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La identificación es un proceso por el cual debemos determinar a qué especie pertenece una determinada
cepa bacteriana, mediante la comparación de una serie de características que pueden ser puestas en evidencia en el
laboratorio y que han sido estudiadas para la gran mayoría de las especies importantes desde el punto de vista de la
patología infecciosa humana.
Cuanto más semejanza haya entre las características obtenidas en el laboratorio y las que habitualmente
presenta una determinada especie, mayor será la probabilidad de que esa cepa problema pertenezca a dicha especie.
Las características utilizadas en la identificación de cada grupo de microorganismos dependen de las
posibilidades de cada laboratorio, fundamentalmente económicas y de cualificación del personal, así como de la
epidemiología específica de la zona.
Las características que se tienen en cuenta para lograr una correcta identificación son las siguientes:
Características no bacterianas:
? Paciente: ? Muestra:
Edad Obtención
Sexo Conservación
Patología Transporte
Características bacterianas:
? de cultivo: ? individuales:
Medios en los que crece Características estructurales:
Temperatura - Tinción de Gram
Atmósfera de crecimiento - Morfología
Crecimiento en aero o anaerobiosis - Dimensiones
Morfología de las colonias - Forma de agruparse
- Presencia de estructuras:
- Cápsula, Flagelos, Esporas
- Movilidad
Características metabólicas:
Acción bacteria/sustrato
Enzimáticas
un enzima aislado
un sistema enzimático
No enzimáticas
Acción agente químico/bacteria
Pruebas de susceptibilidad
Determinación de metabolitos libres
Características inmunológicas.
Análisis de DNA.
Pruebas de identificación
La identificación puede realizarse también sobre grupos de microorganismos con características especiales
que veremos específicamente cuando tratemos a dichos grupos, como son:
Micobacterias Micoplasmas
Anaerobios Espiroquetas
Rickettsias y Chlamydias Actinomices y Nocardias
Ciñéndonos a los cuatro grupos descritos más arriba, los laboratorios deben utilizar una rutina específica que
vaya realizando de forma secuencial o simultánea una serie de pruebas que nos permitirá ir diferenciando las
especies más importantes desde el punto de vista infeccioso.
Quizás las más utilizadas cuantitativamente sean las pruebas bioquímicas que nos permiten determinar
características metabólicas de los microorganismos objeto de identificación, aunque las reacciones de aglutinación o
precipitación utilizadas son más rápidas y más específicas.
Las pruebas podríamos clasificarlas fundamentalmente en aquellas que nos permiten la identificación de
Gram positivos y pruebas para identificación de Gram negativos, aunque hay una serie de pruebas comunes a
ambos grupos que vamos a enumerar,
- Pruebas inmunológicas
Una bacteria es un complejo ser vivo con un sistema de estructuras y moléculas intracelulares en parte
similar al nuestro. La presencia de ciertos enzimas hace que las bacterias puedan actuar sobre algunos substratos y
transformarlos; la ausencia de un enzima determinado impedirá esa transformación o al menos la retardará, si el
proceso puede desarrollarse siguiendo otra vía. La presencia de determinadas moléculas, ya provengan de la propia
estructura bacteriana, ya sean subproductos de su metabolismo intermediario, puede ponerse de manifiesto
mediante una serie de reacciones químicas adecuadas.
Casi todos los miembros de una misma especie bacteriana deben poseer un sistema metabólico similar, por lo
que las enzimas y metabolitos presentes en la bacteria, no diferirán mucho entre sí.
La dificultad en la identificación de una especie bacteriana estriba en que los enzimas o moléculas
responsables de determinados procesos metabólicos no siempre se expresan fenotípicamente.
Si todos los miembros de una misma especie reaccionaran idénticamente ante determinados substratos y
poseyeran siempre las mismas rutas metabólicas, el problema de la identificación sería mínimo.
El problema reside en que no siempre pueden ponerse de manifiesto las mismas transformaciones
enzimáticas o la presencia de determinados metabolitos. Esto hace que tengamos que utilizar simultáneamente una
gran diversidad de pruebas (pruebas bioquímicas) y comparar los resultados obtenidos con aquellas especies que
presentan una mayor coincidencia.
