertos para que vivan”, con lo que se
reanimaron y se pusieron en marcha.
A partir del versículo 11 Dios le explica que el pueblo de Israel está
seco, sin ninguna esperanza, como esos huesos. Pero con la fuerza de Yavé,
por más muertos que estén, serán capaces de ponerse de nuevo en pie, salir
de su esclavitud y marchar hacia su patria.
Para poder salir del pesimismo total de los huesos secos, fue necesario
que un profeta al menos creyera que era posible salir de ese estado a partir
del contacto con la Palabra de Dios. Después de ello primero viene la
recomposición del cuerpo de aquellas personas, y una vez rehabilitada su
humanidad, se llenan del Espíritu, que les capacita para ponerse en pie y
marchar ordenadamente en busca de la prosperidad de su tierra.
Todos pasamos por periodos de crisis, en los que lo vemos todo negro,
sin esperanzas de salir adelante. Ojalá en esos momentos algún profeta esté
cerca nuestro, y crea que tenemos futuro; y sepa hacernos escuchar la
Palabra de Dios, de forma que se rehaga nuestra humanidad desecha y se
llene de la vida del Espíritu. En la experiencia de salir de nuestras “tumbas”
podemos dar pasos importantes en el conocimiento de Dios y de nosotros
mismos. Desde Abrahán la Biblia nos viene insistiendo en que si nos fiamos de
Dios llegaremos a realizar maravillas jamás soñadas. Con fe en Dios, huesos
secos se pueden convertir en un ejército en marcha.
3. Dialogar sobre el texto
a) ¿También a veces nosotros nos encontramos totalmente
desanimados, sin esperanza de ponernos de nuevo en marcha? Ojalá
alguien se atreva a contar sus desánimos.
b) ¿Según este texto, qué es lo que podemos nosotros esperar de
Dios?
c) ¿Qué pasos debemos dar para poder recuperar la esperanza?
d) ¿Creemos que la fuerza del Espíritu Santo trasmitida a través
de la Palabra de Dios puede causar en nosotros cambios radicales?
e) ¿Puede ser que Dios nos pida que seamos como Ezequiel, que
creamos en un futuro mejor de gente hundida que vive cerca de
nosotros? ¿Cómo podemos darles ánimo y fuerzas?
4. Orar el mensaje:
• Creemos que la Palabra de Dios puede iluminar nuestra realidad y
nuestro futuro.
• Creemos que la fuerza del Espíritu puede hacernos caminar hacia una
nueva vida.
• Perdón porque pensamos a veces que ya no hay esperanza y el fin ha
llegado para nosotros.
• Llena de carne y de espíritu, por favor, nuestros huesos secos.
• Enséñanos a usar la Biblia de forma que nos comunique nueva
vitalidad.
• Bendito seas, Señor, porque tú eres nuestra gran esperanza.
5. Despedida: Cada uno diga a un compañero qué espera que sea él.
19 - Ezequiel: El
Buen Pastor
nos dará un
corazón de
carne
Texto: Ez 34,11-16; 36,26-28
Palabra central:
CORAZÓN DE CARNE
1. Leer el texto y resumirlo.
2. Marco histórico del texto
Hemos visto que los desterrados en Babilonia estaban sumamente
desanimados. No se sentían con fuerzas para corregirse de sus infidelidades
e ingratitudes. Su corazón se volvió demasiado duro como para poder volver a
querer a Dios y a sus hermanos.
Ezequiel reconoce que mucha parte de la culpa la tienen los malos
pastores que no saben anunciar el rostro verdadero de Dios, sino que se
aprovechan de sus ovejas para engordar ellos mismos (34,2-10. Este texto se
podría revisar con los jóvenes, pero quizás no con los niños...).
Frente a las malas enseñanzas de los pastores y la debilidad pesimista
de aquellos esclavos, Yavé les promete enviarle un buen pastor, que les ayude
a cambiar sus corazones. Es un mensaje que hasta hoy día tiene que llenarnos
de esperanza, especialmente a los que creemos y seguimos a Jesucristo, que
es el Buen Pastor anunciado por Ezequiel.
Nosotros solos muy difícilmente podemos superar nuestras malas
inclinaciones. Somos muy débiles. Con frecuencia caemos en palabras y
hechos que no queríamos realizar, pero las tentaciones son más fuertes que
nuestra buena voluntad. Por eso Dios promete enviarnos a un Buen Pastor que
nos dé las fuerzas necesarias para vencer nuestros orgullos y egoísmos, de
forma que podamos desarrollar cada vez con más intensidad nuestra
capacidad de amar, a todos los niveles: que seamos mejores hijos, mejores
amigos y compañeros, mejores parejas, mejores padres... Crecer en el amor
es lo más importante de la vida. Por eso la promesa de ablandar nuestros
corazones de piedra.
La primera misión del Buen Pastor es ayudarnos a salir de todo tipo de
opresión y engaño. La segunda es reunirnos alrededor de él.
