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Titular: ¡Es tiempo de echar mano de la vida!

Autor: Reinhard Bonnke


Fecha: Enero 2009

“Echar mano de la vida.”


1 Timoteo 6:19

AHORA es el tiempo para vivir – para obtener y echar mano de la vida verdadera. ¡Ahora
mismo!

Jesús contó la historia de un hombre que trabajaba y trabajaba sin parar. Hasta que un día
decidió que era tiempo de retirarse. Ya a punto de disfrutar de los frutos de 40 años de duro
trabajo, recibió un mensaje inesperado: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma, y lo que
has guardado, ¿de quién será?” (Lucas 12:20). ¡Qué tragedia! Había esperado demasiado
tiempo para realmente empezar a vivir.

Jeremias, aquel profeta verdaderamente santo, nos mostró la cruda y real verdad sobre su
nación. Advirtió a su último rey Zedequías que Babilonia estaba a punto de borrarlos del
mapa: “¡Pasó la siega, se acabó el verano, pero nosotros no hemos sido salvos!” La
situación era muy parecida a la del hombre que trabajó tanto – ellos habían pasado un buen
tiempo, pero aún así se habían perdido vivir la vida verdadera.

Un propósito alto y trascendental


Una vez vi en un museo de ciencias naturales una colonia de hormigas expuesta en una
vitrina de cristal. Fue fascinante observarlas. Estaban todas tan ocupadas. Podía ver su
mundo entero en el que estaban completamente aisladas de todo lo demás en el museo.

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Existían literalmente en su propio mundo, ocupadas con sus propias cosas y sin conexión
alguna con las cosas más allá de su pequeño imperio. Bueno, eso puede valer para
hormigas, pero, ¿no es cierto que algunos de nosotros son un poco así, viviendo una vida
sin pensar en algo superior, algo más allá de nosotros mismos?

Me recuerda a la oración de un hombre común y corriente: “Señor, bendíceme a mí y mi


esposa, a nuestro hijo y su esposa, a nosotros cuatro y a nadie más. Amén.” ¿Es esto vida?
¿Sin ningún propósito más alto y trascendental aparte de obtener bendición para nosotros
mismos? Bueno, sin Dios, así es la vida. O tenemos a Dios en nuestras vidas, o lo que
tenemos es al fin y al cabo nada más que una monótona existencia como un callejón sin
salida – en medio del mundo, un tiovivo que tarde o temprano quedará sin energía. ¿Qué es
la vida sin Dios? Nosotros no tenemos relevancia alguna, así como todo este mundo de
industria y negocio. Todo lo que no toma en cuenta a Jesucristo, en realidad no tiene
sentido.

El plan del Creador


El ingenioso plan del Creador para nosotros es, que tengamos algo mejor que lo que
tuvimos al nacer. Le costó mucho poder ofrecernos este plan. De hecho le costó más que la
creación del mundo. Su plan para nosotros no se pudo activar por medio de una órden
creativa, por muy poderosa que sea. Costó lo que solamente Dios pudo dar, mucho más
valioso que oro. Dio lo que más amó – su Hijo.

Lo que Dios estaba dispuesto a hacer por nosotros, solamente se puede medir por
medio de la Cruz. ¡Dio todo lo que tenía! Cosas como gracia, bondad, su bendición y
los dones forman todas parte de este glorioso paquete, el impresionante regalo para
nosotros – Jesucristo. La calidad de la vida que Dios da se demuestra en el precio que
fue dispuesto a pagar – su amado Hijo.

En Jesús nos es dado todo lo que necesitamos para vivir una vida verdadera – “conforme a
la medida de fe que Dios repartió a cada uno.” (Romanos 12:3). Sin embargo, esto no
sucede automáticamente – tenemos total libertad para aceptar o rechazarlo. Hay tantos
regalos que recibimos sin pedir por ellos como el sol, la lluvia, el aire. Pero hay otros regalos
que Él no nos dejará casualmente encima de la mesa. Son cosas tan valiosas que nos las
quiere dar personalmente, entregarnoslas de sus manos en las nuestras. El principio según

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el que Dios procede es: “Pedid, y se os dará. [...]Porque todo aquel que pide, recibe[...].”
(Lucas 11:9-10).

Si no pedimos, no recibimos. Si no recibimos lo que Dios tiene realmente preparado para


nosotros, no tenemos más idea de la gracia y el don de Dios que una mosca de Mozart.
Millones de personas reciben esta vida que es la vida verdadera, pero millones de personas
no la reciben. Esto no es en primer lugar una cuestión para el debate académico o teológico.
Algunos se pierden lo que Dios tiene para ellos, porque van por el camino equivocado de
prejuicios o tendencias actuales, dejando a Dios a un lado como si estuviera fuera de moda.
Pero créame, Dios no sigue los dictados de la moda. “Conoce el Señor a los que son suyos”
(2 Timoteo 2:19).

Más grande que nosotros


Cada uno de nosotros tiene otras cosas – comida, música, deporte, trabajo, entretenimiento
– que le dan alegría y satisfacción, pero estas preferencias pasajeras no nos pueden hacer
realmente felices. Hay algo dentro de nosotros que clama por algo de real significado, por
amor que no nos dejará, algo que nos hace más grandes e importantes que nuestro pobre
ser. Dios hizo el mundo para nosotros, pero sin embargo somos más importantes que el
mundo que nunca podrá realmente llenar o satisfacernos. Es la mano de Dios que nos eleva
a la vida que tanto anhelamos. Solamente Él nos hace crecer. Nosotros estamos aquí para
sus planes y propósitos – para hacer su voluntad. Y su voluntad es más clara que el agua:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).

Seguir su llamado es la forma de vida más alta posible en la tierra. ¿Es ésta la vida que está
viviendo?

Quisiera invitarles a cambiar su trato con el Señor en el 2009, el año por venir. El mundo a
nuestro alrededor está cautivo en temor, preocupaciones, insatisfacción y desasosiego –
aparentemente más que antes. Sin embargo, Dios tiene la vida verdadera preparada para
ustedes, la vida en una directa y profunda relación de todo corazón con Él. Él les guiará, les
usará para llevar su palabra al mundo, para construir su reino y seguir su llamado.
Decidan ahora permitir que Dios les use en este año que viene. Salgan de su pequeño
mundo. Pídan a Dios que les ayude a obtener esta vida que es la vida verdadera, la que Él
quiere que vivan.

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¡Créanme, es tiempo de vivir para el Señor y su reino!

“A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en
las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia
para que lo disfrutemos. Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y
generosos, dispuestos a compartir lo que tienen. De este modo atesorarán para sí un seguro
caudal para el futuro y obtendrán la vida verdadera.” (1 Timoteo 6:17-19, NVI)

“Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste
llamado[...].” (1 Timoteo 6:12)

Recomendación de un libro

Pero Dios es más grande que los sueños, más fuerte que los temores, y más alto
que cualquier expectativa. Obras aún mayores ofrece historias reales,
conmovedoras y edificantes acerca de personas comunes de todas partes del
mundo. Personas como tú, en quienes Dios realizó obras extraordinarias a pesar
de sus sueños quebrantados, sus fracasos y sus debilidades. Su gracia nos es
dada libremente …

Serás tocado … Serás inspirado … Serás retado … a emprender obras aún


mayores para Dios.

Dios obrará maravillosamente a través de toda persona que se encuentre dispuesta a creer
sinceramente en su Palabra. Reinhard Bonnke es un gran hombre de Dios quien, a través de este
libro, Obras aún mayores, encenderá en ti la pasión por llevar a cabo “obras aún mayores” de lo que
pudiéramos imaginar, para la gloria de Dios. Joyce Meyer, escritora y maestra bíblica.

Titular: Obras aún Mayores


Precio: 9,80 € Otros estudios bíblicos en
ISBN: 978-1-933106-28-1 www.bonnke.net
www.e-r-productions.com

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