Las pruebas bioquímicas, unidas a otras características de identificación, hacen fiables casi en un 100% los
procedimientos rutinarios de identificación bacteriana.
Determinadas pruebas son específicas de género o de especie en un 99,99%, pero aún queda un 0,01% que
podría llevar al traste con nuestro proceso de identificación si lo hiciésemos de forma dicotómica.
La elección de una prueba o de una batería de pruebas debe hacerse en función de
- Muestra estudiada
- Especies bacterianas que se pretenden identificar
- Factores económicos
- Experiencia en esas pruebas
En ningún caso, el procedimiento de identificación puede darnos una certeza absoluta sobre las
conclusiones obtenidas. Unicamente nos indicará cuál es la especie a la que el microorganismo identificado tiene
mayor probabilidad de pertenecer.
Para que la cepa aislada del paciente no experimente un gran número de transformaciones o mutaciones, que
podrían equivocarnos al mostrar falsas reacciones, es imprescindible tener en cuenta lo siguiente:
- Conservar la muestra en las condiciones establecidas si no va a ser inmediatamente procesada
- No diluir la muestra en medio líquido
- Realizar el menor número posible de resiembras
- Procurar realizar la identificación a partir de un cultivo puro
- Evitar medios demasiado selectivos
Las pruebas para realizar una identificación bacteriana deben partir de un cultivo puro donde las colonias estén
perfectamente aisladas.
En función del tiempo utilizado en la realización de la prueba podemos diferenciarlas en
En función del tipo de prueba o de su fundamento, las pruebas de identificación pueden dividirse en:
Pruebas bioquímicas
Pruebas inmunológicas
Hoy día se han desarrollado multitud de galerías multipruebas que permiten su lectura en un intervalo de tiempo
muy corto, entre dos y cuatro horas, de manera que la identificación puede realizarse en la misma jornada laboral.
Las pruebas de identificación bioquímica pueden clasificarse en función de la parte del metabolismo que están
poniendo de manifiesto. Los aspectos metabólicos que pueden estudiarse son: (ver página siguiente)
Metabolismo respiratorio:
Catalasa
Citocromo-oxidasa
Mecanismo de producción de energía:
Oxidación-Fermentación
Reducción de nitratos a nitritos
Rojo de metilo
Voges Proskauer
Metabolismo hidrocarbonado
Fermentación de hidratos de carbono
Utilización del citrato
Beta galactosidasa (ONPG)
Metabolismo proteico:
Hidrólisis de la gelatina
Hidrólisis de la urea por ureasa
Producción de indol
Producción de ácido sulfhídrico
Fenilalanina desaminasa (TDA)
Prueba de las decarboxilasas
LDC
ODC
ADH
Detección de exoenzimas:
Cogulasa
Fosfatasa
Desoxirribonucleasa
Las pruebas inmunológicas utilizan las reacciones de aglutinación para poner en evidencia antígenos
bacterianos. Las más utilizadas son pruebas de aglutinación para detección de:
Staphylococcus aureus
Estreptococos beta hemolíticos
Streptococcus pneumoniae
Serotipos de Salmonella
Serotipos de E. coli
Haemophilus influenzae
Neisseria meningitidis
Por último, las pruebas de sensibilidad utilizan una característica de los microorganismos frente a una
sustancia química o antimicrobiano que consiste en la sensibilidad o resistencia constante frente a dicha sustancia, lo
cual nos puede permitir confirmar o descartar la presencia del microorganismo. Las pruebas de susceptibilidad más
utilizadas son:
- Sensibilidad a Novobiocina
- Sensibilidad a Optoquina
- Sensibilidad a Bacitracina
- Sensibilidad a Metronidazol y Sulfatiazol
Dentro de este grupo podríamos incluir las pruebas de crecimiento bacteriano en condiciones especiales
(inhibidoras para algunos microorganismos). Entre las más importantes tenemos:
- Crecimiento en ClNa al 6,5%
- Crecimiento (solubilidad) en bilis
- Crecimiento a temperatura de 10º C
El procedimiento de codificación más sencillo hubiese sido asignar un 1 a las pruebas positivas y un 0 a las
negativas. El resultado hubiese sido que los códigos numéricos deberían tener entre 10 y 25 dígitos, dependiendo
del número de pruebas, con el consiguiente engorro en el manejo de un número con tantos dígitos. Para evitar este
excesivo número de dígitos se utilizó un procedimiento ingenioso: agrupar los resultados de las pruebas de tres en
tres, de manera que el resultado de cada trío de pruebas quedase reducido a un dígito.