Ezequiel anuncia la predilección que tendrá Jesús a favor de los más
necesitados: “Buscaré la oveja perdida, traeré a la descarriada, vendaré a la
herida, fortaleceré a la enferma...” (34,16). Tenemos que sentir la cercanía y
el cariño de Dios cuando nos sentimos perdidos, descarriados o enfermos...
Jesús ha venido para darnos fuerzas y luz especiales a los que estamos
atascados en el barro de la vida. Su fuerza es como de un motor de doble
tracción, que nos hace salir de donde antes nos quedábamos. Y su luz es como
de faros alógenos, que penetran las nieblas que antes nos impedían ver el
futuro de nuestras vidas. Potencializa de forma inimaginable las energías del
amor: corazón de carne…
3. Dialogar sobre el texto
a) ¿También entre nosotros hay falta de buenos pastores, que
sepan hablarnos con la verdad y el corazón en la mano? ¿Sentimos a
veces que no hay nadie que nos comprenda y nos pueda ayudar?
b) Repasemos las promesas esperanzadoras que da Dios a los
esclavos de entonces. ¿Sentimos que esas promesas están dirigidas
también a nosotros?
c) ¿Por qué será que usa Dios estas comparaciones tan fuertes de
corazón de piedra y corazón de carne?
d) ¿Cómo hacer para que nuestro corazón de piedra se vaya
convirtiendo en corazón de carne?
e) ¿Sabemos apoyarnos en Jesús, nuestro Buen Pastor, para que el
amor verdadero vaya creciendo en nosotros?
4. Orar el mensaje:
• Creemos, Señor, que buscas a la oveja perdida, traes a la
descarriada y vendas a la herida.
• Tú nos cuidas a todos con justicia.
• Perdona que muchas veces no nos dejamos cuidar por ti.
• Perdón porque nos alejamos de ti y nos perdemos con frecuencia.
• Infinitas gracias por lo mucho que nos has buscado y curado
nuestras heridas.
• Bendito seas, Papá Dios, por habernos enviado a tu Hijo Jesús para
trasmitirnos la fuerza de su resurrección.
4. Salida. Digámonos unos a otros palabras de esperanza.
20 – Isaías júnior:
Dios consolador
Texto: Is 41,10.13-14; 43,1-4
Palabra central: CONSUELO
1. Leer el texto y repasarlo hasta que nos
entre dentro.
2. Marco histórico del texto
Hace ya años que el Pueblo de Dios vive en
el destierro. Ya han reconocido sus pecados de
idolatrías e injusticias. Y en esos momentos de
dolor y humillación, Dios, enternecido, se
dedica a consolar y animar a estos pobres esclavos que ya han pagado todas
sus culpas. Lo hace a través de un joven cantor, nacido en el destierro, pero
que vive la línea espiritual de Isaías. Por eso lo llamamos Isaías júnior.
Sus escritos están en el libro de Isaías desde el capítulo 40 al 55. En
ellos Dios se manifiesta como una madre y como un padrino, siempre
comprensivo, cariñoso y consolador. Se siente a gusto en medio de su pueblo,
animándole constantemente a que no tema, ni mire con desconfianza, aunque
se vea a sí mismo como un gusano indefenso, pues Dios está a su lado y le
toma de la mano como a hijo querido. “Yo te doy fuerzas, Yo soy tu auxilio, y
con mi mano derecha victoriosa te sostendré”.
A pesar de ser un pueblo de esclavos, Yavé les confiesa su amor
entrañable. “Tú vales mucho a mis ojos; Yo te aprecio y te amo en demasía”.
Para con aquel pueblo tan humillado, Dios se muestra como una madre:
“¿Puede una mujer dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues aunque se
encontrara alguna que lo olvidase, ¡Yo nunca me olvidaría de ti!”.
Es muy importante tomarle gusto a estos mensajes de consuelo que nos
vienen de parte de Dios. También muchos de nosotros vivimos esclavizados y
humillados, desterrados, con trabajos forzados, que apenas nos dan para
comer. Y en estas circunstancias es lindo sentir la cercanía amorosa de Dios,
como la de una madre.
Es bueno desahogarse con Mamá-Dios, contándole todas nuestras penas,
sintiendo que nos toma de la mano y nos anima y nos ayuda a levantarnos y
seguir adelante. La amistad indestructible de Dios nos dignifica, nos consuela
y nos anima.
Tenemos que echar fuera de nuestras creencias todas esas imágenes de
Dios que lo presentan con cara de enojado, cruelmente exigente, con el palo
levantado para castigarnos al menor descuido. Dios tiene para con todos sus
hijos la cercanía, la comprensión y la actitud de ayuda de la mejor de las
madres. A nadie se impone a la fuerza: su respeto por nosotros es inmenso;
pero en cuanto nos acerquemos a Mamá-Dios, su corazón, derretido de cariño,
nos consuela, nos anima y nos ayuda a crecer en todo lo que somos su imagen y
semejanza, especialmente en el amor.
