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A raíz de los comentarios sobre la posible relación entre

estrés y su posible relación con brotes en la PTI, Norma se


quedaba sorprendida porque no se explicaba como un niño
de corta edad puede sufrir estrés; pues bien, ellos, desde
edades muy tempranas, también pueden sufrir ansiedad y
estados de estrés, encontrándose en la infancia problemas
variados de salud mental (depresión, trastornos de
personalidad, etc).

Los estados de estrés están relacionados con el miedo que


se siente ante ciertas situaciones: el miedo es una emoción
básica que viene en nuestro repertorio instintivo. Imaginad
que un pequeño sufre, desde edades tempranas, situación
de maltrato: el niño aprende muy rápido que hay "señales"
que anticipan esas situaciones: peleas entre los padres,
cambios en la actitud parental, que el padre llegue
bebido…………o muchas otras para las que los pequeños,
que a veces pensamos que no se enteran de nada, poseen
un radar interno especial que les hace sumamente sensibles
al entorno: si éste es tranquilo y estable, ellos se sienten
seguros y protegidos. Si no, ellos crecen en el miedo, la
inseguridad y la desprotección.
Esas señales “anticipatorias” se convierten para ellos en
alarmas que “adelantan” el miedo a la posterior situación de
maltrato que se va a presentar, y les ayuda a prepararse a
través de un estado de tensión (el estrés) para afrontar
dentro de sus posibilidades la situación, que en el caso de
los niños y ante la situación extrema citada (de maltrato),
son escasas (la huida puede ser una, escondiéndose
físicamente -debajo de la cama, detrás de un mueble- o
aislándose o replegándose emocionalmente ante una
situación para la que no se está preparado). Los
pequeños viven muchas otras situaciones, menos graves por
suerte que la referida, que les provocan miedo y para las que
desarrollan también señales "anticipatorias" asociadas: en
definitiva, el estrés no es sino la emoción asociada a esa
señal que anticipa una situación que estimamos como
desagradable.

Por eso se habla de que el estrés tiene un lado positivo,


puesto que pone nuestro organismo en situación de alerta y
nos puede ayudar a prepararnos a tener una reacción
adecuada cuando “es necesaria” (huir ante un terremoto, por
ejemplo); pero también puede tener un aspecto negativo, y
este es el desarrollar un estado de estrés continuado ante
señales inespecíficas que hacen que percibamos como
amenazantes situaciones que realmente no lo son, pero que
nosotros, por errores perceptivos o cognitivos, hemos
acabado en convertir como tales: sería algo así como tener
miedo sin motivo para ello;…….y esto, que parece un
absurdo y un contrasentido, puesto que no es adaptativo,
está mucho más extendido en nuestra sociedad de lo que
nos pensamos.

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