Supongamos tres pruebas cualesquiera: las combinaciones posibles de positividad y negatividad de todas ellas
entre sí quedan reducidas a 8 casos. Veámoslo:
A cada combinación de resultados podríamos asignarle un dígito de 0 a 7; así el 0 podría indicar las tres
pruebas negativas, el 1 solo la primera prueba positiva, etc.
Para codificar el dígito de un trío de pruebas se establece el siguiente sistema:
- Si una prueba cualquier es negativa se le asigna un valor de 0 (cero) a la prueba.
- Si la primera prueba es positiva se asigna un valor de 1.
- Si la segunda prueba es positiva se asigna un valor de 2.
- Si la tercera prueba es positiva se asigna un valor de 4.
El código numérico se obtiene sumando los valores de las tres pruebas. Los límites inferior y superior del
código son 0 y 7 respectivamente. La codificación quedaría de la siguiente manera:
Para cada trío de resultados se adjudicaría un dígito. En caso de que el número de pruebas no fuese múltiplo
de tres, se efectuaría el agrupamiento de las sobrantes (dos o una prueba), asignándose los dígitos de 0 a 3 en el
primer caso y de 0 a 1 en el segundo.
Por ejemplo, un batería de 10 pruebas con unos resultados establecidos aleatoriamente por nosotros, podría
tener el siguiente código numérico:
El código numérico de esta combinación de resultados sería 5631 y ese sería el código que deberíamos
buscar en nuestro libro de códigos para conocer la identificación del microorganismo. Si la batería fuese de 20
pruebas, el código numérico tendría 7 dígitos, y el último de ellos correspondería a la suma de valores de dos
pruebas. La ventaja de este sistema de identificación es que permite calcular la probabilidad de que una bacteria
muestre un perfil de pruebas bioquímicas concreto, expresándolo en forma de porcentaje sobre el total de bacterias
investigadas.
La identificación de los microorganismos basándose en los sistemas dicotómicos tradicionales que valoraban
las pruebas bioquímicas una a una ha dejado de ser válida. La razón es que en muchas ocasiones existen especies
atípicas que nos desvían en el árbol de identificación sin llevarnos a ninguna caracterización concreta.
Utilizando la teoría de probabilidades y aprovechando las capacidades actuales de los ordenadores (rapidez y
memoria), hemos sido capaces de valorar no una sólo, sino varias decenas de características simultáneamente para
poder identificar correctamente un microorganismo.
El primer paso seria estudiar los porcentajes de positividad de una bacteria para una determinada prueba o
característica. Para ello habría que valorar un número de cepas de cada especie relativamente alto ( más de 300).
Una vez hecho esto podríamos encontrarnos, por ejemplo, con la siguiente tabla que nos permitiría diferenciar entre
estos microorganismos utilizando tres pruebas
A la vista de estos resultados, podríamos predecir que si estudiásemos cualquier cepa de alguna de estas
especies, los resultados podrían ser:
Si nosotros realizásemos estas tres pruebas a un microorganismo que queremos identificar y obtenemos los
siguientes resultados:
Indol +, Citrato +, Voges Proskauer - ,
está claro que esta combinación no se ajusta a ninguno de los patrones normales, y en principio, podríamos
pensar que pertenece a cualquier especie de las tres citadas que presentase una alteración en su metabolismo.
Sin embargo, con la taxonomía numérica, podríamos calcular la probabilidad de que esa combinación
correspondiese a cada uno de los gérmenes estudiados. Esto se haría así:
Si la probabilidad total es la sumada, la probabilidad relativa de que esa combinación de resultados corresponda a
cada uno de los tres microorganismos será:
Por todo ello podríamos concluir que, a la vista de estos resultados, la probabilidad mayor de obtener una correcta
identificación con estas tres pruebas y basándonos en los resultados obtenidos previamente, sería para Escherichia
coli a pesar de que el citrato no sea una prueba que esta especie dé positiva con frecuencia.