3. Dialogar sobre el texto
a) ¿En qué se parecen los problemas de los desterrados a los
problemas que tenemos nosotros hoy?
b) Esforcémonos por mirar a Dios como a una madre comprensiva y
amorosa. Intentemos conocer mejor a Dios acordándonos de lo más lindo
de nuestra propia madre.
c) Recordemos los momentos en nuestra vida en los que hemos
sentido la mano amorosa de Dios sacándonos de problemas.
d) ¿Por qué será que el segundo Isaías nos presentan a Dios
comparándolo con el cariño y los cuidados de una madre o de un padrino?
e) ¿Cómo debemos comportarnos en el futuro cuando tengamos
problemas, sabiendo ahora que Dios está siempre cariñosamente a
nuestro lado como la mejor de las madres?
4. Orar el mensaje: Escuchemos las palabras de reproche que nos dice Dios
cuando desconfiamos de él.
• Alguien lee y todos repiten, frase por frase, Is 40,27-31 y 49,14-15.
5. Despedida. Nos despedimos abrazándonos, diciéndonos frases de ánimo.
21 -Salmos de
confianza
en Dios
Texto: Salmos 23; 62; 118
Palabra central: CONFIANZA
1. Presentación
Hoy vamos a cambiar el estilo de la
catequesis. En vez de contar una historia y procurar entender su mensaje,
vamos directamente a rezar. Orar es dialogar con Dios, sabiendo que él es
siempre bueno, que nos quiere muchísimo y que continuamente intenta
ayudarnos para que seamos felices, si es que realmente le damos permiso
para entrar en nosotros.
Hay muchas maneras de hablar con Dios. Podemos conversar con él
sobre los temas propios de nuestra vida, todo lo que nos preocupa y lo que nos
anima, nuestros dolores y nuestras esperanzas.
A lo largo de esta catequesis bíblica hemos ido descubriendo poco a
poco el rostro cercano y amable de Dios; y nos vamos apartando de los
rostros airados y castigadores de los ídolos. Hoy queremos rezar con la Biblia
algunos salmos de confianza en Dios.
Los catequista deben seleccionar de antemano los salmos y los
versículos que van a ver, según sean sus catequizandos. Cada participante en
la catequesis irá rezando un versículo de cada salmo, y a continuación todos
los presentes repiten, frase por frase, cada versículo. Al acabar un salmo, lo
comentamos entre todos, diciendo cuál es la frase que más nos ha gustado. Y
así podemos rezar varios salmos, según el tiempo que tengamos.
Lo importante es que experimentemos la alegría de sentir a Dios tan
cerca, tan comprensivo, tan mamá... Sabiendo que él busca siempre nuestra
felicidad. Y nosotros, ante su amor sin límites, nos mostramos sinceramente
agradecidos y confiados.
Pero tener confianza en Dios no quiere decir que podemos esperarlo
todo de él sin hacer nosotros nada. Dios no es paternalista, que hace en lugar
nuestro lo que nosotros deberíamos hacer; eso sería fomentar nuestra
irresponsabilidad.
Tampoco esperemos cada rato “milagros” de Dios. Él respeta las leyes
de la Naturaleza, que él mismo ha creado; y respeta también nuestro libre
albedrío, o sea, nuestra libertad. A lo que está dispuesto a ayudarnos es a que
aprendamos a hacer las cosas por nosotros mismos, cada vez con mayor
responsabilidad.
Es muy importante que aclaremos de quién nos fiamos. Pues puede ser
que dirijamos nuestras oraciones a dioses falsos, inventados por nosotros o
por nuestra sociedad.
No podemos rezar a dioses que no existen. Sería como hablar por un
teléfono que no tiene línea. Es perder el tiempo querer pedir algo a un Dios
tarado, injusto, cruel, lejano, sencillamente porque no existe… Él no es
dictador, ni de una raza o nación. Jamás será enemigo de la gente, o del
progreso humano. No es vengativo, ni castigador. No es cuadriculado, ni
metiche, ni supersticioso.
Dios es amor, verdad, justicia, libertad, belleza… Es cercano y
comprensivo, siempre dispuesto a ayudarnos para que seamos personas
felices. Su alegría es nuestra felicidad.
Él es plenitud de amor. Es todopoderoso sólo en el amor… Nosotros
estamos llamados por él a crecer sin medida en el amor, como él. Nuestra
capacidad de amor es nuestra fuerza más poderosa. Y el gran milagro que
Dios siempre quiere realizar en nosotros es ayudarnos a crecer en el amor, en
todas las dimensiones y sin fin…
2. Reflexionar sobre los salmos
Lo más importante en esta catequesis es el rezo mismo de los salmos, realizado
con tranquilidad. Si sobra tiempo, podemos realizar las siguientes reflexiones: