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Puede parecer una respuesta trivial, pero tras esa afirmación se esconden toda una serie
de circunstancias que hacen que la típica tierra que se puede encontrar por el campo no
sea la más adecuada para cultivar en una maceta, es más, hacen que pueda convertirse
en algo realmente perjudicial para el árbol a corto o medio plazo.
Las raíces van adaptar su comportamiento, hasta cierto punto, al tipo de sustrato en que
se desarrollen: ramificarán mejor o peor en función del grosor de las partículas de tierra
y lo angulosas que éstas sean, se desarrollarán más o menos uniformemente en función
de lo compacta que sea la tierra en cada punto de la maceta, absorberán agua y
nutrientes con mayor o menor facilidad en función de las características del sustrato,
etc.
Las raíces buscan la facilidad, se extienden por aquellos lugares en los que encuentran
menos obstáculos para realizar su labor. No se desarrollarán en suelos excesivamente
compactos en los que no puede colarse algo de oxígeno, ni se dirigirán hacia suelos
excesivamente pobres si pueden encontrar nutrientes en otra dirección. Algo muy a
tener en cuenta a la hora de distribuir el abono en la maceta, y que al mismo tiempo
tiene una aplicación práctica bastante curiosa en buena parte de nuestras ciudades: se
pueden enterrar con relativa tranquilidad conductos de agua, gas o electricidad entre
capas de arena ya que las raíces de los árboles plantados en las aceras los evitarán.
II. OBJETIVOS
Algunas características deseables que debería presentar el sustrato son, por ejemplo:
Debe ser adecuado a la planta que se vaya a cultivar y sobre todo a su estado de
desarrollo.
A grandes rasgos se puede decir que básicamente el sustrato tiene una única función:
“asegurar el correcto desarrollo de las raíces”, y serán éstas las que se encarguen del
resto. El sustrato debe brindar las condiciones de soporte físico, humedad, porosidad y
fuente de nutrientes a las raíces. Aunque, claro está, el tipo y calidad del sustrato
facilitará o entorpecerá el desarrollo de las raíces y por tanto de la planta, ya que cada
árbol necesita y/o tolera unas determinadas condiciones de humedad, drenaje y
retención de nutrientes.
Arena de rio:
No retiene mucha agua, y dependiendo del tipo de arena de que se trate puede acabar
acidificando ligeramente la mezcla con el paso del tiempo. La arena es una alternativa
fácilmente accesible pero en este caso se debe tener cuidado de que no sea coloreada. La
función principal de este componente es la sujeción física así como también el soporte
mecánico en el establecimiento de las raíces del arbolito.
Piedra pómez:
La piedra pómez o piedra pómex llamada también pumita es una roca magmática
volcánica vítrea, con baja densidad (flota en el agua) y muy porosa, de color blanco o
gris, encontrada principalmente en la zona del distrito de Mariano Melgar y Polobaya.
Son Fragmentos de lava volcánica. Es un sustrato inerte con una cierta capacidad de
retención de agua a causa de su superficie tremendamente rugosa e irregular. La función
que cumple en el sustrato es la de brindar espacios aéreos debido a su porosidad, es
decir en la “aireación”, ayudando también en la retención de humedad.
Tierra vegetal:
Es resultado del compostaje de troncos y corteza vegetal, aquí son triturados hojas
ramas, raíces de arboles que han sido podados. Su Ph es igualmente ácido. La función
que desempeña en el sustrato es primero; de brindar fuente de materia orgánica aun no
disponible a la planta, tardará varias semanas en su descomposición, la segunda función
es la de retener la humedad en el sustrato.
Humus de lombriz:
Son sustratos añadidos generalmente para favorecer la actividad de los
microorganismos y en algunas ocasiones para modificar el Ph de la mezcla. En general
se suele llamar “humus” a toda aquella materia orgánica del suelo que ha sido
descompuesta hasta tal punto que ya resultan irreconocibles las estructuras vegetales
que la formaban, y bajo esta categoría se encuentran las más diversas tierras.
El humus de lombriz es un nombre comercial del estiércol producido por las lombrices
que habitan en el suelo, este componente tiene como función principal el de brindar la
materia orgánica disponible al sustrato y como fuente de nutrientes, es decir participa
directamente en la nutrición del bonsái. Sin embargo las fuentes de materia orgánica
pueden variar y ser sustituidos por; compost, guanos de corral, estiércoles bien
descompuestos de ganado, etc.
Tierra de Chacra:
Medio físico que sirve de soporte para las estructuras radiculares del bonsái. Fuente de
materias primas que proporciona agua, arcilla, arena grava, minerales, etc. así como
también el soporte mecánico en el establecimiento de las raíces del arbolito. En este
componente según su procedencia podemos encontrar un habitad biologico complejo
de microorganismos que facilitaran la asimilación de los nutrientes por los pelos
radiculares del bonsái.
Ceniza:
Parte queda como residuo en forma de polvo depositado en el lugar donde se ha
quemado el combustible (madera, basura, etc.) y parte puede ser expulsada al aire como
parte del humo. Este componente puede ser sustituido por carbón vegetal triturado en
forma de povillo, la función que cumple en el sustrato en la de prevenir el ataque de
plagas y enfermedades, además de ayudar en la retención de humedad y como fuente de
materia orgánica.